Sobrevida y causas de mortalidad en los pacientes con enfermedad vascular cerebral en el Hospital Belén de Trujillo 1992 – 1996 (página 3)
Enviado por mario zapata
La hipertensión arterial, junto con la vasculopatía arteriosclerótica que la acompaña, es una causa común de muerte en casi todos los países en donde se ha realizado estudios (44). En nuestro trabajo, el 51,9% de los pacientes que fallecieron presentaron HTA, estuvo presente en el 31,9% de las EVC hemorrágicas y en el 20,0% de las isquémicas. Fue más frecuente en la HIC: 28,6% y en la trombosis: 17,3% Otros autores como Fonseca (45) refieren una mortalidad del 15% al final de un año, Perry y Rocella (46) reportan una mortalidad del 45% en un seguimiento hecho en el lapso de 15 años. Esta diferencia estaría dada por el inadecuado control de la HTA en nuestra población.
La presión arterial elevada acelera la aterogénesis y aumenta la incidencia de cardiopatía aterosclerótica y la lesión de los vasos intracraneales, de tal forma que cuanto más alta es la presión arterial, mayor es el riesgo de fallecer; se considera que la presión diastólica (PAD) es el factor pronóstico más importante (47, 48), tal es así que un incremento en la PAD de 10 mmHg aumenta el riesgo de muerte en el 86% de varones negros y en el 45% de los blancos. Existe una serie de factores de riesgo independientes que pueden modificar el pronóstico de la hipertensión, entre ellos destacan las alteraciones lipídicas, el hábito de fumar, el consumo de alcohol (7).
La mortalidad por cardiopatía tuvo una alta significación estadística en la EVC isquémica, con un 15,1% (x: 6,36, p < 0,05) en tanto que en las hemorrágicas representó el 9,2% Según los tipos, fue más frecuente en la trombosis con 11,9%, seguida de la HIC con 8,6% Chambers (42) y Griffith (6) señala que la cardiopatía es la principal causa de muerte en los primeros cinco años después de una EVC. Príncipe (33) encuentra en su estudio que el 41% de los decesos se debieron a eventos cardiovasculares.
La diabetes mellitus se encontró en el 5,4% de los pacientes que fallecieron, se presentó con similar porcentaje tanto en la EVC isquémica como en la hemorrágica: 2,7%, y según los tipos coincidió en la HIC y la trombosis con idéntico porcentaje: 2,7% Sasaki (19) encontró una mortalidad del 16,7% en un lapso de 9 años y uno de los factores que halló mayormente asociado a esta enfermedad fue la HTA. En relación al tipo de EVC, se encontró una mayor frecuencia en la EVC isquémica. La alta mortalidad es debido a que la diabetes mellitus acentúa la extensión y severidad de la ateroesclerosis (44).
Los antecedentes de EVC se encontraron mayormente en la EVC isquémica: 6,5% (x2: 4,73; p: 0,001) y fue más frecuente en la trombosis: 5,9% Las EVC hemorrágicas no presentaron mayor número de antecedentes debido a su alta mortalidad inicial (4), no así las isquémicas que cursan con una mayor morbilidad y sobrevida y son propensos a desarrollar nuevos episodios de EVC en el futuro (51); los cuales ensombrecen su pronóstico a la larga (4).
Las infecciones se presentaron en el 13,5% de los decesos. La bronconeumonía fue la complicación médica más frecuente y con una alta significación estadística, se presentó en el 11,3% de los decesos y fue más frecuente en la EVC hemorrágico que en la isquémica: 7,6% (x2: 4,48, p < 0,05) y 3,8% (x2: 4,68, p < 0,05) respectivamente. Compén (52) encontró que la mortalidad general fue del 29,2%, además en su trabajo, las infecciones respiratorias ocuparon el segundo lugar en frecuencia. Jhonston (38) encontró esta patología en el 3% de los pacientes. La gran diferencia con la literatura extranjera se debe al mayor acceso de dichos pacientes a los servicios de salud especializados y al mayor nivel socioeconómico en que cuentan. La morbilidad por esta patología se relaciona mayormente con las EVC isquémicas debido a que éstos presentan mayor tiempo de hospitalización y su evolución es más prolongada (53).
Los casos de sepsis que se presentaron en nuestros pacientes fueron por infección de vías urinarias (IVU) en el 100% de los casos. La mortalidad por sepsis representó el 2,2% de las EVC no hubo diferencia entre la EVC isquémica y hemorrágica, pues en ambas el porcentaje fue similar: 1,1%; el uso de catéter vesical en estos paciente contribuyó de manera importante a la génesis de infección, otros factores mencionados especialmente en los ancianos son: vaciamiento vesical insuficiente, diabetes mellitus, inmovilidad relativa o absoluta, en mujeres: deficiencia hormonal y modificaciones en los mecanismos de defensa vaginales, disminución de resistencia del epitelio uretral y vesical a las lesiones, metaplasia, y en el hombre: disminución de las propiedades antimicrobianas de las secreciones prostáticas (7, 52). (Cuadro N° 6)
Las cardiopatías fueron más frecuentes en las EVC isquémicas que en las hemorrágicas: 15,1% y 9,2% respectivamente. Según los tipos de EVC, la CAE estuvo presente en el 11,9% de los decesos y fue más frecuente en la trombosis: 7,6%, la FA representó el 4,9% del total y predominó en la HIC con 2,7%, la cardiopatía hipertensiva se encontró en el 4,9% de los casos y representó el 2,2% de las trombosis, el IMA en el 1,6% de los casos y estuvo presente en el 1,1% de las trombosis. Ogren (50) encontró una alta mortalidad para las CAE en hombres blancos. Moroney (51) en su reporte manifiesta que el paciente con EVC y fibrilación auricular tiene una mayor probabilidad de tener una recurrencia temprana de EVC, basándose en el estudio de Framinghan encontró que la recurrencia en los 3 0 primeros días en los pacientes con FA es del 16,7% Príncipe (33) al contrario del anterior autor, no halló una asociación entre FA y la recurrencia de un EVC, pero sí encontró significancia estadística entre FA y mortalidad, asimismo refiere que el IMA tiene una relación directa con la mortalidad y la recurrencia, lo cual es corroborado por el pobre pronóstico de vida en sus pacientes con que presentaron estas patologías, (cuadro N° 7)
La sobrevida en los pacientes fue variable respecto al tipo de EVC, tal es así que en nuestro estudio la EVC hemorrágica presentó un 49,1% de probabilidad de sobrevivir en los primeros 3 0 días en tanto que en la EVC isquémica lo fue en el 78,1% A los cinco años, la probabilidad para sobrevivir en los pacientes con EVC hemorrágica e isquémica se redujo a 23,8% y 55,2% respectivamente, como se puede evidenciar, los pacientes con EVC isquémica tuvieron una mayor probabilidad de sobrevivir que las hemorrágicas después de 5 años de seguimiento (log-rank x2: 37,13, p: 0,000). NOAH (54) establece de manera global para las EVC que la sobrevida después de los 30 primeros días es del 66% aproximadamente, pero más de la mitad de las víctimas de una EVC sobreviven más allá de los cinco años. Farreras (7) y Robbins (4 7) encontraron para las EVC hemorrágicas una sobrevida del 60% para los primeros 3 0 días; para las EVC isquémicas, la sobrevida en el primer mes es alrededor del 80-85%, el 60% llega a sobrevivir más allá de los 3 años y la mitad de éstos más allá de los 5 años. Se considera que los pacientes que sobreviven a una hemorragia inicial tienen en general una pronóstico de recuperación funcional mejor que en las EVC isquémicas, probablemente debido a que las hemorragias tienden a separar el tejido en planos de segmentación y no a destruirlo, por tanto, la resolución de la masa del hematoma se puede acompañar por una notable recuperación de la función (4), no obstante, las personas con EVC hemorrágica que sobreviven el primer EVC, muchos experimentan re sangrado o vaso espasmo (54) . Por todo esto, las personas con una EVC isquémica tienen una mejor oportunidad para la supervivencia que aquellos que han experimentado una EVC hemorrágica. (Tablas Nos. 1 y 2)
En relación a las secuelas funcionales, tenemos que aquellos pacientes que recuperaron en gran medida su funcionalidad tuvieron una alta probabilidad de sobrevivir, llegando al 84,6% en el caso de la EVC hemorrágica y al 96,9% en el caso de las isquémicas, los que presentaron recuperación parcial tuvieron un 32,0% de probabilidades de sobrevivir para las EVC hemorrágicas y 59,3% de las isquémicas, en tanto que el 100% de los pacientes con EVC hemorrágica que no recuperaron su funcionalidad fallecieron y sólo 5,9% de las isquémicas llegaron a sobrevivir. Por lo tanto, los pacientes que pudieron recuperar en gran parte su funcionalidad tienen una mayor probabilidad de supervivencia en relación a aquellos que no la recuperaron. La falta de movilidad que conlleva un déficit funcional condiciona la aparición de infecciones como septicemias por IVU, infecciones respiratorias y tromboembolismo pulmonar, tal como lo reportan otros autores (12, 4). (Tablas N° 3 y 4).
El papel de la rehabilitación precoz es muy importante para reducir al mínimo las secuelas funcionales, reeducar al paciente en sus faenas de aseo y en la vida cotidiana; los estudios comparativos en cuanto al resultado final entre un servicio altamente especializado y otro con personal no entrenado, pero con gran dedicación y apoyo familiar, no muestran diferencias significativas de manera estadística, otro tanto ocurre con la recuperación de los trastornos del lenguaje (afasia) que no precisan, aunque sería ideal, de una unidad de logopedia, tal como lo manifiesta Zarranz (4). Esto es muy importante para estimular el papel activo del personal de los pequeños centros de salud para que brinden cobertura de rehabilitación a los pacientes con secuela funcional por EVC y que no pueden acceder a centros especializados por razones económicas, disponibilidad del tiempo de los familiares o transporte, asimismo, preparar a los familiares y al paciente para que comprendan la evolución lenta de la enfermedad y colaboren con el proceso de rehabilitación.
Conclusiones
1. De los 185 pacientes con EVC 51.9% correspondieron a las EVC isquémicas y 48.1% a las hemorrágicas, según el mecanismo de lesión, la trombosis ocupa el primer lugar (41.6%) seguida de la HIC (37,3%). No hubo diferencia global en cuanto al sexo para las EVC isquémicas y hemorrágicas: 50,3% y 49,7% respectivamente, la HIC y las trombosis predominaron en ambos sexos. La edad promedio general fue de 64 años.
2. El estudio de la mortalidad se realizó sobre el total de 185 pacientes con EVC. La mortalidad general fue del 60,5% (112 pacientes) fue más frecuente en la HIC en el 30,8%.
3. La mayor mortalidad se presentó a partir de la 6a. década de la vida.
4. Según el sexo, hubo un ligero predominio de la mortalidad del sexo femenino en relación al masculino: 30,8% y 29,7% respectivamente.
5. Durante la primera semana, las complicaciones médicas fueron las responsables del 8,1% de los decesos en la EVC hemorrágica y en el 4,3% de las isquémicas. En ambos tipos de EVC estuvieron asociados a las causas neurológicas, la HTA, diabetes mellitus y cardiopatía principalmente.
6. A partir de la segunda semana, las complicaciones médicas: HTA, cardiopatía, diabetes mellitus, las infecciones de vías respiratorias y urinarias, fueron las que predominaron abrumadoramente. Estuvieron presentes en el 17,3% de las EVC isquémicas y en el 20,0% de las EVC hemorrágicas.
7. La HTA estuvo presente en el 31,9% de las EVC hemorrágicas y en el 20,0% de las isquémicas. Fue más frecuente en la HIC: 28,6% y en la trombosis: 17,3%
8. La mortalidad por cardiopatía se encontró mayormente relacionado en la EVC isquémica: 15.1% (X2=6.36, p<0.05). La cardiopatía aterosclerótica es las más frecuente: 11,9% se presentó en el 7,6% de las trombosis, le siguen la cardiopatía hipertensiva y la fibrilación auricular con igual porcentaje: 4,9%, la primera predominó en la trombosis con 2,2% y la segunda en la HIC con 2,7%
9. La diabetes mellitus se presento en el 5.4% de los decesos, se presentó tanto en la EVC isquémica y hemorrágica con 2,7% y según los tipos fue más frecuente en la HIC y la trombosis.
10. Los antecedentes de EVC se encontraron mayormente en la EVC isquémica: 6,5% y estuvo presente en el 5,9% de las trombosis.
11. Las infecciones estuvieron presentes en el 13.5% de los decesos. La bronconeumonía se presentó en 11.3% de los fallecimientos y fue más frecuente en la EVC hemorrágica que en la isquémica: 7,6% (X =4.48, p<0.05) y 3.8% (X2=4.68, p<0.05) respectivamente. La sepsis por IVU representó el 2.2% de las muertes, se presentó con similar porcentaje tanto en la EVC isquémica como en la hemorrágica: 1,1%
12. La sobrevida a los 30 primeros días fue del 49.1% para las EVC hemorrágicas y del 78.1% para las EVC isquémicas. A los cinco años la probabilidad de sobrevida en los pacientes con EVC hemorrágica e isquémica se redujo a 23.8% y 55.2% respectivamente. Los pacientes que tuvieron mayor probabilidad de sobrevivir fueron los que recuperaron su funcionalidad: 84.6% en el caso de las EVC hemorrágicas y en el 96.9% de las isquémicas, los que presentaron recuperación parcial: 32.0% de las hemorrágicas y el 59.3% de las isquémicas tienen probabilidad de sobrevivir, en tanto que ninguno de las EVC hemorrágicas que no recuperaron su funcionalidad sobrevivieron a los cinco años y sólo el 5.9% de las isquémicas lo lograron.
Referencias bibliográficas
1. Fattorusso V, Ritter O, Aramendia P, Miroli A. Vadenecum Clínico 7a ed. El Ateneo S.A. Barcelona, 1989: 1025-30
2. Berkow R, Fletcher A. El Manual Merck. 8a ed. Ediciones Doyma: Barcelona, 1989: 1534-44
3. Uribe C. Enfermedad Cerebro Vascular. En: Neurología de Restrepo. 5a. ed. Corporación para Investigaciones Biológicas: Medellín, 1977: 300-27.
4. Zarranz L. Neurología. Doyma Libros S.A.: Madrid, 1955: 237-90.
5. Herrea M. Clasificación de los pacientes con ataque cerebrovascular (ACV). Rev. Per. Neurol: 1996; 2(1): 47-57.
6. Mark D. Griffith J. Los 5 minutos en la consulta de atención primaria. Waverly Hispánica S.A. Buenos Aires, 1995: 18-9
7. Bermejo F. Accidentes vasculares cerebrales En: Medicina interna de Farreras – Rozman. 13a ed. Mosby/Doyma S.A.: Madrid, 1995: 237-90.
8. Kirschbavn K. Prevalencia de la enfermedad cerebrovascular en Chile – Rev. Chil. neurosiquiat. 1990; 38(2): 116-25.
9. Chiofalo N, Kirschbavn K. Prevalencia de la enfermedad cerebrovascular en Santiago de Chile. Rev. Chil. neuropsiquiat. 1992; 30(2): 149-51.
10. De Bustos M, Burges J. Enfermedad cerebrovascular: Registro de datos del servicio de neurología. Hospital universitario de Caracas. Rev. Venez. neurol. neuroc. 1991; 5(2): 75-80.
11. Houger K, Balossi J. Mortalidad por enfermedad cerebrovascular en Argentina: 1962 – 1985. Rev. neurolo. Argent. 1992; 17(2): 45-55.
12. Bonomi Z. Mortalidad del síndrome agudo vascular encefálico (S.A.V.E.) en la provincia de Cordova y departamento capital, años 1979 a 1990. Rev. Argent. 1994; 3(6): 314-23.
13. Bruno A. Willian L, Briller J. Hypertension and cerebro vascular disease. Cardiol. Rev. 1995; 3(6): 314-23.
14. Campos V, Santos J. Cholenteral blood fevels in patients with ischemic and hemorragic cerebrovascular disease. Rev. ecuat. neurol. 1995; 4(1-2): 4-6.
15. Postiglione A, Napoli C. Hiperlipidemia and atheroscle-rotic cerebrovascular disease. 1995; 6(4): 236 – 42.
16. Ogren M, Hedblad B, Isacson J, Janson L, Jungquist G, Lindells. Ten years cerebrovascular, morbily and mortaly in 68 year oldmen with asymptomatic carotid stenosis. Br med. J. 1995; 320 (6990); 1294 – 98.
17. Strandgaard S. Paulson O. Cerebrovascular damage in hypertension J. Cardiovasc. 1995; 2(1): 34 – 9.
18. Sasaki A, Horichu N. Hasegawck K. Vehare M. Mortality from coronary heart disease and cerebrovascular disease and associated risk factor un diabetic patient in Osaka District. Diabetes rev. chin, pract. 1995; 27(1): 77 -83.
19. Puddu P, Bastagli Z, Massarelli G, Muscari A. Coronary and cerebrovasuclar atheroclerotic: Two aspects of the same desease or two different pathologies. Arch. geront geriatr, 1995; 20(1): 15-22.
20. Kanel W, Wolf P, Verter J, Me Ñamara P. Epidemiologie assesment of the role of blood pressure in stroke: The Framinghan Study. JAMA. 1996; 276 (15): 1269 – 78.
21. Bradley S, Hart R, Sherman D. Cholesterol lowering and the risk of stroke. Archives of internal medicine. 1996; 156 (2): 214 – 15.
22. Rorh J, Kittner S, Feeser B, Hebel R, Weinstein A. Traditional risk factor and ischemic stroke in young adults: The Baltimore Washington Cooperative young stroke study. Archives of neurology. 1996; 53(7): 603-607.
23. Adams H, Kapelle J, Biller J, Lee Gordan. Ischemic stroke in young adults: Experiencie in 329 patient enrolled in the Iowa Registry of Stroke in young adults. Arch. neurol. 1995; 52(5): 491-95.
24. National high blood pressure education program. The sixth report of the joint national committee on prevention, detection, evaluation, and treatment of high blood pressure. Bethesda, MD: U.S. Department health and human services, national heart, lung, and blood institute. NIH publication N° 9 – 4080, 1997.
25. Valdivia H. Nuevos criterios para el diagnóstico y control de la diabete mellitus. Diagnóstico. 1998; 37 (2): 74-82.
26. Norman G, Streinner D. Bioestadística. Mosby/Doyma S.A., Madrid, 1996: 150 – 61, 182 – 94.
27. Guerrero R, Gonzales C, Medina E. Epidemiología. Fondo Educativo Interamericano: Bogotá, 1981: 144 – 45.
28. Cabrera V. Factores de riesgo en pacientes ingresadas por ACV en el HRDT 1981 – 83. Trabajo de investigación para optar el título de especialista en Medicina Interna. 1985.
29. Honorio R. Accidentes cerebrovasculares: Factores de riesgo en el Hospital Belén de Trujillo. 1988 – 1990. Tesis para optar el grado de Bachiller en Medicina Humana. 1991.
30. Compen L. Huaman J, Rojas E. Evaluación de los principales factores de riesgo en pacientes con accidente cerebrovascular. An Med. H.V.L.E. 1992; 6(1 -2) ; 43 – 50.
31. Schulz H, Bayona J. Accidentes cerebrovasculares: Estudios clínico-epidemiológicos en el Hospital Regional Docente de Trujillo (1979 – 1984). Tesis para optar el grado de Bachiller en Medicina Humana. 1986.
32. Prencipe M, Culasso F, Razura M, et al. Long-term prognosis after a minor stroke, 10 year mortality and major stroke recurrence rates in a Hospital – Based Cohort Stroke. 1998; 29: 126 – 32.
33. Altamirano J, Castañeda C. Epidemiología intrahospitalaria del Instituto de Ciencias Neurológicas durante 1992. Rev. Med. Herd. 1994; 5(2): 80-5.
34. Juvela S. Prevalence of risk factor in spontaneus intracerebral hemorrage and aneurysmal subarachnoid hemorragie. Arch. Neural. 1996; 53(8): 734-40.
35. Lacerda A. Estenoz J. Muerte precoz en la hemorragia subaracnoidea aneurismática. Rev cubana. cir. 1998; 37(2): 81 – 5.
36. Melcon M, Vergara R, Mucci A. Perfil de mortalidad en junan: enfermedad cerebrovascular (set/1991 ene/1993). Rev. neurol. argent. 1995; 20(2): 42-8.
37. Jhonston K, Li J, Lyden P. et. al. Medical and neurological complications of ischemic stroke. 1998; 29: 447 – 53.
38. Davenport R et. al. Complications after acute stroke. Stroke. 1996, 27:415-20.
39. Silver F, Norris J, Lewis A, et. al. Survival and recurrence following stroke: A prospective review. Stroke. 1984; 15: 492-96.
40. Bounds J, Wiebers D, Whisnant J. Mechanisms and timing of death from cerebral infarction. Stroke. 1981, 12: 474-77.
41. Chambers B, Denmes M, Wellwood I. Prognosis od acute stroke. Stroke, 1996; 27:415-20.
42. Sacco R, Wolf P, Kanel W. Survival and recurrence following stroke: The Framinghan Study. Stroke: 1982, 13: 290 – 95.
43. Bendett E, Schwartz S. Vasos sanguíneos. En: Patología de Rubin – Farber. Editorial Panamericana: México, 1990: 430 – 34.
44. Fonseca T, Cortes P, Monteiro J. 0 accidente vascular cerebral agudo e a hipertenso arterial. Estudo prospectivo com 248 doertes. Rev. Part. Cardiol. 1996; 15 (7-8) : 565-73.
45. Perry H, Rocella E. Conference report on stroke mortality in the Southeastern United States. Hypertension. 1998, 31: 1206-15.
46. Cotran R, Kumar V, Robbins S. Patología estructural y funcional. 4a. ed. Iteramericana Me Graw – Hill, 1989: 1117 – 1124.
47. Bruno A. Hypertension and cerebrovascular disease. Cardial. rev. 1995; 3(6): 314-23.
48. Antonicelli R, Gesuita R, Pacianori E. Epidemiological aspeets os isolated systolic hypertension in the elderly population as cerebrovascular risk factor. Arch. gerontol – geriatr. 1995; 20(1): 87 – 91.
49. Ogren M, Hedblad B, Isacson S. Ten year cerebrosvascu-lar morbidity and mortality in 68 year oíd men with asymptomatic carotid stenosis. Br-med-J, 11995; 310 (6990): 1294 – 98.
50. Moroney J, Bagiella E, Myunghee. Risk factors for eraly recurrence after ischemic stroke. Stroke. 1998; 29: 2118-2129.
51. Compem L. Infecciones bacterianas intrahospitalarias en pacientes con accidente cerebrosvascular. An. Med. H.V.L.E. 1990; 4(1): 15-19.
52. Pelaez M. Infecciones nosocomiales en pacientes adultos con enfermedad vascular cerebral en el Hospital Belén de Trujillo, 1998 – 1996. Tesis para optar el grado de Bachiller en Medicina. 1997.
53. NOAH. Pregúntale a NOAH sobre la cardiopatía 1996. En Internet: cerebrovasc.htm
F231.DOC
Anexo
ANEXO N° 1
DISTRIBUCIÓN DE LOS PACIENTES CON EVC SEGÚN MEDIO DIAGNOSTICO UTILIZADO
H.B.T. 1992 – 1996
ANEXO N° 2
DISTRIBUCIÓN DE 185 PACIENTES CON EVC SEGÚN OBESIDAD – MUERTE
HBT 1992-1996
X = 0.30 P=0.58 X = 0.14 P=0.71
ANEXO N° 3
DISTRIBUCIÓN DE 185 PACIENTES CON EVC SEGÚN CONSUMO DE TABACO – MUERTE
HBT 1992- 1996
X = 0.27 P=0.6
X = 0.14 P=0.71
ANEXO N° 4
DISTRIBUCIÓN DE 185 PACIENTES CON EVC SEGÚN CONSUMO DE ALCOHOL – MUERTE
HBT 1992-1996
X = 0.03 P=0.86
X =1.59 P=0.21
ANEXO N° 5
DISTRIBUCIÓN DE 185 PACIENTES CON EVC SEGÚN HIPERLIPIDEMIA – MUERTE
HBT 1992- 1996
X = 0.65 P=0.79
X = 0.29 P=0.58
ANEXO N° 6
PROTOCOLO DE RECOLECCIÓN DE DATOS
FILIACIÓN
NOMBRE: ……………………………………………………………………………………………………..
EDAD: ………………. SEXO: ………………. HC1:………………………………
DOMICILIO: ………………………………………………………………………………………………….
FECHA DE INGRESO: ……………………………………………………………………………………..
TIEMPO DE ENFERMEDAD: …………………………………………………………………………….
TIPO DE EVC: ISQUÉMICO ( )
HEMORRÁGICO ( )
TIPO DE DIAGNOSTICO EMPLEADO
CLÍNICO ( )
PL ( )
ARTERIOGRAFIA ( )
TAC ( )
OTROS ( )
ESPECIFICAR:……………………………………
TIEMPO DE SOBREVIDA:………………………………………………………………………………………
DÉFICIT FUNCIONAL: RESOLUCIÓN:
RECUPERACIÓN PARCIAL:
AUSENCIA DE RECUPERACIÓN:
CAUSAS RELACIONADAS DE MORTALIDAD:
HTA ( ) CARDIOPATÍA ( )
DIABETES ( ) TIPO: …………
HIPERLIPIDEMIA ( ) CONSUMO ALCOHOL ( )
CONSUMO DE TABACO ( )
OBESIDAD ( )
Autor:
Segundo Percy Zapata Mendo
Asesor: Dr. Juan Luis Uribe Uribe
ESCUELA DE MEDICINA
FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA LIBERTAD
TRUJILLO – PERU
1999
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |