La meseta de Somuncurá (Argentina): misterios, fantasías, leyendas y templarios (página 2)
Enviado por Fernando Jorge Soto Roland
El tópico del explorador perdido despierta una singular atracción debido a las múltiples posibilidades que se encierran en el acto mismo de desaparecer. Quien desaparece no termina de morir del todo y la agónica esperanza de volver a encontrarlo con vida facilita el despliegue de toda una serie de especulaciones que prolongan la presencia del desafortunado viajero más allá de los límites normales del duelo.
Ante la dificultad de resolver el misterio, el explorador desaparecido abre una ventana a "otro mundo", de lleno imaginario. Un mundo caracterizado, fundamentalmente, por la distancia y el aislamiento, en el cual es posible construir las más fantásticas o realistas hipótesis; ésas que van de la pura y sencilla muerte en manos de aborígenes y animales salvajes, hasta la irresistible fantasía de imaginarlo siendo el rey de un nuevo país en el que ejerce su fuerte personalidad de "hombre blanco".
En el Amazonas y en el Orinoco, por ejemplo, subsistió largo tiempo la creencia de que por aquellas regiones había españoles perdidos desde hacía muchos años. Esta creencia se viene arrastrando aproximadamente a partir de 1528, cuando, desde Venezuela empezó a divulgarse el rumor de que en lo profundo de las selvas había cristianos perdidos. De igual modo, los naufragios en costas americanas generaron comentarios semejantes, y la imaginación, que nunca olvidó a aquellos desafortunados viajeros, los supuso con vida pero apartados del mundo, lejos de la civilización y "barbarizados" por el entorno que los devorara.
Se oyó decir también que estaban rodeados de riquezas en maravillosas ciudades perdidas, reconstruyendo sociedades ideales y conservando los secretos que tanto habían deseado desvelar. Irónico destino para un explorador y clara mezcla de impotencia y de crítica al mundo del que provenían. Ambivalencia de una situación límite que conserva en sí misma dos posibilidades, repetidas una y otra vez en cientos de mitos y leyendas: la de recuperar el Paraíso Perdido o la de ser prisionero en un infierno terrestre, húmedo, selvático o árido, pero controlado por celosos salvajes pertenecientes a razas desconocidas.
El explorador perdido pega, así, un salto y sale del tiempo. Adquiere, de algún modo, cierto halo de eternidad y su no presencia, producto de un fracaso, se convierte en ejemplo, símbolo y modelo de futuros exploradores. ¿Pulsión de muerte? Es posible, ya que parece no existir mayor impulso para un aventurero que el fracaso de una expedición anterior. Deseo de una muerte romántica; ansias de perdurabilidad, que se sostuvieron activas hasta bien entrado el siglo XX y que todavía se detectan en los marginales exploradores que recorren sitios aislados en nuestros días.
Pero hay un aspecto que las expediciones y exploradores perdidos revelan: la permanente existencia de fronteras abiertas hacia Terras Incógnitas.
Una y otra vez, los mismos argumentos se repiten en diarios de viajes y novelas. Como en los viejos cuentos infantiles, que reiteran constantemente hasta el cansancio idénticas situaciones (que no son lícitas modificar, a menos que se pretenda quitarles el efecto emocional que éstas encierran), cuando se hace referencia a personas desaparecidas en regiones alejadas de la civilización, suele caerse en argumentaciones de este tipo: "Imagine la superficie de la Tierra, reste los océanos, los desiertos, las montañas y las regiones árticas. ¿Qué queda? Un 20 % aproximadamente. Habitamos una quinta parte del planeta y creemos que estamos en todas partes, que no hay espacio para nadie más o que todo está completamente explorado y conocido".
Suena emocionante, atrayente; el mundo inacabado perdura de algún modo. Los espacios en blanco de los mapas picanean la curiosidad y hacia ellos continúan marchando expediciones, de las que, en muchos casos, jamás recibiremos noticias. Los espacios en blanco (que existen) se transforman, así, en verdaderos agujeros negros. Esa fue la suerte que corrieron muchos exploradores que hoy engrandecen los libros de geografía. Ese es el sendero que transforma a un hombre en leyenda.
Toda exploración en regiones consideradas vírgenes posee distintos momentos de dramatismo, pero no existe instante más sobrecogedor que aquel en el que el expedicionario se topa con alguna sociedad desconocida. Entonces, el "Otro" toma forma concreta, se materializa señalando diferencias, indicando también similitudes y despertando, siempre, sentimientos contradictorios que van de la admiración al desprecio. Todo un arsenal contenido de adjetivos calificativos se desploma sobre la "nueva raza" y, como hemos dicho antes, el imaginario cumple allí una función inevitable. Hombres distintos, creencias incomprendidas, rituales extraños y morfologías condimentadas con mil suposiciones fantásticas, llevan al "indio" a recorrer una escala ontológica que va de lo monstruoso a lo angelical; del caníbal agresivo al "buen salvaje". Una vieja costumbre que, en América, se arrastra desde los días de Cristóbal Colón. ¿O los templarios?
Aquella persona que estuvo alguna vez en las selvas sudamericanas podrá reconocer que cientos de leyendas, referidas a tribus misteriosas, tienen clara vigencia aún hoy en día. En las selvas de Perú, Bolivia o Brasil se comenta a diario sobre la aparición (siempre esporádica) de "indios blancos, rubios y con ojos claros", miembros de una perdida tribu no catalogada, que buscan constantemente mantenerse aislados de la civilización. Los rumores se acumulan, se difunden en las tertulias celebradas alrededor de las cervezas nocturnas y, en esas condiciones, los "indios blancos" cobran una realidad muy difícil de ser negada. Se les adjudican poderes fuera de lo común; vestimentas que no concuerdan con el estereotipo del silvícola tradicional y, últimamente, un elevadísimo grado de espiritualidad que los acerca más a los iluminados gurús de la New Age, que los degenerados politeístas de las crónicas españolas del siglo XVII[37]
Cuando los europeos se desplazaron por el mundo, en momentos de la última gran expansión imperialista (fines del siglo pasado y principios del XX), creando colonias y explorando regiones hasta entonces intransitadas por occidentales, supieron recopilar extraños informes sobre aborígenes de piel muy clara, habitando rincones que el sentido común jamás hubiera considerado propicios para el desarrollo de comunidades blancas. El mito del indio rubio se propagó como una mancha de aceite por los cinco continentes y no tardaron en ser considerados los responsables de las más magníficas obras arquitectónicas de la antigüedad. Ya sea en África, Asia o América, la raza blanca se endosó todo aquel pasado que, a ojos de un explorador europeo, resultaba admirable.
Pero no todas las tribus perdidas son blancas y rubias. Están también las negras y enanas (el otro extremo de la escala imaginaria de la alteridad) o aquellas que conservan el más atávico de los primitivismos por ser caníbales, violentas y completamente peludas. Seres a mitad de camino entre la bestia y el hombre. El verdadero, y tan buscado, "eslabón perdido".
Las historias sobre hombres salvajes se proyectan en el imaginario desde los más remotos tiempos. Su presencia en la antigua Epopeya de Gilgamesh, bajo la figura de Enkkidu (un semihumano que vive entre las bestias), y datada en el segundo milenio antes de Cristo, es bastante sugerente. Por su parte, la Edad Media tampoco olvidó al hombre salvaje de los bosques y lo representó de cientos de formas distintas haciendo resaltar, en todos los casos, las características paradigmáticas de la bestia con el objeto de confrontarla con el civilizado habitante de la ciudad.
El salvaje es la otra cara de lo urbano, el lado negativo del hombre, lo primitivo, lo instintivo. Su estampa, esculpida en las catedrales europeas desde el siglo XIII, ha podido perdurar hasta nuestros días en leyendas contemporáneas, como las del Yeti o Pie Grande. Su hirsuta figura y sus hábitos, muchas veces nocturnos, lo convierten en un negativo de lo que nosotros somos. Marca contrastes y evidencia, así mismo, el prejuicio racial que se derivó (renovado) de la teoría evolucionista del siglo XIX.
Para el hombre salvaje su ámbito es el bosque, la montaña o la selva, y mantiene con la naturaleza una relación que en mucho se diferencia a la que el occidental tiene desde los tiempos clásicos de Grecia y Roma. Él conservó un íntimo contacto con el reino animal (cuyo destronamiento se inicia en el período Neolítico) sin dejar del todo de pertenecer al universo de lo humano. Representa lo inculto y, por ello, se lo suele ubicar en regiones poco conocidas o exploradas. Simboliza el aspecto bestial del ser humano, su faceta irracional e indomable, motivo por la cual lo transferimos fuera, con el objeto de poder combatirlo con mayor facilidad.
El hombre salvaje del que hablamos (el del imaginario), es, al mismo tiempo, objeto de curiosidad y de legitimación para la tarea "civilizadora" del hombre blanco y su ciencia.
Compleja y confusa, la imagen del salvaje de los bosques, es encontrada en casi todos los continentes, y a pesar de ser un producto típico de la imaginación humana, aguijoneó búsquedas verdaderas hasta la actualidad. Como las ciudades perdidas, los monstruos o los tesoros ocultos, el hombre salvaje encarna la fuerza, la rareza, lo misterioso y lo secreto. Es otro claro ejemplo de que la imaginación y la conducta se prestan mutuo apoyo, ejerciendo una acción conjunta que arrastra a la vivencia de sucesos y lances extraños; en otras palabras, a la aventura.
FSJR
Autor:
Fernando Jorge Soto Roland*
[1] V?ase de mi autor?a los siguientes art?culos: Capilla del Monte, Erks y el Uritorco. El universo alternativo de la raz?n. Disponible en Web: https://www.academia.edu/17221552/CAPILLA_DEL_MONTE_ERKS_Y_EL_URITORCO._EL_UNIVERSO_ALTERNATIVO_DE_LA_RAZ%C3%93N . 30 a?os conviviendo con extraterrestres. 1986-2016. El singular caso del Uritorco y su historia esot?rica. Disponible en Web: https://www.academia.edu/21009671/30_A%C3%91OS_CONVIVIENDO_CON_EXTRATERRESTRES_1986-2016_._El_singular_caso_del_Uritorco_en_Capilla_del_Monte_y_su_historia_esot%C3%A9rica . Un racionalista en Capilla. Disponible en Web: http://factorelblog.com/2015/10/15/un-racionalista-en-capilla . ?Fantas?as y mitos sobre las expediciones nazis al Uritorco? en revista Todo es Historia, N? 580, Buenos Aires, noviembre de 2015.
[2] V?ase de mi autor?a: Jorobas, cuellos largos y fantas?as. La leyenda de ?Nahuelito?, la bestia lacustre del Nahuel Huapi. Disponible en Web: http://www.revistalarazonhistorica.com/31-7/
[3] V?ase de mi autor?a: Criptonazilog?a. La delirante b?squeda de Nazis ocultos en Argentina. Disponible en Web: http://www.academia.edu/19018778/_CRIPTO-NAZI-LOG%C3%8DA_._LA_DELIRANTE_B%C3%9ASQUEDA_DE_NAZIS_OCULTOS_EN_ARGENTINA
[4] V?ase: Pringle, Heather, El Plan Maestro. Arqueolog?a fant?stica al servicio del r?gimen nazi, Editorial Debate, Buenos Aires, 2008.
[5] Para un an?lisis pormenorizado de las estramb?ticas creencias respecto del Bast?n de Mando?, v?ase: Arandojo, Diego, Bast?n de Mando. Un secreto guardado durante 30 a?os. UNH Ediciones, Buenos Aires, 2014.
[6] V?ase: Fern?ndez, Gustavo, La Mentira filonazi de Guillermo Terrera. Disponible en Web: http://www.bolinfodecarlos.com.ar/270314_templarios.htm y Agostinelli Alejandro. Guillermo Terrera: a d?nde va el fundamentalismo m?gico. Disponible en Web: http://www.elojoesceptico.com.ar/revistas/eoe05/eoe0508
[7] En las siguientes direcciones Web el lector podr? escuchar partes de dos conferencias que Terrera realizara en Capilla del Monte hacia el a?o 1994. Es interesante escuchar no s?lo lo que dice sino c?mo lo dice. Disponible en Web: http://www.ivoox.com/programa-radio-ovni-del-15-02-2011-prof-guillermo-audios-mp3_rf_536976_1.html y la segunda: http://www.ivoox.com/programa-radio-ovni-del-03-05-2011-prof-guillermo-audios-mp3_rf_641707_1.html
[8] C?mo podr?n advertir los m?s suspicaces, Viarava y Charaba ser?as las llamadas Sierras Chicas de C?rdoba (donde se levanta el cerro Uritrco), en tanto que Argentum era Argentina y Arm?rica el continente americano.
[9] Fern?ndez, Gustavo, Los templarios en Am?rica: Disponible en Web: http://www.bolinfodecarlos.com.ar/270314_templarios.htm
[10] Ib?dem.
[11] El texto completo y traducido al espa?ol del Parzifal de Eschenbah. Disponible en Web: https://drive.google.com/folderview?id=0B1JOCjHNuc90YTNiZTk1NDktMmUzOC00ZTdhLThiZTMtZTAyYTdkNTI4Zjdm&usp=sharing
[12] An?nimo, Perlesvaus o El Alto Libro del Graal, Ediciones de Victoria Cirlot Siruela, Madrid, 1985.
[13] V?ase: Go?i, Uki, La Aut?ntica Odessa, Editorial Paidos, Buenos Aires, 2008, P?g. 147.
[14] Nota: Se supone que en esos a?os debi? conoce a Guillermo Terrera en el ?mbito universitario que compart?an.
[15] V?ase: Mahieu, Jacques de, La Geograf?a secreta de Am?rica antes de Col?n, Editorial Hachete, Buenos Aires, 1974.
[16] V?ase, Falacia del experto. Disponible en Web: : http://ipsicologo.com/2014/04/la-falacia-del-experto.html
[17] V?ase: Mahieu, Jacques de, El Gran Viaje del Dios-Sol. Los vikingos en M?xico y en el Per? (967-1532), Editorial Hachete, Buenos Aires, 1981.
[18] V?ase: Mahieu, Jacques de, La Agon?a del Dios Sol. Los vikingo en el Paraguay, Hachette, Buenos Aires, 1977,
[19] V?ase: Mahieu, Jacques de, El Imperio Vikingo de Tiahuanaco, Hachete, Buenos Aires, 1985.
[20] V?ase a Jacques de Mahieu disertando estos delirios en https://www.youtube.com/watch?v=goWqtbbmDik
[21] Hoy se sigue buscando lo mismo. La diferencia radica en que Dios ha sido suplantado por extraterrestres.
[22] Seg?n los rumores, el Bast?n de Mando lo tienen los hijos de Terrera; quienes lo enterraron en un ?lugar seguro? a la espera del momento justo. Otra versi?n sostiene que uno de los hijos lo puso en venta, pidiendo un mill?n y medio de d?lares. Que se sepa, el Bast?n todav?a no fue adquirido por nadie.
[23] Brienza, Hern?n, Los Buscadores del Santo Grial en Argentina, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2009.
[24] Kolmann, Ra?l, Las Sombras de Hitler. La vida secreta de las bandas neonazis argentina, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2001.
[25] Ra?l Kolmann se?al? oportunamente a Mart? como un asiduo colaborador de la revista El Fort?n, dirigida por Marcos Gh?o; una publicaci?n de ultraderecha, seguidora de las ideas de Julius Evola, enemiga de la modernidad, de la democracia y promotora del esp?ritu aristocr?tico, tanto como el honor y la valent?a. Gh?o tambi?n sostiene que el Grial est? en nuestro pa?s.
[26] Ib?dem, p?g. 28.
[27] Transcripci?n cita en el libro de Hern?n Brienza, op.cit pp. 133-134
[28] El Golfo de San Mat?as es uno de los pocos lugares del mundo que posee mareas que oscilan de los 9 y 10 metros entre la bajamar y la pleamar. Literalmente la playa entera aparece y desaparece a diario, siendo hoy uno de los atractivos tur?sticos m?s destacados del balneario Las Grutas.
[29] Barda es el nombre que los ge?logos le dan a las mesetas aisladas junto al mar.
[30] El Grupo Delphos estuvo trabajando por m?s de una d?cada en diferentes zonas de la provincia de R?o Negro, en donde dicen que hallaron numerosos vestigios de presencia templaria, entre ellos un enorme bloque de piedra de casi un milenio de antig?edad tallado con una cruz y varias tejelas de forma triangular utilizadas para proteger fortalezas que guardan extra?a similitud con otras de su tipo ubicadas en el fuerte de Tintagel, sitio en el que habr?a nacido el rey Arturo, legendario monarca de la Inglaterra medieval cuyo mito estuvo siempre ligado de alguna forma a la historia de los templarios. Nada de esto fue presentado para un estudio serio. Nos quedamos s?lo con el comentario que ellos hicieron. Cuando alguien le pregunt? a Mart? d?nde estaba el famoso molde con la cruz templaria dijo: ?Guardado en un lugar seguro?. Es todo muy poco serio. Aunque dicho con un tono grave de seria autoridad.
[31] V?ase: Alberto, Carlos, Patagonia el conf?n secreto del Grial. Disponible en Web: http://www.diagonales.com/sociedad/195877-nota-195877-patagonia-el-confin-secreto-del-santo-grial.html
[32] Tumbas galesas con supuestos s?mbolos templarios en el cementerio de Trelew, aparentes glifos gigantes que representar?an runas vikingas en Telsen y dem?s indicios que no tienen l?gica ni asidero alguno, m?s all? de la imaginativa fantas?a de quien los interpreta.
[33] Una historia contada por Marti prefigura qu? tipo de personas son las conforman el grupo que presid?a. Relat? el ingeniero que Delphos tiene una ceremonia de iniciaci?n que consiste en pasar una noche entera, a solas, en la cima del Fuerte Argentino. Esa prueba es por dem?s traum?tica y peligrosa al punto que muy pocos valientes han podido soportarla. El motivo de semejante dificultad es que por la noche el iniciado es sorprendido y mortificado por ?gnomos! S?, ley? bien: gnomos. Adem?s, sosten?a que la meseta se defiende sola y que tiende a expulsar a los que no desea lanz?ndoles truenos y tormentas. Hay que pedir permiso para entrar en ella, dec?a Marti. A pesar de todos estos delirios, debemos convenir que comparados con los del Uritorco y Capilla del Monte son dislates un poco mas controlados, aunque ya explotados turisticamente como se observa en la pagina de Factbook ?Telsen ruta de templarios?.
[34] Hasta hace poco tiempo nadie sab?a a ciencia cierta d?nde estaba esa bendita puerta de piedra. Seg?n el History Channel (poco confiable por cierto) existe una filmaci?n, descontextuada por completo e imposible de usar como prueba, en la que se observaba una pared de piedra con forma de puerta (?con la apariencia de haber sido cerrada desde adentro?). Eso bast? para que el delirio esot?rico se desatara. Es de destacar que por Internet circulan fotos que muestran a varios grupos de personas posando frente a la consabida puerta. ?Guardar?n e secreto por mucho tiempo m?s o el negocio del turismo local develar? el misterio para siempre? Otro seguidor de las teor?as del nazi Jacques de Mahieu afirm? haber ubicado la puerta. V?ase en Web: http://www.diariocronica.com.ar/80190-descubren-restos-de-presencia-templaria-en-la-provincia.html
[35] V?ase: Pesaresi, Marc, Los Templarios en la Patagonia. Disponible en Web : http://patagoniayprotestante.blogspot.com.ar/2011/05/templarios-en-patagonia.html
[36] De Gand?a, Enrique, Historia Cr?tica de los Mitos y Leyendas de la Conquista Americana, Centro Difusor del libro, 1946, pp. 251-252.
[37] En un viaje al Per?, realizado en el a?o 1985, el autor pudo entrar en contacto con un joven cantor ambulante en la ciudad coste?a de Nazca (famosa por sus gigantescos geoglifos de la Pampa Colorada) que le refiri? una extra?a historia sobre "indios blancos" en las selvas cercanas a Iquitos. Relat? que "hac?a ya unos a?os" hab?a sufrido una enfermedad a la que ning?n m?dico de Lima le hab?a podido encontrar cura. Estaba perdiendo peso y su salud empeoraba d?a a d?a. Sabiendo que se mor?a, decidi? regresar a su pueblo natal, en plena selva. Hac?a tiempo que no lo visitaba y en ese viaje, que supon?a el ?ltimo, se encontr? con un viejo amigo de la infancia que sorprendido al verlo tan desmejorado, decidi? llevarlo a una comunidad aborigen, a varios d?as de caminata, en donde lo sanar?an. El cantor ( que contar?a con unos 35 a?os cuando transmiti? esta historia) describi? a los indios con unas caracter?sticas sorprendentes: altos, delgados, rubios y extremadamente blancos. Vest?an t?nicas que resaltaban la bondad que ten?an, y pose?an, dijo, la capacidad para comunicarse telep?ticamente. Permaneci? con ellos durante tres meses. Sus cuidados y atenciones, como as? tambi?n el uso de plantas medicinales desconocidas por los farmac?uticos de las ciudades costeras del per?, le salvaron la vida. Tambi?n coment? que estos hombres "superiores" eran protectores de una ciudad perdida, conocida con el nombre de Paititi, y que escasa personas conoc?an la existencia de esa misteriosa tribu [FJSR].
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