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El Proceso de Transformación (1/2) (página 3)

Enviado por OMAR PEÑA


Partes: 1, 2, 3

  • Para recordar números:

  • dividir el número a recordar en subgrupos de menos dígitos.

  • Utilizar frases u oraciones cuyas palabras coincidan con los números de acuerdo a la cantidad de letras de ellas.

  • Convertir números en letras claves (excepto vocales) intercalando vocales entre las consonantes para formar palabras.

  • Asociar una secuencia numérica a objetos de fácil memorización.

  • Para recordar objetos:

  • relacionar los objetos con las claves de memoria asociados a la serie numérica.

  • Imaginar una escena familiar e integrar los objetos en esa situación.

  • Relacionar los objetos a recordar entre ellos mismos.

Antes de pasar al próximo punto, reiteramos que el papel principal de la memoria le corresponde a la imaginación de situaciones asociativas, por extrañas o ridículas que parezcan, lo que facilita el centrar la atención necesaria para una buena recuperación de la información.

  • Meditación es emoción: El hombre, es la especie del reino animal que ríe y llora, ama y odia, tiene valor y temor, buen y mal humor, dicha y desdicha, ira y calma, optimista y pesimista, en una palabra, puede decir si o no a la vida. Toda la gama de emociones que puede experimentar el individuo hacen factible producir un cambio de comportamiento mediante el establecimiento de procesos mentales adecuados que faciliten la sustitución de emociones negativas por positivas. Este proceso puede ilustrarse mediante dos efectos:

  • Primero, la intensificación de una emoción tiende a reemplazar a una de pequeña intensidad. El acoplar un contenido emocional intenso a una sugestión, tiende a hacerla más efectiva. Así, cuando una persona haya experimentado una sensación placentera y aparece un peligro inminente, la emoción más intensa de temor desplaza a la agradable, que desaparece por completo si el peligro se hace más pronunciado.

  • El segundo efecto para modificar las emociones puede enunciarse como el "dominio de la emoción por la acción". Este descubrimiento psicológico de W. James tiene grandes consecuencias prácticas. Por la imitación consciente de las actitudes físicas que acompañan a ciertos estados mentales, podemos, en alguna medida, inducir tales estados. Aconseja James:

"Para estar contento, yérguete contento", mira en torno alegremente y condúcete como si la alegría ya te inundara. Para sentirte valiente, obra valientemente, y es muy probable que la emoción del valor reemplazará al sentimiento del miedo".

  • Meditación es voluntad (propósito): Hasta el momento hemos señalado el proceso que se lleva a cabo durante la toma de conciencia de cierta información. Se inicia este proceso con la etapa de adquisición de conocimiento mediante la percepción sensorial, para su posterior elaboración, almacenamiento y evocación (memoria) en los procesos del pensamiento de un impulso (intención o propósito) que origina y activa la voluntad de actuar, completando así el ciclo percepción-pensamiento-acción. La voluntad otorga dinamismo al proceso, dado que nos proporciona la esperanza de la transformación de los pensamientos y deseos en realidades.

Actuar, trabajar, estudiar, crear, incluso pensar, requiere del ejercicio continuo de la voluntad. El avance de la civilización y los conocimientos científicos obtenidos mediante la observación, reflexión y experimentación han contribuido al actual desarrollo tecnológico gracias, en gran parte, si no exclusivamente, a la participación con paciencia, esfuerzo y persistencia de la voluntad del ser humano.

Desarrollar una firme voluntad requiere de un proceso previo de reflexión, que oriente nuestro actuar con un sentido de entendimiento, juicio, habilidad, seguridad y decisión. Por otra parte, la voluntad ayuda directamente en la formación de nuestro carácter, confianza en sí mismo, aprendizaje, adopción y cambios de hábitos, dominio de las emociones, etc.

El ejercicio de la voluntad se lleva a cabo considerando tres aspectos o requisitos para lograr una meta:

  • Definir claramente las metas

  • Esperanza en el logro

  • Ser consecuente

La paciencia, esfuerzo y persistencia en la formación de hábitos mediante la repetición continua de los actos, confiere al sujeto de una voluntad enérgica. Asimismo, los fracasos y problemas a que nos vemos enfrentados educan nuestra voluntad al ir buscando soluciones a éstos y así estaremos reforzando la confianza en sí mismo. Por último, recordemos lo que nos dice W. James:

"no aguardéis a que se hayan encontrado todas las soluciones. Es bien improbable que todas las soluciones se conozcan jamás. Poneos a la obra ahora mismo y comprobad, por el ensayo y aún a riesgo de error, si estáis siguiendo el rumbo adecuado".

Séptimo paso: ¿es la iluminación un proceso de ser?

L. de Broglie, Premio Nóbel de Física comenta:

"Esas felices casualidades, solo le acontecen a los que lo merecen, a los que por su esfuerzo prolongado han llegado al borde del descubrimiento, a los que, habiendo consagrado su vida al estudio de una ciencia y conociendo a fondo los datos del problema que estudian, están completamente preparados para asir la solución buscada, cuando por cualquier casualidad se les ofrezca de repente".

Por otra parte, el P. Riaza, concluye:

"En los descubrimientos, tenidos por casuales, aparece de ordinario, tomando también parte en mayor o menor grado, un hábito de observar, un espíritu alerta e inquisitivo, cierto instinto científico, algo temperamental, una inteligencia preparada para percibir e interpretar la causalidad, una intuición especial para apreciar como con un fogonazo tras el detallito anómalo el descubrimiento fascinante".

Si bien el estado de conciencia "iluminación" se presenta en un momento inesperado y en forma instantánea como algo que no guarda relación con las vivencias percibidas en los instantes previos a la "chispa creativa", es necesario conocer, que detrás de ella ha existido un proceso de la creación cuyas etapas son necesarias y suficientes para generar el acto de iluminación.

Comenzamos este proyecto efectuando una fragmentación de la conciencia al dividir a ésta en siete estados del Ser. Pareciera, entonces, que el buscar la unidad suprema del Ser hace necesario experimentar una fragmentación de la conciencia. Sin embargo, la conciencia de unidad es la conciencia de la totalidad del Ser o conciencia universal, en donde no existe separación alguna, ya sea de estados de conciencia, de formas de educación, de medios de actuación grupal y de los procesos de cambio; no existe división espacio temporal; el Ser en conciencia de unidad trasciende todo lugar y todo tiempo, toda persona y toda cosa, por lo tanto, no se siente identificado y separado en diversos egos. Para él, no existe la necesidad de satisfacer el ego, lo que explicaría, en parte, del por qué aquellos que se han desidentificado del ego, rara vez dan una opinión favorable o desfavorable de alguien y, si lo hacen, puede considerarse como una situación de excepción. De ahí, que tampoco buscan reconocimientos, ya que al aceptarlos implicaría de por sí, una separación de egos. También la satisfacción del ego de otras personas llevaría una especie de autocongratulación, dado que la conciencia experimentada en un proceso de desidentificación, es única y por lo tanto estaríamos felicitándonos (egoístamente) a nosotros mismos, aunque aparentemente percibimos e identificamos fragmentariamente a las personas como ajenos a nuestra conciencia.

De todo esto, puede concluirse que para alcanzar la plena expresión de sí mismo debe buscarse la desidentificación del ego, es decir, experimentar la vida no como un fragmento de la conciencia, ni satisfacer las necesidades del ego, externas e internas al individuo, sino que por sobre todo se deberá percatar de que él forma parte de la totalidad de la conciencia. Por lo tanto, intentar desidentificarse del ego en todas sus formas y características específicas, es una condición para acceder a una experiencia de iluminación y creación.

El proceso de evolución de la conciencia puede considerarse como el "retorno a la desidentificación del proceso de identificación": la vuelta al origen, donde se une el principio y el fin, alfa y omega.

En sus comienzos, la conciencia emerge de un estado de completa desidentificación, de vacío mental, de conciencia pura; no existen fragmentaciones ni fronteras entre el infante y su medio. Paulatinamente, a medida que vaya creciendo el niño, empieza a establecer una conciencia de separación: identificación de sí mismo, de las cosas, personas, animales, etc. Percibe con el tiempo, a su cuerpo separado de su mente y de todo lo demás; sus pensamientos son solamente suyos; su memoria lo mantiene sujeto al pasado. Se puede decir que la vida del individuo es la historia del proceso de identificación y que existen innumerables elementos que contribuyen a este proceso de sumisión identificatorio de la conciencia, de tal modo, que creemos que sólo existe esta forma de percibir la realidad. Sin embargo, en situaciones especiales, como en el sueño, concentración de la atención, meditación, hipnosis, estados alterados de conciencia, etc., se presentan formas de desidentificación en el cual el individuo trasciende los modos habituales de percepción de la realidad.

Las etapas de crecimiento personal, se transforman en un proceso continuo de identificación de diversos estados de conciencia, que originan cambios de comportamiento, reflejados tanto en las percepciones, pensamientos y acciones. Por otra parte, el individuo se identifica con una pauta general de comportamiento que le sirve de guía de referencia para su actuar. El proceso de identificación continúa al integrarse el individuo (actor) a un grupo comunitario (centro de conciencia) liberado de estructuras y de plena participación; esta fase puede considerarse como el preinicio al proceso de desidentificación o despertar de la conciencia de unidad. Entonces, como señala Karl Jasper:

"El hombre puede sobremontar la separación del sujeto y el objeto en una plena identificación de estos dos términos, con desaparición de toda objetividad y extinción del yo. En ella se abre el verdadero ser y al despertar queda la conciencia de algo de una significación hondísima e inagotable. Para quien la experimentó es esa identificación el verdadero despertar y el despertar a la conciencia en la separación del sujeto y el objeto más bien el sueño".

De todo esto surge el sentido de educar la conciencia mediante un sistema de aprendizaje vivencial (…) Con esta forma de transformación personal y social, se recorre la evolución de la conciencia mediante el proceso de "darse cuenta" de la identificación del proceso y del cambio que significa en la percepción de la realidad al adoptar un sentido de des-identificación del proceso de identificación. De ahí que, esta fase pasa a constituirse en la etapa final del proceso de evolución de la conciencia.

Conclusión

Este proceso, de Ser y Vivir la transformación de la conciencia, intenta hacerlo meditar sobre cómo el hombre ha permanecido sobre tinieblas, de cómo recorrer el camino que lo lleve a la comprensión y desarrollo de su conciencia de maestro, iniciarlo en los procesos de la mente, conocer las actividades y campos relacionados con la conciencia, orientar sus metas y esperanzas a través de técnicas específicas, de quién es al transformarse en maestro, de cuál será el efecto de este cambio en su forma de vida y en la sociedad actual, en qué se convertirá la futura humanidad, de cuál es el proceso que lo guiará hacia la plenitud de su ser, adquirir nuevos modos de lenguaje, percepción, pensamiento y actuación en su vida que lleven a su conciencia en desarrollo hacia la auténtica felicidad, adquisición de nuevos enfoques y conceptos de la ciencia que expliquen de mejor forma los fenómenos de la realidad, conocer las fases del proceso creador, alcanzar la iluminación.

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Autor:

Omar Peña

 

[1] Según F.Varela, en la conciencia de presencia plena, el cuerpo y la mente se unen y trabajan coordinadamente, cuyo resultado es una maestría o “presencia plena con los actos de un experto”

[2] Se pueden clasificar las metas en cuatro grupos: Materiales (bienestar propio y de la familia; seguridad económica y política, etc.); Espirituales (la verdad y el sumo bien. Desarrollar una filosofía de la vida); Transitorias (éxito en el trabajo, en los estudios, concursos, juegos, exploraciones y competencias); Perdurables (el deber puro, la conciencia recta, la justicia, la santidad, la salvación de las almas, el amor y servicio de Dios).

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