- Hablemos del llamado "juego sexual" — Juego éste, que, como pasatiempo, puede ser arriesgado
- Reglas para el "juego"
- ¿Qué nos impide disfrutar del juego sexual?
- Factores que inhiben o bloquean el deseo
- Tres conceptos importantes que debemos recordar
- Revisión de nuestro concepto del placer
- Los manuales
- En resumen
- Bibliografía
"La historia del amor y del sexo nos interesa porque en nuestra especie ambos son comportamientos idiosincrásicos con profundas repercusiones emocionales…" FEFL en El Sexo Como Función y el Sexo Como Proceso.
A menudo, mientras escuchamos a nuestros pacientes, oímos que hablan el lenguaje callejero del amor y de las relaciones entre los sexos. Hoy no existe nada que sea tabú ni conocimiento que sea sagrado — especialmente para una juventud hedonista.
Todo se discute y se comenta sin que sea sujeto al escrutinio del "censor moral" en la mente de casi nadie.
Tenemos el deber de educar a nuestros educandos, especialmente a las hembras — siempre las más vulnerables — por razones obvias.
Retrato de Ida Rubenstein por Valentín Serov
Hablemos del llamado "juego sexual" — Juego éste, que, como pasatiempo, puede ser arriesgado
¿De qué hablamos exactamente cuando nos referimos al "juego sexual?
Al igual que en cualquier acto voluntario que busca la diversión, cada paso de este juego, es un juego en sí, desde que se inicia hasta que concluye.
Cada etapa tiene su propósito, y se vive y se disfruta sin que ninguna parte sea considerada más o menos importante. Así es como entendemos el juego sexual, cuyo fin y designio es el placer.
En la vernácula local, un "relajito", un piropo, una observación picante o sugestiva, un beso furtivo, un abrazo apretadito, una reflexión íntima, unas caricias — que supuestamente no lo son — una invitación taimada… y tantas maneras de encontrar el regodeo son en sí "juegos sexuales".
Como en todo, los expertos todo lo categorizan…
Reglas para el "juego"
De manera errónea las prácticas sexuales se han dividido en completas y preliminares. La importancia de las primeras frente a la desvalorización de las segundas no hace sino que perdamos el goce del juego en pro de una meta que puede o no llegar, y que puede o no ser deseada.
Lo llamamos juego sexual porque implica cierta relación o vínculo. El adulto decide ceder terreno a la parte más sincera y menos condicionada por su madurez, esto es, a su parte más infantil. Se trata de despojarse de prejuicios, estar ajeno a tabúes y mitos limitantes y prohibitivos. Para entonces llegar a este juego por el placer de jugar — dando rienda suelta a la curiosidad, la exploración, la fantasía y la pasión. Se trata aquí de aprender de uno mismo, de conocerse más y desarrollar las potencialidades de un encuentro interpersonal e íntimo donde se hacen presentes la cooperación y el gozo.
Se abandona la condición de persona cultivada y la máscara obligada que exige aparentar, controlar y, en definitiva, a conocer — dejando en que en su lugar despliegue la personalidad más pueril.
El poder y la prepotencia aquí no nos sirven, ya que el placer implica libertad, concedérsela a uno mismo y procurársela al otro. Provocar risa y alejar la seriedad. Se trata de jugar, sabiendo que la satisfacción del juego no dependerá del amor ni de la habilidad, sino de permitirse uno un código que se aleje del autocontrol. Eso entraña cierta madurez.
Mujer por Smadar Katz
¿Qué nos impide disfrutar del juego sexual?
Ser un buen jugador dependerá de nuestra actitud ante la vida. Deriva del código de comunicación con el que nos desenvolvemos en las relaciones y ante las situaciones. Una actitud positiva al placer y una comunicación abierta, serena y de encuentro, nos alejará de la competitividad y hará ridículas las comparaciones.
La seguridad y la autoestima son los resortes seguros que abren la puerta del deseo. Admitir el deseo y querer aprender a gozar es una opción consciente y educable a cualquier edad, sólo se necesita libertad y madurez para poder desarrollarla.
La satisfacción sexual no viene, entonces, de la mano de un manual de posturas, roces o caricias más o menos habilidosas, como pretenden enseñarnos las revistas que encontramos en los salones de belleza. Todo esto que ocurre, es materia de módulos instintivos que viene después y que no tendría ningún efecto si no tenemos bien claro que nuestra capacidad de placer, o en otras palabras, nuestra sexualidad, es un ideal que empieza por aceptarnos, respetarnos y amarnos a nosotros mismos, y que sigue por querer aprender a gozar y a hacer gozar al que sea nuestra pareja. Sin prisas, sin retos y a nuestro ritmo natural.
Mujer con pescado como sombrero por Pablo Ruiz Picasso
Factores que inhiben o bloquean el deseo
Masters y Johnson en Saint Louis nos comunicaron los siguientes conocimientos prácticos para el entendimiento de las inhibiciones al acto sexual:
Primero son, los sentimientos de culpa
Éstos se generan cuando se quiere experimentar con el placer pero surgen contradicciones con los valores interiorizados y por los mismos que vivimos. El placer, en estos casos, está asociado al egoísmo, a la falta de principios éticos y a la frivolidad. El código moral, que a muchos gobierna, a veces aparece contrapuesto al deber y a la rectitud con la que se supone que ellos deben de funcionar en la vida. Este deber exige a las mujeres la necesidad de no mezclar el amor con el placer, mantenerse en un papel pasivo y ser el "objeto de deseo", y a los hombres un papel activo, apasionado y responsable de que la mujer goce en la relación. En él se asientan también los pudores y vergüenzas que coartan y frenan necesidades y deseos en el encuentro sexual.
Estas actitudes son una receta infalible para el fallo de toda relación íntima entre seres que debieran poder ser amantes.
Después viene, la baja autoestima
Cuando hay un escaso conocimiento personal, tanto corporal como de los valores por los que algunos se mueven; cuando poco se entiende de cómo vibran las diferentes partes del cuerpo y cómo éste quiere en cada momento sentir, se conduce hacia la baja autoestima, por confusión residual. El escaso autoconocimiento afectará el propio auto concepto, y éste incidirá directamente sobre la confianza y seguridad propias, quebrándoles de tal manera que hace que uno se torne dependiente de quien diga que nos quiere. Se pasa entonces a primar y priorizar las necesidades y los deseos de ese otro, aún a costa de no atender a los propios. Una relación basada en la dependencia está lejos de un principio tan básico como es compartir las experiencias, y es desde éste desde donde se fundamenta el placer. Muchas jóvenes inocentes caen víctimas de lo último descrito. Por ello, hay que tenerlo en mente.
Mujer desnuda por Eugene de la Croix
Siguen, los diferentes tabúes y prejuicios
El placer no es sucio ni pecaminoso. No hay nada prohibido entre personas que, responsable y maduramente, quieran compartirlo. Si saben cuándo lo hacen, lo que hacen, lo que quieren y, por qué lo quieren.
Ahora encontraremos, los miedos interiorizados
Al buscar el placer aparecen como fantasmas los resultados negativos, la posibilidad del embarazo o las enfermedades de transmisión sexual. A éstos se unen también el miedo a no dar la talla o a fallar y, por tanto, a exponerse al rechazo.
O puede ser, la falta de tiempo
Amar, mimar, compartir, no es posible si no disponemos y dedicamos tiempo a ello y lo hacemos como una más de las prioridades que nos marcamos en la vida. Porque cuando llega el tiempo hay que hacerlo.
Entonces son, los enfados y conflictos
En esos momentos nos cerramos al contacto físico, en ocasiones como castigo a la otra persona. Esto es consecuencia de que manejamos mal los enfados. Los conflictos se resuelven con una comunicación verbal abierta, positiva y empática. Una caricia, un gesto físico de acercamiento ayudan y propician en la fluidez de esa comunicación.
Siempre recordemos el estrés
Hay que ser conscientes de que éste es uno de los grandes enemigos del placer y de todo equilibrio emocional, que nos hace desembocar en la inapetencia y la apatía sexual.
Mujer leyendo por Luis Barga
Para muchos son los medicamentos
Determinados ansiolíticos, antidepresivos o fármacos para tratamientos de hipertensión arterial o la depresión pueden incidir en la falta de deseo, o en la falta de respuesta. Reconocer este factor es crucial para el bienestar de parejas.
Finalmente, la falta de comunicación
Cuando hablamos de comunicación no hablamos de trasmitir mucha o poca información, sino de decirnos, de comunicar lo que queremos, lo que nos gusta, lo que nos molesta o duele, lo que nos hace, o no nos hace felices. Decirnos es compartir intimidad, participarnos nuestra vulnerabilidad. Sentir, que va mucho más lejos que el encuentro físico entre parejas. Por ello hablamos de madurez. No podemos amar a todas las personas que encontramos atractivas.
Tres conceptos importantes que debemos recordar
Necesidad de conocimiento corporal
Qué y cómo quiere nuestro cuerpo
Qué y cómo siente
Ponerle lenguaje a sus distintas partes y hablar de ellas, en la soledad de nuestros pensamientos, al igual que lo hacemos de otras.
Revisión de nuestra actitud hacia el placer
No es sucio
No hay nada prohibido entre dos personas maduras y conscientes que responsablemente quieren compartirse, sin hacerse y sin hacer daño a otros
Lo deseamos, como todos lo desean, pero respetaremos el código en el queremos movernos para vivir — lo ético/moral es de importancia crucial para todo lo que hagamos de índole personal.
Revisión de nuestro concepto del placer
Desnudo al estilo parisino por Jean Metzinger
El gusto requiere madurez. Un niño estimulado sexualmente no tiene la capacidad para manejar sus sensaciones eróticas — lo que lo confunde y lo frustra
Descubrir los límites del placer propio y el que otorgamos, pero nunca, libremente a quienes lo piden de nosotros
Disfrutar de cada situación y momento, sin sacrificarnos a la voluntad y a las salacidades de nadie más
La comunicación positiva y abierta como monitor al placer — tenemos que establecer límites: ¡Siempre!
Apasionarnos con nuestra vida y defender nuestro cuerpo y nuestra moralidad a la vez.
Los manuales
Desde que Ovidio nos introdujo a su Ars Amatoria, y el Kama Sutra se publicara, la historia de la humanidad está salpicada por "manuales amorosos", del que La Canción de Salomón (o El Cantar de los Cantares) se destaca como representante del erotismo sagrado.
El Kama Sutra
Este es un recetario para sexo hedonístico que existe desde hacen unos dos mil años AEC.
Como todo libro de receta, éste, no se atañe con las consecuencias de lo que se recomienda, sino que se proponen métodos de lograr el mayor placer voluptuoso posible, para quienes los utilizan.
En este manual muchos dependían para enriquecer su arsenal de conocimientos en al área del sexo y del contacto carnal.
Ahora, gracias al Internet, tenemos el "Cíber-sex" y la "Teledildónica", la pornografía en el servidor, y mucho más llegará, porque el sexo por deporte se vende.
El naufragio por Jean Benner
En resumen
El "juego sexual" no es juego. Es como el comer por gusto, que, como pasatiempo, tampoco es jugar; a menos que lo que se juegue sea con la salud y el bienestar emocional.
El juego sexual, como tal, solamente existe en la mentalidad hedonista de quienes viven sin propósito sus vidas de relaciones físicas, sin sentido moral u obligación espiritual.
Pero, el "juego sexual", entendido como una transacción interpersonal por medio de la cual dos individuos se funden física y emocionalmente, representa la sinfonía exquisita del placer de vivir.
En la vida, realmente, no hay juegos — mucho menos, juegos sexuales.
Toda cultura humana consideró el sexo una iniciación importante con repercusiones sociales y psicológicas. No algo que se descargaba al azar y sin pensarlo.
Para quienes nos exhortan diciéndonos: "Hazlo, porque es bueno" — debemos preguntar: "Bueno, sí… pero bueno: ¿para quién? — ¿para ti o para mí?"
Fin de la lección.
Mujer secándose el pie por Edgar Degas
Bibliografía
Larocca, FEF: El Sexo Como Función y el Sexo Como Proceso en monografías.com
Larocca, FEF: Las Zonas Erógenas: El Ser Humano y su Sexualidad en monografías.com
Larocca, FEF: Amor y Sexo en la Adolescencia en monografías.com
Para una colección de artículos acerca de este tema por el mismo autor:
http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=sexo%20larocca
Autor:
Dr. Félix E. F. Larocca