La acción de hoy compromete el futuro, actuar con conciencia es garantizar su supervivencia.
- Participación, elemento clave en la sustentabilidad
- Hablan los resultados y sus actores
- Los actores del cambio
- El conocimiento: apoyo a la acción comunitaria
- Hacia un cambio duradero
- Bibliografía
Enmarcar las acciones de las comunidades como hechos característicos de sustentabilidad, representa vincular actividades que se ejecutan para dar solución a problemas inmediatos, signados de empirismo y espontaneidad, pero al mismo tiempo, plenos de innovación, competitividad y solidaridad, conformando una "Sustentabilidad espontánea" que al solucionar hoy con visión, sienta las bases referenciales de acciones del futuro, planteamiento que se pretende reflejar en esta investigación.
Además, mostrar como mediante la participación, información y negociación los actores locales, Comunidad, Estado, ONG, actúan en su entorno consensuadamente. Pero para garantizar un cambio hacia el futuro, deberán valerse del más importante capital de la era, como lo es el conocimiento, y es allí donde el sector educativo juega su rol, fortaleciendo esa sustentabilidad espontánea para transformarla estratégicamente en un Desarrollo humano sustentable cuya meta sea combatir el flagelo de la pobreza, y facilitar el incremento del nivel de calidad de vida en un entorno cambiante y globalizado.
Se ilustra con algunos resultados acciones emprendidas por comunidades a lo largo y ancho del país que revelan el potencial humano existente y dispuesto a desarrollar su innovación, competitividad y solidaridad en función de un mejoramiento continuo de su calidad de vida, mediante la efectiva participación de los agentes involucrados.
Las profundas desigualdades económicas y sociales que presenta la humanidad, los niveles desproporcionados de crecimiento demográfico, determinan el aumento de la pobreza en las grandes masas de la población, en contraste con la indiscriminada explotación de recursos naturales en beneficio de algunos grupos económicos.
Este escenario obliga a repensar el desarrollo en términos de sustentabilidad; desde el nivel macro (gobierno, organizaciones, corporaciones, grandes y pequeñas empresas) hasta un nivel más micro de la sociedad: pequeñas comunidades organizadas, asociaciones de vecinos, juntas de consumidores, organizaciones gremiales y profesionales, institutos públicos y privados y específicamente a nivel rural: asociaciones de productores, cooperativas, empresas rurales, comités de amas de casa, asociaciones campesinas, comités de riego, juntas comercializadoras; etc. Venezuela no escapa a esta problemática que afecta a todos de diferente manera.
En esta investigación se pretende: – Introducir el concepto de "Sustentabilidad espontánea", resultantante de la observación de las acciones ejercidas por las comunidades y definiéndola como: "Capacidad que tienen los agentes locales, de hacer frente a una problemática existente, mediante la acción participativa, comunicacional y negociadora que le permite sustentarse y proyectarse".
– Reflejar las características de la sustentabilidad espontánea mediante las acciones de los agentes involucrados.
– Mostrar los resultados en diferentes estadios de desarrollo, en diversas comunidades, e, – Intentar incorporar una serie de elementos que contribuirán sin duda a alcanzar un "desarrollo humano sostenible a escala humana", entre los cuales se encuentra "el conocimiento".
Participación, elemento clave en la sustentabilidad.
La sustentabilidad debe apoyarse en un sano equilibrio entre el hombre y la naturaleza, con su participación activa y efectiva es posible tal equilibrio.
Particularmente en Venezuela, los drásticos niveles de ‘pobreza, creciendo ampliamente los de pobreza extrema, desnutrición y deserción escolar que afecta especialmente a los niños, las mujeres, madres solas y desempleadas, obligan a replantearse una vez más el problema de la participación de la población como uno de los mecanismos que permite reintegrar a la sociedad excluida su derecho a vivir dignamente.
Las formas de participación existentes en las comunidades organizadas se encuentran amenazadas por los factores previamente mencionados, ya que "la pobreza económica lleva, como se ha demostrado reiteradamente en la experiencia mundial, a la pobreza de poder. Las organizaciones populares se debilitan y atomizan" (Kliksberg 1998 El Nacional P.).
Existe otra serie de factores que han contribuido a debilitar la participación organizada de las comunidades, como son: – Los organismos gubernamentales encargados de fomentar la participación están burocratizados, mantienen estructuras verticales rígidas que frenan la participación.
– Los problemas reales de las comunidades se delimitan en oficinas y laboratorios alejados de sus realidades particulares.
– Se ha contribuido a fomentar la apatía de la gente frente a sus propios líderes.
– Los programas con métodos educativos orientados a estimular la participación de la gente se han planteado con sesgos y de manera autoritaria, obviando en muchos casos la participación comunitaria.
– Se ha generado una inmensa frustración en las comunidades en relación a: – Ejecución de numerosos proyectos que exigiendo del apoyo popular, luego no se da término a los mismos.
– La corrupción presente en muchos proyectos que han dado claras evidencias de haber dejado grandes beneficios personales a quienes los dirigen.
– Donde las comunidades no han observado el planteamiento de una real estrategia de auto-sustentación, existe renuencia a participar.
Todos estos factores impiden mantener una relación armónica entre las organizaciones populares y el Estado, impidiendo una real y efectiva participación de la comunidad.
Particularmente, a nivel de desarrollo rural existe un creciente interés por la formulación de planes y proyectos priorizando el medio ambiente con estrategias competitivas y sostenibles para la agricultura. Paralelamente, a nivel social se pretende lograr una equidad y participación comunitaria mas integrada, en oposición a la planificación vertical estructurada en los organismos centrales.
Espontaneidad versus sustentabilidad.
Sin embargo, al lado de ese cúmulo de contradicciones y problemas es necesario recalcar una serie de eventos y aciertos que ocurren en las pequeñas comunidades, signadas por esfuerzos de sus miembros que son dignos de mencionar llevando a Introducir el análisis Comunidad–Acción. Este es un instrumento útil para entender el conjunto de actividades que se realizan en la comunidad, propios de su sentido innovador-solidario, necesarios para garantizar su subsistencia, así como aquéllas derivadas de su carácter competitivoinnovador, para identificar en su entorno oportunidades de acción que apoyan su labor cotidiana.
Las actividades inherentes a la comunidad – acción, se refiere al entorno y a su modus vivendi, producto de las tradiciones y en muchos casos del empirismo, que a pesar de significar creatividad e innovación, también se acompañan de intervención foránea del sector público, a través de sus relaciones comerciales.
Esta concepción no puede verse aisladamente; es imprescindible enmarcarla dentro de lo que ha sido conceptualizado como sustentabilidad, entendida como: "Capacidad del sistema productivo para mantener su productividad a pesar de las perturbaciones, choques, limitaciones o stress, al que está sometido", de allí que el hombre deba usar su ingenio y las oportunidades que le ofrece el sistema para poder actuar, contrarrestando las amenazas y potenciando sus fortalezas.
¿Acaso las acciones espontáneas no se inscriben en un contexto de sustentabilidad? En efecto, son producto de la intención de llevar a cabo eventos, desarrollar actividades, incursionar en otros ámbitos para que los actores puedan operar hoy mirando el futuro.
Son espontáneas porque en muchos casos no obedecen a la acción organizada, sino que la misma surge de una necesidad que debe ser resuelta y que luego se constituye en evento referencial de participación comunitaria.
¿No podríamos, en consecuencia, adjetivar la misma sustentabilidad como espontánea?; y definirla como la "capacidad que tienen los agentes locales de hacer frente a la problemática existente mediante la acción participativa, comunicacional y negociadora que le permite sustentarse y proyectarse".
Los nuevos actores de la gestión local son los agentes involucrados en esas acciones y ya no basta con participar y comunicar realmente siempre hay que negociar, bien internamente entre los actores comunales (afectados y afectantes), o con otros actores foráneos a la comunidad (organismos del sector público y privado y otros agentes); pero ello se traduce igualmente en hechos de apertura "soluciono internamente con mis propios medios o recurro a otros detentores de medios y recursos que son necesarios para la satisfacción de mis necesidades", pero este hecho es al mismo tiempo un evento de carácter solidario.
De esta manera se mantienen las bases actuales de un desarrollo para un cambio hacia el futuro; se llenan vacíos institucionales, identificando todo o gran parte de lo que se requiere de los agentes foráneos para incorporarlo y en caso de no poder accesar a los mismos, crear internamente los mecanismos para cubrir ese vacío.
Es así como desarrolla la capacidad creativa e innovadora y competitiva. Esta es una característica de desarrollo sostenible; crear e innovar son pilares del mismo, y equivalen no solo a sustentar, sino a garantizar.
Podrían citarse numerosos ejemplos ilustrativos de sustentabilidad espontánea a lo cual no podemos sacrilizar (creando un nuevo paradigma de ella), porque evidentemente, la misma, está signada de empirismo; no obstante, ello ha servido como medio para solucionar problemas inmediatos y contribuir al mantenimiento de diversas comunidades.
Los instintos asociativos surgidos en el seno de las comunidades son ejemplo de ello, en una dimensión organizacional; la diversificación de las producciones, en la dimensión productiva; el uso racional del agua en la dimensión tecnológica; así como la incorporación de nuevos agentes en la dimensión de mercado y comercialización. La incorporación de prácticas conservacionistas explican la dimensión ambiental y ayudan a configurar todo un sistema innovador y solidario con las generaciones futuras. Además, es competitivo, por la identificación de oportunidades que contribuyen a mejorar su calidad de vida, en las diferentes acciones relevantes para su desempeño actual. Las mismas se traducen en eventos referenciales para las generaciones futuras; de allí que ese conjunto de capacidades para contrarrestar las problemáticas de las comunidades, basado en el empirismo, en la innovación y en la competitividad, pueden considerarse como características de la sustentabilidad espontánea.
Hablan los resultados y sus actores.
Basten algunos ejemplos ilustrativos en Comunidades Rurales de la Geografía Andina Merideña, amén de miles de casos citables del País entero: En Bailadores, los productores toman conciencia de la necesidad de organizarse creando la asociación de Productores Agrícolas de los Andes, ASPRUANDES; a través de la cual han sido competitivos – innovadores – solidarios, logrando para las áreas de producción entre otras reivindicaciones, construcción de infraestructura de riego y comercialización, asistencia técnica y crediticia y; sobre todo, ha alcanzado un espacio de negociación para incidir sobre la toma de decisiones que efectan al sector y por ende a otras comunidades.
Ello conforma una dimensión organizacional de sustentabilidad espontánea, que no solo favorece a los pobladores actuales sino a los venideros. Otras organizaciones primarias han surgido partiendo de necesidades sentidas en la comunidad, que los han llevado a aglutinarse alrededor de un Comité de riego para hacerse sentir y lograr reivindicaciones.
La dimensión productiva, con las diversificaciones introducidas (variedades de hortalizas que han sustituido los cultivos tradicionales) en la Cordillera Andina; en particular, los casos de especializaciones de la producción ilustran la sustentabilidad espontánea, en competitividad, innovación y solidaridad. Tal es el, caso de Timotes, donde la especialización se ha centrado en la producción de hortalizas de hoja, llegando a producir (63% ) conjuntamente con Bailadores (31%), para un total del (94%) de las hortalizas de hojas en el País.
De igual forma se evidencia la dimensión comercial en la estructuración de diversas unidades de mercadeo, tales como Centros de Acopio y Cooperativas (Timotes, Mucuchìes, Pueblo Llano).
Particular mención merece el caso de los despachadores en Timotes, los cuales son pequeñas unidades de acopio y distribución para las hortalizas mayormente de hoja que al mismo tiempo representan ventajas de colocación para los pequeños productores, implicando una acción solidaria, innovadora y competitiva al identificar por este medio una oportunidad de accionar en el mercado.
La incorporación de una dimensión tecnológica, por ejemplo la infraestructura del riego; permite el uso racional y equitativo del recurso agua y garantizar más de una cosecha al año, constituyendo un ejemplo más de solidaridad, facilitando la innovación y fomentando el carácter competitivo que ofrece el estado de esa dotación.
De igual forma aun cuando no muy remarcados, pero de suma importancia, son las actividades en la dimensión ambiental: El otrora programa del subsidio conservacionista, donde las practicas incorporadas han sido cimientos de una agricultura menos riesgosa para el futuro. Los diversos subproyectos de conservación de suelos cuyas prácticas (despedrados, muros de piedras, canales colectores, de drenaje, barreras rompevientos, reforestación con especies autóctonas y con frutales, zanjas de ladera, siembra en curvas de nivel etc.) pueden observarse en las parcelas de la zona alta y piedemonte, amen de otras obras propias de la zona baja.
Estas conforman acciones de sustentabilidad espontánea, signadas por el carácter innovador-solidario de mejorar la calidad de vida actual, pensando en el futuro, y por el carácter competitivo de aprovechar los conocimientos tanto aportados por la asistencia pública del sector oficial, como por las costumbres y tradiciones de los antepasados.
Así, las renombradas ferias del consumo familiar, donde se confunden productores y consumidores en búsqueda de mejoras, son definitivamente producto de la innovación, competitividad y solidaridad. Las cooperativas larenses y orientales y en otros estados, son vivos ejemplos de estas asociaciones que continuamente mejoran la sustentabilidad actual, mediante la participación activa e incorporación de conocimientos.
El compromiso de erradicar la pobreza, definido en un marco de acción coherente, será siempre posible, incorporando a los excluidos sociales en el circuito económico, proporcionándoles la elevación de su nivel de vida y progreso colectivo. En todas estas acciones, se observa claramente una mayor y progresiva participación del hombre, quien, no puede permanecer aislado de los movimientos del mercado y mucho menos en el actual ambiente globalizado.
Son múltiples los ejemplos que podrían citarse de acciones de la comunidad enmarcadas en la sustentabilidad espontánea, no obstante, tal como se ha venido señalando, esta participación se ve seriamente amenazada por factores estructurales, institucionales y gerenciales (la pobreza, el incumplimiento de los Organismos Gubernamentales, planificación centralizada, estrategias deficientes de motivación al logro, desconocimiento del rol de los líderes, etc.), y sería lamentable que los avances en esta materia se frenen por estas razones, causando un grave daño, no sólo a la generación actual sino también a las futuras.
En consecuencia, es función de los Organismos de Educación, entre ellos las Universidades, velar y contribuir porque la sustentabilidad espontánea sea fortalecida con conocimientos y acciones dónde la calidad de vida sea un proceso de mejoramiento continuo, y se contribuya a potenciar el carácter innovador competitivo-solidario de los nuevos actores de la gestión local. Donde la participación, como instrumento negociador facilite la reinserción solidaria e integral a los pobladores excluidos de los procesos de desarrollo. Evidente que no es sólo función de las universidades, sino también del Estado, Organizaciones no Gubernamentales y comunidades.
En primer lugar le corresponde al Estado, fortalecer sus Instituciones para producir y gerenciar el cambio social, siendo a la vez, promotor, gestor, actor, facilitando el camino a las ONG en sus acciones solidarias organizativas, a fin de contribuir con las comunidades en el incremento de su capacidad negociadora por la participación activa y consensuada. El sector educacional investigador, debe propiciar el flujo de conocimientos para lograr decisiones acertadas.
La armónica acción de los actores asegura una efectiva gerencia social, llevando a la comunidad organizada al logro de sus metas, enmarcado en iniciativas innovadoras, competitivas, solidarias, y renovadoras; promoviendo la sustentabilidad deseada en pro de la calidad de vida, donde la salud y educación sirvan de plataforma a la productividad de los factores concurrentes de un desarrollo sostenible.
La acción de las comunidades acompañadas de los otros tres actores de cambio social (Estado, ONG, sector educacional) influirá sobre las causas estructurales para erradicar la pobreza; y por los efectos demostrativos que es posible difundir a través de la introducción de mecanismos comunicacionales (programas, talleres, medios), con el fomento de la participación, se podrán despertar las potencialidades y pasar de una sustentabilidad espontánea a un verdadero desarrollo sostenible.
De esta manera, la gerencia social, se potenciará y las acciones comunales se centrarán en nuevas formas de mantener los logros y en garantizar un futuro mejor, así como en buscar y consolidar una cultura de la competitividad, que implica promoción de valores de éxito y excelencia.
Esta nueva actitud comunitaria o modo de actuar hacia un cambio social, impulsa el rol del liderazgo, promoviendo y apoyando los esfuerzos individuales y colectivos para el logro. Es una práctica de excelencia, sustentada en la educación, la gerencia y la promoción del éxito, entendido como compromiso de todos los actores.
El conocimiento: apoyo a la acción comunitaria.
En esta reflexión sobre la acción de las comunidades enmarcada en la sostenibilidad, es pertinente recalcar la necesidad de potenciar los logros, para incrementar el valor agregado local.
El recurso más destacable en la era actual, es el conocimiento, entendido como "conjunto de ideas, métodos, experiencias y propuestas, que aplicadas por los actores de cambio, contribuyen a producir con eficiencia los cambios deseados". Este motoriza los niveles de los actores de cambio: Estado (instituciones) comunidades, ONG; para conjuntamente con el sector educativo, desencadenar procesos transformadores centrados en un desarrollo humano sostenible, (DHS); concebido en términos de "un esquema donde se dignifique al hombre, reconociendo sus aportes, recompensando sus esfuerzos de manera integral, donde sea posible la erradicación de la pobreza, los recursos sean manejados racionalmente, los conocimientos al servicio colectivo, contribuyan a la toma de decisiones acertadas, consensudas y sean la base del proceso de mejoramiento continúo que garantice la sustentabilidad humana".
"El propósito del DHS consiste en crear una atmósfera en que todos puedan aumentar su capacidad y las oportunidades puedan ampliarse para las generaciones presentes y futuras". (PNUD, 1994; 15).
El DHS, se basa en conocer las reinvidicaciones vitales, donde se pueda ofrecer y garantizar, por ello se considera como un proceso mediante el cual se amplían las oportunidades de los individuos, las mas importantes de las cuales son una vida prolongada y saludable, acceso a la educación y disfrute de un nivel de vida decente". (PNDU, 1990; 33).
El DHS, debe asignar prioridad a la solución de problemas en pro de la calidad de vida, basada en la equidad, participación – potenciación con el desarrollo de las potencialidades humanas.
Deberá considerar variables como: salud, vivienda, expectativas de vida, tasa de alfabetismo, ingresos percapita, acceso al empleo, entorno sano con seguridad, garantía de derechos humanos, etc; las cuales entre otras, podrán impulsar el índice de desarrollo humano ( IDH nueva medida de la pobreza ideada por (PNUD-ONU), a altos niveles y el cual se realiza a partir de tres variables: esperanza de vida, logro educativo (alfabetización y mediana de escolaridad y el ingreso).
Venezuela ocupa el puesto 47 de IDH a nivel mundial y a saber, entre los año 1991-94, se asiste a un descenso (0,79%) del mismo, resultante de la disminución del ingreso percapita a pesar del incremento de la tasa de alfabetismo. Al igual, en Mérida ese índice también pasó de 0,78% a 0,74% en el mismo período (OCEI, 1996).
Ante estas cifras cabría entonces preguntarse si ¿se está contribuyendo al desarrollo de nuestras potencialidades humanas?, acaso, incrementar la tasa de alfabetismo ¿no será simplemente significando un aumento de la escolarización sin formación?, los bajos niveles de salud, seguridad y desempleo etc., son evidencia de acentuación de pobreza y deterioro que obstruyen el DHS.
El conocimiento ¿está siendo realmente difundido?, los actores de cambio ¿están operando a los niveles requeridos?, la información, plataforma de acción en cualquier evento de cambio ¿está en concordancia con la demanda de los agentes involucrados?. Son múltiples las interrogantes que inducen a pensar que no se está propiciando un trabajo cohesionado, coherente e integral, y ratifican lo señalado inicialmente en cuanto a los logros obtenidos por los actores locales de cambio (las comunidades) como producto de una sustentabilidad espontánea.
Si el capital esencial es el conocimiento, el programa de DHS debe basarse en él, en el capital social, humano y físico (ambiente), para añadir valor local; y es allí donde la información juega un rol preponderante.
Al potenciar la capacidad negociadora local con una estrategia de comunicación globalizada, utilizando las modernas herramientas de difusión (redes) en un estadio superior de desarrollo, se irán insertando las comunidades en los conocimientos cuyas claves de éxito pueden ser adoptadas y adaptadas para ser más innovadoras – competitivas-solidarias. Las comunidades al disponer de mayor información de los conocimientos que requieren se les despertará la creatividad y demandarán mayor atención del Estado, el cual deberá adaptar sus instituciones para la prestación de mayores y mejores servicios. Los procesos de descentralización y atención más directa se enmarcan en esta estrategia, así como el fomento de la participación de los excluidos para disminuir las desigualdades y la pobreza, facilitando la acción del sector educativo, de las ONG y mejorando la difusión de conocimientos.
Si se fortalecen las iniciativas privadas locales además de los programas del sector público, con nuevas inversiones, se genera empleo y un medio donde puedan insentarse los excluidos, mejorando los niveles de ingresos, incrementando la capacidad de movilización de ahorro interno, generando así, nuevas posibilidades de inversión (microempresas por ejemplo, etc.), estabilidad de empleo, aumento en el nivel de consumo, ampliación de la capacidad de negociación, optimizando la productividad.
De esta forma se consolidará la identidad cultural y el sentido de pertenencia en su nuevo esquema social, donde la calidad de vida actual y futura mediante la inserción en el entorno cambiante e incierto sea siempre el norte de la situación deseada.
Para lograr esta situación deseada debe comenzar por el recono-cimiento de las personas, sujetos y objetos de cambio, no es posible planificar para ellos sin conocerlos, de allí la participación activa de ellas; sus acciones proactivas deben respetarse y enmarcarlas dentro de los avances del conocimiento para que ese capital humano y físico pueda ser siempre sostenible.
La erradicación de la pobreza debe ser el compromiso vital sobre el cual las estrategias y alianzas del sector público y privado se centren en el uso racional de los recursos ambientales, técnicos, humanos y financieros disponibles en las comunidades para así, el valor agregado local obtenido por el conocimiento y la información logre un D.H.S, disminuyendo la brecha – entre los intereses particulares y de las comunidades.
En resumen, las comunidades son agentes de cambio social; pero aisladamente sólo alcanzan a ejercer acciones de sustentabilidad espontánea (en muchos casos con un empirismo extremo). Sin embargo, son potenciales catalizadoras de conocimientos útiles para su transformación, los cuales les vienen aportadas por los otros agentes como el Estado, ONG y sector educativo; entonces se debe apuntar a unir esos pilares para provocar el esquema de cambio social deseado.
Las diversas iniciativas locales cuentan con apoyo proveniente tanto de fuentes externas multilaterales como nacionales; queda entonces en manos del Estado establecer los vínculos y responsabilizar a las Instituciones para el cumplimiento de sus acciones. El sector educativo, altamente responsable en extender el uso del conocimiento, debe avocarse a la revisión de su misión y a asumir el compromiso real que le compete.
Las mensionadas debilidades que enfrenta, según se mencionó, en lo que a participación comunitaria se refiere, deben ser abordadas con la mayor celeridad posible por parte de todos los actores involucrados en un "desarrollo rural sostenible a escala humana".
Todo proceso de desarrollo rural que busque la sustentabilidad; debe considerar el no agotamiento de los recursos naturales, y la seguridad alimentaria y de que los recursos financieros utilizados sean canalizados hacia los sectores más pobres, para fortalecer de esa forma las alternativas de producción y participación social de los sectores con menos poder en la sociedad rural.
Dadas las actuales condiciones de debilidades y amenazas previamente señaladas y las que se vislumbran en el mediano y largo plazo, producto de la inserción de nuestro país a un mundo globalizado, es posible plantear algunos mecanismos que contribuyen a lograr una verdadera participación social en las comunidades rurales, con énfasis en la difusión del conocimiento.
– Promover en las mujeres, un cambio de mentalidad, con una mayor consciencia sobre sus deberes y derechos, además de su incorporación a la capacitación técnica.
– Incorporar en los proyectos de desarrollo rural propuestas de actualidades específicas para cada estrato social, según el enfoque etario, debido a que cada grupo presenta necesidades y potencialidades distintas.
– Generar proyectos de desarrollo rural agrícola que fomenten la productividad basada en un menor uso de agroquímicos y en mayor respeto a los bosques, suelos y aguas, mejorando los métodos de cultivo de acuerdo con las características de cada región, e incorporando tecnologías acordes que tiendan a la disminución de los costos.
– Estimular las potencialidades propias del pequeño productor agrícola a fin de que sea posible su conocimiento de los mecanismos de comercialización vigentes en la actualidad, para abordar el mercado internacional. Así podrá vincular su proceso productivo con lo que ocurre en el mercado en cuanto a precios, calidad y procesos de comercialización en general para ser más competitivo.
– Reconocer y valorar los logros alcanzados espontáneamente para que se transformen en referencias válidas de cambio.
– Promover a través de las propias micro – organizaciones campesinas la producción de nuevos cultivos y la interrelación entre ellos para contribuir a preservar y recuperar áreas degradadas.
– Conocer a través de la motivación que se genera en la microorganización, mecanismos de mejoramiento continuo.
– Propiciar el intercambio de experiencias y de información de tal manera que los productores puedan conocer todas las fases del proceso productivo, a fin de identificar con mayor propiedad las necesidades de recursos y conocimientos.
– Hacer conocer al campesino las especificaciones y características generales de los proyectos a desarrollar en su comunidad o sector, e involucrarlo en la medida en que dicho proyecto esté orientado específicamente a su tipología de campesino, que no se observe alejada de su realidad específica.
– Lograr, mediante los conocimientos impartidos, (Universidades, ONG, etc.) identificar las modalidades de gestión mas acordes a su medio.
– Instrumentar programas de educación ambiental (conservacionismo, reciclaje, agricultura orgánica, etc.) y de desarrollo comunitario.
– Promover y revalorizar la acción de los líderes, en su verdadera dimensión.
En definitiva queda sin embargo por resolver, el problema de darle legitimidad a lo empírico para valorizarlo dentro de lo conceptual del desarrollo sostenible a escala humana, y por supuesto, es obvio que, existe infinidad de problemas por resolver, donde la participación, comunicación y negociación con los actores foráneos debe intensificarse, siempre en un marco de conocimientos profundos, actividades consensuadas, planificadas estratégicamente para que armonicen con el actual sistema globalizado.
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