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Poemas en Prosa Alocada

Enviado por Mauricio Uribe


Partes: 1, 2

  1. Vida Mística
  2. Vida brutal
  3. Amor y Traición
  4. Mujer Mística
  5. Mujer Otoñal
  6. Sabiduría
  7. Sueño Divino
  8. Poemas Místicos

Vida Mística

Noche tranquila

Pájaros con cuerpo de mujer.

Estas manos acarician el torso desnudo de lo real.

Somos poetas, pero también "padres, hijos, buenos padres de familia".

Nos gustan las palabras que escupen sílabas con rostro de universo.

Este detalle es importante: rebotan en nuestra mente la soledad, pero también el hastío.

Un instante es un destello de un pájaro con cuerpo de mujer.

Estoy dormido en la dispersión de un grano de fuego de un estallido nuclear.

No estoy volviéndome loco. Estoy enamorado.

La realidad es un árbol cubierto de pájaros.

El tren de lo terrestre lo conduce un señor de rostro zigzagueante.

Yo estoy cubierto de una piel (atávica) que aúlla como perro.

Lo real es un beso en la mejilla.

Estoy enamorado.

Todo el amor del mundo es tu "lengua" en nuestra garganta.

Oscurece.

No es la muerte

Ni las infinitas estrellas allá a lo lejos.

Estoy dormido en la diáspora de las ruinas del mar Cantábrico.

No es un periscopio ni una mujer pintada a carboncillo.

Es un cielo estrellado completamente inmóvil.

Allá a lo lejos escucho el canto de los pájaros.

La muerte no existe

Pero tampoco la vida.

Un gajo de uva, un pedazo de universo.

Un cítrico, un durazno, un gusano.

 

Engaño que Sufre Nuestra Mente en lo Real

Mienten las flores y mienten los árboles.

La muchacha consagra entonces su cuerpo a los pétalos.

El crepúsculo insita nuestras pasiones; la pasión de vivir, digo yo.

Escucho el viento rodar como las piedras con plumas de pájaros infinitamente diluyéndose en un río de lágrimas.

El llanto no es de tristeza sino de amor.

Admiro el aroma de las rosas: el sol me enceguece.

La plenitud de la vida es de raíz sarmentosa pudriéndose en el vacío de lo terrestre.

La muchacha es parte de mi corazón.

La muchacha habita en un mundo por reconquistar.

Un mundo no material, un mundo de pétalos.

La velocidad es inoperante en nuestra manera contemplativa de desnudarnos bajo las estrellas.

La velocidad no es de movimiento

Sino de pensamiento.

Una rosa o el pétalo de una galaxia

Son cualidades que admiro en la sonrisa de una muchacha.

No es lo material la rueda con dientes de luna menguante.

Es la vida en su plenitud consagrándonos desde dentro, desde el útero materno.

Es mentira entonces la duplicidad entre la vida y la muerte.

Es mentira la inmundicia del gusano.

La carroña es materia de vida.

La carroña es el beso de una muchacha de caderas preñadoras.

Aquel hijo (en su vientre) es un hechicero.

Estamos, todos los poetas, enamorados de la vida.

No encontramos argumentos de pétalos en la duplicidad de lo existente.

Tampoco en la soledad de un castillo de arenas desiertas.

Es un misterio (en definitivas cuentas) el estallido del mar.

Vida brutal

Criaturas

Cuerpo de esmeralda, todo el amor del mundo.

Capullo de golondrina, me presiento iracundo de naturaleza.

Me precipito en un trillón de cuerpos de espuma.

Esta sensación es de pájaro errante,

Sensación de luz zafírica, de luz opalescente.

Ah, tanta esperanza, tanta dulzura, tanto contorno torcaz.

Más acá de nuestras manos: capullos de cereza.

Una mujer es un árbol, su ramaje el periplo del mundo.

Cuerpo conteniendo el fruto, lengua ígnea.

Esta palabra no existe pues un instante es remota permanencia.

Dios es nuestra eternidad, Dios es nuestro desenfreno,

Nuestro tesoro, derramándose.

Este es mi cuerpo, me rasco la comisura de los párpados.

El gran río de la vida nos precipita hacia las entrañas pero no retrocediendo sino existiendo.

Estallando, más bien, como capullos de golondrina.

Allá van entonces nuestros cuerpos.

Allá van nuestros tesoros ocultos.

Luz de estrellas distantes, luz de luna seráfica.

Ya nada puede detenernos.

Existimos tan desnudos, tan blanquecinos, tan evanescentes, tan inmateriales.

Ah, soledad, tanta soledad.

 

Mago Loco

Mi oscuridad es un rugido de motor,

Un globo estático completamente engrasado.

Mi oscuridad es un festín de temores cíclicos:

El ojo de una aguja, el reloj descompuesto de un maquinista (que apenas pudo concebir el acto de amar).

Mi oscuridad es un monstruo,

Tragando y tragando zapatos a la manera de un ¡puto! zapato picassiano.

Cierro los ojos por un instante: mis piernas son de alambre.

Mis manos definitivamente ceden a la tentación de un océano gelatinoso, apelmazado, débil de mente, enteramente descuajado de la realidad.

Esta es mi vida, estas son mis visiones.

Ni aeroplanos girando en destellos de luz.

Ni aeropuertos devastándose en un insignificante capullo de esmeralda.

"Ni el grito mimoso de un niño, deshaciéndose en fornicación".

Este mundo es una cloaca, este mundo es un martirio.

¿Morir es un beneficio?, "orfandad de orfandad".

¿Morir es un desperdicio?, "orfandad de orfandad".

Las respuestas dependen de un crucigrama.

Las respuestas dependen de un aullido.

Las respuestas dependen de un maniático amador de vidas humanas.

 

Alegoría con Amor Humano

Presentir el corazón

Cuyo alambrado traspasa laberintos que invocan

El rostro de un extraño.

Invocan sandalias desteñidas.

Invocan túnicas con arpilleras de cuerpo calloso.

El rostro del extraño

Traspasa laberintos que brotan como hormigas desde mis entrañas.

Nos abrazamos.

Nuestras lenguas son avispas o quizá arañas con dedos de pimienta o dedos de alcanfor.

El rostro del extraño

Pervierte el sentido cósmico de la existencia.

Nos abrazamos.

De nuestros vientres: "enjambres de hombres y de niños, desgarrados, bajo la lluvia".

Estoy agonizando.

El mundo es maravilloso (pero el aroma de la muerte consume el néctar de las flores).

Presentir el rostro del extraño:

Sus dedos, las uñas, la sangre, los sueños, ¡su vida!

Un caballo con cuerpo de mariposa nos sumerge en un mar de angustia.

Debajo de la tierra:

Los muertos son gusanos, devorándonos ciegamente.

Un cuerpo, un pensamiento, un trillón de almas en pena.

El extraño pervierte mis palabras:

El sonido de su voz,

La errante caligrafía de un caballo asexuado con herraduras de papiro hecatómbico.

¿Hombre o mujer?

¡Hombre negro!, ¡hombre amarillo!,

¡Mujer blanca!, ¡mujer pelirroja!

Cada raza es nuestra propia raza,

Cada nación, nuestro quebranto.

¿Qué es Dios?

La respuesta radica

En la sangrante pupila del extraño.

Amor y Traición

Tonada Fúnebre para los Devotos Amantes

Un trillón de pájaros, escarban,

Intensamente escarban,

Trillones de pájaros,

Plumas como palabras,

Piojos en tu barriga,

Trizado el espejo, trizada la vida.

Pienso en ti, me desnudo, pienso en ti, me arrodillo.

Mi cabeza detrás de un crepúsculo.

Allá abajo el grito de mis hijos.

Rezo profusamente, rodilla en tierra.

"Ilumíname, oh, Cristo, ilumíname".

Un trillón de árboles brotan desde dentro.

Afuera, la tempestad, los diarios, los automóviles, los hipócritas amantes.

Adentro, un tormento, adentro está mi vida consumiéndose.

No quiero palabras de amor.

Entonces: ¡mátame!, ¡mátame!, extirpa mis ojos con alicate.

Sé que esta parábola es árido sarcófago.

Los muertos son mis hijos, mis pobres hijos.

Estoy triste: las luciérnagas no habitan mi mundo:

Arañas, gusanos y murciélagos.

Ah, ¡no!, ¡no!, salid de mi cabeza, salid de mis sueños.

Estoy atrapado, ¡matadme!, piedad, oh, piedad.

¿Qué significan estos símbolos?

¿Qué recuerdos son

Estos que invaden los pórticos de mi casa?

Estoy desnudo: mi corbata y mi sombrero son lagartos devorando sueños infantiles.

Mis hijos lloran, los ovarios tiemblan,

El pavor se apodera de mí,

La putrefacta oquedad de una lágrima retumba más acá de los aullidos de los pájaros.

Observo intensamente un trillón de luciérnagas titubeantes.

Piedad, oh, piedad.

Estoy triste porque los perros devoran los huesos de mis hijos.

Perros con alas de gaviota, perros con alas de puercos hambrientos de traición.

Estoy aquí, tan triste como siempre.

Triste, triste, triste pero colmado de amor.

Ah, ¿amor?

¿Qué puedo decir?

"¿Amor?"

Cuerpo con Acueducto de Duende Amarillo

Me quiebro el espinazo mientras mis hijos vomitan cáscaras de huevo.

Me quiebro la espina dorsal mientras invoco tu nombre.

El origen es un grano de dulzura:

"Maestro", me dices, "Mi dulce Maestro".

La locura pertenece al reino de los alucinados.

El vientre, las caderas, los ojos inyectados en sangre.

Mi pobre esqueleto no resiste tanto tormento.

No te equivoques: no sufro "angustia".

Agonizo. Me ensarto la quijada… de mis pobres hijos.

Un meteorito deshace el llanto de la madre abandonada.

Estoy rodeado de llanto, estoy rodeado de vómito.

Estrellas, ¡el cosmos!, la dulce agonía amorosa.

Mis hijos duermen bajo la luna menguante.

Es horrible decirlo pero estoy enamorado.

Es horrible contener el estallido del corazón.

La tristeza no es por mí sino por las estrellas.

La tristeza no es por mi sangre, sino por el sol, por la luna, por los espejos rotulados en la mixtura infinita del marido traidor.

"Alma gemela", gime el espectro de un Dios nacido ateo.

"Alma gemela", ¡esperpento del destino!, ¡monstruo maldito! con ojos de pescado, vomitando las vísceras de mis pequeños vástagos.

 

Tan Triste Estoy, qué Quisiera Morir

Me atormentan los llantos.

"Dedos de árbol", me llaman.

Mis hijos me abrazan.

"Quiero convertirme en monje".

Es mentira, yo sé que todo es mentira.

Hoy cumplo treinta y seis años.

Soy como Judas o como Cristo profetizando la traición.

"Dedos de árbol", me llaman, pero carezco de raíces.

Estoy triste. Allá a lo lejos

Una "princesa" eremita piensa en mí.

Los barrotes son las paredes ensangrentadas de su hogar.

Estoy triste pues preparo la traición.

Hombre y mujer, pero también están mis hijos.

"Dedos de árbol", me llaman.

Mis hijos son los frutos silvestres.

El árbol se ha convertido en un "príncipe"

Sin armadura sin caballo sin castillo ni honor.

Soy como Cristo o como Judas profetizando la traición.

Quizá las treinta monedas las regale a un mendigo o a un monje loco.

Quizá me ahorque con un lienzo de aceitunas en el huerto de la videncia.

Pero allí estarán mis frutos colmándome de vergüenza.

Pero mi corazón arde. Soy como Juana de Arcos

Quemada en la hoguera.

 

Himno Amoroso

Gajos de uva son tus ojos.

Acantilados, como serpientes, son tus dedos.

Estamos rodeados de un pellejo sideral:

Son tus caderas de arbusto,

Seduciéndome, incorporándome a lo cósmico.

Mi corazón es un meteorito ardiente.

Refugiarme entre los estallidos nucleares de tus ojos

Es el principio de toda química entre tú y yo.

Hundirme en el sabroso magma de tu silencio

Es lo que quiero.

Me devoras con tu aliento de "princesa encantada".

Me devoras, lentamente, como si el universo se precipitara hacia dentro,

Hacia lo incognoscible, hacia lo primario, hacia lo incomprensiblemente amatorio.

Pero allí estás tú, ¡madre sol!, alumbrándome

Con tus dedos de serpiente.

Tus ojos son dos lunas como pellejos de cordero,

Devorados tiernamente,

Entre las ramas de los árboles de un bosque encantado.

Allí están tus dedos de raíz perdurable.

Allí están tus manos carcomiendo nuestra espina dorsal.

Tienes miedo, tanto miedo de perderme

Como si estalláramos más allá de mi ardiente corazón:

Danzando, cósmicamente, hacia la tierra o hacia la no existencia.

 

Rotura Cósmica

Si pudiera acorazar tus ojos:

Hilillos de esperma contendría la fonética que nos desnuda

En soledad.

Eso eres tú: aire, aire, aire.

Tengo dedos que trepan árboles.

Tengo palabras que nombran torbellinos de esperanza.

Cada singular extracto de abeja es un capricho de muchacha que excede mis fuerzas humanas.

Tú estás en mis sueños, en mi sangre, en mis amores clandestinos.

Infinitas colmenas de aguijones prometen extinguir esta agonía.

Yo, desespero, pues no hay estrellas ni universos que contengan nuestro espanto.

No hay extensión de cuerpos ni caricias para cosechar entre lunas con ardid de muchacha amorosa.

Yo soy el sembrador pero la Virgen nos condena a tierra estéril.

Los aullidos de este poeta no culminan en holocausto.

El sangramiento es de mis venas.

Mujer Mística

Para Una Mujer Resucitando desde el Útero Divino

Mujer montaña con dedos de alfiler:

Misterio es tu rostro,

Un cíclope o un caracol a la deriva:

Allá abajo están los hombres,

Allá abajo están los tentáculos.

Un abismo es tu rostro:

Yo he visto tus facciones

Fisionándose en el magma lumínico de las nubes.

He visto el maremoto agrio de tu cabello

Cubierto de nieve pero también de sol.

Te he llamado "mi hermano".

Tú has penetrado

La gélida cruz del vidente.

He ofendido al misterio.

Soy un racimo de uvas vinagres:

Las mismas que Cristo bebió en la cruz.

Disculpa mi ropaje:

Voy por el mundo destrozando todo lo que toco.

Mujer montaña con dedos de mantequilla:

Tu rostro es de acero

Recubierto de un espejo roto.

¿Cuánto sufrimiento?

¿Cuántos cadáveres en los residuos de tu vida?

¿Cuánta sombra?

¿Qué dualidad nos ha llevado a la unificación de un sonido rebotando en el magma del río de la vida?

Mujer montaña: eres la sombra de un ángel caído, pero en el aterrizaje no te has roto los huesos:

Has llenado nuestras vidas de misterio.

 

Invocación

Hormigas son las hebras de tu cabello:

Curvarse he visto el horizonte:

Detrás de la oscuridad

Llamaradas de hormigas trenzaban la noche estrellada.

Invocaste mi nombre y yo te llamé "árbol".

Invocaste mi espíritu y yo te llamé "fuego".

Tu pecho es una lágrima:

No somos locos:

Somos los sobrevivientes del Arca de Noé.

Tantos rostros tiene tu rostro,

Tantos

Como lunas menguantes.

Amas el silencio,

Yo también amo el silencio

Pero estoy rodeado de chillidos y ladridos de hembra herida.

Te he llamado con mi voz interior:

Tú has hablado con Dios y él te ha llamado por mi nombre.

La ecuación perfecta no existe,

Tampoco el exterminio del hombre,

El susurro de un pájaro y el estallido de las alas de un insecto

Me han revelado el secreto del tiempo.

Nada es eterno, es cierto, pero nuestro tiempo es eterno.

Yo soy el sembrador:

Tú vienes a socavar al hombre de la tierra;

Y yo vengo a desembrar a la mujer de la tierra.

Algún día tu cuerpo será como el rocío de madrugada,

Tu cuerpo será uno más entre la multitud;

Ni miedo ni agujas ni autoflagelación,

Tampoco habrá una lágrima divina

Pues habrás comprendido el ciclo mágico de la vida.

¿Qué es vida?, me preguntas.

Las respuestas están escritas

En las llaves perdidas de mis palabras.

Sin embargo, yo no existo,

Pues aún no soy hormiga trepando el dulce arabesco de tu cuerpo.

 

Palabras que Nacen

Provengo de un mundo saturado de imágenes:

La pregunta no radica en la bondad del poeta;

La respuesta es tu armadura.

Los ojos de Dios también habitan el abismo;

De hecho, Dios es abismo.

He visto, o más bien, he presentido el tajo horrendo que llevas en el pecho:

Tu sangre no es roja,

Tu sangre es azul.

El cuchillo que rompió mis vértebras fue forjado por mis manos.

Realmente eres inmaterial, no le tengas miedo al mundo.

En el hueco de mis labios están escritos los signos cabalísticos que nos incitan a la reproducción de la raza humana;

Pero el amor no habrá culminado el ciclo

Pues el amor es…

Caos.

Y Dios ama

El caos.

Tendría que explicarte el significado exacto de la palabra "caos"

Para poder abreviar el sentido del sin sentido.

Ahora bien, tu cabello es una vorágine de estrellas nacientes,

Y tus manos, planetas desencajados.

Tu piel no produce sudor pues aún no hay vida en tu corazón:

Yo soy la carne brotando desde el fin del mundo

Y tú eres un prodigio de esferas cuánticas.

Mi mente es un remolino,

Hazla callar con tus

Rezos.

Detrás del eco de tus palabras

Habita el silencio de mis profecías.

Me despido para no morir sino para hallarte en el rincón más absurdo de mi existencia.

¡Qué Dios nos ampare!

 

Nos Provoca el Viento Hacia la Vida

Amo tu rostro.

Idolatro cada segmento de tus ojos como hiedra marchita.

Ten compasión de tu corazón.

El cadáver de los amantes nos impide el crecimiento.

Aquí yo llevo más de mil años esperándote.

No cometas los errores que provocaron la destrucción de Hiroshima.

Yo estuve allí, entre las sombras.

Idolatro el arco pigmentado de tu nariz.

A veces es un martillo. Otras, un caracol.

Idolatro tu cabello girando desde dentro hacia fuera.

Enredándome…

Enredándome…

Tantas vidas que nos han separado.

Tantas vidas…

Tengo unas tijeras adiamantadas

Con las que Dios cortó

El ombligo de nuestros padres.

Con ellas he destrozado el cristal roto de tus pestañas.

No tengas miedo de morir; más bien, ten miedo de no revivir.

Déjate llevar por las manos del misterio.

Yo conduzco un Zeppelín

Tan raudo como el viento.

Son mis manos, más bien.

Son mis manos…

 

Estuve Contemplando el Paraíso

Tan hermosa eres.

Tan hermosa

Como si, de improviso, nos refugiáramos en una galaxia

Estallando…

Desde cada contorno de tu cuerpo,

Estallando…

Desde cada teléfono descolgado con furia,

Estallando…

Desde cada comunión con ángeles de cimitarra con ojos arácnidos.

Tan hermosa eres.

Tan hermosa e inmaterial…

Que podría estarme mil años esperándote.

Eres la hija de un hermano perdido en una batalla nipona.

Eres la madre de aquellos que hemos desatado el ombligo de Dios.

Tan hermosa eres.

Tan hermosa…

Que un trillón de lapsos humanos estuve contemplando

Un instante

Del latido de tu corazón.

Mi pecho sostuvo el magma ardiente que nos saturaba de la corriente sanguínea del océano.

Yo besé, en secreto, los tesoros (energéticos) de un mago hechicero.

Os he llamado mi "alma andante". Os he llamado "angustia".

Tan hermosa eres.

Tan hermosa y celeste

Como el universo.

 

Habitando el Recuerdo de Nuestros Corazones

Morías, pero yo estuve allí para resucitar aquello, que a Dios nos atoraba, desde el principio del mundo.

Tuve miedo. Sin embargo sé, que en la tronadura del viento,

Llevas inscrito, como un pañuelo atado a la cintura,

El sagrado sonido

Del río de la vida.

Jadeabas, como un elefante dispuesto en hileras de huesos en un cementerio de paquidermos blancos.

Con mi boca,

Que contiene plasma inhumano,

Pude rearticular el grosor de una rosa llamada "Nara".

Un instante, un pedazo de piedra triangular atosigándonos.

Yo estuve allí resucitando aquello que,

Habíamos extraviado

En el pantano del sin sentido de la vida.

De ningún modo fue, el rito inmemorial de los amantes,

Ni el odio de los vencidos.

Tampoco tengo respuestas, es cierto.

Ni escarabajos arácnidos ni besos divinos.

 

Me Repudias, Amor Mío

Amo el crepúsculo

Que como una aguja, que destila sangre,

Nos atormenta de colores

En un rapto de cuerpos y de aromas

Como la lluvia goteando

Desde la tierra hasta tus ojos,

Como la punta de un iceberg

Que clavas en mi espíritu.

Amo el vértice de tu nariz.

Amo el delirante escupitajo que hiere mi alma:

"Nada quiero, ni amigos ni amantes".

No existen palabras ni planetas con dientes de ratón.

No existen esclavos ni torcazas ni mantras ni apoderamientos lunáticos.

Vivir sin ti es un karma pues mi alma se extiende barbárica en pantanos donde no habita Dios ni el demonio.

He hallado consuelo, sin embargo.

He hallado un caracol con rubios cabellos como el mar.

Eres tú, oh, Nara, eres tú, la galaxia naciente,

En el dorso paradójico de mis manos.

Con ellas he acariciado el rostro de Dios.

He acariciado el triángulo efímero de lo irreal.

Mujer Otoñal

Flores de Otoño

He llegado con la quemadura de siglos reventando

En la picadura de un insecto.

He llegado adormecido, con llanto de traición.

Mi cuerpo fue un charco desvaneciéndose en el tejido del Zen.

Allí, mil ojos clavaron aromas de incienso;

Sin embargo, la Luz de Sofía pudo desatar el gong de un tambor llamado "esperanza".

Yo estuve allí quemando mi sangre

Para que las heridas no coagularan, sino, fluyeran,

Como hojas de otoño,

Como quejidos de una muralla que desconoce la sombra de la palabra "amor".

He llegado con armadura de aire.

He llegado con mis dedos, con mis desastres, con mis orejas, con la voracidad de un Buda carnívoro, con mi pecho, con mis piernas.

Para tu cuerpo: no soy el "Hermano León";

Para tu cuerpo soy…

"Abismo".

 

Aroma a Multitud

Cuerpos acariciándose con alas de crepúsculos tan extensos como la boca de un pez que yace entre los molares,

Cuerpos que lloran de felicidad,

Cuerpos atizados de sudor, cuerpos alocadamente enredándose con uñas y lenguas invertidas,

Cuerpos como gajos de uva, cuerpos ebrios,

No sólo ebrios sino, borrachos.

Es una lágrima o quizá ¿un espejo?

Es un destello del sol o quizá ¿un reflejo de tus ojos?

Me desdoblo: ya no es mi cuerpo, o mi lengua, o mi sexo,

Otro es quien goza, pero también es otra quien goza de mí,

Ya no somos dos,

Somos multitud de seres multiplicándose.

Sofía contiene a Mauricio; y nuestro amor contiene al mundo.

Escupes la galaxia que me fue obsequiada en invierno.

Escupes las palabras que nombran pájaros renaciendo de las cenizas.

Cuerpos, cuerpos, cuerpos,

Mi sexo arde,

Una pirámide es la entrada de tu alma;

Pirámide colmada de espermios.

No puedo nombrar, el verbo es inútil,

Cuerpos, cuerpos, cuerpos,

Ya no hay fuerzas ni siquiera elementos efímeros,

Es la totalidad,

Es tu sonrisa,

Es un beso y el aroma a multitud.

 

Para Sofía de un Amante Desmemoriado

De noche, como un náufrago, serpentino,

Desesperado, tan dormido como Lázaro,

Con los ojos atornillados, con engrudo y cemento,

Un pájaro claveteando párpados, bocas, carne sarmentosa.

De noche, errabundo como un fantasma,

Alocadamente efímero, leopardo, rata de alcantarilla,

Besa qué besa labios aparatosamente carnales pero sonámbulos.

Recuerdos no existen, ni esperma con torrentes de océano,

Desesperado, inmarcesible, marinero en naufragio,

Ronca qué ronca, un centenar de huesos besuqueando las decrecientes costillas de Sofía.

Acantilado, cinco treinta de la madrugada:

Amor de pesadilla,

Oscuridad,

Dormido como Lázaro,

Besa qué besa, roncamente, de ronquido,

Babeando a Sofía, tan lánguido, tan almidonado,

Macho extinto bufando estrellas calcinadas:

Ni siquiera luz, ni tinieblas,

Sólo un tambor con quejumbre de naufragio.

 

Oda a Tus Ojos

Con destellos de mariposa

Que en tus ojos habita

Me embriago.

Resplandecientes otoños

Son tus párpados delicados:

Déjame pernoctar en el rubio ceniza que cubre como un arco iris tu sonrisa;

Déjame adentrarme en el brote celestial de tus labios que brillan como una rosa;

Deshojándome,

Palpitando,

Consumiendo el néctar que habita en nuestros cuerpos.

Yo te nombro desde mi corazón;

Árbol soy y mi sombra son tus raíces;

Árbol soy y lo prohibido del fruto es nuestro amor.

En el desierto mis huellas acarician tu figura.

En el desierto yo te nombro con mi respiración:

Aire, aire, aire, toda eres de aire.

El parpadeo de la mariposa que habita en tu pupila

Deshace la contradicción de las brumas que habitaron mi alma;

La tempestad lentamente parpadeando como una barcaza de papel

Va penetrando el estallido de un reloj solar.

No hay sombras en el arco de tu sonrisa

Pues el nombre que posees es tan secreto como nuestro amor.

De barro no eres, ni retoños ni acantilados hay en tu rostros de cometa errante.

Mis dedos son la herradura del tiempo

Que nos permite habitar el mundo

Donde la carne no posee sustancia.

Aire, aire, aire,

Embriagándonos y deshojándonos o quizá resplandecientes de amorosa agonía.

Aire, aire, aire.

Yo te nombro ebrio de nostalgia y de hojas secas de otoño,

Yo te nombro para que existas en mi corazón de leopardo;

Yo te nombro con alaridos que permiten la persistencia del universo.

Te nombro con dedos que penetran el misterio que habita en tu cuerpo;

Dentro de mil años hallarán las cenizas de nuestro amor.

Dentro de mil años nos habremos bañado en risas y lágrimas.

Yo te nombro, amada Sofía, en un instante como una raíz sagrada que brota del mismísimo vientre de Dios,

Yo te nombro en la quietud de la tempestad.

Yo te nombro como si tus manos y mis manos formaran un laberinto

Donde ni sombras ni sonidos ni esperanzas habitan.

Sólo un cristalino atardecer deshaciéndose en el río de la vida.

Sabiduría

Permanencia

Me impresiona la sabiduría de Dios;

Atónitas son mis palabras:

Una pulsación de mi corazón contradice la materia.

Expresar no puedo, pues el secreto ratifica la materia.

Mi corazón yace entre los escombros de mis anteriores vidas.

Existir, sólo existir,

Como si aquello que nos santifica

Permitiera la dualidad:

Tierra/universo,

Dialéctica/fe

En lo absoluto y en lo desconocido.

Ya no soy el mismo, nada es lo mismo.

Bañarse en las mismas aguas es posible. Es más: las aguas son las mismas en toda época y en todos los ríos.

Extender mis alas es una metáfora. Extender mi cuerpo es una verdad.

Nada nos separa del Padre.

La Nada es la totalidad de lo que existe y de lo que no existe.

Esto que digo es una contradicción, ya que nada es comprensible y todo es comprensible.

La explicación no la poseo; ¿quizá tú?, ¿quizá yo?

Sin embargo: el canto de un pájaro existe. La diferencia radica en que ese canto es imperecedero, en toda época y en todo tiempo.

 

Himno Sagrado

Impongo un solemne canto ebrio de amor,

La inmovilidad tremenda transgrediendo lo estático,

¡Tiempo!, ah,

Desconozco la palabra tiempo;

En tantas partes como un cometa,

En tantas partes,

Ebrio;

En lo cósmico fugitivos,

Anhelantes de vida y de luz.

Ah, la Luz;

¡Luz!, ¡Luz!, ¡Luz!,

En un inmanente torbellino demencial.

Ah, Luz, Luz, más Luz.

 

Invocación

Estoy cansado de morir cada día.

Estoy cansado de esta penumbra.

Me muero por estar vivo nuevamente.

La enfermedad azota mi cuerpo.

Estoy loco de amor (pero estar loco no es bueno).

La verdadera locura es vivir alegremente.

Vivir la verdadera gloria de Dios.

Me sumerjo, y las aguas son pantanosas.

Un beso en la mejilla:

Estoy ebrio de hombres

Vitales,

Hombres de raza humana,

No divina,

De hombres corrientes.

Me estremezco. Me consagro a Dios (todo esto es una contradicción pues estoy muerto);

Ya no más un estereotipo de persona:

¡Quiero estar vivo!

¡Quiero permanecer vivo!

¡Quiero vivir!

Tranquilamente

En paz con los hombres,

Con la raza humana, si quieres.

 

Monólogo para el pagano

La locura de ser poseído por Dios,

La locura de ser poseído por Jesús;

Obstinadamente la locura de ser poseído por Dios:

Un acordeón, un abismo,

Circundando nuestras mentes enfermizas de agonía.

La locura de presentir a Dios,

La locura de presentir al Dios inmaterial,

La locura de pernoctar aterrados,

Buscando allá abajo el sagrado cuerpo de Cristo.

La locura de estar vivos,

La locura de presentir el caos (que no contiene armonía ni luz).

¡Un loco no puede habitar en las carnes de un santo!

La locura no es provocación:

La locura es un destello satírico,

La locura es universo,

La locura es vértigo, que no contiene a Dios sino al Oscuro.

De los puntos cardinales, la locura desprecia: la piedad.

Oh, bondad, oh, piedad.

Los hombres son ángeles; y los ángeles, hombres.

La locura es siniestra,

La locura nos destruye.

Tal vez estemos confundidos,

Tal vez los hermanos nos condenen,

Tal vez la locura del mundo persista en nosotros,

Para nosotros y en nosotros.

Tal vez la locura es camino de redención.

No hay locura saludable sin objetivos claros;

La locura puede perdernos; puede asesinar nuestras mentes.

La embriaguez del hombre, en cambio,

Es una paloma sagrada;

Un himno escalofriante donde el hombre fornica,

No con la bestia que habita en todo ser humano;

El hombre, el hombre bueno, digo yo, fornica en espíritu.

 

Locura de Dios

Holocausto en la flor:

Pergamino;

Conciente e inconsciente el perro ladra.

Morir.

Ah, compenetrarnos: "la solitaria penumbra"

Me sostiene. Mis manos en tus manos.

Ah, gravedad.

Nada existe allí. Oquedad. Universo.

Yo he visto la cólera de la devastación.

He destrozado los límites;

Y he ganado. Perdedor eres tú.

Ríe, escoria, ríe,

He decido luchar.

¡Ven! ¡Ven!

Atrévete, oh, canalla, yo soy el destructor.

Oh, Dios, llámame a tu presencia con un cuerno.

Una gota de sangre fue vertida.

Un ramillete de sugerencias implica adornar el paraíso.

Descendamos en tropel entonces:

Hallaremos allí, si quieres, la demoníaca repugnancia.

¿Exiges sangre? Aquí la tienes.

¿Exiges miel? Aquí ya no hay.

La cólera de Dios es inmanente.

El destructor es invencible.

 

Canto Divino

Los ríos florecen en el desierto.

Dios habita allí.

El capullo de una rosa nos permite entregarnos a la realidad.

Oscuros éramos antes de que estallara la tormenta.

Ahora estamos en ti, hermano.

Dios creo el Mundo

Pensando en nosotros.

He aquí al Dios Todopoderoso.

Allí habitan los hombres, las bestias y las flores.

Sólo sé que Dios es un gran poeta.

Pero Dios está en mí,

Pues antes de que llegáramos

Dios ya estaba en ti, hermano.

Poco tiempo teníamos para rezar.

No había alimento en nuestras bocas.

Nuestros hijos lloraban de hambre.

Dios ha decidido abandonarte, hermano.

Nosotros estamos aquí para revocar la orden.

El desierto ya nunca más será desierto

Sino una hoja deshaciéndose en el vacío.

 

Agonía

Mi vida es una tristeza.

Estoy atrapado entre la locura.

Mi vida es una tristeza.

Estoy atrapado.

Estar libre quisiera.

Defenderme de la agonía.

No morir sino vivir.

Estoy indefenso.

Me siento triste y enfermo.

Este no es un canto.

Es una lamentación.

Mírame, soy un hombre qué sufre.

He querido desafiar la vida

Pero la vida me ha desafiado a mí.

Llévame, oh, Dios,

Por senderos incautos.

Yo estoy en ti.

Mi vida es una tristeza sin embargo.

Llévame, oh, Dios,

Y sepúltame entre los vivos.

Quiero revivir.

Quiero vivir libremente,

Sin temor, sin angustia, sin locura.

Ayúdame, oh, Dios, ayúdame.

Este es mi suplicio.

Esta es mi gloriosa reconfirmación de ¡Vida!

Llévame para postergar mi muerte.

Estoy triste.

Infinitamente melancólico.

Estoy enfermo.

Ruego a Dios un milagro.

Ruego a Dios por mi vida.

 

Vida de Amor

Un círculo es la muerte:

La vida también es un círculo pero con brechas, con caminos, con sinagogas.

La vida es en mí lo que en ti también es vida,

Yo no planteo cantar sino vivir.

Esta es la verdad de mi vida:

¡Vivir!

Hacemos poesía: esta es la vida para nosotros.

La poesía entonces es un círculo.

Vastos arenales cubren las huellas.

Los sabios, los poetas, los monjes, los campesinos y los obreros

Construyen los latidos del orbe,

Nada es tan idénticamente disímil como la Tierra a un círculo.

Pero Dios ha construido este círculo y allí habitamos.

Gloria a ti, hermoso Padre mío,

Hallamos consuelo en la vida íntegra,

En las manzanas y en los naranjos donde el poeta escribe estos versos.

Yo estoy sorprendido de tu nobleza, hermano.

Escuchas este poema. Y ni siquiera imaginas que subyaces en un círculo llamado vida.

 

Réquiem de Madrugada

Piedad, oh, piedad.

Estoy absorto en la contemplación del tiempo.

Una babosa es el tiempo.

Estoy absorto en la contemplación del gusano.

Me desmorono y me demuestro tal cual soy.

Absorto estoy y vacilante al fin.

Puedo querer estar en una ciudad destruida.

Puedo presentir el sol descendiendo.

Las horas son infernales.

Piedad, oh, piedad.

Estoy esperando que las hormigas devoren el pan.

La cimiente es un óvalo.

Tu cuello, un reguero de sensaciones.

Me sumerjo en el pantano del sufrimiento.

No hay luz sin tinieblas.

Esto es una clarividencia cotidiana.

No hay pantano sin videncia.

 

Anverso

Sofisticada es mi mente,

Sofisticada como un tulipán.

Mi mente es un calvario,

La sangre del Nazareno

La recorre.

Sagrada es mi mente,

Sagrada como un tulipán.

Mi mente es un calvario:

El Nazareno la purifica.

Evitar puedo el viento,

Desnudándome.

Evitar puedo la locura,

Deshojándome.

Nuestro calvario

Es vestigio de mi mente.

Estoy equivocado:

Mi corazón sangra.

Sofisticada es mi mente,

Sofisticada como un tulipán.

Mi mente se deshace:

La recorre el Nazareno

Con sus manos.

 

Cariz Azul

Un hombre desvive su vida,

Ese hombre es un santo,

Vive su vida preparándose para morir.

Se alimenta escuetamente.

Pan, té, a veces café o un cigarrillo atardeciendo.

Vive la vida precavidamente:

Remedios, doctor, recetas médicas.

Dije que es un santo,

Un santo de los nuevos tiempos.

El hombre escribe este poema en prosa.

No soy yo el hablante lírico.

El hombre es otro en mí mismo.

Es un Borges, un espejismo, un fantasma.

El hombre vive desmedidamente:

Todo acto para él es un acto de fe ciega.

Es un incrédulo y un creyente.

Vive la vida en un arrebatado adiós.

 

Lactancia

Me dejo morir, escapar por un sendero intransitable,

Yo no puedo nacer,

Soy el eco de una sabiduría ancestral,

Me llaman poeta pero soy un escribidor,

Mis hijos están allí, resplandecientes,

Llámame, no me dejes morir.

Yo no puedo nacer, puedo resucitar,

Espérame en lo ignoto; recuerdos, voces; déjame parir el cántico que abomina de ensoñación.

Llévame a un pantano donde mueren los hombres de sabiduría,

Estoy allí, espérame, no muerdas el talón de Aquiles,

Yo soy el fuego, tú eres el amor sin condición,

Llévame, estoy parido de huesos que mueren,

Estoy podrido de certidumbres.

Me quiero morir pero no participo de la muerte,

Me quiero desintegrar, llorar por mis hijos.

Me quiero morir, desintegremos los ángeles; llevamos atados al corazón un acertijo;

Estoy esperando la muerte, yo no muero, resucito,

Llévame a parir ángeles, estoy vivo, rodeado de palomas,

Estoy acariciando tus pechos,

Yo no sé, tampoco puedo mirar el sol,

Hay luces que son objetos inanimados,

Hay voces que aspiran alucinación,

Estoy perdido,

Partes: 1, 2
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