La exposición del tema seguirá el proceso del conocimiento según Aristóteles y santo Tomás y nos dará, como fruto de la epistemología, una visión antropológica de tipo dual, no dualista. No quisiera sin embargo dar la impresión de que esta antropología es un supuesto. Aristóteles siguió el camino inverso. Partió de la experiencia del conocimiento, se remontó a las facultades y finalmente describió cómo debe ser el alma que posee tal conocimiento. Si el tiempo lo permite, contrastaré después este punto de vista con la epistemología de Kant, que une sensibilidad e inteligencia gracias a la acción del sujeto en el conocimiento.
Doy por presupuestos los siguientes puntos, sin los cuales no podría explicar el proceso del conocimiento. el conocimiento es posible porque hay modo de relacionar el sujeto y el objeto; procede de la razón y de la experiencia, por lo que es parcialmente objetivo y parcialmente subjetivo; se explica por medio del conocimiento agente, que causa un conocimiento activo y pasivo a la vez; el conocimiento humano inicia siempre con los sentidos; si hay adecuación entre el intelecto y la cosa la ciencia es verdadera.
El proceso del conocimiento en Aristóteles y Santo Tomás
Aunque a continuación divida el conocimiento en cinco etapas y dos dimensiones, dejo claro desde el inicio que tanto Aristóteles como santo Tomás consideraron el conocimiento como un acto. El esquematismo de la exposición corre el riesgo de dar dividir artificialmente el proceso unitario.
En la dimensión sensible encontramos la sensación externa y la percepción. En la dimensión intelectual, encontramos la conceptualización, el juicio y el razonamiento.
Dimensión 1: el conocimiento sensible
Fase 1: La sensación externa
Noción: es la actividad aprensiva que se realiza por medio de los sentidos, en la cual intervienen los órganos, facultades, operaciones, acciones, objetos y sujetos y produce un acto psíquico a partir de un estímulo físico.
Es la primera fase del proceso cognoscitivo. En ella, es órgano responde a un estímulo que le viene dado de fuera. El empirismo e idealismo consideran la sensación como algo totalmente subjetivo porque no tienen en cuenta la unión estímulo-reacción. Se llama sensación externa porque se encuentra en la periferia del sistema nervioso.
Fases:
1) Física: estímulo físico – reacción física (aquí se queda el empirismo-materialismo) – estímulo
2) Psicofísica: excitación del sistema nervioso diversa del estímulo – excitación (fase olvidada). Es la species impressa, anterior a la sensación. Es el medium quo, el instrumento por el que se conoce. No el contenido del conocimiento, que sería medium quod.
3) Psicofisiológica: acto psíquico: aprehensión intencional de un objeto o cualidad (a esto da la primacía el idealismo) – sensación. En la sensación el acto es del sujeto, un modo de ser yo; el objeto intencional del acto, su contenido es una presentación intencional de un objeto, un modo de ser otro.
Según este esquema, las sensación (3ª fase) tiene dos causas: el estímulo y la excitación. La primera es objetiva y la segunda subjetiva. La causa de la sensación no es sólo el estímulo, pues el efecto perdería la proporción que debe guardar con la causa. La causa de la sensación es doble: el estímulo y la reacción del sujeto. Es pasivo y activo a la vez. La causa de la sensación, que es de tipo psíquico, no puede ser un estímulo físico. Quidquid recipitur, ad modum recipientis recipitur.
En la sensación externa se coge la cosa por medio de sus cualidades; hay ya un principio de abstracción; la imagen sensible tiene naturaleza intencional; es de carácter inmediato, intuitivo; guarda proporción entre el sujeto y el objeto; tiene carácter pasivo.
Tipos de objetos sensibles
Lo sensible per se es aquello que se muestra como objeto directo de los sentidos.
– proprio (cualidades secundarias): color, sonido, sabor, olor, …
– común (cualidades primarias): figura, grandeza, numero, movimiento, reposo
Lo sensible per accidens no es objeto directo de los sentidos. Es captado en la segunda fase, la percepción, que llega a conocer la sustancia individual; intentiones non sensatae
Fase 2: La percepción INTERNA
Noción: es la segunda fase del proceso cognoscitivo que nos presenta sensiblemente los objetos en forma totalizante y unitaria. Se trata de una sensación interna global que recibe y conserva las imágenes sensibles y las intentiones non sensatae. Tiene como órgano una parte del cerebro y como facultades el sentido común, la imaginación, la memoria y la cogitativa
Funciones y características: su función es organizar las sensaciones de los sentidos externos y producir la species sensibilis o phantasma, que es una reproducción de naturaleza intencional de la forma recibida por los sentidos externos y elaborada primero por el sentido común y después por la imaginación, almacenada finalmente en la memoria; en ella hay una mayor actividad y creatividad que en la sensación externa, pues llega a captar los sensibiles per accidens. Además, amplía los datos, los organiza en objetos estructurados, los localiza en el tiempo y el espacio y aprecia sus valores. El sentido común y la imaginación se llaman también sensaciones sensatas, y la memoria y cogitativo, sensaciones insensatas.
– sentido común: con el sentido común se captan indirectamente los objetos de las sensaciones externas y directamente las mismas sensaciones, por lo que es posible distinguirlas y unificarlas. Así, no sólo sabemos distinguir un color de otro, sino que sabemos que un color no es un sonido. No sólo vemos, sino que sabemos que vemos.
«Sentido común» no tenía el significado hoy habitual en el lenguaje corriente —y a partir sobre todo de Thomas Reid (1710-1796), el fundador de la llamada «escuela escocesa del sentido común»— también en filosofía. No se designaba con ello la inclinación natural de la inteligencia a establecer ciertos juicios universalmente admitidos, sobre todo en el orden de las necesidades vitales. Decía relación a algo común a todos los sentidos externos, bien fuese en razón de su objeto, o en cuanto a su principio o raíz entitativa de la que provienen, o a un efecto en alguna manera común, como pudiera ser la conciencia sensitiva. Así entendido, era un elemento importante en la estructura y en la dinámica aristotélica del conocimiento, como facultad puente entre los sentidos externos e internos. S. Agustín hablaba también de un «sentido interior» (De libero arb. l.2 c.3, 8-9: ML 32,1244-5), pero le atribuía funciones que según Aristóteles corresponden a la estimativa animal y a la cogitativa del hombre.
Aristóteles nunca incluye al sentido común en sus enumeraciones de los sentidos internos; más bien lo integra, a modo de un sexto sentido superior, en el conjunto de los sentidos externos. Su objeto propio serian los sensibles comunes, es decir, aquellos aspectos de la realidad sensible que dos o más sentidos externos perciben conjuntamente —aunque por razón distinta — por y en su sensible propio (movimiento y quietud, número, figura, extensión), y sus funciones son las de distinguir entre sí las diferentes cualidades sensibles —el color del sabor, etcétera—, unificarlos en su referencia a un mismo objeto —la manzana, por ejemplo—, fundamentando así lo que podemos llamar conciencia sensitiva (percepción sensorial de que vemos, oímos, gustamos, etc.). Avicena será quien por vez primera, de modo claro y terminante, integre al sentido común entre los sentidos internos, quien afirme que su objeto propio no son los sensibles comunes, sino las sensaciones de los sentidos externos (ver, oír, etc.), de lo que se derivan las funciones correspondientes, que son las ya establecidas por Aristóteles. Averroes, los averroístas medievales y S. Alberto Magno subscribirían la doctrina aristotélica. Tomás de Aquino se moverá en la dirección señalada por Avicena.
– imaginación: la imaginación contribuye a unificar más el objeto, porque integra aspectos que actualmente percibimos con otros que hemos percibido en el pasado. Estas cualidades se conservan virtualmente en la conciencia. Por eso, la imaginación se ha llamado también thesaurus formarum. Es una noción a la que san Agustín da una gran importancia. Por una parte almacena y por otra propone. El mismo Kant, sin saberlo, asumió esta noción al hablar de la imaginación como la capacidad de reproducir un objeto en su ausencia.
– memoria: el objeto percibido es unificado ulteriormente por medio del recuerdo de otros objetos ya aprehendidos. No son aspectos que completan, sino objetos que unifican. La memoria sensible, además, conserva las valoraciones que percibe la estimativa. La memoria introduce el orden del tiempo y mira al pasado.
– la estimativa cogitativa: aporta la valoración del objeto: útil o nocivo. Mira al futuro. En el animal es fruto del instinto, mientras que en el hombre, se da gracias a la comparación. Gracias a esta unificación se puede captar el sensibile per accidens, la sustancia. Ella presenta al intelecto agente el fantasma, para que lo ilumine y conozca. Aunque pertenece a la parte sensible, participa de algún modo de la potencia intelectual, y por eso se llama cogitativa. El hombre, como espíritu encarnado, une ambas dimensiones en el conocimiento.
«Hay que tener presente que para la vida del animal perfecto se precisa no solamente que perciba la realidad presente sensible, sino también la ausente. De no ser así, como quiera que el movimiento y la acción del animal siguen a una percepción, el animal no se movería para buscar cosas lejanas. Esto va contra lo que podemos observar, de modo especial en los animales de movimiento progresivo, que se mueven para conseguir algo lejano y que han percibido. Por lo tanto, es necesario que el animal, por medio del alma sensitiva, reciba no sólo las especies de los objetos sensibles que le alteran, sino también que los pueda recibir y conservar. Pero recibir y conservar en los seres corporales es algo que se atribuye a principios distintos. Ejemplo: Los cuerpos húmedos reciben bien y conservan mal, y los secos al revés. Por lo tanto, como la potencia sensitiva es acto de un órgano corporal, es necesario que sean distintas la potencia que recibe y la potencia que conserva las especies de lo sensible. Por otra parte, hay que tener presente que, si el animal sólo se moviera por lo que deleita o mortifica los sentidos, no sería necesario atribuirle más que la aprehensión de las
formas sensibles que le produjeran deleite o repulsa. Pero es necesario que el animal busque unas cosas y huya de otras, no sólo porque le sean convenientes o perjudiciales al sentido, sino también por otras conveniencias, utilidades, o perjuicios. Ejemplo: La oveja, al ver venir el lobo, huye, no porque la figura o el color del lobo sea repulsiva, sino porque el que viene es un enemigo de su propia naturaleza. El pájaro recoge pajas no para tener un placer, sino porque son útiles para la construcción de su nido. Para hacer eso, es necesario que el animal pueda percibir esas intenciones que no percibe el sentido exterior. Además, es preciso que en él exista un principio propio para dicha percepción, ya que la percepción de lo sensible proviene de la alteración del sentido, cosa que de cuya distinción hablaremos inmediatamente (ad 1.2). Para retener y conservar se tiene la fantasía o imaginación, que son lo mismo, pues la fantasía o imaginación es como un depósito de las formas recibidas por los sentidos. Para percibir las intenciones que no se reciben por los sentidos, se tiene la facultad estimativa. Para conservarlas, se tiene la memoria, que es como un archivo de dichas intenciones. Por eso, los animales recuerdan lo que es nocivo o conveniente. También la misma razón de pasado, considerada por la memoria, entra dentro de las intenciones. Hay que tener presente que, en lo que se refiere a las formas sensibles, no hay diferencia entre el hombre y los otros animales, ya que son alterados de la misma manera por los objetos sensibles exteriores. Pero sí hay diferencia en lo que se refiere a las intenciones, ya que los animales las perciben sólo por un instinto natural, mientras que el hombre las percibe por una comparación. De este modo, lo que en los otros animales es llamada facultad estimativa natural, en el hombre es llamada cogitativa, porque descubre dichas intenciones por comparación. Por eso, es llamada también razón particular, a la que los médicos le asignan un determinado órgano que es la parte media de la cabeza, y, así, compara las intenciones particulares como la facultad intelectiva compara las universales. Por lo que se refiere a la memoria, el hombre no sólo tiene memoria como los demás animales por el recuerdo inmediato de lo pasado, sino que también tiene reminiscencia, con la que analiza silogísticamente el recuerdo de lo pasado atendiendo a las intenciones individuales» (S Th. I, q. 78, a. 4).
Igual que en la sensación externa, la causa de la percepción es doble:
– por una parte está el estímulo, que en este caso sería la sensación externa. La materia.
– por otra parte está la modificación psicológica de la facultad y del órgano, la species impressa, que interviene como forma, según lo ya dicho «Quidquid recipitur… » Sólo así, es posible decir yo veo, yo imagino, ya que si acto fuera causado por una potencia distinta de la facultad y el órgano, el sujeto recibiría el acto sin producirlo, no actuaría, sino que sería actuado.
Objetividad y valor: es de gran importancia para resolver el "problema crítico", al hacer la mediación entre la sensación externa y la intelección por medio del phantasma
Con respecto a la percepción, ha surgido en este último siglo la así llamada teoría de la forma, o de la Gestalt. Nace en una escuela de psicología alemana, cuyos iniciadores son Max Wertheimer, Kurt Koffka y Wolfgang Köhler como reacción contra las teorías asociacionistas del conocimiento y el conductismo. Sus iniciadores parten del rechazo a un análisis de la percepción a modo de conglomerado u asociación de sensaciones o impresiones sensoriales e introducen la noción de totalidad como elemento básico del conocimiento perceptivo. Consideran que la experiencia es conciencia perceptiva de una totalidad, o una Gestalt, e insisten, no en el análisis de elementos, sino en la organización de éstos en un todo estructurado según determinadas leyes; todos estructurados como objetos de percepción.
La afirmación de que en la percepción hay elementos percibidos que no son sensaciones (impresiones sensoriales) remite a los orígenes kantianos de la escuela de la Gestalt. Los patrocinadores de la Gestalt, no obstante, sostuvieron la tesis de que hay formas o Gestalten tanto en la mente humana como en la misma naturaleza. Esta doctrina es digna de alabar por la superación del empirismo, pero cae de algún modo en el isomorfismo.
Dimensión 2: el conocimiento intelectivo
La existencia del conocimiento intelectivo queda confirmada en el hombre, entre otros aspectos, por el uso de conceptos universales, de juicios y por el lenguaje. Pensar implica tres actividades: conceptualizar, juzgar y razonar. El hombre, partiendo de los datos de los sentidos externos, forma conceptos; uniendo conceptos forma juicios y relacionando juicios, razona. Este es el proceso propio y exclusivo del hombre, que es capaz de llevar a cabo gracias a la abstracción. Los ángeles conocen por medio de la intuición. Los animales conocen sólo el particular. El hombre conoce el universal por medio de la abstracción.
En el conocimiento intelectivo hay un doble principio
extrínseco: la cosa, por medio de la species sensibilis;
principio intrínseco: el intelecto agente, necesario para salvar la desproporción entre las cualidades materiales y el intelecto espiritual. Coge la species sensibilis (reproducción de naturaleza intencional…) y la pone en acto haciéndola inteligible.
Existen además dos operaciones:
Operación | Simpre aprensión | Composición y división | |||
Objeto | Esencia, quididad o naturaleza | el juicio (an sit) | |||
Fruto | La ratio (noción) y la definición (quid sit) | la enunciación afirm./negat | |||
Expresión | La vox (palabra, término) | La proposición (oratio) |
Elementos del conocimiento intelectivo humano:
– la cosa, por medio de sus cualidades activas actúa sobre
– los sentidos externos, dando lugar a la sensación externa, que se prolonga en los
– sentidos internos, que producen la species sensibilis o phantasma,
– sobre la que actúa el intelecto agente para producir la species intelligibilis,
– que recibe el intelecto posible para producir la species intellecta,
– que se expresa por la palabra simple (vox) o compuesta (oratio)
Fases del conocimiento intelectivo humano
– El intelecto agente ilumina el phantasma, que se convierte en species intelligibilis
– El intelecto posible la recibe, y puede conocer; una vez conocida, produce la species intellecta
La reditio completa: Según Santo Tomás, el sentido no conoce su esencia; el sentido interno puede reflexionar sobre el acto del sentido externo, pero en otro acto diverso. Puede conocer que conoce, pero no conoce su naturaleza, porque el órgano de los sentidos es corporal, mientras que la reditio completa implica la espiritualidad de la facultad en la que se produce.
3ª fase: conceptualizar
Abstraer significa etimológicamente separar. Es la operación o conjunto de operaciones con las que la inteligencia se forma un concepto univresal; por tanto, el proceso mediante el cual se pasa de lo sensible concreto a lo inteligible abstracto; de las cosas particulares de la realidad a los conceptos universales que se aplican a todos los objetos particualres y concretos. La inteligencia humana, a diferencia de los sentidos, capta lo inteligible en lo sensible, .lo lee en los hechos; profundiza la estructura inteligible que se encuentra bajo los aspectos sensibles.
La necesidad de la abstracción nace del hecho de que el hombre es espíritu encarnado; por eso, su inteligencia, está inmersa en el mundo y conoce por medio de las cosas sensibles.
Concepto: (del latín conceptus, de concipere, «concebir»; en la tradición filosófica latina, «lo concebido por la mente»). Es la expresión inteligible de una esencia, resultado del proceso de abstracción, por el que el sujeto (que conoce) logra una representación mental del objeto (conocido) de un modo general y abstracto. Un concepto se distingue de una imagen en que ésta posee características concretas comunes con algún objeto determinado, mientras que el concepto sólo contiene características generales, esenciales y definitorias, obtenidas por abstracción. No sólo son los conceptos resultado de un proceso cognoscitivo, sino que, además, son necesarios para pensar las cosas, en el sentido de que sólo el concepto posee la suficiente determinación que hace posible el reconocimiento y comprensión de lo percibido por los sentidos.
Los conceptos sirven, según la larga tradición que empieza en Platón, para «reconocer» adecuadamente los objetos de la experiencia, de suerte que, su relación con las cosas va en una doble dirección; en expresión de Kant: conceptos sin experiencias son vacíos, y experiencias sin conceptos son ciegas. En última instancia, son los herederos y los representantes de las antiguas ideas platónicas o de las formas aristotélicas.
Se discute acerca de su grado de realidad: el realismo conceptual les da cierta entidad independiente de la mente y de los objetos individuales, mientras que el nominalismo afirma que, al existir sólo objetos individuales, la generalidad del concepto no es más que mental. En la filosofía actual, sobre todo la de orientación analítica, los conceptos son el elemento conceptual que media entre el signo lingüístico y el significatum o cosa significada por el signo.
4ª fase: juzgar
Juicio: (del latín, iudicium, acción judicial, proceso) Acto mental por el que el entendimiento afirma que el sujeto pertenece o no al predicado en la frase capaz de ser verdadera o falsa. Es el equivalente de enunciado en la filosofía aristotélica y escolástica. Es la forma del pensamiento -junto con el concepto y la argumentación- que expresa una relación entre dos o más o conceptos, o una atribución de algo a algo. Un juicio se expresa mediante una enunciado o proposición, mientras que un concepto se expresa con el término, y la argumentación por el razonamiento. A los dos términos del juicio, del enunciado o de la proposición, ya Aristóteles los llama sujeto y predicado. Entre ellos se afirma o niega una relación de identidad, por medio de la cópula «es». Afirmar o negar el sujeto del predicado es incluir el concepto del sujeto en el del predicado.
La lógica moderna, en vez de juicio, utiliza «proposición» y a su expresión escrita la llama sentencia o enunciado.
5ª fase: razonar
razonamiento: consiste en una inferencia expresada mediante una secuencia de enunciados tal que aceptamos la verdad de uno de ellos, llamado conclusión, por el hecho de haber aceptado la verdad de otros, llamados premisas. Los razonamientos, igual que las inferencias, pueden ser deductivos o inductivos.
– razonamiento deductivo: deducción (del latín deductio, acción de derivar o hacer descender, conducción). Una deducción toma la forma expresa de un razonamiento, o secuencia de fórmulas que o son axiomas, o teoremas, o premisas o fórmulas derivadas de otras mediante reglas de inferencia. Los razonamientos, por razón de esta forma, pueden ser válidos, o correctos, o inválidos e incorrectos. El último elemento de la secuencia es la conclusión del razonamiento. No es raro, en la lógica moderna, preferir el término derivación al de deducción.
– razonamiento inductivo: (del latín inductio, acción de conducir, introducir, que traduce el griego epagogé, derivado de epagein, conducir, llevar) . Encierra la idea de dirigirse uno mismo o dirigir a los otros hacia un concepto general o hacia una verdad universal, a partir de casos menos generales o universales. En la práctica supone creer que del conocimiento de los hechos, directamente conocidos, podemos pasar al conocimiento de hipótesis, leyes o teorías. En un sentido estricto, tal como la define la lógica, es una forma no deductiva de razonar o inferir, empleada en la ciencia y en la misma vida cotidiana, que se caracteriza porque la conclusión contiene más información que la que contienen las premisas, por lo que, aun siendo verdaderas sus premisas, la conclusión puede ser falsa.
En un razonamiento deductivo la verdad de la conclusión está garantizada por su forma lógica (si las premisas son verdaderas), mientras que en un razonamiento inductivo la verdad de la conclusión depende de la fuerza de las evidencias o de las pruebas contenida en las premisas. Por esta razón, la fuerza inductiva de un razonamiento puede ser mayor o menor, esto es, el razonamiento puede ser más o menos probable. Con todo, un razonamiento inductivamente sólido puede tener una conclusión falsa, incluso en el caso de que las premisas sean verdaderas. La razón está en que, en un argumento inductivo, la conclusión va más allá de las premisas y añade información no contenida en ellas; el conocimiento que proporcionan no está ya contenido en las premisas, sino sólo apoyado por ellas. El apoyo que éstas confieren puede ser más o menos fuerte o débil.
Dimensión sensitiva y dimensión intelectiva
a. no se trata de dos tipos de conocimiento en el hombre: a veces se puede pensar que el hombre tiene un conocimiento sensitivo como cualquier otro animal pero que, además, es capaz de conocer la esencia o conceptos de las cosas. No es así: nuestro conocimiento tiene dos dimensiones distintas, pero no separables, la dimensión intelectiva está fuertemente condicionada por la sensitiva y la dimensión sensitiva participa en cierta manera de la intelectiva; la mutua interacción se lleva a cabo a través del órgano, que pertenece al mismo sujeto: el hombre.
a.1 la diferencia esencial entre ambas dimensiones es que la dimensión intelectiva es espiritual, no depende intrínsecamente de la materia.
1. la dimensión sensitiva conoce objetos particulares, concretos; ciertamente aprehende el objeto sin la materia pero con las condiciones de la materia, es decir, hic et nunc, el espacio y el tiempo. Tiene lo limites en cada órgano.
2. dijimos que la dimensión intelectiva es espiritual pues tiene un contenido abstracto, espiritual (el concepto), no depende intrínsecamente de la materia, no está limitado al espacio – temporalidad. La facultad también tiene que ser espiritual. En el hombre hay liberta de la materia, significa que no está ligado a un órgano (el ojo no puede verse a si mismo).
EL OBJETO FORMAL DE LA ACTIVIDAD INTELECTIVA HUMANA
Objeto material – lo que conoce
Objeto formal – el aspecto o punto de vista por el que se conoce algo
a. el objeto formal común a todo inteligencia: el ser en cuanto ser
Objeto formal proprio lo que el hombre conoce primeramente y per se, la esencia de las cosas sensibles.
Conclusión
La epistemología es un camino que nos lleva a reconocer la trascendencia del hombre y la espiritualidad del alma. En Aristóteles el intelecto Agente participa vagamente del Intelecto separado, sin que quede claro si es inmortal o no. Santo Tomás, por su parte, dice claramente que el intelecto agente es la participación en la criatura racional de la mente de Dios. Por eso, desde el giro copernicano en filosofía y el principio de inmanencia, el puente entre el sujeto y el objeto queda comprometido y la metafísica ya no puede despegar mientras no se resuelva el problema crítico. Esa es la razón por la que autores como Hume y todos sus sucesores ni siquiera se proponen hacer metafísica. Otros, como Kant, sí se lo proponen, pero la epistemología les cierra el paso ya que de las realidades extra empíricas no podemos tener conocimiento. La metafísica será para Kant una necesidad propia de la razón en su tendencia unificadora, pero no un saber ni una ciencia como tal. La ciencia se reduce al ámbito de los fenómenos, donde impera la necesidad, mientras que en el ámbito de los noúmenos, reino de la libertad, es la ética la que nos conduce.
Autor:
Daniel Wessler
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