La visualidad en la Educación Plástica: su importancia desde la edad preescolar (página 2)
Enviado por Carmen Rosa Seijas Bagué
Al triunfar la Revolución la pedagogía en Cuba parte de los presupuestos teóricos de que la visualidad permite el desarrollo de la capacidad de observación, bien utilizado se apoya en la experiencia de los niños como una condición para mejorar el aprendizaje desde lo vivido, donde los procesos de análisis, síntesis, inducción y deducción son indispensables.
La investigadora cubana G. Labarrere Reyes (1988) considera que: "La observación directa es de gran importancia pues le proporciona al alumno un conocimiento auténtico, por eso tradicionalmente, se ha acentuado este aspecto que desempeña un papel preponderante en el aprendizaje, sobre todo en los escolares pequeños, de ahí la importancia de los medios de enseñanza en la apropiación de los conocimientos". [4]Para esta pedagoga la visualidad permite el desarrollo de la capacidad de observación, apoyada en la experiencia de los niños como una condición para mejorar el aprendizaje desde lo vivido, donde los procesos de análisis, síntesis, inducción y deducción son indispensables.
La didáctica de la Educación Plástica le concede un papel muy importante a la visualidad, pues muestra la necesaria vinculación entre el conocimiento sensorial y racional. Esta unidad, apreciable en la propia obra de arte (en sus particularidades individuales y en su sujeción a las leyes históricas de la creación) se manifiesta en el proceso educativo de esta disciplina artística desde las primeras edades, pues al tener el pensamiento de los pequeños un carácter concreto necesita que la maestra utilice para las demostraciones modelos claros y vivos y no de razonamientos abstractos.
El producto (visual o audiovisual) será o no educativo en la medida en que sea evaluado, seleccionado e integrado por la maestra en un contexto educativo y, a la vez, aceptado por los niños como medio para apoyar la adquisición de saberes, emociones y sentimientos.
La maestra para lograr la aplicación eficiente de la visualidad en el proceso educativo de Educación Plástica desde las primeras edades debe transitar por diferentes etapas que tienen en la percepción, la observación y la apreciación sus elementos esenciales. La observación entendida como: ". una forma especial de la percepción, y al igual que ella está vinculada a la actividad., es sistemática, premeditada y planificada, cuyo resultado es una información más rica y precisa del mundo circundante. Tiene por fin el estudio minucioso de un objeto o fenómeno de la realidad; debe llevarse a cabo según un plan previamente elaborado, sobre la base del cual se detalla cada una de las partes del objeto en cuestión" [5]es indispensable en la vida de los niños, una premisa muy necesaria para la formación de imágenes, por medio de ella se penetra en la esencia de los objetos y fenómenos de la realidad como forma activa del conocimiento sensorial y racional. La observación no es apreciación sino uno de sus componentes básicos.
Se valora además que para poder apreciar se necesita de un conocimiento previo del objeto de apreciación ya que el conocimiento de cualquier manifestación artística necesita de un entrenamiento, no basta con el deseo de penetrar la obra en cuanto a lo que al artista quiso expresar, o a qué medios expresivos utilizó para ello. Para evaluar una creación visual, hay que someterse necesariamente a un proceso de observación, saber señalar lo esencial de lo secundario, además de situar al artista, a su obra, dentro de una época, para poder responder a las preguntas que harán posible una correcta apreciación.
La apreciación plástica concebida como: "La posibilidad de emitir un juicio con discernimiento, de valorar críticamente y de saber las razones del porqué nos gusta una cosa" [6]necesita de todo un proceso de entrenamiento visual y metodológico para lograr la generalización estética de una obra de arte, el entorno, o sobre cualquiera de los exponentes que constituyen el macromundo del patrimonio cultural.
Se parte del criterio que la apreciación requiere de producir un estado emocional en el observador, que permita activar su pensamiento para la contemplación y el disfrute, haciéndolo partícipe del acto creador. Para entender este lenguaje, que tiene su origen en la práctica social, se necesita del conocimiento de los signos que se perciben visualmente, de su gramática, de las reglas específicas de organización y formación, condicionadas históricamente y que señalan y enriquecen todo aquello que rodea al espectador. Una educación en este sentido permite no solo aceptar, sino rechazar lo que visualmente es negativo. La comprensión de la apreciación no puede ser solo ornamentalista. Las formas responden a un contenido, son formas de un contenido y no formas por las formas.
Se asume que el objetivo contemporáneo de la apreciación es modificar el entorno, para que aquellos objetos que impresionan visualmente transmitan un mensaje y las formas se adecuen al mismo. Tener conciencia del papel de esta en el desarrollo integral de los niños y las niñas en el mundo contemporáneo permitirá que no se conviertan en meros receptores pasivos de productos simbólicos, sino que puedan analizar los procesos de su propia construcción cultural y la producción de significado, pues un entorno sin imágenes propias no podría existir en el espacio cultural moderno. La apreciación tiene un carácter polisémico, concreto, emocional, asociativo, sintético e integrador.
Para el cumplimiento de esta habilidad (apreciar) se sugieren utilizar las invariantes que a continuación se relacionan:
Observar de manera general el objeto de apreciación.
Descomponer el objeto de apreciación en cada una de sus partes.
Analizar el tratamiento dado a cada uno de los componentes del lenguaje visual en el objeto apreciado.
Integrar las partes del objeto apreciado para arribar a un juicio de valor.
Justificar el placer o el rechazo que provoca el objeto de apreciación.
Las representaciones del sistema forma, necesitan del analizador visual para su total comprensión; "enseñar a ver" es la tarea de la maestra en este grado, de ahí la importancia de la apreciación para una mejor objetividad de la enseñanza. La correcta conducción de la maestra permitirá la adquisición gradual de una cultura visual en los niños y les aportará herramientas y maneras para que aprendan a convivir ventajosamente en un mundo donde cada vez más predominan las imágenes.
La maestra de este grado debe partir de la premisa que la imagen visual no es estática, sino que cambia en relación con la realidad y los conocimientos de los niños, se vive en un mundo donde tanto el conocimiento, como muchas formas de entretenimiento, son visualmente construidas, y donde lo que se ve es tan importante, como lo que se oye y se lee. Hoy se habla con preocupación del incremento de analfabetos visuales y muchas voces reclaman reestructurar las instituciones educacionales, de manera que pueda aprenderse una gramática para la visualidad.
Pero aunque es cierto que el mundo es cada vez más visual no queda claro qué significa lo que se ve, ni existe un total entendimiento de cómo se puede abordar esta problemática. Aunque hay producción sobre los temas de apreciación visual, son insuficientes las guías que aborden esta problemática desde el punto de vista metodológico.
Se asume que frente a la cultura visual no hay receptores ni lectores, sino constructores e intérpretes, en la medida en que la apropiación no es pasiva ni dependiente, sino interactiva y acorde con las experiencias que cada niño ha ido experimentando fuera y dentro de la institución preescolar.
Hoy una docente de la Educación Preescolar, que quiera comprender lo que está aconteciendo en el mundo en el que vive y, sobre todo, que trate de acercarse a lo que afecta a la construcción de la identidad cultural de los niños y las niñas, no puede desconocer la decodificación de las imágenes visuales y audiovisuales para poder convivir ventajosamente con ellas, es en esta convivencia con lo visual que lo local se convierte en un importante referente si se tienen en cuenta la interrelación de todos los componentes físico-geográficos, socioeconómicos, histórico(culturales y folclóricos.
En el análisis visual que realizan los sujetos intervienen componentes conceptuales y formales que posibilitan la interacción entre la esfera cognitiva(instrumental y afectiva(motivacional. Los mismos se determinan a continuación:
Conocimiento de los elementos de su entorno visual objetos de apreciación.
Agudeza para discernir visualmente los componentes formales y conceptuales objetos de apreciación.
Sensibilidad ante el hecho visual objeto de apreciación.
Análisis de la obra en su totalidad (elementos del sistema forma) como un exponente complejo de comunicación y como reflejo del mundo visual del cual forma parte.
Enjuiciamiento crítico (se necesita conocer de la obra para realizar valoraciones más profundas y complejas).
Disfrute con el producto visual presentado (está muy relacionado con los gustos estéticos).
En el proceso educativo de Educación Plástica el docente debe defender la utilización de los medios visuales y audiovisuales pues es la vía a través de la cual le llegará al niño casi toda la información, no pueden olvidar que en estas edades el pensamiento concreto es determinante, por lo que la imagen visual constituye una valiosa fuente de asimilación de los conocimientos. Los medios de enseñanza son muy importantes para "enseñar a ver" a los niños de manera integral los diferentes elementos de su entorno cultural.
Conclusiones
1. La utilización del recurso visual ha sido una constante en el quehacer educativo de los maestros universales y cubanos como norma general para conducir la enseñanza y desarrollar la capacidad perceptiva directa; con énfasis en las primeras edades. La didáctica de la Educación Plástica asume este principio como un elemento rector.
2. El producto visual bien utilizado en la didáctica del proceso educativo de Educación Plástica puede conducir al logro de una convivencia más ventajosa con las imágenes donde el educando no solo se conforme con desentrañar los significados sino que pueda comprender y crecer con el placer que produce comprender los saberes que ellas encierran.
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Autora:
DrC. Carmen Rosa Seijas Bagué
[1] Juan Enrique Pestalozzi. Citado por N.A. Konstantinov y otros en Historia de la Pedagogía. La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 1974, p. 85.
[2] Manuel Valdés Rodríguez. Citado por Justo Chávez Rodríguez en Bosquejo histórico de las ideas educativas en Cuba. La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 1996, p. 65.
[3] José Martí. La Edad de Oro. La Habana. Editorial Letras Cubanas, 1989, p. 2.
[4] Guillermina Labarrere. Pedagogía. La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 1988, p. 68.
[5] Viviana González Maura y otros. Psicología para educadores. La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 1995, p. 155.
[6] Consuelo Portu y otros. Conoce el Patrimonio Cultural. La Habana, Editorial de Libros para la Educación, 1980, p. 79.
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