INTRODUCCIÓN
Tantos años han pasado sin que yo haya olvidado el más mínimo detalle de mis experiencias en el Oriente Colombiano. Cuarenta y cinco años transcurrieron para decidir la escrita de estas páginas sobre algunas de mis experiencias, conocimientos o aprendizajes de culturas que la globalización día a día, tiende a cambiar el paisaje y sus costumbres.
Aún existen antiguos lugareños que en medio de la nostalgia, evocan los tiempos idos de los que hablo y retrato en mi soneto.
Quizá existen algunos reductos en los confines más profundos donde la autenticidad del paisaje, y las costumbres que conocí, aún se conserven.
Le colocaremos música de fondo; donde se escuche el arpa, el cuatro el tiple y las maracas.
Los videos siguen indelebles en las telas del infinito, donde para Dios nada es ignorado.
Y lo que está gravado en nuestra mente, jamás estará olvidado.
Aquí en el Tolima grande también hay cosas bellas para contar; y en el poema dedicado a esta tierra, también tendrá el acompañamiento de su música folclórica que igualmente le da el color y sabor de tierra Colombiana.
UN SONETO POESIA Y PROSA
Salí de mi amada Neiva, más o menos a los veintiún años.
Por culpa de las mujeres, expertas en los ¡engaños!
Desafié al destino que Dios me había deparado, sin entender yo, que el camino ya estaba trazado
Al Vichada llegué y de la civilización, quedé desconectado;
fueron los Guahíbos quienes con su amistad, hospitalidad,
me acogieron extasiaron…
Por la mañanita observé al sol grandeRadiante, iluminado.
Vi al astro atardecer entre arreboles, agigantado en un cielo rojo, rojo encarnado.
Más luego llegué al Meta para lidiar con ganado;
con un patrón Doctor, que al Sena había desfalcado.
Me echaron del Hachón, por bueno, por honrado…
Pues no quise alcahuetear, a ese bribón descarado
Mi disgusto fue grande, la injusticia me había ganado
Lo desafié a un duelo, con un treinta y ocho cargado;
para mostrarle al villano, qué es un huilense enojado!
Ese mismo día trabajo ya había encontrado;
para laborar en salud como malario consagrado,
a combatir el paludismo en Casanare, Meta, Vaupés y todo el oriente infectado.
Navegué por el Guaviare, supe qué son cachiveras, varaderos y raudales,
Comí muchas clases de mariscos; mañoco y casabes. Dormí en grandes malocas, y en chinchorros de cumare.
Aprendí a cazar con Guayaberos y Tukanos, a pescar con el arpón.
Me entrené a conducir canoa, con astucia y atención.
Recorrí la serranía donde habita el jaguar, la pantera y los pumas!
Conocí al bello paujil, adornado de negras plumas.
Quise conocer la madre – monte, para refugiarme en su
abundante cabellera!
Quería hacerla sentir bien sexi, y no esa temible fiera! Después, exploré el Casanare.
Visité a Tauramena, Monterrey, Villanueva, y donde el oro negro, a borbotones sale!
Bajé a las sabanas; bañadas por el rio Cravo, Charte, Uejar,
Unéte, Chitamena, Caño Güira y el Cusiana!
Me hospedé en casa de Álvaro parra, Guadalupe Salcedo y los Bautistas;
Próceres de la revolución del llano, liberales aunque no comunistas.
Cabalgué por los caminos que atravesaban los esteros;
sintiéndome embebido por los paisajes llaneros.
Escuché al carrao con su triste canto, vi al pato real, al güirilí, al carretero, y a las aves emigrantes;
Todo como obra de Dios, en su bello y Divino arte!
En un carrizal, observé al garzón gigante, al oso palmero erguido de pié;
temerario y desafiante!
En la sombra de un guarataro un potro negro azabache!
y a la distancia unos cuantos venados pasteando juntos,
con un oso hormiguero o guache.
Debajo de un matapalo, un chácharo masticaba una mapaná.
Qué animal tan geróstico, atrevido por demás!
Cabalgando en la mañana bordeando los surales, divisé trompillos y corozos;
de un comején salían, los cucarros ponzoñosos.
Muchas veces en penumbras llegué a viejos fundos y antiguos hatos.
Arrimando a la talanquera saludaba con respeto y con recato.
Pasando largos minutos, un silencio sepulcral sin señales ni respuesta…
De pronto se escucha la pauralata, canta sin ser descubierta!
El firmamento relampaguea amenazando con una posible tormenta;
Con decisión entro, prendo la linterna, alumbro en el entorno,
encontré un viejo jagüey; cubierto de algas de hojas y de escombros.
Pude comprobar, que se trataba de un lugar deshabitado.
La modernidad los motivó a trasladarse para otro lado;
Empero a pesar de esa ausencia del habitante inveterado,
en las praderas hace presencia, la graciosa madre del ganado!
Rancho antiguo con registros akásicos de pasados avatares;
evocando aquellos tiempos de alborozo, parrandones y pesares…
–Pija chico! aliste el corral para que entren las machiras bestias, que a las tres de la mañana,
partiremos para los lejanos sabanales.
La gritería de los vaqueros, el mugir de los cementales!
castrando, marcando los orejanos,
escogiendo de la vacada vieja y gorda, una res de la que comerán,
los blancos, los vaqueros, y algunos animales.
Todo el movimiento que hizo el hato bullicioso con
peones y candores,
hoy sufre un cambio de soledad, quietud, silencio, sinsabores…
Con un patio sembrado de tumbas de abolengos con primores,
fueron generosos, hospitalarios, bailadores y cantores!
Sacudía la mesa y un taburete del polvero, y encendiendo una vela,
organizaba mis documentos contemplando una vieja cartuchera.
Desensillaba mi mula, –no me perturbarían los mal llamados muertos!
Pues si algunos de esos difuntos en espíritu ahí se han quedado,
yo me los imaginaba, contentos por tener un visitante encarnado.
Yo no creo en almas yertas de los llamados finados! Pero sí en los espíritus, que continúan muy vivos,
vivos en el otro lado!
Después de larga jornada, donde cercas o alambradas no encontré,
al lejano Hato de los Lobos por la tardecita llegué.
El encargado muy atento, instrucciones claras me dio a saber,
-Ten cuidado camarita! con el Caribe y el guacamayo. En un simple descuido te hacen colgar los guayos.
Mucho ojo con la cuatro narices la sapa y la mapaná, si te llegan a morder, derechito a la tumba vas!
Pero también con ese insecto llamado Yatirana! El pene se te esponja! se te inflama;
a pesar del fuerte dolor, se te alborotan las ganas.
Si no consigues hembra, la muerte, por el afrodisiaco te gana.
En época de invierno la sabana se inunda, no corre brisa;
en el horizonte se ocultan, nubarrones a prisa!
En tiempos de verano el cielo está límpido; soplan vientos…
Los caminos están secos; trillados y polvorientos!
Crucé una madre vieja sombreada por morichales. se asoleaban las icoteas y con ellas las galápagas, enfrenté a una anaconda, constrictora de animales!
Atravesando la sabana, una gran tempestad me alertó! Se oyeron truenos, relampaguearon centellas,
sobre unas palmas de corozo, un rayo cayó!
matando cinco vacas, de eso me salvé yo.
En las playas del Upia, del Cusiana, Meta y caño Nare, las gaviotas con su enojo, muestran ser territoriales.
Por un camino distante corre y canta el alcaraván;
desconociendo viajeros errantes, que por esos senderos van!
Cae la noche oscura, húmeda, presagiosa! corea el sapo vaquero, aparece la bola de fuego, como bella y fulgurante diosa!
Sorpresivamente, vi la candileja entre chocando sus tizones!
Desafiando leyendas, o mitos sin razones!
Las Ondinas son espíritus que en el agua está su hogar;
bellas ninfas y sirenas con perfumes de azahar!
En las noches tormentosas chilla el pollo; se escucha el silbador algo más!
Pues no es mito ni leyenda, es la pura realidad!
No obstante, a ese jodido del diablo nunca vi!
Es invento de los profanos, imaginación, mística con frenesí!
–Siga camarita! desmonte desensille y guinde donde quiera!
Es el saludo del filántropo llanero que por sus tradiciones,
en otras tierra nunca viera!
–Muchas gracias mi caro amigo!
traigo hamaca mosquitero en la magalla. También velas naipes y dados!
Jugaremos toda la noche, hasta terminar bien trasnochados!
—Ven catire, sigue sin pereza, a comer topocho, carne, café amargo,
que está servido en la mesa.
Las cachirres y chigüiros son comunes, y se encuentran por doquiera!
Quise concientizar al cazador, para que no los extinguirá!
No como caripiare, morroco ni mono araguato!
Me recuerda la sobrevivencia, del guerrillero en el bajo pato.
En una macolla de guafa, una lapa y un picure se habían engaritado;
por culpa de cazadores, venidos de otro lado.
Fueron años aprendiendo la cultura y el lenguaje del llanero.
Son dramas, episodios, escenarios, donde no falta el caballo y el sombrero.
Gratos recuerdos, que siempre están indelebles en mi mente con firmeza!
Aprendí a convivir sin miedo, con los espíritus de la naturaleza!
Así fui olvidando un pasado de traiciones y tristezas….
Una noche de plenilunio, en la sabana plácidamente dormí…
Arrullado por los Nomos, por las Hadas, con aromas a jazmín.
Desinteresado en buscar amores, por entregarme con fiereza,
para dedicarme al servicio, con humildad y con modestia!
–Señora: –Tómese estas tableticas de aralen, araplin y piramitamina;
mañana estará usted sana, contenta cantando en la cocina.
Un veinticuatro de Diciembre, de Santa Elena, partí para Chavinave.
Me recibió Rufino Lara, muy contento el me dijo:
–bien venido catire al Casanare! des-ensille y guinde junto a mí!
Cuénteme de su tierra todo lo que usted sabe!
La tertulia fue muy larga, y con el cantar del gallo, por fin me adormecía.
Soñé con un negro guando que risueño me hablaba, con cordura y cortesía:
–A tí, yo no te espanto ni de noche ni de día,
porque yo como difunto, conozco como es tu estilo de vida;
el destino te invoca a escribir los misterios de esta región,
que para muchos es desconocida!
–Los amo! los respeto como los médiums emisarios, pues nosotros comprendemos cómo son de necesarios.
Volví a mi pueblo, no como el hijo prodigo; venia fortalecido, contando anécdotas.
Enigmas, experiencias, bellos recuerdos de prodigiosas tierras!
Evocando pasajes de filántropos llaneros,
su folclor, su candor, y también sus rezos misteriosos y hechiceros!
No volveremos a ver, pastando al criollo rojo san Martiniano;
estos desarrollaron genes resistentes al invierno, al verano
Son culturas diferentes, la del Huilense y la del llanero!
Allá zapatean joropo;
aquí, se baila bambuco y sanjuanero!
Allá se sirven allácas; Aquí, tamal y bizcochuelo! La carne asada en la hoguera es ícono del llanero!
Acá, el asado de cerdo, la lechona y el cordero! Allá la canción bandera es Alma Llanera!
Aquí! es la canción del barcino, con el folclor y su casta fiera!
Allá acompañan la carne con topocho, Aquí, el chocolate con bizcocho.
Allá se aprecia el sombrero pelo de guama.
Acá el Palermo, el suaza que por lo fino, alcanzó mucha fama.
Allá se escucha el lamento de ese día fatídico, en quebrada blanca!
Acá, de Armero, añoranzas; tristes recuerdos de lo que otrora fue,
la bella ciudad blanca…
No quiero dejar pasar, un importante detalle, es que esta cultura, es del Tolima grande!
De regreso, encontré a una chica que no por el acaso, en mi casa estaba!
Sentí un fuerte impacto en mi alma atribulada!
¿Seria la esposa que el destino me deparaba?.
Hablamos de casamiento para nunca terminar!
con un ramo de orquídeas yo la llevé al altar!
Han pasado tantos años, cuarenta y algo más!
Rodeados de hijos y nietos amando la vida, y logrando vivir en paz…
La juventud es bella, ilusa y de quimeras!
pues los años vienen galopando con ímpetu de fiera!
Ya pronto, viejos con menos vida,
nos miramos al espejo con tristeza y melancolía….
Si el encanto corporal fue parte de nuestra gran felicidad,
la experiencia y la madurez embellecen el Alma, para toda la eternidad!
Mi corazón está en el Llano, el de mi esposa en el Huila!
Escuche lo que ella dice, como opita encantada!
–Del conjunto de paisajes, la gastronomía, y la cultura de otros tiempos, no de la importada!
–Detesto la pantalla chica, y también los medios de comunicación,
Pues trajeron los enlatados gringos, y desordenaron la nación!
–Aparecen los metaleros; entre estos, cocaineros, sin duda marihuaneros!
Traen piercins, aretes, tatuajes, yines rotos, mechas largas, luengas barbas,
Algunos satánicos grafiteros, que para lo sociedad, es una terrible carga..
–Disfrutamos de la música y canciones de Jorge Villamil Cordobés,
Silba y Villalba, Álvaro Córdoba, Garzón y Collazos, Emeterio y Felipe los Tolimenses,
Empero son muchos más, los cantores huilenses!
–Ahora pongan atención amigos, que les hablaré de esta grandiosa tierra!
Donde suena el sanjuanero, a pesar de vivir en guerra!
–Cruza un rio grande con recuerdos y quimeras, trae aroma de caña, del pindal y platanera;
Es el rio de las espumas, oh! majestuoso Magdalena!
También tenemos desierto, el desierto de la Tatacoa! Allí encontramos grandes fósiles, de dinosaurios, y de una prehistórica boa.
Un volcán nevado que desde Neiva se divisa!
En un cielo azul despejado, con aires de sonrisa!
Una gran represa profunda ancha y agitada! como un gran centro turístico,
con plato, de patacón, mojarra frita o azada!
Y qué decir de llano grande, llanura bella! con sus vegas y platanales,
donde también reverdecen, sus exuberantes arrozales.
De las empinadas montañas, el viento trae olor a panela y café!
Sus variados frutales, que por doquiera usted ve!
De Neiva al Espinal en las llanuras aradas y extensas, ajonjolí, algodón vino de palmas,
todo trabajado, por la raza de los Coyaimas.
Aquí abundan las orquídeas las amapolas y las rosas, Son paisajes de acuarelas colmados de mariposas!
Hay muchas lecherías y el ordeñador, de esta leche cuaja!
El pescador duerme en su bohío, techado con palma, encerrado con barro y paja!
Allá cerca a Natagaima, se aprecia el cerro de Pacandé! Y en el copo de un guayabo, canta el pájaro diostedé!
¿Y la música? Muchos son los instrumentos para cantar rajaleñas:
El tiple, la guitarra, la puerca, la carrasca, el chucho, las maracas, la tambora!
Para aquellos que acompañan, con una voz vibrante y sonora!
Están las bandas de viento que tocan en las corralejas! Con toros mañosos y bravos, de los que no cortan rabo ni orejas!
Tenemos caballos diestros de paso, y otros en los que montan buenos vaqueros!
Con rejo de cuarenta brazas, enlazan, arcionan, sacando humo con olor a cueros!
Y si hablamos de mitos y leyendas,
Aquí abundan más que las malas yerbas.
Dicen que existe el Mohán, el Duende y el Tunjo de Oro,
No los he visto jamás! empero tampoco los ignoro.
Y así Amigos llaneros; del Tolima grande, les conté muy pocas cosas!
Yo los invito a que vengan, a estas tierras prodigiosas…
Las narrativas aquí expuestas no son imaginación ni desaciertos.
Solamente testimonios, que no son ciencia ficción, ni cuentos….
Libartm.
GLOSARIO
Teniendo en cuenta que gran parte del vocablo del llanero no es muy conocido fuera de esa región, consideramos necesario presentar un glosario que por lo regular son modismos criollos y que a la vez hace parte de su estilo de vida y su folclor.
Cachivera- remolino y especie de catarata
Varadero- parte extremadamente ancha y baja de un rio Raudal – parte corrientosa agitada ondulada de un rio Marisco – carne de animales silvestres
Mañoco– afrecho de la yuca brava, residuo del casabe producto indígena
Cumare –palma de la cual se extrae la fibra para confeccionar de manera artesanal hamacas. Tukano– etnia del Vaupés
Guayabero– etnia del Vaupés Estero– lago temporal de invierno Carrao – ave cantora canto nostálgico
Guirili – patico silvestre de las pampas llaneras Carretero — patico silvestre que habita en los esteros. Carrizal — guaduilla, sirve para confeccionar instrumento musical.
Guarataro — árbol frondoso de mediano tamaño, Matapalos – arbustivo planta parásita
Chácharo — variedad de cerdo salvaje de la familia del cafuche.
Mapaná –serpiente larga delgada agresiva Sapa— serpiente con aspecto de cobra. Cuatronarices—la serpiente talla x Pija—sentido de admiración.
Blancos — los patrones, dueños de Hatos venidos de otra región.
Geróstico –calificativo que indica feo, asqueroso.
Surales — terreno plano accidentado en forma de profundas zanjas
Trompillo —mediano árbol. Cuyos frutos son como pequeños trompos.
Corozo – palma de cuesco muy común también en el plan del Tolima.
Fundo —minifundio o finca. Hato —Hacienda latifundio. Pauralata —ave de canto triste. Jaguey, –poso, cisterna, aljibe. Caribe —Piraña.
Machiro—malicioso, desconfiado, arisco. Guacamayo — temblador, pez eléctrico.
Yatirana — el incesto llamado Machaca. Su veneno es de gran poder afrodisiaco.
Madre del ganado —Vaquilla bella y graciosa, espíritu elemental.
Registro Akásico — videos en el éter universal, en las telas del infinito.
Madrevieja —antiguo cauce de un caño o rio desviado. Moriche palma de hoja ancha propia de los humedales. Icotea —tortuga con morfología extraña, fea.
Galapaga –tortuga común. Alcaravan –tare, pelaronzo.
Bola de fuego – semejante a un balón encendido. Elemental del orden de las salamandras.
Candileja —elemental del orden de las salamandras.
Hondinas – espíritus elementales de los ríos y los mares. Del orden de las ondinas
Pollo de viento — espíritu elemental del orden de las sílfides.
Silbador – espíritu elemental del orden de las sílfides Camarita —diminutivo cariñoso de camarada. Guindar —colgar, amarrar hamaca.
Jodido –- tipo, individuo, persona admirable o destacada. Magalla — funda alargada en la que se guarda la hamaca y otros pertrechos.
Se coloca en el anca del caballo Catire —persona de piel blanca. Topocho —cachaco, popoche.
Cachirre —babilla familia de los anfibios. Macolla de guafa—mata de bambú Caripiare –lagartija de gran tamaño
Lapa —boruga
Picure —guara, ñeque.
Morroco —morrocoy quelonio de gran tamaño Araguato —mono cotudo, en coro se escuchan como si fuesen marranos.
Guando —fantasma asustador.
Encargado—- Mayordomo, Administrador.
Allacas –especie de tamal alargado con fórmula un poco diferente al tamal huilense.
Autor:
Libardo Trujillo Medina
Neiva Huila
Junio, 2014