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Poemas de Andrés Eloy Blanco (Venezuela)

Enviado por Edgar Tovar


Partes: 1, 2

  1. La renuncia
  2. Las uvas del tiempo
  3. El río de las siete estrellas
  4. Invocación al dios de las aguas
  5. La órbita del agua
  6. Angostura
  7. Evocación indígena
  8. La barca futura
  9. La barca del pasado
  10. Orinoco
  11. Bestiario
  12. La raya
  13. El temblador
  14. El caribe
  15. El boa
  16. El mono
  17. Las garzas
  18. Los tributarios
  19. Canto de los hijos en marcha
  20. Soneto de la rima pobre
  21. Píntame angelitos negros
  22. A Florinda en invierno
  23. A un año de tu luz
  24. Ayer vino la paloma…
  25. ¿cuántas estrellas tiene el cielo?
  26. El dulce mal
  27. La mujer de sal
  28. La vaca blanca
  29. Luna de abril
  30. Miedo
  31. Murió de nuevo un día… yo la amaba…
  32. No son para la lira manos que odian la calma…
  33. Primera estación
  34. Silencio
  35. Tránsito de un retrato de novia
  36. Coloquio bajo la palma
  37. Coloquio bajo el olivo
  38. Mirada
  39. Palabreo de la alegría pérdida
  40. Palabreo de la recluta
  41. Coplas del amor viajero

Parte I (Venezuela)

edu.red

Andrés Eloy Blanco Meaño  nació en Cumaná (Venezuela) en 1896. Abogado, Escritor, Humorista, Poeta y Político Venezolano.

Fue ensayista y escritor de narrativa y poesía y formó parte del Círculo de Bellas Artes de su país. Entre sus obras más famosas se encuentran "Canto a la Espiga y al Arado", "El huerto de la epopeya", "Tierras que me oyeron", "A un año de tu luz" y "Giraluna".

Conquistó la fama tras ser consagrado ganador del Concurso Hispanoamericano de Poesía de la RAE, en el año 1922.

Además de escritor se dedicó a la política y es uno de los fundadores del partido denominado Acción Democrática y colaboró con la campaña de Rómulo Gallegos; pero pocos años después el partido es disuelto por una falta de cohesión entre sus integrantes.

Andrés Eloy Blanco falleció el 21 de mayo de 1955 en Ciudad de México.

LA RENUNCIA

He renunciado a ti. No era posibleFueron vapores de la fantasía;son ficciones que a veces dan a lo inaccesibleuna proximidad de lejanía.Yo me quedé mirando cómo el río se ibaponiendo encinta de la estrella…hundí mis manos locas hacia ellay supe que la estrella estaba arriba…He renunciado a ti, serenamente,como renuncia a Dios el delincuente;he renunciado a ti como el mendigoque no se deja ver del viejo amigo;Como el que ve partir grandes navíoscomo rumbo hacia imposibles y ansiados continentes;como el perro que apaga sus amorosos bríoscuando hay un perro grande que le enseña los dientes;Como el marino que renuncia al puertoy el buque errante que renuncia al faroy como el ciego junto al libro abiertoy el niño pobre ante el juguete caro.He renunciado a ti, como renuncia el loco a la palabra que su boca pronuncia;como esos granujillas otoñales,con los ojos estáticos y las manos vacías,que empañan su renuncia, soplando los cristales en los escaparates de las confiterías…He renunciado a ti, y a cada instanterenunciamos un poco de lo que antes quisimosy al final !cuantas veces el anhelo menguantepide un pedazo de lo que antes fuimos!Yo voy hacia mi propio nivel. Ya estoy tranquilo.Cuando renuncie a todo, seré mi propio dueño;desbaratando encajes regresaré hasta el hilo.La renuncia es el viaje de regreso del sueño…LAS UVAS DEL TIEMPO

Madre: esta noche se nos muere un año.En esta ciudad grande, todos están de fiesta;zambombas, serenatas, gritos, ¡ah, cómo gritan!;claro, como todos tienen su madre cerca…¡Yo estoy tan solo, madre,tan solo!; pero miento, que ojalá lo estuviera;estoy con tu recuerdo, y el recuerdo es un añopasado que se queda.Si vieras, si escucharas esta alboroto: hay hombresvestidos de locura, con cacerolas viejas,tambores de sartenes,cencerros y cornetas;el hálito canallade las mujers ebrias;el diablo, con diez latas prendidas en el rabo,anda por esas calles inventando piruetas,y por esta balumba en que da brincosla gran ciudad histérica,mi soledad y tu recuerdo, madre,marchan como dos penas.Esta es la noche en que todos se ponenen los ojos la venda,para olvidar que hay alguien cerrando un libro,para no ver la periódica liquidación de cuentas,donde van las partidas al Haber de la Muerte,por lo que viene y por lo que se queda,porque no lo sufrimos se ha perdidoy lo gozado ayer es una perdida.Aquí es de la tradición que en esta noche,cuando el reloj anuncia que el Año Nuevo llega,todos los hombres coman, al compas de las horas,las doce uvas de la Noche Vieja.Pero aquí no se abrazan ni gritan: ¡FELIZ AÑO!,como en los pueblos de mi tierra;en este gozo hay menos caridad; la alegríade cada cual va sola, y la tristezadel que está al margen del tumulto acusalo inevitable de la casa ajena.¡Oh nuestras plazas, donde van las gentes,sin conocerse, con la buena nueva!Las manos que se buscan con la efusión unánimede ser hormigas de la misma cueva;y al hombre que está solo, bajo un árbol,le dicen cosas de honda fortaleza:«¡Venid compadre, que las horas pasan;pero aprendamos a pasar con ellas!»Y el cañonazo en la Planicie,y el himno nacional desde la iglesia,y el amigo que viene a saludarnos:«feliz año, señores», y los criados que llegana recibir en nuestros brazosel amor de la casa buena.Y el beso familiar a medianoche:«La bendición, mi madre»«Que el Señor la proteja…»Y después, en el claro comedor, la familiacongregada para la cena,con dos amigos íntimos, y tú, madre, a mi lado,y mi padre, algo triste, presidiendo la mesa.¡Madre, cómo son ácidaslas uvas de la ausencia!¡Mi casona oriental! Aquella casacon claustros coloniales, portón y enredaderas,el molino de viento y los granados,los grandes libros de la biblioteca—mis libros preferidos: tres tomos con imágenesque hablaban de los reinos de la Naturaleza—.Al lado, el gran corral, donde pareceque hay dinero enterrado desde la Independencia;el corral con guayabos y almendros,el corral con peonías y cerezasy el gran parral que daba todo el añouvas más dulces que la miel de las abejas.Bajo el parral hay un estanque;un baño en ese estanque sabe a Grecia;del verde artesonado, las uvas en racimos,tan bajas, que del agua se podría cogerlas,y mientras en los labios se desangra la uva,los pies hacen saltar el agua fresca.Cuando llegaba la sazón teníacada racimo un capuchón de tela,para salvarlo de la gulade las avispas negras,y tenían entoncesuna gracia invernal las uvas nuestras,arrebujadas en sus talas blancas,sordas a la canción de las abejas…Y ahora, madre, que tan sólo tengolas doce uvas de la Noche Vieja,hoy que exprimo las uvas de los mesessobre el recuerdo de la viña seca,siento que toda la acidez del mundose está metiendo en ella,porque tienen el ácido de lo que fue dulzuralas uvas de la ausencia.Y ahora me pregunto:¿Por qué razón estoy yo aquí? ¿Qué fuerza pudomás que tu amor, que me llevabaa la dulce aninomia de tu puerta?¡Oh miserable vara que nos mides!¡El Renombre, la Gloria…, pobre cosa pequeña!¡Cuando dejé mi casa para buscar la Gloria,cómo olvidé la Gloria que me dejaba en ella!Y esta es la lucha ante los hombres malosy ante las almas buenas;yo soy un hombre a solas en busca de un camino.¿Dónde hallaré camino mejor que la veredaque a ti me lleva, madre; la verdad que cortapor los campos frutales, pintada de hojas secas,siempre recién llovida,con pájaros del trópico, con muchachas de la aldea,hombres que dicen: «Buenos días, niño»,y el queso que me guardas siempre para merienda?Esa es la Gloria, madre, para un hombreque se llamó fray Luis y era poeta.¡Oh mi casa sin cítricos, mi casa donde puedemi poesía andar como una reina!¿Qué sabes tú de formas y doctrinas,de metros y de escuela?Tú eres mi madre, que me dices siempreque son hermosos todos mis poemas;para ti, soy grande; cuando dices mis versos,yo no sé si los dices o los rezas…¡Y mientras exprimimos en las uvas del Tiempotoda una vida absurda, la promesade vernos otra vez se va alargando,y el momento de irnos está cerca,y no pensamos que se pierde todo!¡Por eso en esta noche, mientras pasa la fiestay en la última uva libo la última gotadel año que se aleja,pienso en que tienes todavía, madre,retazos de carbón en la cabeza,y ojos tan bellos que por mí regaronsu clara pleamar en tus ojeras,y manos pulcras, y esbeltez de talle,donde hay la gracia de la espiga nueva;que eres hermosa, madre, todavía,y yo estoy loco por estar de vuelta,porque tú eres la Gloria de mis añosy no quiero volver cuando estés vieja!…Uvas del Tiempo que mi ser escanciaen el recuerdo de la viña seca,¡cómo me pierdo, madre, en los caminoshacia la devoción de tu vereda!Y en esta algarabía de la ciudad borracha,donde va mi emoción sin compañera,mientras los hombres comen las uvas de los meses,yo me acojo al recuerdo como un niño a una puerta.Mi labio está bebiendo de tu seno,que es el racimo de la parra buena,el buen racimo que exprimí en el díasin hora y sin reloj de mi inconsciencia.Madre, esta noche se nos muere un año;todos estos señores tienen su madre cerca,y al lado mío mi tristeza mudatiene el dolor de una muchacha muerta…Y vino toda la acidez del mundoa destilar sus doce gotas trémulas,cuando cayeron sobre mi silenciolas doce uvas de la Noche Vieja.

EL RÍO DE LAS SIETE ESTRELLAS (Canto al Orinoco)Una Pumé, la Hija de un Cacique Yaruro,fue conmigo una noche, por las tierrasverdes, que hacen un río de verduraentre el azul del Arauca y el azul del Meta.Entre los gamelotesnos echamos al suelo, coronados de yerbasy allí, en mis brazos, casi se me murió de amorescuando le dije la Paráboladel volcán y las siete estrellas.Quiero recordar un pocoaquella hora inmortal entre mis horas buenas: Sobre la sabana los cocuyoseran más que en el cielo las estrellas,no había luna, pero estaba claro todo,no sé si eras mi alma que alumbraba a la nocheo la noche que la alumbraba a ella;estábamos ceñidos y hablábamos y el besoy la palabra estaban empapados de promesasy un soplo de mastranto ponía en las naricesese amor primitivo del caballo y la yegua.Ella me contaba historiasde su nación, leyendaque se pierden entre los sigloscomo raíces en la tierra,pero de pronto me cayó en los brazosy estaba urgente y mía, coronada de yerbas,cuando le dije la Paráboladel volcán y las siete estrellas.Fue en el momento en que evocamosal Orinoco de las Fuentes, al Orinoco de las Selvas,al Orinoco de los saltos,al de la erizada cabelleraque en la Fuente se alisa sus cabellosy en Maipures se despeina;y luego hablamos del Orinoco ancho,el de Caicara que abanica la tierra,y el del Torno y el Infiernoque al agua dulce junta un mal humor de piedras,y ella quedó colgada de mis labios,como Palabra de carne que hiciera vivo el Poema, porque le dije, amigos, mi Parábola, la Parábola del Orinoco,la Parábola del Volcán y las Siete Estrellas.Y fue así: La Parima era un volcán,pero era al mismo tiempo un refugio de estrellas.Por las mañanas, los luceros del cielose metían por su cráter,y dormían todo el día en el centro de la Tierra.Por las tardes, al llegar la noche,el volcán vomitaba su brasero de estrellasy quedaban prendidos en el cielo los astrospara llover de nuevo cuando el alba viniera.Y un día llegó el primer llanto del Indio;en la mañana del descubrimiento,saltando de la proa de la carabela,y del cielo de la raza en derrotacayó al volcán la primera estrella;otro día llegó la piedad del Evangelioy del costado de Jesucristo, evaporada la tristeza,cristalina de martirio e impetuosa de Conquista,cayó la segunda estrella.Después, recién nacida la Libertad,en su primera hora de caminar por América,desde los ojos de la Repúblicacayó al volcán la lágrima de la tercera estrella.Más tarde, en el Ocaso del primer balbuceo,en el día rojo de La Puerta,nevado del hielo mismo de la Muertecayó el diamante de la cuarta estrella;Y en la mañana de la Ley,cuando la antorcha de Angostura chisporroteó sobre la guerra,despabilada de las luces mortales,sobre el volcán cayó la quinta estrella.Y en la noche del Delirio,desprendida de Casacoima, Profetisa de la Tiniebla,salida de la voluntad inmanente de Vivir,estrella de los Magos, cayó la sexta estrella.Y un día, en el día de los días, en Carabobo,bajo el Sol de los soles, voló de la propia cabezadel Hombre de cabeza estrellada como los cielosy en el volcán de la Parima cayó la última estrella.Pero ese mismo díasobre la boca del volcán puso su mano la Tinieblay el cráter enmudeció para siemprey las estrellas se quedaron en las entrañas de la Tierra.Y allí fue una pugna de luz,una lucha de mundos, un universo en guerra;y en los costados de su tumba,horadaban poco a poco su cauce las siete estrellas;que si no iban hacia el cielose desbastaban con sus picos la trayectoria de las piedras.Hasta que llegó una nocheen que rotos los músculos del gran pecho de tierra,saltó de sus abismos, cayó en una cascada,se abrió paso en la erizada floresta,siguió el surco de las bajantes vírgenes,torció hacia el Norte, solemnizado de selvas,bramó en la convulsión de los saltos,y se explayó por fin, de aguas serenas,con la nariz tentada de una sed de llanuras,hacia el Oriente de los sueñosel Orinoco de las Siete Estrellas.

INVOCACIÓN AL DIOS DE LAS AGUAS Dios submarino, Dios lacustre, Dios fluvial,uno en el tritón y en la garzay en la dulce corbeta y el áspero crucero,Dios del agua, Señor de la Casa de Cristal,Dios Marinero.Expresión de agua de tus mil expresiones,río tendido de Volturno a Cristo,vuelo del ibis que cruzadel mascarón de Argosal mastelero de la Santa María, Dios argonauta,que tiendes a las manos de la Armoníael río de tu música, largo, como una flauta.Dios infuso en el lago blanco de la nubealinderada de azul,Dios de espuma en el crespo del corderillo,Dios tormentoso en la melena del león,Dios zahorí, estancado en la pupila del tigre,Dios del río de estrellas que de Oriente a Occidentecruza de noche el cielo, Dios del agua combatienteen el crinado Niágara y el sospechoso Dardanelo:Tiende la diestra, donde nace el Ríoy la zurda, donde desemboca-en un cristalino arco de Brahma-tiende el ánfora de las manos,Señor del Agua, Viejo Comandante,hacia los manantiales sonoros,hacia el tibio remansodel Orinoco de agua beligerantebrotado de tus sienes, sudado de tus porosen el sábado de tu primer descanso!

LA ÓRBITA DEL AGUAVamos a embarcar, amigos,para el viaje de la gota de agua.Es una gota, apenas, como el ojo de un pájaro.Para nosotros no es sino un punto,una semilla de luz,una semilla da agua,la mitad de lágrima de una sonrisa,pero le cabe el cieloy sería el naufragio de una hormiga.Vamos a seguir, amigos,la órbita de la gota de agua:De la cresta de un olasalta, con el vapor de la mañana;sube a la costa de una nubeinsular en el cielo, blanca, como una playa;viaja hacia el Occidente,llueve en el pico de una montaña,abrillanta las hojas,esmalta los retoños,rueda en una quebrada,se sazona en el jugo de las frutas caídas,brinca en las cataratas,desemboca en el Río, va corriendo hacia el Este,corta en dos la sabana,hace piruetas en los remolinosy en los anchos remansos se dilatacomo la pupila de un gato,sigue hacia el Este en la marea baja,llega al mar, a la cresta de su olay hemos llegado, amigos… Volveremos mañana.

LA PARIMA Y LAS FUENTES La Parima es el sueño faraónicoy la piedra de Moisés,el panal negro de la Hermana,que el Hermano Francisco no vino a conocer.Catedral del misterio, Sierra del Sur, ignota,lengua escondida de la voz del agua,párpado mal cerrado de Dios, que deja ver la hebra azul de una mirada.Yo soñé para tu Gloria,río de la Patria,escribir una palabra esencialen la hoja de la sabana,mojando en tus fuentes oscurasel aguijón celeste de una pluma de garza.Pero, solo encontré mi sangre,con su rojo tenuado por la mezcla de las lágrimas.Sin embargo, te ofrecí venir¡y en tu camino estoy!Tu saldrás de tus fuentes: el Dios de la Parima,el Dios Indio, te abrirá la puertade su gran casa oscura; el Viejo Dioste dejará venir como todos los díasy en tu camino estaré yo…Tú sales de las manos de tu montaña,como sale un milagro de la mano de Dios,como todas las noches, de la jaula del cielose escapa y va a los campos el pájaro del Sol.

CASIQUIARE Ciudadano venezolano,Casiquiare es la mano abierta del Orinocoy el Orinoco es el alma de Venezuela,que le da al que no pide el agua que le sobray al que venga a pedirle, el agua que le queda.Casiquiare es el símbolode ese hombre de mi puebloque lo fue dando todo, y al quedarse sin nadadesembocó en la Muerte, grande como el Océano.

ANGOSTURAEn Angostura, el ríose hace delgado y profundo como un secreto,tiene la intensidad de una ideaque le pone la arruga a la Piedra del Medio.En Angostura, el aguatiene la hondura de un conceptoy acaso aquí es el río la sombra de Bolívar,metáfora del alma que no cabe en el cuerpo.Ved cómo viene, río abajopensad algo en el río sin vallas y sin puertos,ancho hasta el horizonte,caluroso como el Desierto.La barca es un instante en la vida del agua,una hoja en un árbol, una nota en un trueno,y en la barca venía la esperanza de América,un sorbo de hombre apenas, una pluma en un vuelo,la gota primeriza donde naceel Orinoco del Ensueño.Y llegó aquí, a Angostura, en una playa primitivaatracó la canoa; vedle hundir en el sueloel tacón fino, con el pinchazode la avispa que quiere conocer su avispero;seguidle, subiendo la cuestahacia la ciudad; un revuelode campanas anuncia su llegada, las casas se endomingaban de banderas y de letreros,de Soledad arriban canoas con mujerescomo cestas con mangos y mereyes del tiempo.Angostura gallea su jarifa prestanciapara gustarle al Héroe guapo que tenía los ojos negros.Y cuando subió la escalera,hacia la cumbre del Congreso,y cuando volvió hacia la playacon la República en el pecho,¿qué fue, Orinoco, aquella luzque te encrespó los músculos y te erizó los nerviosy sacudió tus hondas fibrasdesde la planta de Maipures hasta el puño de Macareo?¿No era la Patria acaso? ¿No era la Patria misma?La patria secular que te nació en tu senoy vivirá en los siglos, eterna como el Mundo,porque si un día se nos muere te devolverás del Océano.

CORO DE LAS PROVINCIAS Violento de armonía, en el tono de la resaca,llega el coro de las siete provincias,siete rostros adolescentesen las siete ventanasde las estrellas de la Autonomía.Cantan. Canta con ellas la niñez de la Patria,que la primera leche de los labios destila,baja de las estrellas el primer rubioque cose en los maizales el botón de la espiga;danza el coro de las provincias,en el aula republicana.Pero danzan sobre la yerbaazul de fantasía,sobre el cielo de Mirandahoradado de mástiles mientras navega la escuadrilla.La palabra Guayanesano está en el coro de las siete ninfas,y en ellas invierten el camino del cieloy hacia el Oriente navegan como las siete cabrillas;y allí ven el milagro de la Tierra,de un lado, el oro virgen da una franja amarilla,hacia el Norte, del otro lado,las Pampas de Oriente, rojas de Reconquista,y en la mitad un río azul,y allí se ven copiadas y en su centro se anidan.Y así fue como el río su franja del cieloque preside la danza de las siete provincias.

EVOCACIÓN INDÍGENA Subiendo hacia San Félix, donde el río enseña dos dientes,donde el río enseña, bien cerrados,los dos puños de Piar exprimiendo la Hazaña,subiendo hacia San Félix vimos el arco irisque hacía el arco indio sobre su cuerda de aguas,Y entonces recordé, amigos,aquella lección de Historia que leímos en la infancia,la primera lección de Historia,en que nuestra leyenda nos inaugura el alma:Recordad la primera lección:nos dice que Colón nos descubrió en su tercer viajey habla de las corrientes aquellas que detuvieron a Colón.Simple clase de Historia, clara como una mañanasencilla como el día de la primera novia,sueño de las primeras madrugadas,simple clase de Historia, como un día domingo,con misa de ocho y ropa almidonada,clase de Historia que nos cuenta el díaen que venían las carabelas de España,mientras , ajeno a todo lo que del mar viniera,para su novia, por los montes, buscaba flores Sorocaima.Por el estrecho tempestuoso,las tres carabelas avanzan,otra vela se iza en las espumasque abanican las piedras de la costa de Paria,las tres carabelas vienenpero del lado de los indios las veinte bocas las aguardan.Y al enfilar hacia el Océano libre,una sombra se levanta;abiertas las piernas sobre el Delta,aferrado al suelo que sus tesoros guarda,el Orinoco de sus muslos mojados,que tiene oro en los pies y el Sol en las espaldasy la cabeza entre los cielos,en una mano tiene un arco y con veinte flechas dispara,y luchan las tres naves por avanzar y en vanoporque en el Delta le rechazael viejo indio autónomoque nació en la Parima y creció en la Guayana,y tiende el arco indígena, si, tiende el arco irisy lanza veinte flechas si vuelan veinte garzas…

LA BARCA FUTURA Río de las Siete Estrellas,camino del Libertador,sangre del Corazón de América,¡aorta que no sale del corazón!Río delgado de las fuentesrío colérico de los saltos,río de las siete estrellas,que en la Fuente no llenas el hueco de las manosy luego eres el sueño de un mar sin continencia!Río brujo, que te pintas de todos los cielos,Río de La Urbana, planicie pampera,Río de San Félix, solución de gloria,Río de Angostura, cauce de la guerra,Río de Barrancas, Río de pensarcómo puede haber tanta agua en la Tierra,Río de nuestra Esperanza,cuando la Esperanza sea!Río de nosotros, nuestro espejo mismo,espejo de esta alma nuestra,por la cual, incansable como tú de horizontes,trasudamos en vueltas y revueltas!, No he de poner mis manos sobre tu lomo,no he de pintar tus riberas,que si en la izquierda tienes el corazón de las ciudades,en la derecha levantas el brazo de las selvas;no he de tocar tus aguas, tus millones de gotas,que son el diezmo de las cumbres para el culto de las praderas,no he de caminar por tus ondas,que ya vendrá el Maestro caminando por ellas.Sólo quiero ensanchar los ojoshacia el desfile futuro que por tus aguas navegay hacia el desfile del pasado,hacia la realidad y la promesa,hacia la barca de Antonio Díazy hacia el hondo sueño en que sueñascon la proa del acorazado,como los niños campesinos con su vapor de cuerdas,con el barco de aceroque avance hacia tus fuentes aureolado de velasy parada en el tope la paloma del Iris,abierto el pecho por tus Siete Estrellas…

LA BARCA DEL PASADO Y ahora, vuelvo los ojoshacia la síntesis del Canto,hacia la barca del Pretérito,de parda vela y el bauprés sangrado,tu propia barca, donde tú venías,piloto de ti mismo, timonel de tu barco,donde venía la Patria recién nacida,como Moisés entre sus mimbres, por donde Dios quiso llevarlo.Caracas fue la cunay Angostura la eternidad.Por los montes andaba la Patria sin bautismo,cuando llegó a los llanos, curva de caminar,y entre tus aguas se fundió contigoy fue contigo un solo llanto y un solo rugido tenaz.Y bajaste con ella. Te cabalgó. Su trenzaera la espiga del escudo y tú eras el caballo sin paz.Surcaste las tierras crucificadasy en Angostura le diste tu agua lustraly seguiste con ella: ¡allá va la República!y en las bocas se hace veinte patrias más y se asoma a tus veinte labioscuando se va acercando al mary el mar alza en hostias su mejor espumay en las veinte bocas te pone sal.Padre del Agua, Orinoco de las Siete Estrellas:cayó en tus aguas mi parábolacomo un llanto en el fondo de una mano abierta.Si el mar te bautiza con la sal del mundo,Río de la Patria de las Siete Estrellas,mi Parábola desnuda,mi llanto manado de una herida nueva,te caiga en el fondo y a la mar se vayay en el mar se espume y suba en la nieblay en la nube viajey en la montaña lluevay salte en la fuente y a tus aguas torney arda en el brasero de tus Siete Estrellas…(Aguas del Orinoco, noviembre de 1927)

ORINOCOLa prueba,oh mi fuerte Orinoco, te filtró toda el agua.Tú mismo,desordenado,pródigo,invasor,subversivo,venezolano,tú mismollevaste las dragas que te roen el fondo,como tu propio pico de pelícano.Te profundizaste,escupiste el freno de las barras,te recogiste en tu designio definitivo.Un díate echaste al hombro tus caimanesy abandonaste lentamente las sabanas.Tú mismote empinaste hacia abajo,esotérico,con un hondo respeto de la tierray diste a tus mil brazos aptitud atléticapara recibir la crianza del trasatlántico,para prenderte a las orillasgrandes ciudades que te caencomo tributarios de vida,para ser el zaguán del mar,traficado por los gritos de la tierraque se echa a las calles del mundo.Denso, populoso,te caen y se te ahoganduras palabras engranadasen todos los idiomas del planeta.Pero, todavía,fuerte Orinoco,todavía eres el Río Indio,inconfundible,en el salto,en la bandada,en la garza en un pie, que casi vuelay en tu último caimánen cuyo bostezose refugió toda tu tradicióncon silenciosa desembocadura.Oh mi fuerte Orinoco,vieja calle bolivariana,por donde pasó sin rumorel hombre que te empujó con el remo que lo empujaba!Oh mi fuerte Orinoco, erizado de flotas!La pruebaque te filtró las aguas y del lado de ayerdejó el residuo de sangre y de fiebrecon eficacia final de abono,la pruebaque te llevó a tu máxima estatura interior,Orinoco,gran Río Útil,primer ciudadano de Venezuela,tu pruebanos pasó por tu mismo filtro.Yo mismome vi colar entre mi concienciay me sentí dragadohasta la raíz de mi carne verdadera.Aquí estoy, mi río sereno,como lago que anda,mi viejo río de las siete estrellas,aquí estoy.Mi poema de hace setenta años,mi viejo poema,frondoso como tus selvas,desbordado como tú,fue talado en la prueba,filtrado,dragado,y regresa a tien la pureza de una palabraque cabe en una mano con holgura de sorboy que te cae con el sentido caudalosode una gota tributaria,voz de la lengua que trabaja, canta,el salado sudor de los trabajadores,ya desde los raudales, te hace marina el agua!

BESTIARIOEL CAIMÁN Es el Capitán del Río;viejo zorro dormilón, viejo Neptuno,con ese dolor de eternidadde los que se salvaron del DiluvioEn la playa candorosaalza su boca abierta el Capitán del Ríocomo si fuera echando hacia los cieloslas almas de los que se ha comido.Viejo zorro, compadre del filósofo,¡sospechoso, como el lomo de un libro…!

LA RAYA Alacrán de orilla.Comadre de orillera,oculta, como una mala intención,enconosa, como una mala lengua.Quizá no entra al Ríoporque no la dejany se embosca en la orilla, como el mango de marzo,que al quitarse la cáscara, nos la pone en la puerta.

EL TEMBLADOR Bólido entre dos aguas, gota de tempestad,gato de agua -el alma de algún gato hundido-o más bien un rayo que cayó una nochey cuando iba hacia el fondo, se pasmó con el frío.

EL CARIBE La diezmillonésima partede un tiburónmultiplicada diez millones de veces.El Caribe es la distancia más cortaque hay del Río a la Muerte.

EL BOA La cola en el árbol, la boca en el río,es todo un cauce:entra al Orinoco la cascada viva,el tributario de carne.

EL MONO Desde el árbol más alto, donde se toca el cielo,colgado de la cola al pico de una estrella,con las manos tendidas, nos saluda el Abuelo.

LAS GARZAS ¿Es una nube? ¿Es un punto vacíoen el azul…? No. amigo mío,en un bando de garzas… Son las novias del Río…

LOS TRIBUTARIOS Siete caballos, como traílla,sin rienda ni silla,por siete caminos vienen en tropel;como una traílla de grandes mastines,espesos de espumas, de nervios, de crines,los siete caballos llegan hasta él.Él les ve llegar:El primer caballo le ofreces sus ancaspara cabalgar,el segundo, dale sus espumas blancas,como las del mar,el otro, en la floja nariz que palpitale da un humo blanco con calor de hogar,el cuarto se encabritay el quinto relincha, de azogue el ijary el sexto murmura y el séptimo gritay el Orinoco es todo lo que llega al mar.Los cuatro primerosson la guardia de las Fuentes,los Sacerdotes de la Palabra Secreta,la trinchera del indio, cuatro potros inmóvilesen las cuatro esquinas de su tumba abierta.Guardajoyas del misterio:el Caura y el Guaviare y el Vichada y el Meta,antemurales de la Tradición,caballos de San Marcos de los ríos de América.El quinto es la piedra que va monte abajo,potro desbocado, cola y crines negras,piedra de diamante,luminosa piedra.Camino arduo de los Conquistadores,zarzal de la limpia rosa misionera,breñal por donde se meteel Cristo buscando ovejas,milagro de la Conquista,Caroní, Bucéfalo de América.Es sexto es un caballo alegre,con el anca nevada de una garza llanera;vio el engaño del Yagualy la astucia de las Queseras,buen amigo de Ulises, el Arauca de platafue el Caballo de Troya de los ríos de América.Y el séptimo fue el río que bajó de los Andesy cruzó el llano, espoleado por la Leyenda,en el lomo le floreció un Centauroinjerto del tritón, que tomó Las Flecheras,caballo del Prodigio, cimarrón de la Hazaña,Apure es el Pegaso de los ríos de América…Y a ti vinieron los siete caballosy entraron los siete por tus siete estrellasy tus siete heridas se te iluminaroncuando detuviste tu carrera,porque un hombre triste se aferró a tu lomo, y sentiste sus manos fuertes como dos riendasy marchaste con el hombre tristeque te pesaba como un mundo… ¡y tan pequeño como era!y así fue que en tu espalda marchó Alonso Bolívary fuiste el Rocinante de los ríos de América…

CANTO DE LOS HIJOS EN MARCHAMadre, si me matan,que no venga el hombre de las sillas negras;que no vengan todos a pasar la nocherumiando pesares, mientras tú me lloras;que no esté la sala con los cuatro ciriosy yo en una urna, mirando hacia arriba;que no estén las mesas llenas de remedios,que no esté el pañuelo cubriéndome el rostro,que no venga el mozo con la tarjetera,ni cuelguen las flores de los candelabrosni estén mis hermanas llorando en la sala,ni estés tú sentada, con tu ropa nueva.Madre, si me matan,que no venga el hombre de las sillas negras.Lléname la casa de hombres y mujeresque cuenten el último amor de su vida;que ardan en la sala flores impetuosas,que en dos grandes copas quemen melaleuca,que toquen violines el sueño de Schuman;los frascos rebosen de vino y perfumes;que me miren todos, que se digan todosque tengo una cara de soldado muerto.Lléname la casade flores regaladas, como en una selva.Déjame en tu cuarto, cerca de tu cama;con mis cuatro hermanas, hagamos consejo;tenme de la mano, tenme de los labios,como aquella noche de mi padre muerto,y al cabo, dormidos iremos quedando,uno con su muerte y otro con su sueño.Madre, si me matan,que no venga el coche para los entierros,con sus dos caballos gordos y pesados,como de levita, como del Gobierno.Que si traen caballos, traigan dos potrillosfinos de cabeza, delgados de remos,que vayan saltando con claros relinchos,como si apostaran cuál llega primero.Que parezca, madre,que voy a salirme de la caja negray a saltar al lomo del mejor caballoy a volver al fuego.Madre, si me matan,que no venga el coche para los entierros.Madres, si me matan,y muero en los bosques o en mitad del llano,pide a los soldados que te den tu muerto;que los labradores y las labradorasy tú y mis hermanas, derramando flores,hasta un pueblo manso se lleven mi cuerpo;que con unos juncos hagan angarillas,que pongan mastranto y hojas y cayenasy que así me lleven hasta un cementeriocon cerca de alambres y enredaderas.Y cuando pasen los añostráeme a mi pedazo, junto al padre muertoy allí, que me pongan donde a ti te pongan,en tu misma fosa y a tu lado izquierdo.Madre, si me matan,pide a los soldados que te den tu muerto.Madre, si me matan, no me entierres todo,de la herida abierta sácame una gota,de la honda melena sácame una trenza;cuando tengas frío, quémate en mi brasa;cuando no respires, suelta mi tormenta.Madre, si me matan, no me entierres todo.Madre, si me matan,ábreme la herida, ciérrame los ojosy tráeme un pobre hombre de algún pobre puebloy esa pobre mano por la que me matan,pónmela en la herida por la que me muero.Llora en un pañuelo que no tenga encajes;ponme tu pañuelobajo la cabeza, triste todavíapor las despedida del último sueño,bajo la cabeza como casa sola,densa de un perfume de inquilino muerto.Si vienen mujeres, diles, sin sollozos:-¡Si hablara, qué lindas cosas te diría!Ábreme la herida, ciérrame los ojos…Y una palabra: JUSTICIAescriban sobre la tumbaY un domingo, con sol afuera,vengan la Madre y las Hermanasy sonrían a la hermosa tumbacon nardos, violetas y helechos de aguay hombres y mujeres del pueblo cercanoque digan mi nombre como de su casay alcen a los cielos cantos de victoria,Madre, si me matan. (Mayo de 1929)

SONETO DE LA RIMA POBREMe das tu pan en tu mano amasado,me das tu pan en tu fogón cocido,me das tu pan en tu piedra molido,me das tu pan en tu pilón pilado.Me das tu rancho en tu palma arropado,me das tu lecho en tu rincón sumido,me das tu sorbo, a tu sed exprimido,me das tu traje, en tu sudor sudado.Me das, oh Juan, tu dame de mendigo,me das, oh Juan, tu toma de pobrero,tu clara fe, tu oscuro desabrigo,y yo te doy, por lo que dando espero,el oscuro esperar con que te sigoy el claro corazón con que te quiero.

PALABREO DE LA LOCA LUZ CARABALLOLos deditos de tus manos,los deditos de tus pies;uno, dos, tres, cuatro, cincoseis, siete, ocho, nueve, diez.(Anónimo)De Chachopo a Apartaderocaminas, Luz Caraballo,con violeticas de mayo,con carneritos de enero;inviernos del ventisquero,farallón de los veranos,con fríos cordilleranos,con riscos y ajetreos,se te van poniendo feoslos deditos de tus manos.La cumbre te circunscribeal sólo aliento del nombre,lo que te queda del hombreque quién sabe dónde vive:cinco años que no te escribe,diez años que no lo ves,y entre golpes y traspiés,persiguiendo tus ovejos,se te van poniendo viejoslos deditos de tus pies.El hambre lleva en sus cachosalgodón de tus corderos,tu ilusión cuenta sombrerosmientras tú cuentas muchachos;una hembra y cuatro machos,subida, bajada y brinco,y cuando pide tu ahíncofrailejón para olvidartela angustia se te reparte:uno, dos, tres, cuatro, cinco.Tu hija está en un serrallo,dos hijos se te murieron,los otros dos se te fuerondetrás de un hombre a caballo."La Loca Luz Caraballo"dice el decreto del Juez,porque te encontró una vez,sin hijos y sin carneros,contandito los luceros:…seis, siete, ocho, nueve, diez…

PÍNTAME ANGELITOS NEGROS

De La Juanbimbada

¡Ah mundo! La Negra Juana,¡la mano que le pasó!Se le murió su negrito,sí señor.

—Ay, compadrito del alma,¡tan sano que estaba el negro!Yo no le acataba el pliegue,yo no le acataba el hueso;como yo me enflaquecía,lo medía con mi cuerpo,se me iba poniendo flacocomo yo me iba poniendo.Se me murió mi negrito;Dios lo tendrá dispuesto;ya lo tendrá colocaocomo angelito del Cielo.

—Desengáñese, comadre,que no hay angelitos negros.Pintor de santos de alcoba,pintor sin tierra en el pecho,que cuando pintas tus santosno te acuerdas de tu pueblo,que cuando pintas tus Vírgenespintas angelitos bellos,pero nunca te acordastede pintar un ángel negro.

Pintor nacido en mi tierra,con el pincel extranjero,pintor que sigues el rumbode tantos pintores viejos,aunque la Virgen sea blanca,píntame angelitos negros.

No hay pintor que pintaraangelitos de mi pueblo.Yo quiero angelitos blancoscon angelitos morenos.Ángel de buena familiano basta para mi cielo.

Si queda un pintor de santos,si queda un pintor de cielos,que haga el cielo de mi tierra,con los tonos de mi pueblo,con su ángel de perla fina,con su ángel de medio pelo,con sus ángeles catires,con sus ángeles morenos,con sus angelitos blancos,con sus angelitos indios,con sus angelitos negros,que vayan comiendo mangopor las barriadas del cielo.

Si al cielo voy algún día,tengo que hallarte en el cielo,angelitico del diablo,serafín cucurusero.

Si sabes pintar tu tierra,así has de pintar tu cielo,con su sol que tuesta blancos,con su sol que suda negros,porque para eso lo tienescalientito y de los buenos.Aunque la Virgen sea blanca,píntame angelitos negros.

No hay una iglesia de rumbo,no hay una iglesia de pueblo,donde hayan dejado entraral cuadro angelitos negros.Y entonces, ¿adónde van,angelitos de mi pueblo,zamuritos de Guaribe,torditos de Barlovento?

Pintor que pintas tu tierra,si quieres pintar tu cielo,cuando pintas angelitosacuérdate de tu puebloy al lado del ángel rubioy junto al ángel trigueño,aunque la Virgen sea blanca,píntame angelitos negros.

A FLORINDA EN INVIERNO

Al hombre mozo que te habló de amoresdijiste ayer, Florinda, que volviera,porque en las manos te sobraban florespara reírte de la primavera.

Llegó el Otoño: cama y cobertoreste dio en su deshojar la enredaderay vino el hombre que te habló de amoresy nuevamente le dijiste: -Espera.

Y ahora esperas tú, visión remota,campiña gris, empalizada rota,ya sin calor el póstumo retoño

que te dejó la enredadera trunca,porque cuando el amor viene en Otoño,si le dejamos ir no vuelve nunca.

A UN AÑO DE TU LUZ

A un año de tu luz, e iluminado hasta el final de su latir, por ella, desanda el viaje el corazón cansado.

De tu voz, de tu mano y de tu huella retorna a la niñez, donde palpita sangres de luz tu corazón de estrella.

Vamos los dos a la esperada citay parece saltar de mi costado,santa y clara, tu voz de agua bendita.Y así al solar de la niñez llegado,mi corazón, devuelto de tu muerte,a un año de tu luz, e iluminado.

Luna de Cumaná, para encendertela lámpara de arrullo que me duermay el postigo de voz que me despierte.

Luna en el pan de la colina yerma,en el río, en la sabana,pavón lunar de mariposa enferma;

y luna en el cocal, junto a Chiclana,donde el recuerdo azul de tus amoresse echa a dormir, como una caravana;

luna para los mapas de coloresque teje la nocturna confidenciarumbo a la calle de Flor de las Flores

y luna que en tus uvas aquerenciapara miel de aquellas de tu parray el limón de las doce de tu ausencia.

Ancha la casa que el poema narra:blancas mujeres, de azabache el pelo,hechas al par de hormiga y de cigarra;

buenas para el bautizo y para el duelo,parejas en el hambre o en la medra,del sueño canto y del dolor pañuelo.

Galaica flor en castellana piedra:vaciada al acueducto segovianola ría de cantor de Pontevedra

Así te halló el esposo y hortelano,Doctor para saber cómo se tientael pulso al corazón desde la mano.

Así el hogar, señora y cenicienta,nodriza y enfermera en el manejoy en el combate al sol, lugartenienta.

Así la lucha y la prisión, espejode aquella tierra de recluta y canto,panal del niño y retamal del viejo.

Y tu niño en la flor del camposantoy el Esposo en el sol de los caminosel exilio y el mar: cosas del llanto.

La isla de los lobos peregrinos,de níspero el sabor, de perla el flanco,de sal, de sol, de piedra los marinos.

Copia de espuma y ola en el barranco,de noche y playa, médico y cochero,el coche negro y el caballo blanco.

Y la Virgen del Valle y el vallero,perla para los buzos hacia arriba,madre del mar y de su marinero.

La Isla, como tú, del mar cautiva,con eso de la sed y de la vela,siempre llegando y siempre fugitiva.

Dormir allí, bajo tu cantinelasoñar domingos de color de playaen la semana de color de escuela.

Dormir allí, pescado en la atarrayade tu labor de estambre y mecedora,mi sueño, entre las dunas de tu saya.

¡Ay, las hermanas de durazno y mora!¡Ay, mi hermano de amor y de centella!¡Ay, mi Padre de luz y tú de aurora!

¡Ay, el claro querer sin la querella!Tu pan, tu sol, tus ojos, para el día;para la noche, kerosén y estrella.

Partes: 1, 2
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