Las limitaciones de recursos de la Universidad vs los gastos económicos de las empresas en la capacitación de los profesionales. Un dilema de actualidad en la relación Universidad – Empresa.
Un problema de actualidad común a muchos países, es que las universidades carecen de los recursos materiales y financieros necesarios para lograr egresados de calidad, que les permita acreditar sus carreras y ponerlas a la altura de los centros más prestigiosos. Las empresas dedican cuantiosos recursos para recalificar y capacitar a los graduados que recibe de la universidad, que no están en condiciones de enfrentar los avances tecnológicos de la misma, para lo cual no fueron preparados en sus estudios. Este proceso logra una baja eficiencia, entre otras cosas, por que la empresa no está capacitada para enfrentar el problema.
Entre los principios que sustentan una acertada política educacional se encuentra la participación de toda la sociedad en la educación, lo que se concreta en que la educación es una tarea de todos. La materialización de esta máxima filosófica choca en ocasiones con el criterio de considerar el financiamiento de la formación de profesionales de calidad como un gasto y no como una rentable inversión en el desarrollo del país.
Esta inversión debe colocarse en el lugar en que con ella se logre mayor eficiencia, que son los centros más capacitados para lograr ese objetivo: las universidades.
Existe sin embargo una distorsión de esta situación. Las empresas no escatiman recursos en capacitar y recalificar a los graduados universitarios que recibe, porque esto le resulta una necesidad vital para su desarrollo productivo. Por otro lado, la universidad no pudo egresar un profesional preparado a la altura de las necesidades sociales, por no disponer de recursos materiales para lograrlo.
¿Qué ocurrirá si ese gasto de las empresas se invierte en la universidad?. El trabajo es una reflexión sobre el problema.
Un egresado universitario transmite al medio social donde se inserte la calidad de su formación, que es el producto de la calidad del proceso docente – educativo (PDE) de la institución de educación superior (IES), entendida ésta como un conjunto dinámico de características universales y particulares que se manifiesta en mayor o menor grado en un momento dado (Fundora, 1999), o el conjunto de propiedades inherentes al proceso formativo del hombre, que se determina a partir de las necesidades sociales y con el compromiso de todos los que se integran y asocian al mismo (Triana, 1999); o el conjunto de cualidades de una institución u organización estimados en un tiempo y situación dados, lo que significa el modo de ser de la institución que reúne las características de integralidad (incluye todos los factores necesarios pera el desarrollo del hombre), coherencia (congruencia entre fines, objetivos, estrategias, actividades, medios y evaluación) y eficacia (logro de fines mediante la acertada función de todos los elementos comprometidos), (CINDA, 1995). Aún cuando esta correspondencia no es directa, la calidad del egresado dependerá del nivel de calidad que acredita a la IES.
Hoy se manejan muchas definiciones y criterios de calidad para acreditar a la IES, o al currículo, de la carrera, disciplina, etc.; manejándose para ello diferentes conjuntos de conceptos, denominados dimensiones, componentes, o con otras nomenclaturas; pero en todos es cada vez más frecuente observar un denominador común: la disponibilidad de recursos. Las limitaciones de recursos de las universidades para cumplir con su principal cometido social, son una problemática de actualidad, sobre todo en los países del tercer mundo.
Dentro de las mayores limitaciones actuales de las IES, están los llamados recursos básicos, entendiéndose por ellos:
- Los recursos humanos: Existen limitaciones tanto en cantidad, por lo limitado de las plantillas para atender el cúmulo de tareas vinculadas al proceso educativo, como en la calidad, por la inestabilidad de los claustros debido a la permanente fuga del personal con más experiencia y preparación, hacia otras ofertas de empleo más tentadoras, en sectores de la producción y los servicios.
- Los recursos materiales: Las carencias abarcan tanto la infraestructura física (locales, laboratorios, talleres), como de equipamiento (medios de enseñanza, materiales gastables, equipos, instrumentos, mobiliario, transporte, etc.), y financieros (para la conservación, mantenimiento, renovación y reposición de la base material de estudios).
- Los recursos de información: Obsolencia de la bibliografía, poco acceso a revistas especializadas (por carencia de financiamiento para las suscripciones), poco acceso a fuentes de información y bases de datos de las empresas para su uso en la investigación (debido a medidas de seguridad informática), insuficiencia de medios informáticos (computadoras y sus periféricos, bibliotecas, etc.)
En la época actual mientras que la calidad es una tendencia social que inunda la industria, los servicios, el comercio y los consumidores, la educación superior se mantiene alejada de esta tendencia (Castillo, 1993). Sólo en los últimos años se ha comenzado a tomar conciencia de la necesidad de acreditación de las IES y sus carreras, como forma de estimular una actitud responsable en la educación superior en el proceso de formación terminal de los recursos humanos con alta calidad y competitividad (Lazo, 1996).
Los patrones de calidad de los recursos humanos de un país, deben ser, al menos, similares al de sus competidores comerciales, debido a que la contribución al costo de los bienes materiales y servicios producidos, del aporte intelectual de los recursos humanos (valor agregado), supera al de las materias primas y mano de obra, por lo que la competitividad en el mercado de esos bienes, es la competitividad de los recursos humanos (Castillo, 1993), o de lo contrario la posibilidad de acceder a esos mercados es mínima (Lazo, 1996).
Frente a las limitaciones de recursos naturales de un país, sus potencialidades de riquezas quedan en manos de sus recursos humanos. La abundancia de recursos naturales no es un requisito para que un país sea próspero. Es posible que cualquier país, con suficiente gente preparada y con una buena gestión, que produzca buenos productos de acuerdo con sus capacidades, con el mercado y con las necesidades sociales, no tenga que ser pobre (Dening, 1989).
Se presente entonces una disyuntiva ante la IES, por un lado la necesidad social de egresar profesionales de elevada calidad y por otro la carencia de recursos para lograr tal fin. A modo de ejemplo se presenta el caso de la educación superior cubana :
Entre los años 1981 y 1986 se realizaron investigaciones sobre la calidad de la preparación de los graduados universitarios de centros de educación adscritos al Ministerio de Educación Superior (MES.), en las que se prestó especial atención al análisis de la correspondencia entre la formación recibida, con las exigencias socio-profesionales que deben satisfacer los egresados en los primeros años de labor (Íñigo y Lazo, 1987).
En 1990 se realizó una investigación similar que abarcaba a los graduados de 1985 a 1988, ubicados en los centros más representativos de la esfera productiva y de los servicios y que tenían entre 1 y 5 años de trabajo (Lazo, 1996).
Estas investigaciones revelaron que, de modo general, la calidad de la preparación de los profesionales había crecido de manera continua en comparación con períodos anteriores, del mismo modo que revelaron un conjunto de deficiencias en la formación profesional de los estudiantes universitarios, entre las que se destacan:
- La presencia de dificultades para lograr una adecuada integración entre los contenidos de que se apropiaron y la solución de problemas técnico – profesionales, en los primeros años de su actividad laboral.
- Insuficiente preparación práctica para enfrentar el estadío de desarrollo tecnológico de los centros de la producción y los servicios.
- Necesidad de un conocimiento más específico de la actividad laboral concreta que se desarrolla en los centros de trabajo.
Como elementos de influencia sobre las anteriores insuficiencias, se destacaron:
- Insuficiente vinculación de los profesores a la práctica de su profesión.
- Insuficiente participación de los profesionales de la producción y los servicios, en el proceso de formación de los profesionales afines.
- Limitaciones de la base material de estudio: laboratorios, talleres, aulas especializadas, etcétera.
- El empleo de métodos de enseñanza con niveles reproductivos de asimilación, que no estimulan el trabajo independiente y condicionan el tutelaje de los estudiantes.
- Necesidad de consolidar la red de entidades laborales de carácter docente, donde se desarrolla una parte importante del pregrado, del postgrado y de las investigaciones, e introducción de los resultados.
Estas insuficiencias en la adaptación laboral de los egresados han tenido como consecuencia la necesidad de establecer etapas de adiestramiento para los jóvenes graduados que permitan la integración de los mismos a sus funciones laborales, por no haberse logrado ello en la etapa de pregrado.
Esto no ha sido una respuesta que solucione del todo el problema, dado que son muchas las dificultades que atentan contra la formación laboral de los adiestrados. Ha surgido un nuevo problema, el de las ineficiencias en la capacitación laboral de los jóvenes en adiestramiento.
Muchas de estas insuficiencias están relacionadas con las limitaciones materiales. La sociedad recibe un profesional no completamente apto para ejercer las funciones que debe asumir. La empresa, con razón, recibirá con desagrado al egresado y así se lo hará saber a la universidad. Ahora quedará en manos de la empresa el período de adiestramiento laboral, a lo cual tendrá que dedicar importantes recursos. ¿Dónde tendrán mayor eficiencia el empleo de estos recursos dedicados a la formación del profesional, en la universidad donde éste es su cometido principal, o en la empresa de producción o servicios, que no siempre está apta para ello?. La respuesta es obvia. El recurso hay que colocarlo donde más eficiente resulte su inversión, la eficiencia es también una dimensión de la calidad (Riaño, 1999; Fundora, 1999).
Para paliar las carencias de recursos, las universidades públicas latinoamericanas han implementado numerosos mecanismos para la obtención de financiamiento extrapresupuestario, entre los que se destacan:
- La suscripción de contratos de servicios con empresas.
- La realización de proyectos de innovación y desarrollo bajo el sistema de riesgos compartidos.
- La creación de empresas universitarias.
- La implementación de parques tecnológicos (Shuberoff, 1994).
En el caso de Cuba, estas vías aportan aún muy escasos ingresos. Existen problemas subjetivos por parte de las empresas derivados de la falta de confianza en las potencialidades de la universidad para afrontar la solución de sus problemas científico – tecnológicos.
A diferencia de lo que ocurre en el resto de América latina y el Caribe, donde la educación superior se ha ido separando cada vez más del entorno al que supuestamente debe servir (Lazo, 1996), en Cuba este vínculo se consolida, pero a un ritmo más lento que lo que demanda el país. Como señal de emergencia, se tiene que muchos de los problemas que afectan a los países del área en esta coyuntura, son comunes a la realidad actual, entre ellos:
- El sector productivo y de servicios de los países del área dedican un año y más para reentrenar a los egresados universitarios, con el propósito de ajustarlos a sus necesidades (Werther y Davis, 1991). En Cuba se establecen hasta dos años de adiestramiento para los recién graduados.
- Mientras que las IES se lamentan de la escasez de recursos económicos para formar un profesional de calidad, crece continuamente el número de empresas privadas dedicadas a satisfacer las necesidades de superación continua de los profesionales (op. cit.). En Cuba la capacitación laboral se dispersa hasta el nivel de pequeña empresa, a lo que se dedican cuantiosos recursos económicos por parte de un sinfín de organismos, los mismos recursos de los que carecen las IES del país.
- El gasto universitario se caracteriza por los altos montos dedicados al personal y escasos para el equipamiento y mejora de la calidad de los procesos vitales (op. cit.): docencia, investigación y extensión.
- La fuga permanente de los recursos humanos de mayor calificación, hacia el sector productivo y de los servicios (op. cit.).
- Los aportes, aún escasos de la educación superior para la elevación de la capacidad industrial y de servicios del país (op. cit).
La UNESCO ha hecho un dramático llamado ha través del informe de la Comisión Regional para la Educación Superior en la América Latina y el Caribe (CRESALC) sobre la necesidad de apoyar con recursos al empeño educativo de la región, señalando que una financiación pública limitada es una de las restricciones principales que se oponen al proceso de cambio y desarrollo de la Educación Superior; las IES deben mejorar su gestión y utilizar de manera más eficaz los recursos humanos y materiales de que disponen lo que es una manera de rendir cuentas a la sociedad, y por otro lado que las inversiones de capital en infraestructura (desde las vías de acceso al campus, laboratorios, bibliotecas, hasta las autopistas de la información) deben ser consideradas como obras públicas que forman parte del esfuerzo general destinado a la infraestructura del desarrollo de la economía (CRESALC, 1996)
En el caso cubano este esfuerzo es una realidad, pero las limitaciones económicas han provocado recortes financieros en la esfera de las inversiones para mejorar la base material de estudio (BME) de las IES de manera centralizada y es aquí que las empresas entran a jugar su papel en el redestino del financiamiento que dedican al acápite de capacitación del personal.
El caso concreto de Cuba aconseja extender este llamado a todas las Organizaciones de la Administración Central del Estado (OACE) del país, sean beneficiarias o no de la recepción de graduados universitarios, significando que la contribución con recursos básicos a la elevación de la calidad de los egresados universitarios es una muy rentable inversión y no un gasto.
Los estudiantes universitarios deben formarse desde los primeros años en la solución de problemas reales o simulados a los de la problemática profesional; en desarrollar habilidades prácticas y estimular la lógica del pensamiento; en la utilización de la ciencia y de la teoría científica para resolver dichos problemas (Vecino, 1993).
Una integración de las IES con los organismos de la producción y los servicios y su accionar conjunto, tanto en la educación de pregrado como de postgrado, son premisas para la formación de los profesionales de perfil amplio que la sociedad demanda. Esto significa una concepción sistémica de la docencia – producción – investigación, cuyo elemento integrador lo constituye la selección de problemas reales de la producción y los servicios, teniendo en cuenta las responsabilidades específicas de la educación superior por una parte, y por la otra de la producción y los servicios (Silva, 1993).
Estas ideas no pueden quedar en el marco del discurso o la exhortación.
La búsqueda de mayores niveles de rentabilidad por parte de muchas empresas, hace que consideren como gastos a eliminar, sus modestas contribuciones a la formación del personal técnico de alta calificación del país.
El criterio debe ser totalmente opuesto. Es ridículo pensar que la empresa más eficiente, rentable y que busque obtener mayor margen de ganancias pueda lograrlo a costa de reducir "gastos" en la formación de profesionales de calidad, cuando la perspectiva debe ser incrementar la inversión en esta arista del desarrollo social.
Los mecanismos para esta inversión pueden ir del nivel central entre OACE, hasta el territorial, para lo cual se necesita una legislación más precisa y exigente para con los deberes y derechos de cada cual.
Los siguientes ejemplos, permiten ilustrar esta situación en el caso de carreras que se cursan en la universidad de Pinar del Río:
Ingeniería en Telecomunicaciones y Electrónica:
Entre las funciones del egresado está el diseño de sistemas propios del objeto de la profesión, función que se forma en tres niveles: Analítico, Simulado y Real.
La universidad está en condiciones de cumplir la formación del ingeniero hasta el nivel de simulación (en computadoras), pero no puede legar a la etapa real en la totalidad de las habilidades (solo en un 50% aproximadamente), es decir de enfrentarlo al objeto real, al que va a encontrar en su esfera de actuación, debido a que para ello necesita de dispositivos electrónicos, paneles, instrumentos de medición, herramientas, etc.: es decir de recursos constituidos en medios de enseñanza. En su etapa de pregrado el ingeniero en formación no "toca" los objetos reales de su esfera de actuación.
Por otro lado, las empresas de telecomunicaciones dedican importantes recursos financieros, de fondo de tiempo de empleo y otros, en capacitar a los recién graduados que recibe de la universidad.
Otro tanto ocurre con la formación laboral – investigativa de los estudiantes de esta carrera. Si tenemos en cuenta que el componente laboral no es sólo la visita a la unidad productiva o de servicios, es en la participación activa del estudiante en la solución de los problemas, donde experimenta parcialmente la realidad del trabajo y lo que ello implica, además la actividad laboral no es el mero vínculo de la teoría con la práctica, es ante todo, formar las habilidades profesionales, las que le permiten resolver los problemas complejos, multivariados y difíciles de la realidad objetiva. El PDE en su componente laboral se desarrolla fundamentalmente en las condiciones concretas de la producción y los servicios, de la práctica social, en instituciones denominadas unidades docentes o entidades laborales. En las unidades docentes los estudiantes hacen vida de obreros, técnicos o profesionales y aprenden haciendo, resolviendo problemas (Torres y Álvarez, 1993).
¿Cómo lograr estas elevadas aspiraciones, si no se dispone de una unidad docente para esta carrera, si ocurren rechazos a la capacitación de los estudiantes, de marginación en los talleres, sobre todo en las prácticas de los primeros años, que por su importancia en la orientación profesional, deben ser motivantes en grado sumo?.
No siempre la empresa asume la necesidad de brindar atención esmerada a la formación de los profesionales que luego recibirá. No se ha logrado que las empresas afines creen las condiciones requeridas para desarrollar las prácticas. El nivel de confianza en las potencialidades de los estudiantes para enfrentar problemas reales de la producción y los servicios es bajo.
Ingeniería Mecánica.
La principal dificultad en la formación de este ingeniero, es la carencia de talleres para la formación termoenergética, que es uno de los campos de actuación del mismo. Se dispone de los talleres de este tipo en las empresas del territorio, pero hay incomprensiones en esto. Las empresas aducen limitaciones para acondicionar locales y dedicar otros recursos para ello. Sin embargo a la universidad se le hacen constantes solicitudes de cursos de postgrado dirigidos a capacitar a los ingenieros en ejercicio en mantenimiento, refrigeración y termoenergética, sin contar los períodos de adiestramiento que necesitan los recién graduados.
Por otro lado, en los dos primeros años de la carrera, la práctica laboral no se hace en condiciones reales de la producción, sino modeladas es el propio centro de estudios, con las consabidas limitaciones de su base material de estudios (BME).
Ingeniería geológica.
La casi totalidad de los problemas que enfrenta el estudiante en sus prácticas laborales son simulados, casi por excepción alguno responde a necesidades reales de las empresas del territorio. La carrera no se inserta en los proyectos de las empresas y los estudiantes no participan en la solución de sus problemas, la situación es más crítica, dado que las empresas no tienen ocupación ni responsabilidad en la formación de estos profesionales; cierto es que la actividad geológica está muy deprimida, no sólo en el país, sino en nuestra área geográfica.
Ingeniería Agrónoma.
Esta carrera dispone de una unidad docente que asegura buenas condiciones de vida durante la estancia de los estudiantes de práctica, pero por si sola no garantiza toda la formación laboral – investigativa de los profesionales en formación con la calidad requerida. En ella no se cubren todas las esferas de actuación de este ingeniero, tiene limitaciones en su BME (laboratorios, parcela docente). La carrera utiliza otras entidades laborales para cubrir los otros campos de acción, pero aún así quedan objetivos con un cumplimiento parcial, por ejemplo la dirección de procesos productivos, la manipulación de los medios de las empresas, etc. El trabajo dirigido a la solución de problemas reales por parte de los estudiantes se cumple por excepción.
Ingeniería Forestal.
También dispone de una unidad docente que brinda las condiciones de estancia a los estudiantes, pero con limitaciones materiales (transporte fundamentalmente) que limita el aprovechamiento óptimo del tiempo en las actividades prácticas, el cual se emplea en actividades académicas.
La empresa no está abierta al desarrollo científico – técnico, por lo que la investigación científica de los estudiantes no se apoya en los problemas reales de la misma. Un ejemplo elocuente es que casi ningún trabajo de diploma de los estudiantes se ha realizado sobre problemas de la empresa. Esto indica falta de acceso a los recursos informáticos de la misma.
Licenciatura en Contabilidad y Finanzas.
La carrera cuenta con una unidad docente que funciona como casa matriz para la ubicación de los estudiantes de práctica en otras entidades laborales que se le subordinan en la actividad contable, y ocurre que estas últimas en ocasiones rechazan a los estudiantes, o los ponen a realizar actividades ajenas al cumplimiento de los objetivos de la práctica, o no se atiende de modo sistemático al estudiante, o no se le da acceso a la información primaria en ocasiones por problemas de seguridad o falta de confianza en el mismo.
Otros ejemplos harían innecesariamente extenso el trabajo, al propósito de señalar que el gasto que haga la empresa para contribuir a formar, desde el pregrado, a los futuros profesionales que deberá asimilar en el futuro, es una inversión de alta utilidad, pues la mejor capacitación de los egresados universitarios reduce los plazos de adiestramiento laboral y permite la más rápida integración de los mismos a sus funciones profesionales, con un grado mayor de competencia.
Como se ha mostrado los recursos necesarios no tienen que ser necesariamente materiales o financieros, fondo de tiempo de los profesionales de la empresa, información, confianza y sobre todo conciencia de la necesidad de contribuir a la formación de los profesionales que la sociedad demanda, son también recursos necesarios.
La formación de profesionales de calidad tiene que ser un compromiso de todos lo que forman parte del problema. Si la universidad no posee los recursos para lograr egresados que acrediten una alta calidad en su formación profesional, la empresa que lo recibe deberá hacer cuantiosas erogaciones para lograr su recalificación y esta historia se repetirá en cuantas empresas reciban recién graduados y así el monto de gasto en este renglón se multiplica. En el caso de cubano, el saldo de estos gastos va al mismo bolsillo. Si parte de estos recursos hubiesen contribuido a elevar el nivel de la BME de la IES, la empresa recibiría un mejor producto y el beneficio social redundaría en todo el país.
La concepción pedagógica, denominada principio de estudio – trabajo, sólo se hace realidad en la educación superior a través del vínculo universidad – empresa, como una responsabilidad compartida no sólo de intenciones, sino de recursos.
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Jorge Luis Herrera Fuentes
Departamento de Física. Facultad de Geología y Mecánica.
Universidad "Hermanos Saíz Montes de Oca" de Pinar del Río.
Martí no.270. Pinar del Río. C.P. 20100. Cuba.
Licenciado en Educación, especialidad de Física, graduado en 1978, en el Instituto Superior Pedagógico de Pinar del Río. Profesor Titular. Doctor en Pedagogía. Máster en Ciencias de la Educación. Vicedecano de la Facultad de Geología y Mecánica de la Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca de Pinar del Río. Investiga en el campo de la Didáctica de la Educación Superior, en particular en la formación de las habilidades necesarias para los modos de actuación de los futuros profesionales y su capacitación laboral en las unidades docentes.