Resumen
En este artículo se reflexiona sobre algunas cuestiones importantes, relacionadas con conocer porqué el hombre hace lo que hace o cual es la finalidad de su existencia.
Se exponen de forma esquemática los procesos mentales del ser humano, tal como ahora creemos conocer, con las distintas fases que actualmente se aceptan: Percepción (fase en la que nos extenderemos algo), memoria, pensamiento y respuesta.
Después se entra a estudiar los impulsos o motivaciones, que son uno de los factores internos del ser, que influyen en su actividad, así como en la dirección de sus procesos mentales y que lo llevan a una determinada conducta.
Introducción
Se tratará de indagar el porque el hombre hace lo que hace. Señalaremos que aunque este artículo se refiere principalmente al caso del hombre, sus líneas generales son, en muchos casos, aplicables a otros seres vivos.
Muchos nos preguntaremos ¿Qué hago en esta vida? ¿Porqué actúo de una determinada forma? ¿Qué finalidad tiene mi existencia? Son preguntas que probablemente nunca responderemos por completo, pero no cabe duda son temas atractivos y sentimos el impulso de reflexionar sobre ellos.
Las anteriores preguntas están relacionadas con muchas cosas, pero una que parece significativa, es la que en psicología se llama motivación, y éste será el tema central sobre el que trataremos de reflexionar.
Iniciaremos el mismo con una presentación muy esquemática de cómo se cree hoy en día que se producen los procesos mentales, según una versión de los hechos bastante generalizada en su aceptación, dichos procesos conducen al hombre y a otros seres vivos, a conocer y actuar. Ello nos servirá de marco de referencia, para tratar de abordar el asunto de la motivación.
Las reflexiones que se efectúan a continuación deben tomarse con prudencia, por diversas razones.
En primer lugar la psicología se refiere a un asunto, el funcionamiento de la mente humana, que es particularmente difícil de comprender y de efectuar experimentos claros respecto a la misma.
En este campo de la ciencia existen, como se sabe, varias escuelas o movimientos: Psicoanálisis, conductismo, constructivismo, etc. y dentro de ellos multitud de teorías siendo escaso lo que podríamos llamar conocimientos generalmente aceptadas por la mayoría de los científicos, pese a ello procuraremos centrarnos en este tipo de conocimientos, especialmente en el apartado que sigue.
En el último apartado referente a las motivaciones, su contenido consiste básicamente en reflexiones personales y como tales deben tomarse.
En segundo lugar diremos que se percibe que hay muchísimo por conocer en este campo, por lo que es muy probable que nuevos conocimientos hagan falso lo que hoy creemos es cierto, o bien necesite complementarse lo aquí expuesto por lo que se ha procurado dejar abiertos muchos temas, utilizando palabras como "etc", "otros factores" y demás, a fin de que más adelante puedan ampliarse y complementarse su estudio.
Concebimos personalmente al ser humano de la siguiente forma: es poseedor de una consciencia en sentido amplio (que también podríamos llamar mente) que le permite conocer y actuar en este mundo, teniendo dicha consciencia características especiales.
Opinamos que esta consciencia está formada por un conjunto de facultades mentales que son heterogéneas, complejas y mal conocidas. Estas facultades se dan en los diferentes seres vivos con características específicas, así ocurre que algunos tienen unas facultades que otros no tienen, y por otra parte hay facultades que son comunes a algunos de ellos, pero con grado de desarrollo muy distintos.
Creemos también que la consciencia humana en sentido amplio, está formada por distintos niveles o estratos, enraizados unos en otros, en los cuales actúan o se originan las distintas facultades mentales, estos niveles son: la consciencia individual (es decir, aquella en la que nos damos cuenta de los procesos mentales); el subconsciente o inconsciente (que no tiene nada que ver con Freud) en este nivel no nos damos cuenta de lo que ocurre, pero es de gran importancia para el hombre; la consciencia colectiva (que deriva en gran parte del hecho de que el hombre es un ser social) y finalmente lo que podríamos llamar consciencia orgánica (que se refiere a los distintos componentes biológicos del hombre).
En todos estos niveles se producen u originan procesos en los que intervienen las llamadas facultades mentales.
En la exposición de los procesos mentales, a diferencia de lo anterior que son opiniones, procuraremos basarnos en conocimientos generalmente aceptados hoy en día. Nos referiremos principalmente al procesamiento de la información, pero tenemos que tener en cuenta que estos procesos se refieren a todo tipo de estímulos externos o impulsos o factores internos.
Tal como se cree hoy en día que funcionan estos procesos, es de la siguiente manera.
a) Recepción de los estímulos externos o percepción.
Respecto al mundo externo a nosotros que intentamos conocer, hay que tener en cuenta lo siguiente.
En primer lugar según Kant, de las cosas externas a nosotros, no podemos conocer lo que son en si mismas, sólo conocemos sus manifestaciones para nosotros.
Los físicos atómicos nos dicen que, en términos generales, de las cosas sólo conocemos realmente a los fotones provenientes de ellas que llegan a nuestros sentidos, pero que las cosas en sí son meras conjeturas, no las conocemos.
Por último diremos que según la mecánica cuántica, las cosas externas, por ejemplo un átomo, no es real, hasta que es observado, antes es sólo una función de onda de potencialidades.
Con los anteriores comentarios creo que podemos afirmar, que tenemos un mundo exterior que realmente no conocemos, ni nunca podremos conocerlo de forma total, pero que existen una serie de manifestaciones, que pueden constituir, para el ser humano, los estímulos, que en muchos casos serán información (y éste será el caso objeto de estudio a continuación), pero que también pueden ser otras cosas, como energía, una acción física como un porrazo de un agresor que no solo afecta a los sentidos sino también a la integridad física, etc.
Estos estímulos llegan a nuestros órganos receptores, donde puede ocurrir que no sean recibidos, bien porque estos órganos no estén construidos para recibirlos (por ejemplo variaciones en el campo magnético, que el ser humano no percibe, en cambio parece que otros animales sí lo perciben) o bien puede ocurrir que no sean recibidos, pese a tener en principio los órganos precisos, porque llegan fuera de los llamados "umbrales de sensibilidad", por ejemplo en la luz, la ultravioleta o infrarroja, piensen que sólo percibimos el 1%, aproximadamente, del campo electromagnético.
Así pues, podemos decir que un primer procesamiento, consiste en que los órganos receptores de los sentidos reciban o no ciertos estímulos.
A continuación se produce otro procesamiento que consiste en transformar los estímulos externos, en impulsos nerviosos en el interior del ser humano, que son transmitidos al cerebro (hay casos, como en los actos reflejos, en los que no pasan por el cerebro).
Después y de forma casi instantánea, automática e inconsciente, se forma o construye una determinada representación, modelo, imagen, esquema mediador o como queramos llamarlo, en nuestra mente, de lo que vemos (en el caso de que se haya utilizado sea el sentido de la vista, pero análogamente ocurre con los otros sentidos) para ello se producen una serie de procesos, que conocemos muy mal, entre los que se encuentran el proceso de atención; y otros, mediante los cuales la información recibida es seleccionada, modificada (por ejemplo algunas características se exageran, otras se atenúan) y además se añade información propia (es decir la memoria aporta la información necesaria para completar la imagen o darle significación, basándose en experiencias anteriores). Todo este proceso es inconsciente, pero puede ocurrir también que de forma consciente se efectúen algunas de las anteriores actuaciones, con la finalidad de obtener una representación adecuada a los fines que se persiguen (por ejemplo en el proceso de establecer determinadas categorías de cosas).
Normalmente la representación automática que forma nuestro inconsciente, supone una cierta interpretación de la realidad, de tal forma que dicha representación tenga un significado comprensible para nosotros, pero puede ocurrir en algunos casos, que ésta representación automática no sea comprensible o puede también ocurrir que su significado sea falso, por existir un engaño, una ilusión, etc. (caso por ejemplo de la imagen que tenemos de nuestro mundo, en el cual el sol sale por el Este, recorre la cúpula celestial y se pone por el Oeste, imagen que sabemos es una ilusión óptica) entonces puede intervenir la consciencia individual, para tratar de obtener una representación comprensible y cierta.
En la formación concreta de la representación automática, intervienen muchos factores internos y externos, así además de los estímulos externos está el entorno físico y mental (por ejemplo si el ser humano forma parte de una determinada sociedad religiosa, política, cultural, etc. es probable que la percepción de determinados estímulos sea diferente en unas u otras personas) también influyen, motivos, emociones, expectativas y muchos otros factores, de los cuales algunos conocemos y otros no.
b) Memoria: Los seres vivos almacenan información de distintos tipos en sí mismos, así por ejemplo la información hereditaria se conserva en el ADN y en otras partes de la célula. La información que proviene de la educación e interacción social, así como el aprendizaje o adquisición de conocimientos a través de la propia experiencia, es decir las representaciones automáticas de nuestra percepción, se almacenan parcialmente en lo que llamamos memoria, pero de la que no sabemos que es ni donde está.
Hoy en día suele distinguirse tres fases en la memoria: la codificación, el almacenaje y la recuperación de la información.
En la fase de almacenaje se distingue por algunos autores entre: memoria sensorial, a corto plazo y a largo plazo.
La memoria no es un proceso pasivo de registro de estímulos, sino un proceso activo de construcción en el que intervienen muchos factores (motivación, emoción, etc.) es decir se produce una nueva elaboración o reconstrucción de la representación automática que se ha elaborado en la etapa de percepción.
Del contenido de la memoria, se cree que solo una pequeña parte es accesible o recuperable por la consciencia individual siendo la mayor parte solo accesible de forma inconsciente.
c) Procesamiento central o Pensamiento. Prefiero llamar a esta etapa procesamiento central, para distinguirla de los muchos procesos que se producen en otras etapas. También lo prefiero a pensamiento porque ésta última palabra, parece implicar solo una actividad consciente, cuando probablemente hay una intensa actividad inconsciente en esta etapa, cuyos resultados se manifiestan, en algunos casos a nivel consciente, (por ejemplo la intuición, la aparición subita en la consciencia de la solución de un problema que no sabíamos resolver etc.).
Repetiremos aquí, especialmente en esta etapa, que es muchísimo lo que se desconoce. Sabemos que también intervienen, los impulsos y otros factores interiores al propio ser, tales como motivaciones, emociones, expectativas, recuerdos de la memoria, etc.
Tanto las percepciones de los estímulos, como los impulsos y otros factores, son procesadas por ciertas facultades mentales (que no conocemos bien) y producen una respuesta.
d) Respuesta: que es la acción que produce un ser, como consecuencia de un estímulo externo o un impulso o factor interno. El conjunto de acciones de un ser constituye su conducta o comportamiento.
En el caso que la respuesta sea una información, es decir una señal o un mensaje, estamos ante el fenómeno de la comunicación, con su problemática de lenguaje, etc.
Motivación
Lo expuesto en el apartado anterior, se refiere principalmente, porque es lo más claro, al recorrido que efectúa una información desde que entra en el ser como estímulo externo hasta que sale como respuesta.
En dicho recorrido hay como hemos dicho muchos factores que influyen en el proceso mental, uno de ellos y muy importante en el ser humano son los llamados impulsos o motivaciones que no solo afectan al procesamiento de la información recibida como estímulo externo, sino que también pueden originar por sí mismos respuestas del ser, es decir aunque no haya estímulos externos.
Nos referimos a los impulsos y motivaciones como elementos que activan y dirigen a un ser en una dirección o con una finalidad determinada. Dichos impulsos son internos del ser, aunque pueden ser estimulados o inhibidos por hechos externos, por ejemplo premios o castigos. Estos impulsos o motivaciones pueden ser conscientes e inconscientes y surgen a veces de niveles profundos de la consciencia.
En nuestra opinión los impulsos o motivaciones pueden clasificarse en tres tipos o categorías:
Estarían en primer lugar los impulsos o motivaciones primarios, básicos o como queramos llamarlos.
Se caracterizan por ser instintivos y presentes en todos los seres vivos. Que sean instintivos quiere decir que en última instancia son características fundamentales de lo que hemos llamado interacción biológica (véase otros artículos anteriores sobre este tema) la cual interactuando con el medio ambiente a lo largo del proceso evolutivo ha ido generando la información hereditaria, que se encuentra en el ADN y en otras partes de la célula, teniendo ésta unas características particulares en cada especie de ser vivo, determinando para este un cierto patrón de conducta típico de la especie y distintivo de unas especies a otras.
Por último diremos que estas conductas están basadas en los genes, o mejor dicho, en las instrucciones de la información hereditaria, que pueden ser moduladas, en parte, por el aprendizaje o la experiencia de los individuos.
Merece destacarse que con esta clase de impulsos o motivaciones, en general, hay coincidencia de criterios entre los científicos, cosa que no ocurre con los restantes.
Nos encontramos en esta categoría a las necesidades correspondientes a los dos escalones inferiores de la celebre pirámide de necesidades de la teoría de Abraham Maslow.
Dentro de esta categoría de impulsos primarios cabe distinguir dos impulsos fundamentales.
a) La supervivencia, b) El desarrollo de los seres vivos, impulsos que como hemos indicado creemos que proceden originalmente de la interacción biológica.
Dentro del impulso de la supervivencia hay que distinguir por una parte los que tienen una base de necesidades orgánicas o fisiológicas, es decir la necesidad de mantener la homeostasis del organismo o sea mantener su medio interno razonablemente constante, dicho con otras palabras que sus constantes vitales se mantengan dentro de unos ciertos parámetros. En el caso del ser humano estas necesidades parecen ser: hambre, sed, respiración, temperatura, necesidad de dormir, etc.
Por otra parte citaremos la necesidad de seguridad que impulsa a los seres vivos a defenderse o huir de los depredadores, alejarse de las circunstancias naturales que resulten perjudiciales o peligrosas, etc.
El otro gran impulso primario es el tendente al desarrollo de los seres vivos. Este impulso tiene manifestaciones muy diversas, de las que quizás la más clara es la reproducción, que tiene como finalidad incrementar el número de individuos de una especie. También citaremos otra manifestación que podríamos llamar el impulso exploratorio que puede conducir al incremento de los "habitats" de la especie, mediante la exploración de nuevos territorios, su ocupación y eventualmente su adaptación a los mismos. En el caso de los seres humanos puede atribuirse a este impulso el deseo de explorar nuevos territorios, la adquisición de nuevos conocimientos, etc.
Una segunda categoría sería lo que podemos llamar impulsos o motivaciones secundarias. Se caracterizan por basarse, principalmente, no en el instinto sino en el aprendizaje, no siendo comunes estos motivos a todos los seres vivos, sino por el contrario, son característicos de ciertas especies, grupos o individuos, pudiendo existir seres vivos, como los vegetales, que, aparentemente, no tienen motivaciones secundarias.
El aprendizaje también puede ser fruto de la experiencia individual, pero en muchos casos deriva de la actividad de otros seres vivos, por ejemplo: en ciertas especies predadoras, las madres enseñan a su camada las habilidades necesarias para cazar.
En el caso de los seres humanos es frecuente que sea la sociedad o cultura, en la que vive el individuo, la que produzca ciertas motivaciones, como por ejemplo: la motivación del logro (es decir se imponen ciertas metas a realizar) motivación de afiliación (necesidad de formar parte de un grupo) etc.
Merece indicarse respecto a cuales sean estos impulsos o motivaciones secundarias, que nos encontramos con una gran confusión entre los científicos, pues hay algunos que citan unas pocas motivaciones básicas y en cambio otros que establecen largas listas de motivaciones.
Cabe preguntarse si son más importantes las motivaciones primarias a la hora de determinar la conducta de un ser. Diremos a este respecto que una conducta suele estar influida por varias motivaciones y que la importancia relativa de estas depende de las circunstancias concretas, así por ejemplo puede darse el caso de un indú que se esté muriendo de hambre y sin embargo, aunque pueda, decide no comer carne de vaca (tabú religioso).
También señalaremos que los motivos secundarios pueden o no estar indirectamente relacionados con los motivos primarios, por ejemplo ganar dinero me permite satisfacer necesidades primarias de alimentación y bebida. En cambio hacer algo creativo no parece estar relacionado con ninguna necesidad primaria.
Pasemos ahora a lo que llamamos impulso o motivación terciaria. Esta consiste en el deseo o tendencia del hombre a perseguir su propia realización y trascender al mundo material.
Este impulso es exclusivo del ser humano y no lo experimentan otros seres vivos; no estando, en nuestra opinión, basado en el instinto o el aprendizaje, sino en la existencia de un espíritu en el hombre.
Lo que aquí llamamos el impulso terciario coincide con el escalón superior de la pirámide de necesidades de Maslow, la llamada autorrealización, la cual en su expresión máxima implica, según expone literalmente Whittaker en su libro "Psicología" pag. 176 lo siguiente: "sentimientos de horizontes ilimitados que se abren a la visión; sentimiento de ser simultáneamente más poderoso y más desvalido que nunca; sentimiento de gran éxtasis, maravilla y temor; la pérdida del lugar en el tiempo y en el espacio; con, finalmente, la convicción de que algo extraordinariamente importante y valioso ha ocurrido". Se trata de la que con otras terminologías se denominan: experiencia cumbre, meditación trascendente, éxtasis, iluminación, despertar, etc., aspectos todos ellos de lo que podríamos llamar fenómenos místicos.
A este respecto diremos que si bien el impulso terciario es sentido por todos los hombres, cosa que el lector podrá comprobar leyendo en su propio corazón, sólo unos pocos llegan a la experiencia mística, en cualquiera de sus grados. Pero en la historia existen, a pesar de su excepcionalidad, muchos ejemplos de personas que dicen haberlo experimentado. Además, en ciertos casos, la experiencia mística se acompaña con la aparición de fenómenos extraordinarios.
Señalaremos que si bien creemos que la autorrealización en grado máximo, o experiencia mística no tiene base instintiva, ni de aprendizaje, en cambio la interpretación que el individuo hace de dicha experiencia, si está afectada por las circunstancias, aprendizajes o experiencias específicas de cada individuo y de la sociedad o cultura en la que se encuentra.
También diremos que el aprendizaje puede actuar en las llamadas técnicas de "purificación" que en algunos casos pueden preparar al ser humano para una eventual experiencia trascendente. Ahora bien, como se ha indicado antes, no creo que el aprendizaje influya ni en el impulso terciario en sí, ni en la propia experiencia final.
Por otra parte hay que señalar que la existencia del impulso terciario en el hombre, se evidencia en todos los tiempos y culturas, así desde el Paleolítico, hace cientos de miles de años, hay pruebas de intentos de relación con el más allá, en los ritos y ofrendas funerarias; en el hecho de que a lo largo de toda la historia han existido múltiples religiones o creencias espirituales, creencias ampliamente mayoritarias incluso hoy en día, que atestiguan la necesidad que siente el hombre, de relacionarse, en diversas ocasiones de su vida (especialmente en situaciones difíciles o peligrosas, con emociones intensas, etc.), mediante distintos procedimientos (plegarias, ritos, etc.); con lo que podríamos llamar mundo espiritual.
En definitiva opinamos que la finalidad de la existencia del hombre está orientada y estimulada por el impulso o motivación terciaria, de tal forma que no sólo persigue su propia realización ("lo que el hombre puede ser, debe serlo") sino que siente también un fuerte impulso a la trascendencia, es decir a la búsqueda y experiencia de la que algunos conocemos con el nombre de Dios y otros con otros nombres como Realidad Última, Consciencia Cósmica, Principio Esencial, etc.
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Autor:
José Luís Chancho Neve
SPAIN. MADRID. DICIEMBRE 2012