Ageusia y Parageusia: y un caso difícil del espíritu burlón de las disoexias (página 2)
Enviado por Felix Larocca
Finalmente, el olor frecuente de acetona en el aliento, muchas veces representa la expresión discreta, de trastornos metabólicos en personas cuyas dietas restrictivas se han descontrolado produciendo cetosis, derivados del metabolismo de ácidos grasos.
Mecanismo productor de la cetosis
La cetosis (o ketosis) es un estado del metabolismo que ocurre cuando el hígado convierte grasas en ácidos grasos y cuerpos cetónicos, que el organismo puede utilizar como fuentes de energía muscular. Estos subproductos fueron identificados en el 1969 por el Dr. Stephen Moody.
Bruxismo
El tejido adiposo consiste de células altamente especializadas que son capaces de almacenar energía en la forma de triglicéridos. La que descarga por medio de la hidrólisis, resultado de un proceso denominado lipólisis, produciendo tres ácidos grasos y una molécula glicerol.
La cetosis es la acumulación excesiva de ácidos ketónicos en la sangre (específicamente acetoacetato y beta-hidroxi biturato), los que son sustancias derivadas del proceso del metabolismo lípido, después que la grasa ha sido transformada en energía.
Un caso clínico ilustra brevemente la contribución que el dentista o un higienista pueden hacer hacia la solución de este dilema diagnóstico.
T.X.
T. X. había tenido que buscar remedio para más de una docena de caries dentales en el período de seis meses. El dentista, le advirtió a la joven mujer, que la razón para que sufriera de tantas caries era porque debía de estar usando "un cepillo [de dientes] muy blando", refiriéndola al extranjero para completar tratamiento restaurador del esmalte que de modo, para él inexplicable, la paciente continuaba perdiendo.
Inflamación de la parótida
Durante el transcurso de ese mismo lapso de tiempo, a T.X. se le hinchó la cara y el médico quien la atendía le diagnosticó paperas, a pesar de que ella las había sufrido durante la niñez.
Cuando la viéramos por la primera vez, la mujer lucía extremadamente emaciada — una circunstancia que la colmaba de satisfacción — mientras que me comunicaba que hacía planes para ser intervenida con una segunda liposucción, "para eliminar toda la grasa en exceso que llevo", nos dijo muy convencida.
El diagnóstico
Simplemente, esta joven mujer sufría de:
complicaciones orales de la anorexia nervosa restrictiva, agravadas por
períodos de bulimia en estado de descontrol
hipertrofia concomitante de las glándulas parótidas
malnutrición resultante de una dieta frugal y poco nutritiva, y
de un trastorno afectivo de origen familiar y hereditario.
El tratamiento obvio, para una paciente con un pronóstico tan tenue, no parece ser que fuera el uso de un cepillo con cerdas más duras.
Las perversiones de las funciones gustativas
En mi artículo La Bulimia Centrante hago la descripción de una paciente cuya rumia le parecía placentera, a pesar del malestar que implicara y del olor fétido que su boca despidiera (halitosis).
La disgeusia
Consiste en un síntoma que denota una alteración en la percepción relacionada al sentido gustativo.
Náusea
Este síntoma comporta un cambio perceptivo en el sabor de los alimentos y bebidas ingeridas. En algunos casos, el cambio en el sabor es radical y apreciablemente repulsivo.
Las causas son variadas, asociándose con frecuencia a trastornos neurológicos.
Las mismas se dividen en:
neurológicas centrales y periféricas y
en temporarias y definitivas.
Agrupándolas pueden clasificarse en:
Infecciosas. Faringitis, adenitis salivar, sinusitis, pólipos nasales, y otras
Tumorales
Tóxicas. Efectos secundarios de algunos medicamentos
Post-traumáticas. Implantación de adornos en la lengua
Congénitas
Por agentes físicos. Quemaduras con alimentos, radiación ionizante.
Alimentarias. Deficiencias vitamínicas o zinc.
Degenerativas. Demencias.
Tabaquismo o alcoholismo.
Síndrome de Sjögren.
Psiquiátricas. Depresiones, síndromes agudos de confusión, y psicosis.
Seniles
Para el propósito de esta ponencia se acepta que esta condición consiste en la pérdida de las funciones sensoriales gustativas de la lengua, resultando en la abolición de la facultad de detectar los sabores dulce, agrio, salado, amargo y umami (el sabor único del glutamato monosódico).
Existen otras causas además de las listadas en los párrafos anteriores, las que aquí incluimos con vistas a la meticulosidad del entendimiento de este problema diagnóstico.
La más importante de todas es el daño neurológico
Lesiones a los nervios que alimentan la lengua pueden causar ageusia, especialmente, daño al nervio lingual y al glosofaríngeo.
El nervio lingual es responsable por percibir el gusto en las dos terceras partes frontales de la lengua y el glosofaríngeo es responsable por el gusto de la tercera parte posterior.
Ciertos trastornos neurológicos como son la Parálisis de Bell, La disautonomía familiar, y la Esclerosis Múltiple causan problemas similares al daño de los nervios.
Problemas glandulares
El síndrome de Cushing, el hipotiroidismo y la diabetes pueden generar complicaciones análogas.
La función protectora de la náusea y el vómito
En mi artículo Gastroplastía y lobotomía: La conexión entre el estómago y el cerebro — La serotonina reexaminada describo en detalle el proceso normal de la digestión, para quienes deseen consultarlo.
Para el propósito de esta tesis es importante que se haga una discusión de los mecanismos y propósitos que sirven la náusea y el vómito.
La náusea y el vómito, aunque, a menudo son experiencias consecutivas, no siempre resultan estar asociadas.
Las mayores funciones del vomitar consisten en purgar el cuerpo de sustancias tóxicas. Algunos animales pueden vomitar, mientras que otros, debido a la anatomía de su tracto gastrointestinal, no pueden hacerlo.
Las ratas, y los equinos, no eructan ni vomitan. Sus estrategias para evitar el veneno y las toxinas ofensivas, son el uso de la pica (comer barro, para que éste aglutine el veneno) y evitar — en virtud de la actividades de sus sentidos de olfato y de gustos súper-sensitivos — cualquier sustancia que les parezca que, potencialmente, sería tóxica.
El vómito o emesis es el acto reflejo de expulsar el contenido estomacal de manera forzosa a través de la boca por medio de la labor coordinada de contracciones musculares.
¿Cómo se estimula la respuesta del vómito?
Para lograr este propósito, el organismo disfruta de varias líneas de defensa agrupadas en jerarquías distintas:
1. La primera línea: Evitar ciertas comidas debido a su olor y sabor. En éste caso también opera la náusea anticipatoria.
2. La segunda línea: Es la detección de toxinas en el tracto digestivo, seguido por náuseas, lo que previene consumo adicional, y el vómito que elimina lo ya ingerido.
3. La tercera línea: Es la detección de toxinas en la circulación sanguínea por un sensor en el SNC, seguida por el vómito.
Mecanismos de la emesis en el ser humano
Vomitar es una función elaborada y compleja que asocia acciones musculares, controladas por un grupo de núcleos en el tallo cerebral.
En esencia, presión muscular pronunciada se produce, de manera refleja, en la pared abdominal, presionando el estómago y vísceras circundantes hasta que el esófago se abre. El resultado es que el contenido gástrico se vacía por la boca.
La rumia
Como hemos visto en el caso discutido en la bulimia centrante, la rumia no es equivalente al acto de vomitar, aunque el significado psicológico que la paciente le asignaba — no retener comida, para no ganar de peso — fuera el mismo.
La regurgitación — frecuente y, a veces mortal en las ratas — tampoco es similar al vómito. Ya que ésta es una acción pasiva, sin esfuerzo alguno, consistiendo en el pasaje de contenido indigesto del estómago al esófago.
Existen otras acciones que se asemejan al vómito, pero que no lo igualan.
Como en todo estudio que se efectúa en nuestros tiempos, el conocimiento de cualquier función corporal envuelve la neurociencia, la adaptación darvinista, y — mejor aún — ambas disciplinas.
La evolución adaptiva del acto de vomitar
Sorprendentemente, un análisis detallado en varios campos de la ciencia, incluyendo la etología y la medicina evolutiva veterinaria, nos demuestra que el estudio comparativo del vómito entre animales carece de información detallada y fiable.
Aunque teorías infundadas abundan, especialmente cuando se habla de los vómitos del embarazo.
Hasta ahora, no se ha encontrado evidencia que soporte, los conocimientos que tenemos acerca de la función de la náusea: que ocurre en presencia de estímulos desagradables aún desde el punto de vista psicológico y visual — y que constituye esencialmente un reflejo — que puede, en algunos casos, adquirir una función adaptiva.
Para este tipo de náusea, no existe, demostrable, modelo animal, a menos que este último fuera condicionado. De lo que carecemos toda información fidedigna.
Cuando la náusea y el vómito se transforman en actividades placenteras y mal adaptivas
El caso de Yamila
Yamila era una mujer infeliz y obesa, aunque proviniera de nacimiento en cuna privilegiada, como tantas personas que mantienen su equilibrio emocional por el uso de la comida — y de sus placeres asociados — con la obesidad resultante.
Creció entre familiares de origen libanés, donde el propósito esencial — al menos en nuestro país — entonces fuera el de complacer al patriarca, que todo lo justificaba en sus excesos sensoriales.
El papá tuvo un sinnúmero de hijos, resultado de una promiscuidad sexual que, a tantos pareciera imposible, por la distribución enorme de su acumulación grasa y la resultante obesidad astronómica. La mamá, sus dos hermanas, y dos hermanos, en muy poco diferían del papá.
Al principio, cuando naciera, la llamarían "Diosa", y luego Yamila ("la que es hermosa" en el vernáculo libanés) en memoria de la abuela paterna quien pasaría al más allá cuando Yamila cumpliera su primer año de edad.
Yamila (Diosa)
El Optifast y sus consecuencias
Cuando la famosa, e influyente, estrella de la farándula televisiva norteamericana, Oprah Winfrey, fuese exhibida, hacen más de veinte años, frente a una audiencia estática de millones de televidentes, transportando en una carretilla, las libras de grasa que hubiese perdido con el uso de la dieta líquida Optifast, muchos creyeron que la alborada de una nueva era en el campo de la pérdida de peso había llegado.
Yo me conté entre los escépticos que aconsejara a los directores de nuestro hospital — Deaconess Hospital of Saint Louis — en contra de adoptar el sistema. Lo que, de todos modos, patrocinarían, para muy pronto arrepentirse.
Oprah y su sistema fallaron miserablemente. Desde entonces, Oprah ha iniciado una campaña en vaivén para tratar de justificar sus problemas con el sobrepeso, dispensando consejos médicos que le merecieran aparecer en la portada de la revista Newsweek, en junio del 2009, como la pitonisa del consejo médico infundado, y de los conocimientos generales errados.
No todos los seres famosos son inteligentes o esclarecidos.
Hablamos del Optifast, porque Yamila, nuestro sujeto en este espacio, fue otra de las víctimas decepcionadas del brebaje afamado.
Yamila, hay que constar, asimismo sería víctima de todos los regímenes que se utilizan entre los acaudalados para burlar la corpulencia, a menudo, sin lograrlo.
Luego de retornar de un afamado spa en Arizona, Yamila resolvió practicar escupir la comida y vomitar para dispensar con las calorías que entraban en su boca.
Esta forma de disorexia adquiriría una vida e identidad propia para ella, convirtiéndose en hábito placentero que no podía evitar.
Lo hacía a escondidas, pero utilizando cantidades copiosas de comida, que, esencialmente reproducían el acto de vomitar con resultados idénticos, en cuanto a suciedad y hediondez residual, respectaba.
Muy pronto las caries dentales hicieron su presencia en números crecientes, la estomatitis (o queilitis) angular brotaron acompañadas por halitosis severa. El pelo del cuero cabelludo empezaría a caer y la joven comenzó a padecer de la lasitud característica de quienes sufren de bajo niveles de potasio.
La complexión de la piel igualmente sufrió con la aparición de lesiones abundantes de acné severo.
Yamila, como tantas mujeres jóvenes que residieran en dormitorios universitarios era presa de la necesidad de ser, ambas cosas, persona gregaria, que pudiera participar en todas las actividades típicas de su grupo social, incluyendo el consumo de cantidades considerables de alcohol y de calorías descomunales. Y al mismo tiempo, permanecer delgada y sin huella residual de los excesos cometidos.
Tarea que, para ella — y para muchos — resulta ser del todo imposible.
Lo que impedía el tratamiento exitoso era la complicación manifiesta de que la perversión del sentido del gusto había dado lugar a un placer asociado con este hábito recién descubierto por ella, al que resistía abandonar.
La explicación neurocientífica de esta situación reside en la actividad de los centros del placer, respondiendo a un condicionamiento extraño, responsable del goce.
En resumen
En nuestro ahínco en estudiar los trastornos del comer en todos sus aspectos clínicos y en sus complicaciones. Cada vez que podemos lograrlo, nos empeñamos en introducir conocimientos nuevos que asistan al clínico en sus faenas acostumbradas.
Queilitis angular
En este espacio hemos hablado de algunas de las complicaciones bucales de los trastornos psiquiátricos y del comer y de condicionamientos del sentido del gusto a los hábitos poco convencionales que nuestros pacientes adoptan para evitar engordar.
Comprender la psicopatología de nuestros procesos vitales permanece parte de la curiosidad y de la dedicación a la ciencia que atañe a todos los médicos desde que la medicina hiciese su entrada en el campo sistemático del saber.
Los trastornos y complicaciones de la cavidad bucal, desde donde se originan los procesos vitales de la mayor importancia, deben de ser asunto de interés a todos quienes se familiarizan con la condición humana.
Fin de la lección
Bibliografía
Larocca, F: (2009) Gastroplastía y lobotomía: La conexión entre el estómago y el cerebro — La serotonina reexaminada en psikis.cl y en monografías.com
Larocca, F: (2008) Vómitos psicogénicos en monografías.com
Larocca, F: (2007) La bulimia centrante en psikis.cl y en monografías.com
Larocca, F: (2007) El cerebro adicto el cerebro hedonista en monografías.com
Larocca, F: (1986) Eating Disorders: Effective Care and Treatment Ishiyaku EuroAmerica
Larocca, F: (1991) Eating and Mood Disorders: Effective Care and Treatment Ishiyaku EuroAmerica
Autor:
Dr. Félix E. F. Larocca
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