La mosca sudamericana de los frutos, como su nombre vulgar lo indica, es autóctona de América del sur y en nuestro país se la encuentra en todo el territorio, salvo la Patagonia.
El tefrítido que se está describiendo, en su estado adulto presenta color amarillento y tiene alas transparentes con las bandas oscuras características. La hembra, que presenta al final del abdomen un pronunciado alargamiento puntiagudo (órgano ovipositor), mide unos 7 mm de largo y 16 mm de envergadura; el macho tiene un tamaño algo menor.
Las hembras de Anastrepha fraterculus adquieren su madurez sexual entre el cuarto y séptimo día después de la emergencia. Los machos posados en las hojas de las plantas (que pueden no ser hospederas), emiten sonidos y liberan una feromona sexual para atraer a las hembras.
Los acoplamientos se realizan con mayor frecuencia después del amanecer hasta el final de la mañana y se prolongan desde 45 minutos hasta más de 2 horas, tiempo durante el cual las hembras suelen sorber líquido (de una gota de rocío, por ejemplo) o incorporar algún nutriente de las deyecciones de los pájaros.
Después de la fecundación, las hembras inician la ovipostura en frutos hospederos. Recorren el sustrato lentamente, con derrotero desordenado y el ovipositor curvado hacia arriba. En un punto dado (favorable) del fruto, lo arquean hacia abajo e introducen en el pericarpio.
Puede ovipositar en el mismo fruto más de 1 mosca; se observó que tiene la facultad de insertar el ovipositor sin dejar huevos (observaciones del autor).
Hay importantes y frecuentes factores de mortalidad embrionaria vinculados al tipo de fruto elegido por la hembra para la ovipostura. Entre ellos se encuentran los que presentan pericarpio duro y grueso, los que tienen altas concentraciones de aceites esenciales (algunos cítricos), resinas (bananas) o látex (papaya verde).
Las larvas de A. fraterculus salen de los huevos y se dirigen hacia la pulpa. Tienen un color blanco-amarillento con un extremo puntiagudo (cabeza) y el otro trunco, como todos los tefrítidos. Las larvas del último estadio miden unos 6 milímetros, momento en el que llegan a la madurez; luego abandonan el fruto, se dejan caer (no saltan como Ceratitis capitata) y se ocultan a pocos centímetros de la superficie para transformarse en pupas.
Después de unos 10 días, los adultos emergen con las alas plegadas y presentan una tonalidad blanquecina, tomando los colores definitivos durante los 2 siguientes días.
El período para completar su ciclo biológico está relacionado con la temperatura: entre 25 y 26° C, requiere de 25 a 30 días.
La emergencia de Anastrepha fraterculus ocurre con mayor intensidad en las primeras horas lumínicas del día (entre las 6 y las 10 de la mañana).
Vuela, copula y oviposita activamente cuando los días soleados.
Hospederos naturales de Anastrepha fraterculus
Posiblemente la mosca sudamericana se multiplica en grandes cantidades en hospederos silvestres y luego migra hacia los huertos comerciales para ovipositar.
Todavía los movimientos de este tefrítido no están bien conocidos, pero se ha observado daño (por muestreo) en los siguientes hospederos cultivados:
granada (Punica granatum) guayaba (Psidum guajaba)
níspero (Eryobotrya japonica) mango (Mangifera indica) pomelo (Citrus paradisi) durazno (Pronus persica) naranja (Citrus sinensis) ciruela (Pronus domestica) mandarina (Citrus reticulata) damasco (Pronus armeniaca) aceituna (Olea europea) higo (Picus carica) membrillo (Cydonia oblonga).
Entre los hospederos silvestres, se identifican:
tutia (Solanum symbriifolum) tuna (Gro. Opuntia)
pasionaria (Pasiflora coerulea) guabiyú (Eugenia pungens)
crataegus (Crataegus crusgalli) ubajay (Hexachlamis edulis).
Como se mencionó anteriormente, diferentes tefrítidos correspondientes a los géneros Bactrocera, Rhagoletis y Toxotripana presentan restricciones cuarentenarias. Las especies dorsalis y cucurbitae del género Bactrocera, son objeto de un seguimiento estricto por parte de los organismos fitosanitarios internacionales. Por ese motivo, los países reconocidos libres de estas 2 moscas, deben realizar un monitoreo dirigido con el fin de detectar tempranamente su presencia.
8.1) Bactrocera dorsalis (mosca oriental): nativa de Asia, se la encuentra básicamente en ese continente aunque hubo infestaciones en algunas regiones de occidente. En Japón y Estados Unidos, la plaga ya ha sido erradicada.
Tienen una longitud de unos 8 milímetros, generalmente son amarillas con marcas negras en el tórax y abdomen. Alas hialinas, mas o menos angostas; presentan una banda a lo largo del margen costal y otra cerca de la base del ala, sobre la vena anal. El abdomen es amarillo con 2 bandas transversales: la primera es angosta y de la segunda (mas ancha) nace una banda longitudinal que se dirige hacia la punta del abdomen.
En óptimas condiciones de temperatura y humedad ambiental (26° C y 70%), el tiempo que demanda el desarrollo desde huevo hasta adulto es del orden de 22 días. La madurez sexual se manifiesta entre 8 y 12 días después de la emergencia y el tiempo mínimo para completar una generación es de 1 mes.
Las hembras ovipositan hasta 140 huevos/día, los que eclosionarán en 24 horas; a menor temperatura requieren mas tiempo. La larva se desarrolla entre 6 y 35 días, pero a temperatura ideal, este proceso demanda 1 semana. Luego caen al suelo, se entierran entre 2 y 5 centímetros y al cabo de 10 a 12 días emergen los adultos. A menor temperatura pueden permanecer en ese estado hasta 4 meses (durante el invierno se la encuentra en estado de pupa). Los adultos de ambos sexos, viven entre 1 y 3 meses.
Algunos hospederos son: café, guayaba, nectarines, pera, naranja agria, mango, higo, mandarina.
8.2) Bactrocera cucurbitae (mosca del melón): originaria de la región Indomalaya, es la más agresiva plaga de las cucurbitáceas. Se la encuentra en Asia y África.
De color castaño-amarillento, miden entre 6 y 8 mm de largo. En la parte dorsal del tórax y abdomen presentan manchas negras y amarillas. Las alas tienen una banda costal y otra anal, con una mancha en diagonal hacia la parte apical.
El ciclo biológico de las etapas inmaduras demanda 12 días a 27° C de temperatura y 70 % de humedad relativa.
Las hembras viven de 3 a 5 meses y depositan 15 huevos por día, durante 1 mes o más. Las larvas aparecen desde 6 hasta 28 horas después de la ovipostura y se desarrollan en el término de 10 días. Luego abandonan el fruto y se entierran hasta 5 centímetros de profundidad, para transformarse en pupas. En ese estado permanecen de 7 a 13 días, pero con bajas temperaturas, pueden llegar hasta 2 meses. Entre 30 y 60 días se completa una generación.
Algunos hospederos cultivados son: melón, sandía, pepinos, tomate, mango, papaya.
8.3) Rhagoletis pomonella (mosca de la manzana): de tamaño medio y color café oscuro. El tórax es casi negro con una fina pubescencia grisácea en la parte media que se extiende hasta casi la sutura escuto-escutelar. El abdomen es negro con franjas blancas hacia la parte posterior de cada segmento. Las alas presentan bandas de color negro: la banda media está unida a las bandas apical y subapical formando una "F".
8.4) Toxotripana curvicauda (mosca de la papaya): son moscas de gran tamaño, de color castaño-rojizo.
El tórax puede tener bandas negras y amarillas, alternadamente. Las alas son grandes de forma angular y con el ápice redondeado, tienen 2 bandas características de color marrón amarillento: 1 en la zona anterior y la otra en la celda caudal. El abdomen es alargado y de forma pedunculada y en las hembras la envoltura del ovipositor es muy larga y curvada.
Las moscas de los frutos en Argentina
Según indican las publicaciones consultadas, se identificó Ceratitis capitata y Anastrepha fraterculus (también algunas otras especies de este último género pero aisladamente), entre las moscas de los frutos de mayor importancia cuarentenaria.
Se reconoce a Ceratitis capitata y Anastrepha fraterculus como los especimenes que producen daño económico de diferente magnitud en las economías regionales frutihortícolas locales, sitios en donde se los encuentra causando daño económico.
No resulta fácil definir una línea límite de presencia ya que la competencia entre ambos tefrítidos hace que, si bien en el sur y oeste, las poblaciones se vean acotadas a determinadas áreas, desde el centro y el este hacia el norte, se las encuentra compartiendo habitats.
Parece ser que C. capitata se ha adaptado a las regiones mas templadas y templadas/frías, sobreviviendo los inviernos. El límite inferior se estima es el norte del paralelo 42° LS, donde se la encuentra sólo en el área urbana y con 2 ó 3 generaciones por año.
En los agrosistemas de Río Negro y Neuquén no se ha capturado A. fraterculus. En Mendoza se tienen registros de presencia por la década de 1960. En San Juan se han obtenido datos positivos en el Valle Fértil y en algún otro punto de la provincia. En la línea Córdoba – Santa Fe – Buenos Aires, se registran capturas de mosca sudamericana en número mayor. Desde allí hacia el nornoroeste, norte, noreste y este, la captura de ese tefrítido es frecuente.
En cambio C. capitata ha colonizado todo el país desde la frontera con Bolivia, Paraguay y Brasil hasta el norte de la Patagonia.
La información bibliográfica y comunicaciones personales con técnicos y productores de diferentas zonas de Argentina, permite inferir que no hay desplazamientos apreciables de una especie por establecimiento de la otra en los diferentes agrosistemas evaluados, lo que significa el no cumplimiento del principio de la exclusión competitiva de Gause y por lo tanto, ligeras diferencias en los nichos ecológicos, hacen que sea posible su coexistencia.
En repetidas oportunidades se aprecia que cuando la hembra de una especie está ovipositando y llega al fruto la hembra de otra especie (nos estamos refiriendo siempre a estas 2 moscas), ambas no permanecen en él: una de ellas (y en ocasiones las 2) lo abandonan. Estas observaciones realizadas en Catamarca y Buenos Aires, no han indicado la dominancia de una especie sobre la otra, sino un estado de equilibrio, situación corroborada por medio del muestreo de frutos, donde se encuentran larvas de Ceratitis capitata y Anastrepha fraterculus en diferentes hospederos.
Pareciera ser que las diferencias encontradas, se vinculan al clima (época del año) y al estado fenológico de los frutos y no a una competencia entre los tefrítidos citados.
Sin conocer acabadamente la situación planteada en otras zonas del País (provincias del NEA), tal vez ocurra lo mismo en los casos de coexistencia.
Con el propósito de plantear el tema, se presenta seguidamente una justificación teórica sobre la coexistencia de Ceratitis capitata y Anastrepha fraterculus en los mismos agrosistemas.
Cuanto mas similares son los organismos, mas intensa es la competencia entre ellos. El principio de la exclusión competitiva formulado por Gause establece que si 2 especies compiten por un recurso limitado, una será eliminada. Se considera que una especie de una comunidad ocupa un nicho ecológico particular que es definido por la manera en que los miembros de la especie utilizan los recursos del ecosistema. El principio de Gause vaticina 1 sola especie por nicho ecológico y por comunidad.
El análisis de situaciones en que coexisten especies semejantes demostraron que sus nichos no son idénticos, sino que los recursos se subdividen de modo que puedan coexistir.
El "nicho fundamental" representa los recursos que una especie utilizaría si no tuviese competidores. El "nicho realizado" representa los recursos que se utilizan en realidad. La "superposición de nichos" significa la situación en que miembros de más de 1 especie aprovecha el mismo recurso limitado.
En las comunidades donde ocurre superposición de nichos la selección natural puede acentuar las diferencias entre especies competidoras, es decir, una desviación de nichos. Este fenómeno, también conocido como "desplazamiento del carácter", reduce a un mínimo la competencia entre especies competidoras.
Teniendo en cuenta que Ceratitis capitata y Anastrepha fraterculus no pertenecen a la misma especie, pero sus semejanzas las llevan a la convivencia en muchos sistemas, podría aplicarse este principio para justificar lo que se plantea.
Daño por moscas de los friutos en una finca local
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Autor:
Lic M Sc Miguel Ritacco
Investigador Consulto CNEA
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