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Cáncer de pulmón y tratamiento (página 2)


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Diagnóstico

En la mayoría de los pacientes el diagnóstico se plantea ante datos clínicos y cuando en un estudio radiológico se detecta alguna anormalidad pulmonar. Con menos frecuencia se tratará de precisar el diagnóstico en enfermos a los que en un estudio rutinario radiológico se les ha puesto de manifiesto una imagen sospechosa o bien se intenta localizar el tumor ante un estudio histológico que muestra células neoplásicas.

Pruebas complementarias generales

Se suelen realizar exámenes complementarios a los pacientes con cáncer de pulmón para determinar el estado general del paciente, incluyendo la historia clínica y exploración física completas, recuento hemático completo, bioquímica sanguínea (electrólitos, glucosa, calcio y fósforo séricos y función hepática y renal, la albúmina y la LDH), electrocardiograma, pruebas de función pulmonar como la espirometría y la determinación de gases en la sangre arterial, pruebas de coagulación, marcadores tumorales como el antígeno carcinoembrionario (CEA) y alfa-fetoproteína (AFP).

En las radiografías simples de tórax se puede observar alguna anormalidad en casi el 98% de los pacientes con un carcinoma broncogénico, y el 85% son imágenes sugestivas para sospechar el diagnóstico por las alteraciones pulmonares distales (atelectasia), la existencia de adenopatías (ensanchamiento mediastínico) o detección de invasión de la pared torácica. La radiografía de tórax detecta elementos sospechosos en la mayoría de los pacientes con tumores pulmonares. No se recomiendan la toma radiológica en serie para la detección temprana del cáncer de pulmón.

Tomografía axial computarizada

La tomografía axial computarizada es de gran utilidad en el cáncer de pulmón y se recomienda en todo paciente con un nódulo pulmonar solitario detectado por radiografía. Algunas ventajas de una tomografía incluyen:

Encuentra su principal aplicación en la determinación del grado de extensión de la neoplasia; tanto intratorácica como extratorácica, y de las adenopatías mediastínicas.

En la diferenciación entre nódulos benignos y malignos, además de la detección de pequeños nódulos con mayor nitidez que en las radiografías simples. Proporcionan valiosa información sobre la existencia de cavitación, calcificación y en ocasiones la localización intrabronquial del tumor, en fin, de las características morfológicas del tumor.

La tomografía es un método muy demostrativo de las afectaciones mediastínica del carcinoma de pulmón, de la evaluación de los ganglios retroperitoneales, crurales, así como del estado del hígado, suprarrenales y riñón, frecuentemente afectados por metástasis. Permite además el análisis de lesiones subpleurales y la visualización de pequeños derrames, la posible afectación de pared —ya que permite una correcta visualización de la pared costal— y la visualización de la extensión del tumor a otras estructuras colindantes.

Broncoscopia

Con el broncoscopio rígido se puede explorar un amplio territorio bronquial que comprende tráquea, bronquios principales y bronquios lobares inferiores en visión directa. Por medio de ópticas es posible llegar a visualizar la salida de los bronquios lobares superiores. Su limitación viene dada por la imposibilidad de introducirse en bronquios segmentarios y obtener muestras de lesiones periféricas. Por el contrario, el broncofibroscopio consigue una visualización prácticamente total del árbol bronquial, llegando a territorios realmente periféricos, obteniéndose, sin duda, un aumento considerable de la rentabilidad. La broncoscopia rígida apenas se utiliza quedando completamente desplazada por la fibrobroncoscopia.

La broncoscopía permite la visualización directa del tumor ya que la mayoría de éstos son centrales y accesibles con esta técnica exploratoria.

Citología

La citología del esputo es el procedimiento diagnóstico más habitual en pacientes con sospecha de cáncer de pulmón y debe constituir la primera técnica a utilizar en todo paciente sospechoso de padecer un cáncer de pulmón, bien porque así lo sugieren la clínica y la radiología, bien porque, aun no siendo sugerentes, se trate de un individuo de alto riesgo. A partir del año 2007, no se recomienda realizar una citología de esputo individual o en serie para el tamizaje en el cáncer de pulmón.

La punción para aspiración con aguja fina (PAAF) es útil especialmente en el diagnóstico del carcinoma broncogénico. Tiene una sensibilidad del 80%, que mejora en ciertas ubicaciones torácicas a un 100% guiada con ultrasonido endoscópica. Sólo está indicada en tumores periféricos no accesibles a la fibrobroncoscopia o en tumores de situación media en los que reiteradamente ha fallado la obtención de material inflamatorio o necrótico. En masas de 3-4 cm de diámetro o mayores se alcanza una rentabilidad alrededor del 80%, pero consigue obtener material de lesiones tan pequeñas como nódulos de 1 centímetro de diámetro.

Biopsia

Artículo principal: Biopsia

La biopsia entrega la máxima certeza al diagnóstico de un cáncer de pulmón. Hay distintas modalidades dependiendo de las circunstancias clínicas, siendo la principal la biopsia bronquial o transbronquial en el curso de una fibrobroncoscopia. La biopsia pulmonar percutánea, transparietal o transpleural se realiza generalmente con control radiológico usando diversos métodos como la biopsia aspirativa, la biopsia con aguja cortante y el taladro ultrarrápido de aire comprimido.

La principal indicación es en aquellos tumores periféricos de difícil o imposible acceso por otros procedimientos. Si el tumor es periférico y existe derrame pleural se puede recurrir a una biopsia pleural. Se puede hacer con diferentes tipos de aguja, siendo la más empleada la de Vim-Silverman. En caso de sospecha de metástasis se indica la biopsia ganglionar obtenida mediante mediastinoscopia o la biopsia percutánea de ganglios palpables. Otros tipos de biopsia, incluyendo la biopsia ósea o de médula ósea pueden ser útiles en algunos pacientes.

Mediastinoscopia

La mediastinoscopia está encaminada a la visualización del mediastino anterior, por lo general para extraer tejido (biopsia) de un ganglio linfático que rodea las vías respiratorias o de cualquier tumor inusual. Se realiza una pequeña incisión en la base del cuello y se introduce un dispositivo llamado mediastinoscopio hasta la parte media del tórax, pudiendo llegar al hilio pulmonar. A pesar de ser una técnica invasiva, distintos estudios han demostrado su eficacia en la estadificación preoperatoria del cáncer de pulmón y en el diagnóstico de lesiones mediastinales.

Otros estudios

El empleo de isótopos radiactivos, principalmente macroagregados de albúmina marcada con I131 o Tecnecio 99 para el estudio de la perfusión pulmonar. También se encuentra disponible la gammagrafía con Galio 67 para la detección de metástasis, sobre todo ganglionares. Se realiza con bleomicina marcada con Co57 o con Ga67. Otra técnica que se emplea es la Tomografía por Emisión de Positrones (PET) que utiliza glucosa marcada con un átomo radiactivo.

Los estudios de la extensión intratorácica y extratorácica emplean diferentes metodologías exploratorias y con varias finalidades, incluyendo conocer la extensión del tumor o de las metástasis.

Determinación del estadiaje

Por muchas razones, entre ellas comparar los resultados del tratamiento, es de gran utilidad la existencia de un método uniforme TNM para la determinación del estadio del cáncer en función de su extensión anatómica en el momento del diagnóstico.

Estadificación del cáncer de pulmón Estadiaje Criterios

Carcinoma oculto TX, N0, M0

Estadio 0 TIS, Carcinoma in situ

Estadio I IA T1, N0, M0

IB T2, N0, M0

Estadio II IIA T1, N1, M0

IIB T2, N1, M0 ó T3, N0, M0

Estadio III IIIA T3 (ó T1 ó T2 con N2), N0, N1 ó N2, M0

IIIB Cualquier T, N3 (ó cualquier N con T4), M0

Estadio IV Cualquier T, cualquier N o M1

Tumor primario (T):

T0 – No hay signos de un tumor primario.

TX – Cáncer oculto, demostrado en la citología del lavado bronquial pero no radiológicamente ni en la fibrobroncoscopia. Las secreciones broncopulmonares contienen células malignas pero no hay otros datos de la existencia de un cáncer de pulmón.

TIS – Carcinoma in situ

T1 – Tumor menor o igual de 3 cm en su diámetro mayor, rodeado por tejido pulmonar o pleural visceral y sin invasión proximal al bronquio lobar en la fibrobroncoscopia. También se clasifican en T1 los tumores poco frecuentes, superficiales, de cualquier tamaño, con invasión limitada a la pared bronquial que se extienden proximalmente al bronquio principal.

T2 – Tumor mayor de 3 centímetros en su diámetro mayor o tumor de cualquier tamaño que invade la pleura visceral o con atelectasia o neumonitis obstructiva que se extiende a la región hiliar. En la broncoscopia, la extensión proximal del tumor puede limitarse al bronquio lobar o estar al menos a 2 cm de la carina. La atelectasia o la neumonitis obstructiva no deben afectar a todo un pulmón.

T3 – Tumor de cualquier tamaño con extensión directa a la pared costal (incluidos los tumores de la cisura superior) diafragma, pleura mediastínica o pericardio, sin afectación del corazón, grandes vasos, tráquea, esófago, cuerpos vertebrales o un tumor del bronquio principal a menos de 2 cm de la carina, sin infiltración de la misma. La atelectasia afecta a todo un pulmón. Existe derrame pleural no maligno.

T4 – Tumor de cualquier tamaño con infiltración del mediastino o del corazón, grandes vasos, tráquea, esófago, cuerpos vertebrales o carina o con derrame pleural maligno. Los derrames pleurales no hemáticos ni exudativos y con varios estudios citológicos negativos no se clasifican como malignos con fines de determinación del estadio.

Ganglios linfáticos regionales (N):

N0 – Sin metástasis demostrables en los ganglios linfáticos

N1 – Metástasis en los ganglios linfáticos peribronquiales o hiliares ipsolaterales, o ambos, incluyendo la extensión directa del tumor.

N2 – Metástasis en los ganglios mediastínicos o subcarínicos ipsolaterales.

N3 – Metástasis en los ganglios mediastínicos o hiliares contralaterales, escalénico ipso o contralateral o supraclaviculares.

. Metástasis a distancia (M):

M0 – Sin metástasis a distancia conocidas.

M1 – Metástasis a distancia presentes, especificando su localización por ejemplo en cerebro.

La International Association for the Study of Lung Cancer clasifica el cáncer microcítico de pulmón, solamente en dos estadios: enfermedad localizada al tórax y enfermedad diseminada fuera del tórax.

Tratamiento del cáncer de pulmón

Las opciones de tratamiento para el cáncer de pulmón son cirugía, radioterapia y quimioterapia, solas o combinadas, dependiendo según el estado del cáncer, el tipo celular del cáncer y que tanto se ha diseminado, así como el estado de salud del paciente.1 Por esta razón muy importante que se realicen todas las pruebas diagnósticas necesarias para determinar el estado del cáncer.

Es importante que el paciente dedique tiempo para pensar sobre todas las opciones posibles. Otros factores que hay que considerar incluyen los posibles efectos secundarios del tratamiento; y las probabilidades de curación de la enfermedad, de prolongación de la vida o de alivio de los síntomas.

Cirugía

Si las investigaciones diagnósticas confirman la presencia de cáncer de pulmón, una tomografía puede determinar si la enfermedad está localizada y si es posible el abordaje quirúrgico o si la diseminación es tal que no puede ser curada con cirugía. También se espera que se hagan exámenes de sangre y de función pulmonar para determinar si el paciente está en condiciones de ser operado y si le quedará suficiente tejido pulmonar sano después de la cirugía. Si se descubre una reserva respiratoria deficiente, como en el caso de fumadores con enfermedad pulmonar obstructiva crónica, puede que la cirugía esté contraindicada.

Algunos procedimientos quirúrgicos incluyen:

Si se extirpa un lóbulo del pulmón, el procedimiento se llama lobectomía.

Si se extirpa todo el pulmón, la cirugía se denomina neumonectomía.

La extirpación de parte de un lóbulo se conoce como segmentectomía o resección en cuña.

Estas operaciones requieren la administración de anestesia general y una incisión en el tórax, llamada toracotomía. En aquellos pacientes con una reserva respiratoria adecuada, la lobectomía es el abordaje preferido por razón de que minimiza la probabilidad de una recurrencia localizada. Si las funciones pulmonares del paciente son bajas, se aconseja una resección en cuña.

Generalmente la estancia hospitalaria es de una a dos semanas. Las posibles complicaciones incluyen hemorragia importante, infección de las heridas y neumonía. Debido a que el cirujano debe realizar el corte a través de las costillas para llegar al pulmón, las costillas dolerán por un tiempo después de la cirugía. Las actividades se limitan durante al menos uno o dos meses.

Si los pulmones están en buenas condiciones (además de la presencia del cáncer), usualmente se pueden reanudar las actividades normales después de la extirpación de un lóbulo o hasta después de la extirpación de todo el pulmón. Sin embargo, si los pulmones están dañados y el paciente tiene enfermedades no cancerosas tales como enfisema o bronquitis crónica (que son enfermedades comunes entre los grandes fumadores), es posible que se experimente dificultad para respirar después de la cirugía.

Si no se puede someter a una toracotomía debido a una enfermedad pulmonar u otros problemas médicos graves, o si el cáncer se ha extendido, se pueden utilizar otros tipos de cirugía para aliviar algunos síntomas. Por ejemplo, se puede utilizar cirugía con láser para aliviar una obstrucción de las vías aéreas que pueda estar causando neumonía o dificultad para respirar.

Si el cáncer del pulmón se ha propagado al cerebro, es posible que la extirpación de la metástasis cerebral (metastasectomía) sea beneficiosa. Es necesario realizar una craneotomía (cirugía a través de un orificio en el cráneo). Este tipo de cirugía sólo se debe realizar si el tumor se puede extirpar sin causar daños al cerebro.

Recientemente, se ha estado desarrollando un procedimiento menos invasivo para tratar el cáncer del pulmón en etapa temprana. Una cámara diminuta se coloca dentro de la cavidad del tórax para permitir que el cirujano vea el tumor (toracoscopia). Sólo se necesitan pequeñas incisiones, por lo que el paciente siente menos dolor después de la cirugía. La mayoría de los expertos recomiendan que este procedimiento se utilice únicamente en pacientes cuyos tumores miden menos de cuatro a cinco centímetros. La tasa de curación después de la cirugía parece ser la misma en comparación con otras técnicas. Sin embargo, es importante que el cirujano tenga experiencia llevando a cabo este procedimiento ya que el mismo requiere más destrezas técnicas que la cirugía estándar.

La cirugía de pulmón tiene una tasa de muerte post-operatoria cercana de 4,4 %, dependiendo de la función pulmonar y otros factores de riesgos.

Radioterapia

La radioterapia utiliza rayos X de alta energía para destruir las células cancerosas.

En la radioterapia externa se utiliza radioterapia generada en el exterior del cuerpo por medio de un acelerador lineal y que se concentra en el cáncer. Este tipo de radioterapia es el que se usa con más frecuencia para tratar un cáncer primario del pulmón o sus metástasis en otros órganos.2

En la radioterapia interna o braquiterapia se utilizan pequeñas pastillas de material o isótopo radiactivo que se colocan directamente en el área cancerosa o en la vía aérea próxima al área cancerosa.2 Este tipo de braquiterapia generalmente es de tipo paliativo y su principal indicación es una atelectasia obstructiva por el cáncer. La braquiterapia en los márgenes de la resección puede reducir la recurrencia.9

Algunas veces se usa la radioterapia como el tratamiento principal (primario) del cáncer del pulmón, especialmente cuando la salud general del paciente es demasiado pobre como para someterse a una cirugía. También se puede usar la braquiterapia para ayudar a aliviar el bloqueo de las grandes vías aéreas causado por el cáncer.

Se puede usar la radioterapia después de la cirugía para destruir restos muy pequeños de cáncer que no se pueden ver ni extirpar durante la cirugía (enfermedad microscópica residual). Además, la radioterapia se puede usar para aliviar algunos síntomas de cáncer del pulmón como dolor, hemorragia, dificultad para tragar (disfagia), y problemas causados por las metástasis cerebrales.

Los efectos secundarios de la radioterapia pueden incluir problemas leves en la piel, náuseas, vómitos y cansancio. Frecuentemente estos efectos secundarios duran un corto espacio de tiempo. La radioterapia también puede empeorar los efectos de la quimioterapia. La radioterapia en el tórax puede dañar los pulmones y causar dificultad para respirar. El esófago se encuentra en el centro del tórax y estará expuesto a la radioterapia. Por esta razón, es posible que se experimente dificultad para tragar durante el tratamiento (esofagitis). Estos efectos mejorarán después de finalizar el tratamiento.

La radioterapia en grandes áreas del cerebro (radioterapia holocraneal) algunas veces puede alterar la función cerebral. Es posible que se experimente pérdida de la memoria, dolor de cabeza, dificultad para pensar o disminución del deseo sexual. Normalmente estos síntomas son menores si se comparan con aquellos causados por un tumor cerebral; sin embargo, pueden reducir la calidad de la vida. Los efectos secundarios de la radioterapia en el cerebro generalmente se vuelven más graves uno o dos años después del tratamiento. Cuando existe menos de tres metástasis cerebrales se puede intentar una técnica radioterápica llamada radiocirugía, en la que se administra alta dosis de radioterapia sobre la lesión metastásica en una sola sesión.

Quimioterapia

La quimioterapia consiste en la administración de medicamentos antineoplásicos o citostáticos por vía intravenosa u oral para impedir la multiplicación de las células cancerosas.10 Estos medicamentos entran en el torrente sanguíneo y llegan a todas las áreas del cuerpo, lo cual permite que este tratamiento sea útil incluso para aquellos cánceres que se han propagado o metastatizado en órganos distantes del pulmón. Dependiendo del tipo y del estadio del cáncer del pulmón, la quimioterapia se puede administrar como tratamiento principal (primario) o como tratamiento auxiliar (adyuvante) a la cirugía o la radioterapia. Generalmente en la quimioterapia para el cáncer del pulmón se utiliza una combinación de medicamentos contra el cáncer (poliquimioterapia).

El cisplatino (CDDP), o su similar, el carboplatino, son los agentes quimioterápicos que se usan con más frecuencia para tratar el cáncer del pulmón de células no pequeñas (NSCLC). Estudios recientes han encontrado que la combinación de cualquiera de estos con medicamentos como gemcitabina, paclitaxel, docetaxel, etopósido (VP-16), o vinorelbina parece mejorar la eficacia en el tratamiento del NSCLC. La gemcitabina se aprobó inicialmente para el tratamiento del cáncer de páncreas y es ahora ampliamente usado en el tratamiento del NSCLC. La vinorelbina es un alcaloide que inhibe la mitosis en células en la fase M del ciclo celular al inhibir la polimerización de la tubulina. La mielosupresión, es decir, una reducción en la producción de la línea granulocítica de los glóbulos blancos es el único efecto adverso que limita la dosificación de estos medicamentos. Se continúa investigando en estudios clínicos la mejor manera de utilizar esta combinación de medicamentos.

Algunas de las combinaciones usuales de medicamentos en la quimioterapia utilizada para pacientes con cáncer del pulmón de células pequeñas (SCLC) incluyen:

EP (etopósido y cisplatino)

ET (etopósido y carboplatino)

ICE (ifosfamida, carboplatino y etopósido)

CAV (ciclofosfamida, doxorrubicina o adriamicina y vincristina).

Los nuevos medicamentos como gemcitabina, paclitaxel, vinorelbina, topotecán y tenipósido han mostrado resultados prometedores en algunos estudios de SCLC. Si la salud del paciente es relativamente buena, es posible que se administren dosis más altas de quimioterapia junto con medicamentos denominados factores de crecimiento (factor estimulante de colonias de neutrófilos o macrófagos y eritropoyetina). Estos ayudan a prevenir los efectos secundarios de la quimioterapia en la médula ósea.

Los medicamentos de la quimioterapia destruyen las células cancerosas pero también dañan algunas células normales. Los efectos secundarios de la quimioterapia dependen del tipo de medicamentos que se usen, la cantidad que se administre y la duración del tratamiento. Los efectos secundarios temporales pueden incluir náuseas y vómitos, pérdida del apetito (anorexia), pérdida del cabello (alopecia) y aparición de llagas en la boca (mucositis).

Debido a que la quimioterapia puede dañar las células hematopoyéticas de la médula ósea, es posible que presenten recuentos bajos de células sanguíneas (citopenias). Esto puede aumentar el riesgo de sufrir infecciones (debido a una escasez de glóbulos blancos: leucopenia y neutropenia), sangrado o aparición de hematomas después de heridas o lesiones menores (debido a una escasez de plaquetas en la sangre: trombocitopenia), y cansancio o falta de respiración debido a anemia. Ya que el cisplatino, vinorelbina, docetaxel o paclitaxel pueden dañar los nervios, es posible que se experimente adormecimiento, particularmente en los dedos de las manos y los pies, y algunas veces debilidad en los brazos y piernas (neuropatía).

Algunos de los efectos secundarios desaparecen unos días después del tratamiento. Existen varios remedios para muchos de estos efectos secundarios temporales de la quimioterapia. Por ejemplo, el médico puede recetar medicamentos antieméticos para prevenir o reducir las náuseas y los vómitos. Algunos estudios han sugerido que los cannabinoides derivados de la marihuana usados durante la quimioterapia ha reducido la náusea y vómitos asociados al tratamiento permitiendo al paciente comer.

Opciones de tratamiento por estadio y tipo de cáncer de pulmón

Cáncer del pulmón de células no pequeñas (NSCLC)

Etapa 0: debido a que el cáncer de pulmón en etapa 0 están limitados al epitelio que recubre las vías aéreas y no han invadido el tejido pulmonar adyacente, se pueden curar sólo con cirugía, en un procedimiento llamado resección en cuña (extirpación quirúrgica de segmentos definidos o cuñas pequeñas).21 Algunas veces es necesario extirpar el pulmón completo del lado afectado. Por lo general, no se necesita administrar quimioterapia ni radiación.

La terapia endoscópica fotodinámica puede representar una alternativa para la etapa 0 del cáncer de pulmón. La destrucción de las células cancerosas ocurre al sensibilizarlas con un medicamento inyectado, y activando esta substancia al dirigir un rayo láser directamente en el área cancerosa.2 Si la etapa del cáncer es realmente la etapa 0, el tratamiento probablemente será curativo.

Etapa I: si el NSCLC está en etapa I y el tumor es pequeño, probablemente el tratamiento será sólo la extirpación quirúrgica del tumor mediante una lobectomía (extirpación de un lóbulo), o una cirugía menos extensa como por ejemplo segmentectomía o resección en cuña. Se ha reportado que la quimioterapia adicional (adyuvante) después de la cirugía para el NSCLC puede prevenir el regreso del cáncer de pulmón extirpado.21 La tasa de supervivencia de 5 años esperada será de aproximadamente un 60 a un 80%. Si el paciente tiene problemas médicos graves, es posible que reciba sólo radioterapia como tratamiento principal.

Etapa II: si el NSCLC está en etapa II, el cáncer se extirpará quirúrgicamente mediante una lobectomía o mediante una cirugía menos extensa, como por ejemplo una segmentectomía. Si el paciente no puede tolerar una lobectomía, se puede realizar una resección en cuña. Después de la cirugía por lo general se utiliza la radioterapia para destruir las células cancerosas remanentes después de la cirugía, especialmente si estas células están presentes en el borde del tejido extirpado. Aunque los bordes de la muestra no presenten células cancerosas detectables, algunos médicos pueden recomendar radioterapia o quimioterapia adyuvante.21 La tasa de supervivencia de 5 años esperada es de aproximadamente un 35% si se somete a una cirugía.

Etapa IIIA: si el NSCLC está en etapa IIIA, el tratamiento dependerá de la ubicación del cáncer en el pulmón y de los ganglios linfáticos a los cuales se haya propagado.

Se puede usar sólo cirugía, si el cirujano piensa que todo el cáncer se puede extirpar satisfactoriamente. Frecuentemente después de la cirugía se administra radioterapia, algunas veces junto con quimioterapia. Algunos estudios recomiendan que antes de la cirugía se administre quimioterapia o radioterapia, o ambos tratamientos, con el objetivo de disminuir el tamaño tumoral lo suficientemente como para que se pueda extirpar completamente durante la cirugía.21 Algunas veces se usa la braquiterapia, en la que se pasa un rayo láser a través de un broncoscopio para destruir parte del cáncer dentro de la vía aérea.

Si no se somete a una cirugía debido a que el paciente padece otras enfermedades médicas graves que se lo impidan, se tratará el cáncer con radioterapia sola o combinada con quimioterapia adicional. Se están realizando varios estudios cuyo objetivo es determinar el mejor tratamiento para las personas con cáncer del pulmón en esta etapa.

Las tasas medias de supervivencia de cinco años varían entre un 10 a un 20%, pero algunos pacientes con cáncer en etapa IIIA pueden tener un mejor pronóstico.

Etapa IIIB: el NSCLC en etapa IIIB se ha propagado muy extensamente para poderse extirpar mediante cirugía. La tasa global de supervivencia de cinco años es aproximadamente de un 5%, pero si la salud del paciente es relativamente buena es posible que reciba beneficios de una combinación de quimio y radioterapia. En algunos casos, es posible realizar una cirugía después del tratamiento con quimioterapia o radioterapia. Se están realizando varios estudios cuyo objetivo es determinar el mejor tratamiento para las personas con cáncer del pulmón en esta etapa.

Etapa IV: debido a que el NSCLC se ha propagado a órganos distantes, la curación no es posible. Si se utiliza alguna terapia agresiva, el objetivo del tratamiento debe ser clara para el paciente y su familia. Si de otra manera la salud del paciente es buena, la quimioterapia puede ayudar a prolongarle la vida, aunque no ofrezca curación. Si el cáncer bloquea una vía aérea, se puede dar tratamiento con braquiterapia o con rayo láser a través de un broncoscopio para destruir parte del cáncer presente en la vía aérea. La radioerapia externa también puede usarse para tratar las complicaciones del cáncer en los pulmones, así como problemas derivados del crecimiento metastático como por ejemplo dolor de huesos y síntomas del sistema nervioso.

Varios estudios han mostrado que la quimioterapia puede prolongar la vida en casos de cáncer del pulmón en etapa IV. También puede aumentar la calidad de vida, aunque produzca efectos secundarios. Sólo de un 20% a un 25% de las personas que padecen cáncer del pulmón en etapa IV sobreviven 1 año, y cerca del 1% sobrevive 5 años, aunque cabe destacar que con un tratamiento adecuado se podrían llegar a reducir los tumores y podría llegarse a ser resecables, un % de pacientes inicialmente irresecables lo fueron después de tratamiento.

Si el paciente padece cáncer extenso o su salud es mala, es posible que desee considerar un tratamiento paliativo, quizá en el contexto de un buen programa hospitalario y de atención primaria. A muchos pacientes que padecen cáncer del pulmón les preocupa el dolor. Conforme el cáncer crece alrededor de ciertos nervios puede causar un dolor intenso. Sin embargo, es posible aliviar eficazmente el dolor con medicamentos, incluyendo la radioterapia.

Si el paciente ha sido tratatado con quimioterapia y no le está surtiendo efecto, tal vez también desee considerar atención paliativa. Una segunda clase de quimioterapia (segunda línea) puede proporcionar beneficios a los pacientes con cáncer del pulmón. Sin embargo, frecuentemente estos beneficios son muy breves y los efectos secundarios asociados son importantes. Si el paciente padece un cáncer incurable de pulmón debe tratar de aprovechar al máximo su vida y disfrutar cada día que pasa. Esto significa estar tan libre de síntomas como sea posible. Si el paciente desea continuar el tratamiento contra el cáncer, tal vez desee considerar participar en un ensayo clínico de medicamentos nuevos para quimioterapia u otros tratamientos nuevos como inhibidores de la angiogénesis (formación de nuevos vasos sanguíneos), o inhibidores de la transducción de señales (sustancias que interfieren con la acción de los factores de crecimiento), inmunoterapia o terapia genética.

 

 

 

Autor:

José Raúl Hernández González

 

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