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El carisma de Eva Perón (página 2)

Enviado por Maria Chevallier


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Siguiendo a Martín Ross, esta visión no solamente surge de que Evita tenía "hazañas" (había triunfado como mujer, como política, hacía obras de bien con los más necesitados, etc.), sino de una conexión especial entre Evita y sus seguidores, los descamisados. Cuanto más valiosa era su líder, más orgullosos podían estar ellos de sí mismos. Su sola presencia los enaltecía a ellos, porque representaba un cambio en los valores.

Esta conexión especial, posibilitaba que ellos disfruten de los vestidos, las joyas, y los lujos de Evita: ellos querían ver que "su Evita" era más elegante, más linda, y más exitosa que cualquier otra persona, ellos querían confirmar que era extraordinaria.

"…Nacida para sirvienta, o a lo sumo para actriz de melodramas baratos. Evita se había salido de su lugar. La querían, la quieren los malqueridos; por su boca ellos decían y maldecían. Además Evita era el hada rubia que abrazaba al leproso y al haraposo y daba paz al desesperado, el incesante manantial que prodigaba empleos y colchones, zapatos y máquinas de coser, dentaduras postizas, ajuares de novia. Los míseros recibían estas caridades desde al lado, no desde arriba, aunque Evita luciera joyas despampanantes y en pleno verano ostentara abrigos de visón. No es que le perdonaran el lujo: se lo celebraban. No se sentía el pueblo humillado sino vengado por sus atavíos de reina" (Eduardo Galeano)

Perón había visto, con habilidad política, en los sindicatos y en las masas trabajadoras, un protagonista que sería relevante en los siguientes años, se adelantó como visionario, y de esa manera se catapultó a la cumbre del poder. Todas habilidades de un excelente político.

Sin embargo, Evita sentía en las sangre estas cosas, ella -como habíamos visto- ya estaba ubicada en la posición que Martín Ross denomina de "rebelde" frente al "Mapa de la Autoestima" (sin perjuicio de que hacemos una aproximación superficial, para comprender bien las distintas posiciones frente al Mapa de la Autoestima y distintas personalidades, según Martín Ross habría que hacer otro trabajo, así como también los distintos líderes). Al ser una "rebelde" había decidido ir ya contra los valores de ese Mapa de la Autoestima Social, enfrentar el desprecio de las mentes conservadoras, e incluso tratar furiosamente de cambiarlo.

Ella lo "sentía" de verdad a lo que decía, y -en sus sentimientos- se propuso utilizar su lugar de relevancia para encarnar todo un cambio en los valores de aquel momento.

Aquellos que antes eran los orgullosos abanderados de la Argentina – los "verdaderos" criollos, los que se sentían los artífices de la Argentina, los que despreciaban a inmigrantes tildándolos de trepadores, y de ambiciosos-, ahora, en los discursos de Evita, pasaron a convertirse en "la oligarquía", merecedora del descrédito máximo.

La "oligarquía" -que se había sentido pretendido sentir representada en el gaucho Martín Fierro, que se veía como la verdadera representante del ser nacional- ahora iba a ser tildada de "traidora", "cipaya", y servil a los intereses del imperialismo norteamericano.

Este tipo de discurso es muy emocional. Por eso, puede provocar encendido rechazo en quienes se sienten ligados a esa "oligarquía", y también encendida adhesión por parte de quienes sienten que no lo están y necesitan desmerecer y desprestigiar a esa "oligarquía". Es que la envidia también es una potencia muy poderosa. Sin importar si es verdad o no lo que dice, tiene un impacto de psicología social muy importante, capaz de levantar corrientes de admiración hacia Evita.

En una discusión política los contendientes nunca se ponen de acuerdo sino que espadean con los argumentos intelectuales, pero lo único importante es lo emocional. Y, de la misma forma, tenemos dos relatos antagónicos: uno que ubica a las familias de clase alta criolla como "la aristocracia" que pudo construir una gran Argentina, y otro que las señala como la "oligarquía" que es "entreguista", traidora al país, ladrona de pueblo, y cipaya del imperialismo. Nunca se van a poner de acuerdo dos argentinos que discuten con argumentos intelectuales sobre este tema: lo importante es lo emocional, y esto encarna un fuerte cambio en los valores.

Para Evita esa oligarquía se debería parecer muchísimo a la familia "legal" de su padre que por tener esas hazañas de la clase social tanto la habían discriminado y despreciado. Ella lo sentía de verdad a lo que decía, y, de sus años de actriz, había aprendido lo importante que es utilizar los propios sentimientos para generar interés en la audiencia. Para su audiencia, estas palabras no eran abstractas, sino que cada argentino que la escuchaba podía acordarse de alguien en concreto, de alguien que por considerarse de "alta clase" lo despreció, lo miró de arriba, lo discriminó. Es que, cuando Evita hablaba, el clasismo estaba a la orden del día, y era una realidad de las relaciones cotidianas de los argentinos de aquel entonces.

La realidad sociológica de entonces, estaba integrada por muchos" medio pelo" ( citando a Jauretche), que para fingir que integraban la admiraba clase alta, sobreactuaban su desprecio, discriminación y mal trato a los que veían como "clase media" o "clase baja". Entonces era una realidad cotidiana de los argentinos, el desprecio y la discriminación de parte de quienes se veían como "la clase patricia", y desde ahí que el mensaje de Evita, se conectaba con lo profundo del alma del pueblo, despertando hacia ella admiración o, como le gustaba a ella decir, "fanatismo": Este medio pelo, en la conducta frente al Mapa de la Autoestima Social que Martín Ross denomina "Actitud Individualista" (querer adaptarse al M.A., ubicarse cerca de las hazañas), se traslucía en personas que, para sentir que estaban ubicadas lejos de la zona de las anti-hazañas (ser grasita, ser chusma, ser inmigrante, ser cabecita negro), reforzaban su arrogante desprecio y maltrato hacia quienes se despreciaba.

Por eso verla a Evita, tan rubia, tan exitosa, tan poderosa, tan triunfante, tan influyente, tan bien vestida, tan rodeada de lujos y de joyas, era para estos millones de argentinos que todos los días eran maltratados, despreciados o discriminados… una venganza (siguiendo a Galeano).

Y, en esta "oligarquía" odiada, en esta oligarquía que encarnaba todo lo malo, surgió uno de los conceptos más importantes para entender al peronismo: "los gorilas" y el "gorilismo". Es la forma despectiva de referirse a aquella anterior aristocracia patricia, que ahora se denominaba "oligarquía", y que, en la visión de Evita, representa todo lo malo para el país y para el pueblo, y, esencialmente, son malas personas, son egoístas, son traidoras a la patria. Jauretche luego observaría en las clases medias una tendencia a fingirse gorilas (Actitud Individualista frente al Mapa de la Autoestima Social), que lleva a los "tilingos" a de despreciar el país para sentirse europeo, despreciar la industria nacional, despreciar todo lo local en un intento de lograr "pose de clase alta". Más tarde se diría que es gorila todo aquel que es enemigo del peronismo.

En el blog "sociología amigable" leemos "Para nosotros el gorilismo y por extensión los gorilas se caracterizan esencialmente por ser la máxima expresión vital de lo anti-nacional, anti-democrático y anti-popular" Ello demuestra la vigencia del término, así como del peronismo, y del carisma de Evita.

Ella, tal vez de forma natural intuitiva o de manera pensada, sabía que estaba proponiendo un cambio de valores. Así respecto de la sociedad de beneficiencia, Evita dijo:

"Lo que más me indignaba al principio de la ayuda social, era que me la calificasen de limosna o beneficencias. Ambas son para mí ostentación de riqueza y de poder para humillar a los humildes" (Evita)

Es decir no se preocupaba solamente por ayudar a los humildes sino los valores. No debía ser una "ayuda" porque eso descalificaba a los beneficiados, sino que -más bien- debía ser un derecho de estos últimos, algo que genuinamente les pertenece, y solo de esta manera es que no se les da recursos sino que también se les da orgullo.

"…Pero nuestra oligarquía, que siempre se vendió por cuatro monedas, no cuenta en esta época con que el pueblo está de pie, y que el pueblo argentino está formado por hombres y mujeres dignos capaces de morir para terminar de una vez por todas con los vendepatria y con los entreguistas (…) Ellos [los oligarcas] no perdonarán jamás al general Perón por haber levantado todo lo que desprecian: los trabajadores, que ellos olvidaron; los niños y los ancianos y las mujeres, que ellos relegaron a un segundo plano".(Evita)

Ahí está claramente señalado el colectivo que ella viene a vindicar, que lo viene a llenar de orgullo, y le viene a dar un lugar nuevo y heroico en la historia de Argentina, y, para eso, desplaza de aquel pedestal a la antigua aristocracia patricia -que se presentaba como la creadora de la Argentina del centenario- y la arroja al injurioso y vergonzoso lugar de ser considerados los "vende patria", "la oligarquía", los que traicionan a la Argentina, los que "entregan" y perjudican el país.

"Por eso, porque sigo pensando y sintiendo como pueblo, no he podido vencer todavía nuestro "resentimiento" con la oligarquía que nos explotó. ¡Ni quiero vencerlo! Lo digo todos los días con mi vieja indignación descamisada, dura y torpe, pero sincera como la luz que no sabe cuando alumbra y cuando quema. Como el viento que no distingue entre borrar las nubes del cielo y sembrar la desolación en su camino. No entiendo los términos medios ni las cosas equilibradas". (Evita. "Mi mensaje")

Se puede apreciar que esos mismos trabajadores urbanos que en el "Mapa de la Autoestima Social" anterior eran vistos como los cabecitas negras, los inmigrantes, los no-argentinos, los trepadores, -y condenados a respetar a las familias antiguas, que representaban el bien y todo lo puro-, en este nuevo "Mapa de la Autoestima Social" que proponía en su persona Evita tenían un lugar mucho más honroso, mucho más digno de respeto, mucho más digno para estar orgullosos de sí mismos.

En estos cambios de valores, según la teoría de Martín Ross, y en lo que se llama la Actitud Política, se construye un líder carismático, porque los seguidores necesitan -para estar más orgullosos de sí mismos- idolatrar, admirar, endiosar, amar, al líder de manera tal de empujar este cambio de valores, y el surgimiento de este nuevo "Mapa de la Autoestima Social".

"El capitalismo foráneo, el capitalismo foráneo y sus sirvientes oligárquicos y entreguistas han podido comprobar que no hay fuerza capaz de doblegar a un pueblo que tiene conciencia de sus derechos" (Evita)

En sentido, cabe destacar la pasión y el fuego de Evita, que se remonta a su claridad para expresar sus sentimientos – tras ejercicios de declamar poesía en su infancia y adolescencia y luego en su carrera de actriz-, como así también en el hecho de haber sufrido ella misma la injusticia de la discriminación y el desprecio de parte de quienes estaban ubicados en la zona de "las hazañas" en el Mapa de la Autoestima, es decir, la familia legal de su padre que tanto desprecio podía sentir por la anti-hazaña de Evita de ser hija ilegítima, según su partida de nacimiento.

Desde esta óptica de "la pasión" que sentía Evita, cobran sentido las palabras de Gramisci hablando de los partidos demagógicos, cesaristas, o carismáticos.

"Ser apasionados significa tener el don de apasionar a los demás. Es un estimulante formidable. Esta es la ventaja de los partidos carismáticos sobre los otros, basados en un programa bien definido y en los intereses de clase. Es cierto, sin embargo, que la duración de los partidos carismáticos está regulada con frecuencia por la duración de su impulso y de su entusiasmo, que tiene a veces una base muy frágil. De allí que veamos en los partidos carismáticos la tendencia a apoyar sus valores psicológicos sobre las organizaciones más duraderas de los intereses humanos." (Gramisci)

Y Evita era apasionada, apasionada sobre todo en su ímpetu por llenar de descrédito y vergüenza a las altaneras personas que, en aquel momento, contaban con "la hazaña" de pertenecer a la pretendida clase patricia…ahora pintada como la oligarquía entreguista, en un nuevo orden, nuevo sistema de valores.

"…) El capitalismo foráneo y la oligarquía se llenaban la boca con la palabra libertad para poder encadenarnos más fácilmente (…) Todo lo que constituye dar un paso adelante en bien del pueblo y en la ampliación de su bienestar, es como un toque de llamada que vuelve a juntar a todos nuestros enemigos y los hace marchar contra nuestros anhelos de hoy, como marcharon contra nuestras reivindicaciones de ayer, del brazo del imperialismo" (Evita)

Explica Laclau que el liberalismo no podía responder ni procesar con éxito las demandas de las masas proletarias, y la crisis se evidenció, sobre todo, a partir de Yrigoyen… y la ruptura empujada por los nacionalistas elitistas de Uriburu. No olvidemos que el golpe de Uriburu fue en parte de la oligarquía, pero de una oligarquía que se sentía nacionalista, dueña de la verdadera Argentina, mientras que el peronismo de Evita, iba a construir un discurso completamente distinto al señalar de "traidores" "entreguistas" y "cipayos" a esa oligarquía.

En el populismo, según Laclau, hay una serie de demandas heterogéneas que cristalizan alrededor de ciertos símbolos. Y esos símbolos, con mucha frecuencia, son el nombre de un líder.

En América Latina, el liberalismo fue la forma política de organización de los estados nacionales como estados oligárquicos de base clientelística. Y su capacidad de absorción de las demandas democráticas de las masas fue limitada.

Cuando esas demandas emergen en forma populista en los años 20, 30, 40, adoptan formas esencialmente antiliberales. En el Peronismo, encontramos esta forma de populismo: consecuencia del fracaso de los estados liberales para poder procesar con éxito las demandas de los pueblos.

Sin embargo, estas razones materiales, y políticas que explican la aparición de fenómenos como el peronismo, tal vez estén más cerca de la lógica del astuto político que era Perón… pero no llegan a explicar, en toda su dimensión, el carisma de Evita que era más profundo e irracional. Ella, había logrado contagiar su "fuego" al pueblo, había logrado despertar sentimientos largamente pisoteados por valores imperantes, y había logrado generar, como a ella misma le gustaba, "fanatismo". Ese mismo "fanatismo" que, según escribe Evita en Mi Mensaje, era tan importante y valioso para liberación de los pueblos.

Y todo ese capital político, todo ese liderazgo, que surgía del carisma de Evita, ella se lo entregó a Perón, fortaleciendo y complementando su influencia, y su importancia en la historia de Argentina.

"Y si pudiera elegir entre todas las causas del mundo, elegiría la infinita gracia de morir por la causa de Perón, que es morir por ustedes. Porque yo, también, como los compañeros trabajadores, soy capaz de morir y de terminar el último momento de mi vida, con nuestro grito de guerra, un grito de salvación: la vida por Perón". (Evita)

Conclusión

Evita fue una verdadera líder carismática, y su carisma -siguiendo a Weber– lo notamos en que sus seguidores la veían como una persona fuera de lo común, distinta a los demás.

Ella encarnó un cambio en el "Mapa de la Autoestima Social" de la Argentina, y los más humildes, desposeídos, trabajadores, inmigrantes, descamisados -al mismo tiempo que las mujeres- "descamisados" fueron los grandes beneficiarios de estos nuevos valores.

Como mujer impulsó cambios profundos en la sociedad, y conquistó para las mujeres espacios que antes estaban reservados únicamente para los hombres.

Su carisma es tan importante que no ha caído con los años sino que se mantiene, como un mito viviente, y da ocasión a discusiones actuales entre sus partidarios y sus detractores.

Evita sin lugar a dudas es la figura política femenina de más proyección de América Latina, y una de las más importantes del mundo. Ejerció un enorme poder en su momento de esplendor, siendo una de las personas más queridas y más odiadas. No obstante a ello, su carisma, su personalidad como líder, tiene una historia, que se puede rastrear en sus orígenes, en su infancia, en su particular temperamento, en sus sueños, y en su estilo.

Bibliografía

1-Antonio Gramsci Cuadernos de la cárcel. Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el estado moderno. El moderno príncipe. Juan Pablo Editor. 1975. Mexico.

2-Max Weber, Escritos Políticos, Alianza Editorial. 1991. Madrid.

3-Max Weber. Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica. 1994. México.

4- Eva Perón. La razón de mi vida. Editorial Peuser. 1952. Buenos Aires.

5- Eva Perón. Mi mensaje. Editorial Tolemia. 2012. Buenos Aires.

6-Juan Perón. Conducción política. Editorial Punto de Encuentro.2009. Buenos Aires.

7- Michael L. Connif "Evita s charismatic leadership". University of New México Press, 1982. New Mexico.

8- Martín Ross. El Mapa de la Autoestima. Editorial Dunken. 2013. Buenos Aires.

9- Ernesto Laclau. La razón populista. Editorial Fondo de Cultura Económica. 2006. Buenos Aires.

10- Eduardo Galeano. Memorias del Fuego. Editorial Siglo XXI. 1990. México.

11- Hugo Gambini. Historia del peronismo, el poder total (1946-1952). Ediciones B. 2013. Buenos Aires.

12- Ernesto Laclau. Chantal Moufe. "Hegemonía y estrategia socialista". Editorial Fondo de Cultura Económica de España S.L. 2006. Madrid.

13- Arturo M. Jauretche. "El medio pelo en la sociedad argentina". Editorial corregidor. 1996. Buenos Aires.

14- Sigmund Freud. Psicología de las masas y análisis del yo, Editorial Americana. 1924. Buenos Aires

15- "Gorilas en la sombra: parte I, el gorilismo" En http://sociologia-amigable.blogspot.com.ar/. Ricardo Luis Toledo.

 

 

Autor:

Maria Chevallier

 

Partes: 1, 2
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