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La cara oculta, el umbral a lo contemporáneo

Enviado por Nelson Rendón Garro


    La cara oculta, el umbral a lo contemporáneo – Monografias.com

    La cara oculta, el umbral a lo contemporáneo

    La historia. Adrian, un joven director de orquesta, viaja con Belén, su novia, de Barcelona a Bogotá para dirigir la Orquesta Filarmónica de Bogotá. Adrian se la juega con Verónica, una violinista de la filarmónica; Belén lo descubre y decide ponerlo a prueba abandonándolo; en su carrera por esconderse en el refugio de la casa se le cae la llave y queda encerrada. Adrian se consigue de novia a Fabiana, una camarera, y también sigue sus amores con la violinista. Fabiana se da cuenta que Belén está encerrada y decide liberarla, pero se arrepiente en el último segundo; cuando se da cuenta que Adrian se la juega con la violinista, entra en el refugio; Fabiana finge que duerme; abre los ojos y la golpea con una botella; regresa a Barcelona y Fabiana queda encerrada. Esta es la historia de La cara oculta, película del director Andi Baiz.

    La trama. Belén abandona a Adrián; este conoce a Fabiana e inicia un romance; Fabiana siente ruidos en la casa y se asusta. Adrián va a reconocer un cuerpo en la fiscalía, pero no es el de Belén. Adrián y Belén viene de Barcelona; alquilan la casa; Fabiana descubre a Adrián con Verónica; le cuenta a la dueña de la casa; esta le suelta el secreto del refugio y la incita para que le dé una lección a Adrian; Belén se decide, hace las maletas y, supuestamente, abandona a su novio. Se repite el primer acto, pero desde la mirada de Belén, quien ve cómo Adrian la cambia por Fabiana. Aquí se resuelve el primer problema planteado para todos, la desaparición de Belén. Fabiana se comunica con Belén e intenta liberarla; mientras tanto Adrián está en el anfiteatro reconociendo un cadáver (tiempo simultáneo dividido en el primer acto y el segundo, en el cual solo se muestra lo que hace Fabiana) Fabiana descubre que Adrián la traiciona con la violinista y decide liberar a Bélén; esta le pega un botellazo y la abandona encerrada; Belén le deja la foto y las llaves a Adrián y se regresa a Barcelona. En el clímax se alterna el ensayo de orquesta con la liberación de Fabiana; la música es el contrapunto de la acción que se está desarrollando en la casa. La trama empieza en un punto intermedio, la partida de Belén, y luego se devuelve para pasar de nuevo por el primer acto y avanzar hacia la solución del conflicto. Se manejan varias simetrías; por amor, Emma, la dueña de la casa, vino a América con su esposo; lo mismo hizo Belén; Adrian le es infiel a Belén y a Fabiana con la misma mujer; en tiempo simultáneo, Adrian va al anfiteatro a reconocer el cadáver mientras Fabiana encuentra a Belén atrapada en el refugio. La llave pasa de mano en mano; de Emma a Belén; de esta a Fabiana y, por último, Belén se la deja a Adrian, pero el espectador jamás podrá tener la llave para liberar a Belén y Fabiana. La primera víctima de Adrian es Belén y su condición se agrava con el encerramiento; el espectador se solidariza con ella; luego Fabiana también se convierte en víctima y ya el espectador la acompaña en la liberación, pero ambos reciben el golpe en la cara.

    El misterio no es sobrenatural, no viene del más allá; ni hay sangre, ni cadáveres, ni calaveras en armarios; se resuelve con una explicación real, y lo que agarra es el suspenso que se produce mediante una información progresiva; en el primer acto, el espectador, adrian, Fabiana y la fiscalía no saben nada de Belén; luego el espectador se da cuenta del problema de Belén, pero no puede hacer nada; aunque el cine es la vida en movimiento, el mundo de la butaca es diferente al mundo proyectado en la pantalla; cuántas heroínas se han muerto y nadie, en ninguna sala del planeta, ha podido pararse de la butaca para salvarlas. En el segundo acto, aparece la esperanza para Belén y el espectador; en un principio, Fabiana sospecha que hay un fantasma en la casa, pero el encuentro de la llave empieza a clarificar la situación; Fabiana está dentro de la película y ella podría liberar a Belén. Al final, el único que no queda sabiendo lo que pasó con Belén es Adrián, quien también deberá enfrentarse a la desaparición de Fabiana.

    Los personajes se presentan de una manera precisa; Adrian es un director de orquesta; Belén diseña zapatos; Fabiana es una camarera. A cada uno de estos se les muestra en su oficio, pero sin desviarlos de la trama; por ejemplo, cuando belén va al taller de zapatos, por ahí derecho se dirige al teatro y sorprende infraganti a Adrian. No se entra en detalles para dar más información sobre los personajes; en el desarrollo de la trama cada uno muestra lo que es en relación con el amor; Adrian es infiel; Belén es celosa; Fabiana es una oportunista; Verónica es un personaje neutral, pero determinante. El personaje Belén es el más exigente porque constantemente cambia de la esperanza a la desesperanza; de la emoción por el amor de Adrián, cuando le lleva flores, al desencanto porque este se consigue una nueva novia y se desentiende de ella. Los personajes establecen una relación de acción-reacción; Adrian le es infiel a Belén; está reacciona haciéndole creer que lo abandona; a la vez, Adrian reacciona y ella trata de calmarlo, pero no puede; se le cayó la llave. Esta relación se maneja mediante los cambios de planos; Belén observa desde el refugio a Adrian, cuando llega con las flores; cada acción de él es una reacción gestual de Belén.

    La trama se desarrolla en dos ciudades: Barcelona y Bogotá; en la primera se ve la calle, el apartamento y la playa; en Bogotá está la casa, el teatro y la taberna. Adrian y Belén montan el bicicleta por una calle de Barcelona; cuando están en el apartamento, Adrian le cuenta del viaje y la convida; ella acepta. En el desenlace aparece el mar; Belén sentada en la playa, en la ciudad de Barcelona. En Bogotá, la taberna es el negocio donde trabaja Fabiana y en el cual se conoce con Adrian. En el teatro se producen los conciertos y los ensayos, y se da la infidelidad con la violinista. Pero la casa se constituye en el principal escenario; en esta vivienda se produce el conflicto mayor, el hecho de que Belén se quede encerrada; ella, simplemente, quería darle un susto a Adrian, pero la situación se le complica; Belén se exaspera, se siente impotente frente a lo que sucede en la cama y el baño. La casa se ubica con dos planos; uno de ida y otro de regreso, y como referente o señal está la peña en la carretera, como en Fargo, la estatua que está entre las dos ciudades.

    En la mayoría de las películas de terror aparece la casa construida sobre un cementerio indígena o en la cual sucedió una masacre, o alguien murió y desea tomar venganza contra los nuevos inquilinos. Por lo regular cuentan con un ático o el sótano, lugares lúgubres que guardan el misterio; es común ver a la niña que sube al ático a jugar con el niño fantasma; o la mujer que baja al sótano porque escuchó algún ruido. En La cara oculta la vivienda cuenta con el refugio construido por un oficial nazi; su principal característica consiste en que quien está adentro escucha y ve todo lo que sucede en el baño y la habitación, pero los del exterior no conocen el refugio, ni sienten lo que sucede en este.

    La cara oculta no se desvía, no distrae al espectador mostrándole escenarios gratuitos, dándole un tour por la ciudad de Barcelona o por Bogotá; no se muestra el Mediterráneo ni determinada catedral europea; tampoco se sube a Monserrate o se explica cómo se prepara el ajiaco. Los espacios mostrados están insertados en la trama; nada de descripciones gratuitas; Belén acepta viajar con Adrian a Bogotá e inmediatamente aparece este dirigiendo un concierto; si en el viaje de Barcelona a Bogotá no sucede nada, para qué mostrarlo. La misma economía se da cuando Adrián va a la fiscalía; se sale de la casa en el campo y se entra a otro espacio, donde está el cadáver. Belén alquila la casa e inmediatamente organizan su equipaje; no hay contrato, no hay más qué decir. La información sobre las dos ciudades es la indispensable para ubicar al espectador; la orquesta y el teatro en Jorge Elieser Gaitán en Bogotá, y la panorámica de la ciudad de Barcelona con la costa del Mediterráneo. Si alguien desea conocer estas dos ciudades para eso está el internet, la televisión, la prensa, los libros, pero aquí se trata de narrar una historia; en un mundo repleto de información visual ya no es necesario demorarse en descripciones. Habrá otras películas cuyo objetivo central será el de mostrar determinada región y esto mediante una descripción de costumbres y del paisaje; por ejemplo, la cultura indígena de la Sierra Nevada de Santa Marta o un poblado en la alta Guajira. La cara oculta es narración pura, de principio a fin; la atención está dirigida a la solución de un conflicto, cuya traición se trata de una manera muy sutil, sin excesos o escenas extravagantes; Verónica toca en la filarmónica, luego habla con Adrian después del concierto; después se le encuentra en la oficina tomando whisky con Adrian, pero entre esta mujer y Belén no se producen enfrentamientos bochornosos. Al cabo del concierto, al que asiste Fabiana, Verónica pasa de largo y la mira; más adelante es el policía el que le lleva las fotos a Fabiana; en estas aparece Adrian con Verónica en escenas comprometedoras.

    Los medios masivos de comunicación no solo dirigen la mirada de los televidentes comunes, sino que también influyen en las creaciones artísticas; la avalancha de información sobre conflictos armados en la televisión, la radio, la prensa y el internet cierra los caminos y limitan la mirada, la reduce a la víctima y el victimario; se siente lástima por ese personaje que sufre la persecución o el desplazamiento forzado; el espectador se solidariza y el cine se ocupa más de conmover por el sufrimiento que por cautivar con una propuesta narrativa y visual. El otro extremo del cine concentra la mirada en el poder; la fuerza de un hombre que defiende a la humanidad, que libera a los débiles de la opresión del terrorismo. Esto ha hecho que predominen dos tipos de cine construidos sobre los débiles y los héroes; el primero es muy provechoso para ganar premios de lástima en los festivales; La lágrima de bronce, por ejemplo; el segundo ha servido para atesorar grandes fortunas mediante los marketing y los estrenos simultáneos.

    El cine colombiano ha querido liberarse, avanzar hacia propuestas que cautiven al público internacional, que sean vistas en cualquier lugar del mundo. Se ha creído que realizar películas de género es una alternativa y también se han copiado las persecuciones en autos, los tiroteos y las explosiones de las series y las películas norteamericanas; ha habido un afán por aprender a incendiar un auto o mostrar a un hombre que sale ileso de una explosión. Se piensa con lo anterior que ya se está saliendo del anonimato, que se va a obtener reconocimiento internacional y buenas taquillas, pero todavía hay que ir más allá, hacia la diversidad de temas para tratarlos de una manera única y cinematográfica.

    No se trata de aplicar las características del género a una historia; más bien se les construye en la historia y se les desarrolla tratando siempre de aportar nuevas variantes; los géneros no son estáticos; se van dinamizando a medida que las historias evolucionan con las culturas. El género por sí solo no hace universal una obra; muchas veces la convierte en un producto más del mercado. Lo universal en una historia se logra con un acertado tratamiento de los temas; cuando el espectador se conmueve por la fotografía o por la intensidad de la historia o por el suspenso que produce la trama. Las pasiones humanas, como la tristeza, la alegría, la nostalgia, deben ir vestidas con un ropaje; decir más allá de lo obvio, con un diseño de planos o una música que armonice con las acciones.

    La cara oculta es una película que logra liberar al cine colombiano de esa manía por copiar lo foráneo y encasillarse en temáticas repetitivas; esta película abre el umbral para acceder a una nueva propuesta; de una manera inteligente desarrolla una trama que progresa en intensidad, que sostiene al espectador mediante simetrías progresivas (buscar a Belén; seguir al hombre que ama) y cíclicas (la llave pasa de mano en mano). En otra época se creía que una historia requería de una ubicación en un tiempo político, social o de conflicto armado; había una serie de prejuicios que le colocaba trabas al guion, además de limitarlo; eran comunes las preguntas por lo que estaba pasando en el momento de la historia o cómo era la ciudad en esa época; esto llenó de clichés el cine; el periódico con una fecha y una noticia, por ejemplo; o el desfile del día de la independencia en los Estados Unidos. La cara oculta opta por una narración contemporánea, en la que importa más la creación de una trama centrada en el conflicto de los personajes, y no en los problemas de los entornos. Por fin, esta película rompe, rasga el pasado, el creer que la obra sirve únicamente para universalizar la aldea o como denuncia social o de lo que está pasando en un país; con esta película se inaugura o se abre el umbral a una nueva propuesta de hacer cine, no para unos cuantos, sino con una narración limpia que llega a todos los espectadores en el mundo; lo verdaderamente universal es la manera de contar.

    Pero La cara oculta no es una película para copiar; se tiene la tendencia a hacer lo mismo siempre, a seguir caminos ya transitados; hay que poner a trabajar la imaginación y el intelecto para ir más allá, para trascender lo ya hecho. Los temas abundan en todas las culturas: la soledad, el egoísmo, la amistad, la traición, la hospitalidad, la muerte, la ternura, la tristeza, la alegría. Con esta película de Andi Baiz se prueba que es posible lanzarse en busca de un cine que agrade y atraiga a públicos diversos, tanto al que va a entretenerse un rato, como a aquel que le interesa profundizar en aspectos artísticos de una película. El arte cinematográfico construye un lenguaje diferente al televisivo; La cara oculta es cine, no televisión; el excelente manejo de planos, la música, la ubicación espacial, la magistral actuación de Clara Lago y los recursos subjetivos tomados del género de terror lo demuestran en cada escena. En muchas películas del cine colombiano se nota que es difícil pasar de la televisión al cine; es necesario estudiar este arte desde sus inicios, apropiarse de su lenguaje narrativo para poder contar historias que interesen, que se diferencien de las telenovelas y las series. La cara oculta cautiva, además, por la precisión de la trama; no hay subtramas ni desvíos para mostrar otras temáticas que alejen la atención del espectador; la información es la indispensable para entender la historia; Adrian le propone el viaje a Bogotá; Belén lo piensa en la terraza y le da la respuesta; no va a consultar con su familia, no se desencadena un drama con la madre y los hermanos; lo mismo sucede con la relación del policía y Fabiana, y el romance de Adrian con Verónica, el cual es mostrado con sutileza; toda la información está milimétricamente medida, y esta es otra de las tantas virtudes de La cara oculta.

    La cara oculta. Director: Andi Baiz. Colombia y España. 2012. 103 min.

     

     

    Autor:

    NELSON RENDÓN GARRO

    Licenciado en Español y Literatura y Magíster en Literatura

    Colombiana, de la Universidad de Antioquia. Ha sido profesor en el Politécnico

    Colombiano "Jaime Isaza Cadavid". Publicaciones: El acontecer de los arrieros, Los de siempre, El relevo, Soñaba ser como Aristi, Un relámpago de viento.