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Trilogía pedagógica de los trastornos obsesivo-compulsivos

Enviado por Felix Larocca


    Trilogía pedagógica de los trastornos obsesivo-compulsivos – Monografias.com

    Trilogía pedagógica de los trastornos obsesivo-compulsivos

    Muchas de las personas que, debido a nuestras actividades pedagógicas, a nosotros recurren en búsqueda de información simple y para todos accesible. Han pedido que combinemos lecciones en las cuales mantengamos los conocimientos técnicos al mínimo mientras que enfatizamos lo pragmático.

    Aquí presentamos en forma compendiada lo que creemos encapsula la esencia fundamental de los trastornos obsesivo-compulsivos y las manías.

    Damos comienzo a la lección con la que sigue:

    El Trastorno obsesivo-compulsivo (TO-C) es un trastorno de ansiedad por el cual una persona se encuentra inmersa en un sistema de ideas, pensamientos y conductas recurrentes, constituyendo una experiencia muy angustiante. Ese sistema, que carece de sentido para el resto, conforma una estructura mental poderosa, muy difícil de contrarrestar, pudiendo acompañar a la persona a través de toda la vida. En casos severos, la falta de tratamiento especializado puede interferir gravemente con las actividades y relaciones personales tanto en el trabajo o la escuela, como en la familia.

    Durante mucho tiempo se pensó que este trastorno era poco frecuente, ya que el número de consultas era relativamente escaso. Sin embargo, en las últimas décadas del pasado siglo pudo comprobarse que son más las personas que padecen trastorno obsesivo-compulsivo que otras enfermedades mentales como la esquizofrenia o trastorno causado por pánico. También se pensó que el trastorno obsesivo-compulsivo tenía sus causas sólo en experiencias personales traumáticas. Pero se ha demostrado que existe una incidencia del factor biológico, aceptándose hoy la interacción de factores neurobiológicos e influencias ambientales, así como procesos cognitivos.

    Muchas de las personas afectadas por obsesiones y compulsiones no consultan a profesionales por temor o vergüenza de mostrar sus ideas obsesivas. Pero, gracias a la paulatina desmitificación de las terapias mentales, cada día son más las personas que pueden beneficiarse con tratamientos por lo general eficaces.

    El trastorno obsesivo-compulsivo afecta por igual a hombres y mujeres. Sus síntomas comienzan por lo general en la adolescencia o en la edad adulta temprana, pero existen algunos niños que desarrollan la enfermedad a edad temprana.

    Obsesiones y compulsiones

    Las obsesiones son pensamientos o ideas angustiantes, que aparecen recurrentemente en la conciencia de una persona que sufre un trastorno obsesivo, causándole un gran temor y ansiedad. Son comunes las obsesiones cuyo tema es la limpieza. Muchas personas necesitan lavarse las manos a cada momento, y siempre pensarán que están sucias. Este trastorno se conoce como la ablutomanía. Sucede que las ideas obsesivas no se ajustan a la realidad fáctica, pero sin que por ello pierdan fuerza de verdad para quien las padece. Otras personas estarán siempre desconformes con el modo en que han hecho alguna cosa. Esa obsesión por la perfección, sea en el trabajo, las tareas del hogar o la escuela puede acarrear problemas de relación.

    Otros temas frecuentes de obsesión son los relacionados a la sexualidad o el temor a padecer diversas enfermedades (hipocondrías).

    Las compulsiones, por su parte, son conductas recurrentes causadas por las obsesiones. Una obsesión por la higiene puede originar la conducta compulsiva de lavarse las manos aunque no estén sucias, sin que sea casi posible al individuo abstenerse de hacerlo. El ordenar diversos objetos, repetir ciertas palabras o frases o chequear el estado de algo, como por ejemplo la cerradura de una puerta, pueden ser conductas compulsivas que respondan a obsesiones.

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    Existen muchos individuos que parecen tener una actitud compulsiva por tener un nivel alto de actividad, ser perfeccionistas o muy organizados en su trabajo. Pero difieren de una persona con TO-C porque ésta tiene conductas lo suficientemente extremas como para interferir negativamente en su cotidianeidad.

    El desarrollo de estas conductas suele estar regido por complicados rituales. Una característica constante es que estas acciones son desarrolladas para aliviar la ansiedad que provocan las ideas obsesivas, sin que logren ese alivio por mucho tiempo. En esos lapsos, la persona muchas veces reconoce que sus ideas y conductas no tienen demasiado sentido lógico, a lo cual se llama "percepción". Sin embargo, la idea recurrente volverá, y el individuo desarrollará nuevamente esa conducta en forma compulsiva.

    Es habitual que las personas que padecen este trastorno puedan mantener sus impulsos bajo control durante buena parte del tiempo, en especial las horas que comparten socialmente. La percepción antes mencionada los impulsa a esconder esas ideas y conductas, y desarrollarlas en el ámbito de lo privado. Aprenderán a manejar las situaciones y adquirirán habilidades que les permitan manejar no sólo sus vidas, sino muy frecuentemente también a quienes los rodean. Es probable que una persona viva de esa manera muchos años, o aún toda su vida.

    Vivirá su obsesión en secreto, lo cual le impedirá, lamentablemente, solicitar una ayuda que podría aliviar los síntomas hasta curar el trastorno.

    Tratamientos

    Muchas veces el TO-C está acompañado por depresión, problemas del comer o disorexias, abuso de drogas, trastorno de personalidad, déficit de atención, u otros de los trastornos de ansiedad. Esta coexistencia de diversas alteraciones puede hacer más difícil un diagnóstico y posterior tratamiento.

    Algunos estudios han propuesto que los pacientes con este trastorno tienen esquemas de actividad cerebral diferentes a los de otras personas.

    Las experiencias de tratamientos con medicación podrían producir cambios en la actividad cerebral. Por otra parte, se sabe que la psicoterapia logra una mejoría clínica.

    La medicación puede ayudar a ganar control sobre los síntomas al disminuir la frecuencia e intensidad de las obsesiones y compulsiones, aunque los efectos cesarían al abandonar la administración.

    Es necesario, por lo tanto, iniciar una terapia bajo la guía de un profesional de la salud mental. En la mayoría de los casos las personas responden al tratamiento, el cual las ayuda a controlar la ansiedad causada por los pensamientos obsesivos y aprendiendo a resistir los impulsos compulsivos.

    A diferencia del tratamiento farmacológico, los efectos positivos de la psicoterapia perduran una vez que se ha dado el alta.

    Por último, dado que el TO-C afecta no sólo a la persona sino a su núcleo familiar, es probable que el terapeuta aconseje algún tipo de terapia conjunta.

    Continuamos con el segundo artículo

    Las obsesiones: Las dudas amargas de cada día

    Dr. Félix E. F. Laroccaedu.red¿Quién no ha tenido alguna vez ideas o preocupaciones que de forma repetitiva le asaltan sin que sepa alejarlas para vivir sin su pernicioso influjo?

    No son pocos quienes dudan sistemáticamente si han cerrado bien la puerta, desconectado el gas, apagado la luz… y vuelven una y otra vez a confirmar que, efectivamente, sí lo habían hecho. Otras personas hacen rituales de su vida cotidiana con manías como contar las losetas de los suelos o los peldaños de las escaleras, no pisar las rayas del suelo, retener las placas de los carros, ocupar siempre el mismo asiento en las reuniones o convites, portar un objeto inútil en el bolsillo… Pero esto no son sino manifestaciones casi anecdóticas de unas costumbres que pueden convertirse en un verdadero problema psicológico. Todos tenemos hábitos que, a pesar de que merezcan el calificativo de manías, consideramos normales. Pero cuando estos pensamientos o manías hacen sufrir, nos encontramos con los trastornos obsesivos compulsivos. Las obsesiones son pensamientos que se repiten de forma insistente a pesar de la voluntad del individuo, que causan ansiedad si se tratan de evitar y que escapan su control.

    Si los pensamientos obsesivos se convierten en gestos de conducta casi automática, se tornan en compulsiones, acciones o manías que la persona se ve forzada a ejecutar para sentirse bien o, al menos, tranquila. Es consciente de lo absurdas e irracionales que son, pero se siente incapaz de eludirlas. Cuando las compulsiones se asocian entre sí, formando una cadena, se convierten en rituales patológicos.

    Catálogo de rituales obsesivos

    Casi siempre están relacionados con:

    • La limpieza. Quienes los padecen tiene pavor a quedar contaminados con lo que tocan o rozan y se lavan repetidamente las manos. Incluso llegan a evitar dar la mano o cualquier contacto físico en los saludos. Una partícula de polvo en un mueble les parece algo horrible.

    • El orden. No soportan que alguna cosa se halle, aunque temporalmente, fuera de su sitio. Incluso si ocupan su lugar debe ser en simetría o en conformidad con los ángulos de la mesa. Tampoco soportan que los demás no cumplan con esos cánones del orden compulsivo y las personas que conviven en la casa, sean adultos o no, habrán de cumplir estrictamente con las normas de orden y limpieza impuestas por el afectado por esta rareza.

    • Comportamientos indecisos. Por ejemplo, comprueban una y otra vez cómo está la casa antes de cerrar la puerta, y aun así, vuelven a entrar después de haber cerrado. Ante cualquier decisión, por nimia que sea, lo pensarán durante meses; y, una vez adoptada, dudarán si fue acertada. Entonces, reflexionarán incasablemente sobre si han hecho bien, o consultarán con otras fuentes.

    Distinguir los pensamientos obsesivos

    Todos tenemos extravagancias, preocupaciones o pensamientos repetidos. Pero si la obsesión llega a dificultar o impedir las relaciones sociales, si la persona pierde libertad… nos hallamos ante un trastorno obsesivo compulsivo (TOC) que puede requerir de la intervención de un especialista. Resultaría interminable enumerar las consecuencias que pueden acarrear los pensamientos irracionales en quienes los padecen y en quienes conviven con estas personas. El catálogo es muy amplio, desde los inconvenientes más triviales hasta los desenlaces más dramáticos. Todo ello sólo por haber interpretado irracionalmente la realidad. En el siglo I, Epíteto, un filósofo estoico, afirmaba que "los hombres no se perturban por causa de las cosas, sino por la interpretación que hacen de ellas". En cualquier caso, lo interesante es saber cómo librarse de las obsesiones y hacer frente a estos pensamientos irracionales y distorsionados, y, consecuentemente, cómo conseguir vencer a las conductas compulsivas.

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    La psicología científica, ha alumbrado la Reestructuración Cognitiva, una técnica psicológica cuyo objetivo es identificar, analizar y modificar las interpretaciones o pensamientos erróneos que las personas experimentan en determinadas situaciones o tienen acerca de otras personas. (Véase mi ponencia El Onanismo de Nando en monografías.com y La Depresión Anancástica, sus Características y el Pánico Homosexual…).

    Los pensamientos negativos

    El pensamiento, en general, es un diálogo con nosotros mismos en el que terminamos haciendo afirmaciones sobre determinadas situaciones. Pueden ser positivos si nos hacen sentir bien y nos ayudan; o negativos, si nos producen emociones adversas o nos hacen sufrir. Serán racionales si se corresponden con lo que sucede objetivamente en la realidad, e irracionales si se apartan de lo que sucede.

    Los pensamientos que causan más sufrimiento son los irracionales-negativos. Describamos algunos:

    • Pensamiento filtrante. Se toman los detalles negativos y se magnifican, sin destilar los aspectos positivos de la situación.

    • Pensamiento polarizado. El maniqueísmo: las cosas son blancas o negras. La persona ha de ser perfecta; si no, es un fracasado. No hay término medio.

    • Sobre generalización del pensamiento. Se extrae una conclusión general de un simple incidente. Si ocurre algo malo en una ocasión, se esperará que ocurra una y otra vez.

    • Interpretación del pensamiento. Creemos saber qué sienten los demás y por qué se comportan como lo hacen. Nos vemos capaces de adivinar lo que sienten los demás acerca de nosotros.

    • Visión catastrofista. Se vaticina, se espera y se teme irracionalmente, el desastre. El individuo se entera de un problema y empieza a decirse "¿y si ocurre que…?", "¿y si me sucede a mí?".

    • Personalización. Creemos que todo lo que la gente hace o dice es una forma de reacción hacia nosotros. Luego, nos comparamos con los demás, intentando determinar quién es más elegante, quién es más brillante, quién tiene aspecto más saludable.

    • Culpabilidad. Mantiene que los demás son responsables de su sufrimiento o adopta el punto de vista opuesto y se culpa a sí mismo de los problemas ajenos.

    Cómo actuar ante los pensamientos irracionales negativos

    • Seamos conscientes de la influencia que tienen sobre nuestra conducta y emociones. Los pensamientos son esos monólogos que mantenemos con nosotros mismos interpretando la realidad que nos rodea y a nosotros mismos. Pero son sólo hipótesis a demostrar.

    • Identificar los pensamientos, determinar en qué medida son objetivas esas interpretaciones de la realidad, hasta qué punto son racionales, y hasta qué punto son polizones que se han colado sin nuestro permiso y nos hacen sufrir sin razón. La alarma estalla cuando nos producen emociones negativas como miedo, angustia o tristeza. Desenmascaremos entonces al polizón y examinémoslo sobre la racionalidad y la adecuación con la realidad.

    • Analizarlos, partiendo de que son sólo hipótesis a demostrar y que pensar algo no significa que sea cierto.

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    Cómo analizar si los pensamientos se ajustan a la realidad

    • Qué datos objetivos de la realidad apoyan e invalidan ese pensamiento.

    • Con qué argumentos se defendería ese pensamiento ante otra persona

    • Qué probabilidad existe de que suceda lo que se piensa.

    • Si lo tuviera otra persona, qué le diría yo para demostrarle que está en un error.

    • ¿Es esa la única forma de interpretar la situación o existen otras?

    Cómo analizar si influyen en los estados emocionales y en las conductas

    • ¿Me ayuda a conseguir mis objetivos?

    • ¿Me hace bien o me hace daño?

    • ¿Cómo influye en mi estado de ánimo?

    • ¿Cómo influye en mi conducta?

    Cómo analizar qué ocurriría si lo que se piensa fuera cierto

    • Incluso si lo que pienso es correcto ¿es realmente una catástrofe?

    • ¿Qué consecuencias reales tendría para mí si ocurriera?

    • Si es así, ¿está justificado que me descomponga tanto?

    • Si lo malo ocurre, ¿será para siempre? ¿O algo temporal?

    En resumen

    La neurosis obsesiva compulsiva, es una neurosis de defensa. Los rituales, las ideas fijas e inmutables, los actos repetitivos, los pensamientos mágicos, todo forman una amalgama de emociones que nos protegen contra la emergencia de afectos negativos y prohibidos.

    Estos trastornos forman parte de una de las manifestaciones más discreta de los trastornos afectivos y deben de ser tratados como una depresión atípica. La combinación de la terapia y los anti-depresivos, a veces producen resultados espectaculares.

    Y así concluimos

    Las manías: Ritos que esclavizan

    Dr. Félix E. F. Larocca

    Si se necesita hacer las cosas de una manera uniforme y prevista, bajo un nivel de ansiedad muy elevado, se sufre de una manía patológica

    ¿A quién no le ha asaltado alguna vez la aprensión de no pisar las líneas de las baldosas cuando pasea por la calle? Fijarse en las matrículas de los coches, contar filas de butacas, volver una y otra vez a comprobar si los tubos del fregadero no gotean, si la luz está apagada o la puerta bien cerrada… Todas ellas son pequeñas manías que llevadas a un extremo pueden convertirse en un problema serio para quien los sufre y para su relación con quienes lo rodean. De tener una tendencia extravagante se puede pasar a estar sometido a conductas compulsivas, es decir, a sentir una necesidad imperiosa de realizar una acción más allá de la propia voluntad.

    La existencia de ciertas manías es algo normal. El problema surge cuando comienzan a coartar el tiempo y la estabilidad de la persona y convierten en problemática la convivencia con ella. La comprobación del gas no es negativa, pero hacerlo tres, cuatro veces o más, aun después de ver que no estaba abierto, empieza a ser para la persona un problema cada vez más angustiante. De hecho, estas manías suelen ir acompañadas de otras similares, por lo que la vida cotidiana acaba plagándose de comportamientos ritualistas.

    La primera sorprendida y molesta por el ritual de las manías es la persona que las tiene. No se explica por qué le sucede ni de dónde le viene. Siente que no puede vivir sin someterse a esos rituales y se sabe esclava de ellos. ¿Por qué se ha convertido en una maniática? En unos casos deriva de personalidades obsesivas, de motivos inconscientes o hábitos culturales aprendidos, pero la mayor parte de las veces no se llega a saber por qué se padecen. Lo que sí es común es un cierto grado de rigidez en la estructura de la personalidad, una rigidez que puede llegar a atormentar a la persona y dificultar sus relaciones sociales. Si se preguntara al maniático para qué lo hace, cuál es el objeto de sus actos, no sabría contestar. Sin embargo, sí es consciente de que sólo se queda tranquilo si cumple con su rito, pues sólo así calma su ansiedad. Lo que sucede es que también consigue sacar de quicio a los que le rodean, que sufren su ansiedad pero no la calman.

    ¿Hay personas o momentos de la vida más proclives a las manías?

    Parece ser que las manías o los rituales de comportamiento son más frecuentes:

    • En personas primitivas y de escaso nivel cultural – y no es siempre lo mismo tener estudios, fama o nivel económico que tener cultura-, los amuletos, las estampitas, los gestos estereotipados pueden determinar sus actos.

    • En personas mayores. A medida que una persona se va sintiendo mayor, el temor a la propia inseguridad le impulsa a aferrarse a hábitos rígidos, que convierten en inflexibles: la hora de comer, la de leer, la de pasear, la de…

    • Las personas acostumbradas a vivir solas se han ido elaborando su propio espacio vital plagado de costumbres, usos y hábitos. Mientras no se vayan a poner en común por medio de la convivencia circunstancial o continua con otra u otras personas, no hay problema. Pero para convivir es necesaria la flexibilidad y algo de renuncia de las propias costumbres.

    • Personas muy ordenadas, perfeccionistas y proclives al escrúpulo en el trabajo pueden convertir un buen hábito en comportamientos inflexibles, es decir, en manías.

    • Las personas extravagantes suelen tener sus rarezas, pero no tienen por qué ser manías, y menos patológicas.

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    ¿Cuántos tipos hay de manías?

    Casi podría decirse que existen tantas como tipos de personas. Pero si hubiera que hacer algún tipo de clasificación, se harían presentes la imposición exagerada de orden, la limpieza, los escrúpulos, la necesidad de seguridad y el perfeccionismo.

    Manías relacionadas con el orden

    • Necesidad de que todas las cosas de la casa estén en su sitio. El orden en el hogar es positivo, pero cuando se comprueba y se exige que cada objeto ocupe su espacio y si no sucede así se sufre ansiedad y conflicto, se padece una manía.

    • La tendencia a colocar los objetos de manera simétrica y alineada.

    • La preocupación por hacer recuentos una y otra vez, por la necesidad de numerar y clasificar.

    • La rigidez extrema con la puntualidad propia y ajena.

    Manías en torno a la limpieza, los escrúpulos y la salud

    • Miedo irracional a enfermar que conduce a tomar precauciones exageradas, a visitar herboristerías, a acudir a médicos por síntomas leves, a consultar curanderos, a protegerse con temor de las corrientes, de los contagios, de todo lo que se atisba como un peligro.

    • Necesidad de lavarse continuamente las manos o la boca.

    • Temor a tocar cosas que hayan tocado otros.

    • Aversión a dar la mano a otras personas.

    • Costumbre compulsiva de limpiar una y otra vez la casa.

    • Miedo exagerado a contaminarse con productos alimenticios y sus componentes.

    • Asco de las propias secreciones corporales.

    Manías relacionadas con la seguridad

    • Tendencia a comprobar una y otra vez que puertas, ventanas, grifos, llaves, luces están debidamente cerrados o apagados.

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    ¿Cómo se sabe si una persona padece de una manía patológica?

    El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la American Psychiatric Asociation señala unos criterios para el diagnóstico del trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad relacionado con los ritos compulsivos.

    La aparición de cuatro o más de los siguientes síntomas puede ser motivo consulta a un profesional.

    • Preocupación por los detalles, las normas, las listas, el orden, la organización o los horarios hasta el punto de perder de vista el objeto principal de la actividad.

    • Perfeccionismo que interfiere en la finalización de las tareas. Se es incapaz de acabar un proyecto porque no cumple sus propias exigencias.

    • Dedicación excesiva al trabajo y a la productividad con exclusión de las actividades de ocio y las amistades (no atribuible a necesidades económicas evidentes).

    • Excesiva terquedad, escrupulosidad e inflexibilidad en temas de moral, ética o valores.

    • Incapacidad de tirar los objetos gastados o inútiles, incluso cuando no tienen un valor sentimental.

    • Recelo a delegar tareas o trabajos en otros, a no ser que éstos se sometan a su manera de hacer las cosas.

    • Parquedad en los gastos propios y ajenos; el dinero se considera como algo que hay que acumular en previsión de catástrofes futuras.

    • Rigidez y obstinación de carácter.

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    En resumen

    Este tipo de personalidad la llamaría Freud, la "personalidad anal", porque para él indicaba un detenimiento en el desarrollo psicosexual en esa misma fase.

    Freud decía que estas personas no sólo eran rígidas, sino que también eran masoquistas y retentivas de todo lo que hacían. Falta de empatía, desconfianza, ambivalencia y la necesidad de acumular, eran otras características propias.

    La terapia, en general, se describe en párrafos anteriores.

    Bibliografía

    • Overcoming Obsessive Compulsive Disorder: A self-help guide using Cognitive Behavioural Techniques (2005) ISBN 1-84119-936-2 by David Veale and Rob Willson

    • Treatment of the Obsessive Personality, ISBN 0-87668-881-4, by Leon Salzman

    • Freedom From Obsessive Compulsive Disorder: A Personalized Recovery Program for Living with Uncertainty'' (2003), ISBN 1-58542-246-0, by Jonathan Grayson.

    • Just Another Day, ISBN 1-59-113901-5, by Shadi Srour.

    • The Treatment of Obsessions, ISBN 0-19-851537-5, by Stanley Rachman.

    • The Mind and the Brain: Neuroplasticity and the Power of Mental Force, ISBN 0-06-098847-9, by Jeffrey M. Schwartz, Sharon Begley.

    • Brain Lock: Free Yourself from Obsessive-Compulsive Behavior, ISBN 0-06-098711-1, by Jeffrey M. Schwartz.

    • The Imp of the Mind: Exploring the Silent Epidemic of Obsessive Bad Thoughts, ISBN 0-452-28307-8, by Lee Baer.

    • Obsessive-Compulsive Disorders: A Complete Guide to Getting Well and Staying Well (2000), ISBN 0-19-514092-3, by Fred Penzel.

    • What you can change… and what you can't, ISBN 0-449-90971-9, by Martin E.P. Seligmann, chap. "obsessions"

    • Tormenting Thoughts and Secret Rituals: The Hidden Epidemic of Obsessive-Compulsive Disorder, ISBN 0-440-50847-9, by Ian Osborn.

     

     

    Autor:

    Dr. Félix E. F. Larocca