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Fundamentos Filosóficos de la Educación Ambiental para los Decisores (Los Arabos, Matanzas, Cuba)


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Material y métodos
    3. Hacia los principios de la Educación Ambiental
    4. Relación inicial de dicho problema con la filosofía
    5. La actividad, una categoría de utilidad estructural y funcional
    6. Un enfoque Histórico-Cultural
    7. Un Estudio interdisciplinario
    8. La Educación Ambiental a la luz de las Ciencias Sociales
    9. Conclusiones
    10. Notas y referencias
    11. Bibliografía

    Resumen

    El presente trabajo tiene el objetivo de presentar un grupo de fundamentos filosóficos que ayuden a formular algunos de los principios que deberán servir de base a una concepción de la educación ambiental. En el mismo se tratan elementos como la relación de la dimensión ambiental con la filosofía, la actividad una categoría de utilidad estructural y funcional, el enfoque histórico-cultural del problema, un estudio interdisciplinario, la Educación Ambiental a la luz de las ciencias sociales, así como algunas consideraciones entorno a como las ciencias sociales abordan el problema.

    Material y métodos

    Para el desarrollo de la investigación se utilizaron como métodos el histórico-lógico que posibilitó el establecimiento de las regularidades de la evolución histórica así como las tendencias actuales del problema de investigación. El análisis y la síntesis se utilizaron para el procesamiento de las fuentes de información a fin de determinar los diferentes enfoques y criterios relacionados con el objeto de investigación y el inductivo – deductivo facilitó verificar los principios teóricos sobre los cuales se sustenta la educación ambiental y el estudio documental de la bibliografía que incluyó la repercusión, la política mundial sobre educación ambiental en el contexto cubano actual, así como la teoría pedagógica, psicológica y filosófica y su utilización en la educación ambiental.

    Introducción

    La sostenibilidad del desarrollo económico y social y la necesidad de lograr una distribución de las riquezas con equidad, sin afectar al medio ambiente, se ha convertido en un tema trascendental y cotidiano, sin embargo, el decadente sistema capitalista imperialista en su etapa de globalización neoliberal carece ya en absoluto de soluciones para los grandes problemas de la humanidad, cuya cifra de habitantes se ha cuadruplicado en apenas un siglo. No tiene porvenir posible, destruye la naturaleza y multiplica el hambre. Los evidentes síntomas del deterioro ambiental del planeta y los efectos nefastos de la actual globalización neoliberal sobre la calidad de vida de las poblaciones humanas, ha conllevado a la profundización del término de sostenibilidad. Hoy en día cuando se habla del desarrollo sostenible, se abarca y se integra una variedad de tópicos, tales como económicos, sociales, ecológicos, relación hombre naturaleza, la equidad generacional y la intergeneracional, entre otros.

    Apropiarse de una correcta conceptualización del término desarrollo sostenible es importante, pero lo es, más aún, su interiorización y la transformación en actores del mismo. Para ello es necesario un cambio de ética, de forma de actuar individual y colectiva, y en donde se establezcan relaciones adecuadas entre la sociedad y la naturaleza. No obstante a la terrible realidad que vive el mundo, que inevitablemente incide en el desarrollo cubano, y al injusto y creciente bloqueo a que ha estado sometido el país por parte de los Estados Unidos de América, por más de 40 años, ha existido la voluntad política y se ha accionado en aras de construir una sociedad más justa, a partir de un modelo socialista que proporciona posibilidades y oportunidades para lograr metas de un desarrollo sostenible, sobre la base de cuatro pilares básicos: el crecimiento económico, la equidad social, la protección del medio ambiente y la formación de capacidades.

    El medio ambiente mundial se ha deteriorado más aceleradamente en los momentos actuales que en cualquier otra época comparable de la historia. Se han agravado los problemas ambientales que no se limitan a la tradicional extinción de la flora y la fauna; por ejemplo, la destrucción de la capa de ozono, el aumento del efecto de invernadero o de calentamiento, de las lluvias ácidas y de la tala indiscriminada, así como de la erosión del suelo y de la contaminación de las aguas, los suelos y la atmósfera y la destrucción del patrimonio histórico-cultural, entre otros, se han aproximado a límites peligrosamente críticos e irreversibles en diversas regiones de la Tierra. Se hace necesario contribuir a la reflexión y capacitación de los decidores.

    En este sentido, es importante reconocer que estamos en presencia de una crisis ambiental que necesita ser abordada con una gran voluntad y acción política, científica, técnica y educativa por los Gobiernos. Los decisores contribuyen a la gestión local de la gobernabilidad de los procesos del medio ambiente y su protección. También dicha crisis debe enfrentarse desde la revisión de los valores y modelos que inspiran nuestra gestión de los bienes comunes, así como de políticas por los decisores consecuentes con la protección del medio ambiente.

    Por ello, es importante que el hombre tenga un conocimiento adecuado sobre el medio ambiente en que vive. De esto depende, en gran medida, que las presentes y las futuras generaciones puedan subsistir, para ello, es necesario, y contribuye significativamente, la puesta en práctica de la educación ambiental.

    Este proceso de ordenamiento, capacitación y coordinación, no puede desarrollarse sin la participación conciente de todos los actores involucrados en los procesos que tienen lugar de ahí la necesidad y la relevancia de instrumentar acciones educativas, de creación de capacidades intelectuales con todos los actores y grupos sociales que interactúan, sobre todo en grupos tan especialmente sensibles como el sector administrativo y de gestión, a partir del diseño de cursos de capacitación, desarrollados de forma participativa desde su concepción inicial. Para lograr un verdadero desarrollo sostenible, se hace necesario integrar de forma armónica toda la actividad económica y social con los procesos de conservación y recuperación de los ecosistemas, con la práctica social comunitaria y la gestión de los gobiernos locales, así como establecer las pautas a seguir para incorporar la dimensión ambiental al ejercicio diario de la toma de decisiones de nuestros principales directivos a las distintas escalas y principalmente los más cercanos a los ecosistemas.

    El problema del desarrollo sobre la base de la conservación de la riqueza natural y la herencia cultural de los pueblos y naciones, reclama una verdadera transformación del saber ambiental, no sólo en el sentido de las exigencias en el manejo integral de los recursos naturales, sino en el de la aparición de una nueva ética estructurada esencialmente en nociones, conceptos y actitudes de convivencia harmónica, responsabilidad, austeridad, respeto, equidad, sostenibilidad y solidaridad.

    En muchos países y regiones, se concibe la protección ambiental, como un proceso para la conservación estricta solamente de los recursos naturales, y no se ha logrado incorporar la preservación de los componentes históricos, culturales y sociales, así como la atención y protección del hombre – principal integrante del medio ambiente -, y su calidad de vida, no se incluye, en ocasiones, dentro sistema integral de gestión ambiental.

    La protección del medio ambiente, tiene que estar presente como dirección política, económica y social de cada Estado y depende también de la educación ambiental. El problema es de enorme magnitud y desafía a todos: políticos, decisores, científicos, educadores, estudiantes, profesionales, obreros y ciudadanos.

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