Descargar

Humanismo y biopolitica


    Humanismo y biopolítica – Monografias.com

    Será bendita toda aquella entidad humana; que preserve su descendencia de la miseria -evitándola- y será favorecido por Dios, por la norma y el poder, su alma habitara en el paraíso; allí, será colmado de todo aquello de que fue privado; su trabajo será poco y si ganancia extrema, -así es el paraíso- obedece la norma; hazte digno y merecedor.

    Los desafíos planetarios; son de muy diversa índole, y solo podrán ser definidos en un contexto -macro-social-global-, además, mediante un enfoque sistémico que atisbe las causas esenciales de las contingencias que hoy ponen en peligro la supervivencia de la especie cognitiva. Estos atenuantes nos permiten definir; esta era; como la era de –consumo, deterioro ambiental y superpoblación- la más compleja y desorientada que haya enfrentado la humanidad por siempre jamás. Estamos frente a la más grande extinción que se haya dado sobre la tierra; empero esta vez, existe una enorme diferencia; podemos explicarla y evitarla; solo témenos qué, coincidir en los discursos.

    Las propuestas humanistas y biopoliticas; no van más allá de mostrar que la crisis comienza con el estado ingente de la especie, y con el deterioro medioambiental; manifestándose y provocando emociones con característica terroríficas; no existe una sola legislación que controle las emociones humanas, además, amparadas en normas evangélicas más próximas al odio, a la venganza, a la envidia que al respeto; las cuales en estos tiempos se convierten en el azote de la humanidad, y más aún; son normas primitivas las cuales condenan el éxito que asiste a nuestros hermanos de especie, y promueven la proliferación sin ningún control.

    Una sola persona sobre-exigida-culturalmente; puede poner en peligro el bienestar humano en cualquier latitud y el medioambiente hará lo demás, estamos llamados, y es ahora en los comienzos de este siglo (XXI) a tomar decisiones en circunstancias difíciles e inciertas; no podemos pasar por alto el estado ingente de la especie, sé muy bien que existen temas importantísimos acerca de las ideas que fundamentan el concepto de hombre; quiero que se entienda que mi exposición no pretende que se pase por alto un solo lineamiento que le de fundamento a la idea de humanidad contando entre ellos la fe, empero; si no hacemos modificaciones sustanciales que involucren a cada uno de los miembros de la especie; desapareceremos con todo y dignidad, fe y buenas intenciones, además; con todo y los elegidos actuales; que han de ser numerosos.

    Somos criaturas primitivas, tan primitivos somos que la fe; supera la legislación y hace estragos en la pobre condición humana, hemos de legislar sobre la vida biológica y la cultura humana; para no brutalizar a nuestros hermanos de especie, en un futuro no lejano tendremos que tecnificar la fe, y enraizarla en el inconsciente de la colectividad humana; es de esta forma que; inconscientemente terminamos comprando cosas que no sirven para nada, empero, "justifican" la existencia.

    Se podrá pensar que estas contingencias abrumadoras han comenzado hoy; no hay tal, estos destinos se han venido gestando desde los años (80), aun así, seguimos retardando la toma de decisiones, es el miedo a los cambios, a los nuevos retos y a los discursos pretendidamente intelectuales; los adefesios que no nos permiten ver más allá. Nos dedicamos a fundamentar tal o cual idea y descuidamos las contingencias reales que devastan a la humanidad, y ojala que cuando coincidamos en los discursos no sea tarde.

    El humanismo debe tener validez en estos tiempos terribles, y hemos de dejarlo mostrar los desafíos que enfrentamos hoy. Medio mundo; se lanzara sobre el otro medio mundo; abandonando los sectores productores de alimentos, por olvido, descuido, desinterés estatal, por falta de agua, petróleo y demás suministros; y lo que es mejor, tienen todo el derecho, mantuvimos a la especie en constante reproducción sin control y hoy; estamos al borde de negarle todo, entendamos que el humano de hoy; supero la norma, supero las instituciones que le daban sentido a la norma, empero, aún; no supera la fe; y no ha de superarla; a de hallarla con nuevo contenido, sin fe; el hombre se bestializa, estamos a tiempo; para reclamar no una súper-potencia; sino una idea global; con oportunidades de supervivencia para la especie, las demás exigencias e ideas propias de la sociedad y su devenir histórico; hemos de dejárselas a los expertos, en fin…, la norma y la fe han de ser tecnológicas; la creencia en lo que no está; o no existe; nos está llevando a la ruina y al colapso de toda la especie, hemos de nutrir lo que no está; o no existe; con conocimiento nuevo.

    El que sepa que enseñe; como acceder a un mundo futuro más luminoso, como sobrevivimos sin sacrificar a nadie, y más; teniendo en claro que, no existe, no puede existir; una sola persona de probada inferioridad, no obstante; si existen contraventores de la norma, de las normas.

    Hemos de revisar los criterios que han soportado la comprensión de hombre y de cultura humana, tenemos que hacer cambios, o en su defecto; sentarnos a esperar salvadores, la bendita fe prístina nos dice que estamos en el fin de los tiempos, maduremos como especie; y démosle una oportunidad a la existencia; y que los tiempos esperen.

    Debemos pensarnos como seres que participan de una idea en común; no nos alejemos con discursos y profetas -bien intencionados- de la preservación de la vida humana sobre el planeta, tenemos poco más o menos (100) años de supervivencia antes de ser inhumanos; con los humanos, por supuesto que existen discursos conmovedores e intelectuales; que apuntan a seguir hablando de temas que de alguna forma están superados, o si se quiere están fuera de contexto; seguimos reduciendo la vida a impulsos vitales y a mínimos de supervivencia, así mismo; nutriendo el concepto de dignidad, de calidad de vida, de libertad, de humanidad, etc., amparados en discursos ponemos en peligro todo aquello que pueda tener éxito, aun nos cuesta trabajo distinguir entre lo bueno, y lo malo, que tanta -dignidad- puede haber en la pobreza absoluta; en los extremos reproductivos; más bien; estas contingencias amenazan al hombre, y a su dignidad; no sin antes pasar por alto el concepto de persona.

    La necesidad de normas de control poblacional, se constituyen de por si en una alternativa humanista y biopolitica, sin desconocer por su puesto; el encargo emocional que esto implica para la cognición global; en parte por las normas evangélicas enraizadas en el inconsciente de la especie, empero, lo que está en peligro no es la deontología, no es la axiología, no es la fe, ni el conocimiento derretido en el tiempo; ni mucho menos la emocionalidad; lo que está en peligro es el planeta, y la idea que fundamenta el concepto de humanidad; la cual asociada esta; al consumo, a la depredación material del planeta en todas las latitudes y a la reproducción inmisericorde; que a fuerza de ser estimulada se convirtió en una brutalidad aceptada, además; por muchos deseada, sin embargo, no estamos para totalitarismos ni para discursos emocionales mal intencionados; ni para falsos profetas, solo tenemos que ver los acontecimientos globales que nos devastan económica y emocionalmente, y sabemos además, que aduras penas podemos digerirlos, el mundo se colapsa día, a día, y parece ser que no hay nada que hacer, no queremos percatarnos que el reinado de la cognición y de la norma; otrora establecida; están finalizando.

    Necesitamos de reformadores, formadores de opinión nuevos, no me aparto de que estos temas son fríos, y requieren sensatez pragmática, tenemos que orientar el destino de la especie e inducir una nueva fe, una nueva norma e igualmente una nueva felicidad, y un concepto de realización nuevo. Un organismo tan poderoso como el cerebro humano no pude ser silvestre; ha de ser orientado; de lo contrario se perdería todo lo en el acumulado; es decir, su historia y sus (500) años de norma absolutamente colapsada en estos tiempos, solo la nueva orientación y la nueva fe; garantiza el feudo de todo aquel que solo puede contar con su conmovedora herencia genética. El impacto de la tecno-ciencia sobre el hombre actual; cambia completamente su historia, y desdibuja su orientación, ya no tiene norte; el consumo se convirtió en su realización y en su felicidad.

    Estamos a tiempo para crear una sociedad organizada, ordenada con todo aquello que implica el ordenamiento, estamos preparados para una norma que garantice la aceptación de la idea de supervivencia, una idea global, un concepto de humano próximo a la humanidad, rescatemos a nuestros formadores de opinión -en todas las culturas- y hagámoslos participes de la nueva norma, que no se confunda la procreación con el exceso, que cada sapiens, sapiens; piense en la probabilidad de éxito a futuro, que no se lo deje todo a la fe; ni a la esperanza, porque en estos tiempos, y aún con esos atributos de acusado legado; se puede morir en la indigencia, en la intemperie, además, de; desocupación y de hambre; no sin antes acudir a emociones terribles las cuales no tiene legislación.

    Y otras muchas posibilidades existen; -deben existir-, estamos llamados a tomar decisiones en estos momentos difíciles e inciertos, y no podemos hacerlo correctamente sin el concurso de todos, y cuando digo todos; me refiero a la humanidad en su totalidad, el cambio y la norma no puede ser un -mal- entendido, y en este orden de ideas al poder político como discurso antropológico por antonomasia; le corresponde ordenar los acontecimientos que nos permitirán seguir existiendo como sociedad organizada, la fuerza que están tomando las ideas contraventoras horrorizaran el concepto de humanidad, y pondrán a prueba y en ridículo a nuestras instituciones.

    No podremos controlar -la solidaridad neurótica de la especie- si antes no hacemos cambios sustanciales en las normas y controlamos el estado ingente de la especie en primera instancia, en ese orden hemos de superar la disonancia cognitiva y ganar el compromiso global, jamás podremos tener todos de lo mismo; lo que si podemos hacer -ciertamente deseable- es sentirnos todos de los mismos. No sintamos amenazada la dignidad; ocupémonos más bien de la humanidad en su totalidad, la dignidad es un concepto fundamental sin el cual no podríamos definir o proponer el elemento existencial; luego, también, la dignidad comienza con el auto-respeto; lo cual implica sentirla; hacerse digno.

    Es fundamental entender que un proyecto humano, debe estar alejado de maldad, de totalitarismos y selección; debe surgir de la correlación -saber, hacer, poder- y no como seguimos pensando; es el destino, no hay nada que hacer; "a Dios rogando; a la gente odiando y envidiando, al mundo depredando y superpoblando". Hemos de madurar como especie, y descubrir que las cosas importantes en la vida; no vienen de afuera; se gestan y se maduran por dentro de cada uno de nosotros; con disciplina, esfuerzo, control y dedicación, hay componentes fundamentales que definen el éxito, y este se logra desarrollando habilidades alejadas de la conmiseración y de la reproducción sin control.

    Cada uno en el lugar que le corresponde ha de pensar que tiene una responsabilidad inaplazable con el futuro de la especie, y que su reproducción no es indispensable, esto es lo que nos permite hablar de hombre, y del concepto de persona; es el ideal del humanismo, un humano con garantías, y con acceso a lo humano; donde la norma, la idea, la vida y la dignidad; son vistas como condiciones fundamentales y universales.

    No debemos despojar al humano de su dignidad, empero, cuando somos acosados por el numero; hacemos todo lo contrario, lo despojamos de todo, o mejor; le negamos todo por la simple razón de que no podemos satisfacer sus necesidades; las cuales son legítimas, hasta el mismo afecto le es negado a los niñoscuento dolor y crueldad hay en la privación producto de la procreación sin control-, no podemos reducir al hombre a miseria, a plaga, a animal, a cosa, a propiedad, la humanidad debe garantizar el éxito para; todos, el humano debe reducir el número por; todos.

    No podemos responder al desafío global que los hechos actuales sugieren; sin antes modificar las normas evangélicas, no es abandonar al hombre al devenir cósmico, ni abandonar o desconocer la noción de naturaleza humana la cual tiene implícito el concepto de esperanza, de fe; es más bien, rendir culto y revisar la historia que hemos forjado como especie; con desaciertos y aciertos; superando la cognición débil, frágil del ser humano. La cognición se fortalece con normas férreas de aceptación individual global o de lo contrario se desdibuja o se pierde para siempre; porque la razón, no define; no ve más que una naturaleza irresoluta y balsámica.

    No tenemos que privar al hombre de la fe, es todo lo contrario; es fortalecer la cognición mediante lo normativo, y lo político, nada le hace más bien al cerebro humano que la orientación; sin ella se extravía, se hace silvestre, el poderoso cerebro humano de hoy; entiende, y sabe qué; el camino lo haremos caminando, hemos de -inducir- nuevas definiciones; tenemos la tecnología.

    Las contingencias actuales; nos hacen preguntarnos si la especie podrá retomar la vía del humanismo y rescatar el respeto por el hombre; por su fe y su acontecer con nuevas normas; o seguimos encaminados con el devenir histórico que nos ha asistido, si así fuere; hemos de sentarnos a esperar salvadores, empero, existe la resistencia pragmática que obliga, que desea, que exige que haya un estatuto de la vida humana, que se preserve toda vida, toda orientación, toda ocupación y condición, que no se ponga en peligro la idea que fundamenta a la humanidad por simples circunstancias emocionales; o por discursos pretendidamente intelectuales, y además, derretidos en el tiempo.

    Cada uno sabemos que probabilidad de éxito tenemos, y en cuanta fe andamos inmersos; para eso no necesitamos juicios externos; basta con hacer una mirada introspectiva; alejada de emociones mal intencionadas, ese es el compromiso que debemos desarrollar cada uno de los miembros de la especie; y además, toda idea que propugne el respeto por la vida; será vista como un aporte a la humanidad; no como un sacrificio por la humanidad, debemos proponer cambios en los criterios; que han guiado históricamente la comprensión de hombre, de familia, de cultura y de trascendencia, es una nueva condición a la que hemos de acceder; para entender al hombre, y al humanismo contemporáneo; como sugieren estas modestas líneas, no es nada del otro mundo; todo con lo que contamos es de este mundo, nada ni nadie salvara al hombre más que el hombre mismo.

    El hambre y la miseria en el sapiens; son adefesios terribles producidos por el exceso reproductivo, el éxito se regula con la planificación de la familia y del futuro, los desaciertos de hoy; serán responsabilidades y adefesios terribles mañana, seamos hoy aliados estratégicos del mundo natural y mañana ya veremos; qué camino tomamos todos.

    Las ideas que plantean o hacen referencia al humanismo; por lo general, están centradas en la auto-determinación del individuo, empero, hoy; la idea de autodeterminación coquetea con el fracaso, la razón es simple, el deseo de una nueva cultura humana; no puede realizarse solo con una reforma a las éticas, ni solo con mantenernos en el deseo; hay que obrar, son bastantes las variables que se involucran en la idea de auto-determinación, hemos evolucionado socialmente de tal forma que; lo individual desaparece y se hace difícil o si se quiere imposible destacarse, todo se convierte en una cruzada feroz, la cultura humana tiende a ser uniforme, ha de ser uniforme, será uniforme, y solo será cuestión de -poco tiempo- en que precisaremos, desearemos, necesitaremos de un nuevo orden global, el acceso a lo nuevo será posible cuando nos deshagamos de lo viejo, y entendamos de una buena vez; que entre más remendamos; más pobres somos; a eso le sumamos una norma evangélica derretida en el tiempo; la cual condena el éxito, y favorece la proliferación de la especie; encaminando al abismo a toda la humanidad.

    Las reformas tienen que ser reales, sustanciales; propicias para estos tiempos de barbarie, y luminosidad, tenemos que detener la miseria, la proliferación, el terrorismo, la depredación del planeta, en todas las latitudes hay voces que quieren un cambio de coordenadas, no podemos seguir aislados obrando cada uno por nuestra cuenta, hemos de favorecer al hombre completo, es decir; con sus ideas, sueños, miserias, fe, y hábitat, la dimensión del hombre ha de ser global. En estas y en más discusiones la noción de dignidad; aparece en el centro de cualquier debate; limitando la posibilidad de ir más allá -la vida y la dignidad son condiciones fundamentales- eso debemos tenerlo claro, empero, avancemos no nos detengamos tanto en el tema ontológico; crucemos el umbral, y descubramos las dimensiones globales de catástrofe que estamos percibiendo; las cuales son reales, no son producto de alucinaciones de algún miembro de la especie, es un reclamo legítimo, es real.

    La tendencia que aspire a enseñar humanismo; no puede aún; desconocer la realidad del humano y privarlo de su metafísica, es decir; del hombre contemporáneo con todo y sus huesos; con sus cien mil caras, y un solo rostro, empero, pensemos no solamente en el control sobre el hombre, sino también en los proceso culturales que le dan soporte a la identidad; rescatando de ellos todo lo que podamos llamar concurrente, el hecho de no hacer control; nos está llevando a la pérdida del significado de lo humano; el cual parece que no va más allá del determinado por la autonomía y es entendible; el cerebro humano es autónomo e individual, empero, sabemos qué; termina haciendo lo que hacen todos y edemas pensando lo que piensan todos, la imitación es un axioma en las especies; es un recurso a favor de la ordenación y esta se logra; con el ejemplo de los formadores de opinión; comprometidos con las causas.

    El humanismo es el respeto y cuidado de lo humano, es el respeto a la vida, es la búsqueda de la verdad, del bien, del derecho, es el reconocimiento de todo lo que sea honorable, es la dignidad, es el respeto del otro, de los otros, es el reconocimiento del límite, es la norma, la preservación, la justicia, el hábitat, etc., el humanismo contemporáneo tiene una nueva idea filosófica, y reconoce además; la idea confesional enraizada en el inconsciente desde siempre. No nos detengamos hablando de la crisis del humanismo; pues el humanismo siempre ha estado en crisis, solo basta ver que no lo podemos definir en palabras de a centavo, tenemos recursos suficientes para enriquecer el léxico y el debate; pero empobrecemos las ideas y retrasamos la toma de decisiones, en fin…, es cuestión de coincidir en las ideas.

    Poseemos una idea y tenemos una tarea común -preservarnos; todos- la idea de mejorar al hombre debe seguir siendo una idea; por el momento, no hay escenarios que ameriten un salto tecno-evolutivo; salvemos todo aquello que podamos salvar, -como somos; somos bonitos solo hemos de ser más poquitos- hemos de fijarnos un nuevo itinerario en donde la razón limpia, y la fe coherente; puedan darle la mano a lo humano, no nos desgastemos en discursos; hagamos algo pronto en beneficio de la humanidad, no es aguarle la fiesta a nadie; ni permitir que las pasiones horriblemente humanas; detenga el proceso de entrar en nuevas disposiciones, y en un nuevo orden.

    Pensemos solo un poco; en cuanto compromiso y responsabilidad tienen los formadores de opinión en todo el orbe, alejémonos un poco de discursos llenadores; pretendidamente intelectuales, pensemos en el planeta y en toda la biota; en ella incluida la especie a la cual pertenece el ciudadano del mundo que escribe estas modestas líneas. Claro que hay voces definitivamente autorizadas; desde luego, la importancia está en la coincidencia, empero, podremos salvarnos solo fundamentando discursos antropológicos, filosóficos, teológicos, tecnológicos; es probable que no, el mundo actual, no está para discursos; esta para la toma de decisiones, y nuevas normas derivadas del poder al que hemos de acceder.

    Asistimos al nacimiento de una nueva moral, empero, es el terror la dimensión real; e igual el cambio climático; sin dejar de lado el crecimiento ingente de la especie las que la potencializan; mostrando que la vulnerabilidad es global; es real, todo apunta a la decadencia o a la desaparición y el fracaso de la razón, de la vieja norma; cuando no de la cognición y de la naturaleza que hemos manipulado, ¿cómo hacemos una vida en común; pasando por alto estas variables contingentes de acusada actualidad? -que hacer-, hasta qué punto hemos comprometido la relación con la propia biota, y por ende con la supervivencia humana. Seguimos con una moral primitiva o nos aventuramos a hacer ajustes; aprovechando los momentos acalorados en que anda la humanidad; empezando por las normas evangélicas a nivel global, estamos ante una situación límite, que por infortunio y pese a todas las previsiones científicas nos negamos a aceptar, y a enfrentar; parece ser que el discurso es más poderoso que la catástrofe que tenemos en ciernes.

    El desastre es inminente; y aun así, seguimos sorteando incertidumbres, el mundo entero espera oír voces autorizadas que le digan que hacer; y estoy seguro que podemos contar con la aprobación de todos los miembros de la familia humana, si hay un nuevo orden moral global; podríamos entrar a definir un nuevo concepto de humanidad, de dignidad, de paz, de igualdad, de existo, hasta el mismo concepto de maridaje y familia pueden cambiar, tenemos que ser sensible con el estado ingente de la especie, con la biota, con la satisfacción de necesidades propias de la especie, con el cambio climático, etc., empero; en el nuevo orden, cada uno nos hacemos responsables de nuestra descendencia, y prosperidad; de acuerdo a la norma, nuestro éxito y felicidad dependerá de cuanto compromiso asumamos cada uno, el hombre es individual para pedir, y colectivo para dar; hagamos uso de esa cualidad y pidámosles un nuevo orden; estoy seguro que acudiremos todos en masa; así es la condición de la especie que fundamenta la idea.

    La dificultad para asumir un acuerdo global está; en la ignorancia, la soberbia, la presunción, el pecado; está en la incapacidad que tenemos de asumir riesgos, y el miedo a los cambios por temor al fracaso, a la condena del alma; pero; si no hacemos algo, igual desapareceremos no sin antes provocar toda suerte de conductas inaceptables y terroríficas, la sociedad global será inhumana con el humano, y en ese estado nos dividiremos en hombres, y humanos; siendo la cualidad humana la más aceptada, protegida y reverenciada.

    Reconozcamos el fracaso; o mejor reconozcamos la decadencia de nuestras viejas normas y de nuestra vieja fe, y así; no tendremos que enfrentar a las masas, no estoy pensando en (50) años adelante, pienso más bien en menos de (20) años adelante.

    Aun así, no basta con aceptar desaciertos; sino aceptar que todos somos vulnerables y a la vez víctimas del terror en toda su dimencionalidad; que estamos en una crisis global de desigualdad que nos está llevando a la ruina planetaria, no se trata de culpar, ni señalar; es cuestión de responsabilidad global; extractando de ella la idea de que la naturaleza también nos estratifica, es decir, cada uno donde nos corresponde y mejor funcionemos; la realidad que nos asiste en estos momentos; es así de simple, y feroz.

    No tenemos que hacernos a compromisos "voluntarios", ni fijar cuotas de sanción, los problemas que tenemos no los arreglamos con capitales; sino con voluntades, y como la voluntad es parecida a la autonomía, es decir, es débil; hemos de hacernos a normas inflexibles; por que las amenazas son reales, graves, terroríficas, directas, globales y lo que es peor; no hay elegimos, tampoco hay excluidos.

    Sé que estos temas no son atractivos, la razón es simple; estamos tan acostumbrados a hablar en términos económicos y de consumo; que olvidamos por completo la crisis humanitaria que tenemos en ciernes, necesitamos de voluntad política, necesitamos de poder; para implementar las medidas que demanda un planeta a punto de explotar.

    No desconozcamos el apoyo sustantivo que pueden aportar las normas evangélicas a nivel global, empero, actualizadas; es decir, más de acuerdo con estos tiempos luminosos, y de acusada demografía; en donde los intereses sensibles de los hombres permanecen intactos; además, se entiende y se sabe que la soberanía de Dios; se sustenta en discursos que favorecen; la norma y favorecen el poder.

    Todo aquel ser humano que se reproduzca sin control; recibirá el azote de la noma, del poder, renuncia por cuenta propia al paraíso por siempre jamás, y no será favorecido; será vejado y seleccionado por el medio-ambiente. Dios no favorece al hombre que desconoce o se aparta de la norma, y desdice del poder que orienta a los hijos de -Ardí y Lucí-, ¡pobres mortales!

    Bienaventurados quienes hacen de la norma un haber, y tienen como propósito la obediencia al poder.

    Al hombre de hoy no le viene bien pensar tanto en su herencia genética; ha de preocuparse más bien; en dejar por herencia; siquiera un adobe.

    Sinceramente:

    HERM

    BIBLIOGRAFIA

    Alzados en almas (HERM)

    En nuevo orden moral (HERM)

    Psicobioetica, la ética de la especie (HERM)

    Humanismo y terrorismo (HERM)

     

     

    Autor:

    Hugo Edgar Ruiz Monroy

    Psicoterapeuta.

    Agosto (2016)