- Introducción
- Desarrollo
- Características esenciales íntimamente asociadas a la hiperactividad
- Conclusiones
- Bibliografía
Introducción
El hombre desde que nace es un individuo, pero aún no es una personalidad. La personalidad no es algo dado al hombre, sino que se forma y se desarrolla como un reflejo individual del conjunto de relaciones sociales y de las condiciones históricas sociales de vida. El hombre nace como individuo y sólo mediante un proceso de desarrollo condicionado histórico socialmente, gracias a la actividad, en el proceso de comunicación con los demás deviene la personalidad. Se reconoce personalidad aquel individuo que ha alcanzado un determinado nivel de desarrollo psíquico, es decir, aunque toda personalidad es un individuo no todo individuo es una personalidad.
La personalidad significa que no solo adaptarse al medio y actuar sobre él, sino también influir de manera activa sobre el medio, transformándolo y en la misma medida influir sobre sí mismo transformándolo. Es decir ser personalidad significa haber aprendido a actuar, a conducirse con respeto hacia los demás de manera apropiada al desarrollo histórico-social alcanzado por la humanidad. Es por esto que podemos decir en modo de resumen que la personalidad no es más que un sistema de formaciones psicológicas de distintos grados de complejidad que constituyen el nivel regulador superior de la actividad del individuo.
El siguiente trabajo investigativo tiene como objetivo valorar los trastornos de la conducta y dentro de este la hiperactividad.
Desarrollo
Entendemos como trastorno de la conducta como un trastorno del comportamiento, que muchas veces se diagnostica en la infancia, y que se caracteriza por comportamientos antisociales que violan los derechos de los demás y las normas y reglas sociales apropiadas para la edad. Los comportamientos antisociales pueden incluir la irresponsabilidad, el comportamiento transgresor (como ausentarse de la escuela o escaparse), la violación de los derechos de los demás (como por ejemplo robar) y, o la agresión física hacia los demás (asalto o violación). Estos comportamientos a veces son concomitantes; sin embargo, puede suceder que se presente uno o varios de ellos en forma aislada, sin los demás.
Dentro de las principales causas de niños y adolescentes fundamentalmente encontramos que se considera que las condiciones que contribuyen al desarrollo de un trastorno de la conducta son multifactoriales, lo que significa que muchos factores contribuyen a la causa. Los exámenes neuropsicológicos demuestran que los niños y adolescentes que sufren trastornos de la conducta parecen tener afectado el lóbulo frontal del cerebro, lo cual interfiere con su capacidad para planificar, evitar los riesgos y aprender de sus experiencias negativas. Se considera que el temperamento de los niños tiene una base genética. Los niños y adolescentes de "carácter difícil" tienen mayor probabilidad de desarrollar trastornos del comportamiento. Los niños o adolescentes que provienen de hogares carenciados, disfuncionales o desorganizados tienen mayor probabilidad de desarrollar trastornos de la conducta. Se comprobó que los problemas sociales y el rechazo por parte de sus compañeros contribuyen a la delincuencia. Existe también una relación entre el bajo nivel socioeconómico y los trastornos de la conducta. Los niños y adolescentes que manifiestan comportamientos delictivos y agresivos tienen perfiles cognitivos y psicológicos característicos en comparación con niños que tienen otros problemas mentales y con los pertenecientes a grupos de control. Todos los factores que posiblemente contribuyen al desarrollo del trastorno influyen en la interacción de los niños y adolescentes con los demás.
La mayoría de los síntomas que se manifiestan en los niños con trastornos de la conducta también se producen en los niños que no sufren este trastorno. Sin embargo, estos síntomas se presentan con mayor frecuencia en los niños con trastorno de la conducta, e interfieren en el aprendizaje, en la adaptación en la escuela y, algunas veces, en las relaciones con los demás.
A continuación se enumeran los síntomas más comunes de los trastornos de la conducta. Sin embargo, cada niño puede experimentarlos de una forma diferente. Existen cuatro grupos principales de comportamientos que pueden incluirse en esta clasificación:
Conducta agresivaLa conducta agresiva causa o amenaza un daño físico a los demás y puede incluir:
Comportamiento intimidante
Amedrentamiento
Peleas físicas
Crueldad con los demás o con los animales
Uso de armas
Acciones de someter a otra persona a la relación sexual, la violación o abuso deshonesto
Conducta destructivaSe pueden incluir los siguientes tipos de conducta destructiva:
Vandalismo, destrucción intencional de la propiedad
Incendios intencionales
Engaño:Entre los comportamientos de engaño se pueden incluir:
Mentira
Robo
Hurto en tiendas
Delincuencia
Transgresión de reglasEntre las transgresiones de las reglas habituales de conducta o de las normas adecuadas para la edad, podemos citar las siguientes:
No asistir a la escuela
Escaparse
Hacer bromas pesadas
Hacer travesuras
Iniciar la actividad sexual precozmente
Los síntomas de los trastornos de la conducta pueden parecerse a los de otros trastornos médicos o psiquiátricos. Siempre consulte al médico de su hijo para el diagnóstico.
¿Cómo se diagnostica el trastorno de la conducta?
Por lo general, los psiquiatras u otros profesionales de la salud mental diagnostican los trastornos de la conducta en niños y adolescentes. Una historia detallada del comportamiento del niño por parte de los padres y maestros, las observaciones clínicas del comportamiento del niño y, algunas veces, los exámenes psicológicos, contribuyen a realizar el diagnóstico. Los padres que observen síntomas de trastorno de la conducta en sus hijos pequeños o adolescentes pueden colaborar buscando evaluación y tratamiento tempranos. El tratamiento a tiempo puede evitar problemas futuros.
Además, el trastorno de la conducta a menudo se manifiesta junto con otros trastornos de la salud mental, que incluyen trastornos del estado de ánimo, de ansiedad, de estrés postrauma, abuso de drogas, trastorno de déficit de atención con hiperactividad y trastornos del aprendizaje, lo que aumenta la necesidad de un diagnóstico y un tratamiento tempranos. Consulte al médico de su hijo para obtener más información.
Tratamiento para el trastorno de la conducta
El tratamiento específico para los niños que sufren trastornos de la conducta será determinado por el médico de su hijo basándose en lo siguiente:
La edad de su hijo, su estado general de salud y sus antecedentes médicos
La gravedad de los síntomas de su hijo
La tolerancia de su hijo a determinados medicamentos o terapias
Las expectativas para la evolución de la condición
Su opinión o preferencia
El tratamiento puede incluir:
Abordajes cognitivo conductualesEl objetivo del tratamiento cognitivo conductual es aumentar la capacidad del paciente para resolver los problemas y sus habilidades para comunicarse, así como promover técnicas para controlar los impulsos y la ira.
Terapia familiarGeneralmente, la terapia familiar tiene como objetivo la introducción de cambios dentro del sistema familiar, como por ejemplo, mejorar la capacidad de comunicación y fomentar la interacción entre los miembros de la familia.
Terapia de grupo con paresLa terapia de grupo con pares a menudo se centra en el desarrollo de las habilidades sociales e interpersonales.
MedicaciónSi bien no se consideran eficaces para los trastornos de la conducta, pueden utilizarse medicamentos si se presentan otros síntomas o trastornos que responden al medicamento.
Prevención del trastorno de la conducta en la infancia
Como en los casos de trastorno con conducta oposicionista y desafiante (ODD), algunos expertos creen que en la manifestación del trastorno de la conducta ocurre una secuencia de experiencias relacionadas con el desarrollo del niño. Esta secuencia suele comenzar con prácticas de crianza ineficaces, seguida por fracasos escolares y relaciones problemáticas con los compañeros. Son experiencias que a menudo producen un estado de ánimo depresivo y que los llevan a involucrarse con un grupo de amigos rebeldes. No obstante, otros opinan que muchos otros factores, como el maltrato en la infancia, la susceptibilidad genética, un historial de fracasos escolares, daño cerebral y, o experiencias traumáticas, pueden influir en la manifestación de un trastorno de la conducta. La detección y la intervención tempranas en las experiencias negativas familiares y sociales pueden interrumpir la secuencia de experiencias que conduce a comportamientos más perturbadores o agresivos.
Ligado a todo esto encontramos diversos problemas de conducta de los cuales pueden ser resueltos por el profesor. Entre estos encontramos los más comunes como la Agresividad, el Retraimiento y la Hiperactividad.
El reconocimiento de la reacción de la hiperactividad no es difícil cuando cerca de los cinco años se observa de manera persistente y recurrente por lo menos la mitad de los síntomas siguientes:
Actividad continua y sin objeto
Corta capacidad de atención
Mucha distractibilidad
mucha excitabilidad :emociones lábiles (pasando del llanto a la risa en el espacio de minutos).
impulsos incontrolados
mala concentración
indiferencia al peligro y al dolor
poca respuesta a la recompensa o al castigo
destructibilidad; agresividad; mentiras, robos, berrinches
constantes choques con cuanto le rodea
propensión a los accidentes: torpeza, coordinación motora deficiente
problemas de lenguaje
estrabismo
dificultad de percepción; problemas audiovisuales
predominio mezclado de la derecha y la izquierda (por ejemplo: diestro con las dos manos y zurdo con las dos piernas).
irregularidad en la etapa de desarrollo (ejemp. Empezar a andar si haber gateado, etc.)
"poca limpieza" al dibujar, colorear, escribir
incapacidad de completar algo espontáneamente, necesidad de continuos recordatorios
incapaciadad de ejecutar actividades coordinadas
sociabilización deficiente; falta de respeto hacia las necesidades o propiedades de los demás; incapacidad de hacer amigos, conducta conflictiva
trastornos de sueño
necesidad de supervisión constante
Para hacer el diagnóstico es indispensable que se agrupen muchos de estos síntomas.
La hiperactividad es el más aparente de los trastornos de la conducta, no solo se trata de una inquietud reconocible, sino de un verdadero estado de movilidad permanente. En la edad escolar son los maestros quienes lo detectan y con bastante razón, si se considera que los niños hiperactivos interfieren la buena marcha del grupo ya que puede molestar a sus compañeros, hablan constantemente y gritan en los momentos más inadecuados, dando a la impresión de expresar un estímulo interior incontrolable.
Características esenciales íntimamente asociadas a la hiperactividad
LA FALTA DE ATENCIÓN
Las actividades atencionales no se hallan suficientemente desarrolladas. El niño hiperactivo se mueve por que no puede estar quieto, concentrado en algo. Una falta de maduración de los mecanismos neurológicos de la atención podría estar implicada en este problema. Los profesores se dan cuenta de la falta de atención planteando las siguientes frases descriptivas: poca capacidad de atención y escaso interés. Los psicólogos dicen que el niño es incapaz de persistir en las tareas abstractas. No escuchan relatos de cierta duración y cambian con frecuencia de actividad.
LA DIFICULTAD DE APRENDIZAJE:
Aproximadamente un tercio de los niños hiperactivos presentan una marcada deficiencia en el aprendizaje y un porcentaje de entre el 40 y 50% evidencian un obstinante retraso académico. Habitualmente se considera que existe una dificultad de aprendizaje cuando se da una clara discrepancia entre la edad mental del niño y/o su edad cronológica y el rendimiento académico que cabría esperar de su edad. Las dificultades de aprendizaje suelen apreciarse normalmente con referencia a las tres áreas de procesamiento de la información: la respuesta, la integradora y la expresiva. Estas dimensiones del aprendizaje se designan empleando el término "perceptivo-cognitivo". Ejemplos de trastornos perceptivo-cognitivos son: que el niño tenga dificultades para retener palabras habladas, frases o letras, y para reproducir dibujos.
Como regla general, los niños hiperactivos con dificultad de aprendizaje experimentan una gran dificultad en captar las ideas abstractas, aunque pueden desarrollar con éxito labores concretas. Frecuentemente, padecen problemas con los fonemas; pueden identificar las letras pero son incapaces de pronunciarlas correctamente. Su deletreo es con frecuencia pobre. A menudo suman muy bien, con los dedos pero lo hacen difícilmente con el papel. En resumen, tienen problemas y dificultades para incorporar la información nueva y aplicarla al dominio de las ideas.
LOS PROBLEMAS DE CONDUCTA.
La mala conducta es notable en del 80% de los niños hip. Las dificultades de conducta ocurren de manera más sobresaliente, durante las horas escolares.
FALTA DE MADUREZ.
Casi todos los niños hip. Operan a un nivel menos sofisticado que sus compañeros de igual edad. Esto ese refleja en sus deseos, su particularidad de elegir amigos más jóvenes, sus intereses, sus dificultades de adaptación a los cambios que se produzcan en su medio ambiente, sus frecuentes explosiones de mal genio y su escasa tolerancia a las frustraciones. Los dibujos que hacen de las personas son simplistas, incluso teniendo en cuenta los problemas viso motores que muchos de estos niños presentan. Muestran una ligera tendencia al llanto fácil. Permanecen más tiempo hablando como bebés y son más miedosos.
CARACTERÍSTICAS MENORES AQUELLAS MENOS ASOCIADAS CON LA HIPERACTIVIDAD
Impulsividad
Dificultades con los compañeros
Baja autoestima
Los indicadores de hiperactividad según la edad del niño
De 0 a 2 años. Descargas clónicas durante el sueño, problemas en el ritmo del sueño y durante la comida, períodos cortos de sueño y despertar sobresaltado, resistencia a los cuidados habituales, reactividad elevada a los estímulos auditivos e irritabilidad.
De 2 a 3 años. Inmadurez en el lenguaje expresivo, actividad motora excesiva, escasa conciencia de peligro y propensión a sufrir numerosos accidentes.
De 4 a 5 años. Problemas de adaptación social, desobediencia y dificultades en el seguimiento de normas.
A partir de 6 años. Impulsividad, déficit de atención, fracaso escolar, comportamientos antisociales y problemas de adaptación social.
Para reconocer los síntomas de la hiperactividad en niños es necesario ante todo no confundir a los niños caprichosos o rebeldes como hiperactivos; la mayoría de estos casos son simples problemas de disciplina. Durante los dos primeros años de vida, algunos de los síntomas de hiperactividad más notorios tienen que ver con problemas del sueño. Cuando despiertan sobresaltados, suelen rechazar los cuidados habituales que un niño recibe en esas ocasiones. Los niños hiperactivos son muy irritables, incluso ante muestras de afecto o complicidad.
Entre los 2 a los 3 años, los síntomas de hiperactividad en bebés que pueden presentarse tienen que ver con una inmadurez en su lenguaje expresivo. Estos niños pueden tener una actividad motora excesiva, aunque tienen una baja conciencia del peligro, lo que los enfrenta a muchos accidentes. Hasta los 3 o 4 años, los síntomas de hiperactividad infantil son confusos, ya que pueden presentarse también en quienes no padecen esa condición. Por esta razón resulta necesario esperar que el niño haya cumplido al menos 4 años para poder diagnosticar correctamente la hiperactividad.
Otro de los síntomas comunes es la distracción. A los pequeños les cuesta prestar atención cuando se les está hablando, y concentrarse al recibir indicaciones de cómo realizar una tarea. Esto puede generar problemas en el ámbito escolar, por la dificultad para seguir ciertas órdenes y tareas. La impaciencia es otro de los síntomas de hiperactividad en los niños. Les resulta difícil esperar a que sea su turno para participar de distintas actividades compartidas con otros niños. Esto puede generar problemas de socialización con sus pares, ya que se puede convertir en un hábito molesto que irrite a los demás.
Los niños con hiperactividad suelen aburrirse rápidamente de los juegos y actividades. Esto también genera problemas de socialización, porque no les permite compartir y disfrutar actividades colectivas. La dificultad para obedecer órdenes o seguir patrones de conducta es uno de los síntomas más comunes que primero descubren padres y docentes.
De todos estos síntomas se desprenden diversas complicaciones en el aprendizaje, que resultan en bajos desempeños escolares. Así, los niños hiperactivos tienen problemas para escribir y dibujar, con torpeza motriz aparente; también se ofuscan al tener que memorizar y generalizar informaciones.
Los niños hiperactivos actúan impulsivamente sin considerar las consecuencias, además siempre están moviendo manos y pies, o se mecen continuamente. En cualquier caso que noten algunas de estas conductas será conveniente recurrir a ayuda profesional adecuada.
Consecuencias en la familia con un niño hiperactivo
Los padres suelen definir a un hijo hiperactivo como inmaduro, maleducado y gamberro. Sus comportamientos generan conflictos en la familia, desaprobación y rechazo. Son irritantes y frustrantes en cuanto al éxito educativo de los padres, y algunos niños tienden al aislamiento social. Este trastorno ya se detecta antes de los 7 años y unos tienen síntomas más graves que otros. Una cosa que hay que tener en cuenta, es que si los padres riñen exageradamente al niño hiperactivo, pueden estar fomentando un déficit de autoestima por su parte (sobre todo si lo critican por todo lo que hace) y realimentan el trastorno, ya que el pequeño acabará por no esforzarse por portarse bien, pues verá que siempre acaban regañándole haga lo que haga.
El tratamiento de la hiperactividad infantil depende, en gran medida, de cada caso concreto, pero existen distintos tratamientos que debéis conocer. Primero, el tratamiento farmacológico. Se basa en estimulantes que ayudan al pequeño a concentrarse. Además, pueden recetarse sedantes si se observa en el niño algún tipo de rasgo destructivo
El segundo de los tratamientos es el tratamiento psicoterapéutico. Éste ayudará al pequeño a mejorar su ambiente y su integración en el colegio a través de técnicas de modificación de la conducta. Este tratamiento es muy útil porque, además de aportar beneficios al niño, mejorará el ambiente en el hogar familiar y os ayudará a vosotros, los padres, a hacer frente a la situación.
Por último, se puede recurrir al tratamiento cognitivo, también denominado de autoconstrucciones. A partir de él, se planean una serie de tareas a realizar por el niño. Así, el pequeño aprende a planificar sus actividades, a concentrarse, a mejorar su lenguaje interno y a observar los resultados positivos que se obtienen cuando se ha terminado por completo una actividad.
Conclusiones
1. Los maestros deben ser pacientes y tolerantes con este tipo de estudiantes, deben darles la posibilidad de ser activos en las clases y lograr que se motiven por el contenido del aprendizaje, esto además ayuda a la concentración de su atención, a su tenacidad y a una mejor asimilación de los contendidos.
2. La educación de la personalidad es un proceso complejo y muy diverso, por lo cual el trabajo educativo no debe ser igual para todos y debemos ante todo caracterizar la personalidad de cada alumno para así poder influir positivamente en su educación.
3. Resulta de gran importancia por parte del maestro la atención a la diversidad, a niños con factores de riesgos posibilitando el desarrollo hacia una vida más plena y lograr gradualmente actitudes cotidianas para enfrentar en el futuro un mundo impregnado por los avances científicos y tecnológicos y a la ves cumplir con el fin de la Escuela Primaria: "Lograr un niño con una formación integral fomentado desde los primeros grados".
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Autor:
Rahimi Romero Borges
Marco A Alba Fernández
Maybis Báez León
Especialidad: Lic en Educación Primaria
Facultad: Educación Infantil
Año: 3er CRD
Universidad de Ciencias Pedagógicas
Félix Varela
Villa Clara
Curso
2012-2013