Las instituciones educativas por lo tanto, se incorporan a la mercadotecnia educativa, con un sistema abierto a las influencias externa o de su entorno, ofreciendo servicios demandados en base a la construcción de propuestas alternativas, que satisfaga la inquietud del estudiante y de la colectividad a la cual sirve, por ello es de suma importancia la elaboración del Proyecto Educativo Institucional (PEI), con la participación democrática de los integrantes de la comunidad educativa: padres de familia, estudiantes autoridades docentes y personas que son parte de la institución y que tienen interés su desarrollo.
El "aprender a ser" conlleva: desarrollo de la cooperación grupal, y comportamiento solidario, apertura hacia el cambio y reforzamiento de la vocación profesional del estudiante; conlleva además desarrollo: cognitivo, de habilidades y destrezas y actitudinal, desarrollo de la relación dialógica y voluntad para hacer bien las cosas.
Vinculado al "aprender haciendo" y "aprender a aprender", con la intencionalidad de conseguir la calidad de educación
La calidad educativa, entendida como un juicio de valor que supone comparación entre una realidad observada y una realidad deseada o un "modelo"; el concepto de calidad por tanto; implica una dimensión de futuro, de utopía, apoyado con la trilogía del aprendan haciendo, aprendan a aprender y aprendan a ser; como estrategias de orientación de una propuesta alternativa de una Reforma Cultural y Educativa pertinente y de equidad, exigida por la sociedad y comunidad educativa.
"La compleja actividad docente en el quehacer educativo y en particular durante el trabajo de aula, demanda de una concepción y aplicación profesional y técnica solvente de los procesos pedagógicos a el encomendados… que requieren de un nuevo modelo de evaluación que responda a la actual concepción educativa"; (documento MEC. sobre la evaluación del aprendizaje; p..1).
En los últimos años se ha intensificado el apremio de enseñar por procesos, de trabajar por procesos, de desarrollar procesos. Antiguamente se enseñaba por contenidos, se planeaban y se "parcelaban" los contenidos. Posteriormente, hasta la década de los setenta se enseñaba por objetivos, por resultados conductuales. Hoy día los especialistas en educación prefieren hablar de procesos de construcción de conceptos, de procesos de pensamiento, de procesos curriculares, de procesos de evaluación.
La verdad es que una enseñanza constructivista tendría que articular en la teoría, en el diseño y en su implementación todos estos procesos, de modo que se facilite el más rico proceso de interacción maestro-estudiantes, todo ello abarcado y cruzado por el proceso más amplio: el proceso socio-histórico-cultural que anima toda "acción pedagógica". Si la enseñanza constructivista está en capacidad de sintetizar el proceso de construcción científico-cultural y el proceso de desarrollo individual; lo hace mediante un puente flexible que es el proceso curricular institucional, orientado a la "acción e investigación participativa".
El gran desafío que le espera a la enseñanza del futuro para lograr eficacia como factor de desarrollo y de formación, es precisamente el de generar procesos que interesen, comprometan y potencien articuladamente los factores principales de aprendizaje: maduración, experiencia, transmisión, equilibración.
Ninguna experiencia de aprendizaje que se proponga en consideración de los estudiantes, no debe perder de vista sus esquemas, conocimientos y nivel operativo previo que le dan significación al nuevo material; es la experiencia de la propia actividad sobre el nuevo material lo que permite al estudiante generar o construir en su interior el nuevo concepto, y que este nuevo concepto no se abre paso sino en medio de la dialéctica equilibrio-desequilibrio de toda la estructura mental del aprendiz, como producto de la maduración que se quiere alcanzar, con un proceso de comunicación y transmisión de conocimientos y experiencias como un acto organizado e intencionado.
La enseñanza constructivista ostenta como principio partir de la estructura mental del estudiante, y ello implica reconocer no sólo sus ideas y prejuicios sobre el tema de la clase, sino inclusive reconocer el nivel de pensamiento lógico que posee el estudiante para propiciarle experiencias que promuevan sus habilidades de pensamiento en el campo de los fenómenos objeto de la ciencia particular de enseñanza.
Habilidades de observación, de análisis, de síntesis, de evaluación y crítica de hipótesis en un campo particular del saber son consecuencia de las operaciones mentales básicas que enriquecerán con estrategias específicas al futuro profesional. Se trata precisamente de que el educador esboce las experiencias educativas pertinentes, de modo que partiendo de lo que el estudiante ya sabe y es capaz de operar cautive su curiosidad intelectual con un buen interrogante, y le suministre las señales apenas suficientes como acicate y orientación para que el estudiante se lance por cuenta propia a la aventura del pensamiento, hasta elevarse por encima de sí mismo a la conquista de nuevos horizontes.
La asignatura no debe constituirse por lo tanto; en un cuerpo o conjunto de doctrinas que se debe enseñar, sino un conjunto de actividades que debe practicarse con la finalidad de mejorar su uso en la vida diaria; no debe convertirse en un comportamiento estancado, aislado, pues "no es una asignatura más", debe aprovecharse cualquier coyuntura y de todas las circunstancias diarias para mejorar los procesos de: biológicos, económicos, políticos, sociales, éticos, filosóficos, religiosos, culturales, de comunicación, matemática, físicos, químicos; como los más significativos, complementados con procesos de arte y tecnológicos, para que su formación sea integral.
Tampoco se trata de agobiar al estudiante con una serie de prohibiciones o ejercicios tipo; se trata de lograr, las destrezas, los conocimientos, las actitudes en forma conjunta; sin descuidar lo medular, en definitiva lo que interesa es la eficiencia.
Una concepción y aplicación profesional y técnica solvente de los procesos pedagógicos, con los antecedentes expuestos, requiere de un nuevo modelo de evaluación como proceso, tomando en cuenta los siguientes elementos:
- Una enseñanza que conlleva como método a aplicarse la acción y la investigación – participativa, en constante retro-alimentación, con ejercicios variados, con tareas que el estudiante las sienta útiles;
- Fijar las políticas, criterios, procedimientos y caracterización de los instrumentos de evaluación, del sistema curricular y de los subsistemas que lo rodean:
- Las políticas de evaluación fijan las normas que orientan las decisiones sobre objetivos, procedimientos y medios de evaluación;
- Los criterios de evaluación son normas pre-establecidas que conduce a la verificación del conocimiento y dominio de los procesos propuestos, en base a la selección de procedimientos y a la caracterización de instrumentos;
- La selección de los procedimientos de evaluación determina elegir métodos y técnicas que respondan a las políticas y a los criterios previamente definidos, y;
- La caracterización de los instrumentos, describe las propiedades distintivas de los instrumentos, tomando en cuenta: las necesidades de la colectividad, el perfil del egresado, los procesos curriculares, y los procesos específicos e indicadores de cada tema;
- Elaborar un documento en la institución en la que usted trabaja con los siguientes aspectos :
- El diagnóstico de la comunidad educativa a la que pertenece;
- El perfil del egresado, tomando en cuenta su asignatura;
- Evaluar los objetivos curriculares de su asignatura;
- Elaborar un modelo sistémico para: el diseño, aplicación, y evaluación del aprendizaje de su asignatura;
- Diseñar el análisis de tareas;
- Formular los procesos específicos y los indicadores para cada tema de su asignatura, y;
- Diseñar los instrumentos de evaluación y determinar la validez y confiabilidad de los mismos;
- Una vez que se tiene los instrumentos validados, procede la aplicación a la población o curso que se desea recoger la información;
- Realizar el análisis de los resultados, que permite la toma de decisiones (la retro-alimentación), caso contrario la evaluación es un trámite más, ya que no cumple su finalidad;
- Definir las conclusiones y recomendaciones del curso evaluado, como trabajo final.
Tomando como eje la acción y la investigación participativa (se recalca participativa, toda vez que la evaluación tradicional es aislada, particular, sin sentido); la fijación de las políticas, de procedimientos, y la caracterización de los instrumentos de evaluación, que deben ser validados y confiables, que al ser aplicados midan lo que realmente se desea saber, ( sobre instrumentos será abordado en otra oportunidad),; al seguir la ruta señalada se está aportando al conocimiento de la realidades y de esta al desarrollo institucional que es lo que cuenta, al resumir el trabajo con el análisis y las conclusiones y recomendaciones a las que se ha llegado.
No se trata por tanto, de evaluar por evaluar, se trata en integrar la evaluación al proceso curricular y administrativo de la institución para conocer en que se falla y tomar los correctivos que sean necesarios, sujeto a una: funcionalidad, eficiencia, y al eficacia de la gestión educativa para mejorar su calidad en condiciones de equidad y pertinencia.
MSc. Edgar Lenin Castellanos Real
Edgar Castellanos Real, es graduado en Maestría de Gerencia Educativa, en la Facultad de Filosofía y Letras y Ciencias de la Educación de la Universidad Central del Ecuador y de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador de Venezuela, 1998
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