"La segunda parte del programa abre al desenlace contemporáneo. Resitúa la temática en las diversas elaboraciones según se considere las dimensiones del cuerpo". Sobre esta cita del programa ubique las dimensiones del cuerpo en la temática pasión-emoción. Utilice para ello los textos de Darwin, Wundt, Ribot, Dumas y Watson.
En la primera parte del programa veíamos como los autores del Intelectualismo del siglo XVII y del Empirismo en el siglo XVIII desarrollaban la temática de las pasiones en su articulación con el cuerpo. Así encontrábamos a Descartes en el siglo XVII que planteaba un dualismo de sustancias, la res cogitans (el pensamiento, la razón, el alma) y la res extensa (la naturaleza, el objeto, el cuerpo considerándolo máquina), cuya conexión estaría dada por las pasiones, definidas como percepciones de los movimientos del cuerpo, un reflejo en el alma de estos movimientos.
Un siglo después, desde el Empirismo Hume afirmaba que el origen de las pasiones es externo al cuerpo, más precisamente que es el objeto en tanto que produce sensaciones, éstas, impresiones en la mente y éstas generan una idea correspondiente, que es la impresión debilitada (impresiones e ideas son percepciones que se diferencian por el grado de vivacidad) y para Hume, la pasión es una impresión secundaria o reflexiva.
En esta muy resumida presentación (en la que dejo afuera mucha información tanto de estos como de otros autores no por restarle importancia sino por una cuestión de practicidad) lo que interesa a este trabajo es destacar que la articulación pasión-cuerpo no surge con los autores que desarrollaré a continuación, sino que ya desde el 1600 esta temática tenía lugar en las elaboraciones de los filósofos.
Ahora bien, citando al programa de la cátedra, "sobre esta base, los diseños del siglo XIX presentan dos vertientes: una naturalista anglosajona que destaca la raíz instintual de la emoción y su carácter expresivo de acto adaptativo (Darwin); y otra, continental, en la que Wundt funda una nueva psicología experimental sin renunciar a la vertiente romántica alemana que busca articular la dimensión subjetiva como vivencia sentimental".
Situados entonces en el dispositivo gnoseológico del Romanticismo, es preciso señalar en principio que el eje de los diseños de este período no es ya lo racional sino lo sentimental. Se manifiesta una importante crítica hacia los postulados del Intelectualismo en tanto que surge el concepto de "vida" provocando una limitación destacable a la noción de "análisis". (Si se lo aplica a un ser viviente –el ejemplo del conejo, conocido por nosotros- no es posible la reversibilidad, se lo puede "desarmar" pero al "rearmarlo" nunca se obtiene el "todo" que era ya que pierde su "vida". "El todo es más que la suma de las partes".)
Es por esto también que se va a plantear una dimensión del cuerpo y de la emoción más biológica, el cuerpo no es una máquina (como decía Descartes), no puede ser analizado y sintetizado porque pierde su vida y la emoción va a ser considerada en sus expresiones, en los movimientos fisiológicos que la acompañan. Hay un estallido de lo biológico donde el sujeto va a ser considerado un organismo (organismo como totalidad, como unidad) que interactúa con el medio ambiente.
Darwin realiza una investigación de las emociones (las pasiones caen en desuso y surgen las emociones) en relación con su historia filogenética centrándose en su manifestación y sin ocuparse de su lado subjetivo.
En su obra "La expresión de las emociones en los animales y en el hombre", publicada en 1872, Darwin considera la emoción en términos de movimientos del cuerpo, de movimientos o acciones expresivas del cuerpo, considerando expresiva cualquier acción ligada a un estado anímico.
Observa que así como el hombre, los animales también manifiestan este tipo de gestos o movimientos expresivos (recordemos que para Darwin el hombre es un animal más) y aún más, observa niños ciegos de nacimiento y ve que ellos los expresan tan bien como los demás, lo que lo lleva a considerar que estos movimientos no fueron aprendidos por el individuo sino que son instintivos, heredados, o por lo menos la mayoría de ellos.
Darwin plantea tres principios por los que las principales acciones expresivas se desarrollaron: el primero consiste en que la repetición de movimientos útiles (en el sentido adaptativo) para la satisfacción de un deseo o sensación provoca su ejecución, útil o no, ante el mismo deseo o sensación; el segundo consiste en "el hábito de ejecutar voluntariamente movimientos opuestos bajo impulsos opuestos (…) y el tercero, la acción directa del sistema nervioso excitado sobre el cuerpo, con independencia de la voluntad y en gran medida del hábito".
Según su concepción, estos movimientos expresivos hoy, en el hombre, no contienen ya un valor adaptativo, pero quizá en algún momento lo tuvo. Plantea que en un comienzo pudieron haber intervenido en su desarrollo la conciencia y la voluntad, pero la repetición de una acción expresiva que surge instintivamente y es adaptativa, como es el caso de la rabia o el miedo en una situación de emergencia, puede conllevar a su transmisión a la descendencia. Afirma: "cada verdadero o hereditario movimiento expresivo parece haber tenido un origen natural e independiente, aunque una vez adquiridos tales movimientos puedan emplearse voluntaria y conscientemente como medios de comunicación (…) La tendencia a tales movimientos se reforzará o incrementará por medio de esta ejecución repetida y voluntaria, y los efectos pueden llegar a ser hereditarios".
Existiría además un conocimiento instintivo, innato para reconocer tales expresiones y para explicarlo comenta algunos ejemplos, de los cuales uno muestra que ante el llanto (simulado) de su niñera, un niño muy pequeño manifestó un gesto de tristeza aún cuando no había visto llorar a otras personas y era demasiado pequeño para razonarlo. Este, entre otros ejemplos, demuestra que aún cuando no podemos reconocer con exactitud los rasgos particulares, los detalles que nos llevan a reconocer una expresión, sí es posible reconocer rápidamente tal expresión, lo que no podría explicarse mediante la experiencia.
En esta obra, entonces, Darwin destaca la raíz instintual de la emoción planteando que la mayoría de los movimientos expresivos son heredados, no fueron aprendidos por el individuo ni dependen de su voluntad (así como el conocimiento de estas acciones), y su carácter expresivo ya que la considera en términos de expresiones en el cuerpo, movimientos o acciones del cuerpo, afirmando además que "la expresión abierta de una emoción por medio de signos externos intensifica esa emoción y la represión de todos los síntomas externos la debilita".
Wundt, dos años después, utilizará también el concepto de "movimientos expresivos" para designar los efectos de la emoción sobre el cuerpo, los fenómenos físicos que la acompañan: movimientos mímicos y pantomímicos. Dirá que estos movimientos surgen de modo involuntario aunque por efectos de la voluntad pueden variar.
En 1874 se publica su obra "Compendio de Psicología" en la que presenta un análisis de las Formaciones Psíquicas. Estas comprenden por un lado las representaciones, que se constituyen por sensaciones, y por el otro los "movimientos del alma", dentro de los cuales ubica a las emociones y a los procesos volitivos.
En el análisis de las formaciones psíquicas, Wundt encuentra que los elementos más básicos son las sensaciones puras y los sentimientos simples, pero no como elementos separados ya que plantea que ante una sensación (en el cuerpo) siempre se produce un sentimiento, un "rebote subjetivo" utilizando términos de la Prof. Rossi. Sin embargo, también afirma que "la sensación es solamente uno entre los muchos factores que determinan un sentimiento existente en un momento dado…".
Es importante destacar que este autor no propone un dualismo sino un paralelismo psicofísico ya que desde el punto de vista de lo físico estarían las sensaciones (y por lo tanto las representaciones), mensurables, cuantificables, analíticas, "medibles" en el ámbito del laboratorio, y desde el punto de vista de lo psíquico, los sentimientos, en tanto que contienen un componente subjetivo, cualitativo, y de los cuales es posible su clasificación.
Es necesario mencionar en este punto que Wundt funda el primer laboratorio experimental en Psicología, por lo cual adquiere un status científico, se constituye como ciencia.
Wundt postula que los sentimientos poseen tres direcciones principales: la dirección de placer-displacer, sentimientos irritantes-calmantes, y de tensión-alivio, y el punto intermedio de estos tres "ejes" consiste en una zona indiferenciada. Afirma que en el curso de los procesos psíquicos, cada sentimiento expresa una transformación del estado actual (designada por la dirección placer-displacer), tiene influencia sobre el estado siguiente (se muestra en sentimientos irritantes-calmantes) y se encuentra establecido por su estado anterior (su efecto se observa en tensión-alivio).
De la combinación de los sentimientos simples dirá que surgirán formaciones más complejas como lo son las emociones, las cuales diferencia de los sentimientos por ser (las emociones) más duraderas e intensas. Sin embargo, este autor no contempla la misma distinción entre emociones y pasiones ya que afirma: "Psicológicamente consideradas, las pasiones no constituyen un dominio independiente de procesos psíquicos que de cualquier modo haya que separar de las emociones".
Wundt define las emociones como un curso de sentimientos que se sostiene en el tiempo, que tiene una acción intensa en el individuo y que se expresa en términos de síntomas en el cuerpo. Plantea que comienzan con un sentimiento inicial, continúa por un curso representativo y finaliza con un sentimiento final, el cual puede tornar más serena a la emoción, provocar el inicio de otra emoción, o puede culminar en acto como producto de un proceso volitivo.
Al igual que Darwin, Wundt considera que los fenómenos físicos que acompañan a la emoción en tanto síntomas de ella, la intensifican, y a su vez clasifica los movimientos expresivos en: "síntomas puramente intensivos", característicos de emociones fuertes que consisten en movimientos exagerados (emociones esténicas) o su misma paralización (emociones asténicas); "exteriorizaciones sentimentales cualitativas": los movimientos mímicos; y "exteriorizaciones representativas": movimientos pantomímicos. De todos modos, además de los movimientos expresivos también se dan modificaciones internas en el sujeto como en el pulso y la respiración.
Las ideas de estos autores tendrán una gran influencia sobre las producciones del siglo XX en las que se resitúa la temática en sus dimensiones fisiológica y conductual.
Desde la escuela patológica francesa, Ribot intenta en su texto "Ensayo sobre las Pasiones" (publicado en 1907) volver al concepto de pasión diferenciándola de la emoción y los estados afectivos, constituyendo estos tres los grupos en que divide las manifestaciones de la vida del sentimiento. Así, considera los sentimientos o estados afectivos como "necesidades o tendencias de nuestro organismo psico-físico", mientras que define las emociones en términos de reacciones abruptas de los instintos sobre el cuerpo, sobre los movimientos (o la paralización de estos).
La emoción es intensa, breve, comienza con un choque que provoca un desequilibrio, "brota del fondo inconsciente de nuestro organismo" por lo que es más natural y se advierte en ella un bajo nivel de inteligencia. Por el contrario, la pasión se halla más ligada al intelecto, es más duradera y estable, es una formación secundaria que incluye estados motores, intelectuales y afectivos. Intelectualiza la pasión en tanto que existe en ella un predominio de una idea fija. Dirá que las características principales de la pasión son la idea fija, la duración y la intensidad y en ese orden.
Si bien considera que existen causas externas de las que resultan las pasiones, como las condiciones del medio que favorecen una tendencia, la imitación y la sugestión, afirma que las verdaderas causas son las internas: la organización fisiológica del individuo. (Ubica también dentro de las causas internas los influjos subconscientes, los instintos, e inconscientes, las sensaciones internas). Aquí vemos como la dimensión fisiológica del cuerpo es fundamental en su teorización sobre la pasión.
La tendencia que existe, según Ribot, en el individuo se relaciona con un sustrato orgánico pero que no está exento de un grado de conciencia. De hecho, a lo largo del texto se puede observar como enlaza constantemente lo psíquico con lo físico, utiliza términos como "organismo psico-físico", "organismo mental", encontramos siempre las dos caras de la misma moneda.
Dirá entonces que "Lo que constituye la pasión no es sólo el ardor, la fuerza de las tendencias; es principalmente la preponderancia de la estabilidad de una cierta tendencia exaltada, con exclusión y en detrimento de las demás".
Esta tendencia se va a concretar en una idea fija que actúa como motor o inhibidor. Es activa, se presenta como un objeto o un fin que es conciente, un estado intelectual y afectivo.
Por último, Ribot plantea que existe una cooperación entre esta idea fija, y los procesos de asociación y disociación, la imaginación y ciertas operaciones lógicas en la constitución de la pasión. Con respecto a la asociación, Ribot postula que la idea funciona como punto de atracción de todos los elementos que la sostienen y mantienen, y la disociación elimina aquellos que no lo hacen o que le son extraños. En estrecha relación con la asociación se encuentra la imaginación, que él llama "creadora o constructiva" y presenta una organización de imágenes de las que se sirve la idea, representaciones que a su vez se acompañan por recuerdos afectivos, que Ribot pone en primer lugar argumentando que sin ellos la pasión no sería posible ya que al ser duradera se apoya en elementos del pasado y los recuerdos afectivos ejercen una gran influencia sobre la pasión reforzándola o reavivándola.
Si la tendencia se concreta en una idea fija y ésta se sirve de una asociación de elementos que se "ajustan" a su fin y se libra mediante la disociación de los que no, dice Ribot que existe una operación lógica en la pasión que consiste en un juicio de valor que realiza el sujeto para elegirlos o eliminarlos acorde a su fin, a su objetivo.
Siguiendo a Ribot (de hecho fue discípulo suyo) y desde la misma escuela, Dumas en su texto "Nuevo tratado de psicología" (1934) no desarrolla la pasión sino la emoción en términos de "choques emocionales" y en la que se observa una dimensión del cuerpo claramente fisiológica.
Su teoría de los choques emocionales se basa en que ante una situación, un estímulo inesperado que produce sorpresa y asombro, se genera un choque, un "choque emocional" utilizando sus propios términos, de lo que resulta la emoción, y lo cual provoca una reacción fisiológica.
En este punto se ve claramente como toma de Wundt la idea de que primero se produce la excitación emocional y luego la respuesta, excitación fisiológica. No hay, según su concepción, choque emocional sin efectos orgánicos: "El choque emocional es un hecho biológico profundo y complejo, en el que la causa psíquica original sólo desempeña un papel de desencadenamiento".
Dumas afirma que lo que produce el choque es el encuentro entre las tendencias y hábitos (que hasta el momento no eran concientes) con un estímulo que se presenta inesperadamente (el ejemplo que plantea es la noticia de la muerte de un amigo). Asimismo, plantea que "entre el choque inicial y la emoción intervienen esquemas representativos y de esta manera hay en el origen de la emoción, no solamente un choque, sino la interpretación más o menos rápida de la causa".
Dumas clasifica los choques emocionales en pequeños, medianos y grandes. Los pequeños consistirían en estados afectivos menores en intensidad, principalmente caracterizados por excitaciones más leves y corrientes en las que encuentra reacciones respiratorias y circulatorias, como en un sobresalto. Los medianos son los más intensos, la emoción que les sigue ya es una emoción propiamente dicha y más duradera, y cuya reacción consiste en un desequilibrio más intenso a nivel orgánico: aceleración del ritmo cardíaco y respiratorio, aumento o detención de los movimientos, etc.
Como aquí ya se habla de emoción propiamente dicha, entra en juego la representación, la cual puede hacer luego reaparecer la emoción. Los grandes choques son muy intensos, en los que estímulos muy fuertes provocan reacciones fisiológicas como desequilibrio, desorden en la motricidad, inhibición, entre otros. Están más ligados al bloqueo, a la parálisis.
Como se puede observar, en Dumas se presenta una unión de lo fisiológico con lo psicológico que es la emoción.
En 1976, Watson no va a abordar esta temática desde un nivel fisiológico sino conductual. Watson utiliza la observación como método y desde ella, va a decir que no se pueden observar las emociones, ni la conciencia, ni los instintos. Lo que se observa es la conducta, movimientos, reflejos. El individuo es un sujeto reaccionante, reacciona ante estímulos del medio. A medida que el individuo crece y se desarrolla en sociedad, esas respuestas o reacciones se van complejizando, "estandarizando", para utilizar un término suyo. Condicionando. Pero en definitiva, el sujeto reacciona y por lo tanto, las emociones serán consideradas por él también como reacciones.
En el texto que estudiamos aquí, "El conductismo", Watson afirma: "la vida emocional crece y se desarrolla como los demás equipos de hábitos". Considera que a cada estímulo le corresponde una respuesta, y que las conductas más complejas que se observan en la vida adulta se basan en este esquema que se ha ido condicionando.
A causa de la complejidad de las conductas en adultos, realiza una observación en niños muy pequeños a partir de lo cual descubre la existencia de tres tipos de respuestas emocionales cuyo origen no puede encontrarse en el aprendizaje y que conviene en denominar miedo, ira y amor (aunque preferiría llamarlas X, Z, e Y).
Watson observa que ante un ruido muy fuerte o la falta de sustentación (cuando el individuo no se encuentra preparado), se produce la respuesta de "miedo", reacciones como suspensión de la respiración, sobresalto del cuerpo, entre otras. Ante la restricción de los movimientos corporales se produce "ira", reacciones de rigidez corporal, coloración de la cara entre otros; y ante caricias, cosquillas, contacto físico afectuoso se produce la respuesta de "amor": risa, cese del llanto, etc. Estas tres serían las respuestas más básicas, incondicionadas, de las que luego surgirían las demás, provocadas por condicionamiento. Plantea que rápidamente éstas se repiten, se vuelven habituales y entran en juego mecanismos de transferencia, de sustitución, se socializan y se complejizan por condicionamiento.
Uno de los ejemplos que plantea es el de Alberto, un niño pequeño al que le presentan un conejo y tiende a tocarlo rápidamente, pero luego la presentación del animal se acompaña de un ruido fuerte, generando la respuesta de "miedo", que por presentarse junto al estímulo incondicionado: conejo, se repetirá en la nueva presentación del animal, aunque no fuera éste el causante de tal respuesta. La respuesta se condicionó.
Según su concepción, entonces, el individuo es un sujeto reaccionante, reacciona ante estímulos provenientes del medio ambiente y la vida emocional no cae fuera de esto. "La vida emocional del hombre se establece gradualmente por acción del ambiente", va a decir a modo de conclusión en el capítulo de su libro destinado a las emociones.
En Watson, encontramos una dimensión del cuerpo respecto de la emoción más ligada al movimiento en tanto respuestas observables (aunque también se dan internas, glandulares) y relacionada también con el aprendizaje, ya que el esquema estímulo-respuesta se repite, se torna habitual, se aprende y por aprendizaje, condicionamiento, se complejiza.
Recapitulando, podemos decir que desde las ideas de Darwin surge el concepto de vida y de organismo como una totalidad. Las elaboraciones respecto de las emociones, y en el caso de Ribot de las pasiones, se ligan más a lo biológico. Tienen siempre un correlato corporal en tanto que producen reacciones físicas tanto exteriores, observables, como interiores, más difíciles de observar.
Encontramos en Wundt, Ribot y Dumas su lado subjetivo, mientras que Darwin se centra en sus expresiones y Watson plantea la temática en términos conductuales de estímulo-respuesta. La dimensión corporal respecto de la emoción en Watson es conductual, el sujeto es sujeto de la conducta, sujeto reaccionante, no hay dualismos ni paralelismos sino respuestas, en tanto que en Ribot y Dumas se postula una dimensión más fisiológica.
Los movimientos corporales se encuentran presentes en las obras de todos estos autores, algunos se centran más en las expresiones de la emoción, como Darwin, y otros también consideran los cambios internos, como Wundt y Dumas.
El medio ambiente juega un papel importante en tanto que todo organismo requiere de un fuerte intercambio con él. En Watson provee de estímulos al individuo a los cuales reaccionará, en Dumas los estímulos provenientes del medio generan el choque emocional, en Wundt vemos como los sentimientos se apoyan en las sensaciones (aunque los primeros incluyen un lado subjetivo, más personal),
Darwin explica la historia filogenética de las acciones emocionales ligadas a los instintos que responden al medio (aunque hoy no tengan un valor adaptativo, se derivan de los instintos que lo tuvieron), y con respecto a Ribot, también considera que las condiciones del medio pueden favorecer a las tendencias.
Por último, se puede agregar que Watson en un momento también se refiere a las reacciones emocionales como inútiles y perjudiciales, lo que recuerda a Darwin en la medida que éste consideraba su ineficacia actual en relación a la supervivencia.
BIBLIOGRAFÍA
- DARWIN, C (1872) La expresión de las emociones en los hombres y en los animales Cap. 14 "Consideraciones finales y resumen", Madrid, Sarpe, 1987.
- WUNDT; W (1874) Compendio de Psicología, Cap.7 "Sentimientos simples", Cap. 12 "Sentimientos compuestos", Cap. 13. "Emociones".
- RIBOT, T (1907) Ensayo sobre las pasiones, Madrid, Jorro Editores
- DUMAS, G (1934) Nuevo tratado de psicología, Cap. 7: "La naturaleza de la emoción", Tomo II, Libro 3, "Los estados afectivos", Buenos Aires, Kapeluz, 1951.
- WATSON, J: El conductismo, Cap. VII y VIII "Emociones". ¿Existen los instintos humanos? Parte I y II, Buenos Aires, Paidós,1976.
Cecilia Czysezon
Facultad de Psicología – UBA
Fecha de entrega: 27/10/05
2do año de la carrera