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Valoración y crítica a algunas de las posiciones del lingüista Ferdinand de Saussure con relación al signo lingüístico (página 2)


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Con relación al  signo lingüístico Saussure  decía: Llamamos signo a la combinación del concepto y de la imagen acústica: pero en el uso corriente este término designa generalmente la imagen acústica sola… Y proponemos conservar la palabra signo para designar el conjunto, y reemplazar concepto e imagen acústica respectivamente  con significado y significante… (Saussure, 1973: 127)

En el estudio del signo la lingüística marxista (materialista y dialéctica) toma los elementos positivos de la concepción bilateralista de Saussure y los aspectos positivos de la concepción referencial reflejada en el triángulo de Ogden y Richards (valorada por otros especialistas), a partir de una posición filosófica materialista dialéctica que tiene en cuenta la teoría del reflejo como parte de la teoría del conocimiento.

De estas reflexiones se considera así la bilateralidad del signo  en la unidad dialéctica de lo material y lo ideal  con un carácter eminentemente social.No se trata precisamente de contraponer lo psíquico a lo material como erróneamente lo concibió  Saussure, sino de integrar lo psíquico y lo físico en la concepción bilateralista del signo lingüístico. Además el significante no es sola ni esencialmente la imagen acústica. El significante es una expresión material, física, fónica, eventualmente gráfica, que a su vez incluye, de manera natural, la imagen acústica que él provoca.

Existe una unidad dialéctica del aspecto fónico y la imagen acústica del aspecto material correspondiente que no permite separación. Separar el sonido real de la imagen acústica constituyó un error de la lingüística saussureana que ha penetrado fundamentalmente en los análisis  de fonética y fonología.

El significado como el contenido lingüístico de los signos que refleja el resultado del proceso del conocimiento de la realidad, en su unidad dialéctica con el significante, están presentes tanto en la lengua (en el sistema) como en el habla (en el discurso) y es lo que hace posible la transmisión del pensamiento. Es en el discurso donde una serie de fenómenos fónicos van deviniendo significantes  que, a su vez, hacen posible la significación y de esa manera la aparición del signo como unidad dialéctica de forma y contenido. 

La relación interna fundamental del signo es la significación. En este proceso esta se desarrolla en dos aspectos: la denotación y la connotación. La primera  refleja la relación del signo con el referente, con la realidad objetiva, por lo que es considerado un componente nuclear, estable y abstracto del signo, mientras que la segunda refleja la relación del signo con el emisor, quien está siempre condicionado por su cultura, por su entorno social, aspecto este que Saussure no vio. La connotación es considerado además, un componente periférico, inestable (variable) y relativamente concreto.  

Si el proceso significativo refleja dos tipos de relaciones (denotativa y connotativa), entonces se puede  hablar de dos componentes del significado. Desde el punto de vista saussureano, se tienen  en el significado un núcleo denotativo y una periferia connotativa.

Las relaciones externas del signo lingüístico son subdivididas gracias a la doble función del lenguaje; de servir al pensamiento y a la comunicación, en dependencia de cómo se enfoque el signo, acorde a una u otra función del lenguaje. Si se retoma el modelo triangular, se puede ver que desde el punto de vista de la función noética los signos lingüísticos se relacionan con el pensamiento de manera directa y con la realidad de manera indirecta, mediata.

Estas relaciones externas del signo lingüístico vistas desde el punto de vista de la función noética se consideran  relaciones translingüísticas, porque son relaciones del lenguaje con cosas que no son el lenguaje – en este caso, son relaciones con el pensamiento y con la realidad.

A la relación que se establece entre el signo y los referentes de los objetos de la realidad que él abarca con sus significados, se le denomina relación designativa (o proceso designativo)  La designación es el proceso en el que los signos nombran un objeto aprehendido, es decir, realizan su capacidad de aplicarse a una clase determinada de referentes. A la relación que se establece entre el signo y el pensamiento  se le llama  relación consignativa (o proceso consignativo). La consignación es entendida, entonces, como la capacidad de los signos de acompañar o sustentar las nociones mentales, los contenidos del pensamiento.  

Esto significa que el lenguaje dota, provee de signos al pensamiento y esos signos sirven de soporte, de compañía al correspondiente conjunto de contenidos noéticos. El significante significa y al significar genera el significado, es decir, el contenido semántico.

El signo es de naturaleza dual y designa los referentes de los objetos de la realidad, pero lo hace de manera indirecta a través del contenido del pensamiento consignado. Debido a la operación consignativa, el signo adquiere un poder designativo.

En este complejo proceso de reflejo la realidad  se imprime en los sentidos  y en el pensamiento, como el elemento reflector de esa realidad. La dinámica está en el acto de reflejar y no su resultado simplemente. La percepción de los objetos de la realidad permite  que a través del reflejo se impriman en la conciencia del hombre las huellas del objeto, que constituyen sus rasgos esenciales  como referente, y a partir de esto se configure la noción de la realidad,  que tiene lugar en  el proceso de la actividad cognoscitiva del hombre, en el proceso del conocimiento, de ahí su relación dialéctica. Al referirse al proceso del reflejo, A. N. Leontiev  presupuso siempre un trabajo activo, constructivo del sujeto del reflejo y del conocimiento de la realidad objetiva, donde se reconoce la relación sujeto objeto a través de la praxis social. 

En la relación pensamiento-lenguaje-realidad reflejada en el triángulo de Ogden y Richards se dan además las relaciones translingüística inmediata, de la consignación; la translingüística mediata,  de la designación   y la  extralingüística: el reflejo.

El proceso activo de reflejo del ser humano está estrechamente ligado a la naturaleza y contenidos del pensamiento con sus dos componentes en estrecha unión: el abstracto, lógico, conceptual  y el concreto, sensoroperceptual  o por imágenes. La estructura que se encuentra en el significado lingüístico y en el proceso de la significación es un reflejo y un producto de la estructura del pensamiento humano.

Con la aparición del lenguaje como estructura material del pensamiento, según plantearon Marx y Engels, en su interiorización está reflejada la función noética yaque los signos lingüísticos consignan los contenidos del pensamiento, y en esta medida estos pueden elevarse a la categoría de verdaderas nociones, es decir, de pensamiento abstracto,  de pensamiento nocional. Acerca de la importancia del lenguaje en su relación con el pensamiento Ferdinand de Saussure señalaba: Filósofos y lingüistas han estado siempre de acuerdo en reconocer que, sin la ayuda de los signos, seríamos incapaces de distinguir dos ideas de manera clara y constante.

De ahí que se puedan  usar los signos con un alto valor emotivo y a su vez diferenciarlos, en dependencia de lo que se trate  expresar: una ofensa, una alabanza, un insulto, etc., pero es muy difícil que se logre eliminar el componente nuclear (referencial, denotativo) del signo.

El concepto de valor reviste una importancia vital para la teoría y caracterización del signo lingüístico, desde el punto de vista de la función comunicativa, así como las relaciones que se establecen entre los signos en los dos ejes esenciales: el paradigmático y el sintagmático; y la relación que se establece entre los signos y los hablantes, es decir, el aspecto pragmático.

Es Ferdinand de Saussure  quien  merece  el mérito de haber tratado el valor del signo lingüístico,pero para Saussure el valor es algo que tiene su punto de partida fuera del signo. Es algo que se interioriza y por eso se le llama valor. El signo lingüístico presenta una gran riqueza de relaciones internas y también de relaciones externas por lo que las palabras pueden diferenciarse por su valor. El valor es algo que pertenece y afecta esencialmente al contenido funcional, pero, por constituir estos dos contenidos parte del significado, afecta también el contenido semántico categorial. 

En el sistema, el signo siempre tiene un valor determinado, pero en el discurso ese valor sistémico se completa y se hace más complejo a través del valor más específico, que viene del contexto en el que está empleado.

Con relación al valor en el signo lingüístico se debe  asumir una posición contraria a la del lingüista Ferdinand de Saussure,  al no ver el   valor como algo extraño al signo, como algo que esté fuera del signo sino como parte del significado del signo, como rasgos que se reconocen o se atribuyen al referente y que pasan a formar parte de la estructura del significado. 

En la lingüística moderna Ferdinand de  Saussure (1976) fue uno de los que se inició, junto con B. de Courtenay, en considerar la lengua como un sistema estructurado de signos. Su modelo binario del signo, sin embargo, debe ser considerado ya que Saussure estudió la lengua  como sistema y, a pesar de analizar el proceso de la comunicación, al hablar del signo se aísla de este tópico y se refiere a lo que él llamó la langue (lengua) y no a la parole (habla).

El modelo binario de Saussure es de base mentalista, dado que el signo para él es una entidad psíquica bilateral que está formada por el signifie (concepto / significado) y un signifiant (la imagen acústica). Saussure  postula en su modelo dos principios básicos:

– El signo lingüístico es arbitrario. Considera que la arbitrariedad radica en la relación que se establece entre el significante y el significado (sin tener en cuenta la relación entre el signo en su conjunto y el referente).

– El significante tiene un carácter lineal. Sus componentes constituyen una cadena de elementos que se suceden en el tiempo y en el espacio.

El modelo que propone Saussure se  distancia del usuario y de las funciones del signo ya que en este modelo binario no se tiene en cuenta el objeto (referente) denotado por el signo.

En resumen, en el estudio del signo lingüístico el complejo proceso de interrelación entre el pensamiento y el lenguaje se puede analizar con más objetividad si se parte del análisis de las funciones que desempeña el lenguaje en la formación y expresión del pensamiento, es decir la función intelectiva (noética) y la función comunicativa (semiótica).

A través de la función intelectiva (noética)  el lenguaje sirve al pensamiento en su formación y formulación. Al respecto Curbeira, C.A. (2005) plantea: Sin el lenguaje el pensamiento no se puede formar en el grado de complejidad que requiere la praxis social.  Por otra parte, sin lenguaje el pensamiento no podría formularse en signos que le sirvieran para exteriorizarse, podríamos decir para materializarse, para hacer posible la expresión material del pensamiento.

La función noética se basa en relaciones translingüísticas del signo con el pensamiento y la conciencia de la que el pensamiento es una parte, aunque es realmente una parte principal. La concepción marxista sobre la conciencia considera que esta constituye una forma cualitativamente específica de la psiquis. Los clásicos del marxismo afirman que aunque la conciencia presenta una larga prehistoria evolutiva en el mundo animal, surge por primera vez en el hombre durante el proceso de establecimiento de las relaciones de trabajo y sociales, siendo  desde sus inicios un producto social.

La función noética está estrechamente ligada a los procesos de filogénesis del lenguaje, o sea, con los procesos del surgimiento del lenguaje en la sociedad y con la ontogénesis del lenguaje, o lo que es lo mismo, con los procesos de adquisición del lenguaje por el niño.

En la función noética existe una complicada relación entre el lenguaje y el  pensamiento. Tanto el pensamiento como el lenguaje encierran en sí, a un tiempo, lo social y lo biológico, lo que se corresponde con la naturaleza dual del ser humano (social y biológica). Precisamente en la unidad de lo social, lo individual y lo biológico se revela lo específico de la relación entre el lenguaje y el pensamiento.

En esta correlación se distinguen dos tipos de pensamiento: El pensamiento cognoscitivo, o sea, el reflejo, la comprensión y aprehensión de los objetos y fenómenos de la realidad y el pensamiento comunicativo, o sea, la transformación de la experiencia, el conocimiento acumulado para sí, en la información para el interlocutor.

En el pensamiento cognoscitivo el lenguaje interviene como base e instrumento con cuyos recursos el hombre se crea un referente, una imagen (noción) del objeto, se apropia de los conocimientos acerca de él, mediante los procesos de análisis, abstracción y generalización. En el plano psicológico (noético) del pensamiento cognoscitivo el proceso fundamental en el que el lenguaje cumple su función es el de formación de nociones y conceptos sobre la base de los aspectos sensoriales.

En el pensamiento comunicativo se revelan otros aspectos del lenguaje y se utilizan recursos lingüísticos para ordenar, regular y configurar la transmisión del pensamiento a otros en forma verbal.  En el plano psicológico del pensamiento comunicativo el proceso fundamental en el que participa el lenguaje es el de apropiarse de los conocimientos y darles una forma conveniente para comunicarlos en interacción con  otros individuos.

La función semiótica incluye varias subfunciones: la representativa, la apelativa, la expresiva, la fática, la metalingüística y  la poética, entre otras. Esta función cubre tres aspectos esenciales: el sintáctico, el semántico y el pragmático y sirve a un proceso real que es la comunicación, por eso también se le denomina función comunicativa. Hay una gran cantidad de información socializada e intercambios constantes en la comunicación que no se podrían realizar sin un lenguaje articulado concreto y sin una lengua común específica donde medie como elemento fundamental: la palabra.

L. S. Vigotsky, al analizar la relación entre pensamiento y palabra señala que la relación entre pensamiento y palabra es un proceso viviente; el pensamiento nace a través de las palabras. Una palabra sin pensamiento es una cosa muerta, y un pensamiento desprovisto de palabras permanece en la sombra.

Muchos fueron los aportes de Ferdinand de Saussure  que sirvieron de guía a sus discípulos y seguidores, a pesar de que los postulados de su concepción resultaron en ocasiones contradictorios y condujeron a interpretaciones diversas, no obstante, sirvieron de base teórica para establecer la posibilidad del estudio científico de las lenguas contemporáneas y para el surgimiento de una importante corriente de la lingüística contemporánea: el estructuralismo.

El enfoque psicológico de Saussure es criticado por algunos representantes de la escuela lingüística a la que muchos consideran que él da inicio y que se mantiene bajo los conceptos del estructuralismo, sobre todo del norteamericano de los años "40 -"50. Ese estructuralismo norteamericano, trata por todos los medios de excluir el subjetivismo y la intuición de la descripción de la lengua.

No obstante, Ferdinand de Saussure,  a quien corresponde  el gran aporte de la escuela sociológica con su curso de lingüística general, contribuyó enormemente al surgimiento de la lingüística general, disciplina que trata los problemas teóricos de la lengua a partir del estudio de su estructura y sus condicionamientos internos. Los principios metodológicos postulados por este autor, constituyen la base en que descansan las contribuciones lingüísticas realizadas después de él hasta la fecha.

Sin negar que el lenguaje es un hecho social,  Saussure  orientó por el contrario el análisis de la relaciones entre lenguaje y sociedad en una dirección completamente diferente que hasta el momento parece haber quedado demostrada como la mejor según plantea Mounin en su obra Historia de la Lingüística.

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Curbeira C. A. Introducción a la Teoría del Lenguaje. La Habana, 2005.

-_____________. Selección de lecturas de Introducción a la Teoría del Lenguaje.

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-Vigotsky, S. L. Pensamiento y lenguaje. La Habana, 1966

 

 

 

Autora:

MSc. Liliana Valdés Aragón

Centro: Facultad de Cultura Física "Nancy Uranga Romagoza"

Título académico: Licenciatura en Lengua Inglesa

Categoría docente: Asistente

Grado científico

Partes: 1, 2
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