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Sujeto y emancipación: el socialismo del siglo XXI


Partes: 1, 2

    (Conferencia dictada en la Escuela de Filosofía con motivo de la Jornada de Filosofía, Quito, 19 de mayo de 2009)

    Hace como dos meses recibí la gentil invitación de nuestro estimado Director de la Escuela para participar con una conferencia en esta Jornada de filosofía. El motivo de esta convocatoria no puede ser más oportuno: la conmemoración del bicentenario del primer Grito de la Independencia, una gesta que, como todos sabemos, le valió a nuestra capital el apelativo de Quito, Luz de América. Fue, en efecto, el primer intento de las colonias americanas por liberarse del dominio español; fue, diríamos, el primer proyecto emancipador escrito con la sangre, la pasión y la inteligencia de nuestros próceres quiteños.

    Dos siglos han pasado y la idea de emancipación sigue latente. Dos siglos en que esta idea ha adoptado diferentes nombres: liberación, revolución, transformación, cambio social. Dos siglos en que se han ensayado distintos modelos de organización social y estatal, desde el capitalismo hasta el socialismo, pasando por muchas formas intermedias.

    El Ecuador, naturalmente, no puede estar ajeno a ésta que es una constante del devenir histórico: la lucha por el cambio social. Sin ir más lejos, los últimos diez años nuestro país ha sido protagonista de levantamientos ciudadanos que han derrocado consecutivamente a tres gobiernos; levantamientos de los cuales muchos de nosotros hemos sido no solo testigos sino también actores. Todos ellos inspirados por la idea de una profunda transformación social que supere la crisis no solo económica sino también intelectual y moral que sufrimos.

    En medio de esta crisis surge el Socialismo del Siglo XXI, un proyecto emancipador por primera vez enunciado en el Ecuador por el Presidente Rafael Correa, en la histórica ceremonia de Zumbahua (1). Un proyecto que pretende encauzar por nuevas vías a las fuerzas sociales identificadas con el cambio social. Un proyecto ciertamente en construcción que, por el momento, tal vez solo se defina por su oposición al neoliberalismo en vías de extinción. El Presidente Correa decía que "falta darle fuerza conceptual, teórica" (2). El Socialismo del Siglo XXI todavía está a nivel de noción y hay que racionalizarlo, expresaba en otro lugar. Esto explica la dificultad que tenemos muchos de sus seguidores y simpatizantes para definirlo de manera precisa y coherente. Saltar de la noción al concepto es algo que, como buenos filósofos ustedes lo saben bien, tiene sus dificultades, exige paciencia, método, debate, reflexión, investigación.

    Sea como sea, existe un germen cultural, determinado por la voluntad emancipadora de nuestros pueblos, que constituye el sustrato de esta tendencia. Un asesor del Presidente Hugo Chávez, político y sociólogo, Haiman el Troudi señala: "Es un socialismo que ha preferido sintetizar la herencia cultural, social, histórica y política de sus raíces y fuentes originarias – el socialismo indoamericano, la resistencia cimarrona afroamericana, la teología de la liberación, el bolivarianismo y la gesta independentista de nuestros libertadores, el marxismo, el ecosocialismo, la perspectiva de género, la democracia de la calle y la revisión crítica de los postulados del socialismo real – antes que cavilar en la ya conocida incertidumbre de extrapolar disciplinas fundamentadas en visiones eurocentristas o asiáticas de organización de la sociedad" (3).

    Veamos ligeramente algunas de las ideas que sustentan este proyecto. Pero, antes tenemos que ubicarlo históricamente, aunque la naturaleza de este evento nos obligue a ser un tanto esquemáticos.

    Digamos para empezar que surge a partir de algunos hechos concurrentes y complementarios entre los cuales me permito seleccionar los que me parecen más relevantes:

    En primer lugar, la crisis del modelo neoliberal que a estas alturas, especialmente después de los últimos acontecimientos como la debacle financiera internacional, no admite réplica. Si los hechos aún no son suficientes para demostrarlo, bastaría con revisar las opiniones del Premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, para no citar sino a un economista de origen estadounidense y de gran prestigio internacional. El Socialismo del Siglo XXI, pues, se declara antineoliberal.

    En segundo lugar, el colapso del socialismo histórico, o socialismo real como se le conoce más comúnmente, ocurrido entre los años 1989 y 1990, que provocó la desintegración tanto de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) surgida con la Revolución de 1917, como de los países de Europa Oriental incorporados a la órbita comunista al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Este acontecimiento provoca, entre otros, dos efectos concurrentes: la crisis de los viejos paradigmas sobre los cuales se edificó el socialismo del siglo XX, entre ellos el paradigma del sujeto de la revolución; y la construcción de un mundo unipolar que desplaza el eje Este-Oeste hacia el eje Norte-Sur. El Socialismo del Siglo XXI se construye en diálogo y confrontación, al mismo tiempo, con el socialismo real del siglo XX, y se levanta como un nuevo paradigma que responde a las exigencias de los países del Sur, especialmente de América Latina.

    Partes: 1, 2
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