Introducción
El presente trabajo de investigación trata sobre todas las anomalías o complicaciones que se pudieran presentar durante del embarazo ya que estos son problemas que aparecen solo durante el embarazo. Pueden afectar a la mujer, al feto o a ambos y presentarse en diferentes momentos del embarazo. Por ejemplo, complicaciones como una placenta desplazada (placenta previa) o su desprendimiento prematuro del útero (abrupción placentaria o desprendimiento de placenta) pueden causar una hemorragia en la vagina durante los últimos tres meses de embarazo. Las mujeres que sangran en ese momento tienen el riesgo de perder el bebé o de sangrar excesivamente (hemorragia). Esto también supone un riesgo muy alto de morir durante el parto. Sin embargo, la mayor parte de las complicaciones del embarazo se pueden tratar con buenos resultados.
Si bien es cierto son innumerables las clases de anomalías que se presentan durante el embarazo y los cuales de alguna manera ponen en riesgo la vida, pero con estar informados podemos tomar las medidas correctivas, para de esta manera evitar que siga aumentando el índice de mortandad.
CAPÍTULO I
A. ENUNCIADO DE LA INVESTIGACIÓN:
Según podemos observar la tasa de mortalidad en el mundo de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, se calcula que el 95% de estas muertes son evitables. Es decir no se toman la previsiones necesarias para poder evitar, que tal vez con una adecuada capacitación y tratamiento a tiempo se pueda evitar y así lograr la meta de reducir la mortalidad materna, se hace necesario establecer parámetros mínimos que garanticen una atención de calidad, con racionalidad científica, para el desarrollo de las actividades, procedimientos e intervenciones durante el control prenatal.
Para el desarrollo oportuno de este proceso, es preciso implementar los mecanismos que garanticen la detección y captación temprana de las gestantes, después de la primera falta menstrual y antes de la semana 14 de gestación, para intervenir y controlar oportunamente los factores de riesgo. Este proceso implica:
Ordenar prueba de embarazo si éste no es evidente.
Promover la presencia del compañero o algún familiar, en el control prenatal
Informar a la mujer y al compañero, acerca de la importancia del control prenatal, su periodicidad y características.
En este momento es preciso brindar orientación, trato amable, prudente y respetuoso, responder a las dudas e informar sobre cada uno de los procedimientos qué se realizaran, en un lenguaje sencillo y apropiado que proporcione tranquilidad y seguridad.
JUSTIFICACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN:
Con el trabajo de investigación realizado se trata de dar a conocer todas las anomalías que se pudieran presentar durante la etapa de gestación y así mismo dar a conocer y explicar cada de la anomalías que pudieran presentarse para poder evitar complicaciones extremas que tal vez pudieran acabar en la muerte de la madre o de la vida que se estuviera formando.
OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN.
Conocer todas las posibles complicaciones o anomalías que pudieran presentarse durante la evolución del proceso de la gestación de tal forma que sea posible prevenir y controlar oportunamente los factores de riesgo.
Detectar tempranamente las complicaciones del embarazo y en consecuencia orientar el tratamiento adecuado de las mismas.
Ofrecer educación a la pareja que permita una interrelación adecuada entre los padres y su hijo o hija desde la gestación.
BASES TEÓRICAS
CAPÍTULO II
1. ANOMALIAS DURANTE EL EMBARAZO:
Las anomalías que aparecen durante el embarazo pueden relacionarse directamente con la gestación o no (para trastornos no obstétricos, ver Complicaciones no obstétricas durante el embarazo). Las anomalías obstétricas aumentan el riesgo de morbimortalidad para la mujer, el feto o el neonato, como son las características maternas, los problemas en embarazos previos y el abuso de fármacos.
La prueba del primer trimestre es un análisis de sangre muy sencillo que se realiza tomando una muestra de sangre de un dedo cuando usted tiene entre 9-13 semanas de embarazo.1
Las complicaciones del embarazo son problemas que aparecen solo durante el embarazo. Pueden afectar a la mujer, al feto o a ambos y presentarse en diferentes momentos del embarazo. Por ejemplo, complicaciones como una placenta desplazada (placenta previa) o su desprendimiento prematuro del útero (abrupción placentaria o desprendimiento de placenta) pueden causar una hemorragia en la vagina durante los últimos tres meses de embarazo. Las mujeres que sangran en ese momento tienen el riesgo de perder el bebé o de sangrar excesivamente (hemorragia). Esto también supone un riesgo muy alto de morir durante el parto. Sin embargo, la mayor parte de las complicaciones del embarazo se pueden tratar con buenos resultados.
IMPORTANCIA DE LA PRUEBA PRENATAL:
Al realizar las pruebas durante su embarazo y asistir a todas sus consultas prenatales le ayudará a estar informada sobre la salud de su bebé antes de que nazca, toda está información puede ser extremadamente valiosa para poder planificar el nacimiento de su bebé, si descubre que tendrá un bebé con uno de estos defectos de nacimiento, podrá preparar a su familia, y podrá tomar importantes decisiones médicas y económicas en cuanto a la atención que su hijo necesitará.
CLASES DE ANOMALIAS:
Existen dos clases de anomalías:
Anomalías obstétricas
anomalías no obstétricas
ANOMALIAS OBSTETRICAS:
A. DESPRENDIMIENTO DE PLACENTA (ABRUPCIÓN PLACENTARIA)
La abrupción placentaria es el desprendimiento prematuro de una placenta, que se encuentra en su ubicación correcta, de la pared del útero, habitualmente después de las 20 semanas de gestación.1
Las mujeres pueden presentar hemorragia vaginal y/o dolor abdominal intenso, y entrar en choque (shock).
El reposo en cama puede ser todo lo que se necesita, pero si continúa la hemorragia, si el feto está en peligro o si el embarazo está cerca de su término se hace nacer al bebé tan pronto como se pueda.
La placenta puede desprenderse incompleta (algunas veces entre un 10 y un 20%) o completamente. Se desconoce su causa. El desprendimiento de la placenta se produce en el 0,4 al 1,5% de todos los partos.
Las siguientes circunstancias incrementan el riesgo:
La hipertensión arterial (incluida la preeclampsia, un tipo de hipertensión arterial que se desarrolla durante el embarazo)
El consumo de cocaína
Edad avanzada de los progenitores
La vasculitis u otros trastornos vasculares
Un desprendimiento de placenta anterior
Una lesión abdominal
Los trastornos de la coagulación sanguínea
El consumo de tabaco
La infección en los tejidos que rodean al feto (corioamnionitis)
La ruptura prematura del saco de las aguas, en particular si hay demasiado líquido amniótico que rodea al feto (polihidramnios)
SÍNTOMAS
Los síntomas dependen del grado de desprendimiento y de la cantidad de sangre perdida (que puede ser muy importante). Los síntomas pueden incluir dolor abdominal repentino, constante o en forma de calambres o cólicos, sensibilidad al palpar el abdomen y una caída peligrosa de la presión arterial (choque o shock). Algunas mujeres no experimentan síntomas.
La hemorragia se produce en el lugar en que estaba adherida la placenta. La sangre puede pasar por el cuello uterino y salir por la vagina (hemorragia externa), o bien quedarse retenida detrás de la placenta (hemorragia oculta). Por ello, las mujeres pueden tener o no hemorragia vaginal.
Cuando la placenta se desprende, el suministro de oxígeno y de nutrientes al feto se reduce. Si el desprendimiento se produce de repente, y disminuye en gran medida el aporte de oxígeno, el feto puede morir. El desprendimiento gradual puede ocasionar menos dolor abdominal y tener menor riesgo de choque (shock) que el desprendimiento repentino, pero se incrementa el riesgo de preeclampsia y de ruptura prematura de las membranas.
DIAGNÓSTICO
Los médicos sospechan que existe desprendimiento prematuro de la placenta a partir de los síntomas presentados. La ecografía puede confirmar el diagnóstico.
Para comprobar si ha aparecido alguno de los problemas que el desprendimiento prematuro puede causar, los médicos pueden realizar análisis de sangre y controlar la frecuencia cardíaca del feto.
TRATAMIENTO
La mujer con desprendimiento prematuro de la placenta es hospitalizada. El tratamiento habitual es el reposo absoluto, lo que permite a los médicos vigilar de cerca a la mujer y al feto y, si es necesario, tratarlos rápidamente. Pueden administrarse corticoesteroides a la mujer para contribuir a la maduración de los pulmones del feto maduren en caso de ser preciso un parto prematuro. Si los síntomas se atenúan, se anima a la mujer a que camine y puede ser dada de alta.
Cuando la hemorragia persiste o empeora, la frecuencia cardíaca del feto es anómala (sugiriendo que el feto no está obteniendo suficiente oxígeno) o si el embarazo está casi a término, suele provocarse un parto anticipado lo antes posible. Si el parto vaginal no es posible, se realiza una cesárea.
Si la mujer entra en choque (shock) o si aparece una coagulación intravascular diseminada, se practica una transfusión de sangre a la mujer.
PROBLEMAS CON EL LÍQUIDO AMNIÓTICO
El líquido amniótico es el fluido que rodea el feto dentro del útero; tanto el líquido como el feto están contenidos en las membranas denominadas saco amniótico. Puede haber demasiado o insuficiente líquido amniótico. El líquido, el saco amniótico y/o la placenta pueden infectarse.
Puede acumularse demasiado líquido amniótico debido a lo siguiente:
Diabetes en la mujer embarazada
Presencia de más de un feto (embarazo múltiple)
Anticuerpos Rh contra la sangre del feto producidos por la mujer embarazada (incompatibilidad Rh)
Anomalías congénitas en el feto, en especial un esófago obstruido o defectos del encéfalo y de la médula espinal (como la espina bífida)
Sin embargo, en la mitad de los casos se desconoce la causa.
Muy poco líquido amniótico, si la cantidad de líquido es muy baja, el feto puede estar comprimido, lo que da como resultado varias deformaciones. Cuando el oligohidramnios está presente, los pulmones no pueden madurar con normalidad. Esta combinación de pulmones inmaduros y deformaciones se denomina síndrome de Potter.
Suele haber poco líquido amniótico en las siguientes situaciones:
El feto tiene defectos congénitos en las vías urinarias, en concreto en los riñones.
El feto no ha crecido tanto como se esperaba.
El feto ha muerto.
El feto tiene una anomalía cromosómica.
La placenta no funciona de forma adecuada (como resultado, el feto no puede crecer tanto como se preveía).
El embarazo ha durado demasiado tiempo (42 semanas o más).
INSUFICIENCIA CERVICAL (INCOMPETENCIA CERVICAL)
La insuficiencia cervical es la abertura indolora del cuello uterino, que provoca el nacimiento del bebé durante el segundo trimestre (de forma característica entre las 16 y las 22 semanas) de gestación.2
Los trastornos del tejido conjuntivo presentes en el nacimiento y las lesiones pueden hacer que los tejidos del cuello uterino se debiliten.
Un cuello uterino débil puede hacer que el bebé nazca demasiado pronto.
La insuficiencia del cuello uterino solo se identifica cuando la mujer se queda embarazada.
Para evitar un parto prematuro, los médicos pueden coser el cuello del útero para mantenerlo cerrado o prescribir una hormona que se inserta en la vagina.
Normalmente, el cuello uterino (la parte inferior del útero) se dilata solo al iniciarse el parto, en respuesta a las contracciones del útero. Sin embargo, en algunas mujeres, los tejidos del cuello uterino están debilitados. Cuando el feto en crecimiento y la placenta ejercen presión sobre los tejidos debilitados, el cuello uterino puede abrirse (dilatarse) mucho antes de que el bebé esté preparado. Como resultado, el bebé puede nacer demasiado pronto.
CAUSAS
Las causas de debilidad del cuello del útero no están bien definidas. Por lo general no se puede identificar una causa específica.
Los siguientes factores pueden incrementar el riesgo de tener un cuello uterino débil:
Un trastorno del tejido conjuntivo presente al nacer (congénito), como el síndrome de Ehlers-Danlos
Una lesión, como la que puede aparecer cuando se extirpa un gran trozo de tejido del cuello uterino para hacer una biopsia (llamado conización) o cuando se usan instrumentos para dilatar el cuello del útero (como puede ocurrir en una dilatación y legrado o D & L)
Defectos congénitos de los órganos genitales
Cuello uterino corto, detectable en la ecografía
Abortos espontáneos previos en el segundo trimestre
SÍNTOMAS
Muchas mujeres no presentan síntomas hasta que se produce el parto de forma prematura. Otras mujeres tienen síntomas antes. Dichos síntomas pueden incluir presión en la vagina, sangrado vaginal o manchado, dolor vago en el abdomen o la parte baja de la espalda y secreción vaginal.
DIAGNÓSTICO
La insuficiencia cervical no se identifica hasta que la mujer se queda embarazada. Se sospecha cuando la mujer ha tenido abortos espontáneos previos en el segundo trimestre.
Los hallazgos durante la ecografía también pueden sugerir una insuficiencia cervical. Por ejemplo, si la ecografía muestra que una mujer tiene un cuello uterino corto, especialmente una mujer con riesgo de insuficiencia cervical, los médicos pueden vigilar de cerca las señales de parto prematuro.
TRATAMIENTO
Los médicos pueden dar puntos de sutura alrededor o a través del cuello uterino para mantenerlo cerrado. Estos procedimientos se denominan cerclaje cervical. El cerclaje cervical se realiza si el riesgo de insuficiencia cervical es alto, al igual que cuando una mujer ha tenido con anterioridad abortos espontáneos durante el segundo trimestre. Antes del cerclaje cervical, la mujer es sometida a anestesia general o regional. Después los médicos suelen introducir los instrumentos a través de la vagina para colocar los puntos de sutura. Por lo general, los puntos se retiran antes del parto, aunque en algunos casos se dejan puestos y se practica una cesárea.
CERCLAJE CERVICAL
Si se confirma la insuficiencia cervical, los médicos pueden prescribir la hormona femenina progesterona, que se inserta en la vagina cada noche. Este tratamiento a veces puede reducir el riesgo de un parto prematuro.
EMBARAZO ECTOPICO:
El embarazo ectópico es la fijación (implantación) de un óvulo fertilizado en una localización anómala.
Las mujeres pueden tener dolor abdominal y hemorragia vaginal.
La ecografía se realiza principalmente para determinar la ubicación del feto.
Por lo general se utiliza cirugía para extraer el feto y la placenta, pero a veces se usa una dosis única de metotrexato para interrumpir un embarazo ectópico.
Normalmente, la fecundación del óvulo se efectúa en la trompa de Falopio, pero la implantación tiene lugar en el útero. Sin embargo, si la trompa está estrechada u obstruida, el óvulo fecundado no puede llegar al útero. A veces el óvulo fertilizado se acaba implantando en tejidos fuera del útero, produciéndose un embarazo ectópico. Los embarazos ectópicos suelen desarrollarse en una de las trompas de Falopio (un embarazo tubárico) pero pueden hacerlo en otros lugares.
Uno de cada 200 embarazos es ectópico.
Los factores de riesgo de un embarazo ectópico incluyen:
Un trastorno de las trompas de Falopio
Enfermedad inflamatoria pélvica anterior
Un embarazo ectópico previo
Un procedimiento quirúrgico previo, tal como un aborto o una ligadura de trompas (un procedimiento de esterilización)
El uso actual de un DIU
SÍNTOMAS
Los síntomas son hemorragia vaginal o manchas de sangre, calambres o dolor en la parte inferior del abdomen, o ambas cosas. Algunas mujeres no tienen síntomas hasta que la estructura que contiene el embarazo ectópico se rompe. Si se rompe la estructura, la mujer normalmente siente un fuerte dolor constante en el bajo vientre. Si la mujer tiene una pérdida de sangre importante, puede desmayarse, sudar o sentirse mareada. Estos síntomas pueden indicar que ha perdido tanta sangre que tiene la presión arterial peligrosamente baja (choque o shock).
DIAGNÓSTICO
Los médicos sospechan un embarazo ectópico en las mujeres en edad fértil que tienen dolor en la parte inferior del abdomen o hemorragia vaginal, desmayo o choque cardiocirculatorio. En estas mujeres, se realiza un test de embarazo. Si la prueba de embarazo es positiva, se realiza una ecografía con una sonda introducida en la vagina. Si la ecografía detecta un feto en un lugar diferente al habitual, se confirma el diagnóstico. Si la ecografía no localiza un feto en ninguna parte, el embarazo ectópico es aún posible, o el embarazo puede estar en el útero pero encontrarse aún en una fase demasiado precoz para ser visto. Los médicos hacen análisis de sangre para medir una hormona producida por la placenta al principio del embarazo, denominada gonadotropina coriónica humana (hCG). Esta prueba los ayuda a determinar si el embarazo es demasiado precoz para que el feto sea visible en el útero o se trata de un embarazo ectópico.
TRATAMIENTO
Un embarazo ectópico debe terminarse tan pronto como sea posible para salvar la vida de la mujer. En la mayoría de las mujeres, el feto y la placenta deben extirparse quirúrgicamente, por lo general mediante un laparoscopio, pero a veces a través de una incisión mayor en el abdomen (en un procedimiento denominado laparotomía). En raras ocasiones el útero está tan lesionado que se requiere practicar una histerectomía.
A menudo puede utilizarse una inyección de un fármaco denominado metotrexato en lugar de cirugía; dicho fármaco hace que el embarazo ectópico disminuya de tamaño y desaparezca. Algunas veces es necesaria la cirugía además del metotrexato.
HIPEREMESIS GRAVÍDICA:
La hiperémesis gravídica se caracteriza por la aparición de náuseas muy intensas y vómitos excesivos durante el embarazo.
La hiperémesis gravídica se diferencia de las náuseas matutinas ordinarias. Si las mujeres vomitan a menudo y tienen náuseas hasta el punto de perder peso y llegar a deshidratarse, están sufriendo de hiperémesis gravídica. Si se vomita de forma ocasional pero ganan peso y no se deshidratan, no se padece hiperemesis gravídica. No se conoce la causa del trastorno.
La glándula tiroidea puede volverse ligeramente hiperactiva (hipertiroidismo) de forma temporal.
DIAGNÓSTICO
Los médicos realizan análisis de sangre y orina para determinar si existe deshidratación y comprobar si se dan las anomalías en los electrólitos que la deshidratación puede provocar.
La ecografía se realiza para determinar si las mujeres tienen una mola hidatiforme (un trastorno que al principio parece un embarazo, ver Mola hidatiforme) o más de un feto (parto múltiple). Cualquiera de estas afecciones favorece los vómitos.
TRATAMIENTO
Si se confirma la hiperémesis del embarazo, al principio no se permite a la mujer tomar nada por vía oral; en su lugar, se le administran líquidos por vía intravenosa. Dichos líquidos por lo general contienen azúcar (glucosa), electrólitos o vitaminas, según sea necesario. Si el vómito es intenso y persiste, se hospitaliza a la mujer y se le continúan administrando líquidos que contengan cualquier suplemento que sea necesario. También se le dan medicamentos para aliviar las náuseas (antieméticos).
Cuando la mujer ha sido debidamente rehidratada y los vómitos han cesado, se le dan a beber líquidos. Si tolera los líquidos, puede comenzar a comer pequeñas y frecuentes porciones de alimentos suaves. Se aumenta la cantidad de las porciones si puede tolerar cantidades mayores cantidades de alimento.
Si el vómito continúa a pesar del tratamiento y causa pérdida de peso continua, ictericia y ritmo cardíaco anómalo, puede considerarse la interrupción del embarazo. Las mujeres pueden discutir esta opción con su médico.
INFECCIÓN INTRAAMNIÓTICA (CORIOAMNIONITIS)
La infección intraamniótica es una infección de los tejidos alrededor del feto, como el líquido que lo rodea (líquido amniótico), la placenta, las membranas alrededor del feto o una combinación de varios de ellos.
La infección intraamniótica aumenta el riesgo de problemas para la madre y el feto.
Las mujeres suelen tener fiebre y, a menudo, dolor pélvico y secreción vaginal.
Por lo general, los médicos pueden diagnosticar la infección con una exploración física, pero a veces el líquido amniótico debe ser analizado.
Se administran antibióticos y se programa el parto para tan pronto como sea posible.
La infección intraamniótica típicamente se desarrolla porque las bacterias de la vagina entran en el útero e infectan los tejidos que rodean al feto. Por lo general, el moco en el cuello uterino, las membranas alrededor del feto y la placenta evitan que las bacterias causen infección. Sin embargo, ciertas afecciones pueden facilitar la entrada de las bacterias.
La infección intraamniótica puede aumentar el riesgo de que el feto sufra los problemas siguientes:
Parto prematuro o rotura precoz de la bolsa de las aguas (una infección intraamniótica puede ser tanto la causa como la consecuencia de estos problemas)
Oxígeno insuficiente en la sangre en el periodo periparto
Infecciones, como una infección generalizada (septicemia), neumonía o meningitis
Convulsiones
Parálisis cerebral
Muerte
La infección intraamniótica puede aumentar el riesgo de los siguientes problemas en la mujer:
Infección en la sangre
Necesidad de parto por cesárea
Hemorragia posparto (hemorragia puerperal)
Acumulación de pus (absceso)
Infección de las incisiones practicadas durante el parto
Trombos en las piernas
SÍNTOMAS
La infección intraamniótica suele causar fiebre y con frecuencia produce dolor abdominal y una secreción que puede ser maloliente. La frecuencia cardíaca del feto y de la mujer pueden ser rápidas; sin embargo, algunas mujeres no tienen síntomas.
DIAGNÓSTICO
Los médicos efectúan una exploración física y por lo general los resultados de la misma les permiten diagnosticar una infección intraamniótica. A veces realizan un hemograma completo, que puede indicar un incremento anómalo del número de glóbulos blancos (leucocitos).
Si se produce un parto o la rotura de la bolsa de las aguas prematuramente, los médicos consideran la posibilidad de infección aún en el caso de que las mujeres no presenten los síntomas típicos.
PREVENCIÓN
Ante la rotura prematura de la bolsa de las aguas, los médicos solo efectúan una exploración pélvica si es necesario. A estas mujeres les suelen administrar antibióticos por vía intravenosa o por vía oral para reducir el riesgo de infección. Los antibióticos también pueden retrasar el parto, y este hecho permite que los pulmones del feto, que todavía están inmaduros, tengan tiempo de madurar.
LA HIPERÉMESIS GRAVÍDICA
Se caracteriza por la aparición de náuseas muy intensas y vómitos excesivos durante el embarazo.3
La hiperémesis gravídica se diferencia de las náuseas matutinas ordinarias. Si las mujeres vomitan a menudo y tienen náuseas hasta el punto de perder peso y llegar a deshidratarse, están sufriendo de hiperémesis gravídica. Si se vomita de forma ocasional pero ganan peso y no se deshidratan, no se padece hiperemesis gravídica. No se conoce la causa del trastorno.
La glándula tiroidea puede volverse ligeramente hiperactiva (hipertiroidismo) de forma temporal.
En raras ocasiones, la hiperémesis gravídica continúa después de las 16 a 18 semanas del embarazo.
DIAGNÓSTICO
Los médicos realizan análisis de sangre y orina para determinar si existe deshidratación y comprobar si se dan las anomalías en los electrólitos que la deshidratación puede provocar.
La ecografía se realiza para determinar si las mujeres tienen una mola hidatiforme (un trastorno que al principio parece un embarazo, ver Mola hidatiforme) o más de un feto (parto múltiple). Cualquiera de estas afecciones favorece los vómitos. Pueden hacerse más pruebas para descartar otras posibles causas de los vómitos.
TRATAMIENTO
Si se confirma la hiperémesis del embarazo, al principio no se permite a la mujer tomar nada por vía oral; en su lugar, se le administran líquidos por vía intravenosa. Dichos líquidos por lo general contienen azúcar (glucosa), electrólitos o vitaminas, según sea necesario. Si el vómito es intenso y persiste, se hospitaliza a la mujer y se le continúan administrando líquidos que contengan cualquier suplemento que sea necesario. También se le dan medicamentos para aliviar las náuseas (antieméticos).
Cuando la mujer ha sido debidamente rehidratada y los vómitos han cesado, se le dan a beber líquidos. Si tolera los líquidos, puede comenzar a comer pequeñas y frecuentes porciones de alimentos suaves. Se aumenta la cantidad de las porciones si puede tolerar cantidades mayores cantidades de alimento.
INFECCIÓN INTRAAMNIÓTICA (CORIAMNIONITIS)
La infección intraamniótica es una infección de los tejidos alrededor del feto, como el líquido que lo rodea (líquido amniótico), la placenta, las membranas alrededor del feto o una combinación de varios de ellos.
La infección intraamniótica aumenta el riesgo de problemas para la madre y el feto.
Las mujeres suelen tener fiebre y, a menudo, dolor pélvico y secreción vaginal.
Por lo general, los médicos pueden diagnosticar la infección con una exploración física, pero a veces el líquido amniótico debe ser analizado.
Se administran antibióticos y se programa el parto para tan pronto como sea posible.
La infección intraamniótica típicamente se desarrolla porque las bacterias de la vagina entran en el útero e infectan los tejidos que rodean al feto. Por lo general, el moco en el cuello uterino, las membranas alrededor del feto y la placenta evitan que las bacterias causen infección. Sin embargo, ciertas afecciones pueden facilitar la entrada de las bacterias.
Entre ellas, la rotura precoz de la bolsa de las aguas (ruptura prematura de las membranas que rodean al feto, y, rara vez, la cardiotocografía interna y procedimientos invasivos como la amniocentesis o la biopsia coriónica, que pueden llevarse a cabo para detectar anomalías antes del nacimiento. Cuanto más tiempo que pase entre la rotura precoz de la bolsa de las aguas y el parto, más probable será la aparición de una infección intraamniótica, sobre todo si los médicos o comadronas realizan muchos exámenes pélvicos. Dichas exploraciones pueden introducir bacterias en la vagina y el útero.
La infección intraamniótica puede aumentar el riesgo de que el feto sufra los problemas siguientes:
Parto prematuro o rotura precoz de la bolsa de las aguas (una infección intraamniótica puede ser tanto la causa como la consecuencia de estos problemas)
Oxígeno insuficiente en la sangre en el periodo periparto
Infecciones, como una infección generalizada (septicemia), neumonía o meningitis
Convulsiones
Parálisis cerebral
Muerte
La infección intraamniótica puede aumentar el riesgo de los siguientes problemas en la mujer:
Infección en la sangre
Necesidad de parto por cesárea
Hemorragia posparto (hemorragia puerperal)
Acumulación de pus (absceso)
Infección de las incisiones practicadas durante el parto
Trombos en las piernas
SÍNTOMAS
La infección intraamniótica suele causar fiebre y con frecuencia produce dolor abdominal y una secreción que puede ser maloliente. La frecuencia cardíaca del feto y de la mujer pueden ser rápidas; sin embargo, algunas mujeres no tienen síntomas.
DIAGNÓSTICO
Los médicos efectúan una exploración física y por lo general los resultados de la misma les permiten diagnosticar una infección intraamniótica. A veces realizan un hemograma completo, que puede indicar un incremento anómalo del número de glóbulos blancos (leucocitos).
Si se produce un parto o la rotura de la bolsa de las aguas prematuramente, los médicos consideran la posibilidad de infección aún en el caso de que las mujeres no presenten los síntomas típicos. Para confirmar el diagnóstico en estos casos, los médicos deben tomar una muestra del líquido amniótico y analizarlo (amniocentesis).
PREVENCIÓN
Ante la rotura prematura de la bolsa de las aguas, los médicos solo efectúan una exploración pélvica si es necesario. A estas mujeres les suelen administrar antibióticos por vía intravenosa o por vía oral para reducir el riesgo de infección. Los antibióticos también pueden retrasar el parto, y este hecho permite que los pulmones del feto, que todavía están inmaduros, tengan tiempo de madurar.
TRATAMIENTO
A las mujeres con una infección intraamniótica se les administran antibióticos por vía intravenosa. No debe retrasarse el parto si:
La fecha prevista de parto es cercana (es decir, si el embarazo ha durado cerca de 36 semanas o más).
Si se produce la rotura prematura de la bolsa de las aguas y el embarazo ha durado por lo menos 34 semanas.
ABORTO ESPONTÁNEO
Un aborto espontáneo es la pérdida de un feto por causas naturales antes de las 20 semanas de embarazo.1
Los abortos espontáneos se pueden producir por un problema en el feto (como un trastorno genético o un defecto congénito) o en la mujer (como anomalías estructurales de los órganos reproductores, alteraciones cromosómicas, infecciones, el consumo de cocaína o alcohol, tabaquismo o una lesión) pero a menudo la causa es desconocida.
Pueden aparecer hemorragia y calambres, especialmente al final del embarazo.
Los médicos examinan el cuello uterino y por lo general realizan una ecografía.
Si quedan restos embrionarios en el útero después de un aborto espontáneo, se extraen.
Se produce un aborto espontáneo en el 10 o 15% de los embarazos reconocidos. Una cantidad mayor de abortos espontáneos no se reconoce porque tienen lugar antes de que las mujeres sepan que se han quedado embarazadas. Alrededor del 85% de los abortos espontáneos ocurren durante las primeras 12 semanas de gestación y hasta el 25% de los embarazos terminan en abortos espontáneos durante las primeras 12 semanas. Los abortos espontáneos son más frecuentes en embarazos de alto riesgo, sobre todo cuando las mujeres no reciben la atención médica adecuada.
CAUSAS
Se cree que la mayoría de abortos espontáneos que tienen lugar durante las primeras 12 semanas de gestación se producen por algún problema del feto, como un defecto congénito o un trastorno genético.
El resto son resultado de problemas en la mujer, como las siguientes:
Anomalías estructurales de los órganos reproductores, como fibroides, tejido cicatricial, un útero bicorne (doble) o un cuello uterino incompetente que tiende a abrirse (dilatarse) a medida que el útero se agranda
Consumo de cocaína, alcohol y tabaco (fumar cigarrillos)
Lesiones graves
Infecciones como las provocadas por un citomegalovirus o rubéola
Una glándula tiroidea hipoactiva (hipotiroidismo) si el trastorno es grave o está mal controlado
Una diabetes grave o mal controlada
Algunos trastornos, como la enfermedad celíaca, la enfermedad renal crónica, el lupus eritematoso sistémico (lupus) y la hipertensión, si no son tratados y controlados adecuadamente durante el embarazo
Es más probable que se produzca un aborto espontáneo si la mujer ya ha tenido uno, o si ha tenido un embarazo previo con parto pretérmino. En las mujeres que han sufrido dos o más abortos espontáneos consecutivos, las probabilidades de sufrir otro son aproximadamente del:
24% después de dos pérdidas
30% después de 3 pérdidas
40 a 60% después de 4 pérdidas
Cuantos más abortos espontáneos haya tenido una mujer, mayor será el riesgo de tener otro. Asimismo, el riesgo de tener otro aborto espontáneo también depende de cuál ha sido la causa.
SÍNTOMAS
Un aborto espontáneo suele ir precedido de manchas de sangre roja brillante o más oscura o de una hemorragia más patente. El útero se contrae causando dolores o calambres. Sin embargo, cerca del 20 al 30% de las mujeres embarazadas tienen algún tipo de hemorragia por lo menos una vez durante las primeras 20 semanas de embarazo. Cerca de la mitad de estos episodios acaba en un aborto espontáneo.
En las primeras fases de un embarazo, la única señal de aborto espontáneo puede ser una pequeña cantidad de hemorragia vaginal. Más adelante, el aborto espontáneo puede causar hemorragia profusa y es posible que la sangre contenga mucosidad o coágulos. Los calambres empeoran hasta que, finalmente, el útero se contrae lo suficiente para expulsar el feto y la placenta.
DIAGNÓSTICO
Si durante las primeras 20 semanas del embarazo la mujer embarazada tiene hemorragia y dolores abdominales, como calambres o cólicos, el médico la examina para determinar la probabilidad de un aborto espontáneo. El médico examina el cuello uterino para determinar si está dilatando o acortándose (borramiento del cuello uterino). En caso negativo, el embarazo puede continuar. Si está dilatando o se está produciendo un borramiento del cuello uterino, es muy probable que se produzca un aborto espontáneo.
Generalmente también se realiza una ecografía para determinar si ya se ha producido el aborto espontáneo o, en caso contrario, si el feto sigue con vida.
TRATAMIENTO
Si el feto está vivo, algunos médicos aconsejan a las mujeres evitar actividades que requieran esfuerzo y, si es posible, permanecer tumbadas. Sin embargo, no está claro que estas limitaciones sean de ayuda. Tampoco hay pruebas de que la abstención de mantener relaciones sexuales ayude. El aborto espontáneo no se puede prevenir. Si se produce un aborto espontáneo y se han expulsado completamente el feto y la placenta, no hay necesidad de tratamiento alguno.
Si algún tejido del feto o de la placenta permanecen en el útero después de un aborto espontáneo o si el feto muere y sigue en el útero, los médicos pueden realizar lo siguiente:
Si la mujer no tiene fiebre y no parece enferma, vigilarla de cerca a la espera de ver si el útero expulsa su contenido por sí solo
Extraer el feto y la placenta quirúrgicamente a través de la vagina (utilizando el legrado por aspiración o dilatación y evacuación [D & E], ver Evacuación quirúrgica), por lo general durante las primeras 23 semanas de embarazo
Utilizar un fármaco que puede inducir el parto y así expulsar el contenido del útero, como la oxitocina (que generalmente se usa más adelante en el embarazo) o el misoprostol (normalmente utilizado antes en el embarazo)
EMOCIONES DESPUÉS DE UN ABORTO ESPONTÁNEO
Pena: el duelo por una pérdida es una respuesta natural y no debe suprimirse o negarse.
Culpabilidad: la mujer pueden pensar que han hecho algo para causar el aborto espontáneo. Por lo general no es así. A veces la mujer se acuerda de haber tomado un medicamento corriente de venta libre al principio del embarazo, haber bebido un vaso de vino antes de saber que estaba embarazada o haber hecho alguna otra cosa cotidiana. Tales cosas casi nunca son la causa de un aborto espontáneo, por lo que las mujeres no deben sentirse culpables acerca de ellas.
Ansiedad: Las mujeres que han tenido un aborto espontáneo pueden querer hablar con su médico sobre la probabilidad de repetición de este episodio en los embarazos siguientes y ser examinadas si es necesario. A pesar de que tener un aborto espontáneo aumenta el riesgo de tener otro, la mayoría de estas mujeres pueden quedar embarazadas de nuevo y tener un bebé sano a término.
MUERTE FETAL
La muerte fetal es la muerte de un feto después de las 20 semanas de gestación.1
La muerte fetal más frecuente se produce cuando la placenta se separa del útero demasiado pronto (desprendimiento de placenta, hay otros problemas con la placenta que también pueden causar la muerte del feto: infecciones, trastornos que reducen el flujo de sangre (y en consecuencia de oxígeno y nutrientes) hacia el feto y hemorragias.
El feto puede morir cuando la mujer sufre ciertas enfermedades, tales como:
Diabetes mal controlada
Preeclampsia (un tipo de hipertensión arterial que se desarrolla durante el embarazo)
Infección de las membranas que rodean al feto (infección intraamniótica)
Consumo de sustancias como cocaína, alcohol o tabaco
Lesiones
Trastornos de la coagulación
Trastorno de la tiroides
DIAGNÓSTICO
Los médicos pueden sospechar que el feto está muerto si deja de moverse, aunque los movimientos fetales a menudo disminuyen a medida que el feto crece y tiene menos espacio para hacerlo. Para evaluar el feto se hacen pruebas como una cardiotocografía en reposo, una ecografía o una monitorización electrónica fetal.
Para intentar identificar la causa, los médicos realizan análisis genéticos y sanguíneos (como pruebas de detección de infecciones, diabetes, trastornos de la glándula tiroidea y trastornos de la coagulación). Los médicos también recomiendan examinar el feto para buscar posibles causas como infecciones y anomalías cromosómicas, y también se estudian la placenta y el útero. A menudo, la causa no puede determinarse.
TRATAMIENTO
Si el feto muerto no es expulsado, se puede administrar a la mujer una prostaglandina (un fármaco similar a las hormonas que estimula las contracciones del útero), como el misoprostol, para provocar la apertura (dilatación) del cuello uterino. Entonces se suele administrar la oxitocina, un medicamento que estimula el parto.
Si aparece coagulación intravascular diseminada, la mujer recibe las transfusiones de sangre que se requieran.
Los cambios en las mujeres tras una muerte fetal son similares a los que se producen tras un aborto espontáneo. Habitualmente las mujeres sienten dolor por la pérdida y necesitan apoyo emocional y a veces terapia. La posibilidad de que un futuro embarazo termine en muerte fetal depende de la causa.
PENFIGOIDE O HERPES GESTACIONAL
El herpes gestacional es una erupción intensamente pruriginosa que se produce solo durante el embarazo.
Se cree que está causada por anticuerpos anómalos que atacan los propios tejidos del organismo, una reacción autoinmunitaria. Es relativamente poco frecuente.
La erupción puede empezar como manchas rojas planas o elevadas que a menudo aparecen primero en el abdomen alrededor del ombligo. Luego aparecen ampollas y la erupción se extiende. Las ampollas son pequeñas o grandes, de forma irregular y llenas de líquido. La erupción es extremadamente pruriginosa.
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