1. Propósito de Cervantes en el prólogo de la primera parte y modo en que se manifiesta en el texto. 2. Objetivos de Don Quijote en Primera y Segunda Parte. 3. Diferencias entre la Primera y la Segunda Salida de la Primera Parte. 4. Tres razones para demostrar la unidad narrativa de la Primera Salida con la Primera Parte. 5. Evolución de Don Quijote a través de los capítulos: VIII (1ª parte), XLV (1ª parte), XXVI (2ª parte), LXXIV (2ª parte). 6. Evolución de Sancho Panza a través de los capítulos: VIII (1ª parte), XXXI (1ª parte), XLV (1ª parte) y los capítulos en los que asume como gobernador en la Ínsula Barataria. 7. Problema de la "metaliteratura": definir los distintos planos de ficción que se observan en las dos partes del texto, a través de los capítulos IX (1ª parte), III (2ª parte) y LXXII (2ª parte). 8. Discurso de la "Edad de Oro" y su relación con Don Quijote como obra barroca. 9. Concepción filosófica de la realidad que puede inferirse a través del texto 10. Opinión personal sobre el texto.
1. Propósito de Cervantes en el prólogo de la primera parte y modo en que se manifiesta en el texto.
– Deshacer la autoridad de los libros de caballería. Este es el principal propósito de Cervantes al escribir el prólogo y el Quijote mismo. Cervantes realmente parece detestar los libros de caballería, tan de moda por lo visto en la época, y por ello, para combatir la figura del héroe, tan ideal, que estos muestran, nos presenta al antihéroe, y utilizando como arma la parodia, libra un combate en el que, para mí, sale victorioso.
En el prólogo en particular, esto se manifiesta a través de diversos comentarios del prologuista:
– "Desocupado lector"… Se burla de los lectores de libros de caballería: para leerlos debes de estar realmente desocupado, "al divino botón"… Por así decirlo, no se justifica el leerlos… a menos que realmente no tengas nada mejor que hacer.
– "El sosiego, el lugar apacible, la amenidad de los campos, la serenidad de los cielos, el murmurar de las fuentes, la quietud del espíritu son grande parte para que las musas más estériles se muestren fecundas y ofrezcan partos al mundo que le llenen de maravilla y de contento"… Claramente aparece aquí la estética renacentista; Cervantes plantea ese ambiente que parece ser muy preciado para él, y dice que es tan satisfactorio que hasta las musas más estériles (los autores de los libros de caballería), pueden escribir cosas que asombren (a las que no por nada llama partos).
– Asimismo, a través de la ironía los alaba para en verdad ridiculizarlos. Él, que ha intentado copiarlos, y como no le da el genio, no puede crear un personaje bello, sino que lo inventa "feo y sin gracia alguna"… pero le pide al lector que lo acepte, aunque le remarca el derecho a tomar él mismo esa decisión. Esta cuestión de aceptación del personaje solía plantearse en los prólogos de los libros, por lo cual se podría decir que el hecho de que Cervantes la repita es también parte de la ironía.
– Como volviendo a eso último, el autor menciona lo pobre de su obra, que no posee la erudición de otras (de las que él se burla), que citan "sentencias de Aristóteles, de Platón y de toda la caterva de filósofos , que admiran a los leyentes, y tienen a sus autores por hombres leídos, eruditos y elocuentes"… Podemos también resaltar que con esto último realmente se ría de los escritores de caballería, que citan, "para mandarse la parte"… Él en eso, según dice, va a innovar, pero de puro perezoso… No pondrá ni un parva de citas que vayan de la A a la Z, ni sonetos de gente importante a modo de introducción (se conforma con los de gente común, que según él son mejores) a causa de su "insuficiencia y pocas letras".
– A través de su amigo (o alter ego), dice que para escribir como escriben esos portentosos autores (los de caballería) no se necesita demasiado: él conoce los trucos. También dice que lo ayudará al autor a volver al libro un "espejo de toda la caballería andante"; lo cual es muy irónico, porque podría decirse que es un espejo deforme, de feria, que enfrentará en la novela héroe – antihéroe, aventuras victoriosas – imaginarias situaciones que dan lástima, etc. La función de "espejo de feria de los libros de caballería", resume la estrategia de Cervantes en la obra en muy pocas palabras.
– La sarta de artilugios para la escritura que proporciona el amigo: "Lo primero en que reparáis (…) a dar de improviso autoridad al libro…". Esta extensiva explicación del método es una completa y fortísima ironía en la que Cervantes pone de manifiesto la ridiculez de muchas de estas "demostraciones de erudición", como él las llama.
– "…si bien caigo en la cuenta, este vuestro libro no tiene necesidad de ninguna cosa de aquellas que vos decís que le faltan, porque todo él es una invectiva contra los libros de caballerías, de quien nunca se acordó Aristóteles, ni dijo nada san Basilio, ni alcanzó Cicerón (…). Y pues esta vuestra escritura no mira más que a deshacer y cabida que en el mundo y en el vulgo tienen los libros de caballerías, no hay para que andéis mendigando sentencias de filósofos (…) sino procurar que a la llana (…) salga vuestra oración (…) pintando (…) vuestra intención…". No hay necesidad de explicar estas palabras del amigo, Cervantes sólo se dispone a desacreditar a esas noveluchas que tanta difusión tienen. Además, su amigo agrega que él deberá innovar, asombrar, y no ofrecer más de lo mismo…
Si consideramos a los Elogios parte del texto, también podríamos decir que, como son puro invento de Cervantes, juegan un papel muy destacado en la parodia.
Podría decirse que Cervantes, para justificar lo que hará, para justificar su innovación, nombra todo lo NO va a hacer (los recursos que no utilizará, los personajes de los que no dispone, etc.).
– Introducción al mundo de realidad – ficción que significará la novela completa. El prólogo de la Primera Parte del Quijote forma ya parte de la novela misma, es ficción. Por estar en partes a manera de diálogo, permite al lector una visión cercana de los hechos, como si estuviese sentado con alguien que le cuenta algo. Así, la realidad literaria parece empezar a formarse en realidad propia.
También, podría decirse que Cervantes, en este apasionante juego realidad – ficción, marca con el prólogo una introducción a la confusión. O sea, la realidad que debería ser un prólogo (que usualmente firma el autor del libro), es una ficción – forma parte de la novela misma -; pero intenta engañarnos de que es realidad, y para ello nos presenta al autor, que habla, que deja en claro los problemas de los escritores cuando necesitan alguna ayuda para expresarse (recordar que el que escribe el prólogo aparece en compañía de un amigo que le auxilia en su labor de encabezar la obra, al darle algunos consejos sobre la redacción).
– Construcción de una innovadora obra de arte. Como antes dije, crear algo que innove, pero que no surja por una cuestión de mercado (la gente lo pide, se lo vendo), sino por el simple hecho de que él quiere crearlo para sí mismo (por así decirlo: está en la cárcel, es muy buena distracción). Se arriesga entonces, es claro, a que la sociedad no lo acepte, lo vea como un "hijo feo".
– Reconocimiento de quien escribe el prólogo de su tarea de narrador. La frase "aunque parezco padre, soy padrastro de Don Quijote" (I, Prólogo), es muy clara: no pertenece propiamente a Cervantes, autor real, sino al narrador, editor, prologuista y segundo autor del Quijote; y es de verdad padrastro y no padre, porque actúa como compilador y editor de las diferentes versiones, crónicas, textos y manuscritos que ha podido encontrar sobre la historia de Don Quijote. Podemos decir que de todos los niveles de realidad en los que Cervantes se maneja, él es pues el mayor y más decisivo de los intermediarios, pues su versión es la única que conocemos, la única con la que contamos y disponemos, y la única que unifica todas las historias anteriores (lo cual quiere decir que él puede haberlas modificado como creyese conveniente).
Sin embargo, pasa muchas veces que Cervantes se mete en su propio discurso, y se presenta como cree que mejor sea, como si él fuese personaje de su historia (esto refuerza lo antes dicho de la confusión entre realidad y ficción y además, el sentido de ironía que tiene toda la novela).
– Alejamiento de Cervantes de la responsabilidad de la historia. Cervantes se distancia, a través del uso de los autores ficticios, de la narración y de su responsabilidad de autor (real).
2. Objetivos de Don Quijote en Primera y Segunda Parte.
– En la Primera Parte de la novela, Don Quijote tiene dos objetivos que lo mueven en sus aventuras:
– Uno de esos objetivos satisface un ideal ético, que es el que él deja de manifiesto al comienzo del Capítulo II: "…no quiso aguardar más tiempo a poner en efecto su pensamiento, apretándole a ello la falta que él pensaba que hacía en el mundo su tardanza, según eran los agravios que pensaba deshacer, tuertos que enderezar, sinrazones que enmendar, y abusos que mejorar, y deuda que satisfacer…". Don Quijote pretende servir a su tierra, la Mancha, y cobrar renombre por ello en sus anales.
– Otro de sus objetivos satisface un ideal estético, un ideal más egoísta que el anterior, que es el que representa el sueño de Don Quijote de convertirse en un personaje literario, como lo hicieron sus héroes, los caballeros andantes de sus libros. Es por esto que toma la determinación de copiar su accionar en la primera salida. Quizá Don Quijote supone que si hace lo mismo que hacía los caballeros tendrá la suerte de ellos de pasar a ser personaje literario (no olvidemos que Don Quijote cree reales a héroes Ulises, y que Sansón Carrasco lo corrige en ello).
– En la Segunda Parte, estos dos objetivos han sido resueltos: Por un lado, Don Quijote se entera de la existencia de un libro (el Quijote I), que narra sus "hazañas"; es, por tanto, un personaje literario. Y por el otro lado, y según lo que él considera cierto, ya ha desfacido unos cuantos agravios y otras situaciones… aunque para nosotros, lectores, no hayan sido más que momentos patéticos. Por lo tanto, los objetivos de la Segunda Parte difieren de los anteriores:
– El hidalgo quiere seguir teniendo aventuras. Sansón Carrasco lo insta a ello incluso, pues según dice, mientras Don Quijote descansa el mundo se pierde de su beneficioso accionar (II, 7).
– Don Quijote quiere, a través de él, dar renombre a la caballería (que él ve claramente que es despreciada).
Sin embargo, los objetivos en la Segunda Parte dependen más de Cervantes. Se podría decir que esta "nueva entrega", nace como respuesta al Quijote apócrifo de Avellaneda; por lo cual todo el libro gira en torno a su desacreditación, a la ira que causó esto en Cervantes. Asimismo, busca defender a su personaje, y diferenciarlo muy claramente del que tan sólo es una burda copia. Podríamos decir entonces que el objetivo de la Segunda Parte, que hace salir al Quijote es (desde Cervantes):
– Hacer conocer el plagio que representa el Quijote de Avellaneda, y dejar bien claras las diferencias y la autenticidad del primer Don Quijote (para lo cual Cervantes también usa a Cide Hamete).
Los objetivos de la Segunda Parte, entonces, responden a necesidades del autor mismo, que utiliza a Don Quijote como medio para manifestarse. Es una narración mucho más personal, cargada de autocrítica, pero asimismo una enorme autoalabanza… (es claro en sus propias ironías… "no sé escribir"… "no soy lo suficientemente inteligente", etc.).
3. Diferencias entre la Primera y la Segunda Salida de la Primera Parte.
– La Primer Salida de Don Quijote difiere en mucho de la Segunda por la simple razón de que es justamente la justificación de los cambios que aparecerán en la Segunda (se podría decir que se utiliza el mismo recurso que en el Prólogo). Por ejemplo:
– Primero sale solo, sin Sancho que aparecerá en la Segunda Salida. Esto genera una situación demasiado pasiva, no hay diálogo, sólo monólogos, y no sería concebible una obra de la extensión de esta formada por completo de monólogos. Entonces, una diferencia es la ausencia – presencia de Sancho. Su salida solitaria muestra la necesidad de un interlocutor, hecho que luego se concreta. Justamente, en la Segunda Salida Don Quijote se dedica mucho a escuchar a su entorno (aunque sea una escucha alterada).
– En la Primera Salida Don Quijote aún no ha definido su "personaje" de caballero, no ha definido todavía cómo lo representará. Esto lo lleva a repetir lo que ha leído, y a manejarse por completo de acuerdo a los libros de caballería. En la Segunda Salida, en cambio, ya actúa por él, ha asimilado esos conocimientos de los libros con sus propios códigos, se ha constituido casi por completo en un nuevo individuo, que es el que estará presente a lo largo de toda la obra (y que evoluciona y cambia): Don Quijote de la Mancha. Un ejemplo, es el Capítulo VIII, cuando al ver los molinos, él ya no piensa previamente (y aclara) voy a actuar como tal o tal otro, sino que directamente lo hace según la realidad que se ha creado en su entorno.
– En la Primera Salida, Don Quijote es prácticamente único protagonista. Cervantes se encarga de presentárnoslo, describirlo a él y a su entorno, introducirnos en su accionar y el del mundo que lo rodea, etc. En la Segunda Salida ya hay muchos más personajes, y también se narran numerosos sucesos en los que Don Quijote no actúa o es mero espectador.
4. Tres razones para demostrar la unidad narrativa de la Primera Salida con la Primera Parte.
Creo que podrían señalarse algo más que tres razones (de ponernos quisquillosos), pero aquí van las tres que creo más importantes.
Razón Primera: Don Quijote tiene que salir solo para que se vea la necesidad de Sancho. Principalmente, al Quijote le falta un interlocutor durante su primera salida; no tiene a quién hablarle, a quien enseñarle, a quien probarle lo buen caballero que es (y Sancho, al ser poco instruido, es perfecto para todas esas cuestiones). Como antes dije, la novela de tan larga extensión sería intragable de ser monólogo (aunque viniendo de Cervantes no hay nada dicho con certeza).
Razón Segunda: Es el ventero en el Capítulo III quien dice a Don Quijote que entre los requisitos básicos de todo caballero está el tener un escudero. Esa es una fuerte motivación para el hidalgo para buscar uno, pues como bien sabemos su fin mayor es ser un perfecto caballero, como lo habían sido sus héroes. Finalmente, en el Capítulo VIII esto se concreta. Podríamos decir que Don Quijote hace dos salidas como quien hace prueba y error, y luego corrige (es una salida en borrador).
Razón Tercera: Y quizá la más importante; si Sancho hubiese estado presente en esa Primera Salida de Don Quijote y hubiese visto como realmente se "armaba" caballero nuestro protagonista, su credibilidad en las fantasías de él disminuirían terriblemente. Sancho, no tomaría en serio su accionar, y seguramente no le hubiese tenido el mismo respeto que le tiene ahora, cuando cree que él es un caballero.
… Otra razón muy clara es la vinculación lingüística de las partes. Los capítulos se siguen perfectamente unos con otros, e incluso perfectamente de manera intercalada.
Se dice que puede ser que Cervantes haya escrito los primeros capítulos de la primera parte como una pequeña historia y después le agregó lo demás. Pero vimos que hay argumentos para que esto sea rebatido.
Como dije en un comienzo, toda la Primer Salida es escrita como una simple excusa para el resto del libro. Si nos fijamos bien, todas las puntas que se tiran quedan sin conclusión en esta primer parte, y son resueltas a lo largo de la obra. Así es el caso de la realidad o no histórica de Don Quijote (que en el IX parece resolverse con Cide Hamete); o el de su necesidad de ciertos requisitos para ser caballero que el ventero le enumera (la parte del escudero se resuelve en el VIII con Sancho); etc.
5. Evolución de Don Quijote a través de los capítulos: VIII (1ª parte), XLV (1ª parte), XXVI (2ª parte), LXXIV (2ª parte).
Antes de sacar una conclusión, me gustaría marcar ciertos puntos de cada capítulo en particular.
Primera Parte.
Capítulo VIII. En este capítulo tan famoso, vemos la famosa aventura de nuestro hidalgo y los molinos de viento, el clásico símbolo quijotesco del encuentro entre la realidad y el idealismo (pasa lo mismo entre Don Quijote–el idealista–y Sancho–el realista).
Habría que decir que en este capítulo la sanchificación del Quijote aún no comienza, el aún es 100% Quijote, y vive en una realidad paralela, alejada de la nuestra. Además, tiene frescos en su cabeza sus aprendizajes acerca de los caballeros (que usa continuamente) y su realidad propia (o sea, en este momento la realidad que se autoinventa Don Quijote es muy concreta – para él –, muy sólida).
Hay ciertos detalles en el capítulo que ejemplificarían esto:
– La razón que le da Don Quijote a Sancho acerca de su vencimiento por los gigantes: "Las cosas de guerra, más que otras, están sujetas a continua mudanza…y es así verdad, que aquel sabio Frestón que me robó el aposento y los libros ha vuelto estos gigantes en molinos, por quitarme la gloria de su vencimiento". PURA FICCIÓN.
– La nueva lanza que forma de una rama seca.
– Los golpes que propina al fraile inocente.
– La almohada que emplea el vizcaíno como escudo (y la creación de Don Quijote de un archienemigo. Así como necesita un interlocutor, todo héroe necesita de un malvado a quien atormentar).
Capítulo XLV. "No sólo no es bacía de barbero, pero está tan lejos de serlo como está lejos lo blanco de lo negro y la verdad de la mentira". Esta frase dice el barbero, aunque en tono de burla, pero es muy relevante en lo que respecta a la novela completa. La distancia entre la verdad y la mentira, es una línea muy fina; es decir, no pienso que la verdad y la mentira están tan lejos como el barbero dice. Sin embargo, se podría decir que lo que dice el barbero es otra cosa: la distancia entre la verdad y la mentira–o la entre la realidad y la ficción–es tan grande como la entre el blanco y el negro. Y el mundo que se crea Don Quijote es un mundo lleno de tintes de gris (color ideal para mostrar la confusión).
En este capítulo, la inventiva de Don Quijote aún es grande, pero ya comienza a chocar con la realidad de los demás. Él no lo nota, y los que están a su alrededor – a excepción de Sancho – se burlan de él por ello; cosa que sucederá, de ahora en más, numerosas veces en el texto.
Segunda Parte.
Capítulo XXVI. Obviamente nuestro caballero andante que "lee mucho y anda mucho" no sabe mucho de los retablos y el teatro, porque destruye el retablo y las figuras. Claro, el problema particular de él es que Don Quijote todavía no puede distinguir entre los personajes reales (históricos) y los ficticios (que se ve también en el III con lo de Ulises).
Sin embargo, ahora él es diferente (pero todavía no está sano); justamente lo extraordinario es que Don Quijote ofrece a pagar por lo que destruyó, lo que muestra que él sabe que hizo algo incorrecto. Entonces, lo que tenemos es un hombre que hace algo sin saber si es bueno o malo y solamente después de hacerlo puede comprender sus acciones.
Cuando Don Quijote comienza a entrar en cuenta de la realidad, en las acciones del personaje aparecen una especie de shocks de realidad y de alucinación. De pronto está en un lugar al que ve tal cual es, tiene un ataque de encantamiento, acciona con locura, tiene un shock de realidad, cae en cuenta de lo que realmente sucede y se siente realmente desconcertado, porque ve las consecuencias de sus cambios, del choque de sus mundos.
Me atrevería a decir que así como la novela presenta en general la confrontación de la realidad con el idealismo, en Don Quijote mismo se ve esa confrontación en el individuo, en el ser humano. Cuando una persona ansía algo o defiende ciertos ideales, y de pronto la cruda realidad le muestra que no obtendrá lo que quiere o que no hay cabida para ciertas maneras de ver las cosas, es natural que se pase por un estado de desilusión, e incomprensión. Y todo esto es aplicable, por ejemplo, a la representación del retablo de Maese Pedro. Pasada la momentánea alucinación de Don Quijote y el asalto a los títeres del retablo, todo vuelve a la normalidad. Don Quijote paga los daños ocasionados a Maese Pedro e invita a cenar a todos los de la venta. Ese dinero, por así decirlo tiene como función cubrir la realidad dolorosa y la vergüenza de aquel momento de alucinación (como antes dijimos, Don Quijote cuando se da cuenta de lo que ha hecho, se avergüenza).
Capítulo LXXIV. Para este capítulo, el último, Don Quijote se encuentra enfermo y realista. Justamente, quizá lo primero sea consecuencia de lo último: Don Quijote enferma y muere porque matan su mundo, el mundo en el que él habita, y sólo queda con vida Alonso Quijano, quien no tiene motivaciones vitalicias. Se ve aquí, cuando Don Quijote muere, que la novela nos muestra como en la mayor parte de las veces, la realidad del mundo exterior es tan fuerte que mata las ilusiones, las utopías.
Él dice expresamente, como ejemplo de su total sanchificación: "Yo fui loco y ya soy cuerdo: fui Don Quijote de la Mancha, y soy ahora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno". Es claro que Don Quijote ya no es más un idealista, ha vuelto por completo a la realidad, realmente no es Don Quijote, es el sencillo hombre cincuentón de la Mancha. Aquí cierra entonces, su proceso evolutivo de sanchificación.
Y aquí sucede, entonces, que Sancho pasa por uno de sus puntos cúlmines de quijotización (junto con los capítulos de Barataria), cuando dice a Don Quijote: "No se muere vuesa merced, señor mío, sino tome mi consejo, y viva muchos años: porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía. Mire, no sea perezoso, sino levántese de esa cama, y vámonos al campo vestidos de pastores, como tenemos concertado: quizá tras de alguna mata hallaremos a la señora Dulcinea desencantada, que no haya más que ver. Si es que se muere de pesar de verse vencido, écheme a mí la culpa, diciendo que por haber yo cinchado mal a «Rocinante» le derribaron; cuanto más vuesa merced habrá visto en sus libros de caballerías cosa ordinaria derribase unos caballeros a otros, y el que es vencido hoy ser vencedor mañana".
Cervantes, pensó muy minuciosamente cada partecita de ese enloquecimiento – desenloquecimiento, para escribir una completa novela de tantísimos capítulos acerca de ello. El libro entero es una larga evolución de un ser, bajo un "proyecto": la caballería. Sin embargo, me parece que la caballería no es más que una buena excusa de Cervantes para Don Quijote… El autor podría haberlo hecho enloquecer a través de diferentes cosas, y las realidades inventadas hubiesen sido distintas, pero se habría trasmitido el mensaje de Cervantes de cualquier manera: nosotros tenemos el poder de hacer de nuestra realidad un reflejo de nuestros sueños, de lo que queremos, ansiamos, sentimos, etc. La libertad es infinita.
Resumidamente, entonces, podríamos ordenar la evolución del personaje así (ya que se plantea muy lógicamente):
Primera Salida: se desfigura la realidad.
Segunda Salida: la realidad se acomoda al mundo caballeresco.
Tercera Salida: se asume un mundo encantado por los demás, que acaba con la imagen cuerda de un Quijote que ya no lo es más, y que es sólo un simple Alonso Quijano.
Yo creo que más que de un caso de locura, parece todo un procedimiento de Cervantes, con el mero fin lingüístico de ilustrar literariamente el problema de la realidad y de la ficción. Por eso aparecen tan cuidadosamente los acercamientos de Don Quijote a la realidad de Alonso Quijano. Pero si nos fijamos, las equivocaciones continuas no dependen siempre de la locura; al contrario, suelen tener siempre alguna explicación posible: son las circunstancias (el viento, cuando los molinos; el sol y la lluvia, en el caso del yelmo; etc.), el contexto caballeresco (retablo de Maese Pedro, estancia con los duques), las malas mañas de los demás (encantamiento de Dulcinea) o el sueño (cueva de Montesinos) los que traicionan la manera de ver el entorno que tiene el Quijote.
Por eso me gustaría decir que a Don Quijote, a lo largo de la novela, lo obliga todo su entorno a sanchificarse, a volverse cuerdo; y a medida que el tiempo transcurre, esto se hace más manifiesto. Y es al final, que la gente de su entorno que lo obligó a cambiar nota que la consistencia de la vida de Alonso Quijano estaba en Don Quijote, y que matando a uno han matado al otro.
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