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Propuesta de lectura desde la lingüística textual (página 2)


Partes: 1, 2

Eliminan algunas oraciones o proposiciones redundantes o innecesarias que no tienen mayor aporte a la macroestructura o tema.

  • b) Generalización

Una proposición sustituye a la secuencia original. Implica que se sintetiza la información o proposición por la que era más extensa dentro del texto.

  • c) Construcción

De una secuencia de proposiciones, se hace una proposición que denote al mismo hecho denotado por la totalidad de la secuencia de proposiciones y se sustituye la secuencia original por la nueva proposición.

En la práctica no todo usuario de la lengua aplicará las reglas de la misma manera. Cada lector u oyente encontrará pertinentes diferentes aspectos del mismo texto, según los intereses, deseos, conocimientos, normas y valores del usuario; éstos en conjunto definen el estado cognoscitivo contextual particular al usuario de una lengua en el momento que interpreta el texto.

  • Microestructura

Este nivel también opera en la esfera de las significaciones pero en vez de manifestarse de manera global, como el anterior, lo realiza en el nivel local o micro, que quiere decir en la estructura de las oraciones y las relaciones de conexión y coherencia entre ellas.

Aquí podemos reconocer las señales textuales de causa – efecto, condición – consecuencia, medio – meta, indicadores temporales como los adverbios o recursos de producción como ampliación, ejemplificación, evaluación, etc.

Si la macroestructura global opera como un todo, la microestructura opera como las partes que especifican el todo.

  • Componente crítico y creativo

La crítica es una evaluación objetiva del texto. Se evalúa las ideas y la estructura textual mostrando nuestros acuerdos y desacuerdos. Las discrepancias con las ideas planteadas por el autor deben ser sustentadas o fundamentadas. No se trata de plantear desacuerdos por el mero hecho de emitirlos.

En el aspecto creativo, el lector propone nuevas ideas respecto a las planteadas por el autor.

  • Esquematización de la información

La mente humana comprende aquello que está organizado. Después de la lectura es interesante esquematizar la información para poder visualizarlo de manera sintética. Se puede realizar a través de los mapas conceptuales, mentales, semánticos u otros organizadores.

Las fases de nuestra propuesta:

En la superestructura consideramos el contexto, la intención del autor, el tipo de texto y la finalidad. También la estructura general del texto (como lo propone Van Dijk).

El contexto explica cómo los participantes son capaces de adaptar (la producción y la recepción/interpretación) del discurso a la situación comunicativa-interpersonal-social. (Van Dijk, 2001: 71)

Fases o secuencia

Descripción

Superestructura

Toma en cuenta el contexto, intención del autor, tipo de texto y finalidad. Estructura del texto.

Macroestructura

Considera tema y subtemas, uso de las macrorreglas.

Microestructura

Incluye: frase nominal o verbal, conectores, niveles de lengua y adecuación.

Aspecto crítico y creativo

Juicio crítico en el que se plantea los acuerdos o desacuerdos con las ideas planteadas en el texto, asimismo de la estructuración del mismo.

Propuesta de nuevas ideas referentes al texto leído.

Esquematización de la información

Esquematización de la información relevante de un texto.

Aplicación del modelo en la lectura de textos

  • Análisis de un texto literario

"EL VENCEDOR" (César Vallejo)

UN INCIDENTE de manos en el recreo llevó a dos niños a romperse los dientes a la salida de la escuela. A la puerta del plantel se hizo un tumulto. Gran número de muchachos, con los libros al brazo, discutían acaloradamente, haciendo un redondel en cuyo centro estaban, en extremos opuestos, los contrincantes: dos niños poco más o menos de la misma edad, uno de ellos descalzo y pobremente vestido. Ambos sonreían y de la rueda surgían rutilantes diptongos, coreándolos y enfrentándolos en fragorosa rivalidad. Ellos se miraban echándose los convexos pechos, con aire de recíproco desprecio. Alguien lanzó una alerta:

-¡El profesor! ¡El profesor!

La bandada se dispersó.

Mentira. Mentira. No viene nadie. Mentira…

La pasión infantil abría y cerraba calles en el tumulto. Se formaron partidos por uno y otro de los contrincantes. Estallaban grandes clamores. Hubo puntapiés, llantos, risotadas.

-¡Al cerrillo! ¡Al cerrillo! ¡Hip!… ¡Hip!… ¡Hip!… ¡Hurra!…

Un estruendoso y confuso vocerío se produjo y la muchedumbre se la puso en marcha. A la cabeza iban los dos rivales.

A lo largo de las calles y rúas, los muchachos hacían una algazara ensordecedora. Una anciana salió a la puerta de su casa y gruñó muy en cólera:

-¡Juan! ¡Juan! ¡A dónde vas, mocito! Vas a ver…

Las carcajadas redoblaron.

Leonidas y yo íbamos muy atrás. Leonidas estaba demudado y le castañeteaban los dientes.

-¿Vamos quedándonos! –le dije.

-Bueno, -me respondió-. ¿Pero si le pegan a Juncos?…

Llegados a una pequeña explanada, al pie de un cerro de la campiña, se detuvo el tropel. Alguien estaba llorando. Los otros se reían estentóreamente. Se vivaba a contrapunteo:

-¡Viva Cancio! ¡Hip!… ¡Hip!… ¡Hip!… ¡Hurraaaaa!…

Se hizo una orden frágil. La gritería y la confusión renacieron. Pero se oyó una voz amenazadora:

-¡Al primero que hable, le rompo las narices!

-Voy a Juncos.

-Voy a Cancio.

Se hacían apuestas como en las carreras de caballos o en las peleas de gallos.

Juncos era el niño descalzo. Esperaba en guardia, encendido y jadeante. Más bien escueto y cretino y de sabroso genio pendenciero. Sus pies desnudos mostraban los talones rajados. El pantalón de bayeta blanca, andrajoso y desgarrado a la altura de la orilla izquierda, le descendía hasta los tobillos. Tocaba su cabeza alborotada un grueso e informe sombrero de lana, reía como si le hiciesen cosquillas. Las apuestas a su favor crecían. Por Cancio, en cambio, las apuestas eran menores. Era este un niño decente, hijo de una buena familia. Se mordía el labio superior con altivez y cólera de adulto. Tenía zapatos nuevos.

-¡Uno!… ¡Dos!… ¡Tres!…

El tropel se sumió en un silencio trágico. Leonidas tragó saliva. Cancio no se movía de su guardia, reduciéndose a parar las arremetidas de Juncos. Un puñetazo en el costao derecho, esgrimido con todo el brazo contrario, le hizo tambalear. Le alentaron. Recuperó su puesto y una sombra cruzó por su semblante. Juncos, finteando, sonreía.

Cancio empezó a despertar mi simpatía. Era inteligente y noble. Nunca buscó camorra a nadie. Cancio me era simpático y ahora se avivaba esa simpatía. Leonidas también estaba ahora de su parte. Leonidas estaba colorado y se movía nerviosamente, ajustando sus movimientos a los trances de la lucha. Cuando Cancio iba a caer por tierra, a una puñada del héroe contrario, Leonidas, sin poder contenerse, alargó la mano canija y dio un buen pellizcón a Juncos. Yo le dije:

-Déjalo. No te metas.

-¡Y por qué le pega a Cancio! –me respondió, poniéndose aún más colorado. Bajó luego los ojos como avergonzado.

La lucha se encendió en forma huracanada. A un puntapié trazado por Juncos, a la sombra de un zurdazo simulado, respondieron los dos puños de Cancio, majando rectamente al pecho, a las clavículas, al cuello, a los hombros de su enemigo, en una lluvia de golpes contundentes. Juncos vaciló, defendiéndose con escaramuzas inútiles. Corrió sangre. De una pierna de Cancio manaba un hilo lento y rojo. La tropa lanzó murmullos de triunfo y de lástima.

-¡Bravo! ¡Bravo! ¡Bravo, Juncos!

-¡Bravo! ¡Bravo! ¡Bravo, Cancio!

-¡Uyuyuy! ¡Ya va a llorar! ¡Ya va a llorar!

-¡Déjenlo! ¡Déjenlo!

Volaron palmas. Crujió un despecho en alto.

Cancio se enardecía visiblemente y cobró la ofensiva. De una gran puñada asestada con limpieza verdaderamente natural, hizo dar una vuelta a la cabeza contraria, obligando a Juncos a rematar su círculo nervioso, poniéndose a manos, a ciegas, contra el cerco de los suyos. Entonces sucedió una cosa truculenta. Un niño más grande que Cancio salió del redondel y le pegó a este y un segundo muchacho, mayor que ambos, le pegó al intruso, defendiendo a Cancio. Durante unos segundos, la confusión fue inextricable, unos defendiendo a otros y aquellos a estos, hasta que volvieron a oírse estas palabras de alerta, que pusieron fin al caos y a los golpes:

-¡El profesor! ¡El profesor!

Juncos estaba muy castigado y parecía que iba a doblar el pico. El humilde granuja, al principio tan dueño de sí mismo, tenía el pabellón de la oreja ensangrentado y encendido, a semejanza de una cresta de gallo. Un instante miró a la multitud y sus ojos se humedecieron. El verle, trajeado de harapos, con su sombrerito de payaso, el desgarrón de la rodilla y sus pequeños pies desnudos, que no sé cómo escapaban a las pisadas del otro, me dolió el corazón. Al reanudarse la pelea, di una vuelta y me pasé a los suyos.

Acezaban ambos en guardia.

-Pega.

-Pega nomás.

Juncos hizo un ademán significativo. El verdor de las venas de su arañado cuello palideció ligeramente. Entonces le di voz con todas mis fuerzas:

-¡Entra Junco! ¡Pégalo duro!

Le poseyó al muchacho un súbito coraje. Puso un feroz puñetazo en la cara del inminente vencedor y le derribó al suelo.

El sol declinaba. Había pasado la hora del almuerzo y teníamos que volver directamente a la escuela. A Cancio le llevaban de los brazos. Tenía un ojo herido y el párpado muy hinchado. Sonreía tristemente. Todos les rodeaban lacerados, prodigándole palabras fraternales. También yo le seguía de cerca, tratando de verle el rostro. ¡Cómo le habían pegado!

El grupo de pequeños avanzaba, de vuelta a la aldea, entre las pencas del camino. Hablaban poco y a media voz, con una entonación adolorida. Hasta Junco, el propio vencedor, estaba triste. Se apartó de todos y fue a sentarse en un poyo del sendero. Nadie le hizo caso. Le veían de lejos, con extrañeza, y él parecía avergonzado. Bajo la frente y empezó a jugar con piedrecilla y brizna de hierbas. Le había pegado a Cancio este Junco.

-Vámonos – le dijo a Leonidas, acercándose.

Juncos no respondió. Hundió su sombreo hasta las cejas y así ocultó el rostro.

-Vámonos, juntos.

Leonidas se inclinó a verle. Juncos estaba llorando.

-Está llorando – dijo Leonidas. Le arregló el estropeado sombrero y le asentó el pelo sobre la oreja donde la sangre aparecía coagulada y renegrida.

Aplicación:

Superestructura

El texto de Vallejo nos revela, a nivel de contexto, un ambiente conflictivo entre dos estudiantes, pero que representa a dos clases distintas: a una familia acomodada y otra pobre. Es un contexto en el que trasluce un conflicto social que también se ve reflejado en la educación como una mini sociedad.

La finalidad de Vallejo probablemente sea comunicarnos que la escuela es fiel reflejo de la sociedad donde se desarrolla o persisten los conflictos sociales de clase. Esto implica que va más allá del simple hecho de la pelea que narra el autor.

El tipo de texto es narrativo (cuento) en el que de manera simbólica se representa a través de la escuela a una sociedad fragmentada, conflictiva; en la que por más que sea victorioso el pobre en el fondo siempre sentirá su impotencia o inferioridad.

La estructura del texto se representa de la siguiente manera:

Esquema del texto

Descripción

  • a) Exposición

Presenta a Juncos y a Cancio quienes inician una pelea en un ambiente escolar.

  • b) Nudo

Se presenta el conflicto entre Cancio y Juncos rodeados por los compañeros. Sólo se calman cuando sienten la presencia de profesor.

  • c) Desenlace

Juncos termina pegando a su contrincante, sin embargo llora. Seguramente estará arrepentido porque ha castigado a un integrante de una familia acomodada de la que él no forma parte.

Macroestructura

El tema central, a nivel de textos narrativos, se infiere; en este caso se centra en el conflicto social que se ve reflejado en la escuela: entre familias acomodadas y pobres; los que tienen mejores condiciones de vida frente a quienes no lo tienen.

Los subtemas están planteados de la siguiente manera:

El rol del docente representa un punto de equilibrio entre las dos familias que se oponen socialmente o económicamente.

El otro punto o subtema es que de todas maneras las personas que tienen mayor poder económico o estatus social son los que predominan o se sobreponen en cualquier situación; con mayor razón si es en situaciones conflictivas.

Microestructura

A nivel de microestructura predomina las frases verbales porque se trata de acciones constantes que se producen: golpearon, dolió, puso, marcharon…Diríamos que los verbos predominan desde el inicio del conflicto hasta el final de este.

Los conectores que predominan son los de adición en la que se concatena la serie de sucesos que ocurren en el desarrollo del conflicto que es lo que predomina en la narración. Generalmente los tipos de conectores de adición son: y, también, etc.

El nivel de lengua que predomina en el texto es el coloquial que permite el acceso a todo tipo de lector, porque todos deben conocer lo que ocurre en la escuela como un símbolo del conflicto social o económico.

Se adecúa a todo tipo de lector, preferentemente a los que están involucrados en el ambiente escolar, social; asimismo a los críticos, específicamente a los del vate Vallejo que van en aumento geométrico.

Aspecto crítico y creativo

A nivel de estructura, Vallejo desarrolla la clásica: exposición, nudo y desenlace. A nivel de cuento abunda en exceso de detalles que a veces hacen perder el suspenso o la novedad de la historia. Es muy extenso el cuento y muy reiterativo a nivel del conflicto entre los protagonistas principales.

A nivel de temática no presenta mayor novedad porque trata acerca de un conflicto permanente entre las sociedades acomodadas y las familias pobres y que el punto de equilibrio lo tendría la clase de los docentes; aunque ahora estos últimos también, la mayoría, han pasado a formar la clase de los desposeídos. La novedad que presenta es que la escuela es un fiel reflejo de la sociedad; o que los estudiantes o los hijos también desarrollan o prolongan la vida o los conflictos como un problema social constante que se repite en cada generación; es decir las clases acomodadas se proyectan para seguir predominado con el paso del tiempo.

A nivel creativo proponemos que las personas que tienen o pertenecen a las clases pobres deben tener la oportunidad de sobresalir a través de la educación; esta debe ser un vehículo para que las personas mejoren sus condiciones de vida.

Esquematización de la información

edu.red

Conclusiones

  • La teoría de la lingüística textual permite comprender textos literarios.

  • La teoría de la lingüística textual permite comprender de manera sistemática los textos.

  • La teoría de la lingüística textual se convierte en una estrategia para la comprensión de textos.

  • Vallejo postula temáticamente el conflicto permanente a nivel de las clases acomodadas y pobres que también se ve reflejado a través de la escuela.

  • Estructuralmente Vallejo presenta la estructura clásica de la narración: exposición, nudo y desenlace.

Bibliografía

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  • Zanotto, Mercedes (2007): "Estrategias de lectura en lectores expertos para la producción de textos académicos" (tesis doctoral), España.

 

 

Autor:

Hugo González Aguilar

Docente de la U. Autónoma del Perú

Partes: 1, 2
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