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Inmigración y literatura: Festejos


Partes: 1, 2, 3, 4

    1. Cruce del Ecuador
    2. Fiestas patrias argentinas
    3. Fiestas patrias de los inmigrantes
    4. Fiestas tradicionales de los inmigrantes
    5. Fiesta del Inmigrante
    6. Fin de Guerra
    7. Inicio de las Guerra de la Malvinas
    8. Creación e independencia de Israel
    9. Cumpleaños
    10. Año Nuevo
    11. Carnaval

    En este trabajo me refiero a algunos de los festejos en los que participan –en el barco y en la nueva tierra– los inmigrantes y sus descendientes. Cito información acerca de festejos no religiosos -Cruce del Ecuador, Fiestas patrias argentinas, Fiestas patrias y tradicionales de los inmigrantes, Fiesta del Inmigrante, aniversarios, Fin de Guerra, Creación e independencia de Israel, cumpleaños, Año Nuevo y Carnaval-, ya que de algunos de los festejos religiosos me ocupo en el trabajo "Inmigración y literatura: religión", publicado en este sitio.

    Me refiero asimismo a festejos no relacionados con la religión que son rechazados por algunos inmigrantes.

    Tomo como fuente textos literarios, memorias, biografías, investigaciones, artículos periodísticos y testimonios de los inmigrantes y sus descendientes.

    Los festejos no religiosos -Cruce del Ecuador, Fiestas patrias argentinas, Fiestas patrias y tradicionales de los inmigrantes, Fiesta del Inmigrante, aniversarios, Fin de Guerra, Inicio de la Guerra de las Malvinas, Creación e independencia de Israel, cumpleaños, Año Nuevo y Carnaval- son algunas de las ocasiones en las que se evidencian las costumbres que los inmigrantes trajeron de sus tierras; son circunstancias en las que ellos y sus descendientes exteriorizan su alegría y su agradecimiento a la nación que los recibió.

    Me refiero asimismo a festejos rechazados por algunos de los inmigrantes, por diferentes motivos. No me ocupo de los festejos religiosos, ya que reuní información sobre algunos de ellos en el trabajo "Inmigración y literatura: religión", publicado en este sitio. Tomo como fuente textos literarios, memorias, biografías, investigaciones, artículos periodísticos y testimonios de los inmigrantes y sus descendientes.

    Cruce del Ecuador

    Al pasar la línea del Ecuador –relata el valesano Johann Bodemann, en 1857-, los pasajeros debían someterse a una costumbre marinera: "El trece de junio habíamos pasado el ecuador, y estábamos del otro lado del hemisferio. Los marineros hicieron un gran fuego para festejarlo. Al día siguiente nos hicieron saber que todos debíamos someternos al bautismo de la línea, como era la costumbre sobre todos los barcos que cruzaban la línea del ecuador.

    Las personas adultas tenían que sentarse sobre una silla, mientras los marineros llegaban disfrazados: uno como cura con un gran libro en las manos, otro como peluquero con una navaja de madera, seguido por tres o cuatro hombres con grandes baldes de agua, y un último con una sábana mojada que arrollaba de esta manera: el peluquero pintaba de negro el cuerpo del bautizado y lo rascaba con un cuchillo de madera. De pronto surgían detrás de él, los hombres con baldes de agua que vaciaban sobre la cabeza del bautizado. Después el cura inscribía el nombre y el apellido en el gran libro. Una vez esto cumplido, el capitán llegaba y le hacía beber aguardiente. Fue así con cada uno de los hombres, fueran presidentes de la comuna o simples ciudadanos. Después le tocó el turno a los marineros, y para terminar, al capitán. Muchos rehusaron este juego, pero fueron más maltratados que los voluntarios. En cuanto a las personas del sexo femenino se les pedía solamente descalzarse y mojarse los pies en un balde de agua fría. A los chicos no se les hizo nada. Después los marineros nos pidieron la propina, se vistieron con trajes de fiesta y se divirtieron" (1).

    Notas

    Bodemann, Johan: "Viaje sobre el mar", en Vernaz, Celia: La Colonia San José. Santa Fe, Colmegna, 1992.

    Fiestas patrias argentinas

    En su cuento "Mate amargo", Samuel Glusberg alude a los festejos del Centenario de la Revolución de Mayo: "Antes del primero de mayo –día señalado para inaugurar su nuevo comercio– el tío Petacovsky descargaba en su casa cerca de un millón de láminas entre estampas para cuadros, retratos, alegorías patrióticas, copias de monumentos y tarjetas postales. Las ventas fueron iniciadas enseguida. Varios viajantes se encargaron de las provincias, y el tío Petacovsky de la capital. Durante seis meses las cosas anduvieron a todo trapo. Mas no obstante esa actividad y las proporciones que alcanzaron las fiestas del centenario en toda la República, el negocio fracasó" (1).

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