- Preámbulo
- Presentación
- Introducción
- La música como estrategia en la enseñanza de la lengua materna
- El patrimonio poético-musical folklórico y popular en el aula
- Las situaciones conflictivas: una herramienta didáctica en el aula
- Conclusiones
- Referencias Bibliográficas
- Anexos
Prólogo
En el Preámbulo de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, se dice que ésta se decreta con el fin supremo de refundar la República para establecer una sociedad democrática, participativa, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para ésta y las futuras generaciones.
A propósito de este de este desiderátum, la Historia nos revela que un proceso de renovación social no puede afianzarse sin el concurso de una praxis educativa, explícita o implícita, formal o informal, que fundamente el cambio, clarifique los valores, promueva el desarrollo de las potencialidades de la mente y desate la sinergia transformadora de quienes son, al mismo tiempo, sujetos y objeto de la transformación que se propone.
Tal práctica educativa –afirman los estudiosos de la educación– necesariamente, ha de cimentarse, primero, en la idiosincrasia del pueblo a quien se destina; segundo, en una propuesta psicopedagógica promotora del cambio, y tercero, debe emplear estrategias metodológicas capaces de vencer las resistencias, despertar el interés hacia el aprendizaje y provocar la asimilación-acomodación y reestructuración del pensamiento o visión de los discentes.
Apoyado en estas reflexiones, abordé el texto Tres Talleres: Tres Alternativas Didácticas, escrito por el Profesor Bladimir Aguilera, quien, gentilmente, me pidió que escribiera su prólogo. Debo confesar que ha sido una gratísima, a la par que estimulante tarea, enfrascarme en la lectura de estas páginas, pletóricas de enseñanzas sabiamente dosificadas y brillantemente expresadas por su precisión, claridad y sencillez, propias de quien tiene la visión muy clara de que el éxito del docente está en proporción directa de la asimilación profunda de su rol de comunicador.
En esto de la comunicación, hay dos preguntas claves, insustituibles, que todos los educadores, prioritariamente, deberíamos hacernos al enfrentar nuestro compromiso docente. Bladimir Aguilera las sintetiza así en su texto: ¿El nivel de lengua del docente permite la comunicación y participación del alumno? Y ¿Cuáles contenidos debemos estudiar, cómo tratarlos y con cuáles recursos? Estas preguntas –nos parece- son las que emiten señales de la conciencia que tiene un docente del sentido y significado de su profesión.
Para quienes fundamentan su actuación docente en el Conductismo, la lengua que el niño trae al aula importa poco, ya que se considera su cerebro como una tabla rasa, "Concepción Bancaria" la llama Paulo Freire, porque el papel del docente es llenar ese vacío y producir aprendizaje a fuerza de repetición y refuerzo. Pero desde la concepción constructivista piagetana, el niño es el constructor de su propio lenguaje. Esto nos explica fehacientemente las razones de Bladimir para incorporar la música y el patrimonio poético-musical folklórico y popular como estrategia didáctica; de aquí el trabajo con poemas, Décimas, cuentos, anécdotas, teatro, canciones, chistes, refranes, adivinanzas y otros, lo cual responde las dos preguntas anteriores.
David Perkins, autor de La Escuela Inteligente, al referirse al Contenido Programático, dice que "el programa que lo abarca todo actúa como un vampiro que desangra a los maestros, alumnos y directores". Se pregunta: ¿qué preferimos? Y responde: "preferimos como mínimo tres metas generales: Retención del Conocimiento, Comprensión del Conocimiento y Uso Activo del Conocimiento". Es evidente que Bladimir Aguilera, ante el programa vampiro que abarca demasiadas cosas, en sintonía con Perkins, da una respuesta acertada con el material seleccionado para sus tres talleres.
En torno al primero de sus talleres: La Música como estrategia en la Enseñanza de la Lengua Materna, Bladimir Aguilera nos advierte que la enseñanza y el aprendizaje de la lengua se facilita si respetamos la idiosincrasia de los aprendices; es decir, si tomamos en consideración la primigenia realidad lingüística y sociocultural de los venezolanos, en cuyo caso debemos recordar el proceso de desarrollo del niño y los estadios de adquisición y uso de su lengua a través de las interrelaciones locales, regionales, nacionales, continentales y mundiales.
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