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Poemas de Andrés Eloy Blanco (Venezuela) (página 2)

Enviado por Edgar Tovar


Partes: 1, 2

Para la noche de ponerte fría,cuando oíste subir de tus hinojosel llanto de mi verso que nacía.

Yo en tus rodillas, en la calle abrojos,en la acera los dos, y una saetami primer verso fue para tus ojos.

Me alzaste en brazos; trémula y coqueta,fuiste y volviste de la risa al lloroy empezaste a gritar:   -Tengo un Poeta!

tú quisiste decir: – Tengo un tesoro,tengo un ovillo de torzal de platay una cocina de fogón de oro

Así la Isla: calles de piñata,amor de la muñeca y la gaviota,cartas de sol con lunas de postdata.

Hasta el día en que el mar, gota por gota,cayó desde las nubes de tu llantohasta los pies de tu muñeca rota;

y otro pedazo tuyo al camposanto:niña del mar, que te prestó la tierra;tanto te daba y te quitaba tanto.

Y al mar de nuevo, la balandra en guerra.Y el cabo al tajamar y el salto al valledel pequeño calvario y la alta sierra.

La ciudad linda, de guirnalda al talle,el bronce amado y verdugo tristey el silencio del hombre de la calle.

Y tus manos de bruja artesaníaen el punto cabal de la chaquetay en escarpines de juguetería.

(Por eso, tejedora en el poeta,en la dantesca red de los tercetosengarzo a ti lazada y cadeneta).

Y el regreso a los hijos y los nietos,feliz de tus estancias favoritasy enredada la lengua de alfabetos;

y la puntualidad de tus visitasa misa de San Juan, por la mañana,a la capilla de las hermanitas.

Morir, morir… La insustituible hermanaal reino de la nube y de la flecha,luna descalza, huyó por la ventana.

No fue más que otra deuda satisfechaen el trueque de savias y de floresque había entre la tumba y tu cosecha.

Tu casa de San Luis de los Doloresalzó al lacrimatorio de los pinosla conciencia de ángel de las flores.

Y tú a sus pies; el odio en los caminosy tú ofreciendo en el cruzar del fuegoaire de amor a todos los molinos.

Era molerte el alma; el mundo ciegoluchando, y tú, en el centro de la guerra,sin queja, sin rencor y sin sosiego.

Y al último dolor, tu vida cierrabalance de los hombres de tu entraña:bajo la tierra, dos, y uno sin tierra.

Al mar de nuevo, a darme en tierra extrañala valiente mirada que queríaluchar contra la gota en la pestaña.

Después, aquellos hombres de alma fría;el inhóspito lecho hospitalario,sobre la tela del cercano cielo,el encaje final de tu rosario.

Y el regreso al hogar, el negro vuelo:con las dos alas el avión cortabavaras de noche para nuestro duelo.

Aldebarán, que nos acompañaba,las Pléyades y el mar que las reflejamiraron una urna que volaba.

Al final del estambre en tu madejase cuajó en tu mirada nebulosala última uva de la noche vieja.

Así fue. Y al morir la dolorosa,un ave negra le llevó al luceroen el pico ladrón la mariposa.

Fue en un día tres veces agorero;ese día de un mes, nos ha quedadocomo el mejor para decir «Me muero».

Así fue, madre, el fin de tu bordadocomo el mejor para decir «Me muero».

Así fue, madre, el fin de tu bordado.De tus hijas y nietas el gemidopuso a temblar el pino abandonado.

En hombros te llevaba el pueblo herido,la múltiple cabeza descubierta,y al pasar por San Luis, tu viejo nido,

el mundo de tu amor salió a la puertay el silencio de un hijo que llorabametió el pinar en tu cajón de muerta.

Aquí conmigo estás; yo, que soñabaviajar contigo, tengo en tu retratoesa sonrisa que te iluminaba.

Y allá estarás, en el taller beato,para vestir de blancos faldellinesa mi angelito negro y mulato,

para llenar de azules escarpines,tejidos con celajes de destellos,la canastilla de los serafines.

Estamos con los hijos y hasta ellosvemos caer la luz de tu mirada,peinando con tu nombre sus cabellos.

Tenemos tu sonrisa iluminada;la voz de tu trisagio y de tu misale grita a mi dolor: -¡No ha muerto nada!

Con bosque y mar, con huracán y brisa,con esa misma muerte que te encierra,de la gracia inmortal de tu sonrisallenos están los cielos y las tierras.

AYER VINO LA PALOMA…

Ayer vino la palomaque viene todos los días,ayer se paró en la rejay comió de mi comida,ayer vino hasta mis hierros,ayer me escuchó tranquilay digo en el romancillolas cosas que le decía:-Paloma, vuelve a los cielosy mira hacia los tejados;cuando veas una casagrande, que tiene tres patios;el primero con palmeras,el segundo con mosaicos,el tercero, un patio grandecon azotea de un ladoy arboleda y gallineroy olor de jabón pintado,cuando veas esa casaverás en el primer patiocuatro mujeres cosiendocuatro mujeres bordando.Allí llegarás, palomay allí bajarás al patioy caerás en las rodillasde la del pelo dorado;después volarás de nuevoy volverás a mi lado,y entonces sabré, paloma,si la del pelo doradotiene las manos cosiendo,tiene los ojos llorando.Ayer vino la palomaque viene todos los días,ayer se paró en mi rejay comió de mi comida,ayer vino hasta mis hierros,ayer hablóme tranquilay digo en el romancillolas cosas que me decía:-Prisionero, fui a los cielosy miré hacia los tejadoshasta que encontré una casagrande, que tiene tres patios;el primero guarnecidoCon zócalo de mosaicos,lleno de tiestos con floresy sillas de junco blanco,con un vitral en el fondode vidrios esmerilados;el segundo, con columnasy reja de alicatadosy con una enredaderay unos rosales cargados;y el tercero con gallinasy una higuera y unos plátanosy un hilo con ropa blancay olor de jabón pintado.Allí llegué, prisionero,y encontré en el primer patiotres niños con las cabezascomo zagal de retablo.Y en el segundo encontrécinco mujeres bordandocuatro con el pelo negroy una con el pelo blanco.Allí llegué, prisionero,y allí me metí en el patioy le caí en las rodillasde aquella del pelo blanco.Tiene las manos cosiendo,tiene los ojos llorando.

¿CUÁNTAS ESTRELLAS TIENE EL CIELO?

La última noche que pasamos juntos,lo preguntó:-¿Cuántas estrellas tiene el cielo?-Trescientas cincuenta mil.-¿A qué no?-¿A que sí?

-Cállate. Esta nocheno quiero que preguntes esas cosas.Esta noche, si quieres preguntarcuántas estrellas tiene el cielo,o cualquier otra cosa,pregunta algo así como ¿me quieres?¿tienes frío? ¿Quién dice que tiene hambre?

Esta noche, pregunta algo que seacontestado en el mundo sin palabras.Interroga con toda tu sangrealgo en que toda la vida del mundoesté preguntando,algo así como ¿quién llora?¿hace falta algo?

Y verás como todo hace faltay sabrás cuántas estrellas tiene el cielocuando sepas que el cielo tiene una sola estrellapara cada momento,porque con una que se pierdadará un paso de sombra la luz del Universo.

EL DULCE MAL

Vuelvo los ojos a mi propia historia.Sueños, más sueños y más sueños… gloria,más gloria… odio… un ruiseñor huyendo…y asómbrame no ver en toda ellani un rasgo, ni un esbozo, ni una huelladel dulce mal con que me estoy muriendo.

Torno a mirar hacia el camino andado…Mi marcha fue una marcha de soldado,con paso vencedor, a todo estruendo;mi alegría una bárbara alegría…Y en nada está la sombra todavíadel dulce mal con que me estoy muriendo.

Surgió una cumbre frente a mí; quisieronotros mil coronarla y no pudieron;sólo yo quedé arriba, sonriendo,y allí, suelta la voz, tendido el brazo,nunca sentí ni el leve picotazo,del dulce mal con que me estoy muriendo.

Volví la frente hacia el más bello ocaso…Mil bravos se rindieron al fracasomas, yo fui vencedor del mal tremendo;fui gloria empurpurada y vespertina,sin presentir la marcha clandestinadel dulce mal con que me estoy muriendo.

Fuerzas y potestades me sitiarony, prueba sobre prueba, acorralaronmi fe, que ni la cambio ni la vendo,y yo les vi marchar con su despechofeliz, sin presentir nada en mi pechodel dulce mal con que me estoy muriendo.

Mujeres… por mi gloria y por mis luchasen muchas partes se me dieron muchasy en todas partes me dormí queriendoy en la mañana hacia otro amor seguía,pero en ninguno el dardo presentíadel dulce mal con que me estoy muriendo.

Y un día fue la torpe circunstanciade quedarnos a solas en la estancia,leyendo juntos, sin estar leyendo,mirarnos en los ojos, sin malicia,y quedarnos después con la deliciadel dulce mal con que me estoy muriendo.

LA MUJER DE SAL

¡Oh, blancura imposible de la Amada imposible!¡Por todos mis desvelos cruza, como un fantasma,como un jirón de invierno, su carne sin penumbras,inverosímilmente blanca!¡Oh, blancura imposible,que integra mis delirios y va sobre mi alma,con la apariencia leve de un sudarioy la verdad de mármol de una lápida!Si alguna vez la viste, filósofo ambulante,devanador de calles, enredador de plazas,tejedor de monólogos, si alguna vez la viste,di si es verdad que te espantó mirarla.El resumen de todas las blancurasen Ella se anidó como una garza,y fue en sus manos un sopor de ovejasy fue lienzo de altar en su garganta.Vibrante, musical y suspendidasobre la tierra, su blancura se alzay va floreando sobre el alto cielocomo un arbusto bajo la nevada.¡Blancura universal, ¡cómo te miroresumida al mirarla!¡El blancor de esos días tercamente lluviosos; las estatuas de mármol recién inauguradas;el estertor de la pechuga exangüe;el ruedo que la mar prende a su falda;la capa voladora del beduinoy sus tiendas errantes, palomar del Sahara;los caminos ahogados en la arena;al fondo de los árboles, la pared de una casa;las tumbas escondidas en la noche;el cirio iluminando la mortaja;¡yacente livor del esqueletoque el cincel del gusano cincelara;esas frases inéditas, alargadas de aes,con que los sordomudos desahogan su rabia;las gotas de azahar sobre las bodas,y en la Suprema hora de las ansias,en el instante de aflojar los brazos,aquel blanco en los ojos de la mujer cansada!Blancura universal, ¡Cómo te miroresumida, al mirarte!El remoto dolor de los pañuelosque aletean de adioses en la playa;las velas de cien barcos bajo el sol, que pareceque un gran lirio se hubiera deshojadoen la rada;las nubecillas huérfanas que entristecenlos cieloscon la miseria de su buche de agua;la alegría lustral del primer dienteque en la frescura del pezón se clavay en la inquietud de una cabeza negrala aguja cruel de la primera cana;el alba, cuando bajo los rayos del ordeñose amanece de leche la penumbra del ánfora;el pan de trigo antes de entrar al horno;el lecho albar que está estrenando sábanasy la cuerda del patio con la ropaque ponen a secar por la mañana!…Mucho de amargo y mucho de imposible tiene, en verdad, la carne de la Amada; en Ella hay la amargura de esas drogas blanquísimas,y es imposible como el Himalaya.Su carne es la Primera Comunión de la Carne,y tiene lo intocado de las páginasdonde no escribió nadie, porque esperan la manoque escriba con su sangre la Primera Palabra.¡Mujer de Nieve, inédita de los llanos polares!¡Mujer de Sal, como la vieja Estatua!Cuando duerme, su rostrose debe confundir con la almohada,y cuando muere la creerán dormida,porque después de muerta no podrá ser más pálida.¡Mujer de Nieve, efigie de la Muerte,Mujer de Sal, Estatua!Si has de venir a mí, ven por la sendamás nocturna o más blanca;así te fundirás en el caminoy yo no te veré hasta la llegada.Vendrás diciendo una palabra hueca,con muchas aes y la voz muy baja;tus dedos azulados palparán las tinieblas,y un collar de corales, ciñendo tu garganta,suspenderá hasta el vértice de mis presentimientosla evocación de las descabezadas.Mujer de sal, mujer de nieve, sientocomo un largo vacío tu blancura en el alma,y voy a ti como al abismo el ciego,aunque presienta que has de ser mañana,Como la muerte, fría e imposibley como la mujer de Lot, amarga…

LA VACA BLANCADe un amor que pasó, como un paisaje visto del tren, cuando se va de viaje; de un romance de un mes, en un cobijo del llano, una mujer me dejó un hijo. Ella murió, y abrieron una fosa, y allí metieron el residuo humano, y una cúpula azul sobre una losa fue el mausoleo: el cielo sobre el llano. Y me dejó un pequeño así de grande y como flor de harina, con unos ojos como para un sueño y el laberinto de su lengua china. Yo vine de muy lejos para verle. Tenía las pestañas muy largas; me miró fijamente y me mostró la lengua bajo la calva encía, con una picardía de granuja que dice: "Qué me verá esta gente?"Tuvo hambre. Yo anduve de covacha en covacha comprándole su leche al niño ajeno; cada vez que encontraba una muchacha, con cierta gula le miraba el seno.Había seis mujeres: eran cinco doncellas y una vieja arrugada; eran diez pechos para los placeres y dos que no servían para nada.Pasé por el corral y hallé en la puerta la vaca blanca y su ternera muerta. Y se vino hacia mí la vaca blanca, una estrella en la frente y una cruz en el anca…Mi niño era de nieve; su ternera, de armiño; por su ternera, yo le di mi niño.Y era aquel despertar por la mañana, cuando rompía el sueño el mugir de la vaca en la ventana, y el breve ordeñador iba al ordeño.Y aquella boca en el pezón colgante, y aquel mirar de vaca, mansamente, y después, él delante del testuz, y la vaca le lamía la frente. Hoy le enterramos. Vino la fiebre, y en dos días se me fue. En el camino he encontrado la vaca; por la tierra albariza se acercaba a lo lejos su dolor de nodriza…Los dos nos arrimamos, y se puso a mirarme; en la frente dolida se le avivó el lucero, y sus remotos ojos parecían hablarme del dolor que le daba de perder mi ternero.Y la nodriza y todo cuanto del llano tuve, se me quedó en el llano… La vaca me miraba…, me miraba de un modo, que yo sentí la angustia de tenderle la mano…

LUNA DE ABRIL

Luna de abril, descotada,con aguazal circunscrito,desnuda, con desnudezpura de pecho con niño.Luna llena, ubre de vaca,con lucero becerrillo;¡qué puro se pone el pechocuando se le cuelga el niño!Esta noche yo no sientoni sombra de odio por nadieni pena de verme preso,ni ganas de que me quitenlos grillos que me pusieron.Nada hay más impuro, nada,que el pecho de las mujeres,pero no hay nada más puroni mejor para mirarloque un pecho fuera del pechoy un niño al lado.

MIEDO

La sombra de una duda sobre mí se levantacuando llega el arrullo de tu voz a mi oído;miedo de conocerte; pero en el miedo hay tantapasión, que me parece que ya te he conocido.

Yo adiviné el misterio cantor de tu garganta.¿Será que lo he soñado? Tal vez lo he presentido:mujer cuando promete y nido cuando canta;mentira en la promesa y abandono en el nido.

Quizá no conocernos fuera mejor; yo sientocerca de ti el asalto de un mal presentimientoque me pone en los labios una emoción cobarde.

Y si asoma a mis ojos la sed de conocerte,van a ti mis audacias, mujer extraña y fuerte,pero el amor me grita: -¡si has llegado muy tarde!…

MURIÓ DE NUEVO UN DÍA… YO LA AMABA…

Murió de nuevo un día… yo la amaba,mas sin remedio se murió ese día…-¡Vuelve, Rabino, vuelve!… – yo clamaba -pero el Rabino rubio no volvía.

Pasó la niña veinte siglos muerta,murió Cafarnaún de Palestinay el alma mía, inútil y desierta,lloraba de inmortal sobre las ruinas.

¡Y la amaba, la amaba… Su blancurala buscaba en la blanca nebulosa,su cabellera entre la noche oscuray en el Poniente su color de rosa…

Y al fin la hallé… Escondida entre los tulesde una puesta de sol, estaba Ella;su carne inmóvil entre dos azulesinauguraba la primera estrella…

Y la encontré más blanca todavía,flotando en el azul, sin vestidura,¡qué blanca estaba así!… la niña míatenía veinte siglos de blancura…

Clamé al Amor entonces… Voces buenasdijeron a lo lejos: – Te ha escuchado! - clamé al eterno Amor… y a mi ladola blanca niña era una nube apenas…

Llegó el Amor. Los cielos fueron mudos,su leve paso silenció la esfera,llegó el eterno amor de pies desnudos,maduro el trigo de la cabellera…

"No es muerta… duerme!… y le ordenó:                                             -¡Levanta!y Ella se alzó, delgada de martirio,y una voz le subió por la gargantacomo una abeja que abandona un lirio.

Y ha vuelto a mí… su cabellera oscura,su misma voz… pero en la mano fríacon veinte siglos de amasar blancura,persiste el miedo de morirse un día….

NO SON PARA LA LIRA MANOS QUE ODIAN LA CALMA…

No son para la Lira manos que odian la calma;¡para cantarte me he pulsado el alma!Con un temblor de novia que se inicia,con un azoramiento de novicia,el candor de las páginas, rebaño de gacelas,aguarda ante mis ojos la llegada del Cántico,virgen como la espuma del Atlánticoantes del paso de las carabelas…

PRIMERA ESTACIÓN

Ya rindió una jornada la fiebre de mis brazosy aún están los leones de mi numen erguidos:los músculos alertas para nuevos zarpazosy firmes los pulmones para nuevos rugidos.

REGRESO AL MARSiempre es el mar donde mejor se quiere,fue siempre el mar donde mejor te quise;al amor, como al mar, no hay quien lo aliseni al mar, como al amor, quien lo modere.No hay quien como la mar familiariceni quien como la ola persevere,ni el que más diga en lo que vive y muerenos dice más de lo que el mar nos dice.Vamos de nuevo al mar; quiero encontrartela hora más azul para besartey el lugar más allá para quererte,donde el agua es al par agua y abismo,en la alta mar, en donde el aire mismose da un aire al amor y otro a la muerte.

SILENCIOCuando tú te quedes muda,cuando yo me quede ciego,nos quedarán las manosy el silencio.Cuando tú te pongas vieja,cuando yo me ponga viejo,nos quedarán los labiosy el silencio.Cuando tú te quedes muerta,cuando yo me quede muerto,tendrán que enterrarnos juntosy en silencio;y cuando tú resucites,cuando yo viva de nuevo,nos volveremos a amaren silencio;y cuando todo se acabepor siempre en el universo,será un silencio de amorel silencio.

TRÁNSITO DE UN RETRATO DE NOVIA

Hoy no ha podido el techoquítame el sol, como todos los días;hoy no ha podido el techoquítame las estrellas, como todas las noches,porque hoy vino el Retrato.Saltó la tapa de este viejo cofrey he visto al cielo con su sol de guardia.La novia venía solay en grupo con la mañana.

Yo no me daba cuentade lo hermosa que era, de lo que eran sus ojos;amigo, hay que estar presopara saber lo hermoso que es lo hermoso.

Yo no me daba cuentade aquellos ojos anchos, con una luz paisana,donde el quieto país de las pupilasoprime la provincia de una lágrima.Yo no me daba cuenta de cómo todo esohabla de frío y choza y luz en la ventana.

Yo no me daba cuentade esa sombra de luz, de esa luz como en sombras,que es el zaguán de la belleza. 

La encuentro más delgada.Se quedó triste en el retrato mismoy un dedal de sonrisa que querría mandarmese le quebró en el borde de un puchero imprevisto.

Antes de mi prisión era menos mujer.¿Si será por los meses? ¿Si será por los siglos?

Pero, nada como la alegríade encontrarme presente en su cabeza,nada como saberque no se ha cortado las trenzas.

Muchas gracias, coqueta;muchas gracias, aduladora,ya sabes que me gustas con los cabellos largosy cómo te odiaría con la trenza cortada,fea, como un muchacho.

En cambio, qué bien vas cuando vas por la casa,con el pelo tendido,con el pelo en la espalda,con el pelo en las sienesrecogido en dos bandasy aquella boca que llorasi tardan en retratarla.Así debe estar la tierra,así debe estar la Patria,que mientras están sus novios metidos entre la Cárcelse deja crecer las trenzas y pone triste la cara.Así vamos a encontrarte,así vamos a encontrarla,suelta la voz nosotros, y ella y túde trenzas suelta y llanto en la palabray ese calor de fiesta en la provinciade las novias que esperan como patrias.

COLOQUIO BAJO LA PALMA

Lo que hay que ser es mejor y no decir que se es bueno ni que se sea malo, lo que hay que hacer es amar lo libre en el ser humano, lo que hay que hacer es saber, alumbrarse ojos y manos y corazón y cabeza y después, ir alumbrando.

Lo que hay que hacer es dar más sin decir lo que se ha dado, lo que hay que dar es un modo de no tener demasiado y un modo de que otros tengan su modo de tener algo, trabajo es lo que hay que dar y su valor al trabajo y al que trabaja en la fábrica y al que trabaja en el campo, y al que trabaja en la mina y al que trabaja en el barco,

lo que hay que dar es todo, luz y sangre, voz y manos, y la paz y la alegría  que han de tener aquí abajo, que para las de allá arriba, no hay que apurarse tanto, si ha de ser disposición de Dios para el hombre honrado darle tierra al darlo a luz, darle luz al enterrarlo.

Por eso quiero, hijo mío, que te des a tus hermanos, que para su bien pelees y nunca te estés aislado; bruto y amado del mundo te prefiero a solo y sabio.

A Dios, que me dé tormentos, a Dios que me dé quebrantos, pero que no me dé un hijo de corazón solitario.

COLOQUIO BAJO EL OLIVO

Por mí, la flor en las bardas y la rosa de Martí, por mí el combate en la altura y en la palabra civil; para mí no hay negro esclavo, para mí no hay indio vil, para mí no hay perro judío ni hay español gachupín, el bravo ataca el sistema y respeta al paladín, el Cid abre herida nueva, no pega en la cicatriz y es pura la niña mora  como las hijas del Cid.

MIRADA

Redonda la boca del pozo

un cristal, el agua tranquila. 

Asómate, amor y mírate

abajo en el fondo. 

Lo que no puedes beber en mis labios

bébelo en mis ojos. 

¿Qué miras?… Burbujas

se elevan del fondo como si adentro

se estuviera ahogando

tu reflejo, tú mismo, sumergido en mis ojos. 

 Redonda la copa del cielo

un cristal, el aire sin nubes. 

Asómate, amor y mírate arriba, en la cumbre 

el agua que no bebas en mis lagos, 

bébelo en mis nubes. 

¿Qué miras? Estrellas 

bajan de allá arriba, 

como si en las alturas te abrasaras

tú mismo, Amor, que estás en mis pupilas. 

PALABREO DE LA ALEGRÍA PÉRDIDA

De La Juanbimbada

Compadre Venancio Laya,dígale a Juan Pablo Páeque me mande mi guitarray usted mismo me la trae.Anónimo venezolano

Más que me carguen de jierro,más que me roben la hija,más que solo y sin cobija,me echen aquí como un perro,más que me den por encierroun castillo en una playa,mi corazón no desmayasi le dejan su alegría,que no hay mejor compañía,compadre Venancio Laya.

Me quitaron mi derecho,compadre, lo que más quiero,mi alazán refistolero,mi palma de llano y techo;mi palma con guitarra y pecho,el recuerdo se distrae,cuando la pena decaey la guitarra la enlaza;eso, si usté tiene raza,dígale a Juan Pablo Páe.

Asina que usté lo veadígale usté, compañero,que eso no lo hace un llanerosin pretina y con correa;que aprete más la maneaque mis tobillos amarra,que robe voz de chicharra,que robe luz de cocuyo,pero, si tiene lo suyo,que me mande mi guitarra.

Y si no hay en el Castilloguitarra p"al prisionero,échele un fiao al rancherode una vela de a cuartillo;que el copetico amarillole prenda Juan Pablo Páey si en el patio le caela caldereta marina,póngale la mano asinay usté mismo me la trae.

PALABREO DE LA RECLUTA

De La Juanbimbada

¿Quién le va a secar el llanto,si pasó la Comisióny le dejó el corazóncomo capilla sin santo?

Si vino el reclutamiento,se fue Juan y quedó Juana.Si queda llanto en sabanapor todo acompañamiento;si una comisión de vientoprendió el olor de mastranto,si reclutaron el canto,si no hay ni nube en el cieloque le preste su pañuelo¿quién le va a secar el llanto?

¿Qué va a haber potro en potreroni pareja en el velorio,ni garza en el dormitorioni vaca en el lamedero?¿Cómo va a haber becerrerotrenzando leche y canción,si van casa y galeróncamino de San Fernando,cómo no va a estar llorando,si pasó la Comisión?

Mire, se llevó la vaca,mire, se llevó el te quiero,se llevó el ay que me muerode media noche en la hamaca,se llevó la guacharaca,la manta de guarnición,la promesa de varónen el hijo prometido.Mire, se llevó el latidoy me dejó el corazón.

Y allí está, sin más testigosque esperar mañana y tardesu menos de –Dios lo guarde,su más de – ¡Hasta cuánto, amigo!Becerrera del castigo,trenzando cana y quebranto,y ha sufrido tanto y tantoy enterró tanto recuerdoque tiene el costado izquierdocomo capilla sin santo.

COPLAS DEL AMOR VIAJERO

De Poda (1934)

Ya pasaste por mi casa,a flor de ti la sonrisa…Fuiste un ensueño de gasa;fuiste una gasa en la brisa…

Te vi flotar en la brumaque tu blancura aureola,como un boceto de espumasobre un pedestal de ola.

Yo, que he buscado el luceroque a Belén lleva el camino,preso por lazos de aceroal potro de mi destino,

Pensé: —En sus brazos, con Ella,¡romperé, acero, tus lazos!¿Para qué quiere una estrellaquien tiene al cielo en los brazos?

Y tan cerca llegué a verteque te rozaba mi dedo…Tuve miedo de quererte…y ya es querer, tener miedo.

Ansiosos se han emboscadoen mis ojos, mis antojos,y tú también me has besadoveinte veces con los ojos.

Y tu mano pasionaria,aquella noche huyó en vano,porque mi mano corsariafue gavilán de tu mano.

Y he sentido que temblabantus labios en el café,cuando mis pies se angustiabanacorralando tu pie…

Pero te vas, sin dejarni una huella en el camino…Sombra azul que cruza el marla borra el azul marino…

No sé si me olvidarásni si es amor este miedo;yo solo sé que te vas,yo solo sé que me quedo.

Tal vez mañana, un mañanaremoto, traiga a tu lado,con el sol, por tu ventana,un rayo azul del pasado.

Releyendo viejas cosasy evocando cosas idas,entre amarillentas rosasy epístolas desvaídas,

Encontrarás al acasoentre coplas del camino,como en el fondo de un vasoroto una mancha de vino.

Al oído de la nietatu voz de abuela hablará:–Son los versos de un poetaque no sé si existe ya…

Ella dirá: – ¿Cómo era?¿Cruzará ignotos paísesy cual tú, sombra viajera,tendrá los cabellos grises?

Yo, entre tanto, junto al mar,esperaré tu veniday en un eterno esperarse me pasará la vida.

Vida traidora, por quientodo este Sueño se muere,si no te hice ningún bien,¿por qué tu mano me hiere?

Mi voz querrá ensordeceral propio mar con su llanto:¿Por qué no la vuelvo a ver,mi Dios, si la quiero tanto?

Y mi canción irá solahacia donde tú te pierdes…donde ella pase, la olatendrá un dolor de aguas verdes…

No sé si me olvidarásni si es amor este miedo;yo solo sé que te vas,yo solo sé que me quedo.

Y que si te quise ayer,hoy te siento más tiranay si así crece el querer¡cómo te querré mañana!

 

 

Autor:

Edgar Tovar

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