- Alta y baja autoestima
- Fundaciones de la autoestima
- Auto representación: algunas diferencias
- El yo como teoría personal
- El papel de la escuela
- La autoestima ¿es una moda?
- Referencias
Resumen: La noción de autoestima es discutida como un sistema de construcción individual que da estabilidad, consistencia y continuidad a la noción de persona, y que termina siendo único, intercambiable y portador de grandes diferenciaciones. Se asume que el individuo inicia desde muy temprano la elaboración (o "fábrica") de un modelo de significado personal en cuya producción intervienen la familia, los estilos de crianza, la escuela, los modelos disciplinarios y distintos procesos de interacción social. La genuina percepción de la propia competencia es un instrumento básico definidor del valer personal, opuesto a las imágenes del yo glorificadas, que se realizan vía narcisismo, dominación, grandiosidad o lucimiento.
Alta y baja autoestima
Una revisión sumaria de la literatura sugiere que la autoestima es una noción muy útil para lograr diferenciaciones relevantes entre los individuos. Las personas de autoestima alta han sido ya descritas como defensivas, capaces de emplear mecanismos represivos para evitar que sus aspectos negativos puedan reconocerse (Cohen, 1959). Desde un punto de vista estrictamente freudiano y neofreudiano, esa defensividad significaría carencia de insight y tal carencia sería indicación de desajuste. También se les ha visto como dueños de muy mala memoria cuando se trata de recordar los fracasos, pero no cuando se trata de rememorar los éxitos (Silverman, 1964). Y se les ha identificado como personas que suelen estimar sus ejecuciones mucho más positivamente de lo que realmente son (Crary, 1966).
Las actitudes y expectativas características de los individuos de autoestima alta dan lugar a una mayor independencia social y, supuestamente, originan índices de creatividad más elevados. Ello significaría un estilo caracterológico más asertivo, al mismo tiempo que señalaría una capacidad de acción social más vigorosa. Implicaciones? Tales individuos serían mucho más participantes que oyentes en discusiones grupales, tendrían menos problemas en la formación de amistades, y expresarían sus opiniones aún teniendo la certeza de anticipar reacciones hostiles. Y como son individuos que lucen menos complicados en el contexto personal, presentarían sus ideas y opiniones en forma directa, al mismo tiempo que examinarían los contextos individuales foráneos con mayor objetividad y realismo (Coopersmith, 1967).
Las personas de baja autoestima, además de evidenciar una autovaloración negativa, suelen juzgar menos favorablemente sus ejecuciones aun cuando sean objetivamente comparables a las de los demás. También se ha dicho que una autoestima baja produce violencia. Que la gente cuya autoestima es baja tratará de alcanzar niveles más altos por medios violentos, dominando agresivamente a otros. Al mismo tiempo, suele afirmarse lo contrario (Baumeister, Smart y Boden, 1996): lo que se conecta a la violencia es, precisamente, la autoestima alta, combinada con amenazas al ego. Cuando los puntos de vista favorables sobre nosotros mismos son cuestionados, impugnados, burlados o retados, la respuesta normal debe ser agresión contra la fuente amenazante. Y esto debe ser especialmente cierto si se trata de personas que poseen un punto de vista positivo pero no realista sobre sí mismos.
Para la teoría psicodinámica parece muy claro que las raíces de una autoestima pobre deben hallarse en (a) un auto-concepto patológico (personas que se ven a sí mismas como muy gordas aun cuando se hallan dentro de límites de peso normales); (b) un superyo primitivo (las expectativas parentales internalizadas no han sufrido modificaciones desde la niñez y ello hace al individuo adulto vulnerable ante la depresión al sentirse "por fuera" de esas expectativas); y (c) un yo ideal o auto imagen no realista, que conduce al mantenimiento de auto percepciones poco felices de sí mismo.
Los niños de alta y baja autoestima también difieren en su modo de experienciar el mundo y en su conducta social general. Los primeros suelen acercarse a las personas con la expectativa de que serán bien recibidos. Y a las tareas se aproximan convencidos de que serán exitosos. Al enfrentar problemas evidencian gran confianza en sí mismos, en sus percepciones y en sus juicios. Sus auto conceptos, más favorables, los lleva a confiar en sus creencias y reacciones, facilitando la tarea de mantener sus opiniones cuando existen diferencias, al promover en ellos la tendencia a la expresión de ideas novedosas y a mantenerlas (Coopersmith, 1967).
Fundaciones de la autoestima
El sentido del valer personal (o autoestima) varía entre los individuos de modo muy notable. Y en gran medida esta variación es responsable por la calidad de la respuesta y los niveles de ajuste individual frente a la realidad. En su construcción, creemos, la experiencia previa de control ambiental es sumamente benéfica mientras que la experiencia de falta de control pudiera ser un factor debilitante. Resulta comprensible, entonces, que algunos individuos asuman su conducta como autogobernada, no dictada por las situaciones, mientras que otros estén convencidos de la imposibilidad de controlar su ambiente para lograr mejores resultados.
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