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Serpientes disfrazadas de seres humanos, la psicopatología del psicópata

Enviado por Felix Larocca


  1. La historia de Frank
  2. La neurociencia en el entendimiento de la patología del sociópata
  3. Hombre: Emperador Desnudo
  4. "Una Modestia Saludable"
  5. Bibliografía

Frank y yo nos conocimos durante mis rondas de oficial médico de la Marina de Guerra Norteamericana (US Navy) cuando yo hiciera visitas a los pacientes confinados al calabozo naval (brig) de la Base de Charlestón SC.

Fue una compenetración inmediata. Yo era joven, psiquiatra para el Comando del Sexto Distrito Naval, idealista, oficial de reserva y con mucho que aprender.

Mis años de residencia interrumpida me calificaban para mi rol. Pero, entrenado en una atmósfera clínica de pacientes de clase pudiente, entendía poco o casi nada, acerca de los trastornos del comportamiento — Frank, me atrajo por su apariencia. Alto, delgado, de piel negra clara. Con un porte distinguido y expresión espontánea y fácil. Detalles que conspiraban para que yo ignorara ingenuamente el vasto expediente de infracciones que, este marinero había acumulado antes, durante; y que seguiría acumulando después de su dada de baja del servicio militar.

Mi reacción inmediata, sentimental y estúpida fue la de pensar que Frank era víctima de algún prejuicio racial — recordemos, estábamos en el famoso sur de los EEUU.

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Cuando, hablando con mi esposa, nativa de Iowa, le presenté mis pensamientos, su respuesta fue lacónica: "no creo…"

No importa. Yo seguiría creyendo — y seguiría aprendiendo.

Fue en 1962, el año en que el mundo se estremeció víctima de la torpeza política de Fidel Castro, de la impulsividad de Nikita Khrushchev y de la arrogancia de JFK y de su camarilla de burócratas. Fue el otoño de la Crisis Cubana.

La historia de Frank

Nació en Biloxi uno de "muchos hijos", no recordaba cuántos fueron ni quiénes eran los papás de todos. Solamente sabía que "mi mamá parió muchos…"

Creció en el margen de su sociedad y a los 11 años ya había asaltado a una compañera de escuela para robarle el dinero del almuerzo. Su carrera de encontronazos con la ley, culminó en una decisión por un magistrado, de darle la opción de engancharse en el servicio militar o ir a la cárcel — optó por lo que creyera sería más suave.

Antes de proseguir, debemos de resaltar que, aunque la pobreza no ayuda a ser honesto tampoco es causa de la delincuencia. (Véase el clásico de H. Cleckley The Mask of Sanity).

Una vez que terminara su entrenamiento básico (boot camp), Frank reanudó su trayectoria de fechorías. La siguiente, de seriedad mayor que la anterior; lo que resultara, reiteradamente, en su envío a la cárcel militar.

Mientras era prisionero, todos los días aparecía puntualmente, a la consulta médica para quejarse de alguna molestia o de algún síntoma que le impidiera trabajar bajo el sol candente del sur.

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A veces sí, a veces no, le daba la anhelada excusa para permanecer en confort del aire acondicionado.

Ambos sabíamos de qué se trataba este juego — que casi todos los presos jugaban.

Frank demostraría, de modo extraño, su apreciación hacia mí. Le debo un favor.

Una mañana nuestro amigo pidió a mi asistente que se excusara para poder hablarme en confidencia.

Su solicitud fue concedida, porque creyéramos que iba a comunicarme algo relativo al tabú militar de la homosexualidad o que deseaba una consulta psiquiátrica en mi oficina de la Estación Naval.

Estaba equivocado. A continuación les repito nuestra breve conversación:

"Doctor [en la Marina a los médicos se les llama por su título, no por el rango], por favor, no beba el café" — que ya estaba listo delante de mí.

Cuando le preguntara cuál sería la razón para esta inesperada instancia. Me responde con pícara sonrisa: "Yo sé que usted no repetirá lo que aquí, en confidencia, hablemos. Yo lo preparé esta mañana y me meé en la urna".

En adelante; ni Jacobs, mi asistente, ni yo, tomaríamos el café matutino.

Frank recibió una descarga deshonorable y de él nos olvidamos…

Hasta que un día. En medio de la noche, recibí en mi residencia una llamada con cargo a mí. Era Frank.

Estaba en la cárcel de Beaufort esperando procesamiento por robo a mano armada.

Insistió en que yo manejara las tres horas de distancia hacia su destinación, le prestara el dinero para su fianza y que trajera conmigo una carta de referencia para cualquier futuro empleador.

Nunca el silencio, como respuesta, ha sido tan terapéutico, sino para el "paciente" — para mí. (Véanse mis artículos acerca de las aplicaciones del silencio en la terapia).

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Adelaide Johnson, acuñó el término Super Ego Lacunae, para indicar los defectos dispersos en el desarrollo moral de estos individuos.

Mientras que, en un tono más culinario, su colaborador S. A. Zurek, nos introduce a la metáfora de Super Ego-queso suizo. (Véase al respecto: Experience, Affect and Behavior por A. Johnson).

Cuando sufrimos una infección, cuando nos atacara el dengue, por ejemplo, hemos sido víctimas de uno de los imperativos de la Naturaleza, el organismo que nos agredió, lo hizo para sobrevivir. Y, aunque no nos guste, la supervivencia de todos los seres vivos, garantiza el equilibrio de los demás.

Pero Dios creó al ser humano con todas sus complejidades y con todas sus posibilidades, y con ello, Dios (¿o fue la Naturaleza?) nos complicaría nuestras vidas, cuando encontramos que, para algunos, la verdad es ficticia, la moralidad relativa, la mentira honorable y la manipulación aceptable. Sino todos así pensamos, así es como piensa el sociópata.

De acuerdo a investigaciones recientes se estima que un 4% de la población en Norteamérica y el Canadá son sociópatas. No debe de ser diferente en este país. Seres que crecen sin desarrollo moral y carente de conciencia. Seres que escasean de sentimientos nobles, empatía, o sensaciones de afección por animales o por otros seres humanos. Seres defectivos en un sentido especial.

Un sociópata se define como alguien que exhibe por lo menos tres de siete características que lo distinguen:

  • Inclinación al engaño

  • Impulsividad en sus decisiones y acciones

  • Falta de remordimiento

  • Uso de seducciones superficiales para lograr lo que desean

  • Asociación con personas que ignoran los valores representativos de la sociedad en que viven

  • Tendencia a querer imitar a los demás, pretendiendo refinamientos que les son ajenos

  • Exageración de sus posibilidades mientras que ignoran sus limitaciones, urdiendo fantasías exageradas para pretender logros, que para ellos, son inconcebibles.

Durante su desarrollo infantil y durante la adolescencia, estos muchachos (porque en su mayoría son varones) sufren de baja autoestima, logran poco en la esfera académica, hacen a las circunstancias responsables por sus deficiencias y engañan a quienes pueden, sin pensar en las consecuencias de sus perfidias.

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Cuando lo logran, tratan de manipular a los demás apropiando discretamente aquello que no les pertenece. Pueden tratar de no retornar cambio debido, por dinero que se les ha confiado. Experimentan a ser audaces, inclinándose a tentar su suerte en juegos de azar, en los que hacen trampas. Les gusta apostar, porque es posible ganar algo sin esfuerzo y con astucia pretendida — lo que nunca piensan es que en lugar de ganar, les toque perder. Cuando jóvenes, prefieren que se les vea en compañía de individuos de mayor edad, estableciendo relaciones sexuales tempranas, aunque no sepan lo que significa el amor por otros. Como mienten habitualmente, el robo es una tendencia que les afecta con la disposición a la decepción que los caracteriza.

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En sus inseguridades se anida un sentimiento de miedo al fracaso que se compensa con una falta de anticipación a consecuencias negativas y adversas a sus agravios. Peor aún, cuando la disciplina merecida se les impone, por sus yerros, tratan de circunvalarla para lograr, por medio de la tergiversación de hechos, salirse con las suyas. Cuando se les sorprende, se justifican vía el uso de excusas banales, mientras que en lugar de remordimiento se dedican a evitar ser atrapados en futuras acciones similares, ya que el remordimiento les elude. Aprender a ser morales es algo que, nunca pueden lograr, por su impulsividad característica y falta de capacidad introspectiva.

Nunca se benefician ni por la experiencia ni por el castigo. A veces, parece que les gusta meterse en líos, para experimentar el logro de salir airosos.

Les fascina el dinero, porque piensan, que tenerlo, los hace grandes. Pero es triste, porque los más inteligentes de los sociópatas que en nuestro medio conocemos; se tornan políticos, economistas, sacerdotes meretrices, banqueros, cambistas, leguleyos venales y usureros. Lo que constituye en sí un espectáculo poco impresionante desde el punto de vista ético/moral.

Por ser impulsivos la experiencia de las drogas permanece muy cerca para ellos, especialmente cuando son jóvenes. Porque en un esfuerzo a modular sus ansiedades incontrolables todo lo que es expediente les atrae. Percibiendo que la solicitud de asistencia para resolver sus problemas puede ser interpretada como una debilidad, evitan confiar en sus mayores o en quienes sean más versados, terminando siendo víctimas de los "consejos" de sus amigos, similarmente en conflicto con la autoridad, la sociedad y el destino.

Por carecer de la capacidad moderadora de los impulsos que se anida en las áreas prefrontales del cerebro, viven un mundo de envidia y de resentimiento escondidos por no ser lo que nunca lograrán ser, donde quiera vivan, respetados. Porque, si es verdad que los banqueros y los políticos corrompidos escapan a la justicia, asimismo es verdad que lo que no logran escapar es el juicio de la historia ni el rechazo de las personas decorosas.

El sociópata no es una serpiente o víbora venenosa que vive muy lejos de nosotros en lugares remotos. No, este reptil vive en nuestros vecindarios, es miembro de nuestras iglesias, maneja nuestros bancos y, a veces enseñan a nuestros hijos.

Este camaleón es tan ubicuo como es mimético, ya que con sonrisas hechiceras trata el mesmerismo seductivo e hipócrita para de todos aprovecharse. A quienes así son, no se les debe confiar, porque, siendo perversos, aun de su pobres papás e hijos se aprovechan con actitud de inocencia. (Véase: The Sociopath Next Door por M. Stout).

Porque en ellos, las áreas de sus cerebros donde residen el juicio y la razón son tan limitadas como atróficas, lo que los domina es aquello que emerge del caldero hirviente de sus cerebros rastreros. Placer y odio. Pasión y envidia. Pero, más que nada, miedo y cobardía.

La sociopatía es muy cercana al narcisismo patológico, o síndrome de Dino. Siendo una tragedia moral cuando las dos serpientes cohabitan en la misma carroña.

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La neurociencia en el entendimiento de la patología del sociópata

Desde que Freud publicara el Proyecto para una Psicología Científica en el año 1895 mucho progreso ha ocurrido ya que los métodos y los usos para el psicoanálisis han cambiado tan profundamente, como igualmente ha cambiado el campo de la psiquiatría, el que ahora es considerado extensión directa de las neurociencias.

Entendemos que nuestras emociones son reguladas por las actividades de las células del cerebro que, entre sí se comunican por medio de las actividades de los neurotransmisores. Esas células poseen funciones determinadas por la ontogenia, la filogenia y afectadas por el entorno. Si a ello se añade el impacto de los efectos y esfuerzos de quienes al niño enseñan, educan y protegen; y se toma en consideración el balance emocional de la persona, se puede comprender sin esfuerzo que las tendencias del sociópata están afirmadas de modo indeleble en sus cerebros y que su erradicación es opuesta por el hecho de que son circuitos congénitos cuyas funciones reverberantes, cuando se estimulan, fácilmente conducen al descontrol y a la disrupción total del equilibrio psíquico.

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¿Por qué es necesario para todos entender al sociópata? Porque el sociópata como los animales predadores se alimentan de nosotros en una diversidad de maneras. Nos engañan, cuando pueden, nos injurian y siempre nos usan para sus fines soeces — si es que somos tan ingenuos que en ellos creemos.

Nunca expresan lo que sienten — no haciéndolo, porque no sienten. Confían en que somos simples y con ello tratan de engatusarnos para servir sus propósitos. En caso de necesidad, pueden decirnos que desean ayudarnos, cuando en realidad desean de nosotros aprovecharse. Pero, todos, si nos necesitan, esperan que los ayudemos incondicionalmente.

Antes de concluir, y para completar esta lección, aquí reproduzco una síntesis de una vieja lección, traducida, que presentara en Australia.

Hombre: Emperador Desnudo

Dr. Félix E. F. Larocca

Desde que el poeta-filósofo norteamericano Robert Bly "revelara" en sus escritos, el hombre a sí mismo. Alrededor del mundo, se han iniciado movimientos, para asistir en sus ansiedades, a los miembros de un sexo que ahora se siente desolado, malentendido y confuso. Un sexo que antiguamente se conociese nada menos que con el nombre exaltado de "el sexo fuerte." El sexo masculino… el hombre. (Véase: Iron John: A Book About Men por R. Bly).

En este preciso momento de nuestra historia; la mujer, habiendo redefinido su rol pasivo, y habiendo redescubierto sus capacidades innatas para ser independientes y asertivas, ha dejado al hombre por detrás, y éste se encuentra pasmado por sus inesperados hallazgos.

Veamos algunas estadísticas:

  • ? El hombre, de promedio, vive seis años menos que la mujer.

  • ? De modo rutinario, el hombre falla en su esfuerzo a crear relaciones estrechas; pero es la mujer la mujer la que inicia 80% de todos los divorcios.

  • ? Los hombres son perpetradores del 90% de los actos de violencia, y constituyen asimismo el 70% de las víctimas de éstos.

  • ? En la escuela, los varones representan el 90% de los problemas con la disciplina y 80% de los problemas con el aprendizaje.

  • ? Los hombres abarcan más del 90% de la población reclusa en las cárceles.

  • ? Entre las edades de 16 y 60 años el suicidio constituye la principal causa de la muerte para el hombre.

Parece ser, que, destinados a vivir en la búsqueda de alimentos para la tribu primordial, y a menudo, obsesionado por las demandas de conquistas y de las guerras colectivas; el hombre dejó que sus capacidades para la intimidad se marchitasen o se resecasen.

De acuerdo con Steve Biddulph, el psicólogo australiano lanzador de un movimiento de soporte mutuo, de tipo Bly, en ese continente: "Los hombres, no poseen una vida propia. En su lugar, ellos aprenden a fingir [que la tienen]. Mucho de lo que ellos hacen es simplemente para impresionar. La mayoría de las mujeres no son así. Ellas actúan más por sus sentimientos y espíritu… ellas saben mejor qué es lo que quieren y hacia dónde se dirigen".

Se acepta generalmente, que los hombres carecen de la capacidad para fomentar amistades estrechas y para formar vínculos íntimos con los miembros de su propio sexo. Muy a menudo, el hombre pasa su vida pretendiendo ser feliz consigo mismo, con su familia y con sus amigos.

El humor, es usado muy a menudo por los hombres para disipar el dolor. A los hombres no les gusta exhibir sus debilidades y sus fallos. En ese aspecto las mujeres son diferentes… ellas prefieren llorar abiertamente… mientras que el hombre lo hace a escondidas.

El problema que existe, tiene antecedentes históricos, ya que el papel del hombre ha cambiado desde el comienzo de la Revolución Industrial. De antaño el hombre enseñaba a sus hijos (varones) el arte de la caza, de la guerra de la conquista y de la defensa. Ahora, el hombre dedica muy poco tiempo (porque ni lo tiene ni es necesario) a instruir a su prole. En Australia, el padre dedica un promedio de seis minutos al día a sus hijos.

El padre remoto despierta sentimientos de angustia y de resentimiento en el hijo varón. Las mujeres, parecen tener una mayor facilidad en ser acercadas por las hijas [cuando tienen problemas] que los papás.

Frustrados con su pérdida progresiva de preeminencia y, a menudo, disminuidos por el éxito inaudito e inesperado de la mujer; el hombre se "pierde" en un esfuerzo a revivir épocas pasadas donde gozaban de mayor importancia y aún de significado… Esta es una de las causas del resurgimiento de los movimientos paramilitarcitas y machistas en los EEUU. Hombres que se lanzan al combate de molinos de vientos, por ellos mismos manufacturados. De aquí, también se derivan las llamadas "crisis de la edad media;" Período, durante el que — temiendo la pérdida o la disminución de sus potencias sexuales — el hombre se arroja a la conquista banal de mujeres más jóvenes y visiblemente en conflicto anacrónico con su etapa en la vida. La prostitución y la industria pornográfica, desafortunadamente, son casi exclusivamente del dominio masculino. (Véase mi artículo acerca de la andropausia).

En su rol de proveedor exitoso, el hombre, a menudo falla en fomentar relaciones estrechas y cariñosas con sus hijos. Es como si fuera, que el hijo nunca debe de atreverse a gozar de más éxito que el de su papá. Freud, decía que a eso puede deberse, la mayor tragedia entre padres e hijos [varones]: la de permanecer extraños. (Véase mi artículo acerca de las relaciones triangulares).

El "modelo" del padre tribal y paleolítico, era (probablemente), uno de un papá capaz de ser cariñoso y sincero. Un papá que compartía, con la mujer de su vida, el soporte total de los hijos y que fomentaba los aspectos psicológicos de esa relación. Era padre, guerrero, sacerdote y hechicero. (Véase: King, Warrior, Magician, Lover por R. Moore).

Ahora, el hombre está desorientado en una búsqueda ansiosa y sin derroteros… como si fuera nave al garete…

Biddulph asevera lo siguiente: "Ya que tenemos problemas mayores en esta década — con la endemia de crimen y de violencia, con la fragmentación de la familia, y con dudas [que son serias] acerca de la capacidad de nuestro planeta para sobrevivir — entonces, tal vez, un cambio en la actitud de los hombres (la mitad de la raza humana) puede que sea parte de la solución para los mismos problemas".

En todo estamos de acuerdo. Pero, en nuestra experiencia, este objetivo solamente puede lograrse si el hombre reconoce e involucra a la mujer, en lugar de tratar de formar grupos machistas de soporte mutuo para revivir el drama presente de nuestras existencias precarias.

Para concluir la lección de hoy, reproducimos, en parte la traducción de un artículo que apareciera en la revista Times el 12 de agosto del 1957 en honor a las labores de Adelaide Johnson.

"Una Modestia Saludable"

"Dos psiquiatras de Minnesota la pasada semana publicaron una teoría controversial y asombrosa acerca de las deviaciones sexuales.

"Los psiquiatras, la Dra. Adelaide Johnson y el Dr. David B. Robinson profesores de la Universidad de Minnesota y de la Clínica Mayo, respectivamente, aseveran que las deviaciones sexuales son resultado de la crianza de los niños por padres cuyas deviaciones provienen de sus propios padres y así sucesivamente.

"Bajo desviaciones sexuales ellos incluyen todas las formas de comportamientos sexuales aberrantes, que hoy agrupamos bajo la categoría de las parafilias.

"Los investigadores expresan alarma ya que la interacción poco saludable, que ellos llaman "seducciones", por los progenitores, puede extenderse desde las caricias sugestivas hasta el incesto en sus formas más obvias.

"Asimismo objetan a la manera franca y provocativa con que algunos padres introducen a los hijos a la educación sexual. Bajo el disfraz de ser cariñosos y solícitos. Varones y hembras son bañados por padres, a menudo del sexo opuesto, aun cuando ya son adolescentes.

"Otros inspeccionan los genitales del niño, de manera seductiva, mientras que otros duermen con los hijos, conscientes de que los hombres experimentan erecciones durante el sueño normal.

"Estimulados por estos comportamientos por parte de sus padres, el niño no encuentra salida para la descarga de su estímulos sexuales. Eventualmente, la frustración crece y la rabia consecuente forzar al joven en una de dos direcciones posibles. Una es la regresión a la seguridad de comportamientos infantiles previos. La otra es agresión física contra la mujer. Ninguna de las opciones resuelve la rabia ni disipa los instintos sexuales sobre estimulados y fuera de control".

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Esta porción de la entrevista con los expertos nos sirve para introducir un caso de la sociopatía que tuvo su origen en la infancia.

El caso de Eddy

Nosotros apodábamos en nuestra clínica al hijo único, de una anfitriona del Playboy Club que fuera abandonada por el consorte: El Síndrome de la Bunny.

Una mujer hermosa, joven y seductiva, arrastrando la carga de un hijo varón totalmente fuera de su control.

Eddy nació a una mujer soltera que cantaba en la farándula del rock and roll.

Madre bien parecida, sexy y devota a su único hijo a quien ella vestía como Elvis y a quien dispensaba todos sus caprichos.

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Desde muy temprana edad Eddy era violento, agresivo e insolente. Atacaba sin provocación alguna y anhelaba ser infante de marina para ir al combate a matar a esos "hijos de p…"

Muy pronto lo expulsaron de varias escuelas, siendo internado en un centro para el tratamiento de juveniles, luego de agredir una maestra, armado con un cuchillo.

Su estadía en el centro fue breve.

La mamá se las arregló para organizar su escape y lo mudó al Canadá donde vivieran los abuelos.

No cumplía dieciséis años cuando las autoridades de Montana pidieran una copia del archivo de Eddy. Allí estaba encarcelado por haber violado, mutilado, y decapitado a una pobre anciana.

En resumen

Porque la definición es imprecisa, ya que los ricos y los que pueden montar buena defensa legal eluden el diagnostico y el castigo; todavía permanece una entidad que aplicamos en principio solo al pobre y al indigente.

Por ello es necesario que todos los reconozcamos. Lo que constituye un buen punto de partida.

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Bibliografía

Suministrada por solicitud.

 

 

Autor:

Dr. Félix E. F. Larocca