Hoy en día la pantalla chica se encuentra abarrotada de programas enfocados principalmente a la juventud, porque esta, al igual que los adolescentes y niños, son la población más vulnerable e influenciable, el blanco de sus productos, e impactan en ella al ofrecerles una programación en la que se fomenta el engaño afectivo y sexual, la falta de compromiso y de romanticismo, la ausencia de lealtad, el desinterés, la exploración y vagabundeo para elegir una pareja sentimental o sexual, programas, comerciales y telenovelas donde es imprescindible tener y mostrar un cuerpo esbelto, delineado, marcado, bronceado, atlético y que signifique un objeto de deseo, anulando la esencia de la persona. Lo que se vende y a lo que se ha dado valor es a la imagen.
Lo mismo ocurre con el cine, las revistas y las salas de conversación de la Internet, llamadas "chats". Todos estos espacios contribuyen al rompimiento de las normas establecidas y que socialmente funcionaron por mucho tiempo, generando cambios de conducta sexual para que los seres humanos se relacionen de manera más asertiva entre sí. Por ello, todos aquellos que logren sobrevivir en el naufragio ante la crisis humanitaria de valores en el que se encuentra sumergida una gran parte de la humanidad, encontrarán una gran satisfacción debido a su constancia, perseverancia y solidez moral. No me refiero a que las personas se marginen ante los cambios, tampoco que permanezcan aisladas y se aferren a sus costumbres e ideologías, sino a su capacidad para adecuar lo que les sea útil y conveniente de estos cambios e integrarlos a su vida presente y futura.
Durante la historia de la humanidad se han gestado diversas revoluciones ideológicas y sexuales, y hoy en día, nuevamente nos encontramos ante otra de ellas, la que sin duda, impacta primordialmente entre los jóvenes, pero que permea al resto de las generaciones vivientes, creando un caos existencial porque las estructuras sobre las cuales se ha sostenido la sociedad, reblandecen y a su vez, dan paso a otros modelos que mientras se consoliden y son adaptados y adoptados por la sociedad, generarán desconfianza, angustia, duda, apatía y dolor por la falta de fe.
Digamos que de manera insospechada, de pronto, llegó un huracán acompañado de un tornado, un terremoto y un sunami que tomó por sorpresa a la humanidad y la sacó de balance al arrasar con todo aquello que le brindaba confianza, y que luego de impactar en el ser humano hasta sus últimas consecuencias, en las que inevitablemente dejarán dolor, desolación, desesperación, miedo, angustia y una sensación de desprotección, queda la esperanza de que una vez pasada la devastación, cuando las aguas y las tierras vuelvan a su cause y a sus formas, en ellas vuelva a renacer la vida, la alegría, la paz, la esperanza y la armonía, y los seres humanos volverán a desear amar, comprometerse, sincerarse, romancear, y formar parejas de diversa índole y distintas formas de relacionarse entre sí, sin importar si se trata de un hombre y una mujer, de dos hombres o dos mujeres.
Toda revolución, de la índole que ésta sea, destruye costumbres para generar cambios. Sin embargo, es bien sabido que al termino de la misma, el ser humano voltea la mirada hacia atrás y retoma, con mayor certeza, algunos aspectos del pasado de los que antes huyó, para adaptarlos a la vida presente y continuar con su existir teniendo una mejor sensación de la vida. Por ello insisto en que quienes sean menos vulnerables a los cambios, que no significa resistentes a ellos, quienes sigan creyendo en un proyecto de felicidad personal más allá de los estragos de un mundo sumergido en el caos y en el constante cambio, serán quienes menos lastimados salgan de la batalla frente a lo que también me sostengo en llamar como: "Crisis humanitaria de valores".
Aclaro que no me refiero exclusivamente a valores religiosos, sino a todos aquellos valores universales y promulgados que han demostrado funcionar en las sociedades de todos los tiempos, y que se fundamentan principalmente en la igualdad de derechos, el respeto, la confiabilidad, la honestidad y el humanitarismo cada vez más diluidos, porque las doctrinas, los gobiernos, las filosofías se transforman y en esa reestructuración exponen al caos a la humanidad mientras no se unifiquen y demuestren su funcionalidad, sin importar el credo, raza, posición social, orientación sexual, edad o color de piel de las personas.
No resulta extraño que los cambios tengan mayor impacto en algunos de los grupos minoritarios de la población, como lo es la comunidad homosexual, ya que luego de imitar por años el modelo heterosexual como el único a seguir para relacionarse entre personas del mismo sexo, y una vez que dicho modelo se encuentra en franca reestructuración, la población homosexual quedó sin un punto de referencia de donde asirse y se ha visto en la urgente necesidad de crear sus propios modelos y normas que le permitan aspirara a la felicidad, la estabilidad, el compromiso, la lealtad y el reconocimiento social.
Hoy en día muchos homosexuales, envueltos en este caos y en la crisis humanitaria de valores, luchan por sobrevivir en el naufragio, como sucede con otras personas de distinta orientación sexual, y han comenzado a gestar muy distintos modelos para relacionarse entre sí. Se dice que los cambios llevan por lo menos una generación para que logren crear un cambio, y estos mismos, a mi parecer, comenzaron a brotar a mediados de la década de los noventas y han tenido su máxima expresión en la primera década del siglo XX1.
Durante los años setentas, la policía se adjudicaba el derecho de remitir a las autoridades delegacionales a cualquier chico que a su juicio le pareciera gay, por el simple hecho de que transitara libremente por las calles, aunque éste fuese masculino y no cometiera ninguna infracción en la vía pública. Lo mismo ocurría con los agentes de la policía judicial que cometían redadas y levantaban a los hombres homosexuales en la vía pública para extorsionarlos, bajo el argumento de que incurrían en "actos delictivos", olvidados de quienes cometían dichas arbitrariedades eran ellos.
Un gran acierto del presidente Carlos Salinas de Gortari fue el hecho de prohibir estos actos delictivos, en un intento por llevar a México al llamado por entonces: "Primer mundo"
Treinta años después, en la ciudad de México, hacia el 16 de marzo de 2006, fue celebrada en la Delegación Iztapalapa la primera unión entre dos varones, bajo los principios de la reciente Sociedad de Convivencia puesta en vigor, lo que indica que la homofobia ha ido debilitándose en un importante sector de la población, y que el reconocimiento de los derechos humanos es más palpable en este país.
El tiempo demostrará la funcionalidad y el beneficio de que dos personas del mismo sexo se unan legalmente. Ahora existe dicha modalidad o derecho y seguramente muchos hombres homosexuales buscarán beneficiarse de ella. El registro civil tendrá que responder ante cualquier cantidad de solicitudes de matrimonio, y también creo que con el tiempo, deberá dar solución a la misma cantidad de demandas de divorcio o conclusión de dicha sociedad de convivencia, porque a mi juicio personal, ni la sociedad ni todas las parejas del mismo sexo disponen de la madurez suficiente para interactuar en lo particular y en lo social bajo este tipo de uniones.
Se ha luchado en demasía por la igualdad de derechos, lo que resulta justo, pero las puertas han sido abiertas a empujones, los vendajes de los ojos han caído abruptamente y las estructuras sociales se han simbrado violentamente desde sus más elementales estructuras para forzar el cambio, sin contemplar que el proceso de aceptación y asimilación pueden llevar aún más tiempo de lo deseado para esperar y aspirar a un cambio más genuino de mentalidad entre todos los componentes de una sociedad como la mexicana.
Resulta una gran paradoja que esas mismas autoridades que hace treinta años multaban o encarcelaban a los hombres homosexuales, son ahora quienes los unen legalmente y reconocen sus derechos a través de la Sociedad de Convivencia.
Por otra parte, ¿de dónde van a asirse los jóvenes si están bombardeados por todas partes por la sexualidad, incluidos los chats para encontrar compañeros sexuales, especialmente los varones, sin importar su orientación sexual, a quienes se les ha inculcado equivocadamente que para ser y parecer hombre, deben experimentar cualquier cantidad de experiencias sexuales con diversas parejas?.
¿Cómo van a desarrollar los jóvenes el sentido de lo que vale una relación al largo plazo cuando están a la orden del día la infidelidad, el vagabundeo sexual y los divorcios entre sus padres?
Cierto es que ha llegado el momento de hablar libremente sobre sexualidad, sin tapujos, pero con un sentido bien orientado, donde ésta deje de practicarse sólo para encontrar placer genital, sino que represente un medio a través del cual se aspire al amor, como un factor de protección adicional frente a la gran vulnerabilidad que presentan los jóvenes para adquirir una Infección de Transmisión Sexual, ITS, como lo es el VIH/SIDA. Con ello, se fortalecería también el equilibrio psicológico y emocional, y se fomentaría la salud en general.
Luego de revisar los perfiles de un importante número de jóvenes homosexuales entre 18 y 30 años de edad que visitan distintos portales de la Internet, y que sus perfiles se distinguen por no buscar sexo inmediato, como la mayoría de los ahí reunidos, me aboqué a rescatar algunas de las frases cargadas de desesperanza por parte de algunos de esos chicos gays, porque aunque buscan amor, sólo encuentran propuestas sexuales.
A.- En el mercado de la carne, desde cortes finos, hasta el algo hay que comer.
B.- En estos tiempos, la fidelidad solo se encuentra en los aparatos de sonido, por eso, más vale pájaro en mano que ciento volando. Cada día es más difícil encontrar a alguien que deseé estar contigo en buen plan, sin malos rollos y sobre todo, ser leal a ti.
C.- Es bueno que la vida tenga varios círculos. Pero la mía, mi vida, sólo ha dado la vuelta una vez y no del todo. Falta lo más importante. He escrito tantas veces su nombre dentro, que aquí, ahora mismo, no puedo cerrar nada.
D.- Es preciso amar a las personas como sino hubiese el mañana, estar en contacto con alguien transmite no sólo seguridad, sino sabiduría.
E.- ¿Porqué en un mundo tan diverso en donde no existen dos seres iguales, habría de existir sólo una orientación sexual y las demás estar mal porque no son la mayoría?
F.- Si te vendes como carne, así te comprarán.
G.- Porque vale la pena esperar a la persona correcta es que sigo aquí, esperando. Y tú, ¿también esperas?
H.- Sí buscas a un guey de esos que se auto denominan "chico bien", pues no es mi caso. No siempre tenemos claro que es lo que buscamos, un día, un rato, te sientes por encima de los demás, y escuchas música bonita que te hace recordar que te gustaría tener a alguien a tu lado, o ¿no? O, ¿ingresas a este portal pretendiendo encontrar a alguien especial?
I.- Ya a la chingada con eso del amor. Amigos, ¡bienvenidos¡.
Desde un punto de vista muy positivo, cabe rescatar el adagio que reza: "El que persevera alcanza", y por ello, hay que conservar la calma, tener una fe inquebrantable y confiar en que la crisis se debilitará paulatinamente, así como que en los años venideros, los grupos oprimidos y la humanidad en general, obtendrán respuestas más claras para enfrentar la vida, esa vida que hoy se antoja inmersa en la duda, confusión y desánimo colectivo para establecer relaciones duraderas, estables y comprometidas en el amor, la amistad y cualquier forma de relación entre los seres humanos.
Algunas personas se lamentan de la ausencia de compromiso, amor o falta de lealtad por parte de los demás, pero ignoran estar alcanzados por la inercia de la apatía. Desean un cambio, pero este no será factible desde la pasividad individual. Los cambios deben iniciar en el interior de las personas para ser proyectados favorablemente hacia el exterior.
Enhorabuena a todos aquellos valientes que luchan por encontrar un significado, un compromiso y una razón a su vida, a pesar de que la sociedad contemporánea se encuentra inmersa en una crisis humanitaria de valores. Sí persisten en su deseo, seguramente lograrán sobrevivir en tiempos de naufragio.
México, D. F. a 26 de marzo de 2007.
*Gerardo Guiza Lemus
(Puruándiro, Michoacán, México. 1957), es Licenciado en
Ciencias de la Comunicación, egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la
Universidad Nacional Autónoma de México. Entre los años 1987-1989 y 1992-1997 impartió cátedra en dicha facultad en materias de literatura y periodismo, y dirigió diversas tesis de titulación.
Ha colaborado con cuento,
poesía y entrevistas en numerosos suplementos culturales de la ciudad de México y en el interior de la República.
Es autor de los libros que llevan por título: La Historia No Convenida. (Novela). Fontamara. México, D. F. 2003. Artilugios. (Novela). Fontamara. México, D. F. 1999. Quizás No Entendí. (Novela). Fontamara. México, D. F. 1997. Tus Estelas en mi Espacio. (Poemario). Publicación Independiente, México, D. F. 1993. Como la Flor del Amaranto. (Novela). Dirección de
Bibliotecas y Publicaciones del IPN. México, D. F. 1992.
Actualmente se desempeña como capacitador y consejero en el Programa de VIH/SIDA de la Ciudad de México, de la Secretaría de Salud del Distrito Federal.
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