Obras:
Cristo en casa de Marta y María (1654), Diana con sus ninfas (1655), Santa Práxedes (1655), Concierto (1656), En casa de la alcahueta (1656), Joven durmiendo (1657), Mujer leyendo una carta junto a una ventana abierta (1657), Caballero y dama tomando vino (1658), Calle de Delft (1658), Soldado y muchacha sonriendo (1658), Muchacha con vaso de vino (1659), Clase de música interrumpida (1660), Lechera (1660), Vista de Delft (1661), Clase de música (1662), Mujer de azul leyendo una carta (1662), Joven dama con collar de perlas (1664), Mujer tocando el laúd junto a la ventana (1664), Muchacha con el pendiente de perla (1665), Mujer con balanza (1665), Mujer con jarra de agua (1665), Mujer de amarillo escribiendo una carta (1665), Cabeza de muchacha (1666), Muchacha con flauta (1666), Muchacha con sombrero rojo (1666), Taller del artista (1666), Dama con criada y carta (1667), Astrónomo (1668), Carta de amor (1669), El Geógrafo (1669), La encajera (1669), Mujer escribiendo una carta y criada (1670), Alegoría de la Fé (1671), Mujer tocando la guitarra (1672), Mujer de pie tocando el virginal (1675), Mujer sentada tocando el virginal (1675).
Análisis de "El pintor en su taller"
- Título: Taller del artista (1666)Autor: Jan Vermeer de DelftMuseo: Kunsthistoriches, VienaCaracterísticas: Óleo sobre lienzo 130 x 110 cm. Estilo: Barroco Centroeuropeo
Vermeer es uno del los pintores más misteriosos e inapacibles. Pocas obras pueden adscribírsele con certeza, y permaneció olvidado desde finales del siglo XVII hasta su "redescubrimiento", a mediados del siglo XIX. Hoy se lo reconoce como uno de los maestros de la pintura holandesa de género. Es típica de Vermeer esta intromisión en la intimidad de los personajes, junto con la meticulosa observación de la luz y el preciso manejo del color. Además de su poder de seducción visual, la obra está repleta de emblemas y alusiones a la vida de la época, y más específicamente a la condición del pintor y su arte en la Holanda del siglo XVII.
Buena parte de los especialistas han considerado esta obra como una muestra del legado artístico de Vermeer al pensar que se trata de una Alegoría de la Pintura. Así aparece citado en la anotación notarial del 24 de febrero de 1676 en la que su esposa, Catherina Bolnes, entrega el lienzo a su madre, Maria Thins, como pago de las deudas contraídas. Sin embargo, los últimos estudios han puesto de manifiesto que la mujer que aquí aparece no es una alusión a la pintura sino que se trata de la personificación de Clio, la musa de la Historia, representada como una mujer vestida con falda amarilla y manto de seda azul, que sostiene en su mano izquierda un libro y en la derecha un trombón, tal y como se puede observar en la "Iconología" de Cesare Ripa, uno de los tratados más utilizados como referencia iconográfica en el Renacimiento y Barroco. Al tratarse de la personificación de Clio, Vermeer quiere destacar un acontecimiento histórico determinado. La escena se desarrolla, como viene siendo habitual en el maestro, en un interior, posiblemente el propio taller del artista ya que nos encontramos con la mesa de roble que aparece citada en el inventario de su suegra. Sobre la mesa hallamos diversos objetos: un libro erguido, un cuaderno abierto, paños de seda que caen hacia delante, una máscara. En la zona de la derecha se sitúa el artista de espaldas, ante un lienzo casi en blanco, en el que está pintando la corona que cubre la cabeza de Clio. Un pesado cortinaje se abre en la zona de la izquierda, aportando teatralidad a la composición, como si el espectador la hubiese corrido para poder contemplar la escena, rompiendo con la intimidad del momento. La luz penetra por la ventana e impacta en la pared, donde podemos observar un amplio mapa de los Países Bajos, realizado por Claes Jansz. Vischer, más conocido como Piscator, hacia 1692 en el que se representa la situación geográfica de las provincias holandesas en 1609, antes de la firma de la Tregua de los Doce Años con la Monarquía Hispánica de Felipe III. Alrededor del mapa encontramos diferentes vistas urbanas. Clio sostiene su trombón ante la vista de La Haya, lo que ha sido interpretado por James A. Welu como un homenaje del pintor hacia los gobernadores de la casa de Orange, en un momento delicado debido a su enfrentamiento con Francia durante la guerra franco-holandesa de 1672-78. Esta hipótesis vendría refrendada por la presencia de la lámpara con el águila doble de los Habsburgos, lo que indicaría que la obra estaría pintada para conmemorar la alianza firmada entre las Provincias Unidas, el Imperio Alemán, España y Lorena contra la Francia de Luis XIV que se produjo el 30 de agosto de 1673. Al igual que en la Vista de Delft y la mayoría de sus trabajos, Vermeer emplea la perspectiva ortogonal para distribuir los elementos por el espacio, recordando las obras del Quatrocento al utilizar la bicromía en las baldosas del suelo. Pero la gran preocupación del maestro la encontramos en la utilización de la luz, creando una sensación atmosférica que envuelve la reducida estancia, en sintonía con la escuela veneciana. La intensa iluminación resalta el brillo de las tonalidades, destacando los azules, amarillos, negros y blancos, en un estilo que recuerda a Caravaggio.
El Realismo pictórico
El Realismo Pictórico fue una corriente artística que se desarrolló a mediados del siglo XIX y que alcanzó su máximo esplendor en Francia. Se caracteriza por que los artistas dejaron a un lado los temas sobrenaturales y mágicos y se centraron en temas más corrientes. Los principales sujetos pictóricos fueron los de la vida cotidiana.
Gustave Courbet (1819-1877)
Vida:
Gustave Courbet es el máximo representante del Realismo francés. Nació en Ornans (Francia) en 1819, trasladándose a París con 20 años y realizando en esa capital su formación artística, copiando obras en el Louvre y trabajando en la Academia Suiza. Caravaggio, Rembrandt, Velázquez y la Escuela veneciana fueron sus maestros, desarrollando un estilo naturalista aunque adaptado al siglo XIX, representando escenas de la vida cotidiana, retratos, desnudos o paisajes. Courbet participó abiertamente en la Revolución de 1848, ganándose la reputación de artista peligroso, tanto por su actitud como por su pintura. Creía que el arte podría subsanar las contradicciones sociales. Siempre rechazó la idealización del arte, proclamando que sólo el Realismo era genuinamente democrático, debiéndose tomar como modelos a los campesinos y trabajadores. Rechazó la Legión de Honor que le quería conceder Napoleón III y durante la Comuna se le encargó la administración de los museos de París. Tras la Comuna, el gobierno predecesor lo responsabilizó de la destrucción de la columna Vendôme. Al participar en la Comuna de París fue encarcelado y multado, por lo que decidió exilarse a Suiza en 1873. Ejerció una notable influencia sobre los pintores impresionistas por su intransigencia frente al academicismo. En Suiza se dedicó a realizar, junto a una gran cantidad de colaboradores, paisajes suizos casi en serie para poder pagar al Estado francés la multa impuesta. Sería en Suiza donde fallecería Courbet en 1877, a causa de consumo excesivo de alcohol.
Obras:
Autorretrato con perro negro (1842), Hombre herido (1844), Autorretratro con pipa (1848), Entierro de Ornans (1849), picapedreros (1849), Beriloz (1850), Campesinos regresando de la feria (1850), Señoritas dando limosna (1851), Bañistas (1853), hilandera dormida (1853), Cribadores de trigo (1854), Estudio del pintor (1854), Señoritas al borde del Sena (1856), Montañas en Mouthier (1860), El sueño (1866), Mujer con un loro (1866), La fuente (1868), Mujer desnuda con un perro (1868), Acantilados de Etrerat (1870), Bodegón con frutas (1872).
Análisis de "El Estudio"
- Título: Estudio del pintor (1854-55)Autor: Gustave Courbet Museo: Museo de Orsay, ParisCaracterísticas: Óleo sobre lienzo 359 x 598 cm.Estilo: Realismo Francés
Courbet fue una figura desbordante en todos los sentidos. Hombre de gran presencia física, pintó cuadros grandes sobre grandes temas: la vida, la muerte, la naturaleza y la existencia humana. Desafió las prácticas del arte convencional francés de la segunda mitad del siglo XIX. Este cuadro, que constituye su obra maestra, es como un manifiesto en las que declara sus creencias más intimas y arraigadas. Representa su estudio de París, en el que dispone tres grupos: en el centro, el mismo; a la derecha, sus amigos; y a la izquierda, aquellos de los que dijo que "medraban con la muerte", No sólo sus enemigos y las cosas que combatió, sino también los pobres, los desposeídos y los perdedores.
Existe abundante información sobre este cuadro gracias a los escritos que Courbet le dedicó mientras pintaba.
Courbet detalló las características del cuadro en carta fechada en diciembre de 1854 y dirigida a su conocido Bruyas: "Tiene treinta figuras de tamaño natural. Es la historia moral y física de un taller. Están todas las personas que me sirven y que participan en mi trabajo. La titularé primera serie, porque espero hacer pasar por mi estudio a toda la sociedad y expresar mis inclinaciones y mis repulsas. Tengo dos meses y medio para terminarlo y, por tanto, será preciso que vaya a París para hacer desnudos, de modo que en total me quedan dos días para cada figura. Usted se da cuenta de que no voy a divertirme… Ahora debería enviarme mi retrato de perfil y su retrato, los dos que he hecho en Montpellier, y la fotografía de la mujer desnuda de la que le he hablado. La pintaré detrás de mi silla y en el centro del cuadro. Después viene el retrato de usted y los retratos de los artistas que tienten ideas realistas". En otra misiva escrita a su amigo Champfleury cuenta todo el proceso de ejecución de la obra y cuáles eran sus intenciones. En ella afirma que "mostrará que todavía no estoy muerto, y el realismo tampoco" siendo considerada esta bella escena como un verdadero manifiesto del estilo que Courbet defendía.
La obra muestra al pintor en su taller, trabajando en un cuadro de temática paisajística; junto a él, a la derecha, una mujer desnuda se cubre con un paño, es identificada como alegoría de la Verdad. A la izquierda contemplamos a un niño de espaldas, la representación de la Inocencia. El grupo de figuras que se sitúa en la zona de la derecha son "los amigos, los trabajadores, los aficionados del mundo del arte" y el de la izquierda es el "otro mundo de la vida trivial, el pueblo, la miseria, la pobreza, la riqueza, los explotados, las gentes que viven de la muerte".
Ante estos dos mundos contrastados el pintor se coloca en el medio, quizá en su intención de no olvidar nada de la sociedad que le rodea, quizá como un modelo para esa sociedad al trabajar con total libertad. El estilo de Courbet continúa siendo seguro y firme, mostrando un poderoso dibujo y un interés por las tonalidades oscuras inspiradas en el arte barroco que tanto admiró en su juventud, durante sus visitas al Louvre. La iluminación impacta en la zona central, destacando el paisaje que pinta el maestro y la figura de la Verdad, quedando el fondo en semipenumbra. Al incluir el retrato del pintor en el lienzo se especula sobre una inspiración en Las Meninas de Velázquez, uno de sus pintores más admirados junto a Rembrandt. Cuando Courbet presentó esta obra a la organización de la Exposición Universal de París del año 1855 fue rotundamente rechazada, organizando una exhibición paralela en un barracón frente a los recintos de la muestra oficial, que tuvo un considerable éxito de público y crítica.
Conclusiones
A lo largo de este trabajo pudieron darse a conocer dos estíios diferentes de pinturas, referidas a El pintor en su taller. Los dos exponentes citados, tanto Vermeer como Courbet poseen aspectos en común como a su vez diferencias. Desarrollaron su actividad en períodos históricos distintos.
Vermeer en su obra muestra al pintor de espaldas, retratando a Clio, la modelo. Ingresa luz por la ventana para poder retratar mejor a la mujer. Los colores empleados en la pintura son de distintas tonalidades (azul, amarillo, negro, blanco). Los mosaicos del suelo poseen dos colores (negro y blanco). Courbet no pinta mosaicos y el suelo es de un color, y el estudio posee menos colores que el de Vermeer. Courbet pinta de fondo parte del paisaje de su ciudad natal, lo que se logra ver.
Courbet en su pintura emplea menos colores que Vermeer. El pintor no está de espaldas, sino que se le ve el rostro al pintor, se lo ve de costado. Hay más cantidad de personas de distintas clases sociales con variados ropajes. Vermeer muestra a la musa y al pintor. Un taller es más concurrido que otro
La modelo de Courbet está desnuda y la de Vermeer vestida. Representan fines diferentes para las obras.
Estas similitudes y diferencias reflejan las tendencias pictóricas tanto de Vermeer y de Courbet y como las reflejaban.
Bibliografía
Becket, Wendy. Historia de la pintura. Barcelona, La Isla, 1995.
Espasa. Historia Universal del Arte.Madrid, Espasa Calipe, 2000. Tomo III.
Kraube, Anna C. Historia de la pintura, del Renacimiento a nuestros días. Hong Kong, Konemann, 1995. Tomo II.
La Nación. Guía visual de pintura y arquitectura. Santiago de Chile, Amereida, 1997.
La Nación. Historia visual del arte Larousse. Buenos Aires, Larousse, 2004.
Montaner y Simón (editores). Diccionario Enciclopédico Hispanoamericano. Barcelona, Establecimiento tipográfico Editorial, 1912. Tomo III.
Ariel Winiar
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