La política económica de Carlos Salinas de Gortari de 1988 a 1994
A lo largo de su historia enormes transformaciones le han sucedido a ésta nuestra gran nación mexicana, pero ninguna con un enfoque tan global como la sugerida por Carlos Salinas de Gortari quien durante su sexenio propuso monumentales conversiones dentro de la vida nacional que iban desde las orbes de la administración hasta los enfoques de justicia social, pasando por el ámbito democrático hasta las evoluciones económicas que es en éste ultimo punto donde desarrollare mi ensayo pues las considero punto medular para las políticas del sexenio salinista en la restructuración y contemplación de lo que debería de ser el Estado moderno mexicano enfocado a la globalización predominante de la época y de la actualidad pues es ahí donde se desarrollaron los mas grandes cambios que han dado origen a la situación actual mexicana, a la democracia política, al desarrollo social y a la contemplación del futuro planteado para un México más prospero en donde la inversión privada, sin ataduras, sin restricciones y sin cadenas estatales puedan fluir de mara libre, igual y justa, para así permitirle también al Estado y dentro del mismo carácter, asumir con responsabilidad sus funciones reales como es el caso de ser el gran conciliador de partes entre particulares como máxima autoridad quien a través de la implementación y recaudación de impuestos pueda planear también el desarrollo social por medio de las instituciones que le darán presencia y fortaleza al implementar el perfeccionamiento individual de su población, emancipación de las formas ociosas, expansión de los valores nacionales y reconocimiento a los pobres a través del interés público, responsabilidades Estatales que le marca la Constitución misma.
La política económica de Carlos Salinas de Gortari tuvo su comienzo con una serie de lineamientos preestablecidos que comenzaron con el gobierno de José López Portillo en cuyo periodo comprendido desde 1976 a 1982 acontecieron grandes cambios dentro de la actividad económica del país, como lo fue el caso de la nacionalización de a banca justo antes de concluir su sexenio, lo que produjo una inflación, caídas graves en la producción industrial y de las empresas del gobierno, el incremento del comercio informal en las grandes ciudades y poco poder adquisitivo de la población.
A la llegada de Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988) quien después de asumir la presidencia y los problemas económicos heredados comenzó con el inicio de la reestructura en la planeación del sistema democrático, la apertura económica, la desregulación y descentralización de las empresas del Estado al grado que durante su administración existían 1155 empresas y las minimizo a 413, produciendo de esta manera una enorme devaluación del peso frente al dólar en un 3,100 porciento entrando en caída libre, subsidió gran parte de los productos básicos; las reservas de divisas descendieron y el Producto Interno Bruto fue negativo estableciéndose en un -3.8 %.
Tras el debate que se dio por la forma de haber ganado las elecciones por parte de Carlos Salinas y tras haber llegado a la presidencia de la republica, éste procura limpiar su imagen a través del establecimiento de una serie de políticas sociales y económicas basadas en el liberalismo social, el cual según el profesor de administración de la Universidad Autónoma de México, Gilberto Calderón Ortiz, en su definición de Estado como en el ámbito político al establecerlo como "lo más general y global a otros como gobierno y administración pública" cuando critica a Carlos Salinas al considerar su gobierno con "un alto contenido ideológico que no permite ver su esencia pero si la forma en que se presenta".
Esta política de liberalismo social propuesta por Salinas pretendía reformar al Estado Mexicano a través de varios acuerdos que va desde la aplicación de la vida democrática, la recuperación económica y el mejoramiento del nivel en la calidad de vida del pueblo mexicano, estos acuerdos llevaron al desarrollo de algunas políticas de estabilización orientadas al control del gasto por parte del gobierno, la revisión de precios públicos, la desincorporación de empresas no estratégicas del Estado y la recanalización de los recortes hacia las necesidades sociales con mayor demanda a la vez que pudo ampliar la base de las contribuciones y la disminución de impuestos de las personas físicas, el incremento de los ingresos en un 29.5 % que representó el 1.5 % del PIB y el empleo de 1.3 % en 1988 a 4.4 % para 1990.
En el rubro de inversión extranjera Salinas pudo desregularizar los requisitos para invertir en México, lo que le permitió analizar el acuerdo que Estados Unidos había realizado con Canadá para eliminar los aranceles aduaneros y sentarse en la mesas de negociaciones para que México ingresará al mismo acuerdo, estableciendo así el Tratado de Libre Comercio (NAFTA) como la zona más grande de comercio a nivel mundial.
Si bien es cierto que dentro de esa apertura comercial se le permitió a la empresas hacer a un lado los contratos colectivos de trabajo, también es cierto que se pudo de esta manera hacer contrataciones de personas profesionistas y permitir así modernizar la planta industrial que permitiría la eficiencia y la competitividad de las empresas nacionales en el exterior, lo cual no se habría podido realizar sin el consentimiento de las grandes colusiones sindicales, "… la racionalidad funcional, y el modo regulador es economizar. Esencialmente, economizar significa eficiencia, menos costos, mayores beneficios, maximización, optimización y otros patrones de juicio similares sobre el ejemplo y la mezcla de recursos" (Daniel Bell). Con el NAFTA "México alcanzó una estructura sectorial del producto interno bruto similar a l a de otros países industrializados, al incrementarse la participación del sector servicios dentro del producto interno de 60.0 % en 1989 a 65.6 % para 1994" (Sauri G. 1994).
Gracias a las políticas proteccionistas del gobierno de Lázaro Cárdenas en el rubro de industria, las empresas nacionales habían caído en el vicio de perder la calidad, la eficacia y por supuesto la competitividad ante empresas extranjeras.
Las empresas del Estado operaban con un déficit y sobrevivían del erario público o de los recursos petroleros cundo éstas debían de subsistir por si mismas y apoyar en los programas de desarrollo social, dada la situación de dichas empresas estatales, Salinas emprende la desincorporación de las empresas publicas para lograr un impacto que beneficio en la reducción de la deuda interna heredada por varios sexenios en un monto de 14, 500 millones de dólares y reduciendo también las transferencias del PIB de un 6 % en 1987 a un 2 % en 1991, así como evitar la inyección de recursos a empresas que ya no eran viables para el Estado.
Las grandes empresas desincorporadas fueron las líneas aéreas "Mexicana y Aeroméxico" y la Compañía Minera de Cananea que eran empresas que aun cuando representaban alguno intereses nacionales eran empresas cuyo costo de operación era mayor al beneficio producido, en el caso de Teléfonos de México la burocratización que la administraba, las sospechas acerca del manejo de sus recursos, las numerosas demandas ante la Defensa del Consumidor y el pésimo y deficiente servicio proporcionado, eran indicios claros de lo viciado que se encontraba la empresa Estatal y la imposibilidad por parte del gobierno para inyectarle capital que la hiciera una empresa de clase mundial pues la económica del país no le permitiría continuar subsidiándola; es por eso que Carlos Salinas decide vender a través de una subasta pública y cuyo principal requerimiento era que la propiedad mayoritaria estuviera en manos de mexicanos.
La venta permitió entre otras cosas la modernización de Telmex tanto en la zona urbana como en la rural así como la incorporación de la fibra óptica tanto al sector gobierno como al particular.
En la desincorporación de la banca de manera acertada el procedimiento lo habría ya comenzado de la Madrid con la apertura de un significativo porcentaje (33 %) de capital privado que podría ingresar a los bancos mexicanos, los cuales habrían permitido a México endeudarse en lo interno con créditos que terminaban siendo subsidios de empresas particulares, de productores agrícolas que no producían por el paternalismo del gobierno y créditos preferenciales que ensuciaban la transparencia del gobierno en su rendición de cuentas; aunado a lo anterior y dados los grandes movimientos globales como el inicio de las negociaciones de la Unión Europea y el NAFTA, la venta de la banca permitiría a México incorporase a la globalización y mostrar al mundo la apertura con que se encontraba el país a la inversión extranjera; lamentablemente no se regularizo el límite de interés permisible para el cobro de intereses por parte de los bancos ya vendidos a los particulares y muy en especial a los intereses que debían pagar en los agricultores, así como de la protección que debía de garantizarse al ahorro de particulares y lamentablemente a finales del sexenio de Salinas ocurrieron grandes fraudes al ahorro privado por grandes empresas como el Grupo Havre y Carlos Cabal Peniche que la ley mexicana no pudo prever.
Entre las varias modificaciones que Salinas hizo a algunos artículos constitucionales se encuentra el realizado al 27, el cual obligaba de manera posrevolucionaria al gobierno a otorgar tierra de cultivo a cualquier persona que la solicitara, a subsidiar la cosecha del propio campo, se realizará ésta o no por parte del agricultor, actitud paternalista que para el 1988 le resultaba incosteable al país, a la vez que se aunaba el desarrollado de grupos oportunistas de poderosos políticos que traficaban con las necesidades agrícolas; lo más conveniente para motivar la inversión y el desarrollo del campo era capitalizar por parte de particulares púes pretender obtener ganancia de una actividad que no se realizaba como lo era la producción ejidal resultaba agresivo contra los interés que dieron origen a la revolución "la tierra es de quien la trabaja" y, atendiendo a los propios intereses de la posrevolución, se le permitió al campesino convertirse en propietario de la parcela para que pudiera de mejor manera obtener provecho ya fuera a través de su uso o de su renta pues anteriormente solo se le concesionaba el servicio de producción.
En las modificaciones de los artículos 3, 5, 27, 28 y 130 de la Constitución, Carlos Salinas a través de su partido PRI continúan con el legado Juarista al presentar las iniciativas que afectan a las relaciones iglesia-estado, permitiéndole a la iglesia tener una personalidad jurídica y como tal la adquisición de bienes muebles con los cuales podría pagar impuestos y contribuir con su poder adquisitivo en la producción nacional aunque de manera limitada.
A manera de conclusión puedo decir que gracias a la oportuna intervención de Carlos Salinas de Gortari en la política económica de México, el país pudo detener su caída libre en todos los aspectos que van desde la devaluación de la moneda, el paternalismo del gobierno en inversiones, la falta de democratización de los capitales, carencia de inversiones en la industria de productos y servicios, poca modernidad en la industria, poco riesgo en rejuvenecer a la administración pública y gracias a esa intervención en la reducción de la deuda interna y externa que para 1988 se situaban en 63 % del PIB a 22 % en 1994 y los intereses de 17 % a 9.8 % respectivamente.
Está actitud permitió posicionar a México ante el mundo como una nación de ejemplo en cuanto a su eficiencia, su competitividad y su productividad comercial, así como impulsar al sector privado en las actividades de desarrollo sociales principalmente en el apoyo de empleo productivo y de inversión extranjera al mostrar a México como punta de lanza en América Latina y como ejemplo ante los países socialistas de Europa, y el reconocimiento internacional por la apertura comercial y de inversión así como el reconocimiento del Banco Mundial por al transparencia con que fueron vendidas las empresas del Estado.
Los grandes cambios producidos en ese periodo le permitieron a Salinas contribuir también en los aspectos de Liberalismo Social a través del programa nacional de Solidaridad con el cual pretendía lograr la tan ansiada justicia social, programa que tuvo continuidad con Zedillo con el nombre de Progresa, de Fox con el nombre de Oportunidades y con Calderón con el nombre de Sedesol; permitiendo así dar inversión económica constante a través de los programas obligatorios del Estado marcados en la Constitución y la Ley Orgánica de la Administración Pública.
Autor:
Manuel Bernardo López