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Antígona entre dos muros (página 2)

Enviado por Betina Gnisci


Partes: 1, 2

De Antígona a Edipo: lo verdadero está también en relación con la genealogía.

"El padre es una función que se refiere a lo real", sostiene Lacan, y lo real puede ser mítico; lo que no impide que, por estructura, sea un decir verdadero.

"Es muy inquietante que haya un real que sea mítico y es precisamente por eso que Freud ha mantenido tan frecuentemente en su doctrina la función del padre." [5]

Saber mítico que en el análisis aparecerá como ruina. Como Edipo, se hallará cuando pierda su corona tras el anzuelo de la verdad que acabará por ver, como tal, hasta su ceguera. "El padre es quien no sabe nada de la verdad" [6]y es en esa dimensión lo que se articula, en un análisis, bajo la forma de la castración, como verdadero. Enigma que inaugura la interrogación de la verdad, enunciación que tendrá que ser enunciado. Se advierte en el mismo lugar: no es sin consecuencias. Se paga por ello.

¿Lazos de muerte? Orden de la ley concebida por algo más primordial: un crimen.

Un lazo les da muerte a las mujeres en esta tragedia familiar: Yocasta, Eurídice y Antígona se precipitan en la misma elección. Quedan pendientes, como deuda en relación al padre, pagada con la libra de carne. Pasión como "un síntoma de la tragedia". Para la tragedia, la deuda del padre, los pecados del padre, son pagadas por los hijos. Son ellos quienes deben explicarla…"En el nombre del padre…".

Nombres del padre que dicen del modo particular que cada sujeto se va a nombrar en relación a la falta. Significante primordial, que significará al sujeto como falo, que da un sentido al deseo de la madre y que representa la ley para el sujeto, en tanto se somete a la ley en la confrontación con la castración. Nombres del padre como modo de nombrar el vacío. El falo es el significante que va a nombrar al conjunto de todos los efectos de significación de un sujeto. El significante fálico es el significante que va a nombrar la captura del sujeto en el significante.

Lazos de sangre, lazos de muerte: Antígona. Crimen y deseo que la hacen hermana de un goce prohibido. "Goce de la trasgresión", "Saber, medio de goce", "Verdad, hermana del goce"…títulos.

Función de nominación: padre es quien reconoce. Esto implica, exige, supone un nombre como destino. Conquistar lo heredado para poseerlo. Blasón y lápida. Reconocimiento que es sólo por el lenguaje.

Pareciera que nadie puede estar seguro d su destino. Edipo resumiría la ceguera humana de la manera más trágica. Las palabras de Yocasta, su madre, quedan resonando: "¡Desgraciado! Este es el único nombre con que puedo llamarte, y nunca te llamaré de otro modo."

Escena esencial, es el diálogo que sostienen mientras Edipo espera que alguien lleve al testigo y mientras su madre espera, desea, que nunca su hijo sepa quién, en verdad, es él . Edipo persiste en querer saber acerca de su origen, como "decisión irrevocable". Es justamente este saber lo que lo destituirá. Saber que desencadena la tragedia.

Freud nos dice que, en tanto el origen está perdido, se trata de hacer una genealogía, y ahí es donde coloca el mito.

Mito de la horda primitiva, allí es donde, tras el asesinato de padre, se abre la dimensión de la ley, como prohibición, que da acceso al deseo. Obediencia y culpa retrospectivas. Eficacia sólo a partir de la muerte. Las trasgresiones, reconocidas como tales para la sociedad primitiva, eran aquellas que atentaban "contra las sagradas leyes de la sangre". Los tabúes del totemismo, dice Freud, son coincidentes con los dos deseos reprimidos del complejo de Edipo. ¿Qué ubica Freud en el complejo de Edipo? Los comienzos, los inicios de la sociedad, la religión, el arte…y la ética.

Núcleo de la neurosis, su relación es a partir "de un punto concreto, como es el de la relación con el padre" [7]

En la antigua sociedad griega, sociedad sin leyes escritas, se consideraba como único acto concreto y formal posible al "cambio de dones" entre los individuos y entre las sociedades. Esto daba testimonio y convalidación a las relaciones de amistad, de subordinación y de alianza y en donde la expresión tangible era el objeto o la reparación del daño. Los hechos y personajes de la épica, serán a partir de Homero, objeto de consideración moral.

En la tragedia, el héroe trágico asume sus actos sin temor, sin piedad: no retrocede. Acto que lo posiciona más allá. Traspasa el límite. No se detiene. El sacrificio queda fuera del cálculo. Es así como la "conciencia del deber" promueve el sentido del sacrificio, en tanto pretendido honor que hace al homenaje. La esencia del sacrificio parecería estar en la privación como ofrenda a Dios y, por tal, el reconocimiento de su absoluto dominio, especialmente en cuanto hace a lo que sirve para mantener la vida. Culpa, expiación y dolor conducirían al sufrimiento como voluntad de reparar la falta cometida. La expiación que sucede al sacrificio es sangre que se paga por el pecado. ¿Dónde más sangre vertida que en un altar?

El psicoanálisis introduce la experiencia trágica, paradoja de vida en una relación que va del deseo a la muerte. Se trata en un análisis de aproximarse a ese límite -ver una puerta abierta no es lo mismo que franquearla-, aclara Lacan.

Lacan llama al mito de Edipo "mito freudiano", en donde el deseo del padre y la ley coinciden en el origen del deseo.

Este mito indica un enlace –matrimonio, compromiso, lazo-.

¿Lazos de sangre? Enlace como captura. Al menos en diez ocasiones aparece en esta tragedia la apelación a los vínculos de sangre. La primera frase puesta en los labios de Antígona habla de ellos. Creonte en cuatro oportunidades hace referencia al parentesco, también Hemón, su esposa, y su hijo. El Coro, que le advierte que, además, el don más preciado es la prudencia, por Tiresias y también por el sagaz mensajero. Ese mensajero que dice saber que nada vale más que la propia vida y por ello se salva del castigo por las noticias que porta, y es quien se deshace de sus juramentos para conservar su vida.

Antígona, al igual que su padre, no se detiene y su meta es alcanzada en la trasgresión. Trasgresión que pagará doblemente al traspasar las dos barreras: la primera, la del bien; la segunda, la de "lo bello", la que indica dónde se encuentra el campo de la destrucción.

A Creonte no le alcanza con la muerte de Antígona. Es la segunda muerte, anterior a esa primera la que pretenderá, iniciando su propia desgracia. Cuando Antígona trasgrede el decreto de dejar insepulto a Polinices. Cuando Creonte prohíbe "que alguien le llore". Cuando decreta un duelo imposible.

El rito constituye costumbres o ceremonias que son impuestas para la observancia de las formalidades. Denota que el acto realizado se lleva a cabo con la solemnidad que corresponde a la situación de duelo.

Sabemos que un sujeto se constituye a partir de un deseo que no es anónimo; que esta constitución no es sin culpa ni pecado.

Freud nos dice que el trabajo que en el duelo opera se trata de "ejecutar pieza por pieza el orden de la realidad". [8]

No hay duelo sin rememoración, sin analizar el enlace con el ser querido. Si se lo vela, si se lo llora, si se lo sepulta.

Se trata de cumplir con una tarea que culmina cuando la falta se ha nombrado; cuando es posible nombrar cierta falta. [9]

La función del rito en el duelo consiste en hacer consistir la hiancia abierta por el duelo con la hiancia mayor, la falta simbólica. Lacan sostiene que "sólo se puede hacer duelo, llevar luto, por aquel que fuimos su falta y quien, en la inversión, se constituyó en el soporte de nuestra castración, desconociéndolo; en ese punto es cuando se sienten los efectos de devaluación del duelo". [10]

Jugada su última partida, Antígona desciende entre los muertos del Hades, mientras el Corifeo profiere que esto es consecuencia de su propia decisión, fiel a sus leyes, en vida y sola.

En este punto Antígona se identifica con Níobe, a quien el dolor ha metamorfoseado en piedra. Es en esta evocación que se petrifica: piedra entre las piedras; deseo radical, pulsión de muerte.

Tiene lugar entonces el último diálogo con su hermana:

Antígona: Tú escogiste vivir, y yo la muerte.

Ismene: Pero no sin que mis palabras, al menos, te advirtieran [11]

A partir del momento en que el sujeto llega al ser, deberá esto a cierto no ser sobre el que su ser lo eleva. La deuda será ahí en relación a esa ausencia, ya que no podrá dar pruebas de la presencia. En La carta robada, Lacan nos advierte "el juego del símbolo representa y organiza, independientemente de las peculiaridades de su soporte humano, ese algo llamado sujeto. El sujeto humano no fomenta este juego: ocupa en él su lugar y desempeña allí el lugar de los más y de los menos". Es allí un elemento de la cadena, que en cuanto se despliega, aparece la ley.

La ética del psicoanálisis implica una posición en relación al acto. Relación del acto con el deseo que habita al sujeto.

En el análisis la dimensión trágica recae sobre la ex-sistencia, ese imposible cuyo correlato es la afirmación "no hay relación sexual". La dimensión cómica permite otro desenlace para la creencia fatal del destino.

La mujer, enfrentada a su propia castración, se encuentra con lo que tiene: su deseo, quedando ubicada más allá del falo.

Del "todo" del falo al "no-toda", a esa nada que la nombra y que se convierte en su causa.

Referencias bibliográficas:

1- Lacan, Jacques Libro 7, La ética del Psicoanálisis, Editorial Paidós, pág. 299.

2- Nietzsche, Frederich El origen de la tragedia, Ediciones Siglo Veinte, Bs. As., pág. 25 y 69.

3- Lacan, Jacques Conferencia en Estados Unidos.

4- ib. Libro 18, De un discurso que no fuese semblante (inédito).

5- íb. Conferencia en Estados Unidos.

6- íb. Libro 18, op. cit.

7- Freud, Sigmund Tótem y Tabú, A.E., Tomo XIII, pág.15.

8- íb. Duelo y melancolía, A.E., Tomo XIV, pág. 243.

9- Lacan, Jacques Libro 10, La angustia, inédito.

10- íb. Hamlet "Un caso clínico", Centro de Estudios Psicoanalíticos. de Rosario, Argentina, pág. 102.

11- Sófocles Antígona, Salvat Editores S.A., España, pág. 95.

Bibliografía consultada:

– Codino, Fausto Los hombres de la historia

– Díaz Plaja, Guillermo Los métodos literarios, Ciarda Editores.

– Esquilo Los siete sobre Tebas, Editorial Losada.

– Freud, Sigmund El tabú de la virginidad, A.E., Tomo XI.

El sepultamiento del complejo de Edipo, A.E., Tomo XIX.

El malestar en la cultura, A.E., Tomo XXI.

Psicología de las masas y análisis del yo, A.E. Tomo XVIII.

– Graneris, José La religión en la historia de las religiones, Editorial Excelsa.

– Lacan, Jacques Libro 10, La angustia (op. cit.)

Libro 15, El acto psicoanalítico, inédito.

Libro 17, El reverso del psicoanálisis, Ed. Paidós.

Libro 18, De un discurso que no fuese semblante, inédito.

Libro 20, Aún, Ed. Paidós.

La significación del falo, Escritos I, Ed. Siglo XXI.

Función y campo de la palabra en psicoanálisis, Escritos I, op. cit.

La subversión del sujeto y la dialéctica del deseo en el inconciente

freudiano, Escritos II, Ed. Siglo XXI.

Hamlet, Un caso clínico, op. cit.

– Mondolfo, Rodolfo Naturaleza y cultura en la formación de la filosofía antigua,

Univ. de Córdoba, Argentina.

– Nietzsche, Frederich El origen de la tragedia, op. cit.

– Pequeño Laurousse Ilustrado Ediciones Laurousse, Bs. As., Argentina

– Sófocles Antígona, Trad. Miralles Sola Salvat Editores, España.

Antígona, Ed. EUDEBA, Trad. I. Granero

Edipo Rey, Salvat Editores, España.

 

 

 

 

Autoras:

Betina Charry

Betina Gnisci

Postgrado El Padre y La Mujer

Presentación monográfica

Facultad de Psicología. Universidad de Buenos Aires. Argentina.

Partes: 1, 2
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