La educación terciaria: Un análisis desde la sociología de la educación (página 2)
Enviado por seblaza
Para ratificar que las predicciones de la teoría del capital humano no se cumplieron citamos a Morgenstern:
"En Estados Unidos, pese al crecimiento espectacular de la economía, se viene acentuando la polarización social. Por una parte los salarios reales disminuyeron en todos los sectores, con excepción del financiero. Este descenso afectó tanto a los trabajadores cualificados como a los no cualificados, aunque en estos últimos es más acelerado y relativamente más importante".
La misma analista, al hablar de la economía de tiempo flexible sostiene que exige distribuir el conocimiento, independizarlo de las jerarquías, sería un patrimonio compartido, lo que está en las antípodas del cálculo que hace el actor racional en la teoría del capital humano cuando decide invertir en educación.
Es interesante analizar el I.E.S. Belgrano desde el punto de vista de la teoría de las redes de Boudelot y Estable, aunque estos se refieran básicamente a la escuela primaria. Pero cabe hacer la siguiente reflexión sobre este instituto terciario pero no universitario: ¿se lo puede considerar como la culminación de una carrera dentro de la red primaria, pero que no habilita para pasar a la red secundaria superior?
Pensamos que puede llegar a considerarse de tal manera ya que el propio P.E.I. de la institución, en varias ocasiones recalca la subordinación de los egresados de este instituto a los profesionales egresados de las universidades, y que son los destinados a la red secundaria superior. No se trataría, desde este punto de vista, más que de un alargamiento del proceso de escolaridad, el cual ya produjo en la fase primaria, la división en redes.
Como dicen estos autores, se les estaría impidiendo a estos estudiantes acceder a la cultura burguesa en todo su esplendor, invitando a cada uno a mantener su rango. Esto sin desconocer la transmisión de conocimientos y destrezas profesionales para fabricar el pueblo que se necesita.
Para Filmus en el proceso educativo hay dos dimensiones: una social y otra individual. Esto permite que en determinadas condiciones y en un mismo momento la educación puede ser un factor de reproducción social y a la vez de progreso personal para importantes sectores de la población. Podría ser este el caso de nuestro instituto, al otorgar credenciales subordinadas pero que a la vez permiten un ascenso social y económico.
Del mismo modo que lo hicimos con la teoría de las redes, corresponde hacer algunas apreciaciones respecto de la teoría de la correspondencia de Bowles y Gintis.
Sostienen estos autores que el sistema educativo, al integrar los jóvenes a los papeles laborales limita el desarrollo personal, ya que la escuela reproduce las relaciones que se dan en el medio laboral. Este instituto, al ofrecer una salida laboral con puestos subordinados a otros que corresponden al nivel universitario, de algún modo podría estar cumpliendo con esa tarea señalada por los autores citados. Limita así el desarrollo personal de los estudiantes perpetuando en sus conciencias la estratificación social, donde, si bien puede alcanzar niveles intermedios, no puede llegar a los superiores.
Al asumir puestos subordinados en la estructura laboral no participa en la toma de decisiones en las empresas. De este modo ayuda a legitimar la desigualdad económica y la orientación meritocrática de la educación.
A la vez, al dar satisfacción a sus necesidades por medio de las credenciales otorgadas, contribuye a la estabilidad del sistema eliminando las tensiones que provocan las necesidades insatisfechas.
Al pertenecer los alumnos de este instituto a la clase asalariada, ya que la gran mayoría de ellos trabaja, estarán destinados a los puestos de nivel medio pero no a los directivos. De esta manera contribuye a la perpetuación de la estructura de clases que exige la reproducción de la división jerárquica del trabajo.
No cabe duda de que la creación de este instituto superior está relacionado con el tema del credencialismo. Para Collins las mayores exigencias de educación formal se deben a la elevación de requisitos educativos para empleos ya existentes. Pero se debe hacer la salvedad de que las mismas tareas de antes, se realizan ahora con el aporte de las nuevas tecnologías, como la informática.
Por eso, si bien la esencia del trabajo no cambia, se requiere la acreditación de nuevas credenciales. Por ejemplo en el ámbito administrativo contable, al antiguo título de perito mercantil hay que añadirle conocimientos de computación, aunque sea en sus formas operativas más simples.
Para Thurow las cualificaciones necesarias se adquieren en el propio trabajo, lo que la educación formal debe hacer es garantizar la entrenabilidad de una persona, o sea que su adiestramiento tendrá menos costo que el de otro trabajador con menos credenciales.
Desde la perspectiva de otras teoría, y dado el enfoque del trabajo que hemos realizado y por las características de la institución analizada no hemos podido aplicar los análisis microsociológicos del contexto pedagógico, que hubieran sido de gran interés, pero para ello sería necesario un estudio particular y detallado del proceso educativo en el propio instituto. Por tratarse de un colegio terciario, de ingreso voluntario, no vemos, y no creemos que se produzcan casos de resistencia cultural.
La vida institucional de este instituto la podemos situar en el marco de la crisis de la sociedad salarial producida en los últimos años del siglo XX, que ha demostrado la vulnerabilidad del sistema fordista de producción.
Esta crisis se ha traducido en un gran aumento de la tasa de desempleo y una menor calidad de los trabajos. Si bien es aventurado hablar del fin del trabajo, como lo sostiene Rifkin, si podemos asegurar que hay una progresiva transformación del trabajo. Nuevas formas que se refieren al uso del tiempo y a las condiciones exigidas para cubrir los nuevos empleos.
Al trabajo fordista, previsible y de tiempo completo, que exigía conocimientos específicos y que no admitía la toma de decisiones por parte de los trabajadores, se oponen hoy nuevas formas de empleo. Éstas se caracterizan por los nuevos modelos en el uso del tiempo, así las modalidades de tiempo parcial, temporal y de autoempleo.
Los requerimientos de competencias también han variado, ahora son menos específicas, más abstractas y amplias, aplicables a distintas situaciones laborales, rápidamente adaptables a nuevas circunstancias y que permiten la toma de decisiones por parte de los trabajadores.
Hay que aclarar que la modalidad fordista no sólo no ha desaparecido, sino que sigue afectando a la mayoría de los trabajadores, aunque las nuevas modalidades avanzan inexorablemente, sobre todo en las industrias que usan tecnología de punta. También hay empresas donde el sistema es una mezcla de fordismo y producción flexible.
Las soluciones a los problemas que plantea esta crisis pueden se vistas desde una perspectiva individual, donde cada persona deberá procurarse la capacitación que le permita acceder a un empleo, mejorar el que tiene o simplemente mantenerlo. Esta es la visión del neoliberalismo salvaje, individualista, egoísta y falto de solidaridad.
También esta crisis se puede abordar desde un punto de vista social, como un problema de todos, que entendemos es lo correcto, ya que la crisis repercute no sólo en los afectados directamente sino en la sociedad toda.
En la crisis actual de nuestra sociedad, cuya gravedad no es percibida por todos, no se trata de salvarse solo, tirando a los demás de la balsa, sino de salvarse con todos. Dentro de esta visión social de la problemática actual podemos situar la creación, por parte del gobierno provincial, del I.E.S. Belgrano.
Una de las características de las nuevas formas de trabajo es la subcontratación, una cadena de subcontrataciones, hasta llegar a quien efectivamente realiza el trabajo, que puede ser una pequeña o microempresa, incluso unipersonal. Porque la tarea concreta a realizar es muy específica y de pequeña envergadura, aunque pueda formar parte de un gran proyecto. En este sentido nuestro instituto, de acuerdo a lo observado en el P.E.I., ofrece importantes oportunidades de empleo para ser realizados con autonomía.
También responde la capacitación brindada por el I.E.S., a tenor de lo expresado en el proyecto educativo institucional, a las nuevas exigencias de capacitación, y no solamente otorgar conocimientos técnicos específicos como lo planteaba el sistema fordista. El desarrollo de estas competencias son fundamentales en los tiempos que se viven actualmente, el ritmo vertiginoso de innovaciones tecnológicas, hace necesaria la actualización permanente de conocimientos. Sin el desarrollo de competencias amplias y básicas, es imposible la capacitación continua de los trabajadores.
Esta capacitación no sólo se refiere a los conocimientos específicos de la carrera, sino en un sentido general, por ejemplo estudio de idiomas y de otras culturas, fundamentales en un mundo globalizado.
Por eso hay que resaltar los convenios del M. Belgrano con otros institutos del medio para la capacitación en lenguas extranjeras. También en este marco debe ser considerado como algo positivo la inclusión en la currícula de disciplinas humanísticas, a las que se les da la importancia debida con la creación de un Departamento de Humanidades.
En el capitalismo de hoy, conocido como capitalismo del conocimiento, el capital más valioso de las empresas reside en el grupo de trabajadores del conocimiento, que son precisamente los que forma el instituto objeto de nuestro estudio. Viéndolo desde esta perspectiva, la oferta educativa el I.E.S. puede resultar muy atractiva para quienes quieran realizar estudios superiores, y para reafirmar esto citamos a Morgenstern:
"Crece la demanda de servicios estratégicos y en algunos sectores, como el informático, ya hay signos alarmantes de escasez de personal competente, como ocurre en Estados Unidos y Alemania".
Hoy en día hay algo más que se necesita, además de las calificaciones y los conocimientos específicos, para aumentar las posibilidades de empleo, es lo que algunos llaman "educación social", mucho más intangible que el propio conocimiento.
Algunos lo definen como personalidad carismática, lo que hace referencia a una serie de características que debe reunir la persona como sociabilidad, capacidad de trabajar en grupo, liderazgo, capacidad de asumir riesgos, enseñar, aprender y negociar, etc..
Muy importante para el desarrollo de estas cualidades, y para ir conociéndose el propio estudiante en situaciones laborales concretas son las pasantías. Ya que de otra forma no es posible desarrollar o cambiar ciertos aspectos de la personalidad, algo muy difícil de implementar en el propio colegio. De ahí la importancia de los convenios establecidos entre nuestro instituto de estudio y diversas instituciones y empresas del medio para la realización de pasantías.
Pero debemos aclarar que éstas se han instituido recientemente y que no todos los estudiantes las realizan.
También las carreras de informática y telecomunicaciones, y en menor medida la de diseño, que brinda el I.E.S. tienen que ver con los nuevos yacimientos de empleo. Estos se dan en muy variadas ramas de la economía y por lo tanto los caracteriza su heterogeneidad. Lo que tienen en común es que todos se generan a partir de nuevas necesidades individuales o colectivas que no están cubiertas o lo están parcialmente.
Si bien estos nuevos yacimientos de empleo obedecen a las reglas de la economía de mercado, están mucho menos expuestos a la competencia internacional, lo que facilita la generación de empleo y poder definir éste como el principal objetivo en su promoción por parte de los gobiernos.
Las dos primeras carreras mencionadas están ubicadas en la clasificación de la Comisión Europea en el grupo A (los servicios de la vida diaria) ítem 3 (las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación). Aunque en otro apartado Morgenstern lo considera no como nuevos yacimientos de empleo sino como mercados de trabajo en pleno auge, en los que la oferta de personas cualificadas resulta insuficiente.
También estas consideraciones hacen sumamente atrayente la oferta del instituto Manuel Belgrano, para las personas que quieran incorporarse a este relativamente reciente mercado laboral y vale la pena, para corroborar esto, citar a Morgenstern:
"El déficit de personal cualificado en el campo de las nuevas tecnologías está empezando a resultar alarmante para las empresas europeas. En Alemania, por ejemplo, no se pudieron cubrir cerca de 70.000 puestos durante 1999. El déficit es particularmente grave en el sector de Internet, debido a la expansión del comercio electrónico (International Herald Tribune, 1999)".
En la actualidad, al tratar el tema de la educación surge siempre, como solución mágica, la palabra "competencias". En el modelo fordista las tareas se descomponían en las operaciones más simples y se capacitaba específicamente para las mismas. Hoy están surgiendo tipos de trabajos que podemos considerar complejos, donde se necesitan distintos tipos de calificaciones, aptitudes y actitudes, donde la polivalencia y la rotación de ocupaciones son habituales.
Las tareas no se dividen sino que se integran, complejizándose. Por eso el centro de atención se ha focalizado en las competencias, un conjunto de saberes y características personales, que permiten desempeñarse en distintos ámbitos, adaptarse rápida y fácilmente a nuevas situaciones, y que permitan resolver problemas imprevistos. Y es fundamental que estas competencias puedan trasladarse transversalmente, de un puesto a otro, de una empresa a otra.
Estas competencias son imprescindibles para las nuevas modalidades de la producción flexible, definida por Coriat como la capacidad de fabricar sin una mayor reorganización productos diferentes, a partir de una organización básica de los equipos y con una reducida demora del ajuste (citado por Rodríguez Guerra).
Esto lo podemos considerar como las nuevas competencias empresariales, paralelas a las nuevas competencias laborales de los trabajadores. Evidentemente no se puede pensar en una producción flexible sin una fuerza de trabajo también flexible, y esto de logra por medio del desarrollo de las competencias.
En estas competencias se pueden distinguir dos niveles: las competencias de empleabilidad, o sea aquellas necesarias para obtener un empleo de calidad o para poder reciclarse. Son las habilidades básicas como expresión oral y escrita, matemática aplicada, capacidad de abstracción o pensar. Estas requieren una enseñanza sistemática y gradual. El otro nivel es el más difícil de enseñar, porque están relacionadas con las características personales, como capacidad de trabajar en grupo., liderar, negociar, atender clientes, manejar la diversidad cultural, etc..
Estas competencias son muy difíciles de desarrollar en una educación formal y en la propia institución, porque si bien requiere de conocimientos, también exige la práctica laboral e incluso necesita de la educación no formal. De ahí la importancia fundamental de las pasantías, al respecto dicen Gallar y Jacinto:
"Las pasantías, cuando la experiencia laboral es variada y está acompañada por un reflexión educativa, es un excelente vehículo para la adquisición de estas competencias".
Bidaux y Mercier, citados por Rodríguez Guerra, sostienen que las características esenciales del trabajo en la producción flexible, son la abstracción, la socialización y la gestión. Por abstracción se entiende una capacidad de lectura, de interpretación y de decisión a partir de los datos entregados por aparatos.
Socialización significa la interiorización de la nueva cultura de la producción, la capacidad de poner a disposición de los demás sus habilidades y conocimientos y también de aprender permanentemente de los demás. Gestión es la atribución dada a los trabajadores, en grupos o individualmente, de grados variables de autonomía para organizar y gestionar su propio trabajo. Conceptos que con otras palabras definen las competencias de los que hemos hablado anteriormente.
Para Rodríguez Guerra, hoy en día un trabajador cualificado no es tanto el que es especialista en una tarea o grupo concreto de tareas, sino más bien aquel que es capaz de aprender y adaptarse rápidamente a nuevas situaciones laborales. Se trata de favorecer un proceso permanente de aprendizaje y adaptación de las competencias.
Para las nuevas modalidades laborales el especialismo es considerado como nocivo. Para la producción flexible se trata de eliminar las rigideces jurídico institucionales, producto de las leyes laborales y los poderosos sindicatos a que dio lugar la modalidad fordista de trabajo. La otra rigidez que se trata de superar es la incapacidad de los trabajadores, preparados para una operación específica, lo que se remediaría con la nuevas cualificaciones que se intenta otorgar en los colegios.
La demanda ha variado en los últimos años, y a esto se debe a lo que se conoce como producción flexible. Ahora se solicitan productos diversificados y personalizados, de mayor calidad y por lo tanto se requieren lotes menores y no la producción masiva del modelo fordista.
Respecto del uso de la tecnología hay dos enfoques: tecnocrático y antropocéntrico: el primero trata de eliminar cada vez más el trabajo del hombre, dejándole solo tareas banales y un papel cada vez más pasivo Se da una polarización de las cualificaciones, porque en contraposición al trabajador anterior, está el trabajador supercualificado, que proyecta y mantiene los sistemas, y domina las tecnologías sofisticadas. El primer tipo de trabajador estaría relacionado con el sistema fordista.
El enfoque antropocéntrico busca una división de funciones entre el hombre y la máquina, que considere los puntos débiles y fuertes de cada uno. Considera al hombre no como objeto sino como sujeto, integrándolo al trabajo de manera sustancial, participando en la elección, definición y diseño de los sistemas junto con proyectistas y gerentes. Hay una revalorización del saber obrero.
Si los objetivos del P.E.I. del Manuel Belgrano se cumplen, indudablemente, en sistemas basados en esta visión, sus estudiantes tendrían cabida.
Los modelos adoptados varían mucho según los países, la rama de la actividad o de la industria de que se trata, de la tecnología disponible, de la mano de obra con que se cuente, y en última instancia, de las políticas adoptadas por las empresas.
Ya hemos visto las capacidades que se exigen a los trabajadores para la realización concreta de sus tareas, pero Segre habla de otro tipo de exigencias como responsabilidad, atención, compromiso e interés por el empleo. Esto es sin duda lo ideal, pero debe llevar una contraprestación de parte de las empresas, también estas deben atención, compromiso e interés hacia el empleado. Pero en el auge actual del neoliberalismo es muy difícil encontrar en las empresas esas actitudes hacia sus trabajadores.
En general en los países en desarrollo se da un uso predatorio de la mano de obra, con salarios bajos, altas tasa de rotación, poca inversión en entrenamiento y capacitación, con relaciones industriales autoritarias.
No podemos decir que tengamos en este instituto un caso de currículum oculto, pero algo así podemos considerar si tenemos en cuenta que en el caso de la carrera de telecomunicaciones no se pueden realizar prácticas por la falta de materiales, que las pasantías no se cumplen como se debiera, y que una porción no despreciable de los alumnos de sistemas no trabajan en lo suyo.
Existe la posibilidad de que estas circunstancias, más el fenómeno de la devaluación de las credenciales, resulten en la frustración de las expectativas de quienes ingresaron a la institución. También es probable que la visión del P.E.I. de la institución sea muy optimista en la formulación de sus objetivos, que quizás no están del todo de acuerdo con la realidad. Es más, quizás algunos extremadamente pesimistas en su visión de los institutos terciarios puedan pensar en una política del Estado para quedarse con su conciencia tranquila, pero tal vez con la convicción íntima de que no darán una gran oportunidad a los estudiantes.
Esto recuerda a la política de Margaret Tatcher en Gran Bretaña, donde a los desocupados generados por su política neoliberal se les daban cursillos instrumentales sabiendo que nos les servirían de nada. Esta última hipótesis (pesimista) se deberá estudiar en el futuro, ya que el fenómeno de los terciarios es bastante nuevo en nuestro país como para sacar hoy conclusiones definitivas.
También está relacionado con las expectativas posteriores de los alumnos con la obtención de un título secundario, si bien la gran mayoría manifiesta su intención de concurrir a la universidad, los trabajos de Filmus muestran que ese porcentaje se reduce enormemente en el grupo socioeconómicamente más bajo.
Un dato que nos parece contrastante es que dada la población escolar del instituto, conformada mayoritariamente por gente que trabaja, de las encuestas de Filmus resulta que Sistemas no está entre las más elegidas para continuar los estudios terciarios o universitarios, apareciendo recién el el quinto lugar de las preferencias.
Un dato que nos llamó poderosamente la atención es el que surge de las estadísticas que figuran el P.E.I. sobre la edad de los alumnos, y es que en primer año la edad promedio es de veinticuatro años, o sea que no se trata en general de alumnos recién egresados del polimodal, y ésto, relacionado con el alto porcentaje de estudiantes que trabajan, nos hace suponer que se trata de personas con fracasos universitarios, gente que comprendió que para insertarse laboralmente necesita más capacitación, o que se trate de alumnos del polimodal con serios problemas educativos que los llevó a repetir, y para esto podemos ver las estadísticas de Filmus sobre repitencia y sobriedad, que afectaban claramente al grupo de nivel más bajo. Pero al no disponerse de encuestas y estadísticas de la institución al respecto, sólo podemos hacer inferencias y dejar planteado el tema para una investigación posterior que nos parece muy interesente.
Esto puede implicar el juego con las ilusiones, expectativas y esfuerzos de los alumnos que provienen de niveles más bajos y sus familias. Ya Bowles y Gintis demostraron con sus estudios que la capacidad cognitiva no es lo fundamental para conseguir los mejores empleos; también hemos hablado de lo que se llama "educación social", fundamental en el mercado laboral actual; Bourdieu habla del capital cultural; otro dato importantes es el capital social dado por las relaciones familiares; por si esto fuera poco algunos neoliberales atribuyen las capacidades cognitivas a una cuestión genética hereditaria.
Lo que queremos decir con esto es que el hecho de que los hijos de familias de los niveles sociales más bajos accedan a títulos importantes, tienen pocas posibilidades de alcanzar los empleos que se merecerían de acuerdo a esas credenciales. Al respecto son reveladoras las palabras de Bourdieu:
"Efectivamente, tras un período de ilusión y hasta de euforia, los nuevos beneficiarios comprendieron en términos generales que, o bien no bastaba con tener acceso a la enseñanza secundaria para tener éxito en ella, o bien no bastaba tener éxito en ella para tener acceso a las posiciones sociales que los títulos escolares, y en particular el bachillerato, permitían alcanzar en otras épocas, es decir, en momentos en que sus equivalentes no recibían esa enseñanza secundaria."
Más adelante agrega el mismo autor:
"Los alumnos o estudiantes salidos de las familias más desprovistas culturalmente no tienen muchas posibilidades de obtener, al cabo de una larga escolaridad a menudo pagada con pesados sacrificios, otra cosa que un título devaluado; y si fracasan –lo cual sigue siendo el destino más probable para ellos-, quedan condenados a una exclusión sin duda más estigmatizadora y total que en el pasado: . . . "tuvieron su oportunidad". . . . Así, la institución escolar tiende cada vez más a presentarse ante las familias y los mismos alumnos como un engaño, fuente de una inmensa decepción colectiva: como el horizonte, esta tierra prometida que retrocede a medida que se avanza hacia ella."
Hasta aquí hemos desarrollado nuestro análisis sobre los dos principales actores implicados en el proceso educativo desde el punto de vista de las teorías del capital humano: el Estado y los estudiantes, Hemos dejado de lado los docentes, por no ser su papel tan decisivo en estas teorías, y que en realidad podrían asimilarse a la misma problemática de los alumnos.
Pero hay un cuarto actor que tiene una gran importancia visto desde el capital humano, y que es el beneficiario directo de los esfuerzos educativos del Estado y los alumnos. Nos referimos a las empresas, que usufructúan el capital adquirido por los egresados de las distintas instituciones educativas, pero que poco hacen por el sistema educativo en general. Nos vienen a la memoria las reflexiones de Iván Illich al respecto, si bien su teoría es bastante utópica para aplicarla de una manera general, parcialmente algunas de sus ideas podrían ser de utilidad.
Por ejemplo que en el sistema laboral actual el trabajador debe estar previamente acreditado para acceder al empleo, Illich propone que las empresas formen a los trabajadores sin que éstos pasen previamente por los colegios.
Es una idea interesante porque descongestionaría el sistema educativo y las empresas tendrían los trabajadores que ellas requieren, haciéndose cargo de la capacitación de los empleados. En un sentido más general este estudioso sostiene que las fábricas y todo tipo de unidad de producción (granjas, explotaciones agrícolas, de servicios, etc.) deben estar disponibles para todos aquellos que lo deseen para capacitarse.
De este modo las empresas cumplirían un fin social no servirían sólo para la acumulación de capital para unos pocos. Para corroborar estas ideas citamos a José Rivero:
"La presencia y los aportes de las empresas y de los empresarios siguen siendo una tarea pendiente en este esfuerzo colectivo. La educación como bien público y responsabilidad de todos sigue siendo asumida fundamentalmente por el Estado y por los hogares. Más aún, hay indicios fundados de que las empresas con mayores recursos en nuestros países destinan sus principales sumas en materias educativa no a sus operarios y trabajadores o empleados sino a sus núcleos de gerencias y directivos".
En nuestro país, dada su crónica inestabilidad económica y política, nunca se ha podido invertir en desarrollo humano de una manera directa como se hace en países desarrollados. Nos referimos por ejemplo a los préstamos que se otorgan a estudiantes para el cursado de sus carreras, y que estos, una vez recibidos, devuelven con lo que sus títulos les proporcionan. Por eso es importante la existencia de instituciones estatales de este tipo, que son gratuitas y por lo tanto dan la posibilidad a estudiantes de escasos recurso.
En el IES Manuel Belgrano sólo se requiere una contribución voluntaria para Cooperadora de $ 80 anuales, que en un 70% es abonada por los alumnos, aunque de estos solo un 50% paga el total y la otra mitad solo abona la mitad de la cuota anual al inscribirse, pero luego no abona el resto.
El gobierno de Mendoza, diagnosticando acertadamente un contexto mundial de cambio tecnológico acelerado y globalización, que trae aparejado un aumento importante del desempleo y el subempleo, alta desigualdad social y niveles de exclusión para grandes masas de gente (efectos a los cuales no escapa nuestra provincia); y además visualizando el creciente fenómeno de devaluación de credenciales (en especial del secundario), que implica que muchas personas, antes fácilmente empleables, ahora no encuentran empleos aceptables, decidió la creación del IES Manuel Belgrano, institución no universitaria con carreras cortas que responden mayormente a los nuevos yacimientos de empleo, que son los que pueden asegurar que sus egresados efectivamente encuentren trabajos sustentables y por lo tanto le transfieran dicha sustentabilidad a largo plazo a dicho terciario.
Para evaluar acabadamente la eficacia del estado mendocino en el logro de los mencionados objetivos nos falta un poco más de información, aunque de entrevistas con autoridades del IES Belgrano surge que la empleabilidad actual de sus egresados, en especial de la carrera de Sistemas, no está siendo la esperada, y quizás como consecuencia de ello está cayendo su matrícula, aunque probablemente aquí pueda llegar a haber más una saturación de la plaza mendocina en lo que respecta a la oferta educativa en la carrera Sistemas que un fracaso de dicho sector de las TICs como yacimiento de empleo en Mendoza.
Pero por otro lado, también de entrevistas con autoridades obtuvimos que el IES Belgrano se está expandiendo hoy en día hacia otras carreras, como por ejemplo con la creación del aula satélite en El Algarrobal en Diseño de Indumentaria, lo que marca que la realidad de los terciarios sigue en expansión, encontrando aún nichos interesantes donde expandirse.
Entonces queda para trabajos de investigación más profundos el análisis de la salida laboral de sus egresados, que de paso también servirán para testear si estos institutos sirven para la movilidad social ascendente o sólo para respaldar las ideas de las teorías crítico reproductivistas.
- PEI del IES Manuel Belgrano
- Filmus, "Estado, sociedad y educación en la Argentina de fin de siglo. Procesos y desafíos", la parte que habla sobre la teoría clásica de la sociología y su ramificación hacia la educación: el capital humano.
- Morgenstern, "La crisis de la sociedad salarial y las políticas de formación de la fuerza de trabajo"
- Rodríguez Guerra, "Exigencias educativas de la producción flexible"
- Segre, "Cambios tecnológicos y organizativos y sus impactos sobre la cualificación profesional"
- Gallart y Jacinto, "Competencias laborales: tema clave en la articulación educación-trabajo"
- Schultz, "La inversión en capital humano"
- Tenti Fanfani, diversos escritos sobre el tema "La escuela como un espacio de interacción"
- Tedesco, "Educar en la sociedad del conocimiento"
- Bello de Orellano "La educación en Iberoamérica"
- Filmus, "Cada vez más necesaria, cada vez más insuficiente"
- Bourdieu, "Los excluidos del interior"
TRABAJO REALIZADO PARA LA CÁTEDRA "SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN", DEL CICLO DE PROFESORADO PARA PROFESIONALES, FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS, UNIVERSIDAD NACIONAL DE CUYO, MENDOZA, ARGENTINA
Autor:
Lic. Sebastián Laza
(economista y docente)
Cdor. Juan Oliverio
(contador público y docente)
Lic. Daniel Berná
(historiador)
Agosto de 2005
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