Migrantes bolivianos y bolivianas en Argentina: Ni de aquí ni de allá (página 2)
Enviado por Luis Eduardo Cantero
La migración boliviana es la segunda en magnitud, que asciende a unos 220.000 personas, siempre fue de carácter familiar, el grupo en general trabaja desde el niño hasta el abuelo, son familias extensivas, son gentes trabajadoras "crean redes sociales migratorias, conformada por parientes y vecinos", que juntos tratan de conservar su identidad e idiosincrasia. Crean nichos laborales, en este caso el de la horticultura (incluye producción y comercialización de las hortalizas, sean de hoja, raíz, tubérculo, fruto o flores, son los que abastecen su gran negocio de las verdulerías y las ferias, en gran parte de la Argentina.), el comercio al por mayor y menor, la industria manufacturera: talleres textiles legales e ilegales, muchos de estos talleres han sido clausurado por el gobierno argentino debido a las condiciones de vidas que han sido sometido los migrantes bolivianos. También, se dedican a los servicios domésticos. A diferencia de los migrantes peruanos y paraguayos, los migrantes bolivianos piensan en la familia, la decisión de emigrar forma parte de un proyecto familiar. Los bolivianos son personas sencilla y humildes, respetuosa, cosa que aprovechan los dueños de talleres se aprovecha su nobleza para sacar provecho.
El legado
Según los especialistas en el tema, la presencia boliviana en la Argentina se remonta desde la colonia. Ellos fueron los primeros inmigrantes que llegaron a este país, después los de ultramar, me pregunto ¿por qué los argentinos no dicen que son descendiente de bolivianos, peruano u otro?, será que los apellidos Mamani, choque, no entra dentro de la gran macrocategoría de "apellidos europeos" asociado al poder (…). Los bolivianos de hoy cuentan con un legado histórico, que le permite luchar por un espacio en este país. Ellos a igual que los de ultramar han contribuido al desarrollo de este país, han aportado un granito de arena para el bien de esta sociedad que ha sido tan negligente con ellos. El argentino de hoy debe leer la historia desde una mirada inclusiva, así como se consideran descendientes de españoles, italianos, alemanes u otro, deben sentir el mismo orgullo de ser descendiente de los inmigrantes limítrofes. Las cifras que arrojan los censos desde la colonia los convierte en el país como uno de los grupos más mayor densidad en Argentina. Sin embargo, al igual que sucede en los países del primer mundo (Europa y EE.UU.), aunque existen normas jurídicas y asociaciones de Derechos Humanos que velan por una legalidad justa e igualdad de oportunidades, la cuestión migratoria ha sido relegada o manipulada por los sucesivos gobiernos para beneficiar a los grupos xenofóbicos y grupos de poder.
La situación actual de los migrantes bolivianos y otros grupos es desigualdad social, a eso se añade la xenofobia de la gran mayoría de argentinos contra aquello que es distinto a ellos, tanto en color como la cultura e idiosincrasias. Se percibe en el trato de los nativos de este país con estos grupos de migrantes. Esto hace que el migrante boliviano en su mayoría son descendientes indígenas, su apellido lo delata y su forma de hablar, nacido en la Argentina, no consiga un trabajo digno, aunque esté bien calificado y preparado, no lo contratan, por el hecho de ser boliviano. A pesar de su legado histórico y su registro civil dice que es nacido en este país, no es considerado argentino: "Hoy la categoría de "boliviano", dice Grimson, se usa comúnmente para designar no solo a quienes nacieron en Bolivia sino también a sus hijos, es decir, son legalmente argentinos, pero social y culturalmente bolivianos." Por ende, los pobres, los que viven en las villas y en tugurios suelen ser interpelados como bolivianos. No es irrelevante que la hinchada de fútbol del equipo más popular del país (Boca Junior) sea llamada "bolivianas, paraguayos" en cántico de sus adversarios. Los excluidos son extranjerizados", concluye Grimson.(5)
Esta situación de indefensión en que quedan los migrantes bolivianos es un desafío para la acción cristiana, no podemos quedarnos de brazos cruzados, indoloro, son nuestros hermanos que sufren a diario el deprecio de una sociedad indolente, que se ve con más dolor en nuestras congregaciones evangélicas tradicionales. Ellos esperan que le demos la mano, que hagamos algo por ello. Buscando un punto de encuentro ante la resistencia del mismo estados, de los grupos xenofóbicos y de la población en general; debemos avanzar hacia la reforma por la vía del dialogo entre los distintos actores involucrados, que se hagan talleres y publicidad en los medios de comunicación, el migrantes es una persona, y esta persona no se puede definir como problema. Es un ser humano creado a imagen y semejanza de Dios, despreciar y negarle sus derechos naturales es ofender al mismo Dios.
El impacto cultural
Los inmigrantes bolivianos forman el grupo mayor, junto a los peruanos y paraguayos (Hoy son menos los uruguayos y chilenos) en Buenos aires. Los migrantes bolivianos en su mayoría son grupos de indígenas aymaras, quechuas del altiplano, campesinos y debajo nivel académico u otras etnias en menor escala del oriente de Bolivia. Sus rasgos son típicamente indígenas y también sus actitudes. Ellos están acostumbrados a vivir y a compartir en grupo, por eso es natural encontrar en una vivienda varias familias, crean redes sociales de convivencia.
Lo mismo acontece con los inmigrantes rurales. Cabe recalcar que la gran mayoría de los bolivianos que encontramos en Buenos Aires proviene de zonas rurales e indígenas, son pocos los bolivianos no indígenas de las elites de poder que se unan a estos grupos debido a sus luchas internas: los cambas vs. los collas.
Todo ello repercute sobre sus costumbres, las modalidades educacionales y la situación legal, sigue diciendo Vargas, así por ejemplo, muchos de ellos no traen documento de identificación (pasaporte o cedula) de Bolivia, pero a la hora de solicitar el permiso de estadía en la Argentina, choca con las leyes, normas y cultura de la Argentina. Muchos bolivianos por no acoplarse a la nueva cultura, quieren trasplantar su modelo en este país, ellos están acostumbrados a negociar un trabajo o solicitar un préstamo llevando a otra persona, quien dará fe de su persona. Por eso, no es nada extraño ver en las oficinas públicas a bolivianos con un grupo de parientes o amigos que vienen a confirmar de donde provienen la persona y quien es ella. Por supuesto que las autoridades no aceptan esto y creen que es una cargada, e irrespetuosa, algunos se burlan en la cara, quedando en ridículo y agrega: "Este bolita cree que tenemos que creerle sólo porque los otros afirman tal o cual cosa (…), ¡Donde se vio semejante cosa!"(6)
La cultura boliviana se ha caracterizado por ser una comunidad trabajadora, especialmente las mujeres, esto se debe a su idiosincrasia. Vemos mujeres bolivianas en las principales calles y supermercados de Buenos Aires, arrastrando un bolsón multicolor repleto de hortalizas y cítricos. Otras en cambio, venden en las calles ropas íntimas entre otras. Ellas sudan para conseguir algo en la vida, para llevar el pan a la casa. Los hombres bolivianos suelen trabajar en el área textil en talleres legales o ilegales, prefieren el trabajo suave, le huyen a la albañilería, por ser un trabajo que exige fuerza. Debido a esto se dejan explotar por los dueños de talleres bolivianos, coreanos y argentinos, trabajan 12 o 17 horas, ayudados por sus hijos menores, adolescente.
En el clan de los bolivianos todos trabajan desde el niño hasta el mas viejo, solo con la visión neoliberal si más producen, mayor ganancia tienen; pues todos quieren tener aquello, que nunca han tenido. Los dueños de los talleres bolivianos conociendo su gente, saben que ellos no tienen nada, que vienen a este país en busca de un lugar, le he es fácil aceptar a una tropa de familia, que a un soltero boliviano, porque la familia toda trabaja, allí se produce el fenómeno de la cama caliente, los padres duermen unas horas, sus hijos menores lo suplantan y así sucesivamente, quien recibe el pago es solo uno el padre. Es una cadena de explotación de niños, adolescentes. Pero para los bolivianos indígenas es natural, su comportamiento esta muy presente el coloniaje del cual se manifiesta en su forma y reacción al amo sometimiento al trabajo forzado y explotado. "Esto hace que el que tiene el poder de empleo y dinero imponga las reglas."
Otro aspecto, que agobia al boliviano es la discriminación. Muchos bolivianos para huir de la realidad amarga, se refugian en el alcohol. Los fines de semana es común de ver muchos borrachos bolivianos perdidos en el horizonte, tirado en las calles de Liniers o el bajo flores. Esto ha despertado algunos argentinos una fuente de negocio, van abriendo locales de expendio de bebidas violando las leyes de no vender bebidas embriagantes a menores de edad. Allí se pueden apreciar a menores de edad de ambos sexos consumiendo, la policía se hace de la oreja gorda y no dice nada, total "son bolivianos." (7) La discriminación hacia los migrantes bolivianos es a diario y tiene distintas expresiones desde un simple insulto en la calle como ese "negro de m… o bolita, etc." En los colectivos cuando los/las argentinos ven acercarse un boliviano se ve el gesto de cuidar las carteras, los bolsillos y los celulares, hasta llegar a los asesinatos. Muchos delincuentes asesinan a un boliviano sencillamente por sacarse alguna bronca, porque saben que ni lo van a buscar o lo mismo ocurre cuando un gendarme mata a un boliviano lo registra como asesinato en defensa propia o se quito la vida al sentir acorralado. (8)
La discriminación es una cadena que traspasa de generación a generación: lo hacen los niños argentinos con los niños bolivianos, peruanos, eso se ve en las escuelas, los vecindarios. Lo mismo los adolescentes, jóvenes, adulto y la tercera edad, excluyen a las mujeres bolivianas, peruanas. La edad infantil se ve con más dolor, porque ellos son el reflejo de sus padres, por ende sus corazones y mentes están siendo llenado por el odio y el desprecio por el otro. Que también es imagen y semejanza del Dios que los creó. La cadena no termina sigue hasta la edad dorada, es triste ver como una anciana argentina ve con desprecio a otra anciana boliviana.
Conclusión
Quiero concluir con algunas preguntas ¿Qué podemos ofrecer los evangélicos hoy para contrarrestar este flagelo desde el interior de nuestras iglesias? ¿Somos cristianos o somos seguidores de Jesús? ¿A quien vino Jesús a salvar? ¿Qué podemos aprender del Buen Samaritano en Lucas 10: 25 – 37? La iglesia no solo debe darle asistencia espiritual sino también crear espacio de integración entre estos inmigrantes, donde ellos se sienten valorados como seres humanos. De la misma manera, enseñarles a los miembros de la comunidad nativos o naturalizados a valorar al otro, que estos inmigrantes están acá porque el mismo sistema neoliberal los ha dejado fuera, los ha llevado "al exilio económico por las economías de la muerte." La discriminación es un pecado, que clama a diario. Los inmigrantes no son extraterrestres, es un ser humano portador de la dignidad humana y divinidad. Por ello, el cristianismo es una opción de sentido, de valoración, que Dios mismo ama al extranjero y le da pan y vestidos, ¿qué le estamos dando nosotros? ¿Deprecio, exclusión o amor, comprensión, etc.? La iglesia cristiana debe ser una voz profética que denuncie este pecado individual y social, la cual cobija e integra a todos, derrumba todas las barreras: etnia, género u otros aspectos, entonces ¿por qué no lo hacemos, por qué hay creyentes que viven a distancia con el otro? Cristo dijo que volvería otras vez, que ha pasado por su advenimiento ¿será que se ha arrepentido de volver por nosotros, por ver tanta injusticia social, discriminación y desprecio por los otros?
* El autor es Doctor en Filosofía, pastor bautista, Decano y profesor del Seminario Teológico Misionero Tiranno, Bs. As. Miembro de la Iglesia Bautista Vida y Esperanza.
Referencias
1. Ana María Vargas Benito, "¿Al margen de todo? Migrantes bolivianas y bolivianos en la Argentina", en Testimonio evangélico en America latina, René Krüger y Daniel Beros, editores, Bs. As., IERP y la obra Gustavo Adolfo, 2007, pp. 121 – 122.
2. Alejandro Grimson, "Ilegalidad, migración y talleres clandestinos", en opinión sobre la tragedia de Caballito, Director del Instituto de Altos Estudios Sociales, Universidad de San Martín, Año 1 # 2, agosto (2006), p. 5.
3. Vargas, op, cit., p. 122.
4. Mirta Quiles, "Mujeres migrantes", en Revista acción, 2009 año XLIV (1039), Buenos Aires, p. 16.
5. Grimson, "Ilegalidad, migración y talleres clandestinos", Op., cit., p. 5.
6. Vargas, op, cit., p. 124.
7. Ibíd., p. 125
8. Ibíd.,
Autor:
Luis Eduardo Cantero*
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