La familia en la era del vacío y la droga-dependencia en la era del vacío
Enviado por [email protected]
La familia en la era del vacío
La caracterización de la época actual como una "era del vacío" surge a partir del análisis del sociólogo Gilles Lipovetsky, que plantea un problema general de nuestros tiempos: la conmoción de la sociedad, de las costumbres, y del individuo de hoy en la sociedad del consumo. (Libro con el mismo nombre).
Nuestra idea es, entonces, describir y repensar desde estas nociones los nuevos modos de socialización y creación de subjetividad que se instalan en la era del consumo, y que atraviesan a toda la sociedad, poniendo un especial énfasis en la familia, como la célula de la misma, que es cotidianamente afectada por este imaginario social que la determina en silencio.
Comenzaremos tratando de analizar cuales son los nuevos modos de socialización que nos atraviesan, para luego pensar el rol de la droga-dependencia en este marco general.
A medida que se desarrollan las sociedades democráticas contemporáneas, avanza un nuevo proceso de "personalización" que modifica profundamente la vida social. Esta "personalización", que se opone a las características rígidas de las antiguas sociedades autoritarias, corresponde a la elaboración de una sociedad mas flexible, basada en la información y en la estimulación de las necesidades, el sexo, y el reconocimiento de los factores naturalmente humanos.
Así, este proceso de "personalización" propone una nueva manera de organizarse y orientarse socialmente, a partir de un mínimo de coacciones y un máximo de elecciones individuales, con el mínimo de austeridad y el máximo de deseo, con la menor represión y la mayor comprensión posible.
Este proceso ha surgido, en sus orígenes, como una reacción ante el exceso de disciplina que caracterizaba a las democracias autoritarias, en función de la afirmación personal y la defensa de las singularidades individuales. En este contexto, la "personalización" constituía un necesario grito de libertad.
Ahora bien, el contexto ha cambiado. Nos encontramos hoy en lo que diversos autores han dado en llamar la sociedad posmoderna, la era de la globalización, o bien la sociedad del consumo. Esto implica un cambio de rumbo histórico de los objetivos y modalidades de la socialización.
La sociedad moderna era conquistadora, creía en el futuro, la ciencia, la razón y hasta la revolución. Pero numerosas razones históricas nos han hecho desconfiar de sus principios: El hombre de hoy desconfía de su propio poder para conducir racionalmente su destino social.
Como resultado de esta gran decepción, en la sociedad posmoderna reina la indiferencia de masas, donde domina el sentimiento de reiteración o estancamiento, donde la autonomía individual no se discute, donde lo social ha perdido peso, y cualquier nueva ideología se banaliza y pierde importancia, porque el futuro ya no se asimila a un progreso indiscutible.
La sociedad contemporánea presencia el agotamiento del impulso hacia el futuro que caracterizó a la modernidad: hay un gran desencanto y monotonía de lo nuevo, que no es otra cosa que el cansancio de una sociedad que se muestra apática. Quizás por el cambio constante en que esta inmersa.
Así en este marco, ninguna ideología política es capaz de entusiasmar a las masas, no hay ídolos ni tabúes, ni tampoco una imagen gloriosa de sí misma. Ya no hay interés político, no hay ideología, y por consecuencia no se instala en el sujeto la idea de ciudadanía:
Hay desinterés social generalizado, no existe ya la idea de un hombre cívico: el sujeto es un individuo retraído a su propia imagen y conveniencia. Ningún heroísmo, ningún proyecto histórico movilizador. Estamos regidos por el vacío, un vacío que no implica ni siquiera tragedia o Apocalipsis. Un vacío sin más. Desaparecen los objetivos y no hay idea de sacrificio. Se quiere todo ya, todo ahora. Se vive en un presente inmediato e individualista.
Como consecuencia de este panorama general, el proceso de "personalización" que en sus orígenes era un reclamo de mayor libertad social, es hoy un mero individualismo que podríamos calificar como narcisista. (Cuando uno lee el libro al principio genera empatía, luego desilusión)
A cada generación le gusta reconocerse y encontrar su identidad en una gran figura mitológica o legendaria que la ayude a interpretarse y entenderse en función de los problemas del momento: hoy Don Juan ha muerto y aparece una figura más inquietante Narciso, subyugado por sí mismo en su cápsula de cristal.
Observamos a diario que, en la actualidad, son más fuertes los deseos individuales que los antiguos "intereses de clase". El narcisismo conduce a que los individuos inviertan cada vez menos energía en el espacio público, social, y aumenten su interés en las esferas privadas, individualistas.
Quizás el mejor ejemplo de la aparición de Narciso en la era posmoderna es la sumatoria de cuidados que hoy rodean al cuerpo, que se ha transformado en un objeto de culto. El miedo a envejecer y morir es constitutivo del narcisismo y se escapa de esta sensación. Hay una necesidad permanente de ser valorado y admirado por la propia belleza, el encanto, la juventud y la celebridad. La vejez se ha vuelto intolerable y esto genera desinterés por generaciones futuras.
Hoy el mercado hasta se apodera del aburrimiento…..el óseo es lucrativo. No se soporta no hacer nada….estamos obligados a hacer múltiples actividades y en el menor tiempo posible, para luego tener stress. No vemos que el tiempo libre esta determinado por modas y estilos y se busca crear en ello necesidades nuevas que sean lucrativas para la era del consumo.
De esta manera, el culto al consumo, al propio cuerpo, a la imagen, el desinterés generalizado por el otro, y las transformaciones que esto genera en la familia, ha dado lugar a una estructura de personalidad narcisista, que genera relaciones humanas cada vez más crueles y conflictivas. Cada uno explota cínicamente los sentimientos de los otros y busca su propio interés sin la menor preocupación por las generaciones futuras.
Lo que el narcisismo genera es un olvido de los objetivos universales, sociales, de la militancia ideológica o política, en pos de una creación de grupos y asociaciones con intereses mínimos, específicos, hiper-especializados: grupos de padres de hijos homosexuales, asociaciones de divorciadas, de tartamudos, de madres lesbianas, etc.
Página siguiente |