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La independencia de México (página 2)


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El inicio del movimiento independentista fue violento y desordenado, Hidalgo encabezó, junto con Allende, Aldama, Abasolo, Jiménez, un ejército de más de 100 mil hombres, pero mal armados, mal alimentados e indisciplinados, lo cual fue factor decisivo de sus derrotas. Derrotados en Puente Calderón, los caudillos de la insurgencia decidieron marchar a los Estados Unidos y en Acatita de Baján, Chihuahua, son traicionados por Ignacio Elizondo que se había pasado a las fuerzas realistas. El Padre de la Patria, Don Miguel Hidalgo y Costilla, fue sujeto a un consejo de guerra que lo condenó a muerte el 30 de julio de 1811, a las siete de la mañana, don Miguel Hidalgo recibió la noticia de que sería conducido al sitio de su ejecución. Antes de partir al paredón, Hidalgo repartió unos dulces entre los integrantes del pelotón de fusilamiento y otorgó su perdón a quiénes lo fusilarían.

Don Miguel Hidalgo le pidió al pelotón de fusilamiento que para tener un blanco seguro dispararan sobre su mano derecha que pondría sobre el pecho; se negó tanto a vendarse los ojos como a sentarse de espaldas al pelotón.

La primera descarga de fusilería atravesó su mano sin tocar el corazón. Una segunda descarga lo hizo rodar por el suelo, pero aún con vida, fue necesario darle tres tiros más para terminar con su existencia.

El cuerpo ensangrentado de don Miguel Hidalgo fue expuesto al público afuera de la prisión. La cabeza del caudillo fue cercenada y colocada en una jaula de hierro para trasladarla posteriormente a Guanajuato y colgarla, en uno de los ángulos de la Alhóndiga de Granaditas; cada uno de los otros tres ángulos de la Alhóndiga exhibían respectivamente, las cabezas de Allende, Aldama y Jiménez.

Sin embargo, el movimiento no se apagó, la mecha revolucionaria estaba encendida y era difícil sofocarla, patriotas como José María Morelos y Pavón, los hermanos Galeana, Mariano Matamoros, Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero, entre otros, continuarían luchando contra la corona española, a pesar de las adversidades y del riesgo que corrían sus vidas.

Con Morelos, el movimiento tuvo su mejor momento, el ejército insurgente fue reorganizado, disciplinado, reducido y armado convenientemente. A diferencia del ejército de Hidalgo, Morelos encabezó un ejército de aproximadamente de 6 mil hombres, la amarga experiencia de Hidalgo era valiosamente aprovechada. Al respecto decía Morelos: "Veo de sumo interés escoger la fuerza con que debo atacar al enemigo, más bien que llevar un mundo de gente sin armas ni disciplina. Cierto que pueblos enteros me siguen a la lucha por la independencia, pero les impido diciendo que es más poderosa su ayuda labrando la tierra para darnos el pan a los que luchamos y nos hemos lanzado a la guerra"1

Sin duda, Morelos fue el gran organizador del ejército insurgente, un genio militar, que supo enfrentar y resistir a un poderoso ejército realista de 80 mil hombres. Pero también tiene el mérito extraordinario como reformador social y político, dicta disposiciones sobre restitución de tierras, además propone que las comunidades indígenas debían recobrar la propiedad de sus tierras, montes y aguas y veía como indispensable destruir el latifundio "…para facilitar la pequeña agricultura y la división de la propiedad, porque el beneficio positivo de la agricultura consiste en que muchos se dediquen con separación a beneficiar un corto terreno que pueda asistir con su trabajo e industria, y no en que un solo particular tenga extensas tierras infructíferas esclavizando a millares de gentes para que cultiven en la clase de gañanes o esclavos, cuando pueden hacerlo como propietarios de un terreno limitado con libertad y beneficio suyo y del público" 2; de esta manera, Morelos daba a la lucha por la independencia un verdadero contenido social y el carácter de una revolución agraria, de tal forma que puede considerársele como el verdadero precursor de la reforma agraria en México.

Morelos tenía, sin duda, la visión del gran estadista, consideró necesario unificar a las fuerzas insurgentes, elaborar un ideario político que le diera sustento ideológico a la revolución y, sobre todo, crear un gobierno central y fuerte para salvar al movimiento; por ello convoca a la creación de un Congreso en 1813, que se instala el 14 de septiembre de 1813 en donde expone los 23 puntos de "Sentimientos de la Nación" en el cual expresa con claridad y precisión extraordinarias, la doctrina y los fines de la revolución de independencia. Con la muerte de Morelos el 22 de diciembre de 1815 termina la etapa de la organización del movimiento.

A partir de 1816 la lucha por la independencia entró en una etapa de decadencia, tal parecía que toda la sangre derramada hasta entonces había sido en vano. El Virrey Apodaca implementó un trato diferente con la insurgencia, ofreció indulto a los principales líderes revolucionarios para sofocar el movimiento, algunos aprovecharon la circunstancia para salvar sus vidas y propiedades, pero otros como Vicente Guerrero y Guadalupe Victoria, optaron por seguir luchando a favor de la independencia de nuestra patria.

Para entender las causas y la forma en que se consumó la independencia, es necesario referirnos a los acontecimientos ocurridos en España a partir de 1820 y en especial al restablecimiento de la Constitución liberal de Cádiz de 1812 y a nuevas reformas orientadas contra el poder de la Iglesia. Españoles y criollos que habían luchado en contra de Hidalgo y Morelos ahora estaban de acuerdo y hasta se organizarían para llevar a cabo la independencia. Es decir, a final de cuentas, ésta fue obra de los realistas, que por salvar sus intereses y propiedades ahora la promovían, por temor a las leyes y reformas liberales que tarde o temprano llegarían y les afectarían.

Agustín de Iturbide fue el instrumento de las fuerzas conservadoras para consumar la independencia, este criollo, ambicioso y de muy mala reputación, pretendía primero acabar con la insurgencia que comandaba principalmente Guerrero, pero al comprender que esto sería muy difícil o tal vez imposible, decide pactar con él, mediante el Plan de Iguala, proclamado el 24 de febrero de 1821, donde se establece la absoluta independencia de la Nueva España. De esta manera los dos ejércitos contrincantes, el realista y el insurgente se unen, conformando el ejército trigarante o de la Tres garantías (religión, unión e independencia). El 24 de agosto del mismo año, se confirma y se consolida la independencia mediante los Tratados de Córdoba.

En la forma como se logró la independencia de México, muy conservadora, por cierto, encontramos las causas de la crisis política, económica y social en que se debatió nuestro país en los primeros casi cincuenta años de su vida independiente. Una situación de anarquía, de lucha por el poder entre conservadores y liberales, federalista y centralistas que querían imponer su modelo de organización política por la vía de las armas.

Lo importante del histórico y trascendente suceso del movimiento de independencia de México, iniciado por Hidalgo y Allende y consumado por Iturbide y Guerrero, fue que la entonces Nueva España, hoy México, pudo romper con los lazos de dependencia colonial y nacer a la vida independiente como nación libre y soberana. Otros problemas vendrían, pero el primer paso ya estaba dado.

Notas:

  1. Cue Cánovas, Agustín, Historia Social y económica de México (1521-1854), Ed. Trillas, México, 1975, p. 219.
  2. Idem, p. 222

 

Por

Marco Antonio Borboa Trasviña,

Nació en Los Mochis, Sinaloa, México, el 24 de abril de 1964. En 1984 ingresó al Instituto de Antropología de la Universidad de Occidente donde cursó la Licenciatura en Sociología Rural titulándose de la misma en el año de 1989.

Profesionalmente se ha desempeñado en la Universidad de Occidente, Unidad Guasave desde 1988 hasta la fecha actual, ocupando diferentes cargos o responsabilidades: Delegado de Servicio Social, Jefe del Departamento Académico de Sociología, Responsable de Área de Superación Docente, Jefe del Departamento Académico de Ciencias Sociales y Humanidades; Consejero Propietario Académico y Técnico en varias ocasiones; ha sido nombrado Presidente de la Comisión de Carrera de la Licenciatura en Desarrollo Comunitario; así como también ha participado como sinodal para titulación de alumnos de las carreras de Sociología Rural y Desarrollo Comunitario vía examen por conocimientos.

Ha participado activamente en la elaboración y actualización de cartas descriptivas y ahora programas indicativos en la Universidad de Occidente. Ha sido conferencista de temas relacionados al grupo indígena mayo yoreme del norte de Sinaloa y comentarista del libro Los Mayos del antropólogo Jesús Ángel Ochoa Zazueta.

Actualmente es Profesor de Tiempo Completo categoría "D" adscrito al Departamento Académico de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Occidente, Unidad Guasave, del cual también es Jefe.

Lugar de nacimiento: Los Mochis, Sinaloa, México.

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