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Ismael Isaac Jacob José


  1. Revelación divina o producción cerebral
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Revelación divina o producción cerebral

La biblia ¿verdad o mentira?. No todo lo que cuenta la biblia es verdad o mentira. En los tiempos en que se escribieron los libros del Antiguo Testamento no existía todavía la ciencia. Para contar algo complicado de manera fácil y entendible a los pastores nómadas, que era la mayoría de la población, se recurría al mito.

La pregunta es qué: ¿si lo descrito en la Biblia, que no es verdadero, sino irreal o mentiroso también fue revelado por Dios?. ¿Si todo lo que se nos ocurre no es elaboración del cerebro, sino revelación de Dios, por qué solamente a la Biblia, y no a todos los escritos humanos, se le da el carácter de revelación divina?.

Lo que cuentan los escritores del Antiguo Testamento, generalmente no sucedió así, pero tenían que contarlo de forma que todos los que oyeran lo entendieran. Por ejemplo hace 3000 años nadie sabía cuál era el origen de la tierra y menos el del universo. Por ello lo describían como ellos pensaban que podría haber sucedido.

Los historiadores no se ponen de acuerdo sobre la realidad de personajes como Abraham, Isaac y Jacob. Puede que existieran realmente tal y como los presenta el Antiguo Testamento y puede que sean personificaciones de hazañas comunes.

El relato de José presenta tantos paralelismos con literatura extrabíblica que no parece real. Más bien parece ser una pieza literaria de carácter moralista. Históricamente no hay ninguna prueba y todo parece una invención novelada, pero el texto es muy bello y la moraleja encantadora.

Sabemos que existió un gran tráfico de personas entrando y saliendo de Egipto. En 1.470 a.C. el Faraón Tutmosis III inició una brillante serie de campañas militares y llevó gran número de cautivos a Egipto, entre ellos varias tribus hebreas. Grupos de nómadas hebreos, acuciados por hambruna, emigraron a Egipto hacia el 1.700 a.C., y según la Biblia permanecieron 400 años en ese país.

Ismael

Las tres religiones, hebrea, cristiana y musulmana, consideran que Ismael fue el primer hijo de Abraham. La tradición judeocristiana da preferencia a Isaac, la musulmana a Ismael.

¿Intento de filicidio de Abraham con Ismael o Isaac?

La Torá y la Biblia consideran que Isaac fue el elegido para ser sacrificado por Abraham y el Corán da a entender que se trata de Ismael.

La controversia parte de una supuesta contradicción en los escritos bíblicos:" Toma a tu hijo, a tu único hijo". Para los musulmanes el primer hijo de Abraham fue con Agar, Ismael. Para los judíos y cristianos, Ismael y su madre Agar habían sido expulsados del hogar, por lo que Isaac, hijo de Abraham y Sara, nacido después de Ismael pasó a ser su único hijo.

Vida de Ismael

Isaac nació cuando Ismael tenía 14 años y Abraham 100. Ismael supuestamente tomó una actitud de menosprecio hacia Isaac y fue expulsado junto a su madre Agar del hogar de Abraham. Agar e Ismael vagaron por el desierto de Beerseba, donde estuvieron a punto de morir deshidratados. Un ángel les indicó el camino hacia una fuente de agua, lo que les salvó la vida. Yahvé les dijo: " del hijo de la sierva haré una nación".

Ismael creció y se fortaleció en el desierto de Parán, al sur de Canaán. Se casó con una egipcia, fundó la ciudad Ismaelita y fue padre de doce príncipes. Tuvo además una hija, que fue esposa de Esaú, hijo de Isaac. Ismael e Isaac sepultaron juntos a su padre Abraham.

Ismael murió a la edad de 137 años. Fue la cabeza genealógica de sus descendientes, los ismaelitas, que se establecieron entre la frontera de Egipto y el golfo Pérsico. Según el islam, Ismael colaboró en la construcción de La Meca.

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Isaac

Isaac llevó una vida similar a la de su padre Abraham. Contrajo matrimonio alrededor de los cuarenta años de edad con Rebeca, traída por Eliecer de Uhr por mandato de Abraham. Isaac solicitó a Yahvé que le permitiera tener hijos a Rebeca, quien era estéril, y con sesenta años tuvo dos hijos gemelos: Esaú y Jacob.

Jacob compró a Esaú la primogenitura por un plato de lentejas, un día que éste llegó hambriento a su casa. Tras un periodo de carencias, Isaac emigró hacia Gerar, donde firmó un tratado de paz con el rey filisteo Ajimelec, luego se estableció en Beerseba.

Isaac murió a la edad de 180 años, 44 después de que bendijo a Jacob y lo envió a Harán a trabajar, para su tío Labán, como pago de sus dos futuras esposas, Lea y Rebeca. A la muerte de Isaac, José contaba con 30 años, era liberado de prisión y nombrado gobernador en Egipto.

Jacob

Jacob es otro patriarca hebreo. Yo amé a Jacob, y odié a Esaú, dijo Yahvé.

De los hijos mellizos de Isaac y Rebeca, Jacob nació después de Esaú. Rebeca y Yahvé, siempre favorecieron a Jacob. Isaac, su padre siempre favoreció a Esaú, porque fue un hombre de campo y un gran cazador.

Jacob probablemente nació en Lahai-roi, unos veinte años después del matrimonio de su padre Isaac con Rebeca. Para ese tiempo su padre Isaac tenía 60 años y su abuelo Abraham 160 años. Al igual que su padre Isaac, Jacob fue tranquilo, sencillo y muy estudioso.

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Compró la primogenitura de su hermano Esaú por un plato de lentejas, y a sus dos esposas Lea y Raquel, cada una por siete años sucesivos de trabajo a su tío Labán.

Por luchar contra el ángel Elhoim, Yahvé le cambió el nombre de Jacob por Israel y lo nombró padre de los israelitas.

Jacob tuvo doce hijos. Seis hijos y una hija de su primera esposa Lea: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón. Y su única hija Dina.

De Zilpa, sierva de Lea, tuvo a Gad y Aser.

De Bilha, sierva de Raquel, tuvo a Dan y Neftalí.

Por último, de su esposa favorita, Raquel, tuvo a José y Benjamín.

Cada uno de sus doce hijos fue escogido como cabeza genealógica de alguna de las doce Tribus de Israel.

Los descendientes de Leví, llamados levitas, fueron sacerdotes, y por lo tanto, no tuvieron tierras. Como José había muerto en Egipto, fue sustituido como cabeza de tribu por sus dos hijos Efraím y Manasés, nacidos del matrimonio con Asenat.

La historia de hambre y del viaje a Egipto, de los hijos de Jacob para comprar trigo, llevó al encuentro del hermano José perdido.

El patriarca Jacob fue a Gosén, Egipto, con toda su familia que sumaban 70 personas, a pedido de su hijo José.

Llegando al fin de su vida, convocó a sus hijos al lado de su lecho y los bendijo. Murió a la edad de 147 años. El cuerpo de Jacob fue embalsamado y llevado de Egipto a la tierra de Canaán por sus hijos, donde fue enterrado en la Cueva de Macpelá, de acuerdo a su solicitud antes de morir.

José

Vendido y enviado a la cárcel

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José fue el undécimo hijo de los doce hijos de Jacob. Por ser hijo de Raquel, fue el más querido por su padre, lo que produjo la envidia de sus hermanos. Como era el favorito de Jacob y su posible sucesor, le elaboró una túnica de colores que lo distinguía. Esto enfureció aún más a sus hermanos, quienes buscaron una oportunidad para deshacerse de él.

Un día todos los hijos de Jacob llevaron a sus animales a pastar a un lugar lejano de sus tiendas. Cuando llegaron semidesnudaron y tiraron a José a un pozo de agua vacío y lo mantuvieron allí hasta decidir qué hacer con él. Al otro día pasó por esos lugares una caravana de mercaderes que se dirigían a Egipto y sus hermanos lo vendieron como esclavo. Mojaron la túnica de José con sangre de cordero, y de regreso le mintieron a Jacob, diciendo que habían encontrado su túnica ensangrentada y que seguramente había sido atacado y devorado por una bestia del bosque. Jacob lloró la muerte de su hijo querido sin consuelo, mientras José salía de Canaán y llegaba a Egipto.

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Allí fue vendido y llevado a la casa de Potifar. Éste, al ver que José sabía leer y manejaba los números, le confió la administración de su casa y lo convirtió en su mano derecha. Con el trabajo de esclavo José se convirtió en un joven fornido, y la esposa de Potifar, que se quedaba en la casa cuando éste salía, se fijó en él e intentó seducirle. Un día llamó a José a su habitación y trató de tener relaciones con él, pero José se resistió y salió de la habitación dejando en las manos de la señora su manto.

Al no lograr su objetivo, y sabiendo que José podría denunciar su adulterio, la esposa de Potifar lo acusó de intentar aprovecharse de ella, mostrando su manto como prueba. Así que Potifar hizo enviar a José a la cárcel.

Descifró los sueños del copero y del panadero

En la cárcel José encontró un copero y un panadero, prisioneros por haber robado una copa de oro perteneciente al Faraón. Ambos habían tenido sueños misteriosos, y José se los descifró.

El copero le contó: Soñé que tenía ante mí una vid con tres sarmientos, que echaban brotes, subían, florecían, frutaban y maduraban sus racimos. Exprimía con mis manos en la copa los racimos y la entregaba al faraón. José le respondió que los tres sarmientos representaban tres días, al cabo de los cuales lo declararían inocente y volvería a servir al Faraón.

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Viendo el panadero que José había dado una respuesta favorable al copero, le pidió que también le interpretara su sueño y le dijo: En mi sueño iba caminando con tres canastillas llenas de pan sobre mi cabeza. En la canastilla de encima había toda clase de colaciones que hacían para el Faraón los reposteros, y que las aves picoteaban y comían. José contestó que las tres canastillas simbolizaban tres días, al cabo de los cuales lo decapitarían, lo colgarían de un árbol y los pájaros picotearían su cuerpo. Todo se cumplió según lo predicho por José.

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Interpretación de sueños al faraón

El faraón se encontraba nervioso y atormentado por sus sueños, preguntaba a sus adivinos y a todos los sabios de Egipto, pero ninguno sabía cómo interpretarlos.

El copero se acordó entonces de José y le contó al faraón lo ocurrido en la cárcel. El faraón mandó llamar a José a su presencia y le dijo:

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Soñé que me encontraba a la orilla del Nilo, y del agua salieron siete vacas gordas y hermosas que se pusieron a pacer en la orilla, después salieron otras siete vacas, feas y flacas, que devoraron a las primeras. En otra ocasión soñé que de una caña de trigo brotaban siete espigas hermosas y llenas de grano, pero tras ellas brotaron otras siete espigas, vacías y quemadas por el viento del desierto, que devoraron a las primeras.

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José dijo al faraón: Sus dos sueños significan lo mismo: Las siete vacas y las siete espigas hermosas son siete años de abundancia. Las siete vacas flacas y malas que salían detrás de las otras, y las siete espigas secas y quemadas por el viento del desierto, son siete años de hambruna. Vendrán siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto, y detrás de ellos vendrán siete años de escasez que acabarán con todos los seres vivos. En cuanto a la repetición del sueño por dos veces, significa que el suceso está firmemente confirmado por Dios y que se apresurará a ejecutarlo.

¿Y qué debo hacer preguntó el faraón?. José le respondió: Faraón busque un hombre inteligente y sabio, y póngalo al frente del gobierno de Egipto. Nombre intendentes, que visiten los campos y recojan el quinto de la cosecha de todo Egipto, durante los años de abundancia. Haga reunir el producto, especialmente de trigo, y consérvelo para mantenimiento de las ciudades durante los siete años de hambre que vendrán sobre Egipto, y así no perezcan de hambre sus habitantes.

Todos parecieron conformes con las palabras de José, y el propio faraón, impresionado por ello, dijo: "Tú serás quien gobierne mi casa, y todo mi pueblo te obedecerá, sólo yo mismo seré superior a tí". Dicho esto, el faraón se quitó su anillo y se lo puso a José, mandó que lo vistieran con ropas blancas de lino, puso en su cuello un collar de oro y ordenó que José montase el segundo de los carros del faraón, y se le gritase expresiones de reverencia. Finalmente, el faraón le entregó por esposa a Asenat, hija de Putifar.

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Pasó el tiempo, y antes de que llegasen los años de escasez José tuvo dos hijos varones con su esposa Asenet. Llamó al mayor Manasés, y al menor Efraím y jamás olvidó a su padre y hermanos, ni perdió la esperanza de volver a verlos.

Reencuentro con sus hermanos y su padre

Al acabar los siete años de abundancia llegó el hambre a Egipto y sus alrededores y mucha gente fue a comprar trigo a Egipto.

De Beerseba, en Canaán, Jacob como patriarca de su tribu envió a sus diez hijos mayores a Egipto a comprar trigo dejando a Benjamín, el menor de todos, a su lado. Los diez hermanos llegaron hasta la corte del Faraón a pedir ayuda, y se presentaron ante José, al que no reconocieron. José sí los reconoció, pero disimuló y les preguntó de dónde venían. Sus hermanos le contestaron que venían de Canaán para comprar alimentos. Consternados le contaron que eran todos hermanos, hijos de Jacob, que en realidad eran 11 y no 10, pero su hermano menor se había quedado junto a su padre. José les dijo que llevarían alimento, pero para probar la verdad de lo que ellos decían tenían que volver y traer al hermano menor, Benjamín. Mientras tanto hizo quedar a uno de ellos.

Cuando regresaron donde Jacob, les dijo que no los dejaba volver con Benjamín, porque ya había perdido a José y no soportaría perder a Benjamín, el único hijo de Raquel que le quedaba. Pero la sequía y escasez continuó y para no morir todos de hambre, tuvieron que volver a Egipto esta vez con Benjamín. José se alegró de ver a su hermano menor después de mucho tiempo, ordenó que los hicieran pasar al comedor donde los acomodó de mayor a menor. Cuando ellos observaron la forma en que estaban ordenados se sorprendieron.

Comieron y bebieron todos contentos, cargaron sus animales con trigo, saludaron y se regresaron. José había ordenado colocar una copa de oro en la bolsa que pertenecía a Benjamín. Cuando estaban saliendo de la ciudad los soldados los alcanzaron y les preguntaron si habían robado una copa. Ellos sorprendidos contestaron: Si alguno de nosotros tiene la copa, pueden apresarlo por ladrón. Al revisarlos encontraron la copa en la bolsa de Benjamín, entonces los soldados les dijeron: pueden irse los demás y solo se quedará el ladrón.

Como ninguno de los hermanos quiso aceptar esto, tuvieron que llevarlos a todos ante la presencia de José, quien les dijo: ¿Por qué defienden a su hermano ladrón? Déjenlo aquí en la cárcel y vuelvan con su padre. Inmediatamente los hermanos respondieron a José: Preferimos morir que ver sufrir nuevamente a nuestro padre, ya le ocasionamos el dolor de la pérdida de su hijo querido José y no podrá soportar el dolor y la culpa por la pérdida de Benjamín.

José viendo que sus hermanos ya habían cambiado y que estaban dispuestos a dar la vida por Benjamín, les dijo: ¡Hermanos! ¿Acaso no me reconocen? Soy su hermano José, a quien vendieron como esclavo. Sus hermanos se alegraron al reconocerlo, pero a la vez se entristecieron porque pensaron que no los iba a perdonar, entonces José les dijo: No se preocupen que todo fue obra de Dios, fue necesario que yo viniera a Egipto para que nuestro pueblo Israel sobreviviera en este tiempo de escasez y hambruna.

Al enterarse el Faraón de lo sucedido ordenó a José: que hiciera traer a su padre y su pueblo y que se les diera tierras para que vivieran en Egipto, esto en agradecimiento por lo que José había hecho por los egipcios. Volvieron los hermanos de José y contaron todo a su padre Jacob y colmados de alegría regresaron con su pueblo a Egipto. José al ver a su padre le dijo que se quedara con todo su pueblo a vivir sus últimos años con él. Jacob aceptó con la condición de que sus restos mortales fueran llevados nuevamente a Canaán cuando su pueblo regresara a La Tierra Prometida, y fueran enterrados junto a los de Lea.

Jacob y su familia vivieron entonces en la tierra de Gosén, un lugar destinado al pastoreo del ganado en el Alto Egipto y despreciada por los egipcios, muy cerca de la ciudad de Ramesés, también llamada Avaris, capital de las dinastías hicsas en el siglo 17 a. C.

Muchos años después cuando salió de Egipto el pueblo de Israel guiado por Moisés, llevaron los restos mortales de Jacob y José.

Los descendientes de Jacob se multiplicaron en dichas tierras, aparentemente estuvieron 430 años en Egipto, José falleció de 110 años de edad. Cuando ascendió un nuevo Faraón que no conocía a José, ordenó la esclavitud de los hebreos, cuya explosión demográfica preocupaba a la clase gobernante egipcia. Fueron sometidos a una brutal opresión con leyes como la que ordenaba la muerte de todo niño varón, hijo de extranjero. Uno de ellos, Moisés, del linaje de Leví hermano de José, rescatado por una hija del Faraón, organizó y dirigió el regreso del pueblo judío a La Tierra Prometida.

Fuente

http://www.historialago.com/xto_05110_verdad_at_01.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/Ismael

http://es.wikipedia.org/wiki/Jacob

http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_(patriarca)

 

 

Autor:

Rafael Bolívar Grimaldos