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Taller sobre autoestima


  1. Creatividad y autoestima
  2. Amor a sí mismo no es soberbia
  3. La identidad y la mirada de los otros
  4. Bibliografía

La incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado, pero no es, quizá, menos vano, esforzarse por comprender el pasado si no se sabe nada del presente.

Marc Bloch, Hintroduccion a la historia.

Pondré sobre la mesa las herramientas de trabajo: la relación entre la persona y sus valores, los baluartes narcisistas, la modalidad de tramitación de duelos y traumas pasados y presentes, los efectos de la vida actual y de los proyectos (personales y compartidos) en la autoestima (Horstein, 2011).

La autoestima es una experiencia afectiva y cognitiva, y desempeña la función de termostato emocional, pues modula el impacto de las emociones negativas, evitando que se extiendan al resto de la vida.

¿De qué se alimenta la autoestima y de qué se realimenta? Para algunos se nutre principalmente de factores externos: el éxito laboral, la apariencia física o el amor de otros significativos. para otros se nutre de realizaciones sublimadas, más difíciles de describir, porque parecen estar más allá (Horstein, 2011).

Por más que la valoración socio-cultural no pude faltar, la sublimación sólo pude ser definida por los avatares de una historia y por la significación personal de esta actividad que puede estar en concordancia con los valores sociales. La sublimación se diferencia de las actividades llamadas adaptativas por su compromiso subjetivo, en algunos casos, se opone al discurso social dominante, aunque el oposicionismo, por supuesto, no indica por sí sólo creatividad.

Lo que parce indudable es que Pablo Casals como músico y René Favaloro como médico disfrutaban lo que hacían. No estaban mirando el reloj para apurarse a volver a casa y mirara la tele. Quizá Luis Federico Leloir estaba cómodo en si silla de paja. No estuvimos cerca de estas personas. Sólo conocemos al personaje. Si Einstein llegaba en sandalias a una fiesta de gala no era para espantar a los Fashions sino de distraído, mejor dicho, de abstraído en su propia fiesta. ¿No es mejor entusiasmarse con el proyecto propio que con el de algún líder, espiritual o roquero?.

Creatividad y autoestima

La autoestima necesita estrategias de sostenimiento, desarrollo y protección. Algunas personas realizan enormes esfuerzos para proteger la autoestima: negación de la realidad, huida o evasión, agresividad hacia los demás, sacrifican diversos aspectos de la calidad de vida y se torturan ante exigencias por expectativas propias y ajenas (Horstein, 2011).

Se habla mucho de creatividad y de talleres de creatividad. Creatividad, como felicidad, es una palabra demasiado grande. En cambio, talleres es modesta, remite a mameluco, a fábrica. Carlitos Chaplin sufría en aquella línea de montaje, poniendo una tuerca tras otra. Y en verdad, la mayoría de los puestos de trabajo no exige ni ofrece demasiado en el aspecto creativo.

No nos olvidemos de lo social al pensar la autoestima. Un individuo apático es un individuo no motivado por la sociedad ni por él mismo. Yo soy a la vez dos: el que creo que soy y el que espera algo de mí (los ideales, digamos). Espero logros, relaciones, pero también cosas impalpables, como reconocimientos y afectos.

A menos que estemos "bajoneados", queremos ir hacia adelante, sea para ganar más, poder descansar más y poder disfrutar más. Sí, vamos por más, aunque México sea un país "chilango" y se mire con recelo a quien le va bien, o uno se torture con ideas políticas que vaya a saber de donde salieron, o mejor aún, dónde va a ir a parar. ¿Es imposible obtener un empleo, habida cuenta de la calamidad del desempleo? ¿Es imposible cambiar de empleo? ¿Encontrar pareja? Un montón de personas lo logran a nuestro alrededor. Otro montón, es cierto, no lo logra (Horstein, 2011).

El prójimo a veces nos intimida, perturba nuestra entrega, todas nuestras entregas. Hago negocios, pero no soy Carlos Slim. Me divierto con la natación pero no soy un competidor olímpico. ¿Cómo puedo así gustar a mi mismo? Y encima hay vocecitas que nos dicen que eso está mal.

Sí, lo sé. No hace falta que sea una eminencia. Tengo que hacer lo mío, lo que me guste. Por eso son buenos los talleres de creatividad cuando en ellos uno va descubriendo lo que quiere o, al menos, lo que quiere hacer. Una cuestión más bien práctica: si me estoy quedando horas y horas con la caña en la laguna de Chascomus, es porque me gusta pescar. Vaya a saber por qué. ¡Porque me place, chin…¡

Es y no es difícil pasarla bien. Es y no es difícil mejorar la digitalización en el piano, tener mejor sexo, mejor afecto. En el taller de pintura no se aprende intelectualmente pero se aprende a pintar y pintar, por contagio, por estímulo del maestro. Recordando y olvidando a Picasso. Y ese esfuerzo es creativo (Horstein, 2011).

Escribimos estos artículos para entender los problemas de la autoestima, después de haber escrito sobre economía, bienestar y demás. Cada mañana nos levantamos llenos de proyectos y con alguna "mala onda". El contenido negativo puede ser una pereza morbosa.

Usted dirá, y tiene razón, que son pocos los que llegan al suicidio. Pero no son pocos los muertos en vida, los que apenas viven, los que se dejan embarullar por lo mortífero. (Horstein, 2011).

Amor a sí mismo no es soberbia

El amor propio, la imagen y confianza en sí mismo son indispensables para la autoestima.

"Amor a sí mismo" es un modo de decir. Incluso puede confundirse con la soberbia. Supone quererse aceptando defectos, límites y fracasos. Este núcleo de amor a uno mismo no depende exclusivamente de los logros y vínculos actuales. Su presencia consigue resistir la adversidad y sobrellevar decepciones. No impide sufrimiento ni dudas, pero protege de la desesperanza. La soberbia es ciega. No reconozco ningún talón de Aquiles, me creo perfecto, subestimo a los demás, no están a mi altura. "No estoy a la altura de alguien que canta en auditorio nacional" puede ser un juicio sensato de mi parte. El que no está en el nivel soy yo. En cambio, pensar que es el otro el que no está a mi nivel generalmente es pedantería, pero no siempre (Horstein, 2011).

Ese amor a uno mismo depende de cómo fuimos y somos amados y valorados. Sin embargo, nunca es fácil discernir en alguien, más allá de su presentación social, el amor que siente por sí mismo.

La autoconfianza se alimenta de sentirse capaz de actuar satisfactoriamente en situaciones diversas, sin atormentarse mientras se las enfrenta. A diferencia del amor por uno mismo y de la imagen de sí, la confianza en sí mismo no es tan difícil de identificar. Es observable como alguien afronta situaciones (Horstein, 2011).

¿De dónde procede esa confianza? principalmente de antiguos vínculos. En estos escritos, de vez en cuando, vamos a hablar de papá y mamá. Tengo la esperanza de que usted no lo tome como una reblandecida telenovela. ¿Los fracasos le son presentados al niño como una consecuencia de sus actos? ¿Es recompensado por sus esfuerzos, por sus intentos, o sólo por sus logros? ¿Cómo se le enseña a sacar provecho de sus dificultades, en vez de bajar los brazos? La confianza en uno mismo se trasmite tanto por el ejemplo como por el discurso, como adelante con el ejemplo de San Martín (Horstein, 2011).

Los vínculos y logros valorizados[1]son indispensables para la autoestima. Valoramos nuestros logros pero aspiramos también a ser queridos y valorados en relaciones con los demás. En muchos casos el ser queridos sin ser valorados no satisface nuestra autoestima.

La confianza escasa nos hace sentir tan vulnerables que para proteger nuestra autoestima se inhibe la acción. En mi trabajo todos gritan, pero no me voy a quejar porque son muchos. Iré con los compañeros y hablaré de soccer, aunque no me interesa demasiado. A ver si no piensan que soy "raro".

La vida tiene algo de partido, y todos queremos ganar alguno. Hay personas que buscan el triunfo por interpósita persona , por ejemplo, su pareja o los hijos. Fulano se desloma para que su hijo no pase "por lo que él tuvo que pasar". Mengano lleva a su hijo de diez años al club de fútbol o al entrenador de tenis. Le han dicho que "el chico tiene condiciones". En estos casos se suele hablar de abnegación, pero también es una inversión a futuro que quizás se vea recompensada con fama y dinero. El señor Williams, un desconocido, pasará a ser el padre de serena Williams, la que hace vibrar a las tribunas. El señor Williams tendrá una autoestima vicariante, aunque su cuenta bancaria tenga siete ceros.

Ocupación no es lo mismo que preocupación. Es diferente prepararse para ir a una fiesta o prepararse tanto que cuando lleguemos a la fiesta ya habrá terminado. Es como adiestrar un batallón que no llega nunca al campo de batalla. Es beneficiosa cierta reflexión sobre la autoestima como preámbulo para mejorarla, pero no hay un reloj que indique cuando estamos exagerando (Horstein, 2011).

La identidad y la mirada de los otros

La identidad consiste en una combinación de opiniones y experiencias. Mirada condicionada por múltiples juicios y mirada de los otros. Si la identidad y la autoestima no tomaran en cuenta a los otros, se acercarían peligrosamente al autismo. (Horstein, 2011).

La identidad es una suma más o menos integrada de identificaciones. Un rompecabezas-computadora. La multiplicidad de miradas y propuestas significativas de los otros significativos abastecen piezas del rompecabezas, rompecabezas que sólo uno puede armar, eligiendo aquellas que lo ayuden a proseguir su búsqueda (Horstein, 2011).

La autoestima se manifiesta a través de las emociones, de los pensamientos y la acción: influye en nuestras relaciones sociales y proyectos. Nadie carece de ideas acerca de sí mismo y de su valor. Y estas ideas influyen en nuestras acciones y sentimientos. Se nutre también de los signos de reconocimiento social, así como de nuestros logros y acciones consideradas exitosas. También de nuestros vínculos y proyectos. La autoestima facilita la acción: la acción alienta, modela y construye la autoestima. En la actualidad los vínculos sociales son más inestables. Entonces la construcción de la autoestima y su preservación en las azarosas calles de la urbe están más basadas en la autonomía y en la eficacia personal (Horstein, 2011).

La autoestima es un juicio: observamos y juzgamos. Nos juzgamos a partir también de lo que creemos que es el juicio de los demás, con razón o sin ella. ¿Quién no juzga? ¿De dondé vienen esas vocecitas que escuchamos, suaves y penetrantes? Será lo que deba ser. Escucho la voz severa de mi padre, que no esperaba mucho de mí. Serás lo que debas ser. Escucho la voz amable de mi profesor de piano, confiado en que aprenderé.

"Reprochar" es "censurar, reprender a alguien por lo que ha hecho o dicho". Es también "echar en cara". El que reprocha intenta censurar algo que hicimos, un pensamiento que tuvimos. "Juzgar", en cambio, es "deliberar acerca de la culpabilidad de alguien, o de la razón que le asiente en el asunto. El juez no prejuzga culpabilidad sino que juzga. Juzgar es relacionar un hecho con un valor (Horstein, 2011).

Si un paciente ha venido a consulta, conozco algo de sus valores, así como los de sus colegas, sus amigos y su familia. Se dice a sí mismo y se repite que es un abogado mediocre. Me habla de los grandes figurones del foro local, algunos honestos otros no tanto. Conoce hasta la vida privada de los abogados famosos del mundo entero.

No existe una buena autoestima sin los otros, pero tampoco contra los otros o a costa de los otros. (Horstein, 2011).

La autoestima ocupa un lugar esencial en el bienestar subjetivo de sus variados componentes: mantener relaciones afectivas satisfactorias, lograr cierta autonomía y cumplir ciertas metas.

Puedo ser admirado por mis pares como un profesional excepcional y, sin embargo, considerarme poco valioso, incluso como profesional. Pueden los demás verme como alguien seguro y sereno mientras yo dudo y me torturo. Los éxitos que no incrementan la autoestima no son sentidos como propios y son vividos como impostados (Horstein, 2011).

Las personas se evalúan a sí misma según su ejecución de tareas, su concordancia con los patrones éticos y estéticos, la forma en que otros los aman o aceptan y el grado de poder que ejercen. Si soy heavy metal compito con otros que también lo son, esos otros me valoran hasta cierto punto (como yo a ellos) y hay un ranking de méritos heavy metal.

Tener autoafirmación es respetar nuestros anhelos y deseos, y expresarlos adecuadamente defendiendo nuestras convicciones, valores y sentimientos, lo que requiere identificar nuestros objetivos y llevar a cabo las acciones que nos permitan alcanzarlos. Una fuente importante de autoestima es la integridad, por la cual nuestras actividades son congruentes con lo que sentimos y pensamos (Horstein, 2011).

Para Nathaniel Branden (1995) existen seis pilares de la autoestima

  • 1) La práctica de vivir conscientemente: los que no evitan pensar y no niegan ciertos hechos desagradables, reflexionando acerca de las elecciones y decisiones.

  • 2) La práctica de aceptarse a uno mismo: aplica asumir como propio lo que pensamos, lo que sentimos, lo que hemos dicho y lo que somos.

  • 3) La práctica de la responsabilidad: necesitamos responsabilizarnos de nuestras acciones y sus efectos.

  • 4) La práctica de la autoafirmación: afirmarse es respetar nuestros deseos, valores y convicciones. Enfrentar los desafíos de la vida y no eludirlos.

  • 5) La práctica de vivir con un proyecto: los proyectos impulsan hacia un futuro deseable.

  • 6) La práctica de la integridad: es ser congruente con los valores profesados. Si mis acciones entran en conflicto con valores, mi autoestima se lesiona.

Un poco de sociología e historia (lo menos tendenciosa que podamos). En el trabajo prestamos atención, interés, esfuerzo, etc. Atención, interés, esfuerzo, creatividad, como en la entrega amorosa. El trabajo es una linda entrega o una fea rendición (Horstein, 2011).

La precariedad actual del vínculo con la empresa afecta primero a los trabajadores menos cualificados y casi enseguida a los cuadros jerárquicos. Las carreras profesionales se vuelven volátiles. Es lo que ocurrió en el Primer Mundo. Con ribetes trágicos y seres humanos escarbando en la basura.

Siempre hubo desocupados o, como llaman gráficamente en España, parados. El "ejército industrial de reserva", según Marx, servía para desalentar los pedidos de aumento pero seguía estando dentro del mapa. En algún momento volverían al mercado laboral. Hoy se habla de "excluidos", personas que tal vez nunca volverán a tener un empleo en blanco o incluso un trabajo cualquiera. En los países prósperos reciben un subsidio. En los pobres, viven a la intemperie. Como no tienen ducha, suelen estar sucios, pero son transparentes. Nadie los ve. O se los usa como clientela de políticos inescrupulosos. Los pocos que los ven los llaman excluidos.

Unos más, unos menos, todos tenemos la posibilidad de convertirnos en excluidos.

Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,

guardé silencio,

porque yo no era comunista.

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,

guarde silencio,

porque yo no era socialdemócrata.

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,

no protesté,

porque yo no era sindicalista.

Cuando vinieron a buscar a los judíos,

no protesté,

porque yo no era judío.

Cuando vinieron a buscarme,

no había nadie más que pudiera protestar[2]

Entre la sartén y el fuego. A diferencia de algunos pájaros que anidan en nido ajeno, el ser humano tiene que construirse su propio nido. Los materiales cambian y cambian sus técnicas de variación.

Antes las instituciones ahogaban al individuo, lo encorsetaban. Ahora el deterioro institucional lo baja desnudo y a la intemperie, en un enrarecido paisaje lunar, sin puntos de referencia. El sujeto se encuentra abandonado a sí mismo, expuesto a una dominación cada vez más anónima e insidiosa, a sistemas de consumo, de comunicación que se apoderan de su ser y lo alienan solapadamente. En tal situación, ¿Cuáles son las formas y las condiciones de la autoestima? Ya no se trata de identificarse con el progreso o con una clase social, sino de preguntarse: ¿Qué puedo hacer, individual y colectivamente, para no perder el hilo de mi propia vida? … (Horstein, 2011).

Bibliografía

  • ALTRHUSSER, Louis. 1969. Para leer el capital. Siglo XXI. Buenos Aires Argentina.

  • ATLAN, henri. 1979. Entre le cristal et la fumée. Seuil. París, Francia; Entre el cristal y el humo. Debate. Madrid, España. 1990.

  • BALANDIER, Georges. 1993. El desorden. Gedisa. Barcelona, España.

  • BRANDEN, Nathaniel. 1995. Los seis pilares de la autoestima. Paídos. México.

  • HORSTEIN Luis. 2011. Autoestima e Identidad: Narcicismo y valores sociales. 1ra edición. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, Argentina.

  • NIETZSCHE, Friedrich. 1976. Más allá del bien y del mal. Obras completas. Aguilar. Buenos Aires, Argentina.

Elaborado por:

José Luis Villagrana Zúñiga.

Maestro en Economía de la Empresa por la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), Licenciado en Economía (UAZ), … y curioso por naturaleza.

Zacatecas, México. 9 de marzo de 2015.

30/01/2015

[1] Es decir, no cualquier logro, ni siquiera un logro que es enorme para los demás. Un logro, chico o grande, que tenga valor para mí.

[2] Poema del pastor protestante alemán Martin Niemöller, que se suele atribuir a Bertolt Brecht.