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El valor honestidad


  1. Definiciones
  2. Colombianos heroicamente honestos
  3. Fuentes

Definiciones

Honestidad es:

– comportarse con coherencia y sinceridad, decir la verdad.

– saber construir una identidad propia y saber mostrar coherencia entre ella y nuestro comportamiento.

– devolver, o aconsejar a los amigos o amigas que devuelvan, lo ajeno que nos presten o nos encontremos.

– decir siempre lo que sientes y hacer lo que piensas.

– saber armonizar las normas con el comportamiento.

– decir siempre la verdad, no ocultar nada, actuar de manera correcta, y cumplir las promesas. Ser incapaz de robar, engañar, hacer trampas o cometer injusticias.

Que se consigue con la honestidad:

– paz interior, felicidad, amistad, credibilidad, confianza, seguridad, promoción, elogios pero no siempre utilidades,

Somos honestos cuando:

Nos conocemos a nosotros mismos.

– Expresemos sin temor lo que sentimos y pensamos.

– Decimos siempre la verdad y nunca mentiras.

– Cumplimos nuestras promesas.

– Luchamos limpiamente por lo que queremos.

– Devolvemos a su dueño, o a cualquier autoridad, lo que nos han prestad, o cualquier cosa que encontremos.

Pensamientos útiles sobre la honestidad

– Para llegar a ser honesto en las cosas grandes hay que aprender a serlo en las cosas pequeñas.

– Sufrir por cosas deshonestas es propio de las personas viles.

– El vicio no se enfrenta a la honestidad, sino que toma el disfraz de ella.

– Cuando somos deshonestos con los demás, lo somos con nosotros mismos.

– No siempre es fácil actuar con honestidad, pero hacerlo nos permite vivir tranquilos y sin temor de que nos señalen como mentirosos.

– La honestidad hace sonrojar el rostro, la deshonestidad corrompe el corazón.

– La persona honesta es recatada, la mentirosa, o sin vergüenza, es descarada.

Colombianos heroicamente honestos

Guillermo Cano Isaza

edu.red

Biografía

– Nació en Bogotá el 12 de agosto de 1925 y fue asesinado por sicarios del narcotráfico el 17 de diciembre de 1986 en Medellín.

– Perteneció a la tercera generación de periodistas de la familia de Fidel Cano Gutiérrez, fundador de El Espectador.

– Se desempeñó como cronista taurino, deportivo, hípico, cultural y político.

– Dirigió El Espectador desde 1952 hasta el día de su muerte.

– Fue un referente obligatorio del periodismo colombiano y un acérrimo crítico de los principales problemas del país, como la corrupción, el narcotráfico y la violación de los derechos humanos.

– En concordancia con esta actitud, fue un asiduo defensor de la libertad de prensa, por medio de la Fundación para la defensa de la libertad de prensa (FLIP).

– Siempre decía que le repugnaba la paz de los sepulcros: "Debemos comenzar a ensayar la paz verdadera y duradera", afirmaba.

– Censuraba con firmeza la actitud de militares y políticos corruptos y a los narcotraficantes que habían implantado su política del terror, y quienes se habían metido con algo vital para él: la paz del país.

– Un hombre que nos dio su sabiduría, sus estrategias periodísticas y su testimonio sobre ética profesional y honestidad.

– Creía en el talento de la gente, los apoyaba y exigía esfuerzo y calidad en el trabajo. Su pasión era el futbol y el equipo de sus amores, el Santa Fe.

Ese 17 de diciembre en su último editorial escribió: "Así como hay fenómenos que compulsan el desaliento y la desesperanza, no vacilo un instante en señalar que el talante colombiano será capaz de avanzar hacia una sociedad más igualitaria, más justa, más honesta y más próspera". En un artículo de su Libreta de Apuntes dijo: "Hay que decirle a la mafia: ¡Ni un paso más!".

-Fue un periodista de conducta trasparente y valiente, que amaba a Colombia y a su gente y los actos de quienes violaban la seguridad del pueblo, no quedaban impunes.

– Tenía una pluma sencilla, humilde pero enérgica y que era respetada no solamente por la elite del Gobierno y la política sino por todo el país.

– Muchos lectores, cuando sucedía algo importante, lo primero que hacían era ir a la página editorial buscando la nota de don Guillermo. Era un vocero del pueblo. El baluarte más importante que tenía el país para defender la paz, la democracia y la honestidad.

– Dijo en un editorial que sólo muerto dejaría de tomar partido en los problemas del país, en defensa del pueblo, que cuando el terror cesara, las palabras se convertirían en atalayas, en guardianes de la verdad, la paz y la democracia, que serían más mortíferas que las pistolas para guardar a Colombia, según cómo se escriban, quien las escriba y hacia donde se disparen. – Escribió que si la paz llegaba a ser una costumbre consolidada en Colombia, el quehacer de la vida cotidiana acabaría por llevarse rio abajo el odio político enquistado durante muchos años.

Magnicidio

El día que el Negro Pabón y otro sicario de Medellín, cumpliendo órdenes de Pablo Escobar, dieron muerte a don Guillermo Cano, director de El Espectador, el primero en llegar hasta él para auxiliarlo fue Rodolfo Rodríguez, periodista de ese periódico, quien a pocos metros lo seguía en su automóvil.

– Era un día tranquilo, cubierto por un ambiente de tristeza y paz. Eran casi las siete y treinta de una fría noche del 17 de diciembre de 1986, don Guillermo Cano Isaza salía de El Espectador, para ir hacia el norte donde estaba su residencia, cuando fue baleado por dos sicarios en una motocicleta.

– El miércoles 17 de diciembre de 1986 sicarios a órdenes del capo Pablo Escobar asesinaron frente a la sede del diario a su director Guillermo Cano Isaza. Guillermo Cano tenía 61 años al momento de su fallecimiento, 44 de los cuales había dedicado al periodismo en El Espectador. Hasta el día de hoy se considera que su asesinato sigue en la impunidad.

– Su rostro pálido no reflejaba ningún dolor, ni tristeza, estaba tranquilo, en paz como siempre vivió, mientras la vida se le escapaba por los agujeros de las balas de 9 milímetros.

– Su mirada fija parecía decir algo sin palabras, su boca cerrada y sus manos temblorosas trataban de buscar las teclas de la máquina de escribir que nunca apartó de su lado, porque aunque ya tenía computador, prefería su vieja Olivetti.

– Era como si quisiera escribir los últimos párrafos sobre su añorada paz para Colombia.

Impunidad

– En un fallo de octubre de 1995, nueve años después del asesinato, María Ofelia Saldarriaga, Pablo Enrique Zamora, Carlos Martínez Hernández y Luis Carlos Molina Yepes fueron encontrados culpables de conspiración para cometer el crimen y sentenciados a 16 años y 8 meses de cárcel.

– Sin embargo, en otra sentencia del 30 de julio de 1996, el Tribunal Superior de Bogotá revocó el fallo, absolviéndolos a todos de cargos en el crimen, a excepción de Molina Yepes, que fue el único condenado y quien había sido recién capturado el 18 de febrero de 1997.

– Con anterioridad habían sido considerados autores intelectuales Pablo Escobar Gaviria, Evaristo Porras, Gonzalo Rodríguez Gacha y el mismo Molina Yepes, todos ellos capos del Cartel de Medellín.

– Tenía un sentido maravilloso de lo que es noticia. Mantuvo su lucha contra el narcotráfico sin importarle nada.

– Él sentía que si no los deteníamos, las bandas de narcos querrían dirigir el gobierno, que es lo que estamos viviendo ahora. 

– Tres años más tarde, el sábado 2 de septiembre de 1989, un carro bomba destruyó buena parte de las instalaciones del diario. Ese mismo día, seis sujetos armados entraron a una exclusiva isla privada en el área de Rosario, en Cartagena, e incendiaron la casa de veraneo de la familia Cano.

– Según un informe aparecido en diciembre de 2007 en El Espectador, después de la muerte de Pablo Escobar, en 1993, algunos de los sicarios que trabajaron para él, como John Jairo Velásquez Vásquez, alias Popeye, revelaron detalles de la participación de la organización del capo en este delito.

– Durante las investigaciones fueron asesinadas 12 personas incluyendo a un magistrado, una juez y el abogado de la parte civil.

– La única persona que ha respondido judicialmente por el crimen es Luis Carlos Molina Yepes, quien pagó a los sicarios que asesinaron a Cano.

– Molina Yepes aparece dentro de la investigación vinculado a Carlos Alberto Gaviria Vélez, hermano de José Obdulio Gaviria, quien fue asesor presidencial de Álvaro Uribe Vélez y primo del extinto capo Pablo Escobar Gaviria. Molina Yepes purgó solamente seis años de cárcel. 

Un Editorial

Hace más de una semana que la Cámara de Representantes, a pesar de iniciales vacilaciones y dilaciones, levantó la presunta inmunidad parlamentaria que dizque protegía al individuo Pablo Escobar Gaviria, en mala hora elegido suplente a la Cámara Baja en papeleta con su protegido, el señor Jairo Ortega.

El susodicho individuo Escobar Gaviria está sub júdice por narcotráfico y sindicado por la justicia de Colombia como presunto autor intelectual, en unión de su primísimo Gustavo Gaviria, de la muerte violenta de dos agentes de seguridad al servicio de la República.

Hace también un poco más de una semana que el juez que investiga el doble y abominable homicidio impartió orden de captura, en cumplimiento del correspondiente auto de detención y ya sin dudas constitucionales respecto a la posible inmunidad parlamentaria, del sujeto antes dos veces mencionado, y es la hora de ahora que Escobar Gaviria, como su primo carnal Gustavo, siguen gozando de cabal libertad como si las órdenes de los jueces no fueran de obligatoria obediencia por parte de las autoridades encargadas de hacer efectivas las capturas de los delincuentes convictos o de los presuntos delincuentes.

Hace mucho más de un mes otro juez de la República dictó auto de detención y expidió la correspondiente boleta de captura contra otro individuo de las mismas calañas y las mismas mañas de los primos Escobar Gaviria, el narcotraficante Carlos Lehder, vinculado dentro y allende de nuestras fronteras al delito de comerciar con estupefacientes y de enriquecerse con esa abominable y punible profesión.

Durante mucho tiempo estos personajes siniestros lograron engañar y embobar a las gentes ingenuas halagándolas con migajas y propinas, con dineros todos calientes, mientras la sociedad, acobardada y en algunos casos engolosinada con los espejismos y atractivos de la vida cómoda del jet-set emergente, veía crecer a su alrededor el imperio de la inmoralidad.

Desenmascarados estos grandes personajotes de la mafia del narcotráfico, la justicia, tan lerda y temerosa en el pasado, comenzó a actuar. Pero sus arranques, de un día para otro, han quedado como paralizados. Se sabe quiénes son y por dónde andan los fugitivos de la justicia; muchas gentes los ven, pero los únicos que no los ven o se hacen que no los ven son los encargados de ponerlos, aunque sea transitoriamente, entre las rejas de una prisión. Noviembre 6 de 1983.

Luis Carlos Galán Sarmiento

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Biografía

1943. Nació el 14 de septiembre en la ciudad de Bucaramanga. Creció en el hogar formado por el doctor Mario Galán Gómez, político y presidente de Ecopetrol durante once años, y Cecilia Sarmiento Suárez, era el tercero de doce hijos.

1949. La familia Galán se radicó en Bogotá. Cursó el bachillerato en el colegio departamental Antonio Nariño.

1960. El 19 de noviembre de 1960 recibió el grado de bachiller. Ingresó en la Universidad Javeriana, donde fundó la revista Vértice.

1965. Se doctoró en Derecho y Economía el 6 de agosto de 1965. Ese mismo año Eduardo Santos, quien era padrino de matrimonio de los padres de Galán, le llamó para colaborar en El Tiempo. En este diario inició una vertiginosa carrera periodística: director de la sección económica, redactor de "Temas y Nombres", comentarista, editorialista y miembro de la junta directiva.

1968 – 1970 fue subgerente del periódico. Paralelamente, Luis Carlos Galán desarrolló una muy coherente carrera política. Fue miembro de la Dirección Liberal de Bogotá y con el apoyo de Carlos Lleras Restrepo la secretaría y, posteriormente miembro de la junta directiva de la Sociedad Económica de Amigos del País en 1966.

Como miembro y secretario de la delegación colombiana a la Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo (UNCTAD), viajó a Nueva Delhi, y luego a Oriente Medio.

1970. El presidente Pastrana lo nombró ministro de Educación. En el Congreso, se reveló como un eficaz orador parlamentario, mientras que en la Universidad Jorge Tadeo Lozano se desempeñaba como profesor de Historia de las Ideas Políticas, y como profesor de Derecho Civil en la Universidad Javeriana.

1971. Contrajo matrimonio con Gloria Pachón Castro, redactora estrella de El Tiempo, el 22 de diciembre, apadrinados por el presidente de la República Misael Pastrana y su Señora.

1972. El presidente Pastrana Borrero lo nombró embajador en Italia.

1976. Regresó al país como codirector, con el ex presidente Lleras Restrepo, del semanario Nueva Frontera. A la vez fue columnista permanente de los diarios El Colombiano y Vanguardia Liberal.

1979. Ingresó en la política activamente y fue elegido senador de la República por Santander. Fundó el movimiento Nuevo Liberalismo, como una alternativa política dentro del partido liberal.

1980. Se consagró por entero a la actividad política. Dos años más tarde fue candidato presidencial y obtuvo 745.000 votos

1984. El Nuevo Liberalismo obtuvo 605.408 votos en las elecciones corporativas, pero dos años más tarde Luis Carlos Galán se abstuvo de participar en las elecciones presidenciales, para no ahondar la división en el seno de su partido.

1987. El país se encontraba sumergido en una atroz ola de asesinatos. Ya habían asesinado al ministro de justicia Rodrigo Lara Bonilla, miembro del movimiento galanista, al director de El Espectador Guillermo Cano y al candidato presidencial Jaime Pardo Leal, además de un sin número de magistrados, jueces, senadores y periodistas.

1989. El 6 de julio, el liberalismo unido lanzó la candidatura presidencial de Galán, quien nombró a César Gaviria como su jefe de campaña. Todas las encuestas le otorgaban más del 60 por ciento de los votos. El 18 de agosto en plena campaña, Galán fue asesinado en la tarima de oradores de la plaza de Soacha.

Fue un hombre preocupado por el escepticismo político de los jóvenes de su época y siempre tuvo claro que su misión sería llevar al país a una renovación política que combatiera la maquinaria heredada del bipartidismo obtuso y clientelista.

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Magnicidio

Sin embargo, en la noche del 18 de agosto de 1989, mientras hacía campaña en el parque de Soacha, de entre la multitud, las balas de un sicario apagaron su vida.

Los lentes de las cámaras y los ojos de quienes estaban allí registraron cómo caía un líder político como pocos ha dado el país.

Con su muerte también se iba la esperanza de una generación azotada por la violencia que produjo el narcotráfico, y se reponía de la violencia bipartidista

El plan, orquestado por narcotraficantes y presuntamente por otros poderes, había dado resultado: sacar del camino a quien amenazaba con extraditar a los que traficaban con droga y que seguramente sería el próximo Presidente.

Después del asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, el asesinato de también liberal Luis Carlos Galán Sarmiento fue uno de los hechos más trágicos de la historia política de Colombia.

La verdad judicial sobre lo ocurrido todavía no se conoce, y lo convierte en uno de los tantos crímenes en los que a pesar de tenerse conocimiento de las circunstancias y los móviles, queda la sensación de que no se ha hecho justicia.

Fuentes

http://es.wikipedia.org

Rodolfo Rodríguez

http://www.elespectador.com/

Cesar Paredes

http://www.semana.com/

http://www.biografiasyvidas.com/

 

 

Autor:

Rafael Bolivar Grimaldos