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Un siglo de movimiento pentecostal (página 2)


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Muchos hispanos de origen puerto riqueño que vivían en Estados Unidos y conocieron el pentecostalismo lo llevaron a las islas del caribe en los comienzos de 1910. Por su parte cristianos de origen mexicano, residentes en Los Angeles, fueron los primeros en recibir el bautismo del Espíritu Santo y establecerlo en varias ciudades del oeste de los Estados Unidos y llevarlo también a México; sin embargo los historiadores coinciden en señalar a María W. Atkinson, de la denominación pentecostal Iglesia de Dios (Cleveland, Tennesse) como la fundadora y organizadora del pentecostalismo en México cuando estableció varias iglesias en las ciudades de Obregón y Hermosillo, al norte del país azteca.

Cómo crece y porque lo hace

Pablo Deirós y Carlos Miranda coautores del libro "Latinoamérica en llamas" señalan que hacia 1950 se estimaba que el 25 % de los protestantes latinoamericanos eran carismáticos. Para fines de siglo XX el porcentaje era de 75 % de pentecostales en el mundo protestante. En otras palabras, tres de cada cuatro protestantes en América Latina son pentecostales.

Chile es el país con mayor porcentaje de pentecostales dentro del protestantismo (90%). Se estima en más de 20 millones de evangélicos en Brasil de los cuales son miembros de las Asambleas de Dios 9 millones. La iglesia local protestante más grande del mundo fue la Iglesia Metodista Pentecostal Jotabeche, de Santiago de Chile, que al año 2000 reportaba 350.000 miembros, superada únicamente por la iglesia coreana del Pastor David Yonggi Cho con 730.000 miembros para el mismo año.

En Centroamérica, Guatemala es el país donde ha florecido de mejor manera el movimiento pentecostal, generando congregaciones de miles de adherentes.

A que se debe tan espectacular crecimiento del pentecostalismo?. Se han escrito varios estudios e investigaciones. Expongamos algunas causas para entender el crecimiento geométrico del movimiento pentecostal. Orientado a los sectores de población más empobrecidos de las ciudades y del campo, las campañas de predicación de los líderes pentecostales se acompañan con "sanidad divina", circunstancia que resulta espectacular para las multitudes asistentes y de enorme beneficio personal y económico para quienes experimentan sanidad física. Una demostración de tal magnitud del poder de Dios convence a los más escépticos.

El segundo agente de crecimiento encontramos en la enseñanza que los pentecostales hacen respecto al sacerdocio universal de los creyentes, ello se interpreta como la obligación que cada hermano(a) de la congregación tiene de evangelizar a cuanta persona encuentre en su camino, se considera casi pecado el no evangelizar y se pide de sus miembros que den fruto, interpretado como la consecución de nuevos integrantes de la iglesia.

En tercer lugar, se trata de la confianza que los misioneros depositan en el liderazgo local, a diferencia de otras denominaciones históricas que se resisten a trasladar a los nacionales las responsabilidades eclesiales aduciendo falta de preparación y competencia. Al respecto David Stoll en su libro "América Latina se vuelve protestante?" menciona que la Escuela Fuller de Misión Mundial realizó un estudio a mediados del siglo XX y se encontró que las iglesias no pentecostales contabilizaban un 90% de misioneros protestantes en América Latina pero únicamente un 37 % de conversos, el otro 10 % de misioneros correspondía a pentecostales que contabilizaban un 63 % de los fieles.

Otro elemento tiene que ver con la forma de organización de las iglesias pentecostales, éstas tienden a generar mecanismos de autogestión por parte de la congregación local, sin depender mucho de la denominación, misión, concilio o como se denomine la estructura jerárquica superior. Esto facilita la atención al hombre y mujer que se encuentra en una situación concreta y necesita solución inmediata, sin recurrir a esquemas, trámites o fórmulas institucionales centralizadas que muchas veces en vez de ayudar a los feligreses, entorpecen la gestión de los creyentes.

Pocas denominaciones pentecostales mantienen un sistema rígido centralizado de gobierno que a la postre cobran el precio de no permitirle un mayor crecimiento. En este mismo enfoque se ubican todas las congregaciones locales, regionales, nacionales y de otra cobertura territorial que se declaran independientes de las grandes denominaciones pentecostales y que son numerosas en el continente.

Un agente final de crecimiento debemos encontrar en la utilización que los pentecostales hacen de los medios de comunicación masiva, convirtiendo el micrófono de radio o la pantalla de televisión en púlpitos para predicar a quienes los escuchen o vean. Ha surgido una enorme cantidad de predicadores de radio y tele evangelistas con un tremendo manejo de imagen, propia del mundo moderno.

Aporte al protestantismo

El Movimiento pentecostal aporta fundamentalmente con su cuantiosa membresía y sus métodos de crecimiento.

Es poco su aporte teológico, se espera de los pentecostales más reflexión sobre algo tan querido para ellos, la tercera persona de la trinidad, el Espíritu Santo (pneumatología). Sin embargo en la eclesiología es significativo su aporte; han dado otro giro a la alabanza y adoración a Dios; desarrollan un liturgia dominical libre de los obligados cánones de calendarios litúrgicos anuales; la centralidad y el mensaje de la Palabra de Dios se adecua a las necesidades de la congregación; consideran de gran valor y solemnidad los dos sacramentos: bautismo en agua y santa cena e incluso algunas iglesias pentecostales dan el rango de sacramento al lavatorio de pies, aunque lo califican de sacramento menor.

En algunos círculos pentecostales, por desgracia todavía, se ve con desdén la educación teológica de sus pastores, líderes y miembros.

Existen pastores que cuando un joven quiere estudiar teología en un seminario o universidad, le contestan que en vez de estudiar homilética debe dedicar horas enteras a la "arrodillética" que es más eficaz, que no es necesario estudiar hermenéutica, sino practicar "ayunética". Por cierto que también existen denominaciones y congregaciones pentecostales que dan gran importancia a la capacitación teológica de sus miembros.

De la misma manera que el pentecostalismo es un aporte significativo al protestantismo, desde otro ángulo se puede apreciar las dificultades que ciertos desbordamientos del movimiento trae a los evangélicos.

La insistencia en la enseñanza del poder del demonio, la ingenua presentación del estudio en cuanto a los ángeles, la exposición del mensaje de la salvación cristiana como un producto mágico que se comercializa en el mercado de consumo de la sociedad en que vivimos, hablar de la resurrección de Jesucristo sin considerar su crucifixión en un ofrecimiento de la gracia barata. En definitiva un evangelio "light" que se adecua al mundo para seducir, cuando la misión del verdadero Evangelio de Cristo es conducir a los seres humanos al encuentro con el amor de Dios.

Hemos dedicado este breve análisis a los cien años del movimiento pentecostal en el mundo y particularmente en América Latina y su aporte al protestantismo.

Sin embargo de ello, no podemos concluir sin mencionar que a mediados del siglo XX, como consecuencia del movimiento pentecostal, surgió otro similar en círculos católicos y de iglesias tradicionales e históricas protestantes que se conoció como Movimiento Carismático cuyas características generales son similares al pentecostalismo, aunque tiene sus particularidades. Por todo ello existen autores que no dudan en llamar al siglo XX el siglo del Espíritu Santo.

Bibliografía

"The Century of the Holy Spirit", Vinson Synan, Thomas Nelson Publishers, Nashville: 2001.

"Latinoamérica en llamas" , Pablo Deirós y Carlos Miranda, Editorial Caribe, Miami: 1994.

"América Latina se vuelve protestante?", David Stoll, Talleres Abya-yala, Cayambe (Ecuador): 1990

"El Pentecostalismo, historia y doctrinas", Walter Hollenweger, Editorial La aurora, Buenos Aires: 1976.

 

 

 

Autor:

Carlos Ramos Ampudia

Profesor de Teología en la Universidad Cristiana

Latinoamericana (UCL), Quito.

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