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El ajo y sus propiedades medicinales (página 2)

Enviado por Bego Orive Tudela


Partes: 1, 2

También encontramos entre un 0,1 y un 0,4 % de aceite esencial, que posee gran cantidad de componentes sulfurosos, como el disulfuro de alilo, el trisulfuro de alilo, el tetrasulfuro de alilo, el sulfuro de divinilo, entre otros.

Existen otros principios activos como la garcilina, la aliina, la alicina, enzimas (aliinasa, lisozima, peroxidasas, desoxirribonucleasas), sacarosa, fructosanos, mucílagos, quercitina, y ajoeno.

Los fructosanos se encuentran en un porcentaje muy diferente si la planta está en estado fresco o seco, de un 75% a un 15%, respectivamente.

Debido a los principios activos mencionados anteriormente, el ajo posee unas acciones terapéuticas que le diferencian de otras plantas medicinales que pertenecen a su misma familia.

El hecho de que posea aceite esencial, le otorga una acción expectorante, carminativa, relajante del sistema nervioso y vermífuga. Y en especial por el disulfuro y el trisulfuro de dialilo y el trisulfuro de metilalilo, el ajo posee un efecto fibrinolítico y antiagregante plaquetario.

Debido principalmente a la alicina, producto que se obtiene por la transformación por medio de un enzima, de la aliína, tiene un poder antiséptico, fungicida, depurativo, bactericida, reductor de lípidos, antioxidante y fibrinolítico.

Tiene una acción diurética al poseer una gran cantidad de fructosanos. Y será mayor si la planta se consume seca.

Posee propiedades anticoagulantes, debido a su contenido en ajoeno, componentes sulfurosos, aliína y adenosina.

Tiene una acción antioxidante debido a su contenido en quercitina y alicina.

La presencia de alicina y alilsulfuro le otorgan una acción antiparasitaria.

Tiene una acción antirreumática debido a los compuestos azufrados o sulfurados.

Recientes estudios han comprobado que cuando se produce la reacción entre la alicina y grupos sulfhidrilo, el ajo posee una acción antineoplásica.

Fue en el siglo XIX (1858), cuando Louis Pasteur demuestra que el ajo era un antibiótico natural, ya que detenía el crecimiento de bacterias que eran preparadas en un cultivo de laboratorio. Pero no será hasta los años 40 del pasado siglo XX, cuando el premio nobel Arthur Stoll, da a conocer uno de los componentes básicos del ajo, la aliina. Y en el año 1944 se descubre que dicha sustancia tiene poder bactericida. Desde ese momento se multiplicaran las investigaciones relacionadas con esta planta medicinal.

Quizás es el ajo el remedio natural con mayores propiedades medicinales demostradas de forma experimental.

Existen diferentes estudios que nos demuestran las diferentes acciones terapéuticas y aplicaciones que se le otorgan al ajo.

Encontramos un estudio llevado acabo el pasado año, donde se cuestiona si el ajo protege contra los problemas cardíacos.

Realizado por el profesor de una universidad estadounidense, David Kraus. Se nos expone que el ajo posee un compuesto que produce en los tejidos o vasos sanguíneos la liberación de una sustancia química que se conoce como sulfuro de hidrógeno, ésta en grandes cantidades puede llevar a la muerte, pero de forma controlada ayuda a la relajación y a que se produzca una desinflamación de los vasos sanguíneos.

Pero tras este hallazgo los investigadores exponían que el modo de consumir el ajo tenía una importancia primordial.

Otro estudio llevado a cabo por una universidad de California, concluía que el ajo no tenía poder alguno para reducir los niveles de colesterol LDL sanguíneo.

Realizado con 192 personas que tenían valores altos de colesterol LDL y a los que se les proporcionó ajo durante un periodo de seis meses. Mes tras mes, se pudo comprobar que los valores del colesterol LDL no cambiaron.

En este caso solo se comprobó el efecto del ajo fresco y no el de un complemento de ajo.

En comparación, encontramos un estudio realizado en Alemania con 261 personas, los cuales fueron divididos en dos grupos. Uno recibió un placebo y el otro tabletas de polvo de ajo. Trascurridas 12 semanas de tratamiento, se pudo comprobar que los niveles de colesterol y triglicéridos se redujeron un 12 y un 17 %, respectivamente en el grupo que recibió el suplemento de ajo, en relación con el grupo placebo.

Tras una monografía realizada profesionalmente y que fue revisada por colaboradores del Natural Stardard Research, y que hemos extraído de la página web , podemos estudiar diferentes usos que se le otorgan al ajo y que han sido llevados a estudio, para poder comprobar su evidencia científica.[1] Tras realizar una revisión, nos damos cuenta que las evidencias de los usos del ajo no son

tan científicas como podrían parecer a simple vista.

En la actualidad el ajo es utilizado en el tratamiento de la arterioesclerosis, la hipertensión, el colesterol, en la claudicación intermitente, en el infarto de miocardio, la angina de pecho, las hemorroides, por su poder fluidificante de la circulación sanguínea. tanto para evitarlas o para luchar contra ellas.

En el reumatismo, los edemas, la gota, … por su poder diurético.

En procesos infecciosos del aparato respiratorio como la gripe, la bronquitis, la faringitis; en el digestivo para putrefacciones intestinales, diarreas, …; en el excretor para infecciones renales, cistitis; debido a su poder bactericida.

Como coadyuvante en el tratamiento de la diabetes; y también contra parásitos intestinales como los oxiuros.

Y existen tendencias muy recientes que asocian el consumo de ajo con la inhibición del cáncer.

En uso externo es utilizado para picaduras de insectos, en hongos, enfermedades de la piel, como la hiperqueratosis; en el dolor de oídos en casos de otitis; en el pie de atleta.

Existen diferentes formas de preparación del ajo.

Cuando éste es utilizado como un tratamiento preventivo, en el cual no sea necesario una determinada cantidad de principio activo, lo más recomendable será ingerir de 1 a 3 dientes de ajo masticados, por la mañana en ayunas y de forma cruda. Cuando por el contrario se trata de un tratamiento para una determinada afección o patología, se utilizan otros preparados, y habitualmente se realizan tratamientos prolongados que tiene una duración mínima de seis meses.

Estos preparados son suplementos extraídos del ajo, los cuales nos permiten poder cuantificar de forma mucho más precisa la cantidad de principio activo que debe e ingiere el paciente.

Vía interna:

  • Jugo de ajo: que se administran de 10 a 30 gotas por dosis.

  • Extracto seco (5:1): en cápsulas o perlas, de 100 a 250 mg. por unidad, con una dosis máxima al día de 600 a 900 mg.

  • Tintura madre o extracto fluido (1:1): de 40 a 50 gotas, tres veces al día.

  • Tintura (1:5): de 2 a 4 ml. tres veces al día.

  • Nebulizado: 50 a 100 mg., tres veces al día.

  • Jarabe de ajo: zumo de ajo, 20 ml.; ácido acético diluido, 20 ml.; sacarosa , 80 gr., de 2 a 5 ml. en cada toma.

  • Aceite esencial: dosis de 10 a 20 gotas, tres veces al día.

Vía externa:

  • Pomada antiséptica compuesta por partes iguales de jugo de ajo y vaselina, y se aplica tres o cuatro veces al día.

  • Aceite esencial diluido en una base oleosa.

  • Fresco, aplicado en una rodaja sobre hiperqueratosis, verrugas.

Un consumo de una gran cantidad de ajo puede llegar a provocar ardores de boca y esófago, irritación intestinal, a nivel interno; y por vía externa, dermatitis de contacto. Y el aceite esencial puro, puede llegar a producir náuseas.

Está contraindicado su uso en el caso de problemas de sangrado o de coagulación sanguínea o cuando se va a someter a una operación quirúrgica; debido a su elevado contenido en yodo, en hipertiroidismo; en el embarazo.

Se sabe que puede interaccionar con el ácido acetil salicílico, con los anticoagulantes orales, con drogas antiinflamatorias no esteroideas, cuando se toman medicaciones antihipertensivas, en el tratamiento con la droga saquinavir para el VIH, con tratamientos para trastornos de las tiroides; con medicinas para controlar el nivel de azúcar en la sangre.

Todos estos efectos secundarios, contraindicaciones e interacciones, descritos anteriormente, se sabe que se debe a un consumo muy excesivo de ajo fresco o al uso de sus fitoterápicos.

Tras realizar este trabajo sobre la planta medicinal del ajo, me doy cuenta que es uno de los remedios medicinales más estudiados, pero al mismo tiempo, que la infinidad de investigaciones que existen al respecto son muy controvertidas.

Se trata tanto de una planta medicinal, como culinaria. Utilizada desde hace millones y millones de años por todas las civilizaciones; y dependiendo de la época en la que se encontraba era reconocido para unos usos determinados o para otros.

Unos estudios afirman que es bueno para "X" y al cabo de un tiempo, un nuevo investigador concluye que no es bueno para "ese X".

Me doy cuenta también, que en muchos de estos estudios no existe un gran rigor científico, o por el contrario, que las comparaciones entre las investigaciones se llevan a cabo entre los efectos que puede producir el ajo fresco con otros que hacen referencia a los suplementos. Y por lo tanto, las conclusiones nunca podrán llegar a ser coherentes.

En el caso de investigaciones referentes a los suplementos de ajo, muchas veces se ven reflejados los intereses comerciales de los laboratorios farmacéuticos, por lo que hace que te preguntes si los resultados son realmente veraces.

Tras saber con exactitud los principios activos que componen el ajo, me doy cuenta que su gran poder, ya sea como antibiótico, expectorante, vermífugo, etc, se debe a uno de sus principios activos, pero al mismo tiempo a la sinergia que existe entre todos ellos.

Al iniciar la investigación sobre el ajo, me propuse iniciar también un tratamiento preventivo con el mismo. Por lo que comencé a tomar un diente de ajo masticado, en ayunas cada mañana. Ya llevo casi un mes de tratamiento y sinceramente no he visto cambios significativos. Los niveles de azúcar en sangre no han variado; en todo este tiempo me he sentido con más energía, ¿pero será realmente debido al consumo de ajo?; erupciones cutáneas que me surgían de manera repetitiva, han desaparecido; y uno de los hechos que he podido constatar es que los ciclos menstruales han sido menos dolorosos y con una menor cantidad de coágulos. Sigo tomando el ajo cada mañana, pero me pregunto si estos resultados que yo he experimentado, se deben al consumo del ajo o no. Al mismo tiempo, también soy consciente que tratándose de un tratamiento natural, los resultados son mucho más lentos que si se trataran de drogas alopáticas y que tienen que realizarse durante mucho más tiempo.

De lo que si que estoy segura es de la tolerancia que tengo hacia esta planta medicinal, pues no he experimentado ningún efecto secundario de los descritos en el trabajo. Y el olor característico del ajo no ha sido, ni es, ningún impedimento para mis relaciones sociales. Hecho este, que me preocupaba en el momento que me decidí a iniciar la toma de ajo.

Me planteo que tal vez, en la actualidad se le da una importancia desmesurada a la utilidad terapéutica del ajo. Seguro que es efectivo en muchas afecciones y/o patologías, pero no creo que se trate de una panacea, y como todo tratamiento un exceso del mismo, una mala prescripción o dosificación, no considerar las contraindicaciones, etc, pueden llevar a su efecto contrario y producir graves consecuencias para el organismo. Por lo que se tiene que consumir con precaución y mucho más si se trata de suplementos. El consejo sería tomarlos por prescripción de un terapeuta y no sin ningún tipo de control.

  • Libros consultados:

– Heinerman, John. El ajo y sus propiedades curativas. Historia, remedios y recetas. Ediciones Paidos. Barcelona – Buenos AiresMéxico. 1995. 1era. Edición

– Valpiana, Tiziana. El ajo. Océano Ibis. Ediciones S.A. Barcelona, 1998.

– Ortemberg, Adriana. Cuatro tesoros de la salud. Ajo, limón, cebolla y zanahoria. Océano grupo editorial S.A. Barcelona, 2000.

– Berdonces i Serra, J.L.: Gran enciclopedia de las plantas medicinales. Terapia natural para el tercer milenio. Volumen I. Tikal ediciones. Madrid, 2006. Pag. 86 – 89.

– Parejo, Esther. Ajo: esencia mediterránea. LA Besana, edición IV nº 32, Abril del 2005.

– Gausachs, Ramón. Les herbes Remeires Vol. 1.

– Pérez Del Río, Pedro. Vademecum fitoterapia. Quintana de Rueda León, octubre 2004.

– Dr. Shealy, Norman. Medicina alternativa. Guías de Salud. Enciclopedia ilustrada de curación natural. Susaeta ediciones S.A. Pag. 65, 158-159.

  • Direcciones de páginas visitadas:

http://www.nietoeditores.com.mx/artuiculos.php?id_sec=&id_art=199&num_page=642.

www.healthday.com.

www.saludparati.com

http://www.consumaseguridad.com/normativa-legal/2007/07/17/2861.php

http://www.consumer.es/web/es/salud/prevencion/2007/28/165684.php

http://enebro.cnice.mecd.es /?gcorraki/ajo.html

http://ideasana.fundacioneroski.es/web/es/13/ajo/

http://www.culturismoweb.es/el-ajo-es-beneficioso.html

http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/druginfo/natural/patient-garlic.html

htpp://www.verduras.consumer.es/documentos/hortalizas/ajo/receta.php

http://www.sabormediterraneo.com/salud/ajo.htm

http://www.pronat.com.mx/Temas/ajo_anticoagulante.htm

www.naturalstandard.com

 

 

Autor:

Bego Orive Tudela

[1] Anexo página 1 y 2.

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