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La falacia naturalista en John Stuart Mill (página 2)

Enviado por Florencia Corsi


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A continuación da su propia definición de ética, esto es, la investigación general de qué sea bueno, definición que es bastante amplia, y no se restringe, como muchas otras, solo al ámbito de la conducta, pero tiene relación con ella, ya que Moore afirma que no toda conducta es buena, y que, a su vez, también hay cosas buenas fuera del ámbito de la conducta. Por lo tanto, concluye que "bueno" se refiere a cierta propiedad que es común a la conducta y a las cosas buenas. Es por esto, que si podemos obtener algún tipo de certeza sobre lo que sea "bueno" en general, podremos plantear mas fácilmente la pregunta acerca de la buena conducta. Este es el objetivo del análisis.

2.2.2. Sentidos posibles de la pregunta ética y criterios de definición

La pregunta ¿Qué es bueno? Puede entenderse en tres sentidos:

  • Podría responderse con un "esto", es decir, la respuesta por la cosa individual

  • Podría ser una respuesta a la manera casuística, es decir, de enumeración de cosas buenas

  • Podría darse una definición de "bueno"

Está claro que esto último es puramente ético, y es a lo que apunta la investigación de Moore. Es sumamente importante definir esto, ya que Moore cree que el principal objeto de la ética, en tanto es una ciencia sistemática, es ofrecer razones correctas para creer que una cosa es buena y otra no; y en esto reside la importancia de definir qué es "bueno". Sin embargo, esta no ha de ser una definición meramente verbal, ni tampoco una que nos diga cómo se usa generalmente la palabra "bueno" en el lenguaje ordinario, sino una explicación de la naturaleza de los objetos caracterizados con esa propiedad. Es que para que para Moore, una definición de "bueno" es imposible, ya que es una propiedad indefinible, y, además la repuesta, en este sentido, a qué es bueno, solo puede ser que "bueno es bueno". Esto es así porque las proposiciones sobre lo bueno, explica Moore, son todas sintéticas, nunca analíticas. Él intenta explicar que "bueno" es una noción simple, así como lo es "amarillo", que no puede explicársele a nadie si no conoce ese color. A propósito con lo que decíamos antes sobre el método analítico, Moore se figura que "bueno" es una noción última, es decir, que ya no puede descomponerse, que sirve para componer definiciones. Es una noción simple que no dispone de partes en las cuales descomponerla, como podría suceder con "rojo" y "azul", que son partes últimas que definen al color violeta. Pero resulta que este tipo de nociones son nociones complejas, no simples, que pueden analizarse, y puede darse de ellas, por ende, una definición concreta.

Llegando a este punto en que "bueno" es indefinible, sólo nos queda la opción de definir qué es lo bueno, aquello a lo cual se le aplica la propiedad de ser bueno. Esto, dice Moore, es efectivamente definible; y es en esta empresa que muchos erraron la solución: una de estas posturas erradas es la de las doctrinas éticas que cometen lo que él llamó falacia naturalista.

La argumentación es la siguiente: puede ser verdad, dice Moore, que todas las cosas que son buenas son también algo mas que eso (es decir que tienen otras cualidades además de ser buenas); pero el error, la falacia, está en tratar de definir "bueno" en virtud de esas otras propiedades, es decir, caer en el error de confundir la propiedad "bueno" con alguna de esas otras propiedades que tienen las cosas buenas.

De esta manera, los filósofos que la cometen afirman que están en lo cierto respecto a qué es "bueno", y a la vez discuten entre sí, intentando probar que aquello que dice el otro es erróneo.

La falacia naturalista

2.3.1. Introducción a la ética utilitaria

Es útil, antes de seguir con el texto de Moore, que revisemos los principios básicos de la ética utilitaria, en especial de Mill y Bentham, ya que, según Moore, éstos caen en la famosa falacia; y va a criticar duramente sus argumentos.

El utilitarismo como tal fue un sistema ideológico surgido en Inglaterra a lo largo del siglo XIX, que involucró varios planos de la vida del hombre (plano económico, social, político, etc.) asociado, en lo político, a las ideas liberales. Todos estos ámbitos fueron sustentados, en su momento, y como es de esperarse, por una plataforma filosófica, una cosmovisión y una antropología determinadas. Esto se evidencia claramente en el plano ético, que es el que vamos a tratar de desarrollar ahora.

La ética utilitaria es una ética teleológica, sostiene que la conducta humana está orientada a un fin: ese fin es la felicidad. En el plano de la conducta, dice Mill, tenemos hechos, y por lo tanto debemos tratar de descubrir los fines últimos de la acción con las facultades que corresponden al juicio sobre los hechos particularmente: los sentidos y la conciencia interna. Es por esto que vemos que, en los hechos, la gente desea la felicidad, y así esto se considera probado.

La doctrina utilitaria, por tanto, va a plantear que lo único deseable como fin es la felicidad. Como decíamos antes, este dato lo verificamos por la experiencia: la gente desea la felicidad actualmente. Esto prueba que la felicidad de la propia persona es un bien para dicha persona, y que la felicidad general es un bien para la mayoría de las personas.

El máximo defensor de esta idea fue Jeremy Bentham (1748-1832), quien sostuvo la tesis de la "máxima felicidad posible para el mayor número de personas". Esto se puede traducir como un eudemonismo social, que influyó ciertamente en Mill.

Habíamos dicho que la felicidad era la única cosa deseable como fin. Pero vemos que, además, hay otras cosas que la gente desea, tales como la virtud, el placer, etc. Mill responde a esto que aquellas son: o bien medios para lograr esa felicidad, o bien cosas que son agradables "en sí" para la persona, y que por tanto son partes del fin de su felicidad. Esto, claro, depende de cada persona: si uno ama "desinteresadamente" la virtud, dice Mill, el alcance de ésta va a constituirse una parte de su felicidad propia. A esto se refiere Mill al decir del dinero que "ha llegado a ser él mismo un elemento principal de la concepción individual de la felicidad…"[3]

Con esto quiere probar que no hay nada que se desee que no sea la felicidad: todo lo deseado está en relación con ella; o bien como medio, o bien como parte del fin. De esta forma, las cosas que contribuyen a nuestra felicidad se constituyen en fuentes de placer para nosotros, que hacen desaparecer el sufrimiento. Todo esto nos dice, por tanto, que al ser la felicidad el único fin de la acción humana, la misma se constituye el único criterio moral.

La teoría psicológica del deseo en Mill plantea lo siguiente: el deseo, (pasivo), genera, en principio, la voluntad, (estado activo de la sensibilidad). Esto es así en principio, porque luego la voluntad puede separarse del deseo, y en lugar de "querer una cosa porque la deseamos, a menudo deseamos una cosa porque la queremos"[4]. Con esto último da cuenta, Mill, del poder que es capaz de ejercer el hábito en nuestra voluntad, y, por ende, en la acción que realizamos, ya que nos induce a desear algo que ya no deseamos por sí mismo, o que, como explicamos antes, sólo deseamos porque lo queremos. Como no hay pruebas para suponer que el resultado del hábito será bueno, lo que se debe hacer, según Mill, es inculcar la voluntad de obrar bien, la virtud, a través del hábito, es decir, domesticar la voluntad con su poder y así constituirnos en seres virtuosos.

En pocas palabras, y a modo de resumen, podemos decir que Mill define, indirectamente, como "bueno", aquello que es deseado, ya que las cosas que deseamos, dice, son medios o partes del fin que la naturaleza humana se ha propuesto como tal: el de ser feliz.

Este tipo de postura ética es la que va a criticar Moore.

2.3.2. Críticas de Moore a la postura de Mill

Habíamos reparado en que, según Moore, muchos filósofos cometen la llamada "falacia naturalista" al confundir la "bondad" con otro tipo de propiedades que están presentes en las cosas buenas. El descubrir estas propiedades, dice Moore, es un tema correspondiente a la ética.

Con respecto a los filósofos cometen este tipo de error, Moore dice que se empeñan en hacerle ver a los demás que están en lo cierto, y que a su vez, sus opositores están errados. En este sentido, su error es la soberbia de creer que "bueno" solamente es lo que ellos dicen, y no otra cosa.

A continuación, Moore pasa a criticar una postura que sostiene que lo bueno es lo deseado, como es la postura de Mill, que, sosteniendo esto, a la vez intenta refutar que lo bueno es el placer, posición que podría ser sostenida por una visión como la de Epicuro.

Moore le hace dos grandes críticas a esta posición:

  • Si esta postura intenta refutar que lo bueno es el placer, y sostener, en cambio, que lo bueno es lo deseado, este es un campo que corresponde a la psicología, y no a la ética. A ese punto es a donde se refiere la crítica de Moore, quien sostiene que una disputa psicológica nada tiene que ver con la disputa ética sobre lo bueno. Además, aunque esta postura psicológica sostenga que lo bueno es el deseo, y utilice sus argumentos para distinguir a éste del placer, así y todo no prueba de ninguna manera que su opositor esté errado. Ambos sostienen que "lo bueno" se define como "otra cosa", pero les es imposible a este tipo de posturas demostrar que las teorías que difieren de su visión estén equivocadas. Ahí es donde se sitúa el gran error de estos filósofos, y es, por tanto, el núcleo y la importancia que conlleva la falacia que cometen.

  • La segunda de las críticas se refiere a la posibilidad de que la discusión sobre el placer sea una discusión "meramente verbal", en tanto se refiera a cómo ha usado la mayoría de la gente la palabra "bueno". En este sentido se dice que "bueno es placentero", o "bueno es lo deseado", y la crítica es la misma que la primera: esta discusión no tiene relevancia en el campo ético. En este sentido, este tipo de crítica es bastante dura; ya que Moore sugiere que estos filósofos no están haciendo ética, en el mejor de los casos sostienen una discusión verbal. Esto vamos a analizarlo más profundamente en la conclusión.

2.3.3. Análisis de la idea de "bueno" utilizada por los filósofos que cometen la falacia

Podemos decir, que este tipo de postura (que comete la falacia) parte del supuesto de que "bueno" es definible, esto es, que no denota algo simple que no pueda ser definido. Si esto fuese así, dice Moore, solo habría dos posibilidades para explicar el desacuerdo entre estos filósofos:

  • Que "bueno" sea algo complejo, un todo que puede ser analizado. Si esto fuese así, el desacuerdo entre estos filósofos se debería al análisis incorrecto de ese todo dado.

  • La segunda posibilidad es que "bueno" sea un término sin significado en absoluto, y eso explicaría la variedad de definiciones al respecto.

De esta segunda posibilidad se infiere una consecuencia desagradable: que no habría algo así como una disciplina ética, ya que ésta se refiere a la "investigación general de qué sea bueno"[5]. Esta es tiene lugar en el hecho de que todo campo ético está vinculado a la idea de "bien", y si éste fuese un concepto vacío, entonces podríamos afirmar la inexistencia de la "ética"en tanto disciplina de investigación.

Con respecto a esto, Moore rechaza la primer posibilidad porque considera el hecho de que los moralistas no hacen ningún tipo de aclaración sobre si el "todo concreto" es en sí bueno, y esto nos lleva a pensar que ellos no lo plantearon de esa manera.

Por otra parte, también rechaza la segunda posibilidad: ellos no pueden estar hablando de una noción sin contenido, ya que lo que hacen no es llevar el significado de placer (o de cualquier otra cosa) a la palabra "bueno" (una especie de "relleno semántico" aplicado a una noción sin significado), sino que la palabra "placer" significa para ellos una cosa diferente de la palabra "bueno". Esto queda probado por el hecho de que si pensaran que ambos significados no difieren en lo mas mínimo, no tendría sentido formular una teoría ética que explique que "el placer es bueno" . Ellos construyen un objeto que tiene un significado único, y que plantea un interrogante distinto respecto de su conexión con otro objeto. Así su concepción de"bueno" se constituye un significado diferente del de "bueno" y del de "placer". Es así como "bueno", en sus teorías, no es una noción sin significado.

Por otra parte, esta claro que esta clase de filósofos siempre trataron de definir "bueno" sin tener en cuenta los cuidados que se deben tener en este tipo de empresa; es por eso que caen en las desastrosas falacias que explicábamos antes.

La causa del desacuerdo es, entonces, que no hay una idea, una noción clara acerca de la posible naturaleza de la definición que buscan.

2.3.4. Argumentos de Moore contra Bentham

Para criticar la teoría de Bentham, Moore se apoya en los escritos de un tal Henry Sidwick, quien, dice Moore, es el único estudioso de ética que reconoció que "bueno" es una noción simple que no se puede definir. Este estadista habría dicho que Bentham sugiere que define "correcto" como aquello que conduce a la felicidad general. Según Moore esto no presentaría problema alguno, ya que "correcto" se referiría a las acciones que llevan a lo bueno, y no a lo bueno en sí; es decir a los medios para lograr el fin, y no al fin mismo.

En este sentido sería válido que defina "correcto"como "aquello que conduce a la felicidad general", pero solo si previamente hubiera probado que la felicidad general es "lo único bueno".

Sin embargo, vemos que el principio fundamental de Bentham es que la mayor felicidad del mayor número de gente es el fin correcto de la actividad humana, y que "correcto" se refiere también al fin, y no solo a los medios. Es decir: que si "correcto" se refiere a los medios para alcanzar la felicidad general, damos por sentado que la felicidad general es el fin correcto.

Este mecanismo de validación es, según Moore, inválido, ya que lleva al mismo punto que criticábamos antes: en este sentido, la proposición "la felicidad general es el fin correcto de la actividad humana" no es un principio ético válido como tal, sino mas bien una proposición acerca del significado del término "felicidad general"; lo que quiere decir que comete, efectivamente, la falacia.

Entonces, podemos afirmar que Moore no critica la validez o invalidez de la fórmula de Bentham; lo que le critica es que se apoya en la definición de "correcto" para demostrarla, procedimiento inválido a sus ojos. Este es un gran problema para la ética de Bentham, ya que Moore afirma que es trabajo de la ética buscar razones suficientes para apoyar las tesis que uno formula.

Conclusión

Casi al final del primer capítulo de su Principia Ethica, Moore afirma de los filósofos naturalistas que:

  • "…no ofrecen (…) ninguna razón válida a favor de ningún principio ético…"

Esta afirmación, que va a servirnos de disparador, tiene dos caras: por un lado, está diciendo que tales filósofos no ofrecen razones válidas que fundamenten racionalmente las tesis que sostienen (esto se evidencia en el caso de Bentham que analizamos antes, por ejemplo); y por otro lado, hace una dura crítica, al sugerir que estos filósofos no sostienen tesis éticas, es decir, que no satisfacen los requerimientos del campo de la ética. Este punto se ve reflejado en las críticas a Mill, donde Moore le replica que su tesis psicológica del deseo corresponde a la psicología y no a la ética porque no tiene nada que ver con el asunto sobre lo "bueno". Esta es una crítica que no viene a la mente el relacionarlo con algo que flota constantemente a lo largo de la argumentación de Moore: que estos filósofos no pudieron cumplir sus objetivos, debido a la "irrupción" imprevista de la falacia. Es decir, Moore no argumenta sobre la verdad o falsedad de sus propuestas éticas en lo práctico, como dice en algún momento, sino que sus críticas son meramente formales, y se refieren a la estructura lógica de las teorías de estos filósofos, estructuras que encuentra falaces, incorrectas. De esta manera, Moore rechaza las teorías en lo formal, y (aunque él diga que no), también las destruye en lo práctico, porque ¿cómo podremos aceptarle a tales filósofos que semejantes teorías éticas se den en lo práctico si ellos mismos no están siendo capaces de demostrarlas en lo teórico? Esto, a los ojos de alguien que no sepa demasiado del tema, sería inaceptable.

Que Moore hable así de Mill y Bentham, nos lleva a sacar dos conclusiones al respecto: por un lado, es justo que se refiera a los enunciados y a la estructura formal de las teorías que critica, y esto se ve complementado por la cantidad de aclaraciones útiles que hace respecto de los criterios de definición y acerca de la palabra "bueno" (esto nos habla muy bien de su criterio analítico, ya que empieza preguntándose sobre lo mas simple y, en apariencia, evidente: si es posible la definición para este término). Esta es una parte muy útil de su filosofía, y es, por tanto, un gran aporte a la ética como disciplina de rigurosidad científica.

Por otro lado, esta severidad con que critica a los "filósofos falaces" es, en cierto sentido, injusto para con tales filósofos, ya que Moore parece ocuparse poco y nada de sus planteos éticos, cediendo todo el espacio a las críticas de su formulación.

Creo yo que tales filósofos también hicieron sus grandes contribuciones a la ética, y en especial admiro su entusiasmo a la hora de hablar de "lo bueno", digno de un espíritu optimista respecto a los fines de la acción. Por otra parte, creo que aquellos espíritus eran espíritus modernos de su época, inclinados a pensar nuevas ideas sobre la base de la libertad personal, y sostengo que Moore simplemente, no está contemplando esto. Con esto no quiero decir que sus críticas sean anacrónicas respecto de su época, ni mucho menos; simplemente digo que su rigurosidad en la argumentación está en otro nivel o perfil filosófico, mas analítico, y además tenemos que considerar que Mill y Bentham se encontraron contextualizados en un "movimiento" que encerró muchos de los espacios de la vida del hombre, es decir, que su teoría estuvo confinada a ese movimiento en que empezaban a surgir las teorías liberales, y, francamente, muchas veces es difícil hacer encajar estos distintos planos teóricos entre sí.

Así y todo la postulación de la falacia naturalista por parte de Moore es algo simplemente genial, en el sentido de que son válidas todas las críticas que plantea, y los problemas que conllevan, y es en este sentido en que se puede rescatar la visión de Moore y la importancia clave de sus aportes a la ética, en tanto disciplina científica

Bibliografía utilizada

  • Nicola Abbagnano, Diccionario de Filosofía, trad. cast., México, Fondo de Cultura Económica, 1963.

  • Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía, Buenos Aires, Sudamericana, 1958.

  • John Stuart Mill, El utilitarismo, trad. Cast., Madrid, Alba, 2000, pp. 60-68

  • George Edward Moore, Principia Ethica, trad. Cast., México, Centro de Estudios Filosóficos, Universidad Autónoma de México, 1959, pp. 1- 19.

 

[1] Nicola Abbagnano, Diccionario de filosofía, trad. cast., México, Fondo de Cultura Económica, 1963.

[2] Ferrater Mora, Diccionario de filosofía, Buenos Aires, Sudamericana, 1958.

[3] John Stuart Mill, El utilitarismo, trad. Cast., Madrid, Alba, 2000, pp. 65.

[4] Op. Cit., pp. 66.

[5] George Edward Moore, Principia Ethica, trad. Cast., México, Centro de estudios Filosóficos, Universidad Nacional Autónoma de México, 1959, pp. 2.

 

 

Autor:

Florencia Corsi

Partes: 1, 2
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