Indice1. Introducción 2. Sentido del gusto 3. Sentido del olfato 4. Bibliografía
Los sentidos se han desarrollado en los seres vivos como los instrumentos que les sirven para poder tener una relación o una interacción con el resto del Universo que los rodea. El propósito fundamental de los órganos de los sentidos es recabar información acerca del medio circundante para poder sobrevivir. Por ejemplo, para evitar cualquier peligro. Los sentidos del olfato y del gusto –que son aquellos sobre los cuales nos ha tocado investigar – han ayudado a los seres a catalogar los elementos que le pueden servir de alimento. Un objeto que está en putrefacción emite ciertas sustancias químicas que tenemos la capacidad de detectar y sabemos, sea por herencia genética o por aprendizaje, que nos pueden dañar, por lo cual nos abstenemos de comerlo. Sin la existencia de los sentidos no podríamos desarrollar nuestra vida como hasta ahora. Apreciamos la necesidad de los órganos de los sentidos cuando, por desgracia, llega a faltar alguno. Intentamos entonces sustituirlo, pero como se sabe esta sustitución es, en general, incompleta.
Evolución El desarrollo de los sentidos que ha experimentado el hombre ha sido controlado por el fenómeno evolutivo y ha estado íntimamente relacionado con las condiciones físicas y químicas del ambiente que nos ha rodeado en el transcurso de los tiempos. De hecho, la forma de funcionar de nuestros sentidos es una consecuencia de la adaptación al medio. Los sentidos del gusto y del olfato también se han desarrollado para poder adaptarse a evitar peligros en la ingestión de alimentos que ya están descompuestos y que presentan un peligro al ingerirlos, así como alimentos venenosos que, en general, desprenden cierto número de sustancias químicas que al llegar a la nariz las detectamos; de esta forma se ha aprendido, en el transcurso de la evolución de la vida a rechazarlas. Existen también sustancias venenosas o podridas que no huelen. Sin embargo, al probarlas con la lengua se ha aprendido a saber que no nos convienen porque nos causan daño. Hecha esta pequeña introducción, ahora analizaremos los sentidos que son motivo del presente trabajo.
Esta facultad de los humanos, entre otros animales, actúa por contacto de sustancias solubles con la lengua. El ser humano es capaz de percibir un abanico amplio de sabores como respuesta a la combinación de varios estímulos, entre ellos textura, temperatura, olor y gusto. Considerado de forma aislada, el sentido del gusto sólo percibe cuatro sabores básicos: dulce, salado, ácido y amargo; cada uno de ellos es detectado por un tipo especial de papilas gustativas. La lengua posee casi 10.000 papilas gustativas que están distribuidas de forma desigual en la cara superior de la lengua, donde forman manchas sensibles a clases determinadas de compuestos que inducen las sensaciones del gusto. Por lo general, las papilas sensibles a los sabores dulce y salado se concentran en la punta de la lengua, las sensibles al ácido ocupan los lados y las sensibles al amargo están en la parte posterior. Los compuestos químicos de los alimentos se disuelven en la humedad de la boca y penetran en las papilas gustativas a través de los poros de la superficie de la lengua, donde entran en contacto con células sensoriales. Cuando un receptor es estimulado por una de las sustancias disueltas, envía impulsos nerviosos al cerebro. La frecuencia con que se repiten los impulsos indica la intensidad del sabor; es probable que el tipo de sabor quede registrado por el tipo de células que hayan respondido al estímulo.
Captación del gusto
El sabor puede ser: dulce, salado, amargo y ácido. ¿Dónde se encuentran los receptores de los distintos sabores? Dulce: en la punta de la lengua. Amargo: en las papilas calciformes. Salado y ácido: en la punta y parte anterior de los bordes de la lengua. También hay receptores sensibles a los sabores ácidos en la mucosa de los labios, y sensibles a todos los sabores en el velo del paladar. No hay captación gustativa en la región sublingual y en la cara inferior de la lengua.
La Lengua La lengua es un órgano musculoso de la boca y es el asiento principal del gusto y parte importante en la fonación y en la masticación y deglución de los alimentos. La lengua está cubierta por una membrana mucosa, y se extiende desde el hueso hioides en la parte posterior de la boca hacia los labios. La cara superior, los lados y la parte anterior de la cara inferior son libres, solo el resto está unido a la cavidad bucal, lo que permite muchos y diversos movimientos. Los principales músculos que la forman son: el lingual superior, que levanta la punta; el lingual superior, que baja la punta de la lengua, y el lingual transverso, que al contraerse la dobla en forma de canaleta. Toda su superficie está recubierta por una piel en la que se encuentran formaciones especiales llamadas papilas. Estos son los verdaderos órganos sensitivos. Según la función que desempeñen las papilas pueden ser: gustativas o táctiles. Dentro de las gustativas están las caliciformes y las fungiformes. Son papilas táctiles las filiformes, que se distribuyen por toda la superficie de la lengua. La textura rugosa de la cara superior está dada por las papilas gustativas, captadoras del gusto. El color de la lengua suele ser rosado, lo que indica un buen estado de salud; cuando pierde color es síntoma de algún trastorno. La lengua posee diferentes y muy importantes funciones. La principal, que ya nombramos anteriormente es la contención de los receptores gustativos, quienes nos permiten degustar los alimentos; en la masticación, la lengua empuja los alimentos contra los dientes; y en la deglución, lleva los alimentos hacia la faringe y más tarde hacia el esófago, cuando la presión que ejerce la lengua provoca el cierre de la tráquea. También contribuye, junto con los labios, los dientes y el paladar duro, a la articulación de palabras y sonidos.
El sentido del gusto está localizado en la lengua. Este órgano esta situado dentro de la cavidad bucal, y es un órgano esencialmente musculoso, impar y simétrico. Tiene la forma de un cono aplanado, base fija y vértice libre. Esta compuesta por:
- Dos caras, superior e inferior.
- Dos bordes laterales.
- Una base posterior.
- Un vértice anterior.
Cara superior Está revestida por una mucosa gruesa de color rosado, la mucosa lingual. En ella se observan unas eminencias grandes; son las papilas calciformes.
Estas papilas se disponen a la manera de una V. La V lingual divide la superficie de la cara superior de la lengua en dos zonas: una posterior y otra anterior. La superficie de la lengua es irregular. En las partes laterales se implantan los implantes anteriores del velo del paladar. Este, los pillares la lengua limitan el istmo de la fauces, orificio que comunica la boca con la faringe. Cara inferior: Presenta un surco medio. De él arranca un repliegue de la mucusa, el frenillo de la lengua. La mucosa que reviste la lengua es delgada. Bordes, base y vértice: Los borden son redondeados y gruesos. La base, fija, corresponde a la región del istmo de las fauces. Con ella se relaciona los pilares anteriores del velo del paladar, las amígdalas y la epiglotis, que cierra el orificio glótico de la laringe. El vértice o punta de la lengua es romo. Estructura de la lengua La lengua es un órgano esencialmente muscular. En su constitución intervienen:
- Una formación osteofibrosa, que le sirve de esqueleto.
La formación esquelética osteofibrosa esta formada por un hueso, el hioides, y por dos membranas, la membrana hioglosa y el septum medio.
Los músculos son: Uno impar, el lingual superior, y 8 pares.
- 17 músculos que se implantan en el esqueleto.
- Una mucosa que recubre los músculos.
Recubre toda la lengua, se continúa con la mucosa de la pared sublingual de la boca, de la faringe, laringe, velo del paladar y amígdalas. Esta formada por un ACPA profunda de tejido conectivo denominada "corion" y por un epitelio estratificado, con abundantes glándulas. El epitelio reviste las papilas dispuesta en la cara superior de la lengua
Papilas: Son relieves de formas diferentes, las misma pueden ser
- Calciformes (en forma de cáliz)
Son las más grandes. En numero de 9 a 11 forman la V lingual.
Se encuentran por delante y alguna por detrás de la V lingual. Están mezcladas con las pailas filiformes. Su mayor numero se localiza en los bordes y en la punta de la lengua.
- Fungiformes (con forma de sombrero de hongo)
- Filiformes (con forma de filamentos)
Están distribuidas por toda la cara superior de la lengua. Se disponen en hileras paralelas a los brazos de la V lingual. Son filamentosas, cilíndricas, y como hilos (de ahí su nombre).
Corpúsculos del gusto Los impulsos nerviosos gustativos se originan en los corpúsculos del gusto o bulbos del gusto. Estos corpúsculos tienen el aspecto de pequeños botellones cuya boca se abre en la superficie del epitelio, de la boca y de la garganta. Su mayor numero se encuentra en la cara superior de la lengua, en las papilas calciformes y fungiformes. Cada corpúsculo esta formado por células de sostén que se disponen como los gajos de una naranja. Estas células encierren y protegen a las células gustativas. Las células de sostén y gustativas son células epiteliales modificadas.
Deterioro Del Sentido Del Gusto El deterioro del sentido gustativo varía desde su distorsión hasta su pérdida completa. Puede manifestarse como disminución del sentido del gusto y el olfato; disgeusia; deterioro del gusto; pérdida del gusto; sabor metálico. La lengua puede solamente "percibir el sabor" dulce, salado, agrio y amargo. Los trastornos del gusto pueden ser causados por cualquier condición que interfiera con la transmisión de los estímulos de sabor hacia el cerebro o por condiciones que afecten la forma en que este órgano interpreta tales estímulos. Existen dos clases de desordenes del gusto, y son:
- La "Hipogeusia": que consiste en la pérdida de la habilidad de saborear o distinguir entre lo dulce, lo salado, lo agrio, etc.
- La "Ageusia", que es la pérdida casi total de detectar sabores.
Causas comunes:
- En algunos casos ésta condición se presenta desde el nacimiento, pero en la mayoría de los casos se desarrolla después de una lesión o enfermedad.
- resfriado común
- infección nasal debido a una infección (como las infecciones de las gladulas salivales), pólipos, etc.
- gripe
- faringitis viral
- sequedad de la boca
- envejecimiento (el número de papilas gustativas disminuye con la edad)
- fumar en exceso (en especial el fumar con pipa) dado que genera la sequedad de la boca
- deficiencia de vitaminas (vitamina B12) o de minerales (zinc en la dieta)
- lesiones en la boca, la nariz o la cabeza
- gingivitis
- efectos colaterales de los medicamentos como las drogas antitiroideas, captopril, griseofulvina, litio, penicilamina, procarbazina, rifampicina, vinblastina o vincristina
- parálisis de Bell
- síndrome de Sjogren
- faringitis estreptocócica (infección de la garganta por estreptococos)
Puede haber otras causas para el deterioro del sentido del gusto, además de las mencionadas. La posibilidad de incidencia de las mismas no está determinada por el orden en que éstas se presentan. Entre las causas de este síntoma se pueden citar enfermedades y medicamentos poco comunes. Además, las causas pueden variar según la edad y el sexo de la persona y las características específicas del síntoma, tales como localización exacta, calidad, duración, factores agravantes, factores atenuantes y enfermedades asociadas. Las adicciones (cigarillo, alcohol y drogas ilegales) alteran el normal funcionamiento del sentido del gusto.
Tabaco En primer lugar fumar hace daño a nuestra salud y a la de los demás. Además tiene innumerables consecuencias nocivas (aumenta la presión arterial, produce cáncer, enfisema, etc). Pero lo que muchos fumadores no se dan cuenta es que pierden el sentido del gusto (además de poder sufrir ulceras gástricas, cáncer de lengua, labios, garganta, etc) y que un tomate tiene el mismo gusto que la lechuga. Obviamente como consecuencia del dejar de fumar mejorará nuestro sentido del gusto y el olfato, lo que nos permitirá disfrutar más de los placeres de la cocina y del aire libre.
Drogas La drogadicción, como sabemos, es una enfermedad que consiste en la dependencia de sustancias que afectan el sistema nervioso central y las funciones cerebrales, produciendo alteraciones en el comportamiento, la percepción, el juicio y las emociones. Los efectos de las drogas son diversos, dependiendo del tipo de droga y la cantidad o frecuencia con la que se consume, pero además de las alucinaciones y graves deterioros en la salud física y psíquica de quien la consume, también puede intensificar o entorpecer los sentidos, provocar sensaciones de euforia o desesperación. Algunas drogas pueden incluso llevar a la locura o la muerte. Es valido mencionar que la disgeusia (deterioro de la capacidad de apreciar los sabores), es un síntoma común de la quimioterapia y la radioterapia a la cabeza y el cuello. Los pacientes pueden sentir un sabor desagradable relacionado con la diseminación del fármaco a través del tejido oral. Este síntoma suele resolverse varios meses después del tratamiento. La radioterapia puede alterar los sabores dulces, ácidos, amargos y salados y, por lo general, el problema se resuelve 2 ó 3 meses después de la terapia. La disgeusia puede conducir a la pérdida del apetito y afectar así la calidad de vida y las necesidades nutricionales. Modificar la textura y consistencia del régimen alimentario y agregar bocadillos entre comidas puede ayudar a satisfacer las necesidades nutritivas. Puede ser necesario ofrecer orientación nutricional durante el tratamiento y después de él.
Es el sentido que nos permite oler. Este fenómeno ocurre cuando ciertas sustancias se introducen en la nariz y tenemos la sensación de oler. Antes de que podamos oler cualquier cosa, las sustancias que se desprenden de ésta deben llegar a nuestra nariz. En general, las moléculas olorosas experimentan dos procesos antes de llegar a nuestra nariz. El primero de ellos ocurre cuando las moléculas se desprenden de la sustancia en que se encuentran y el segundo al transportarse estas moléculas hasta nuestra nariz.
¿Cómo llegan las sustancias olorosas a nuestra nariz? Cuando estamos en un extremo de una habitación y alguien abre un perfume en el otro extremo oleremos el perfume aun con los ojos cerrados y sin que se nos avise de su presencia. Los fenómenos que ocurren para que esto suceda son los siguientes: en general, a cierta altura sobre el nivel del mar, o sea para cierto valor de la presión atmosférica, las temperaturas ambientes son un poco más altas que la temperatura de evaporación del perfume. Por tanto, al dejar abierta la botella el perfume se evapora. Cuando la botella está cerrada, al evaporarse el perfume y no poder escapar el gas, la presión que experimenta el perfume aumenta por lo que su temperatura de evaporación también aumenta. Este aumento rebasa el valor de la temperatura ambiente y en consecuencia deja de ocurrir la evaporación. Mientras más alta sea la temperatura de la localidad, mayor será la cantidad de perfume que se evapore. Asimismo, mientras menor sea la presión atmosférica, o sea mientras más alto estemos sobre el nivel del mar, mayor será la cantidad de perfume que se evapore.
Una vez que se empieza a evaporar el perfume, su concentración aumenta en la cercanía del lugar en que se encuentra la botella, generándose una diferencia de concentración. Así empieza a operar otro mecanismo, el de la difusión. El perfume se empieza a difundir a todo el volumen de la habitación hasta que algunas de sus moléculas llegan a nuestra nariz. Si en la habitación hubiese viento, entonces además de la difusión, las moléculas del perfume serían arrastradas por el viento. También podemos oler algunas sustancias que son sólidas. En estos casos lo que ocurre es que el valor de la presión atmosférica es menor que el valor del punto triple del sólido y por tanto, a una temperatura suficientemente alta el sólido se sublima, es decir, pasa directamente de sólido a gas, sin hacerlo por la fase líquida. De nuevo una vez que hay gas de la sustancia, empieza a operar el mecanismo de difusión. Al entrar en una cocina olemos la comida que se está cocinando. En este caso, como es fácil convencerse, de las ollas sale gas o vapor con moléculas de la comida; que por medio de la difusión llegan a nuestra nariz.
¿Cómo percibimos los olores? Cuando un objeto, emite un olor y nos llega a la nariz esto quiere decir que moléculas de dicho objeto se han desprendido de él y llegado, por difusión o arrastre, a nuestra nariz. Estas moléculas entran en la nariz debido a la aspiración que realizamos cuando respiramos. En este proceso, el aire que inhalamos arrastra a las moléculas que están en la vecindad de la nariz. La corriente de aire que entra da lugar a una corriente secundaria que pasa por el epitelio sensitivo. La cantidad de aire y por tanto la fracción de moléculas del objeto oloroso que se deposita en el epitelio es muy pequeña. También llegan corrientes de aire desde la boca. La comida que tenemos en la boca también despide moléculas que son arrastradas hasta el epitelio sensitivo. Este hecho tiene como consecuencia que la sensación predominante al comer provenga no del gusto que se inicia en la lengua sino del olfato. La sensación de oler se experimenta cuando las moléculas aromáticas llegan a la mucosa nasal, en donde se disuelven. Así, estas moléculas entran en contacto con los cilios. Hasta hoy en día no se ha podido determinar con certeza el mecanismo por medio del cual se inicia el proceso a través de los receptores nerviosos que nos dan la sensación de oler. Mencionaremos algunas ideas que se han expuesto y que parecen tener algunos elementos que pueden ser verdaderos. } En primer lugar, en general, somos muy sensibles a una cantidad extraordinariamente grande de olores distintos. A primera vista podríamos pensar que hay un nervio olfatorio sensible a cada olor posible. Sin embargo, hasta hoy en día no se han encontrado estas diferencias en los cilios nasales.
En muchos casos resulta que la presencia de un átomo particular en la molécula de la sustancia olorosa es la que le da su olor peculiar. Por ejemplo, está el caso del agua, cuya molécula tiene un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno, H2O. Si se sustituye el átomo de oxígeno por uno de azufre se obtiene el sulfito de hidrógeno, H2S. Esta última sustancia despide el olor de huevos podridos. Vemos que la sustitución de un átomo de oxígeno por uno de azufre lleva a cambios notablemente desagradables en el olor de las sustancias. Por otro lado, existen algunas evidencias de que no es nada más la composición química específica de las moléculas olorosas, sino también su forma la que hace que reaccionemos a su olor. En efecto, existen sustancias cuyas moléculas tienen composiciones químicas diferentes pero con formas muy parecidas, y sentimos que tienen olores muy parecidos. Sin embargo, la explicación desde el punto de vista molecular de cómo olemos sigue sin respuesta definitiva.
La nariz humana La nariz tiene varias funciones primordiales: por una parte constituye el órgano del sentido del olfato, pues el hombre es capaz de discriminar entre dos mil y cuatro mil olores. Además, forma parte de la vía respiratoria filtrando, calentando, humedeciendo el aire y expulsando materiales extraños recogidos por el aire. Por nariz se entiende la pirámide nasal visible en la cara o nariz propiamente tal y su cavidad, la cavidad nasal, que se extiende desde los orificios nasales externos por delante hasta las coanas u orificios nasales posteriores que comunican la cavidad nasal con la nasofaringe. La cavidad nasal está dividida en dos mitades por el tabique nasal; a cada mitad se le conoce como fosa nasal; de su pared externa ósea se originan dos láminas óseas perpendiculares llamadas cornetes superior y medio, que dividen parcialmente a cada fosa en cavidades más pequeñas llamadas meatos: bajo el cornete superior está el meato superior; bajo el cornete medio está el meato medio; una tercera lámina ósea independiente, llamada cornete inferior, origina el meato inferior, cavidad cuyo techo es el cornete inferior, y cuyo piso es el piso de (a fosa nasal; en el meato inferior termina el conducto lacrimonasal, que comunica el ángulo interno del ojo con la nariz. Cada fosa nasal se une por medio de orificios en su pared ósea externa con los llamados senos paranasales, cavidades que se encuentran en el interior de los huesos maxilares, frontal, esfenoides y etmoides.
La cavidad nasal presenta tres zonas: – el vestíbulo: es la parte más anterior e inferior de la nariz, y está tapizada por piel; – la llamada "región respiratoria": que se continúa con el vestíbulo y se comunica con la nasofaringe, y está tapizada por una membrana mucosa de tipo respiratorio; – la región olfatoria: ubicada en el cornete superior y tercio superior del tabique nasal, donde llegan filetes nerviosos que atraviesan los orificios de un hueso llamado etmoides, cuyo conjunto origina el nervio olfatorio, que alcanza el llamado bulbo olfatorio, que se continúa con las llamadas cintillas olfatorias, cuyas fibras llevan los estímulos al cerebro y cerebelo.
Sentido del olfato El olfato se localiza en el epitelio nasal. El epitelio olfatorio está ubicado en el techo de la cavidad nasal, el epitelio contiene cerca de 20 millones de células olfatorias especializadas, con axones que se extienden hacia arriba, como fibras de los nervios olfatorios. Esas fibras penetran la delgadísima placa cribada del hueso etmoides, situado en el piso del cráneo, a través de los poros de aquél hueso. El extremo de cada célula olfatoria de la superficie epitelial ostenta varios vellos olfatorios que, al parecer, reaccionan a los olores (sustancias químicas) presentes en el aire. A diferencia de los bulbos gustativos, que sólo son sensibles a unas cuantas categorías de sabores, el epitelio olfatorio reacciona según se cree a unas 50 sustancias. Las mezclas de esas sensaciones olfatorias primarias generan el amplio espectro de olores que el humano es capaz de percibir. Los órganos olfatorios reaccionan a cantidades notablemente pequeñas de sustancias. Por ejemplo la ionona, que es el sustituto artificial del aroma de las violetas, puede detectarse por casi todas las personas cuando su concentración en el aire es de apenas una parte por más de 30 000 millones de partes de aire. A pesar de su sensibilidad, el olfato es quizás el sentido que se adapta con mayor rapidez. Los receptores olfatorios se adaptan en un 50% durante el primer segundo de estímulo, de modo que hasta los más desagradables olores presentes en el aire dejan de ser percibidos después de unos cuantos minutos. Parte de la adaptación ocurre, según se piensa, en el SNC.
Los senos paranasales Son prolongaciones neumatizadas o llenas aire de la porción respiratoria de la cavidad nasal localizan en los siguientes huesos craneales: frontal, etmoides, esfenoides y maxilar. Los senos se denominan de acuerdo con los huesos, en los que encuentran, de la siguiente manera: Frontal, etmoidal, esfenoidal y maxilar.
Relación entre los senos paranasales y la órbita El seno frontal es superior, el seno maxilar, inferior; el seno etmoidal, medial; y el seno esfenoidal posterior a la órbita. Estos senos están tapizados por una membrana mucosa que se continúa con la de las cavidades nasales. Sin embargo, la mucosa sinusal es más fina, menos vascularizada y no se adhiere tanto a las paredes óseas como la mucosa nasal. El moco segregado por las glándulas de la mucosa sinusal pasa a las cavidades nasales a través de los orificios (ocultos por los cornetes) de las paredes laterales. Los senos paranasales se desarrollan como evaginaciones de las cavidades nasales, fundamentalmente después del nacimiento. Las aperturas originales de estas evaginaciones persisten como orificios en la cavidad nasal. Por consiguiente, todos los senos paranasales drenan directa o indirectamente a la cavidad nasal. Las secreciones de la mucosa sinusal acaban drenando por estos orificios hasta la cavidad nasal. La capa mucosa de los senos se continúa, además, con la mucosa de la nariz como consecuencia del origen sinusal como una evaginación de las cavidades nasales Los senos paranasales varían considerablemente de tamaño y forma en las distintas personas y razas (por ejemplo los senos frontales suelen ser de pequeño tamaño en los orientales). La mayoría de los senos se encuentran en estado rudimentario o ausente en los recién nacidos. Al nacer, no se observa ningún seno frontal ni esfenoidal, pero habitualmente existen algunas celdas etmoidales y diminutos senos maxilares. Estos senos se expanden durante la infancia. Los senos frontal y esfenoidal se desarrollan durante la infancia y adolescencia. El desarrollo de los senos paranasales es esencial para que ocurra el cambio del tamaño y la configuración de la cara durante la infancia y para añadir resonancia a la voz durante la adolescencia.
Los senos frontales Estas cámaras de aire se encuentran entre las tablas externa e interna del hueso frontal, detrás de los arcos superciliares y la raíz nasal. El tamaño de los arcos superciliares varía según el desarrollo; sin embargo, la prominencia de los arcos superciliares no se corresponde necesariamente con el tamaño de los senos frontales subyacentes. En general, los senos frontales se detectan en la radiografía a partir de los 7 años de edad. Los senos frontales derecho e izquierdo raramente tienen el mismo tamaño y el tabique que los separa casi nunca se encuentran totalmente en el plano medio. En general, el seno frontal consta de dos porciones: 1. Una porción vertical en la porción escamosa del hueso frontal y 2. Una porción horizontal en la porción orbitaria del hueso frontal. Una o ambas porciones pueden adoptar un tamaño grande o reducido. Si la porción supraorbitaria aumenta, el techo forma el suelo de la fosa craneal anterior y el suelo, el techo de la órbita. Los senos frontales varían de tamaño desde aproximadamente 5 mm (tamaño de un guisante) hasta ocupar grandes espacios que se extienden lateralmente en las alas mayores del esfenoides. En principio, puede haber varios senos frontales al mismo lado, cada uno de ellos con un conducto frontonasal independiente . En general, el seno frontal drena a cada lado por un conducto frontonasal. Los senos frontales están inervados por ramos de los nervios supraorbitarios (, que proceden de la división oftálmica del nervio trigémino).
Los senos etmoidales Estos senos contienen varias cavidades de pequeño tamaño, denominadas celdas etmoidales, situadas dentro del laberinto etmoidal de la masa lateral del etmoides. Las celdas etmoidales forman el laberinto del hueso etmoides, que se encuentra entre la cavidad nasal y la órbita. El número de celdas varían entre 3 y 18 y su tamaño aumenta conforme se reduce su número. Los tabiques extraordinariamente finos de hueso, cubiertos de mucosa, forman un número variable de compartimientos o celdas etmoidales, conectadas entre sí, que terminan drenando a la pared lateral de la cavidad nasal. En general, los senos etmoidales no se visualizan en la radiografía simple antes de los dos años de edad. Si se produce una obstrucción al drenaje nasal, las celdas etmoidales pueden perforar la frágil pared medial de la órbita. Las infecciones graves de la órbita, que se originan por esta vía de diseminación, pueden provocar ceguera porque algunas celdas etmoidales posteriores se encuentran próximas al conducto óptico. La diseminación de la infección a partir de estas celdas puede también afectar a la vaina de duramadre del nervio óptico y causar una neuritis óptica.
Los senos esfenoidales Estas áreas neumatizadas se localizan en el cuerpo del esfenoides y ocupan una cantidad variable del hueso, extendiéndose a veces por sus alas. Los dos senos están separados por un tabique óseo que normalmente no se encuentra en el plano medio. El cuerpo del esfenoides es una estructura hueca y frágil debido a la presencia de los senos esfenoidales. Estos senos se separan únicamente por finas láminas de hueso de otras estructuras muy importantes: los nervios ópticos y el quiasma óptico, la hipófisis del cerebro (glándula pituitaria), las arterias carótidas internas y los senos cavernosos e intercavernosos. El nervio etmoidal posterior y la arteria etmoidal posterior se distribuyen por los senos esfenoidales. Aunque a veces se afirma que los senos esfenoidales se hallan presentes al nacer (de manera diminuta). este hecho no suele aceptarse porque, en general no se visualizan los senos esfenoidales en las radiografías de cráneo de los recién nacidos. La opinión actual es que los senos esfenoidales proceden de una celda etmoidal posterior que comienza a invadir el seno esfenoidal aproximadamente a los dos años de edad.
Los senos maxilares Constituyen la pareja de senos paranasales más voluminosos. Se trata de cavidades piramidales que ocupan todo el cuerpo de los maxilares. El techo del seno maxilar está formado por el suelo de la órbita. Las raíces de los dientes maxilares, sobre todo de los dos primeros molares, suelen producir una elevación cónica en el suelo del seno maxilar. El seno maxilar drena al meato medio de la cavidad nasal por una apertura en la porción superior de su base. Debido a la situación de esta apertura, resulta imposible que el líquido drene del seno maxilar, con la cabeza erecta, hasta que el seno se halla prácticamente repleto. Los senos maxilares son muy pequeños al nacer y se desarrollan lentamente hasta la pubertad. El desarrollo no termina hasta que no erupcionan todos los dientes definitivos (hasta los 25 años de edad). El seno maxilar es uno de los senos que se infectan con más frecuencia, probablemente porque su apertura se encuentra por encima del suelo sinusal, una localización inadecuada para el drenaje fisiológico. Además, cuando la membrana mucosa de este seno se congestiona, se puede obstruir el orificio maxilar. Para que se produzca el drenaje gravitatorio óptimo del seno maxilar, conviene tumbarse sobre el lado contrario al seno infectado. La proximidad de los dientes molares superiores al suelo del suelo maxilar plantea problemas potencialmente graves. Al extraer un diente molar superior, se puede fracturar alguna de sus raíces. Sí no se utilizan métodos de recuperación adecuados, el fragmento fracturado de la raíz puede ser impulsado hacia arriba dentro del seno maxilar. En consecuencia, se establece una comunicación oral entre la cavidad oral y el seno maxilar, La infección también se puede diseminar al seno maxilar a partir de un absceso originado en un molar superior. Como cada uno de los senos paranasales se comunica con la cavidad nasal a través de una apertura que se abre al meato de la cavidad nasal, las infecciones de las cavidades nasales pueden extenderse los senos, causando inflamación y tumefacción de la mucosa sinusal (sinusitis) con dolor local. A veces, s inflaman varios senos (pansinusitis) y el edema de la mucosa produce un bloqueo de uno o varios orificios sinusales de drenaje a la cavidad nasal. La inflamación de la mucosa sinusal suele acompañarse de una sensación de dolor en el diente, sobre todo en las personas con un hueso muy fino en la porción inferior de la pared sinusal. Los pacientes con fracturas de los huesos frontal, etmoides, maxilar o nasal deben saber que no es aconsejable que se suenen la nariz por la posibilidad que el aire de las cavidades nasales o de los senos paranasales se introduzca en el tejido subcutáneo, cráneo u órbita.
Deterioro Del Sentido Del Olfato Todos los sentidos son importantes para llevar una vida sana y plena, y el sentido del olfato es una llave para nuestra seguridad, nos avisa cuando hay algún tipo de fuga, algún derramamiento, algún incendio, cuando el alimento está en malas condiciones, etc. así como nos permite gozar de olores como el perfume de una flor, el olor de los alimentos y mucho más. El padecer pérdida en el sentido del olfato puede además ser señal de otras serias condiciones de salud.
Los desordenes del olfato Personas que experimentan desordenes del olfato pierden la habilidad de oler o perciben los olores de diferente forma. Como una pérdida del sentido del olfato algunas personas tienen hiposmia, es cuando el sentido del olfato se ve disminuido. Y la anosmia, es cuando no se pueden percibir olores en lo más mínimo. Como resultado de la percepción de los olores, algunas personas notan que olores familiares están distorsionados, u olores que normalmente eran agradables se han vuelto desagradables y en algunos casos las personas perciben olores que no están presentes.
Causas
- Los desórdenes del olfato pueden tener muchas causas. La mayoría de las personas que desarrollan está condición han tenido alguna enfermedad o lesión, que son los desencadenantes de infecciones respiratorias superiores y daños en la cabeza.
- Algunas causas pueden ser pólipos en las cavidades nasales, sinusitis, desórdenes hormonales, o problemas dentales.
- Exposición a ciertos químicos como insecticidas y solventes, y algunos medicamentos.
- Personas con cáncer de cuello o en la cabeza, que reciben tratamientos de radiación también pueden experimentar problemas con el sentido del olfato.
Muchas personas que presentan desordenes en el olfato, también pueden presentar desórdenes en el sentido del gusto (los que ya vimos al tratar este sentido al principio del trabajo.)
Enfermedades Que Afectan Al Sentido Del Olfato Rinitis: Se denomina Rinitis a la inflamación de la mucosa nasal. Ataca tanto a adultos como a niños. Produce congestión, insuficiencia respiratoria nasal, picazón nasal, rinorrea y en algunos casos estornudos. En los niños, según la intensidad de sus síntomas puede disminuir la concentración, causar irritabilidad y trastornos del sueño. Entre los factores predisponentes (aquellos que no causan la rinitis pero favorecen la acción de los agentes causales) se encuentran el frío o calor extremo, la humedad en exceso y un bajo porcentaje de humedad, cambios de temperatura, cambios estaciónales.
La causa de las rinitis pueden ser: – Infecciosa ( virales, bacterianas, específicas), puede ser aguda (no más de tres semanas de duración) o crónica (más de tres semanas de duración). La aguda es causada por exposición a cambios de temperatura, clima frío y reconoce a los virus como causante principal. Ésta es la causa más común en la infancia y se estima en 4-6 episodios anuales, viéndose incrementada dicha frecuencia en niños menores de 5 años. El contacto con enfermos en guarderías y colegios es un factor de contagio importantísimo. Puede experimentar una complicación con bacterias (estreptococo neumonieae, haemophilus influenzae). Se acepta que cuando los síntomas se prolongan más allá de una semana, es posible la complicación con una sinusitis. Hay factores condicionantes tales como la alergia, disfunción mucociliar (producido por síndrome de disfunción mucociliar, temperaturas altas, humedad baja), e inmunodeficiencias.
- Alérgica Está presente la predisposición atópica en la familia. La congestión y el prurito naso-ocular, rinorrea líquida, estornudos. Los síntomas se desencadenan ante la presencia de un alérgeno (agente productor de la alergia). No sólo los alérgenos inhalatorios pueden producirla, también los que se encuentran en los alimentos y medicamentos. Los signos clásicos de la presencia de esta enfermedad son: – la característica arruga nasal horizontal en los niños producida por la tendencia reiterada a restregarse la misma con la palma de la muñeca de abajo hacia arriba. – la línea de Denie, que es un pliegue profundo en la bolsa de los ojos. – mucosa nasal edematizada y pálida (no está pálida en las infecciosas, por el contrario está rubeótica). – rinorrea clara a modo de clara de huevo, son fuertemente indicativos de rinitis alérgica. – estornudos e identificación de uno o varios alérgenos.
Para detectar alergias, el test cutáneo, es simple de llevar a cabo y muy específico. Sinusitis: La sinusitis es la inflamación de la mucosa de los senos paranasales. Los senos paranasales, son cavidades que contienen aire y están revestidas por mucosa de tipo respiratorio. Existen, como ya vimos, cuatro pares de senos: frontales, etmoidales, maxilares y esfenoidales. Todos están comunicados con las fosas nasales a través de conductos u orificios. La enfermedad puede ser causada por cualquier afección que altere el normal drenaje de secreción mucosa desde los senos paranasales hacia la fosa nasal es capaz de producir una sinusitis, en la medida que esa secreción estancada se infecta e infecta a la mucosa que la produce. Tambien existe las llamadas causas de vecindad, como ser una pieza dental con proceso periapical, cuyo ápice está dentro o en estrecha relación con el piso sinusal, puede ser la causal de una sinusitis. Y por ultimo podemos mencionar las causas estructurales, como ser desviaciones de tabique, hipertrofia de cornetes, tumores.
Síntomas de la enfermedad: Sinusitis aguda: Presenta abundante secreción de mocomolestias oculares, nasales, cefalea a nivel de la unión de la frente con la nariz. La fiebre es rara, pero puede presentarse.
Sinusitis Crónica: Son pacientes que en general han padecido de cuadros agudos a repetición. Sus síntomas suelen ser: – Congestión nasal crónica con insuficiencia respiratoria nasal todo el día (de día y de noche) – Cefalea – mal aliento (expresado por los allegados, el paciente no lo siente) – hiposmia / anosmia (disminución / anulación del olfato) Cuando una sinusitis no es tratada o no responde al tratamiento, cabe esperar la presencia de complicaciones, hoy en día las más frecuentes son: – celulitis orbitaria (complicación de sinusitis etmoidales) – obstrucción tubaria (obstr. de la trompa que comunica el cavum con el oido medio) – otopatía serosa (líquido en el oído) – disfonía (por deglución de secreciones)
- faringitis rinógena (por deglución de secreciones).
Alteraciones Del Gusto Y Del Olfato Una investigación realizada en los Estados Unidos por la American Academy of Otolaryngology- Head and Neck Surgery, estima que más de dos millones de norteamericanos sufre alteraciones del Gusto y del Olfato. Otra estimación sugiere que más de 200.000 personas visitan a un médico por alguno de estos trastornos.
La seriedad de las alteraciones: Una persona que tenga una falla del sentido del gusto y del olfato está deprivado de un sistema de advertencia temprana que la mayoría de nosotros considera asegurado. Estos sentidos nos alertan del fuego, de gases venenosos, pérdidas de gas, y comidas en mal estado. La pérdida del olfato puede ser también un signo de enfermedad en los senos paranasales, crecimientos en los pasajes de la respiración o, en raras circunstancias, tumores de cerebro. Debido que en algunas profesiones se requiere un perfecto sentido del olfato y el gusto, chefs y bomberos, entre otros, ellos pueden sufrir perjuicios económicos serios
Causas de las alteraciones El problema predominante es la declinación natural del olfato que ocurre típicamente después de los sesenta años. Los científicos han descubierto que el olfato es más agudo entre los 30 y 60 años. Comienza a declinar a partir de los sesenta años, y en una gran proporción las personas ancianas pierden su habilidad olfatoria. Las mujeres de todas las edades tienen generalmente mejor olfato que los varones. Algunas personas nacen con poco olfato o gusto; pero la mayoría de los pacientes lo pierden por una enfermedad o lesión. Las infecciones respiratorias altas son causa de algunas pérdidas, y las lesiones en la cabeza también pueden causarlas. Pólipos en la nariz o las cavidades sinusales, disturbios hormonales o problemas dentales pueden ser causa de alteraciones del gusto o el olfato. También pueden ser causadas por la exposición prolongada a ciertos químicos como insecticidas y algunos medicamentos. El humo del cigarrillo es la forma más concentrada de polución a que una persona pueda exponerse. Disminuye la habilidad para identificar olores y el sentido del gusto. Dejar de fumar mejora estas funciones; pero lentamente. Por ejemplo, Los fumadores de dos paquetes por día deben dejar por tantos años como fumaron para recuperar completamente estos sentidos. Muchos pacientes que reciben Radiaciones por tumores de la cabeza y el cuello se quejan de pérdida del gusto y del olfato. También se pueden perder en el curso de algunas enfermedades del sistema nervioso. Los pacientes que han perdido su laringe se quejan habitualmente de pérdida del gusto y del olfato. Estos sentidos mejoran mucho cuando los pacientes laringectomizados usan un dispositivo especial para respirar otra vez por la nariz en lugar de la traqueotomía. ( Esto enfatiza la importancia que tiene para estos sentidos el respirar por la nariz).
¿Cómo se diagnostican las alteraciones del Gusto y del Olfato? El grado de pérdida se puede investigar con la medida de la mínima concentración de una substancia que una persona puede detectar y reconocer con exactitud. Se puede también comparar los gustos y olores de distintos elementos químicos, las intensidades de substancias químicas diferentes, o como las intensidades crecen cuando se aumentan las concentraciones Los científicos han desarrollado un test fácil que consiste en liberar diferentes olores que se deben identificar sin ver de donde provienen. Para el gusto, los pacientes reaccionan a diferentes concentraciones químicas: esto puede ser un test simple ¨ beba, escupa y enjuague ¨ o químicos que son aplicados directamente en áreas específicas de la lengua.
¿Pueden ser tratados estos desórdenes? A veces cierta medicación es la causa de estos trastornos, y la mejoría ocurre cuando se suspende o cambia el medicamento. A pesar de que ciertos medicamentos pueden causar problemas quemo sensoriales, otros – particularmente las drogas antialérgicas – parecen mejorar el sentido del gusto y del olfato. Algunos pacientes – especialmente aquellos con serias infecciones o alergias estacionales respiratorias – recuperan su gusto u olfato simplemente esperando que la enfermedad evolucione. En muchos casos, obstrucciones nasales tales como pólipos pueden ser eliminadas para restaurar el pasaje de aire hasta el área receptora y así corregir estos trastornos. Ocasionalmente, los quemo sentidos se recuperan espontáneamente de la misma manera que desaparecieron.
¿Qué se puede hacer ante esta situación? Según un folleto para pacientes preparado por la American Academy of Otolaryngology- Head and Neck Surgery (la que realizó el estudio) si se experimenta un problema del gusto o del olfato, hay que tratar de identificar y registrar las circunstancias que lo rodearon. ¿Cuándo fue la primera vez que se dio cuenta? ¿Tenía en ese momento un resfrío o estado gripal? ¿Un golpe en la cabeza? ¿Estaba expuesto a contaminantes del aíre, polen, caspa, o polvo a los que pueda ser alérgico? ¿Es un problema recurrente? ¿Aparece en una época especial del año? Hay que llevar toda esta información cuando se visita al médico que se ocupa de los problemas de la nariz y la garganta. También hay que decirle nuestros otros problemas de salud y que otras medicaciones estamos tomando. El diagnóstico puede también llevar al tratamiento de la causa subyacente. Muchos de estos desordenes son reversibles.
Sustancias Que Alteran Los Sentidos Del Gusto Y Del Olfato Algunas de la sustancias que alteran el sentido del gusto (ageusia, hipogeusia, disgeusia) y del olfato (anosmia, hiposmia, disosmia), son las siguientes:
- Acetazolamida – Adriamicina – Alopurinol – Anestésicos locales: benzocaína, procaína, tetracaína y también cocaína – Anfetaminas y derivados – Antibióticos: anfotericina B, estreptomicina, griseofulvina y etambutol – Antitiroideos: carbimazol, metiltiouracilo, metimazol y propiltiouracilo – Azatioprina – Baclofén – Biguanidas – Captopril – Carbamacepina – Clofibrato – Diazóxido – Espironolactona – Fenformina y derivados – Fenitoína – Griseofulvina – Hierro, sales de – Levodopa – Litio, sales de – Metamizol – Metotrexate – Metronidazol – Opiáceos – Oxifedrina – Rifampicina – Sales de oro – Vincristina – Vitamina D
– "Biología 3", Pedro Zarur, Editorial Plus Ultra, 13ª. Edición, Brasil, año 1995.
- Enciclopedia Británica, año 1999.
- Algunas paginas de internet.
Autor:
Flavia Maria Schlegel 16 años (Instituto Corazon Eucaristico de Jesus)