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Antonio José de Irisarri: El cáustico satírico (página 2)

Enviado por Ariel Batres V.


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Posteriormente, y como resultado de las intrigas que se dieron alrededor de dicho Tratado, durante el denominado periodo de la reconquista del territorio retomado por los españoles -en el que obtuvo el grado de coronel- Irisarri fue hecho prisionero (22 de julio de 1814), deportado a Mendoza, Argentina, y finalmente se exilió en Londres. Regresa a Chile y redacta el "Manifiesto del gobierno a los pueblos que forman el Estado de Chile" (1818), el que en ese mismo año se convertiría en la primera Constitución Provisoria. Fue también Ministro del Interior y de Relaciones Exteriores (1818) y representante diplomático de Chile en Francia e Inglaterra (1819-1824) durante el gobierno de Bernardo O"Higgins.

Estando en Inglaterra escribe su "Carta al Observador en Londres" (1819). La Carta de referencia en sí es extensa, más parece un libro. En la edición de la Tipografía Nacional de Guatemala (1972), la misma y los documentos anexos que adjuntó Irisarri para demostrar la validez de su epístola, se presenta en páginas 17 a 144. Con el Gobierno inglés negoció entre 1819 y 1822 el primer préstamo externo para Chile; la obtención del mismo en 1822 le provocó fuertes críticas de sus detractores y cuando O"Higgins hubo de entregar el mando, Irisarri fue juzgado, aunque salió bien librado pues comprobó que su actuación había sido transparente. En Inglaterra mantuvo una fuerte amistad con Andrés Bello (1822-1826), nombrándolo su Secretario en 1822, la cual se mantendría hasta la muerte. En 1847, redactó una "Carta Prólogo" a la primera edición venezolana de los "Principios de Derecho Internacional", obra escrita por Bello.

Al conocer acerca de la Independencia de la antiguamente conocida como Capitanía General de Guatemala, hoy Centroamérica, en su calidad de embajador chileno envía cartas a la Junta Provisional Consultiva de Guatemala (1822). Irisarri remite sus cartas a dicha Junta y no a Gabino Gaínza; a la sazón, éste era el jefe político o primer Jefe de Estado que tuvo Guatemala. Irisarri conoció a Gaínza personalmente en Chile cuando participó en las negociaciones del Tratado de Lircay en 1814; seguramente por ello y por protocolo diplomático prefirió dirigirse a la Junta. En la primera Carta se congratula por la Independencia, tanto como guatemalteco y a la vez representante del Gobierno chileno en Londres. La segunda carta tiene fecha 12 de febrero de 1822, en la cual se permite aconsejar a los miembros de la Junta Consultiva respecto a la posición que deben asumir frente al envío de emisarios o espías por parte de España.

En Guatemala (1827-1829), se desempeñó como Ministro de la Defensa. Posteriormente, al escapar de la prisión en El Salvador donde se encontraba por órdenes de Francisco Morazán, viaja de nuevo a Chile donde ocupa, entre otros cargos, el de Gobernador de Curicó, provincia de Chile (1835-1836), Intendente de la provincia de Colchagua (1836-1837) y negocia los Tratados de Paz de Paucarpata (1837), para dar fin a la guerra entre la Confederación Perú-Boliviana y Chile, la cual tuvo como principal escenario al territorio de lo que actualmente es la república del Perú y determinó la disolución de la Confederación. Empero, como los chilenos no estuvieron de acuerdo con los términos del Tratado de 1837, continuaron la guerra -que concluyó definitivamente el 25 de agosto de 1839- y condenaron a Irisarri a la pena de muerte, por lo que éste se traslada a varios países de Sudamérica y el Caribe (1838-1849) entre ellos Arequipa, Perú (1838) y Ecuador (1838-1845); en este país publica en 1849 los resultados de su brillante investigación realizada entre 1845-1849, intitulada "Historia crítica del asesinato cometido en la persona del Gran Mariscal de Ayacucho", referida a la pesquisa que él efectuó acerca del magnicidio contra Antonio José de Sucre, ocurrido el 4 de junio de 1830.

Irisarri vive un tiempo en la isla de Curazao o Curacao (1845) y después en Bogotá, Colombia (1846-1849). Estando aún en Bogotá, publica su novela autobiográfica "El Cristiano Errante. Novela que tiene mucho de historia" (1846), originalmente divulgada a través del periódico homónimo fundado por él y posteriormente como libro (1847). Su azarosa vida lo llevó, cual cristiano errante, por un periplo en diversos países de Europa y América; amén de ello -según descripción de Guillermo Feliú Cruz, escritor chileno que en la edición santiaguina de 1929 redactó el Proemio bibliográfico acerca de la novela-, el ser criticado y calificado como un escritor vagabundo y venal, dio origen al título de su impreso El Cristiano Errante. Irisarri señaló en su oportunidad -cuando fue tachado de judío errante- que no aceptaba el mote de judío pues él era de origen español, como sus padres, y tan católico y cristiano como éstos. Tómese en cuenta que en el siglo XIX se consideraba un insulto el ser denominado como judío, y más si a ello se le agregaba el epíteto de errante, toda vez que esta designación provenía de la leyenda del judío errante.

En 1849 se traslada a los Estados Unidos, radicándose en forma definitiva y hasta su muerte en New York, donde de 1849-1855 atiende negocios privados. Dada su experiencia como diplomático y polémico escritor, es nombrado como Embajador de Guatemala ante Estados Unidos (1855-1868). Al mismo tiempo y en éste país, durante parte de dicho período fue también embajador de El Salvador y Nicaragua, siendo célebre su Protesta por la invasión de William Walker y sus filibusteros a Nicaragua y la doctrina Monroe (1855-1857).

Como un apasionado por la lectura y la limpieza en la escritura, publica en 1861 el primer tomo de "Cuestiones Filológicas sobre algunos puntos de la ortografía, de la gramática y del origen de la lengua castellana", más conocido en su versión abreviada únicamente como "Cuestiones Filológicas", obra con la que pretende estudiar la lengua castellana desde sus orígenes; es decir, una investigación que incluyó la búsqueda y análisis de documentos escritos durante 700 años en dicha lengua, a partir de 1155.

Al presentar sus Cuestiones Filológicas, "confirmaba, así, una vez más, y en forma definitiva, lo aseverado por su gran amigo e incuestionable autoridad sobre la materia, Andrés Bello, de merecer ser considerado como uno de los más grandes hablistas españoles de todos los tiempos y el más grande de su época." Por esta razón se le llegó a conocer como el "Cervantes americano". (García Bauer, Carlos; Antonio José de Irisarri. Insigne escritor y polifacético prócer de la independencia americana. Tipografía Nacional. Guatemala, 2002. Páginas 65 y 70.)

Carlos García Bauer agrega, bajo suposición, que en lo que toca a sus Cuestiones

Filológicas, éste libro lo escribió como una forma de perpetuar su memoria:

"Irisarri admiraba la riqueza de la lengua castellana, aunque no cesara de señalar las imperfecciones que advertía y aconsejara la manera de superarlas. Ejemplos de su conocimiento del idioma, así como de su habilidad para manejarlos en sus escritos, aunque no revistan mérito literario, sino sólo presentan juegos del ingenio, son sus historietas y relatos que compuso con una sola vocal, excluyendo las otras cuatro. Así, en el título del cuento "Amar hasta fracasar", que tiene como ochocientas palabras, sólo empleó la "a", en "Pepe, el de jerez" sólo empleó la "e", y en "Los mozos gordos" sólo la "o".

Dada la forma en que se manifestaba en sus escritos, y la atención que le dedicó a lo largo de su vida, no es aventurado decir, como se ha dicho, que Irisarri había concebido desde joven la redacción de un libro sobre filología española, que sirviera para perpetuar su memoria." (Idem., Página 69).

En 1863 don Antonio José de Irisarri publicó "Historia del perínclito Epaminondas del Cauca". En la edición guatemalteca (1951), Manuel Galich señala en el Prólogo que "No es una novela, pero tiene de ésta; no es historia, pero es una fuente para el que guste de estudiarla; …no es un tratado de política, pero abundan las ideas sobre los vicios de los gobiernos, y las doctrinas en boga; no es un libro festivo, pero no faltan los epigramas y las alusiones regocijantes; es sí, en el fondo, una sátira demoledora, profunda, que hace meditar hondamente sobre el problema hispanoamericano. …Es la última obra de Irisarri, es como su última airada protesta, como su testamento político, como su postrer estremecimiento ante la catástrofe de la América Española."

Sin embargo, el anteriormente mencionado no fue su último libro, pues Irisarri publicó un año antes de morir sus "Poesías burlescas y satíricas" (New York, 1867), donde recopila muchos de los poemas escritos desde 1806 en México, incluye algunos que figuran en sus dos novelas, y otros que corresponden al final de su producción literaria. Don Marcelino Menéndez y Pelayo (1856-1912), filólogo y crítico literario español, considerado el erudito y sabio por excelencia del siglo XIX, fue uno de sus calificadores. En 1911 dijo de Irisarri:

"…como poeta le faltó el quid divinum, así en el concepto como en la expresión y sus sátiras, sus epístolas, sus fábulas, letrillas y epigramas, son más bien correcta prosa, incisiva y mordaz, salpimentada de malicias y agudezas que levantan roncha, que verdadera poesía, aunque por otro lado interesen más que muchos versos de poetas tan hábiles en su oficio como imbéciles en todo lo demás." (Menéndez y Pelayo, Marcelino. "Historia de la Poesía Hispano-Americana". Tomo I. Madrid, Librería General de Victoriano Suárez. 1911. Citado así en: García Goyena, Rafael; Fábulas. Prólogo, bibliografía y notas de Carlos Samayoa Chinchilla. Colección "Los clásicos del istmo". Ediciones del Gobierno de Guatemala, Tipografía Nacional, 1950. Páginas 148 y 149.)

A decir de José Rodríguez Cerna:

"Se adentraba en las tempestades cuando no las llevaba consigo. Su mordacidad es zarpa y dentellada: es natural que su poesía sea sátira. Si la polémica no llegaba a buscarlo, él echaba abajo puertas hasta dar con ella. Y se cree soñar al ver que pluma así pudiera suavizarse en pacíficos campos de cuestiones filológicas y en la gustosa picaresca del autobiográfico Cristiano Errante." (Rodríguez Cerna, José; Loc. Cit.).

Además de las obras citadas, publicó cientos de artículos en los más de 15 periódicos que fundó en América y Londres, así como diversos "folletos" defendiendo la causa de la independencia, contra la Federación Centroamericana, contra los filibusteros y la Doctrina Monroe, contra la colonización negra en Centroamérica, etc.

Por haber sido enterrado en 1868 en New York, el Gobierno de Guatemala logró la repatriación de sus restos con motivo del primer centenario de su fallecimiento (1968), editándose la recopilación de escritos y opiniones de y sobre el prócer, en el libro Centenario del fallecimiento de Don Antonio José de Irisarri, patrocinado por el Ministerio de Relaciones Exteriores. En 1973 se creó la Orden Antonio José de Irisarri y en 1986 se conmemoró el segundo centenario de su nacimiento publicándose una Antología de su obra. Véase: Browning, John; Antonio José de Irisarri -Antología. Academia de Geografía e Historia de Guatemala. Publicación Especial No. 37. Guatemala, 1999.

Sobre la vida de don Antonio José de Irisarri se han escrito varias biografías, elaboradas por connotados investigadores como los aquí citados; no se recomienda utilizar como fuente las publicadas en Enciclopedia Encarta, Wikipedia o Icarito la tercera, toda vez que "curiosamente" las tres concluyen en 1849 y no dicen nada respecto al período 1849-1868, e incluso lo citan como chileno de origen guatemalteco.

 

 

 

Autor:

Ariel Batres Villagrán

Guatemala, 2007

Partes: 1, 2
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