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La Delincuencia Femenina en Cuba en la etapa colonial


    Durante la época colonial el gobierno español emitió varias disposiciones para regular la vida y el trato a los negros africanos traídos desde África. El gobierno para corregir los abusos que se habían cometido mandó por Real Orden de 1506 que se expulsasen todos los esclavos(as) berberiscos, y a criados con moriscos.

    Cuando Las Indias adquirieron gran importancia, Carlos I funda el 1524 un consejo especial con el nombre de Consejo Supremo de las Indias.

    Su organización consistió en un presidente, 8 o más consejeros, según las necesidades, un fiscal, escribanos de cámara, relatores, otros oficiales y una contaduría en que se tomaba razón de la Real Hacienda de aquellas tierras. Atendiendo el rey Don Fernando a la flaqueza de los indios para el trabajo de las minas de la Española, mandó en 1510 que se emplazasen en ellas negros esclavos.

    Carlos IV envió por Real Orden de 23 de Diciembre de 1783, a la Audiencia de la parte española de Santo Domingo, que formasen Ordenanzas para el régimen económico, político y moral de los negros.

    Se forma en 1784 bajo el título de "Código Carolino Negro" y se elevó al supremo gobierno en 1785. después de haber sufrido serias alteraciones se publica la Real Cédula de 31 de mayo de 1789 sobre la educación, trato y ocupaciones de los esclavos.

    Constó de 14 capítulos de los cuales daré una sucinta explicación de los referidos al mal comportamiento de los negros (as):

    • Capítulo 8: las faltas comunes de los esclavos (as) se castigan con prisión, grillete, cadena, maza o cepo, con tal que no se les ponga en éste de cabeza, o con azotes que no pasen de 25, y con instrumento suave que no les cause contusión grave o efusión de sangre. Estas penas correccionales solamente se pueden imponer a los esclavos por sus amos o mayordomos.
    • Capítulo 9: Cuando los excesos, faltas o delitos que cometieren los esclavos contra sus amos, mujer e hijos, mayordomos u otra cualquiera persona, merecieren una pena mayor que las correccionales, entonces los tribunales procederán contra ellos. En estos juicios se ha de oír siempre al Procurador Síndico, en calidad de protector del eslavo acusado, y también al amo, a no ser que esté interesado en la acusación, o haya hecho renuncia de ella. En cuanto a los trámites del procedimiento y a la aplicación de las leyes disponen sobre las causas de los delincuentes del estado libre.

    Cuando se expidió la real cédula, los vecinos de La Habana suplicaron al Gobierno por medio de los Ayuntamientos, que no se publicase, por temor de que los esclavos, interpretando mal su sentido, se pudiesen alzar. En efecto, los capitanes generales no la publicaron, fue consultada por el Consejo de Indias y todas las personas dijeron que se suspendiese y que se formara en cada capital una Junta compuesta por los principales hacendados, obispos y capitán general.

    Las características psicológicas de los negros africanos transportados, a Cuba no podían modificarse ventajosamente, ni mejorar para disfrutar de ningún beneficio en el futuro, por lo que se conservaba intacta la pobre mentalidad africana. Y por ende el nacido en la estrechez de los barracones, psíquicamente era tan africano como sus antecesores.

    La invariabilidad de la descendencia de los esclavos, no favorecida por las corrientes culturales europeas, legó sin apenas modificarse la herencia del continente negro. Y así es como a través del tiempo ha podido sostenerse la brujería y el ñañiguismo, legítimas incubaciones del cerebro africano.

    Es ajustado en estos momentos definir lo que en la Cuba de entonces era considerado como un ñáñigo(a) y un brujo (a), pues en diversas ocasiones, en largos intentos de conceptualizarlas se les confundió y asemejó en sus significados.

    Estas dos tendencias aunque hallan africanas de origen, son colectividades opuestas, de diversas tendencias.

    En esta investigación, el interés de estudio son los ñáñigos y brujos del sexo femenino para poder comprender cuáles aspectos y acciones delictivas caracterizaron a esta féminas al momento de realizar sus rituales o simplemente en su convivencia con la religión y su respuesta ante una sociedad tan prejuiciada y explotadora.

    Se define como brujería: "…el carácter religioso que es inseparable de sus funciones curativas y adivinatorias, las cuales aparecen siempre consagradas por la invocación a las divinidades. Está caracterizada por la religiosidad…".

    El ñañiguismo, en cambio carece de esa cualidad. Tiene un alto carácter criminoso, pues la religión es cosa secundaria. El ñáñigo (a) jura en su iniciación el deber de defender y de vengar a sus hermanos de asociación. No mata al ateo, ni hiere al mahometano, ni al protestante, ni la oración, lo que lo caracteriza es la obligación contraída en el juramento de vengar los agravios inferidos a cualquiera de sus hermanos de juego.

    El ñáñigo (a) acarrea el delito de sangre, mientras que el brujo rara vez llega a él. Por eso es necesario diferenciar ambos tipos sociales confundidos en el escenario de lo que fue la mala vida cubana, donde uno actúa con sus supersticiones y agorerías y el otro con sus brutales agresiones.

    El ñañiguismo era una asociación perfectamente organizada, entre ellos se declaraban la guerra, ofendiéndose y atacándose mutuamente y tenían sus jefes, mientras que los brujos guardan para sus colegas cierto espíritu de cordialidad.

    El ñáñigo es un miembro de la sociedad criminal organizada por sujetos de la mala vida, por los microbios más virulentos del mundo criminal cubano, asociados para la defensa y la venganza de sus hermanos o compañeros de asociación. El brujo es un profesador activo del curanderismo, el sacerdocio y la agoraría, por fe o convicción primitiva, sin estar sujeto a determinada organización jerárquica. Afirma Ortiz: "…La brujería afro-cubana, tal como hoy se manifiesta, no inspira habitualmente el homicidio…"

    La poligamia, tan corriente en la vida social del continente negro, frecuente también entre nuestras brujas y feticheras, se consideró como una simple persistencia de la moral africana. Pero más antisociabilidad existió entre las mujeres que practicaban el ñañiguismo, donde existió bastante elemento blanco, que, además de poligamia, de los amancebamientos plurales, existió el fuerte maltrato de obra de mujeres explotadoras.

    Estos caracteres primitivos de las ñáñigas decidieron su voluntad y canalizaron sus acciones, por lo que su delincuencia era específicamente contra las personas. El aspecto más delictuoso de la brujería estaba en los embós. El Dr. Fernando Ortiz afirma: "… el embós se usa para producir la salación o para librar de ella a una persona, transmitiéndola a otra o a un animal u objeto, porque el embó es como el vehículo del bilongo que origina salación…"

    En Cuba las negras africanas tenían el carácter de médicos, a las cuáles acudían los de su raza y muchos blancos incrédulos e ignorantes. Se valían de extractos de raíces, jugos, hojas maceradas, infusiones, sangre de animales, huesos pulverizados, para sanar las dolencias y padecimientos físicos.

    El problema surgía con los brebajes abortivos y sus preparaciones para amarrar al prometido o al cónyuge, sus estimulantes genésicos o afrodisíacos o sus narcóticos, eran verdaderamente nocivos, más o menos perjudiciales para la salud del individuo que los ingería, muchos de los cuales cayeron en un estado de desequilibrio psíquico, o padecieron trastornos orgánicos tan graves, que determinaron la muerte del sujeto.

    Estas manifestaciones que estuvieron caracterizadas por una delictuosidad latente finalmente no se exteriorizaron siempre durantes sus ritos o cultos, pues en ocasiones utilizaron estos medios como motivos de venganza e impulsos amorosos.

    Las pieles de todas estas mujeres eran negrísimas, mate como la de algunos criminales afro-cubanos. Una de las mujeres brujas delincuentes más famosas de Cuba fue Juana Tabares, la cual tenía la piel tan negra como un azabache.

    Esto conllevó a Castellanos a formular la conclusión de que los brujos fueron atávicos en Cuba, pues no exteriorizaron evolución o mejoramiento como la generalidad de los negros en América. Por Lombroso, Ward, y Stanhope-Smith sabemos que los negros africanos en América "pierden su prognatismo, se les hace más fino su cráneo, menos gruesos sus labios, más recta la nariz, más claro el color, más delicado el rostro y las orejas.

    Resumiendo, el cutis de los negros africanos era más prieto que la de sus descendientes afro-cubanos, por lo que la teoría antes mencionada no se pone a tono con la situación de los negros africanos que existieron en Cuba.

    La lujuria y la vida licenciosa entre las esclavas era una aberración, existía una superlativa sexualidad entre ellos, lo que traía por consecuencia la deficiente evolución de sus sentimientos amorosos, los que se caracterizaban por un enorme deseo de posesión instintiva y brutal. En cuanto al concubinato y la poligamia debe tenerse presente el estado social de las negras, las cuales, en su mayoría vivían una vida sin principios, sin moral y sin un patrón de conducta correcto, al menos desde una perspectiva eurocentrista.

    El temperamento afrodisíaco de la raza africana era tan poderoso, que aún en el cruzamiento o mestizaje conservaban su vigor, al extremo de que, cuando se habla de voluptuosidad, se dice: " caliente como una mulata" ó "caliente como una canela", "lascivo como una africana" ó "lujuriosa como una negra", como expresión del lenguaje popular.

    En muchas ocasiones los delitos de seducciones, abusos lascivos, complicidad en la pederastia y otros, intervenía con frecuencia la brujería y en muchos casos las propias brujas se aprovechaban del hecho.

    Las ñáñigas criminales, por su vida disoluta, se inclinaban a las bebidas. Las orgías constantes eran una de las principales causas de la ingestión de este líquido. Durante las prácticas y ceremonias se tomaba el Bimbo, licor fermentado extraído de la palma de África, el cual era muy fuerte en contenido alcohólico, al punto de llevar a los clientes a la total embriaguez, mientras que las brujas o hechiceras conservaban su juicio.

    En relación al trabajo la bruja afro-cubana no lo veía como una necesidad social sino que vivía con el producto monetario de sus hechicerías. Y es menester puntualizar que ellas les ofrecían a sus maridos sus reducidos sueldos que obtenían durante el concubinato. Entendiéndose de esto, que muchas de ellas se dedicaban a la prostitución como medio o forma de sobrevivir o de por lo menos quedar bien con el marido.

    Israel Castellanos expresa que: "…tenían una mentalidad tan inferior que estaban predispuestas a no ver en el homicidio una acción punible, es más, creerlo plenamente justificado, casi como un deber…"

    La familia para ellas era más bien una asociación que un producto de los sentimientos naturales. Las familias de color no rechazaban el ingreso de sus miembros en la brujería.

    Las acciones delictivas consistían en la estafa a los creyentes o consultados ejemplo de esto es un típico caso ocurrido en Marianao: "…en muchas ocasiones se presentaban cargos en la Policía Secreta del Vedado acusando a las brujas de Marianao por haberles estafado, en distintas cantidades, unos 3 mil pesos, diciéndoles que ellas, como negras brujas que eran, habrían de curarles los males que tenían o padecían.

    Pero el caso es que las brujas no salían a buscar a sus pacientes, clientes, ni creyentes, ni adictos, simplemente los esperaba en el hogar-templo con mucha tranquilidad pues confiaba plenamente en sus creencias e ignorancias".

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    Celia Maribel Rojas Díaz

    Licenciada en Derecho.

    Centro de trabajo: Consultoría Jurídica Provincial # 4. Santiago de Cuba. Dirección Provincial de Justicia.

    Cargo que ocupa: Consultora Jurídica en Adiestramiento